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lunes, 28 de julio de 2014

FATED: CAPITULO 17



A través de sus ojos negros observaba a la mujer que alguna vez le atrajo. Poseía el mismo color de ojos que ella, y sin embargo no podían ser más diferentes, los de ella parecían luz y los suyos un pozo vacío. Durante mucho tiempo sintió la fuerza de atracción hacía la Loba, pronto fue claro que lo que le atraía de ella no era precisamente su feminidad, no, era la magia, y lo que el producto de la unión con otro lobo trajo: JaeJoong, el lobo blanco.

Por mucho tiempo esperó el nacimiento de un lobo como él, uno cuyo color representara la fuerza de toda la raza de shifter lobos. Lo había deseado desde que lo vio por primera vez. Si bien, perdió la pista de Kim MinAh por varios años, cuando la reencontró no pudo ser más grata su sorpresa. El largo tiempo que había llevado en la búsqueda de un lobo blanco, por fin tenía resultado.

El fuerte gruñido de un Alfa se hizo escuchar.

A cualquiera ese gruñido podría haberlo hecho temblar de miedo e inclinar sus cabezas en señal de respeto, pero para alguien como él, el gruñido más bien era molesto, pero no por ello dejaría de ser precavido. No por nada llevaba más de mil años con vida, muchísimo más que cualquier shifter normal.

Retrocedió unos pasos, ocultado por completo su presencia. Observado desde los arbustos a la loba que era su presa. Siempre había sido su presa, había disfrutado mucho cazando a ella y su familia, en especial a su hermano, ChungHo, un verdadero dolor de cabeza, había resultado un excelente contrincante, pero pereció dando su vida por su familia. Ahora a Kim MinAh se le veía cansada, parte de su vitalidad se perdió cuando él asesinó a su pareja, otro buen contrincante. Ella no era nada a comparación de unas décadas antes, sin embargo, aún tenía sangre mágica, aún poseía poderes, en decaimiento ahora, pero ellos renovarían su propia fuerza para continuar con la cacería.

Podía aparentar tener al menos veinticinco años, pero había visto pasar cientos de años, manada tras manada, Alfa tras Alfa, guerra tras guerra, muchas veces siendo protagonista de la misma. Siempre aguardando, desde las sombras manipulando a los demás como piezas de un maquiavélico juego. Esperando que, cómo al inicio, un lobo blanco renovara su fuerza y conseguir la inmortalidad.

Recordaba al majestuoso Lobo Blanco con el que inició su larga cadena sangrienta. ¿Cómo podría olvidarlo? Por aquellos tiempos todo era tan diferente, todas las especies mezcladas juntas como una gran manada, en un ciclo de armonía. Todo perfecto, pero él, él necesitaba más, mucho más. No deseaba caminar a lado de las demás criaturas, no, él deseaba que todas ellas se postraran ante aquellos que habían sido dotados con la magia de los espíritus. Sin embargo, eso no sucedió. Ese maldito Lobo Blanco se había metido en sus planes. Su energía espiritual rivalizaba a la suya, a pesar de que la diferencia de tamaño era enorme. Desató una guerra que no estaba dispuesto a perder, hasta que… por fin, llegó el día en que venció.

La luz azulada de sus ojos se tornó del color de la sangre, cuando succionó cada gota que había en el Lobo Blanco, que le miraba a los ojos, con la promesa de volver algún día y resarcir el daño causado. Y es que, el Lobo Blanco tuvo muchas oportunidades de acabar con él, pero su corazón se lo impidió, ya que él era la pareja destinada del hermoso Lobo Blanco. Pareja o no, eso no le impidió traicionarlo, haciéndole querer cambiar de opinión, aliándose con otros para evitar así su asunción al poder. Lo que el Lobo Blanco jamás espero, fue que fuese su propia sangre la que le otorgó el tan ansiado poder que él tanto buscaba.

KyuBok invocó a su forma humana, había sido llamado por muchos nombres, pero este era el que usaba en esta época actual. Con un solo movimiento de sus manos, conjuró una túnica sobre su desnudez. Limpió de su mejilla una traicionera lágrima que escapó al pensar en su antaña pareja.

Durante su larga vida, había aprendido miles de artes mágicas, la mayoría de ellas no bien vistas, pero poderosas. Estaba acostumbrado a ocultar tanto su aroma como su magia, e incluso podía engañarlos con el color de su lobo, negro, la ausencia total de color, tal como su alma.

Caminó discretamente sin ser descubierto hasta la casa de aquella chica que le recordaba a él. Solo que demasiado estúpida y mundana. Go AhRa era una mujer hermosa, tenía que admitirlo, se consideraba por encima de los demás, y él, solo le había dado un poco de incentivo para que traicionara a la manada.

Entre sus múltiples habilidades, estaba la lectura de mente, lastimosamente esa habilidad solo era a través del contacto, además de que le desgastaba muchísimo. Había conocido a alguien que era capaz de leer a distancia, pero el maldito se había suicidado antes de que lo capturara. Afortunadamente eso no pasaba con su habilidad para infringir dolor físico sin la necesidad de tocarlo, había trabajado mucho en desarrollar esa destreza cuando la obtuvo de un chamán que no deseaba mal a nadie, aún con su peculiar don.

Entró por la puerta trasera, ninguna persona en esa casa se extrañaba de verlo ahí. Los padres de la chica le tenían tanto miedo que eran incapaces de hacer más nada que callar y huir de cualquier habitación donde él se encontrara.

—¿Qué tienes para mí AhRa? —preguntó nada más verla.

La chica hizo un puchero antes de continuar. —Nada. No me dejan acercarme a ella. Ahora ni siquiera puedo llamarle por teléfono. El Alfa duda de mí —un atisbo de miedo se dejó escuchar en la última frase.

A KyuBok realmente le daba igual lo que pasara con la chica, pero necesitaba ojos en esta manada si quería tomarla bajo su poder. Hacía mucho tiempo que había descubierto que no podía robar la habilidad mágica de algún otro shifter que no fuera de su especie, lo que lo había llevado a iniciar la caza de todas y cada una de los shifter con dones mágicos. No deseaba competencia.

—Necesito saber sus movimientos. Debes concentrarte y traerme a la Loba Alfa —ordenó.

Con ayuda de AhRa y un par de infusiones, la mente de los lobos tiene a ser fácilmente manipulable. La Loba Alfa era la que proveía de los movimientos de los centinelas de la manada, aunque con la llegada de YunHo, la batalla, que en un comienzo era sencilla de ganar, ahora se entablaba.

KyuBok gruñó bajo. Odiaba a ese jovencito. Algún día lo destrozaría con sus fauces, pero de momento era mejor aguardar, si lograra manipularlo como a su madre, sería un siervo  muy capaz.

—Te recuerdo que si no puedes darme lo que deseo, te verás en la forzosa necesidad de cambiar de manada, eso contando con que el Alfa no te destroce. —La cara de susto que puso la chica hizo sonreír a KyuBok. Era inconcebible que le tuviera más miedo al Alfa que a él mismo, se notaba la estupidez. La tomó suavemente de la cara y susurró: —No debes preocuparte, mientras yo gane, tú tendrás todo lo que siempre deseaste. Solo debes asegurarte obedecer. Ahora, si no puedes darme a la Loba Alfa, entonces consigue para mí a la Bruja.

Go AhRa se estremeció ante la orden. Susurrada tan suavemente que incluso ella sintió cada letal palabra incrustándose en su alma. Jamás había temido una alianza con KyuBok, ella solo deseaba dos cosas, poder y YunHo. Ambas se las entregaría KyuBok siempre y cuando lo ayudara. Pero ahora, ella misma temía por su propia integridad.

Al diablo con ser la Loba Alfa de esta manada, en cuanto pudiera, escaparía con YunHo, seguro que a él le seguirían varios de los guerreros y así formarían una nueva manada, dándole la posición que ella tanto anhela.

Por ahora solo debía evitar estar en la mira de este sujeto. ¿Para qué quería a la Bruja? Ella no lo sabía, e infiernos si a ella le interesaba. Ni siquiera sentía lástima por la mujer. Sinceramente, le tenía un poco de resentimiento. Era por culpa de su hijo que ella había perdido toda la posición que pudo haber llegado a tener. ¿Creían que no se había enterado? ¡Diablos! Aún recordaba como si  fuera ayer su primera noche de celo. El excitante aroma masculino de YunHo hacía que casi se corriese sin siquiera tocarla. Cuando olio a YunHo correr tras ella se sintió en la cúspide para luego descender hasta el suelo cuando él cambió bruscamente de dirección. Indignada, ella corrió tras él, solo para encontrarlo con JaeJoong. Tal fue la ira que sintió, que aún ahora deseaba retorcerle el pescuezo a ese miserable busca-problemas.

