FATED: CAPITULO 14

—¡Yah! ¡Pequeño diablillo! —gritaba JunSu. Salía de la casa con una escoba en la mano y un paño amarrado a la cabeza. —Te he dicho que no puedes correr dentro de la casa en tu forma de lobo —gritaba hacia unos arbustos que se movían.

—Eso solo lo haces porque no quieres limpiar —respondió una voz infantil desde detrás de los arbustos.

—¡No es justo! Tú no haces nada.

—Le diré a Mok que no quieres hacer tus tareas —amenazó el infante.

—¡Yah! —gritó de nuevo JunSu, a sabiendas que había perdido la pelea. Enfurruñado entró de nuevo en la casa y comenzó con sus deberes.

—¿Dándole problemas al tío Su? —preguntó JaeJoong por detrás del chiquillo. El niño brincó por el susto y cayó en sus cuatro patas. Al reconocer a su madre, meneó la colita y soltó ladridos felices. JaeJoong sonrió, abriendo los brazos para que el cachorro se lanzara sobre él.

A pesar de tener tan solo un año, UnHyea, lucía como un niño de cinco. JaeJoong se había asustado al principio, como recién nacido era ciego y sordo, pero JaeJoong siempre se estuvo a su lado para mantenerlo caliente. Daba gracias a los dioses por JunSu, quien siempre estuvo atento a las necesidades de ambos. Cuando UnHyea cumplió dos semanas, JaeJoong por fin pudo ver el color de sus ojos, un marrón chocolate como el de YunHo, sonrió con un poco de tristeza, pero después le dio la mejor de sus sonrisas a su cachorro, no dejaría que viera nada de eso mientras crecía. Para ese entonces UnHyea se movía de un lado al otro, sin dejar su forma de lobo, pero no demasiado lejos de JaeJoong. A la tercera semana, UnHyea abandonó las habitaciones mientras JaeJoong dormía. JaeJoong se había llevado el susto de su vida al despertar y no encontrar a su cachorro a su lado. Mok lo había encontrado rondando en el pasillo.

Al mes, UnHyea pasó por su primer cambio. De tener a un cachorro mordelón, JaeJoong tuvo a un bebé de un año sentado entre las mantas, tratando de decirle algo. Su bebé tenía el bonito color de piel de YunHo, al igual que sus ojos y cabello. Cada que lo viera, sin duda vería a YunHo. JaeJoong hizo un mohín pensando en qué había aportado él a la sopa genética. Incluso el lunar sobre los labios era de YunHo.

Al cumplir los seis meses, el crecimiento de UnHyea se detuvo, se veía como un niño de cinco y su lobo del mismo tamaño. Comenzaría a crecer como cualquier humano a partir de este punto.

Sonrió cuando su cachorro bajo de sus brazos, zambutió sus patas en el lodo y corrió dentro de la casa. El grito de guerra de JunSu se hizo escuchar. Vio a su cachorro salir a toda velocidad, detrás de él el lobo gris claro moteado de JunSu salía con los colmillos de fuera. JaeJoong no se preocupaba, JunSu jamás dañaría a UnHyea, por muy enojado que estuviera.

UnHyea aprovechó su tamaño compacto para meterse debajo del hueco de un árbol, un hueco que él mismo había estado rascando. Gruñó cuando el hocico de JunSu se adentró en su guarida. Mok reía a carcajada abierta al ver como la cabeza lobuna de JunSu estaba metida en ese agujero. YooChun solo rodaba los ojos.

JunSu sacó la cabeza e intentó sacar al pequeño diablillo con una de sus patas delanteras. El aullido que dio fue tal que los pájaros que estaban sobre el árbol volaron indignados. JunSu retiró la pata, sacando con ella al cachorro que estaba aferrado a ella con sus pequeños colmillos.

«Al menos consiguió sacarlo» pensó malignamente JaeJoong.

YooChun quien había retenido su risa, ahora rodaba sobre su espalda al igual que el Mok en una nada digna postura. JunSu sacudía la pata para que el cachorro lo soltara, pero éste era inmune a los movimientos.

JaeJoong sonrió, sí, eso había aportado a la sopa genética, la actitud de come-mierda a pesar de su tamaño. Con un suspiro fue a retirar a su cachorro, si bien JunSu no le haría daño, no había que tentar a su paciencia.

