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martes, 26 de agosto de 2014

FATED: CAPITULO 21



—JiHan, señora —dijo el felino apresuradamente. —JiHan fue herido de gravedad.

JiYoung e InHa salieron abruptamente de la habitación, dejando olvidados a sus invitados. Minutos después, un ajetreo se escuchaba por la habitación contigua. Varios hombres transportaban el cuerpo de otro hombre mucho más grande. Ninguno de los lobos presentes dudó que ese fuera uno de los líderes. Recostándolo en un mullido sofá, InHa limpiaba con delicadeza las heridas, mientras JiYoung acariciaba su cabello y susurraba palabras tiernas.

Cuando los guerreros se hubieron ido, quedando solo un par de guardia, los curiosos lobos asomaron la cabeza. YunHo avanzó preocupado hacia su amigo.

—¿Qué está sucediendo InHa?

El gran felino lo miró por un momento, como si se hubiera olvidado de sus invitados, y, es que así era. —No lo sé, YunHo. No lo sé.

El hombre llamado JiHan, estaba muy herido, tenía varios golpes por todos lados, pero lo más preocupante era una fea herida en uno de los costados, que sangraba profusamente.

—¿Por qué no se cierra? —preguntó JiYoung con un tono desesperado. Era normal que heridas como aquella comenzaran a cerrarse pasados unos minutos, pero en lugar de eso, la herida de JiHan se mantenía abierta y sangrando tal como al principio. Su cara estaba comenzando a ponerse de un blanco tiza. —¿Qué pasa con el médico? ¿Dónde está?

—Se encuentra en los límites norestes. No será capaz de llegar hasta dentro de 30 minutos, señora.

Un grito ahogado surgió de su garganta. En ese tiempo, JiHan podría morir a causa de la cantidad de sangre que perdía a cada segundo.

—Yo puedo ayudar —susurró una suave voz.

Todos en la habitación giraron sus rostros hacia la suave voz que hablaba. Los dos guardias emitieron un sonoro ronroneo al ver el lindo rostro del lobo. YunHo soltando un bajo gruñido, se colocó frente a JaeJoong, bloqueando la vista a los otros dos felinos. Sin embargo, JaeJoong dio un paso al frente y con más potencia volvió a pronunciar: —Yo puedo ayudar.

JaeJoong espero hasta que los dos felinos junto a JiHan accedieron para acercarse. Colocando sus manos sobre la herida, hizo su luz salir, cerrando así las heridas.

—Ahora necesita descansar —dijo suavemente JaeJoong, retirándose. Su aspecto se tornó lívido y frágil. YooChun lo tomó por los hombros, ayudándolo a sentarse en una de las muchas mullidas almohadas.

YunHo quería gruñir, para ser más exactos deseaba poder arrancarle la piel al joven lobo que sostenía a su pareja. Inhaló fuertemente para tratar de controlarse, no creía que JaeJoong se viera complacido al destrozar la garganta de un ¿conocido? ¿Podría llamarle así? ¿Qué sucedía si era más que un simple conocido? ¿Y si él hubiera disfrutado de las delicias que su JaeJoong ofrecía? A juzgar por lo que veía, se les notaba muy íntimos. ¡Oh, demonios! YunHo sabía que mataría a todo aquel que hubiera tocado a JaeJoong. Y sin embargo, por ahora, la prioridad era mantenerlo a salvo.

Dúctiles gimoteos se escuchaban por la habitación. Los felinos también parecían sorprendidos al encontrar el origen de estos. Junto a JaeJoong el cachorro marrón gimoteaba enredándose en sus piernas. Las blancas manos de JaeJoong acariciaban su pelaje y sus ojos lo veían con inmenso amor.

YunHo, con todo el ajetreo había olvidado al cachorro, pero, al menos le complacía que, al igual que  a él, los felinos no fueron capaces de percibir su aroma hasta que este estuvo frente a ellos. YunHo recordaba que ese relicario, que colgaba del cuello del cachorro, le pertenecía a JaeJoong; recordaba también, las extrañas hierbas que entumían su nariz, pero aún así se podía percibir un ligero aroma, cosa que no sucedía con el cachorro, hasta que casi enterrar la nariz en su pelaje para captar su aroma. Los felinos no preguntaron el porqué el cachorro no había cambiado a su forma humana, aunque fuera un poco extraño.