Encogiéndose de hombros salió de su hogar. Si KyuBok tenía un insano deseo por la vieja Loba, quien era ella para negárselo, no decían que “gallina vieja hace buen caldo”, «¡Iuuggh!» sacudió de su cabeza esa idea. Además, tan pronto como YunHo la reclamara como su pareja, ella le clavaría a ese infame lobo negro una daga por la espalda, y hablaba literalmente, se aseguraría de verlo desangrarse para que no hubiera fallo, y así tener todo lo que siempre había soñado. Solo había que esperar un poco más.

Llego hasta la enfermería. El nauseabundo olor de las heridas golpeó su nariz haciéndola casi devolver las entrañas. ¡Demonios! ¿Quién diablos podía soportar tal hedor? Casi al instante, Kim MinAh apareció, llevando vendas manchadas con sangre y algo verde amarillento. Go AhRa arrugó la nariz. Solo la Bruja podía soportarlo.

La vio entrar de nuevo y quiso seguirla, pero un nuevo golpe a su olfato la detuvo. No solo el hedor de las heridas pululaba en el aire, también estaba ese cargado aroma a hierbas que apestaban como a mofeta. No, ella no entraría en ese asqueroso lugar. Solo necesitaba un poco de persuasión para hacerla salir.

Frunció los labios pensando en cómo hacer salir a la Bruja. A lo lejos vio a YunHo salir de su hogar, se veía tan masculino, incluso desde su cercano lugar a la enfermería, el aroma de YunHo se esparcía con una fuerza casi salvaje y totalmente seductor. Quiso ronronear de placer, pero eso sería delatar su ubicación. Recordaba la única noche en que YunHo la había tocado. Fue una noche de luna llena, YunHo aullaba a la luna con dolor, muy lejos de todos en la manada. Estaba casi en los límites con la manada del Norte, pero en ese momento solo eran ellos. Bueno, él en el claro y ella oculta por los árboles. Cualquiera diría lo que fuera, que ella misma se había ofrecido, y es que en realidad había sido eso. YunHo estaba desubicado, lo que ella aprovechó, se apareció desnuda frente a él, y con sugestivos toques, YunHo cedió a las pasiones de luna. De más está decir que esa fue la mejor noche de su vida, Go AhRa se sintió plenamente satisfecha en los brazos bronceados de ese lobo marrón. Lamentablemente inmediatamente, cuando YunHo se dio cuenta de lo que estaba haciendo se retiró. Había llevado al éxtasis a AhRa por lo menos tres veces, pero él jamás alcanzó la cima del placer. Nunca olvidaría la expresión en su rostro, el miedo y la culpa total plasmada en esos ojos café chocolate. La vio como si ella fuera la suciedad con la que él se había ensuciado, y, por mucho que ella lo deseara, en ese momento lo odió.

Sus ojos se llenaron de ira renovada, se deleitaba con los fuertes músculos de YunHo, pero no olvidaría jamás la ofensa. Lo deseaba, sí, pero tarde o temprano le haría pagar su insulto. Respiró profundamente, inhalando una vez más el masculino aroma de YunHo y regresó su mente a asuntos más importantes: la Bruja.

***

—Omma, ¿puedo ir a corretear a las ardillas? —preguntó con voz tierna UnHyea. JaeJoong lo miró, se parecía tanto a YunHo que era imposible que no lo relacionaran con él.  JaeJoong miró hacía los límites de su aún  hogar y un escalofrío le recorrió. Temía que su bebé en su carrera saliera de la barrera y ese lobo lo atrapara. —Te juro que no voy a salir del primer círculo —comentó intuyendo el pensamiento de su madre.
JaeJoong quería darle ese gusto a su pequeño, pero cómo hacerlo cuando el maldito cazador había estado tan centrado en darles caza que había reducido la barrera de Mok por varios cientos de metros. Todos sabían que pronto tendrían que salir y enfrentarse a aquel que los cazaba, pero ninguno se sentía listo, muchísimo menos él, no con UnHyea tan pequeño.

—Yo iré contigo —declaró YooChun por detrás de JaeJoong. Este último dio un suspiro aliviado, si YooChun iba con él no habría problema, podían ocultarse hasta que el cazador se fuera.

Aún así añadió: —Solo asegúrense de no salir del primer círculo.

Con un asentimiento de ambos, cayeron en sus cuatro patas y echaron a correr tras las burlonas ardillas que molestaban a su pequeño desde las ramas de los árboles. JaeJoong sacudió sus cabellos y entró a casa. Mok estaba débil, las constantes idas y venidas del lobo negro y sus ataques, dejaban a Mok exhausto. Hace apenas unos días, el Lobo Negro había realizado un ataque brutal, derribando dos de los círculos de protección. De los doce que originalmente tenían, seis habían sido derribados por el Lobo Negro, y los últimos dos estaban en precario equilibrio. De hecho, JaeJoong era de la idea de que Mok abandonara esos dos, así su salud mejoraría un poco.

—¿Cómo te sientes hoy? —cuestionó al entrar en la habitación. Mok no tuvo que decir nada para que JaeJoong supiera que no se encontraba mejor que ayer. Su pálido semblante no presagiaba nada bueno. —Déjalos, Mok. Solo abandónalos —pidió, mientras sus manos se posaban sobre las de Mok, brindándole un poco de energía para sanar.

—No puedo, estaríamos demasiado reducidos.

—Si te perdemos entonces no tendremos que preocuparnos por estar reducidos en espacio —irrumpió JunSu.

—Pero las huertas y…

—Podremos hacerlo en un espacio más pequeño. Nos las apañaremos. Ahora solo mejórate.

Mok asintió. Dejó llevar su mente a ese lugar donde los espíritus habitan. Las campanas que usualmente anunciaban la llegada a alguien cerca del círculo sonaron solo una vez más, antes de que callaran de un abrupto golpe. JaeJoong rezaba para que YooChun y UnHyea hubieran mantenido su palabra de no dejar el primer círculo.

A los pocos minutos, ambos lobos entraron. YooChun llevaba en su hocico un par de conejos, mientras que UnHyea una ardilla. Se veía tan feliz, tenía una expresión de satisfacción en su rostro, como diciendo que él podría hacerse cargo de todos. JaeJoong sonrió, mitad triste, mitad feliz. UnHyea no negaba su linaje, provenía de una larga línea de Alfas, por lo que su cachorro también lo era.

Mok casi recobró un poco de su color cuando abandonó los dos círculos, ahora solo tenían cuatro, no tan fuertes como los primeros, pero servían de igual forma. Todos sabían que debían estar más alertas que nunca. Si el Lobo Negro seguía empeñado en ellos, pronto tendrían que abandonar el lugar.

***
Go AhRa sonrió con malicia cuando vio su oportunidad pasar frente a sus ojos. El cachorro perdido de una Loba descuidada le sería útil, y más cuando reconoció en él al hijo de su “amiga”. Si no lo cuidaba, no lo extrañaría, ¿cierto? Además qué futuro tendría un cachorro feo y escuálido, ¿no sería más piadoso si terminaran con él antes de que fuera capturado por alguien de la otra manada?

Llamó a su forma de Lobo, y, cuidando que nadie la viera, tomó entre su hocico al cachorro. La bola de pelos chillaba y se retorcía, pero el trayecto era corto, solo debía estar cerca de la enfermería y oculto de ojos curiosos. Cuando el cachorro chilló con más fuerza de la normal, AhRa se desesperó y lo lanzó contra la pared más cercana. El lobezno chilló, pero se pudo poner en sus cuatro patitas, tambaleándose cual cervatillo. AhRa enseñó los dientes, pero eso no asustaba a un desubicado cachorro, así que con un zarpazo lo mando de nuevo contra la pared. Esta ocasión, el pequeño lobo no se levantó. El aroma a sangre comenzó a esparcirse por el aire.

Kim MinAh se sentía demasiado cansada, pronto sería hora de ir a descansar, por mucho que quisiera seguir ayudando a los heridos, no le haría ningún bien a nadie si se desmayaba por sobreesfuerzo. ¿Cuánto tiempo llevaba de pie? No lo sabía, pero seguro eran más de veinticuatro horas, porque, si mal no recordaba, este sería el segundo atardecer que veía con esa misma ropa.

Un suave gemido la sacó de su letargo. Salió de la enfermería por la parte de atrás, no era prudente no avisar a nadie, pero sabía que había centinelas recorriendo el perímetro, además del hecho de que escuchaba los cantos de los grillos, por lo que sabía que el Lobo Negro no estaba ahí.