Mok se levantó de golpe poniéndose serio al segundo. YooChun hizo lo mismo. JunSu, que seguía gimoteando tardó un poco en darse cuenta. Alguien había hecho sonar las campanillas de alarma cuando se encontraban muy cerca del muro de protección que Mok había levantado para ellos.

El lugar donde vivían estaba rodeado por un gran campo de protección, uno como el que YooChun había creado, solo que infinitamente mayor. Mok era capaz de crearlos debido a su gran poder espiritual y a la conexión con sus antepasados. De hecho, el muro era en sí, una serie de sucesiones de varios círculos, creados con el vínculo de sus antepasados, y, al ser de una línea de chamanes muy antigua, Mok creaba un muro muy fuerte.

JaeJoong se aferró a su cachorro que guardo silencio, sabiendo que alguien rondaba los alrededores. Hasta ahora nadie los había encontrado, pero las campanillas sonaban regularmente. El cazador, el shifter lobo, con el que se habían topado cuando venían en camino desde el clan de los osos, se presentaba regularmente. No los había olvidado. JaeJoong estaba malditamente seguro que aquel sujeto los había seguido hasta entrar en el muro, donde los había perdido, pero sabía que estaban ahí, solo tenía que descubrir la forma de atravesarlo.

Los cuatro shifter visiblemente se relajaron cuando el aire les llevó el familiar aroma de un oso amigo. YongSook había cumplido la promesa de ir a visitarlo, yendo regularmente.

La primera vez que el oso se había presentado, les había sacado un susto de aquellos. JaeJoong resguardaba a su pequeño, con JunSu a su lado. YooChun y Mok había ido hasta donde el shifter. Nadie podía atravesar la barrera si Mok no lo permitía. YongSook llevaba un gran ramo de rosas que no supo a quien dar. Si a JaeJoong o a Mok, pareciera que había quedado prendado del hombre, pero no hacía nada más que pequeñas insinuaciones como cortejo. YongSook apestaba en eso, y Mok lucía demasiado serio alrededor del hombre.

Al principio YongSook miró extrañado al cachorro, pero no preguntó nada, lo que agradecía JaeJoong enormemente. JaeJoong había tenido razón en una cosa, YongSook no era malo, solo estaba acostumbrado a que se le obedeciera, y había probado ser un verdadero amigo haciendo la mayor parte de los encargos de los lobos a la ciudad.

—Aquí tienes lo que me pediste —dijo YongSook a JaeJoong, cuando se acercaba a la casa con Mok de cerca.

Le entregó a JaeJoong varias de las cosas que había encargado, entre ellas ropa para UnHyea y algunos juguetes. También llevaba algunas cosas para JunSu, YooChun y Mok. Apestaba no poder salir, pero el cazador estaba cada vez más malditamente cerca de ellos. Ninguno podía arriesgarse a salir de la barrera y delatar la ubicación de todos. JaeJoong no sabía acerca de la resistencia de la barrera, pero no le darían al shifter más motivos por los que husmear.

—Hay algo más —YongSook utilizó un tono muy serio y formal que puso los pelos de punta a JaeJoong. —Un shifter lobo estuvo en el clan —anunció. —El tipo dijo que estaba buscando a un lobo de color claro, que en su forma humana tendría cabellos negros y piel blanca. Estoy seguro que hablaba de ti, JaeJoong —confirmó el oso lo que todos pensaban.

El cazador recordaba su forma humana, mayor razón para no adentrarse fuera de la barrera. YooChun gruñó bajo, se había tomado muy en serio la protección del lobo blanco y su cachorro.

—Tomaremos las precauciones necesarias —dijo Mok con voz suave. JaeJoong casi juraba que lo vio pestañearle coquetamente a YongSook, quien lo miraba como si fuera la última coca-cola del desierto.

JaeJoong sonrió cuando ambos shifter caminaron un poco más lejos de ellos, teniendo una conversación demasiado íntima. JaeJoong estaba feliz, podría apostar a que YongSook era la pareja que Mok tanto había esperado. Lo que lo hizo añorar un poco más a la suya. ¿Qué estaría haciendo YunHo en esos momentos? ¿Lo habría olvidado ya? ¿Se habría casado con Go AhRa? Seguro que sí, ese siempre había sido su sueño. Con una respiración profunda, JaeJoong tragó el nudo en su garganta. Ahora tenía cosas más importantes de qué preocuparse, como su seguridad y la de su cachorro.

