—JiHan, señora —dijo el felino
apresuradamente. —JiHan fue herido de gravedad.
JiYoung e InHa salieron
abruptamente de la habitación, dejando olvidados a sus invitados. Minutos
después, un ajetreo se escuchaba por la habitación contigua. Varios hombres
transportaban el cuerpo de otro hombre mucho más grande. Ninguno de los lobos
presentes dudó que ese fuera uno de los líderes. Recostándolo en un mullido
sofá, InHa limpiaba con delicadeza las heridas, mientras JiYoung acariciaba su
cabello y susurraba palabras tiernas.
Cuando los guerreros se hubieron
ido, quedando solo un par de guardia, los curiosos lobos asomaron la cabeza.
YunHo avanzó preocupado hacia su amigo.
—¿Qué está sucediendo InHa?
El gran felino lo miró por un
momento, como si se hubiera olvidado de sus invitados, y, es que así era. —No
lo sé, YunHo. No lo sé.
El hombre llamado JiHan, estaba muy
herido, tenía varios golpes por todos lados, pero lo más preocupante era una
fea herida en uno de los costados, que sangraba profusamente.
—¿Por qué no se cierra? —preguntó
JiYoung con un tono desesperado. Era normal que heridas como aquella comenzaran
a cerrarse pasados unos minutos, pero en lugar de eso, la herida de JiHan se
mantenía abierta y sangrando tal como al principio. Su cara estaba comenzando a
ponerse de un blanco tiza. —¿Qué pasa con el médico? ¿Dónde está?
—Se encuentra en los límites
norestes. No será capaz de llegar hasta dentro de 30 minutos, señora.
Un grito ahogado surgió de su
garganta. En ese tiempo, JiHan podría morir a causa de la cantidad de sangre
que perdía a cada segundo.
—Yo puedo ayudar —susurró una suave
voz.
Todos en la habitación giraron sus
rostros hacia la suave voz que hablaba. Los dos guardias emitieron un sonoro
ronroneo al ver el lindo rostro del lobo. YunHo soltando un bajo gruñido, se
colocó frente a JaeJoong, bloqueando la vista a los otros dos felinos. Sin
embargo, JaeJoong dio un paso al frente y con más potencia volvió a pronunciar:
—Yo puedo ayudar.
JaeJoong espero hasta que los dos
felinos junto a JiHan accedieron para acercarse. Colocando sus manos sobre la
herida, hizo su luz salir, cerrando así las heridas.
—Ahora necesita descansar —dijo
suavemente JaeJoong, retirándose. Su aspecto se tornó lívido y frágil. YooChun
lo tomó por los hombros, ayudándolo a sentarse en una de las muchas mullidas
almohadas.
YunHo quería gruñir, para ser más
exactos deseaba poder arrancarle la piel al joven lobo que sostenía a su
pareja. Inhaló fuertemente para tratar de controlarse, no creía que JaeJoong se
viera complacido al destrozar la garganta de un ¿conocido? ¿Podría llamarle
así? ¿Qué sucedía si era más que un simple conocido? ¿Y si él hubiera
disfrutado de las delicias que su JaeJoong ofrecía? A juzgar por lo que veía,
se les notaba muy íntimos. ¡Oh, demonios! YunHo sabía que mataría a todo aquel
que hubiera tocado a JaeJoong. Y sin embargo, por ahora, la prioridad era
mantenerlo a salvo.
Dúctiles gimoteos se escuchaban por
la habitación. Los felinos también parecían sorprendidos al encontrar el origen
de estos. Junto a JaeJoong el cachorro marrón gimoteaba enredándose en sus piernas.
Las blancas manos de JaeJoong acariciaban su pelaje y sus ojos lo veían con
inmenso amor.
YunHo, con todo el ajetreo había
olvidado al cachorro, pero, al menos le complacía que, al igual que a él, los felinos no fueron capaces de
percibir su aroma hasta que este estuvo frente a ellos. YunHo recordaba que ese
relicario, que colgaba del cuello del cachorro, le pertenecía a JaeJoong;
recordaba también, las extrañas hierbas que entumían su nariz, pero aún así se
podía percibir un ligero aroma, cosa que no sucedía con el cachorro, hasta que
casi enterrar la nariz en su pelaje para captar su aroma. Los felinos no
preguntaron el porqué el cachorro no había cambiado a su forma humana, aunque
fuera un poco extraño.