Del oscuro callejón, la peluda forma de un lobo color miel se hizo ver. Cojeaba mientras se acercaba a la luz. Cuando levantó la cara, pudo ver unos ojos verdes totalmente preocupados. La reconoció enseguida, Go AhRa. La loba gimoteó una vez más, quería decirle que cambiara para que pudiera revisarla, pero la joven loba volvió su peluda cabeza hacia atrás, desesperada, sus ojos llenos de angustia. MinAh no sabía si la perseguían, estaba a punto de ir por un guardia cuando AhRa gimoteó de nuevo, esta vez yendo de regreso al callejón.

El metálico olor a sangre le llegó, se apresuró a ir con ella. Un peludo bultito estaba pegado a la pared. Kim MinAh se heló al reconocer a un cachorro, si pensarlo más se acercó a él. El pequeño tenía una herida muy grande de zarpazo, afortunadamente no demasiado profunda, pero estaba inconsciente, probablemente a causa del golpe. Sacó unas hierbas de su mandil, las introdujo a su boca y comenzó a masticarlas. El sabor era agrio, usualmente las aplastaba o molía con otra cosa que no fuera su boca, pero en este caso era crucial cerrar la herida. Cuando tuvo una masa consistente, la colocó sobre las heridas y el pequeño se sacudió por inercia. Comenzó a rezar a sus ancestros, pidiendo su fuerza una vez más para salvar al cachorro. Una luz azulada brilló en sus manos y se extendía por el cuerpo del cachorro desde donde lo tocaba.

Go AhRa miraba estupefacta. Pensaba que Kim MinAh le decían bruja por las hierbas y esas cosas, pero jamás la había visto hacer nada como lo que ahora estaba haciendo. Entendía porque KyuBok la quería, seguro de esa manera curaba a los soldados, así que si la quitaba del camino tendría más oportunidades de vencer.

Cuando terminó, el cachorro comenzó a moverse, sus párpados se movían, pero estaba demasiado débil para incorporarse por él mismo. Kim MinAh lo tomó entre sus brazos y lo llevó de regreso a la enfermería.

—Vamos, te echaré un vistazo en la enfermería —le dijo a AhRa. MinAh no pensó en nada extraño cuando AhRa no cambió a su forma humana, por una parte porque la chica era demasiado bonita para andar desnuda por todos lados y por otra, la que creía más probable, era que la chica se había quedado en su forma de lobo para proteger al pequeño de quien los haya atacado.

La loba ladeó la cabeza y comenzó a seguirla. Kim MinAh ni siquiera notó que la loba caminaba sobre sus cuatro patas, cuando minutos antes cojeaba.

Go AhRa no creía que esto fuera a ser tan fácil. Hubiera sido sencillo atacar a la loba cuando ésta le dio la espalda para centrarse en el cachorro, pero incluso ella, tenía aunque sea un poquito de compasión por la bola de pelos. Además de que la vieja loba ahora se veía más cansada aún como para presentar pelea.

Cuando llegaron a la puerta trasera de la enfermería, AhRa atacó. Desenfundó sus afilados colmillos y tomó a la mujer por el hombro. Kim MinAh dio un grito ahogado por la sorpresa, el cachorro casi cae de sus brazos, pero se las apañó para dejarlo sin demasiados golpes en el suelo. No sabía que le había dado a esa loba, pero no se dejaría.

Go AhRa sacudió de un lado al otro a la mujer, sabía que si la dejaba entrar en su forma de lobo sería difícil llevarla a casa. Al final, la juventud y fuerza de AhRa se impusieron ante el cansancio de MinAh, que cayó en un estado de sopor, medio consiente.

Con su borrosa mirada, vio como la enfermería se alejaba. Estaba siendo arrastrada a no sabía dónde, solo rogaba porque alguien encontrara al cachorro para ponerlo a salvo. Su última visión fue su propio hijo…



martes, 22 de julio de 2014

FATED: CAPITULO 16



El Alfa se paseaba de un lado al otro de la sala de estar. Sus hijos lo miraban sentados en un cómodo sillón. Se retorcía las manos y después continuaba con su ronda. Había quedado muy estupefacto al finalizar el interrogatorio. Resultó que el chico capturado solo había ido como refuerzo para los mercenarios, dos de los cuales fueron abatidos por su hijo, y otro más estaba custodiado en las mazmorras. El otro lobo herido estaba en la misma habitación circular que él y era un miembro de la manada original. Había escuchado de shifters con habilidades sorprendentes, pero jamás había conocido a uno. Si lo que el hombre había dicho era cierto, se enfrentaban a un gran problema. Uno que no sabía cómo afrontar.

Su esposa entró por la puerta principal, como si de cualquier día se tratase, dándoles una mirada de fastidio. —¿Qué hacen? ¿Por qué están ahí sin hacer nada? —cualquier otro hubiera podido sentir la tensión en el ambiente, pero este parecía inmune a la mujer. —¿Escucharon lo que sucedió? —por un momento todos miraron a la mujer que había sido la compañera del Alfa. Cosa que se esfumó cuando comenzó a hablar de nuevo, con ese tono de superioridad que últimamente tenía. —La pareja de Haneul falleció dejándola con un cachorro en camino. AhRa dice que el bebé ni siquiera era del centinela y…

—¡Basta! —rugió el Alfa. Tanto él como sus hijos estaban visiblemente molestos. ¿Cómo era que la buena mujer que alguna vez fue su madre se había transformado en esto? —Desde ahora tienes prohibido salir de la casa.

—¡¿Cómo te atreves?! ¡Eres un insolente! Tú…

—Soy tu pareja, pero más que eso me debes obediencia porque soy el Alfa. —Utilizó ese tono que no dejaba a dudas quien era el manda más ahí. La mujer inhaló fuertemente antes de girarse sobre sus tacones y marcharse. Los tres la vieron salir de la habitación preguntándose qué había pasado con su bondadosa madre.

—Padre ¿qué haremos? —cuestionó ChangMin, olvidando el asunto de su madre por el momento.

El Alfa suspiró. Estaba en un callejón sin salida. No conocía a nadie que hubiera vivido una situación similar, no tenía ni malditamente idea de cómo lidiar con un tipo que prácticamente te quemaba las entrañas y además, leía la mente.

***

Kim MinAh caminaba rápidamente hasta su hogar, con esa sensación de ser observada, a pesar de que la calle estaba totalmente desierta. Lo que no era bueno si quería gritar por ayuda. Con una inhalación el terror la invadió. Cambió bruscamente de dirección, su huerto de hierbas tendría que esperar, tratando de parecer discreta para no alertar a lo que sea que la estuviera siguiendo. Si bien no podía verlo, ni escucharlo, ni olerlo, su instinto le decía que allí había algo más, acechando desde las sombras.

Para su buena suerte, YunHo, el hijo del Alfa salía de su casa en ese momento. Kim MinAh jamás llegó a pensar que estaría tan feliz de ver al bastado que lastimó a su pequeño.

YunHo salió de la casa a estirar los músculos, realmente no tenía ganas de permanecer dentro de esas cuatro paredes. Por un momento pensó que era mejor quedarse en casa hasta que vio a Kim MinAh acercarse con paso presuroso hacia él. Estaba casi seguro que la mujer lo abordaría por el tema de JaeJoong. Sin embargo, la mujer lo miraba fijamente para después girar los ojos hasta solo su rabillo para observar a su alrededor, de manera alerta, siempre con su rostro plano sin demostrar ninguna sensación. A YunHo le dio curiosidad el comportamiento de la mujer, siempre había pensado que era un poco extraña, pero ahora parecía un poco alterada.

Cuando estuvo a su alcance, la mujer habló: —YunHo, que bueno que estás en casa. Necesito hablar contigo. —A pesar de que su voz sonaba un poco enfadada, YunHo podía ver claramente la angustia en los ojos negros de Kim MinAh clamando ayuda.

Tornó sus ojos más allá de ella, y entonces lo notó. Nada. No había absolutamente nada. Ni un ruido, ni un aroma diferente, ningún lobo enemigo, nada. Lo que era espeluznante, ya que siempre los animalillos del bosque estaban presentes, sin embargo, ahora no había nada. Eso puso los pelos de punta a YunHo, un bajo gruñido retumbó en su pecho.

—Anda, YunHo. Entremos. Tenemos cosas de que hablar —insistió MinAh.

YunHo no tuvo inconvenientes en volver a entrar. Una vez que la madre de JaeJoong entró, con YunHo detrás de ella, cerró la puerta y la aseguró. Corrió a la puerta trasera haciendo lo mismo. Revisó ventanas y cualquier otra forma en la que pudieran entrar. Entonces, cuando se aseguró que todo estaba cerrado, se aceró a una de las ventanas, mirando a través de las suaves cortinas, aguardando por ver algo aparecer.

Después de un rato en que nada cambió, YunHo se relajó. Volvió la vista a la sala de estar, donde Kim MinAh estaba sentada, un poco alterada. Su padre y su hermano estaban allí, sin hacer ningún movimiento, aguardando al igual que YunHo.