***

YunHo caminaba con la cabeza gacha. Había tenido la esperanza de encontrar siquiera una pista de su pareja en ese clan de osos. Le habían dicho que un chico con su descripción había estado ahí hace poco más de un año, bien sabía que la gente podía haber olvidado su rostro si solo había ido de pasada, pero esperaba que JaeJoong se hubiera refugiado ahí. Se sentía tan cerca y tan lejos, tan perdido que ya no tenía fuerzas para seguir buscándolo.

Había regresado con su manada, había implorado a Kim MinAh que le brindara información acerca del paradero de su hijo, pero jamás había soltado prenda hasta hace unos días. MinAh le tendió una carta, expedida desde una dirección a un día de distancia en tren. YunHo había partido inmediatamente solo para descubrir que el lugar era solamente eso, una estación de tren, pero no había perdido la esperanza, por eso fue hasta donde los osos.

—Jung YunHo —dijo una voz a su espalda. JiYoung y sus parejas JiHan y InHa estaban detrás de él. —¿Qué es lo que te ha traído tan lejos de tu manada?

YunHo no tuvo que hablar, aquellos tres felinos eran prácticamente su paño de lágrimas. Vivió un tiempo con ellos, regreso a casa y de nuevo ahora estaba con ellos.

—¿Quieres un trago? —preguntó JiHan. YunHo solo arqueó una ceja. Lo shifter no podían emborracharse, bueno sí, pero necesitaban grandes cantidades para siquiera estar un poco mareado.

—Fui donde los osos. Creí que por fin hallaría algo —dijo con un suspiro.

—Debes dejarlo ya, YunHo. Él regresará cuando sus heridas hayan sanado —anunció InHa. YunHo deseaba creer que así sería, pero ¿cuánto tiempo tendría que pasar para eso? No estaba seguro que su cordura aguantara todo ese lapso.

***

JaeJoong se secaba el sudor de la frente, trabajar bajo los arduos rayos del sol no era lo suyo, pero de alguna manera estaba acostumbrado, como aquella vez que cuidó del huerto de fresas de YunHo y… detuvo ahí su tren de pensamientos, pensar en YunHo solo lo hacía infeliz.

En estos tiempos, JaeJoong no podía dejar que eso le sucediera, si se perdía en su tristeza seguramente terminarían capturados. Estaba aprendiendo a dominar sus nuevos poderes. Había descubierto que podía sanar una herida con solo tocarla con sus manos, cuando un cervatillo se había herido cerca de casa, y ninguno tuvo el valor para utilizarlo como comida.

Según Mok, esta solo era una de las múltiples habilidades que tendría.

***

YunHo entró por la puerta principal de la casa del Alfa. Se sentía tan raro estar ahí de nuevo, pero no podía evadir la realidad por siempre. Tomaría el consejo de InHa, seguiría adelante hasta que el destino lo volviera a unir a JaeJoong. Lo sabía, dentro de su ser sabía que JaeJoong aparecería de nuevo en su vida, porque ellos estaban predestinados. Solo esperaba que no tardara demasiado.

—¡Hey, extraño! —saludó su hermano. ChangMin había crecido malditamente mucho, parecía que se había estirado cual garrocha. Si a YunHo no le fallaba el cálculo, ChangMin debía ser unos centímetros más alto, aunque aún poseía esa cara de niño bueno que engañaba a todo el mundo.

Desde que JaeJoong se marchó de la manada, YunHo había entrado en un constante vaivén entre el ir y venir a casa. Pasaba mucho tiempo con los felinos, ya que en esas tierras no había nada que le recordara a su desaparecida pareja. Se había perdido la primera luna como adulto de su ahora no tan pequeño hermano.

—Has crecido —dijo mientras le estrechaba la mano y luego se fundían en un cálido abrazo. Estar en casa, a pesar de todo, siempre le hacía bien.

—Puede que me haya estirado un poco, “enano” —ChangMin jugueteó un rato. Puede que ahora sea un adulto y sea más alto que YunHo, pero eso no le quitaba lo condenadamente molesto que podía llegar a ser. YunHo negó con la cabeza. —¿Lo has encontrado? —preguntó en un tono más serio.