Después de un té caliente y algunos
emparedados, que el cachorro devoró ávidamente, JiYoung decidió hablar.
—Cuando pasaste hace una hora por
aquí, todo estaba como siempre ha estado, en relativa calma, pero…
—Fuimos atacados justo después
—irrumpió InHa. —Por lobos.
—No tuve nada que ver, lo juro —se
apresuró a aclarar YunHo.
—Sabemos eso —replicó InHa. —Estos
lobos atacaron por la parte noreste. Además eran mercenarios.
—Tengo entendido que tu manada ha
entrado en guerra con la manada del Norte —JiYoung habló. —Suponemos que estos
lobos fueron contratados por esa manada.
—¿Están diciendo que me perseguían?
—YunHo preguntó. Se le hacía casi imposible que lo siguieran, dada la gran
zancada que tenía, eso sin contar con sus super sentidos auditivo y del olfato.
YunHo no creía que algo así se le hubiese pasado, y sin embargo, quizá, en su
afán por correr donde JaeJoong, no lo notó, y aquí estaban las consecuencias.
Los felinos se miraron el uno al
otro y bajaron la mirada, sin dar una respuesta específica a YunHo, pero que, a
juzgar por sus expresiones le decían que sí, que esos lobos le venían siguiendo
el rastro.
—N-no. —Una entrecortada voz
escindió el flujo de pensamientos que ahí se estaban dando.
—¡JiHan! —susurraron con alivio
ambos felinos. Inmediatamente tomando la mano y la frente del herido, revisándolo
de arriba abajo, tratando de encontrarle alguna herida sin cerrar.
—¿Te encuentras bien?
—S-solo estoy un poco mallugado
—respondió con una cansada sonrisa sincera. Los felinos con él sollozaron un
poco, felices de encontrar mejor a su pareja.
—Debemos agradecerte, joven
JaeJoong. Nuestra pareja parece que se encuentra en recuperación —dijo JiYoung
con lágrimas en los ojos de la felicidad. JaeJoong solo asintió, realmente
necesitaba descansar, pero los ojos verde pasto de JiHan no dejaban de mirarle.
—¿Qué eres? —preguntó JiHan sin
rodeos.
—Un Chamán —respondió JaeJoong con
su acostumbrado tono suave que calmaba a todos.
—Ahh —exhaló JiHan. —Eso me temía
—comentó con pesar. Miró al techo mientras sostenía la mano de JiYoung y dejaba
que InHa le hiciera mimos. Todos en la habitación esperaban ansiosamente a que
el felino hablara. —Cuando fuimos atacados por los linderos del noreste, me
apresuré en ir. Mi familia vive en una pequeña comunidad que reside en esa
zona, negándose a venir a la mansión como todos los demás. Dado que la mayoría
de los felinos que ahí habitan son linces, están acostumbrados a ser muy unidos
a sus camadas, por eso es que mi familia se quedaba allí, para protegerles.
Pero, hay una cosa más por la que se quedaban…
—JiHan —llamó en tono de
advertencia InHa, sin embargo, JiHan continuó.
—Uno de los linces que viven ahí,
es diferente de todos ellos. —Miró a JaeJoong una vez más. —Emite un aura
parecida a la tuya. Crecí junto a ese felino, así que sé cuando alguien tiene
un poder oculto, como tu compañero, por ejemplo —señaló a JunSu. YooChun se
colocó inmediatamente frente a él, soltando un bajo gruñido. —También es un
chamán, ¿cierto? —esperó hasta que JaeJoong admitiera la afirmación. —Esos
lobos no pasaron por aquí solo porque iban persiguiéndote, YunHo. Esos lobos
sabían donde atacar, ya que si hubieran estado siguiéndote, habrían pasado por
los límites surestes y no al contrario. Lo que me hizo confirmar mis sospechas,
fue que los lobos no atacaron a todos, seleccionaron un grupo al azahar para
causar caos, aunque… su real objetivo era él… nuestro lince especial…
Aquella afirmación paralizó los
sentidos de los chamanes. Esto estaba mal, muy mal. Ellos no esperaban que el
Lobo Negro comenzara a atacar a los chamanes de diferentes clases de shifters.