Después de un té caliente y algunos emparedados, que el cachorro devoró ávidamente, JiYoung decidió hablar.

—Cuando pasaste hace una hora por aquí, todo estaba como siempre ha estado, en relativa calma, pero…

—Fuimos atacados justo después —irrumpió InHa. —Por lobos.

—No tuve nada que ver, lo juro —se apresuró a aclarar YunHo.

—Sabemos eso —replicó InHa. —Estos lobos atacaron por la parte noreste. Además eran mercenarios.

—Tengo entendido que tu manada ha entrado en guerra con la manada del Norte —JiYoung habló. —Suponemos que estos lobos fueron contratados por esa manada.

—¿Están diciendo que me perseguían? —YunHo preguntó. Se le hacía casi imposible que lo siguieran, dada la gran zancada que tenía, eso sin contar con sus super sentidos auditivo y del olfato. YunHo no creía que algo así se le hubiese pasado, y sin embargo, quizá, en su afán por correr donde JaeJoong, no lo notó, y aquí estaban las consecuencias.

Los felinos se miraron el uno al otro y bajaron la mirada, sin dar una respuesta específica a YunHo, pero que, a juzgar por sus expresiones le decían que sí, que esos lobos le venían siguiendo el rastro.

—N-no. —Una entrecortada voz escindió el flujo de pensamientos que ahí se estaban dando.

—¡JiHan! —susurraron con alivio ambos felinos. Inmediatamente tomando la mano y la frente del herido, revisándolo de arriba abajo, tratando de encontrarle alguna herida sin cerrar.

—¿Te encuentras bien?

—S-solo estoy un poco mallugado —respondió con una cansada sonrisa sincera. Los felinos con él sollozaron un poco, felices de encontrar mejor a su pareja.

—Debemos agradecerte, joven JaeJoong. Nuestra pareja parece que se encuentra en recuperación —dijo JiYoung con lágrimas en los ojos de la felicidad. JaeJoong solo asintió, realmente necesitaba descansar, pero los ojos verde pasto de JiHan no dejaban de mirarle.

—¿Qué eres? —preguntó JiHan sin rodeos.

—Un Chamán —respondió JaeJoong con su acostumbrado tono suave que calmaba a todos.

—Ahh —exhaló JiHan. —Eso me temía —comentó con pesar. Miró al techo mientras sostenía la mano de JiYoung y dejaba que InHa le hiciera mimos. Todos en la habitación esperaban ansiosamente a que el felino hablara. —Cuando fuimos atacados por los linderos del noreste, me apresuré en ir. Mi familia vive en una pequeña comunidad que reside en esa zona, negándose a venir a la mansión como todos los demás. Dado que la mayoría de los felinos que ahí habitan son linces, están acostumbrados a ser muy unidos a sus camadas, por eso es que mi familia se quedaba allí, para protegerles. Pero, hay una cosa más por la que se quedaban…

—JiHan —llamó en tono de advertencia InHa, sin embargo, JiHan continuó.

—Uno de los linces que viven ahí, es diferente de todos ellos. —Miró a JaeJoong una vez más. —Emite un aura parecida a la tuya. Crecí junto a ese felino, así que sé cuando alguien tiene un poder oculto, como tu compañero, por ejemplo —señaló a JunSu. YooChun se colocó inmediatamente frente a él, soltando un bajo gruñido. —También es un chamán, ¿cierto? —esperó hasta que JaeJoong admitiera la afirmación. —Esos lobos no pasaron por aquí solo porque iban persiguiéndote, YunHo. Esos lobos sabían donde atacar, ya que si hubieran estado siguiéndote, habrían pasado por los límites surestes y no al contrario. Lo que me hizo confirmar mis sospechas, fue que los lobos no atacaron a todos, seleccionaron un grupo al azahar para causar caos, aunque… su real objetivo era él… nuestro lince especial…

Aquella afirmación paralizó los sentidos de los chamanes. Esto estaba mal, muy mal. Ellos no esperaban que el Lobo Negro comenzara a atacar a los chamanes de diferentes clases de shifters. La mala suerte recayó en la manada felina, que era la más próxima a ambas manadas de lobos, más allá se encontraba el clan de los osos, donde Mok actualmente residía. Debían mandarle un aviso, sin duda todos los eventos estaban ocurriendo a una velocidad increíblemente rápida. Si bien, ellos sabían los objetivos de el Lobo Negro, en su mente siempre pensaron que tendrían un poco más de tiempo.