De todos, ChangMin era el único que sabía que la pareja perdida de YunHo era JaeJoong.  

—No. —Se dejó caer en el sofá, tomándose la cabeza con las manos en un gesto de desesperación.

—¿Le has preguntado a su madre?

—Ella me envió al lugar donde procedía la última carta. Una estación de tren a un día de aquí. Por el olor llegué a un clan de osos, pero nadie recuerda haber visto a JaeJoong ahí, si lo hicieron fue más de un año atrás. Me estoy volviendo loco, ChangMin.

ChangMin no pronunció palabra de consuelo, ambos sabía que YunHo la había jodido en grande, y que seguramente, lo que YunHo estaba viviendo, no era nada comparado con el rechazo que JaeJoong sufrió. Se supone que una pareja es una bendición, que se le cuida y se le ama. Pero YunHo no hizo ninguna de esas cosas y ahora sufría las consecuencias.

—¡Oh, YunHo! Estás aquí —dijo sorprendida su madre. —Esperaba que me llamaras desde ese lugar que se ha convertido en tu favorito —señaló refiriéndose a la manada felina.

La madre de YunHo creía que éste era un adorador de los gatos y que por eso siempre estaba allá, incluso había llegado a la loca idea de que había conseguido una linda felina de la que no quería despegarse. YunHo aún le dolían las sentaderas de escuchar el largo sermón que su madre había dado por enredarse con una gata, más aún cuando la linda Go AhRa seguía esperando por él.

—Madre —saludaron ambos chicos.

—Cierto, YunHo. ¿Cuándo planeas llevarme a la manada felina? Hay rumores de que las chicas son condenadamente sensuales y…

—Ya te daré yo tus condenadamente sensuales —amonestó su madre  ChangMin. —Aquí hay hermosas lobas con las que puedes formar una familia. —YunHo ya veía venir de nuevo la perorata acerca de la familia y los lazos con la manada.

—Madre, he olido a todas y cada una de las lobas de aquí. Y ninguna de ellas es mi pareja. ¿Qué si mi pareja es una felina o incluso una osa? —YunHo pudo ver como su madre arrugaba la nariz en solo pensar en tener una nuera de otra especie. —Es más madre, ¿qué sucedería si mi pareja fuera un hombre?

YunHo no podía hacer nada más que admirar el valor que su hermano tenía ¿porqué no había hecho él lo mismo? YunHo sabía que su hermano bateaba para ambos lados, por lo que debía saber cuál sería la reacción de su madre al enfrentarse a eso.

—No, no, no. Eso no puede ser —negó ella. YunHo sabía que no es que ella fuera intolerante, simplemente se había hecho a la idea de tener cachorros por todo el lugar.

—Y sí así fuera, debes estar orgulloso de haber encontrado a tu pareja. Las parejas fueron hechas para cuidarse y amarse sin importar el género o la especie —puntualizó con una profunda voz su padre, que había enredado su gran brazo sobre su pareja.

YunHo, una vez más, se sentía una mierda al saber que no podía hacer ninguna de las dos cosas por JaeJoong.

—Me alegro que estés aquí, YunHo —no había rastro de otro sentimiento que no fuera verdadero amor y alegría por tener a su hijo de regreso. Sin embargo, YunHo notó las pronunciadas ojeras que su padre tenía y la incipiente barba que cubría su mandíbula. Las alamas mentales se encendieron. Algo andaba muy mal con la manada.

***

JaeJoong tendía la ropa recién lavada. Después de todo, las travesuras de su cachorro tenían consecuencias. JunSu había gritado que no volvería hacer la colada ya que UnHyea se había paseado con sus patitas mugrosas por encima de ella.

Estaba cansado, sin embargo no tenía derecho a quejarse, al final él mismo había alentado al pequeño a molestar al tierno JunSu. Las horas que había pasado entrenándose con Mok se hacían cada vez más pesadas. Al principio solo era cosa de conocer acerca del mundo natural, de cómo la naturaleza interactuaba a través de cada planta o animal, el ciclo de la vida. Pero ahora se había enfocado en desarrollar sus poderes. Mok insistía en ello, dado que no tenía una pareja que los protegiera, JaeJoong debía fungir como escudo para su cachorro y él mismo.