La mala suerte recayó en la manada felina, que era la más próxima a ambas
manadas de lobos, más allá se encontraba el clan de los osos, donde Mok
actualmente residía. Debían mandarle un aviso, sin duda todos los eventos
estaban ocurriendo a una velocidad increíblemente rápida. Si bien, ellos sabían
los objetivos de el Lobo Negro, en su mente siempre pensaron que tendrían un
poco más de tiempo.
JaeJoong miró hacia la ventana, la
luna estaba cayendo en forma de cuarto creciente, no faltaba mucho para la luna
llena. Según el sueño premonitorio de JaeJoong y la visión de JunSu, el ritual
se llevaría a cabo en luna llena, lo que les dejaba margen de un par de días.
—Ya no hay tiempo —susurró
JaeJoong, más para sí mismo que para los demás, pero también, de alguna forma
negándose a perder la esperanza de volver a ver a su madre. Si fallaban, y el
Lobo Negro obtenía el poder de su madre, JaeJoong no dudaba que la visión de
Mok se hiciera realidad, un mundo oscuro, un mundo teñido de sangre, dolor y
angustia; un mundo donde su pequeño sería perseguido por ser de sangre mágica,
un mundo donde todo lo conocido dejaría de existir para dar paso a la miseria y
la desesperanza. JaeJoong no permitiría eso. No. Se negaba a dejarse vencer y
entregar a su cachorro a tan cruel destino, porque estaba seguro que para ese
entonces, él no sería más que un cascarón vacío, eso contando con que estuviera
aún con vida. Apretó los puños y cerró fuertemente los ojos, tratando de
bloquear todas esas fatídicas visiones si fallaban. —Debemos irnos. Debemos
llegar a la manada cuanto antes.
—JaeJoong estás muy agotado. No
llegarías ni siquiera a salir de la mansión —suplicó JunSu. En realidad todos
estaban muy cansados, un par de horas antes de continuar no les vendrían mal, pero
con la actual situación, sus de por sí ya tensos nervios, estaban ahora en un
punto de quiebre. Nadie mejor que JunSu conocía el futuro, a él se le había
mostrado, incluso mucho más allá de lo que se atrevió a comentar, pero, incluso
si en esas condiciones llegaban a la manada, en nada serían útiles.
JaeJoong pareció entender la mirada
de JunSu, miró a su cachorro, UnHyea se veía realmente agotado, se había
acurrucado a sus pies, echo bolita, con la cabecita firmemente apoyada en las
patitas delanteras, mientras abrazaba a sus patitas traseras y su peluda cola.
UnHyea dormía un sueño intranquilo, agitado por las turbias aguas del futuro.
***
—En otras palabras, han fallado
—dijo una voz tan fría que helaba la sangre. Los tres lobos frente a él, habían
librado una dura batalla contra los felinos, pero al final su misión no había
sido completada.
—Hicimos lo que ordenaste
—valientemente uno habló. —Causamos disturbios, eliminamos a muchos de los
pequeños felinos, pero “ese” se escapó. La guardia felina llegó en tan solo
unos instantes. —No quiso mencionar que eran fieros guerreros, sin contar con
su conjunto de garras y dientes, obviando la parte en la que los superaban en
número.
KyuBok levantó una ceja, en señal
de cínica simpatía. No estaba interesado en las excusas, ni siquiera en los
métodos, él quería resultados. Pensó que al contratar mercenarios sería muy
rápido el asunto, pero no contó con lo estúpidos que a veces llegaban a ser.
Levantó una mano para despacharlos. Alivio pasó por la cara de aquellos lobos.
«Idiotas»
Con el chasquido de sus dedos se
quedaron paralizados antes de que sus rostros se volvieran de un azul verdoso.
Miedo. Miedo en oleadas salía de ellos. Aroma tan encantador a sus sentidos.
—¿Les gusta? Es mi nueva mascota
—comentó como si nada, aunque una enorme serpiente shifter apareció a su lado
en su forma animal, arrastrándose y siseando. —¿Qué? ¿En serio creyeron que
solo era una? Esta es su compañera, y ustedes, bueno, ustedes son su cena.