JaeJoong miró hacia la ventana, la luna estaba cayendo en forma de cuarto creciente, no faltaba mucho para la luna llena. Según el sueño premonitorio de JaeJoong y la visión de JunSu, el ritual se llevaría a cabo en luna llena, lo que les dejaba margen de un par de días.

—Ya no hay tiempo —susurró JaeJoong, más para sí mismo que para los demás, pero también, de alguna forma negándose a perder la esperanza de volver a ver a su madre. Si fallaban, y el Lobo Negro obtenía el poder de su madre, JaeJoong no dudaba que la visión de Mok se hiciera realidad, un mundo oscuro, un mundo teñido de sangre, dolor y angustia; un mundo donde su pequeño sería perseguido por ser de sangre mágica, un mundo donde todo lo conocido dejaría de existir para dar paso a la miseria y la desesperanza. JaeJoong no permitiría eso. No. Se negaba a dejarse vencer y entregar a su cachorro a tan cruel destino, porque estaba seguro que para ese entonces, él no sería más que un cascarón vacío, eso contando con que estuviera aún con vida. Apretó los puños y cerró fuertemente los ojos, tratando de bloquear todas esas fatídicas visiones si fallaban. —Debemos irnos. Debemos llegar a la manada cuanto antes.

—JaeJoong estás muy agotado. No llegarías ni siquiera a salir de la mansión —suplicó JunSu. En realidad todos estaban muy cansados, un par de horas antes de continuar no les vendrían mal, pero con la actual situación, sus de por sí ya tensos nervios, estaban ahora en un punto de quiebre. Nadie mejor que JunSu conocía el futuro, a él se le había mostrado, incluso mucho más allá de lo que se atrevió a comentar, pero, incluso si en esas condiciones llegaban a la manada, en nada serían útiles.

JaeJoong pareció entender la mirada de JunSu, miró a su cachorro, UnHyea se veía realmente agotado, se había acurrucado a sus pies, echo bolita, con la cabecita firmemente apoyada en las patitas delanteras, mientras abrazaba a sus patitas traseras y su peluda cola. UnHyea dormía un sueño intranquilo, agitado por las turbias aguas del futuro.

***

—En otras palabras, han fallado —dijo una voz tan fría que helaba la sangre. Los tres lobos frente a él, habían librado una dura batalla contra los felinos, pero al final su misión no había sido completada.

—Hicimos lo que ordenaste —valientemente uno habló. —Causamos disturbios, eliminamos a muchos de los pequeños felinos, pero “ese” se escapó. La guardia felina llegó en tan solo unos instantes. —No quiso mencionar que eran fieros guerreros, sin contar con su conjunto de garras y dientes, obviando la parte en la que los superaban en número.

KyuBok levantó una ceja, en señal de cínica simpatía. No estaba interesado en las excusas, ni siquiera en los métodos, él quería resultados. Pensó que al contratar mercenarios sería muy rápido el asunto, pero no contó con lo estúpidos que a veces llegaban a ser. Levantó una mano para despacharlos. Alivio pasó por la cara de aquellos lobos.

«Idiotas»

Con el chasquido de sus dedos se quedaron paralizados antes de que sus rostros se volvieran de un azul verdoso. Miedo. Miedo en oleadas salía de ellos. Aroma tan encantador a sus sentidos.

—¿Les gusta? Es mi nueva mascota —comentó como si nada, aunque una enorme serpiente shifter apareció a su lado en su forma animal, arrastrándose y siseando. —¿Qué? ¿En serio creyeron que solo era una? Esta es su compañera, y ustedes, bueno, ustedes son su cena.

Se levantó en el momento en que la enorme serpiente se lanzó hacia ellos. Vagamente escuchó los sonidos de algunas armas al salir, o los gruñidos de algunos que se transformaron, pero todo eso era en vano. La serpiente estaba hambrienta y ellos no era rival para ella.