—¿Qué sucedió? —inquirió ChangMin, tomando relevo de YunHo en la guardia en la ventana.

—No lo sé. Fue extraño. Parece no haber nada ahí afuera, pero aún así mi lobo se estaba volviendo loco.

YunHo se dirigió a la cocina, preparó un té para la alterada mujer, quizá ella tuviera respuestas una vez que se hubiese tranquilizado, porque, a pesar de verse como siempre, YunHo sabía que la mujer estaba muy nerviosa. Lo notó por el cambio de coloración en sus ojos. Usualmente no lo hacía frente a nadie, pero YunHo y su familia lo habían visto una vez, cuando el padre de JaeJoong murió.

Cuando regresó, ChangMin seguía en la ventana, su padre estaba sentado frente a ella, como analizándola por primera vez.

—Gracias —dijo cuando YunHo le dio el té. El chico se sorprendió porque eran las primeras palabras en casi dos años que la mujer le daba sin que destilara veneno.

YunHo parpadeó confundido, mientras veía los cambiantes ojos de la mujer.

—¿Qué sucedió? —preguntó el Alfa con voz suave, tratando de no asustar a la mujer.

Kim MinAh lo miró, sus ojos azulados y su rostro impasible no revelaban nada. —No lo sé —dijo al fin con un susurro. Aunque YunHo sabía que en esas simples palabras había algo más.

—Tienes que decirnos. No podemos ayudarte si no hablas —le dijo YunHo, aunque se arrepintió en un segundo cuando los ojos negros de la mujer lo miraron con ira retenida. Cerró los ojos, inhaló fuertemente tratando de calmarse.

—Realmente no lo sé. Solo sentí que me estaban observando, era tan aterrador que en lugar de ir a casa me dirigía hacia la plaza donde seguro habría alguien. Para mi fortuna, YunHo salió en ese momento —dijo aún con los ojos cerrados y el té en sus manos.

—¿Qué fue exactamente? Explíquense.

—Algo estaba ahí y a la vez no estaba —dijo YunHo. —No vi, olí o escuché algo. Más bien fue la ausencia total de ruido lo que nos alertó. Era como un gélido aire que erizó mi piel.

—Debió ser alguno de los matones de KyuBok —apuntó ChangMin sin moverse de su sitio.

—No, no lo creo. Esa cosa era diferente, sobrenatural —señaló YunHo.

ChangMin bufó, pero no quitaba la vista de la calle a través de la ventana. —¡Dah! Por si no lo has notado, hermano. Todos en esta habitación somos seres sobrenaturales.

—No, me refiero a…

—Él tiene razón —interrumpió MinAh. —YunHo tiene razón. A pesar de nuestra naturaleza, lo que estaba ahí fuera no es como ustedes.

Los tres lobos le dieron una mirada confusa. —Querrás decir nosotros.

—No, ustedes. —Kim MinAh guardó silencio, tratando de recordar donde había tenido esa misma sensación de terror. No desde que huía con su pequeño hermano. Recordaba vagamente que giró solo una vez la cabeza y vio un lobo negro con ojos rojos clamando su sangre. —Está aquí buscando —susurró más para sí misma que para las otras tres personas en la habitación. Su sangre se heló cuando hiló todo. Se mordió el labio con fuerza. Una parte de ella agradecía que JaeJoong ya no estuviera más en la aldea.

—¿Por qué tus ojos cambian constantemente? —preguntó con curiosidad ChangMin. Al igual que ChangMin, tanto YunHo como el Alfa trajeron a la mente la descripción que el cautivo dio sobre KyuBok. Si había alguien que podía explicar eso, seguramente sería la mujer que tenían sentada frente a ellos.

La mujer los miró, evaluándolos, como considerando abrir la caja de los secretos. —Por la sangre mágica que corre por mis venas —explicó al fin. —Soy un Chamán. La naturaleza me bendijo con dones que difieren de los de cualquier otro shifter.

Entonces explicó su historia de principio a fin, soltando cada oscuro detalle de su vida, desde su huída, su fallecido hermano, su pareja, sus poderes y la pérdida de estos. Rogando para que ellos no fueran como los líderes de su antigua manada. Los Lobos ahora entendían porqué la mujer hacía milagros a la hora de sanar donde el médico no pudo.

—Cuando mi manada original nos repudió e inició la caza contra nosotros, en el camino encontré a mi compañero. Juntos iniciamos una nueva vida aquí —finalizó, dando por sentado el resto de la historia. —La mejor forma de reconocer a alguien dotado de magia es la coloración de sus ojos.

—JaeJoong nunca hizo eso —YunHo apuntó.

El rostro de la mujer se volvió de piedra antes de volver a hablar. —Eso fue porque mantuve la mayoría de sus poderes sellados, pero al alcanzar la etapa adulta, todos sus poderes dormidos despertarían. Era de vital importancia que encontrara a su pareja.

Algo en el interior de YunHo se heló ahora al conocer el secreto de JaeJoong. Él no solo había rechazado a JaeJoong, lo había mandado a un cruel mundo, con sus poderes despertando, con la sensación de miedo constante a ser descubierto, solo, completamente solo.

—Te lo ruego, una vez más. Dime, ¿dónde está JaeJoong? —Algo de dolor en su voz debió colarse por debajo de la piel de la loba, ya que YunHo creyó ver un atisbo de misericordia.

—Lo último que supe de mi cachorro fue esa carta que te di. Si no pudiste hallarlo es porque no desea ser encontrado.

—¿Me odias?

—Decir que no lo hago sería una mentira. Sin en cambio, yo no soy la que decidirá en el corazón de mi hijo.
El silencio se hizo en la sala. Cada lobo pensando en la historia de la mujer a la que todos en la manada llamaban Bruja.

—¿Tus poderes? —El Alfa preguntó  tentativamente.

—Como he dicho, la mayoría se ha ido. Solo tengo los más mínimos, la sanación siempre fue más fácil para  mí.

—¿Los Chamanes pueden leer la mente? —cuestionó el Alfa. Tanto YunHo como ChangMin sabían a donde iba ese interrogatorio.

Kim MinAh los miró ceñuda, sopesando la pregunta y si debía responderla. —Algunos pueden.

—¿Qué hay de infringir dolor sin la necesidad de tocarlo? —ChangMin lanzó la pregunta.

—¿A qué se debe esto? Confié en ustedes, ¿acaso planean ir en busca de mi cachorro?

YunHo quería gritar un “sí” desesperadamente, pero no por las razones que la mujer pensaba. Para su sorpresa, el Alfa decidió contarle la precaria situación en la que se encontraban.

—¿Un lobo negro? —La pregunta salió cargada de terror. Kim MinAh estaba lívida, su tez usualmente pálida, ahora era casi de un color verdoso. El Alfa asintió, esperando a que la mujer aportara mayor información. MinAh se tomó el cabello con las manos, en un gesto claramente desesperanzador. —Mi padre solía relatarme un cuento cuando era niña —dijo en un susurro. —Los protagonistas eran dos lobos, uno blanco y uno negro, ambos librando una batalla por el poder. Al final, el lobo blanco sucumbió y el lobo negro se lo tragó, obteniendo así sus poderes. Solía pensar en que era una analogía entre el bien y el mal que existen dentro de nosotros, pero ahora… —«Ahora, no estoy tan segura». El lobo negro había aparecido, su JaeJoong es el lobo blanco. —Cuando huía de la mandada anterior, mi hermano y yo, fuimos perseguidos por un lobo negro, sus ojos eran rojos como la sangre, ansiando más y más. —Se volvió hacia los demás como si de repente hubiese recordado que estaba sentada frente a la familia de líder. Por segunda vez, YunHo se conmocionó cuando la mujer lo vio con asombro, duda y algo de desesperación. —Hace un rato, antes de toparme contigo, tuve esa horrible sensación. He estado recordando y sé que es la misma que cuando el lobo negro nos perseguía a mi hermano y a mí.

—¿Estás tratando de decirnos que KyuBok es el mismo lobo negro que te cazaba cuando joven? —la incredulidad marcada en cada sílaba de ChangMin.

—Es una posibilidad, los Shifter viven cientos de años.

—Pero mínimo debería haber un cambio en su apariencia. KyuBok se ve solo unos años mayor que YunHo. Si lo que dice ella es cierto, él entonces era mayor cuando ella apenas era una niña. Es más, ustedes se ven cercanos a los cuarenta.

—Eso es porque me he descuidado —afirmó el Alfa en un tono un poco juguetón que siempre reservaba para su familia. ChangMin rodó los ojos.