Se levantó en el momento en que la
enorme serpiente se lanzó hacia ellos. Vagamente escuchó los sonidos de algunas
armas al salir, o los gruñidos de algunos que se transformaron, pero todo eso
era en vano. La serpiente estaba hambrienta y ellos no era rival para ella.
Bajo por las oscuras escaleras que
conducían a un más oscuro pasillo. El hedor golpeó con fuerza sus sentidos de
lobo. A pesar del enorme tiempo que pasaba torturando a los shifter, las heces
no eran particularmente su aroma preferido. Arrugó la nariz y siguió caminando.
Celdas comenzaron a aparecer,
algunas ocupadas con esqueléticos shifter que murmuraban palabras sin razón, y
solo muy pocas celdas vacías. La que a él le interesaba estaba casi al
final. Una bonita mujer estaba sentada
frente a la celda, su largo cabello parecía brillar en esa oscuridad, pero, lo
más interesante de eso era el brillo de locura que destilaban esos ojos verdes.
—Te he dicho que no la atormentes.
No me sirve de nada si no me puede darme información de su hijo. —Go AhRa se
había tomado como misión personal resguardar a este especial prisionero.
—Dijiste que solo necesitabas su
sangre.
—La necesito. Pero si sigues
atormentándola de esa manera, tengo la certeza que usará el poco poder que le
queda para curarse a sí misma y tratar de escapar. —KyuBok sabía que eso era
imposible, y aunque por alguna suerte del destino pasara eso, no llegaría muy
lejos.
Go AhRa se levantó con aire
ofendido, como un niño al que le quitan su juguete preferido. Cuando se
hubieron quedado solos, KyuBok apreció lo que unos días de encierro y tortura
hacían. Kim MinAh se había apagado, la luz de su vida se estaba casi
extinguiendo.
—Tengo una excelente noticia —le
dijo con voz falsamente alegre. —He encontrado a tu hijo —anunció.
Los ojos inexpresivos de la loba se
abrieron como platos, asustados al pensar en lo que ese sujeto le podría hacer
a su hijo. ¿Cómo había podido él encontrarlo, cuando para YunHo y ella les fue
imposible?
—¿Por qué no me das la mano y me
dejas ver lo que hay en esa cabecita tuya? —KyuBok dijo. MinAh sabía que si
entraba en contacto físico con él, este sería capaz de leer sus pensamientos.
—Aún hay muchas cosas que no sé sobre tu hijo —comentó interesado, pero para la
mujer eso estaba más allá de cualquier cosa, no le diría nada más. Había
ocultado con mucho esmero la luz que irradiaba JaeJoong antes de marcharse. Lo
había ocultado de todos, incluso de YunHo. —No importa, porque ¿sabes? Pronto
lo tendré aquí. Tardé mucho en descifrar el lugar donde se escondía, pero ya
ves, al final la perseverancia da frutos.
—Él no será tuyo —afirmó MinHa,
rogando a sus antepasados que le permitieran a JaeJoong escapar de las garras
de este tipo. Pero, más que todo eso, poniendo su fe en la pareja de su hijo,
YunHo.
—¡Oh, querida! Me parece que ya no
tendrás oportunidad de ver cómo se ve el lindo JaeJoong a mi lado. Un Lobo
Blanco como él tiene mucho potencial por explotar —dijo KyuBok.
JaeJoong no solo se vería bien a su
lado, como un bonito adorno. A pesar de sus planes iniciales de tomar toda la
sangre de JaeJoong para conseguir vida eterna, KyuBok había decidido algo más
interesante. Mantendría a JaeJoong un tiempo a su lado, disfrutando de lo que
el suave cuerpo del lobo blanco podía ofrecer. Si había esperado por casi mil
años a un lobo blanco, podría esperar un poco más para su objetivo final.
Además, la suerte había estado de su lado, ya que había encontrado a otro
chamán shifter lobo.
***
YunHo analizaba a JaeJoong. Dios,
se veía tan hermoso. Sus recuerdos no le hacían justicia. JaeJoong se movía con
suavidad y elegancia, su lacio cabello caía hacia su rostro, haciendo que
JaeJoong lo acomodara constantemente detrás de su oreja. Sus abultados labios
eran humedecidos cada poco tiempo por la sonrosada lengua. YunHo deseaba probar
de nuevo el sabor de esa boquita, enredarse lengua con lengua hasta que
JaeJoong cediera a él.