Si bien, su poder de curación era lo más espectacular que ahora tenía, sabía que en defensa de sus vidas no serviría demasiado. Sería malditamente genial si pudiera contactar con sus antepasados sin entrar en trance y desarrollar un campo de protección como el que Mok y YooChun hacían. Incluso creía que las predicciones de JunSu eran de más ayuda, pero de nuevo, una vez más, tuvo que recordarse que no todos los chamanes poseían los mismos poderes.

Si bien, en JunSu su poder de predicción iba en aumento, algunas veces era bastante irrelevante. Aunado al hecho de que no podía controlarlo. Las visiones aparecían en su mente cuando querían. Sus sueños premonitorios eran más útiles y exactos, como aquella vez que predijo correctamente que YongSook le pediría una cita formal a Mok, o aquella donde JunSu dijo que JaeJoong se astillaría el dedo por remilgoso. Cosas sencillas, pero que resultaban valiosas, JaeJoong no dejaba de agradecer por ese don que JunSu tenía.

El campo que YooChun creaba no era demasiado grande, apenas si cabían los tres y si intentaba hacerlo más grande, se volvía más débil. YooChun aún trabajaba en ese aspecto, pero al igual que a JaeJoong, sus dones consumían mucha de su energía.

Gruñidos se escuchaban por todo el lugar, UnHyea debía estar cerca, aunque por la forma en la que gruñía algo había de diferente. JaeJoong dejó sus labores, esperando encontrarse a su pequeño gruñéndole a algún puercoespín o un cienpies, jamás hubiera imaginado lo que pasaba.

UnHyea gruñía lo más fieramente que podía, aunque el cachorro parecía muy lindo haciendo eso, retrayendo el labio superior para enseñar sus afilados colmillitos. Él no se sentía la cosa más linda. Estaba ahí para proteger a todos, a su mamá, al tío YooChun, al torpe JunSu y al maestro Mok. Le iba a demostrar al que fuera que estuviera intentando traspasar sus dominios quién era el lobo superior aquí.

JaeJoong frunció el ceño al ver a UnHyea gruñéndole a la nada, levantó la nariz para olfatear el aire y ver si así había algún animalillo que le pusiera los pelos de punta a su cachorro. Sin embargo, se puso lívido cuando un aroma a podredumbre se coló por sus fosas nasales. Sus sentidos gritaban ¡peligro! Debía alejar a su cachorro de ahí. JaeJoong no creía que alguien pudiera traspasar el muro de protección, pero no estaba de más prevenir.

Tomó a su cachorro y echó a correr a la casa. No tuvo que decir nada cuando vio a JunSu morderse el labio de manera nerviosa y al instante YooChun tenía un muro protector que los cubría a los tres. Mok se veía pálido, quien quiera que fuese el intruso trataba de ingresar de cualquier manera. JaeJoong jamás había visto ni una gota de sudor correr por la frente de Mok aún cuando mantenía el muro alrededor de ellos por aproximadamente dos kilómetros, pero ahora, su respiración agitada no pronosticaba nada bueno.

Los ojos de JunSu se pusieron azulados, y entró en trance, cuando habló, su voz sonaba distante, lejana, como si aparte de él alguien más hablara. —Se acerca. Él lobo negro se acerca, está aquí para usurpar lo que no es suyo, con lo que no ha nacido. Hoy han ganado la batalla, pero él les ha encontrado…

Mok dio un suspiro de alivio, pero era evidente el estremecimiento que le recorría. YooChun no desvaneció su pequeño campo hasta que Mok le indicó que todo estaba bien. El olor a podredumbre aún estaba en el aire, pero era menos denso que hacía unos instantes.

—No sé lo que es. Ni quien es, pero estoy seguro que no se detendrá. Es fuerte… —dijo inhalando profundamente, tratando de regular su respiración. —Tuve que reducir uno de los círculos de protección de nuestras tierras, el campo era demasiado grande para mantenerlo —añadió con culpa, pero nadie lo culpaba por mantenerlos a salvo.

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N/A: Lamento la demora!!!! Espero les esté gustando esta historia tanto como a mí :) Gracias por sus bellos comentarios!!!!