—Seguramente tiene poderes con los que nosotros ni siquiera soñamos. —MinAh mantenía esa expresión entre seria y asustada, lo que le daba un aire de chiflada. —Como Chamanes tenemos poderes espirituales, dones otorgados por la naturaleza, pero también somos Shifter, humanos que pueden transformarse en animales. Y, al igual que todo, siempre está el bien y el mal coexistiendo en nuestros corazones. A pesar de ser extremadamente raro, algunos sucumben ante la ambición y caminan por el lado de las sombras. —A pesar de su aspecto, los lobos sabían que cada palabra que la loba daba, estaba cargada con sabiduría. —Cuando un lobo con un único color nace, se dice que está destinado a grandes cosas. —Miró a YunHo significativamente. Después hizo lo mismo con ChangMin. —Su madre estaba muy orgullosa cuando cambiaban, podía verlo en sus ojos cada que ustedes corrían en su forma de lobos por la plaza. Sus colores marrón chocolate y castaño avellana brillando al sol. —Sus ojos brillaron con nostalgia al recordar que ella no podía ver de la misma manera a su cachorro. JaeJoong no solo era un chamán, sino que su lobo es blanco, lo que traía un constante miedo a su madre. —El lobo negro de KyuBok no solo es raro, sino también poderoso, por lo que me dicen, y malo. Sé de chamanes que pueden incluso dominar los elementos, pero para ello necesitan ser demasiado fuertes, por lo que no me extrañaría que KyuBok haya pasado desapercibido en la manada, incluso para mi mantuvo su bajo perfil. No puedo asegurarlo, pero los chamanes desarrollamos la mayoría de nuestras habilidades cuando encontramos a nuestra pareja. KyuBok no tiene una, lo que me lleva al cuento de mi padre, el lobo negro que se tragó al lobo blanco y absorbió su poder…

***

Mok había intensificado el entrenamiento de los tres lobos que había tomado bajo su ala. YooChun era un maldito buen peleador, podría defenderse de enemigos del doble de su tamaño, eso más su pequeña barrera lo hacía un contrincante difícil de vencer. Pero no podía decir lo mismo de JunSu o JaeJoong. A pesar de que ambos lobos eran ágiles, lo mejor que podían hacer era esquivar los golpes. Mok no había tenido que confesar su tormentoso sueño, donde la destrucción estaba muy próxima, para hacerlos trabajar; los continuos ataques a la barrera que Mok había puesto, la cual se iba reduciendo cada vez más y más, iban agotando casi toda su energía.

JunSu no podía controlar su poder de predicción. A veces entraba en trance en medio de un entrenamiento. Si eso sucedía a mitad de una batalla entonces sería el fin del pequeño lobo. Punto a su favor era que ahora podía leer más allá del simple pensamiento que el otro tenía en su cabeza, ahora podía aunar en los recuerdos, pero eso le dejaba malditamente cansado. Llegaría un día en el que hacer eso fuese sencillo, cuando tuviera a sus dos parejas.

El que más preocupaba a Mok era JaeJoong. El bonito lobo blanco podría arreglárselas para huir si fuera necesario, el problema era que el lobo no estaba solo, tenía a un cachorro que proteger. A pesar de ser muy útiles y bastante grande, la habilidad de sanación de JaeJoong no los ayudaría a escapar. Del cuello de UnHyea colgaba el relicario de su madre, lleno de hierbas que ocultaban el aroma del cachorro. Casi le costaba admitir que el chico necesitaba a su pareja si quería que su cachorro sobreviviera, pero eso sería una patada en las bolas, ya que el mismo Mok conocía la historia.

—Mantente firme, JaeJoong. —Mok gritó su orden. Si bien el entrenamiento físico ocupaba tiempo, Mok enseñaba a JaeJoong a bloquear su mente. Sus pensamientos eran solamente suyos.

A JaeJoong le dolía la cabeza horrores. Sentía que el cerebro se le había inflamado tanto que ya no cabía en su cráneo. Rogaba para que su materia gris se quedara de un solo tamaño y no causara una explosión. Presionó con las yemas de los dedos sus sienes, y trató de nuevo en concentrarse.

Mientras que en JunSu era una habilidad natural, JaeJoong tendría que aprender a desarrollarla y defenderse de la misma. El rostro de JunSu se veía preocupado, demasiados ataques continuos causaban jaquecas, pero este entrenamiento les servía a ambos. YooChun no tenía que practicar con ellos, ya que la pequeña barrera que creaba venía de su poder espiritual, el cual se concentraba en su mente. Mientras que no poseía el don para leer los pensamientos, tenía la habilidad para cerrar su mente para él mismo.

—De nuevo.

JunSu, una vez más trató de llegar más allá de los simples pensamientos que JaeJoong le daba. Una serie de imágenes sin secuencia alguna atascaban su mente. Imágenes, recuerdos que no pertenecían a JunSu. JunSu se concentró en uno. JaeJoong miraba detrás de un árbol a un chico alto, de cabellos marrones con muy buenos músculos, dándole una paliza a otro tipo que se veía unos diez centímetros más grande. JunSu podía sentir la admiración, no, devoción que JaeJoong sentía por ese chico. Cuando los ojos color chocolate se encontraron de frente con JaeJoong, JunSu sintió su corazón acelerarse al igual que el de JaeJoong en ese momento. Esa era la pareja de JaeJoong. JunSu podía ver porque JaeJoong había caído por ese buen espécimen de lobo. Lástima que fuera un imbécil total.

Estaba por pasar a otro cuando la sensación de agua helada lo congeló. Alguien había vaciado, por lo menos, una cubeta de agua sobre él. Estaba a punto de gritar indignado cuando los rostros pasmados de Mok y YooChun lo sorprendieron. Se hubiera reído de la boca tan abierta que YooChun tenía si no fuera por la situación.

Mok dio un grito de júbilo. JaeJoong se veía tan confundido como JunSu cuando Mok lo cubrió con un abrazo. Mok estaba malditamente feliz, por primera vez en las últimas semanas, veía las posibilidades de que JaeJoong sobreviviera con su cachorro sin la necesidad de su pareja. Solo habría que enseñarle a controlar su elemento.

***

Un mes más había pasado desde que descubrieron la inusual capacidad de JaeJoong. Aunque no era algo de lo que sorprenderse, su principal habilidad era la sanación, el agua era normalmente conocida por ser la restauración, el elemento de vida. Así que de ambas habilidades venían en conjunto. El problema recaía en que al ser un elemento, JaeJoong no podía dominarlo del todo, hasta ahora, lo más que había logrado hacer era crear bruma.

Por muy desesperado que Mok estuviera, al menos JaeJoong tenía la capacidad para ocultarse y difuminar su rastro, además había mejorado en el bloqueo de sus pensamientos. La bruma que creaba hacía que todo alrededor de él oliese a agua, eliminando cualquier olor de magia o shifter. A menos de que conocieran a JaeJoong, no habría forma que lo identificaran como un chamán o lobo blanco. Con eso, quedo sentado que las habilidades de JaeJoong eran plenamente de curación y defensa, podría ocultarse, pero a la larga necesitaría de la fuerza de su pareja.

***

Las constantes revueltas entre ambas manadas dejaban muchos heridos. YunHo se podía jactar que la mayoría pertenecientes a la manada del Norte, pero eso sería demasiado cruel, sabiendo que los lobos solo obedecían las ordenes de su Alfa KyuBok, de lo contrario se atendrían a las consecuencias. Eso dejaba una punzada de molestia en YunHo cada vez que tomaba a un lobo con sus fauces.

Entre YunHo y ChangMin mantenían a la mayoría de los lobos enemigos a raya, incluso habían llegado a temerles, pero, no importaba lo mucho que los chicos lucharan, siempre había más y más. Los mercenarios eran un verdadero dolor en el culo, no solo eran peleadores sucios, sino que causaban disturbios incendiando los alrededores.

El Alfa había ordenado erigir un cerco alrededor del pueblo. Tenía apostados centinelas en los cuatro puntos cardinales, más los que recorrían el perímetro de los límites del territorio. Las mujeres, niños y ancianos estaban seguros dentro de la aldea, ayudaban en todo lo que podían.

Kim MinAh había tomado lugar en la enfermería local, sus habilidades ayudaban grandemente a tratar a los heridos; sus pócimas adormecían y calmaban los dolores. A pesar de que la mayoría podía sanar con el cambio, muchas de las heridas que infringían los mercenarios eran tan fuertes que dolían demasiado para cambiar.

YunHo regresaba sobre sus cuatro patas, hastiado del recorrido diario. En estos últimos dos días, le preocupaba más. Inexplicablemente los enemigos solo entraban, causaban disturbios simples y se iban, era casi como si estuvieran comprobando el tiempo de reacción de la manada. Pero en las cuarenta y ocho horas pasadas, ni había habido ni siquiera eso. Sacudiendo su cabeza se dirigió a su casa. A juzgar por el olor y la maleza en su pelaje, le hacía falta urgentemente un baño, y una buena comida no estaría mal. Vio a Kim MinAh pasar apresurada por el frente de la enfermería con varias mantas sucias, sus cabellos negros despeinados y su cara una máscara indescifrable. Desde que buscó el rastro de JaeJoong hasta los osos, no había vuelto a comunicarse. Sabía que la señora estaba demasiado preocupada por su hijo y por ese lobo negro. YunHo quería decirle que él protegería a JaeJoong con su vida, si solo supieran donde estaba.