«¡Abajo, perro caliente!» se dijo a sí mismo. Ahora no era
momento para ponerse cachondo, por mucho que su caliente pareja estuviera
frente a él, viéndose deliciosamente seductora.
A pesar de toda la sensualidad que
JaeJoong destilaba naturalmente, YunHo no había dejado de apreciar que los
bonitos ojos negros de JaeJoong no lo volvieron a mirar más que aquellos
segundos en los que se encontraron. JaeJoong lo evadía evidentemente. El
corazón de YunHo latía con pesar, tenía a JaeJoong ahora y no lo tenía.
Estaban en una pequeña habitación.
Los lobos se acurrucaron de manera familiar, dándole a YunHo una punzada de
dolor en cada respiración al ver que JaeJoong lo eludía.
—¿Quieres moverte hacia el centro
del círculo? —la voz de YooChun irrumpió sus pensamientos. Ni siquiera había
notado que el lobo trazaba un círculo en el piso de la habitación con una tiza
blanca, mucho menos de donde había sacado tal cosa.
Extrañado, YunHo se movió dentro
del círculo antes de que fuera cerrado completamente. Escuchó a YooChun
murmurar muchas palabras mientras posaba ambas manos sobre el suelo. No estaba
seguro de si un ligero destello recorrió el círculo o sí solo fue su cansada
mente que lo imaginó. Le pareció que el lobo gris rezaba por algunos minutos más. ¿Qué había
hecho?
—Es un círculo de protección
—respondió YooChun a la pregunta no hecha por YunHo. —Necesito de algunos
minutos para hacerla, por eso no fui capaz de hacerla antes. Ellos estaban tan
cerca… —YooChun sacudió su cabeza alejando los aterradores recuerdos. —No te he
dado las gracias por venir en nuestra ayuda —dijo. YunHo más que ir en ayuda de
ellos fue por su pareja, ellos solo eran parte del equipaje.
—No me debes nada —. Notó que
YooChun lo miraba suspicazmente.
—Bien —dijo después de varios
segundos en los que evidentemente analizaba a YunHo, para después acurrucarse
junto a JunSu y JaeJoong en su forma animal.
YunHo también cambió, estado en su
forma de lobo su cuerpo se recuperaría más rápidamente. No quería dormir,
deseaba admirar a JaeJoong, inhalar su aroma y acurrucarse junto a él, sin
embargo, eso no se le estaba permitido. Incluso sin que JaeJoong dijera una
palabra, YunHo sabía que JaeJoong solo lo toleraba por las circunstancias.
Suspiró mientras colocaba su lobuna cabeza sobre sus patas. A pesar de estar
bajo la protección felina, YunHo se iba a mantener en vigilia para cuidar
JaeJoong y los demás.
Ahora que estaban profundamente
dormidos, YunHo observaba a su hermosa pareja, su pecho subir y bajar en cada
respiración. Junto a él la pequeña bola de pelos dormía. YunHo centró su
atención en el cachorro marrón. Por alguna razón se le hacía extrañamente
familiar. El pequeño parecía demasiado asustado para esta empresa. YunHo se
preguntaba el porqué viajaba con ellos. Los tres lobos se veían demasiado
escuálidos para ser buenos luchadores, ahora ¿Por qué se arriesgarían a viajar
con un cachorro?
Entre más lo veía, más sentía YunHo
que conocía al cachorro. Le recordaba tanto a alguien, quizá a ChangMin cuando
era pequeño, o quizá, simplemente lo había visto en sueños… Justo en ese
momento el cachorro abrió perezosamente los ojos. Sus ojos color chocolate se
conectaron con los de YunHo haciendo “click” de alguna manera dentro de YunHo.
Si antes YunHo abría dado su brazo izquierdo por protegerlo, ahora daría ambos,
si no es que más por velar de tan graciosa criatura.