Los pelos del lomo de YunHo se erizaron. Ahí estaba de nuevo esa sensación de ser observado, pero sin tener nada que lo comprobara, ni un ruido, ni un aroma, nada, así como el bosque extrañamente en silencio. Kim MinAh soltó las mantas que trasportaba, su rostro lleno de pánico. Giró su rostro de un lado al otro y un estremecimiento pasó por su cuerpo. YunHo sospechaba, que KyuBok estaba al acecho, tenía un particular interés en la mujer. Gruñó hacia el cerco. El maldito se había acercado demasiado, sin que sus centinelas lo notaran. El sonido tan fuerte que salió de su garganta retumbó por todo el lugar. Después de eso la sensación se fue.

Con un gesto de su lobuna cabeza, YunHo le indicó a la mujer que lo siguiera. Al entrar en la sala de estar de la casa del Alfa, YunHo invocó su cambio, cubriendo su desnudez con una túnica.

—Por tu reacción deduzco que cada vez estás más aterrada de ese sujeto.

Ella lo miro desconfiada. —No esperes que me comporte como un soldado. De hecho, estoy tentada a decir que subestimas a tu enemigo. Además no es que le tema, solo es precaución —señaló con un aire de suficiencia. Cuando la verdad era que estaba aterrada, que cada que se sentía observada se paralizaba de pánico. KyuBok estaba llevando al límite sus nervios, a veces solo deseaba que el maldito apareciera frente a ella y así poder encararlo, pero esta caza, el estar siempre al acecho, el ser siempre ella la presa, estaba minando con su fuerza de voluntad.

—Lamento mi brusco comportamiento —YunHo dijo con voz más suave. —Realmente me preocupo por usted —. Y Kim MinAh pudo ver en los ojos chocolate del chico la verdadera inquietud tenía. Jung YunHo podría ser un excelente Alfa, uno que defendería a la manada con fuerza y la guiaría con sabiduría, pero aún así, a MinAh no dejaba de lado todo lo que ese joven lobo había hecho con el corazón de su hijo, por mucho que él también estuviera sufriendo.

—Agradezco tu preocupación, Joven Alfa, pero no puedes hacer más por mí que lo que haces por la manada —«A menos que puedas traer a mi JaeJoong de regreso a mi lado». En cuanto pensó eso, rápidamente lo desechó de su mente. No era prudente que JaeJoong regresara con KyuBok rondando por el lugar. Dicho eso, regresó a sus labores.


YunHo la miró salir, la espalda erguida y su frágil figura, le recordaban mucho a JaeJoong, pero por ahora la búsqueda de su compañero había sido detenida, hasta que el problema con la manada del Norte estuviera finiquitado.


miércoles, 16 de julio de 2014

FATED: CAPITULO 15



YunHo gruñía a cada palabra que su padre soltaba. La manada de lobos al Norte de ahí, había decidido que quería sus tierras también, por lo que constantemente rastreadores causaban disturbios a los centinelas, aunque el Alfa debía agradecer a sus fieros guerreros ya que los rastreadores jamás traspasaban el límite de seguridad. Una parte de YunHo creía que de haber estado él aquí, nada de eso hubiera pasado, pero sabía que eso solo era un estúpido pensamiento, con él o sin él, el Alfa de la manada del Norte habría declarado la guerra.

Vagamente YunHo pensaba en el tiempo de paz que habían vivido, según recodaba, no habían entablado una batalla con la manada del Norte desde que YunHo era apenas un cachorro y ChangMin acababa de ser concebido. Muchas pérdidas en ambos bandos, las cosas habían terminado cuando un nuevo Alfa se alzó en la manada del Norte. ¿Entonces, porqué el que una vez hizo paz, estaba declarando la guerra de nuevo?

—Tienen un nuevo Alfa —soltó su padre. YunHo y ChangMin escuchaban atentos, ahora era su responsabilidad la seguridad de la manada, como los hijos del Alfa se esperaba que fueran valientes guerreros. —Tuve un encuentro con él este día. Quizá recuerden a KyuBok.

—¿El idiota que siempre molestaba a JaeJoong? —preguntó YunHo sorprendido. Se dio un golpe en la cabeza a sí mismo cuando su padre arqueó una ceja por su elección de palabras. Nadie había mencionado nada de JaeJoong desde que éste se marchó, y he aquí a YunHo recordándolo a cada paso.

—Sí, él mismo. Ahora es el Alfa de la manada del Norte. Él es el que está enviando a sus rastreadores.

ChangMin maldijo, y, al igual que YunHo soltó un bajo gruñido. El tono preocupado de su padre le indicaba a YunHo que había algo más.

—¿Qué más hay? Has librado más batallas para defender a la manada, pero algo me dice que no estás seguro de ganar ésta.

—Es extraño —admitió su padre. —KyuBok conoce a todos los centinelas de la manada, conoce la ubicación, incluso la habilidad de cada uno de mis soldados. Puede que haya anexado a lobos solitarios a su manada —por todos era sabido que los lobos solitarios tendían a ser inestables y muy violentos— pero aún cuando he cambiado de táctica, él sabe donde dar el golpe. Es inquietante.

—Ese tipo —susurró con enfado ChangMin. —Siempre estuvo a la caza de tu sitio, y como jamás tuvo las bolas necesarias para retarte, fue con otro Alfa más débil.

—Eso es lo intrigante ChangMin. El antiguo Alfa de la manada del Norte era todo menos débil. Hubiese hecho lo que fuera para mantener la paz en su gente. La verdad no creo que KyuBok lo haya derrotado en una lucha limpia.

—¿Quieres que vayamos a investigar ese asunto? —pronunció YunHo.

—No, he enviado ya a uno de mis centinelas. Debe estar pronto de regreso. Además la noche de Luna está cerca, no creo que haga nada hasta que ese día pase.

A pesar de la difícil situación, cuando YunHo escuchó sobre la noche de Luna, una punzada de dolor se instaló en su pecho al recordar a JaeJoong. No importaba cuanto tiempo hubiera pasado, el dolor que sentía era el mismo, si no es que mayor, que el día en que JaeJoong se marchó. YunHo había intentado rascarse la comezón una que otra noche de luna llena, pero la culpa que se instalaba por algún encuentro sexual con alguien diferente a su compañero era demasiada como para que el acto se llevara a cabo. Es más, YunHo ni siquiera estaba seguro que su órgano sexual funcionara con alguien más que no sea JaeJoong, así que continuamente recurría a su mano. A veces, YunHo solo corría hacia ninguna dirección, aullando de dolor por no tener a JaeJoong con él. Se lo merecía, malditamente que lo hacía, pero eso no significaba que no le doliera como una perra.

—Go AhRa ha estado preguntando por ti —dijo su padre, cambiando de tema abruptamente.

YunHo hizo un gesto de dolor, Go AhRa siempre preguntaba por él. YunHo se pateaba las bolas por haberse acercado a ella un día que el sentimiento de soledad fue tan grande que erróneamente quiso buscar consuelo en otros brazos. Si bien el encuentro sexual jamás se dio, ni siquiera un mísero beso, desde ese día la chica no lo ha dejado en paz. Y maldecía aún más, ya que tenía todo el apoyo de su propia madre. Esa era otra razón por la que prefería estar con los felinos.

—Creo que es hora de que empieces a formar una familia —comentó el Alfa tanteando el terreno. Sabía que su hijo había pasado por una extraña situación después de su primera luna, pero con la batalla inminente, sería mejor tener una continuidad en el linaje. —Ella sería una excelente compañera.

De nuevo. —Ella no es mi pareja.

—No todos encuentran a su pareja destinada, YunHo debes entender que como sucesor del Alfa no se te tomará en cuenta lo suficiente sin una compañera. Un Alfa se vuelve un feroz protector cuando tiene una familia que defender.

YunHo apretó los dientes. Sí, sería un lobo muy malo si alguien se le acercara a su pareja, pero ¡demonios! Él mismo había sido el idiota que alejó a JaeJoong y no quería a nadie más.

—¿Por qué no lo hace ChangMin?

—¡¿Estás demente?! Yo por qué habría de dejar mi hermosa libertad y amarrarme con Go AhRa. Además a mí ni siquiera me gusta su olor dulzón, huele curioso, como a…

—¡Basta! ¿Se dan cuenta en la precaria situación en la que nos encontramos? Como familia, una vez que el cachorro nazca, lo lazos sanguíneos nos harán más fuertes para proteger a nuestros miembros más pequeños.

—¿Esto es solo por la manada?

—La manada nos necesita. Somos el eje, la fuerza que los mantiene, el escudo que los protege, no podemos fallarles. Y si para ello necesitamos reforzar nuestros lazos sanguíneos que así sea.

—No me casaré con Go AhRa —afirmó YunHo vehementemente.

—No dije que lo hicieras, pero sería lo ideal. YunHo sé que has estado buscado a tu pareja. —Los ojos de los chicos se abrieron ampliamente. Ellos habían mantenido el secreto. —¿En serio creían que podían ocultarlo de mí? JaeJoong se marchó y no volverá. Fuiste lo suficientemente estúpido para rechazarlo, ahora sé lo suficientemente fuerte para afrontar las consecuencias.

YunHo bajó los ojos y se mordió el labio. Quería malditamente replicar que él sabía lo estúpido que había sido, no era necesario que alguien más se lo recordara, no cuando ese alguien decía que tenía que casarse pronto.

—¿C-cómo?

—¿Qué cómo lo sé? Cuando JaeJoong vino a mí por su petición de abandonar la manada, me dijo que su pareja lo había rechazado. A pesar de que trató de camuflajear su olor con esas hierbas, no cabía duda que tenía un aroma demasiado conocido impregnado en él. Tenía tu olor YunHo, te crié, así que no había forma en que me equivocara con ello. ¿Por qué lo rechazaste? —su voz dura se suavizó al lanzar la última pregunta.

«¿Por qué lo rechacé?» A su mente vinieron todos los deberes que supuestamente como hijo del Alfa tenía, los sueños de ver a una hermosa familia, prejuicios, tantas cosas que al final no tenían sentido sin los hermosos ojos negros de JaeJoong. —Creí que mi lobo estaba encaprichado, que si lo tomaba como una pareja estaría negando mi linaje y traicionando a mi manada.

Su padre suspiró tristemente, al ver como su hijo mayor apretaba las manos en un puño fuertemente cerrado y sentir el dolor que transmitía su voz. Ahora veía la principal razón del problema. Tanto él como su madre le habían llenado la cabeza con mil y unas cosas acerca de la responsabilidad para con la manada, pero jamás, jamás le dijeron que su principal deber era con él mismo y su pajera. El pecho del Alfa se apretó al ser consciente de que había presionado a su cachorro para tomar una estúpida decisión.

—Ahora ya no hay vuelta atrás, cumple con el deber que tú mismo te impusiste —la voz gélida de su madre habló por detrás de ellos. —Ten cachorros pronto. Go AhRa está esperando por ti. He hablado con sus padres en tu nombre.

—¡¿Qué?!

—Madre, ¿no crees que estás apresurando las cosas? —ChangMin, que se había mantenido callado durante todo el rato, no pudo evitar salir en defensa de su hermano. Había un algo que no le agradaba en Go AhRa, quizá era esa ansiedad por el poder que la chica siempre había tenido, que no había visto la luz tan descaradamente antes, ya que YunHo siempre anduvo detrás de ella.

—Pero es por eso que no aceptó a su pajera, JaeJoong es varón, por lo tanto es incapaz de engendrar. —Su madre miraba a ChangMin como si él no comprendiera lo tonta que era la situación. —Go AhRa será tu compañera. Fin de la discusión.

Dando un golpe sobre sus tacones, dio media vuelta y salió del lugar, sin dejar que YunHo replicara su respuesta.

—No me casaré con ella —dijo firmemente a su padre. El Alfa lo vio y asintió, pero su mente se encontraba en otro sitio.

—No, pensando las cosas mejor, Go AhRa no es buena candidata.

—¿Por qué el cambio de actitud? Hace un instante decías que sería una buena compañera para YunHo —la suspicacia de ChangMin no dejaría pasar el asunto.

El Alfa se encogió de hombros. —Su madre ha actuado extraño últimamente, no parece ser ella misma. Visita muy seguido a Go AhRa y su familia. No quiero decir que la chica esté haciéndole algo, más bien creo que es una mala influencia. Su madre jamás había hecho ostentación de su sitio como Loba Alfa tanto como ahora lo está haciendo.

No tuvieron mucho tiempo para seguir analizando la situación cuando uno de los centinelas aulló, clamando por ayuda. Tres enormes lobos salieron de la casa del Alfa en dirección al llamado. YunHo en su forma animal, ahora era más grande que su propio padre.

***

Mok despertó temblando. Había tenido una pesadilla. No, era un sueño premonitorio, pero era tan horrible que prefería llamarlo pesadilla. Fue a la cocina por un vaso de agua para calmar sus temores. A través de la ventana, pudo ver al hermoso lobo blanco, sentado admirando a la Luna. Si no supiera que se trataba de JaeJoong, Mok sin duda habría dicho que la magnífica criatura blanca era hijo de la diosa Luna. Suspiró fuertemente. Si lo que vio en sus sueños era real, no tenían mucho más tiempo. El pequeño lobo blanco debía aprender a defenderse. Lo necesitaría.

Si bien, Mok había entrenado en artes de defensa a YooChun, pronto quedó sentado que el alumno sobrepasa al maestro, por lo que YooChun era el encargado de entrenar a JaeJoong y JunSu en esa área. Meses antes había sido muy bondadoso dejando que los chicos holgazanearan con el entrenamiento, pero después de su horrible sueño, debían por lo menos saber defenderse.

—¡Haz hecho trampa! —gritó JaeJoong. Él y JunSu se encontraban enfrascados en una pelea de entrenamiento. JunSu siempre ganaba, anticipaba correctamente cada movimiento, por lo que Mok, sin duda sabía que el chico hacia trampa.

—No es verdad. Soy más hábil que tú ¿por qué no lo aceptas de una vez?

—Has tenido contacto conmigo. Estoy seguro que lo usaste para ver mi mente.

Mok frunció el ceño. Si, sabía que JunSu hacía eso, pero eso solo significaba que JaeJoong tendría que entrenar en otra cosa: cerrar su mente a personas no deseadas.

¿Cuánto tiempo había estado JaeJoong con ellos? Si la memoria no le fallaba cerca de dos años. UnHyea resultó ser un cachorro fuerte, muy inquieto y de un noble corazón. Mok sabía, no, estaba seguro que ni JaeJoong ni su cachorro sobrevivirían si el Lobo blanco no aprendía a defenderse y ocultarse.

—¡Yah! ¡Me rompiste una uña! —gritó JunSu. JaeJoong tenía una sonrisa petulante que gritaba “eso te pasa por meterte conmigo”. Sin embargo, esto era una tonta pelea, ninguno de los dos realmente estaba centrado en ello, las cosas serían completamente diferentes si su vida estuviera en riesgo.

UnHyea soltó un bufido nada amable, a su lado. Ambos veían el entrenamiento, aparentemente muy entretenidos de ver a dos lobos pequeños saltar con las garras de fuera como cualquier felino. —¡Ja! ¡Eso te mereces, bola de pelos!

JunSu entrecerró los ojos. —Pequeño vándalo —murmuró en voz baja.

Mok sonrió. Si bien no tenían mucho más tiempo, el poco que había pasado con los lobos fue agradable. Ahora empezaría un verdadero entrenamiento.

***

—¡Rayos! —gritó con desesperación ChangMin. El centinela estaba demasiado herido como para sobrevivir si lo trasladaban. Bien conocido era por todos, que como shifter sanaban más rápido, pero estaba seguro que con una herida como aquella en la yugular no viviría mucho más. El charco de sangre era prueba de ello.

Este sería el tercer centinela atacado solo. El chico se las arregló para decir en un gorgoteo, que habían sido varios perros salvajes, por lo que ahora estaban seguros que KyuBok tenía shifter mercenarios, lo que inclinaba la balanza del lado de la manada del Norte.

YunHo gruñó amenazadoramente antes de salir disparado hacia los arbustos más allá de ellos. ChangMin había notado que su hermano tenía sus sentidos más afilados que cualquiera en la manada. Su olfato era más sensible, su tamaño había excedido por un buen medio metro a su padre,  y por lo que veía, seguiría creciendo. Pero el sentido que mejor tenía era el oído. ChangMin casi juraba que podía escuchar a una ardilla a un kilómetro de distancia. Se había convertido en un infalible guerrero en tan solo unos días. Aunque, ChangMin aseguraba que eso se lo debía a los felinos. Estaba pensando seriamente en ir a entrenar con ellos.

Cayó sobre sus cuatro patas y apresuró su carrera detrás de su hermano. Era tan malditamente grande que una de sus zancadas equivalía a dos de ChangMin. Gruñidos y aullidos de dolor se escuchaban más adelante. A juzgar por los sonidos, ChangMin deducía que más de un lobo se enfrascaba en la lucha. Rogaba por que los soldados los hubieran seguido, de lo contrario estarían en serios problemas, bueno, no tantos, ellos eran malditamente buenos guerreros.