El cachorro parpadeó antes de
cerrar los ojos para continuar con su sueño. YunHo deseaba tanto poder tumbarse
junto a ellos, cubrir con su cuerpo a su pareja y brindarle calor y protección
al pequeño que se encontraba con ella. Con otro suspiro, YunHo cerró los ojos,
podría regodearse con el olor de JaeJoong, pero que éste le permitiera estar a
su lado nuevamente sería un poco complicado. Aún así, YunHo haría todo y de
todo para ganarse a su pareja nuevamente.
***
UnHyea despertó con un sobresalto,
echó un vistazo alrededor, encontrándose con el calor familiar de su madre. Bostezó,
miró al enorme lobo marrón, sintiéndose seguro a su lado. Había despertado por
una pesadilla, no, un recuerdo de lo sucedido apenas horas antes. Jamás en su
corta vida había estado tan aterrado, y eso que había enfrentado valientemente
al ser que los acosaba y, que al final terminó sacándolos de su hogar. Ni
siquiera los osos le habían causado tanto miedo, quizá porque ninguno de ellos
mostró sus dientes, al contrario pusieron ojitos de borrego cuando vieron a su
Omma. Bufó solo con el recuerdo. Ninguno de ellos era bueno para su Omma.
Pero el gigantesco lobo frente a él
era otra cosa. Aún dormido se denotaba imponente, sus fuertes músculos se
adivinaban debajo del pelaje marrón, sus poderosas garras desgarrarían a
cualquiera y sus colmillos despedazarían en solo un santiamén. UnHyea no dudaba
de ello, podría decir que lo había visto en acción, pero su Omma lo había
bloqueado de toda vista. Ese lobo seguro se comería a los malos de un solo
bocado.
Sin pensar mucho las cosas, UnHyea
se levantó de su sitio junto a su madre y avanzó con tímidos pasos hacia el
gran lobo, quien curioso abrió los ojos. Justo como UnHyea esperaba, no podrías
tomar por sorpresa a un espécimen como aquel. A su lado, seguro que las
pesadillas le harían los mandados.
Olfateó al lobo descubriendo que el
almizclado aroma le recordaba a las tardes en su hogar, más concretamente, el
estar con ese enorme lobo le daba a UnHyea la sensación de estar en casa.
Cuando la húmeda lengua del lobo
marrón pasó por su pelaje, recorriéndolo de cabeza a cola, como cuando lo hizo
antes de sostenerlo; UnHyea comenzó a zumbar de felicidad. Dejándose querer,
UnHyea se tumbó entre las patas del enorme lobo.
***
YunHo dormitaba, cuando el cachorro
despertó de nuevo, esta vez con un sobresalto. El pequeño desprendió un leve
olor a miedo, que inmediatamente fue enclaustrado por el extraño relicario. Aún
sin poder olerlo, YunHo podía ver el pánico en los ojos chocolate del cachorro.
Hubiera sido raro que el pequeño conciliara un descanso sin sueños, con todos
los eventos recientemente sucedidos, aunque una parte de él rogaba porque el
cansancio lo hubiera llevado a dormir sin sueños.
Notó que el pequeño lo observaba,
por lo que se mantuvo inmóvil, no quería asustar al cachorro, pero cuando el
lobezno se encaminó hacia él con discretos pasos, la curiosidad de YunHo ganó,
mirando fijamente al pequeño. Se estaba adaptando a un nuevo compañero en ese
viaje, porque olfateaba a YunHo a fondo.
La pequeña curiosa bola de pelos
marrón, removía emociones dentro de YunHo. Estaba ahí, viéndolo con la naricita
levantada, se veía tan lindo que YunHo quería encerrarlo en un abrazo. Así que
no se resistió a los mimos. Pasó su lengua por todo el pelaje del pequeño y
cuando éste comenzó a zumbar de alegría, YunHo se deleitaba con la extraña
cercanía, el calor del pequeño y la sensación de que él le pertenecía. De dónde
había salido eso, YunHo no lo sabía, pero decidió no indagar en esas cosas. Sí
su lobo lo sentía suyo, entonces lo protegería como si lo fuera. Ya una vez
había desconfiado del instinto de su lobo y terminó perdiendo a su pareja.
Al final, el cachorro durmió
cómodamente entre sus patas, YunHo apoyó su cabeza a un lado para mantenerlo
caliente, vigilando su sueño, adentrándose en el suyo propio...