Fue una lástima que ChangMin no pudiera poner en práctica todas sus artes, ya que cuando llegó solo un lobo estaba en el camino. Uno al que YunHo tenía bien tomado del cuello. A sus pies habían cuatro lobos desconocidos, dos de ellos con heridas profundas, y los otros esperaba estuvieran inconscientes.

El lobo gris en el hocico de YunHo chillaba de terror con cada paso en que el lobo marrón lo arrastraba. YunHo gruñía de manera tan amenazante que incluso a los propios miembros de la manada les hacía temblar las patas. ChangMin incluso bajaba la cabeza en señal de respeto, para después patearse mentalmente recordando que ese era el tonto de su hermano.

Al llegar al centro de la aldea, una loba lloraba la pérdida de su compañero. La chica estaba preñada y ahora no tenía a su pareja. No era una bonita imagen. ChangMin se mordió la lengua. Debía ser fuerte. Ellos eran el eje de toda la manada, no podían verse perdidos en una situación como esta. ¿Cómo podía KyuBok ambicionar tanto? Ya tenía a una manada, entonces ¿qué le motivaba a querer la suya? ChangMin no entendía cómo alguien podía hacer la guerra por tan solo unos pedazos de tierra.

Unos ojos verdes que congelaban hasta el aliento se paseaban del otro lado de la escena. ChangMin casi podía jurar que AhRa tenía una sonrisa al ver el sufrimiento de la joven loba a la que una vez llamó amiga. ChangMin quería gruñirle, pero eso no sería sabio. Observaría a AhRa hasta que ella cometiera algún error que la hiciera caer. No le daba confianza esa mujer.

Con los ojos y los sentidos más abiertos, ChangMin regresó su mirada al sufrimiento de la loba. La cuestión no era solo el centinela muerto. La verdadera preocupación es que ese chico era precisamente al que su padre había enviado para averiguar sobre la manada del Norte. Fue atacado cuando regresaba de su misión, dentro de su territorio, a casi nada de regresar a casa.

***

Decir que YunHo estaba furioso era poco. El lobo marrón sostenía al lobo gris con todo el autocontrol que le quedaba. Estaba a nada de romperle el cuello a ese bastado que había asesinado al centinela.

—Llévenlos a las mazmorras —la voz del Alfa se hizo escuchar. Pronto los dos lobos heridos fueron arrastrados hacía los pasillos ocultos bajo la casa del Alfa.

YunHo llevaba al suyo sin soltarlo. El lobo temblaba incontrolablemente y emitía gorgoteos que en otro tiempo hubiesen sido chillidos desesperados.

Se ordenó que los heridos fueran atendidos, después de todo, el Alfa no era de aquellos que disfrutaban con la muerte, pero tampoco era un ser que dudaba a la hora de proteger a los suyos.

YunHo llevó a su presa a una sala circular, con muros grises de cemento sólido, sin ninguna ventana. Solo una silla vieja y una mesa polvorienta decoraban la habitación. De la silla colgaban algunas oxidadas cadenas, que en otros tiempos fungían como fuertes ataduras.

Cuando lanzó al Lobo gris, YunHo invocó su cambio inmediatamente. —Cambia —exigió. Su voz dura y sus fieros ojos, no daban duda a que obligaría al lobo o lo mataría al instante.

Con violentos espasmos, el lobo gris invocó su forma humana. YunHo le lanzó una raída túnica para cubrir su desnudez. El lobo que YunHo había arrastrado era el más escuálido del grupo de cinco que había asesinado al centinela, pero ahora en su forma humana, YunHo podía apreciar la precaria condición del hombre. Estaba tan delgado que la piel se le pegaba a los huesos, las cuencas de sus ojos hundidas y su piel parecía un viejo pergamino. Por lo que YunHo podía apreciar, había perdido demasiado peso en pocos meses.

Las olas de terror que salían del hombre, saturaban el ambiente en la pequeña sala. La puerta de metal detrás de YunHo se abrió con un estrépito. YunHo ni siquiera giró la cabeza para saber que ahí se encontraban su hermano y su padre, el Alfa.

El hombre frente a él casi se orina del miedo. YunHo agradeció que no fuera así, su nariz estaba demasiado sensible a cualquier aroma, y ya picaba bastante con el ácido olor a miedo. Aunque debía darle puntos al hombre, no cualquiera se contenía de soltar un grito al verlos a los tres allí.

YunHo sonrió de mala manera antes de gruñir otra orden: —Habla.

—Siéntate —indicó el Alfa con una voz dura.

A YunHo no se le pasó que el hombre había ladeado la cabeza en señal de respeto a cada uno de ellos antes de obedecer al Alfa. Su padre se sentó frente al hombre, separados únicamente por la polvorienta mesa. ChangMin se pasaba de un lado al otro, como un depredador esperando atacar. YunHo se colocó a un lado de su padre. Deseaba arrancarle la garganta al hombre, pero sabía que necesitaban respuestas, por eso lo había dejado vivir.

—¿Por qué quieren nuestras tierras? —cuestionó el Alfa, ignorando que su hijo menor tenía los colmillos desnudados en una clara señal de amenaza.

—Nosotros no las queremos —susurró bajando la cabeza. YunHo gruñó. El hombre dio otra sacudida del miedo. Miro a los ojos al Alfa, a través de sus pestañas. —¿Puedo tener tu palabra de que me matarás una vez que haya dicho todo?

Ellos sabían que el tipo ni siquiera debía pedirlo, sería ejecutado por sus crímenes. Aun así, había un brillo en sus ojos de esperanza a algo que ellos no sabían. ¿Sería a una rápida muerte? ¿O a salvar a ambas manadas de la guerra? Cualquiera que fuera la cuestión, lo sabrían una vez que el hombre hablara.

Con un asentimiento de cabeza del Alfa, comenzó su historia. —Nosotros hemos vivido en paz desde la última guerra. El Alfa Yang nos mantenía en paz y bien, pero, hace unos meses, KyuBok llegó, acompañado de un grupo de mercenarios, diversos shifters, en su mayoría lobos. Cuando retó al Alfa Yang, todos estábamos seguros que tenía que ser una broma, no había manera en que ese tipo ganara la pelea, pero… —tragó duro —ese lobo negro es diferente —dijo en un susurro ahogado, como si estuviera relatándoles un terrible secreto. —Destrozó a Yang en solo cinco segundos. Le hizo ese algo que siempre hace con sus ojos, porque Yang gritó de dolor mucho antes que las fauces de KyuBok se acercaran a su cuello antes de arrancárselo.

—¿El Lobo de KyuBok es negro? —preguntó confundido ChangMin. No recordaban haber visto nunca a KyuBok en su forma de lobo.

—Totalmente negro —confirmó el hombre. YunHo sabía que los lobos blancos y negros eran raros; hasta ahora solo conocía a uno, y era su preciosa pareja. —Cuando Yang cayó, las cosas cambiaron muy drásticamente para la manada. Somos obligados a seguir sus estrictas reglas, de lo contrario nos deja a manos de sus seguidores. —Un estremecimiento que nada tenía que ver con ellos recorrió al hombre. —Ellos son… malos… muy malos. La mitad de la manada pereció en sus manos. Los que seguimos vivos es porque obedecemos las ordenes. KyuBok sale muy seguido, por lo que deja a cargo a sus perros del infierno. Prefiero morir a mano de ustedes a regresar a la manada y afrontar mi fracaso —dijo vehementemente.

—Háblame de KyuBok.

—Ese hombre es la maldad encarnada. Disfruta con el dolor ajeno y… —el escuálido hombre apretó los labios, negándose a seguir hablando sobre las cosas malas que el lobo negro hacía. YunHo se preguntaba ¿cómo había vivido un sádico entre sus líneas sin haberlo notado? En todo ese tiempo, YunHo simplemente había creído que KyuBok era un idiota con un ego muy inflado, cuan equivocado estaba. —Él tiene ese poder… —todos en la habitación arrugaron el entrecejo.

—¿Qué clase de poder?

—No lo sé. Te mira a los ojos y hace ese cambio de color, entonces sientes que ardes en tu interior, como si tus entrañas se estuvieran incendiando. Duele malditamente demasiado. He visto a varios perecer de dolor, comienzan a escupir sangre y se ahogan con ella misma. Además, siempre parece saber lo que estás pensando.


Tanto YunHo como ChangMin abrieron la boca en una “O” perfecta al verse sorprendidos y asqueados del mismo modos. Jamás habían escuchado que alguien hiciera eso.

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N/A: Espero que les esté gustando esta historia!! Realmente me divierto escribiéndola :)