Bajo por las oscuras escaleras que conducían a un más oscuro pasillo. El hedor golpeó con fuerza sus sentidos de lobo. A pesar del enorme tiempo que pasaba torturando a los shifter, las heces no eran particularmente su aroma preferido. Arrugó la nariz y siguió caminando.

Celdas comenzaron a aparecer, algunas ocupadas con esqueléticos shifter que murmuraban palabras sin razón, y solo muy pocas celdas vacías. La que a él le interesaba estaba casi al final.  Una bonita mujer estaba sentada frente a la celda, su largo cabello parecía brillar en esa oscuridad, pero, lo más interesante de eso era el brillo de locura que destilaban esos ojos verdes.

—Te he dicho que no la atormentes. No me sirve de nada si no me puede darme información de su hijo. —Go AhRa se había tomado como misión personal resguardar a este especial prisionero.

—Dijiste que solo necesitabas su sangre.

—La necesito. Pero si sigues atormentándola de esa manera, tengo la certeza que usará el poco poder que le queda para curarse a sí misma y tratar de escapar. —KyuBok sabía que eso era imposible, y aunque por alguna suerte del destino pasara eso, no llegaría muy lejos.

Go AhRa se levantó con aire ofendido, como un niño al que le quitan su juguete preferido. Cuando se hubieron quedado solos, KyuBok apreció lo que unos días de encierro y tortura hacían. Kim MinAh se había apagado, la luz de su vida se estaba casi extinguiendo.

—Tengo una excelente noticia —le dijo con voz falsamente alegre. —He encontrado a tu hijo —anunció.

Los ojos inexpresivos de la loba se abrieron como platos, asustados al pensar en lo que ese sujeto le podría hacer a su hijo. ¿Cómo había podido él encontrarlo, cuando para YunHo y ella les fue imposible?

—¿Por qué no me das la mano y me dejas ver lo que hay en esa cabecita tuya? —KyuBok dijo. MinAh sabía que si entraba en contacto físico con él, este sería capaz de leer sus pensamientos. —Aún hay muchas cosas que no sé sobre tu hijo —comentó interesado, pero para la mujer eso estaba más allá de cualquier cosa, no le diría nada más. Había ocultado con mucho esmero la luz que irradiaba JaeJoong antes de marcharse. Lo había ocultado de todos, incluso de YunHo. —No importa, porque ¿sabes? Pronto lo tendré aquí. Tardé mucho en descifrar el lugar donde se escondía, pero ya ves, al final la perseverancia da frutos.

—Él no será tuyo —afirmó MinHa, rogando a sus antepasados que le permitieran a JaeJoong escapar de las garras de este tipo. Pero, más que todo eso, poniendo su fe en la pareja de su hijo, YunHo.

—¡Oh, querida! Me parece que ya no tendrás oportunidad de ver cómo se ve el lindo JaeJoong a mi lado. Un Lobo Blanco como él tiene mucho potencial por explotar —dijo KyuBok.

JaeJoong no solo se vería bien a su lado, como un bonito adorno. A pesar de sus planes iniciales de tomar toda la sangre de JaeJoong para conseguir vida eterna, KyuBok había decidido algo más interesante. Mantendría a JaeJoong un tiempo a su lado, disfrutando de lo que el suave cuerpo del lobo blanco podía ofrecer. Si había esperado por casi mil años a un lobo blanco, podría esperar un poco más para su objetivo final. Además, la suerte había estado de su lado, ya que había encontrado a otro chamán shifter lobo.

***

YunHo analizaba a JaeJoong. Dios, se veía tan hermoso. Sus recuerdos no le hacían justicia. JaeJoong se movía con suavidad y elegancia, su lacio cabello caía hacia su rostro, haciendo que JaeJoong lo acomodara constantemente detrás de su oreja. Sus abultados labios eran humedecidos cada poco tiempo por la sonrosada lengua. YunHo deseaba probar de nuevo el sabor de esa boquita, enredarse lengua con lengua hasta que JaeJoong cediera a él.

«¡Abajo, perro caliente!» se dijo a sí mismo. Ahora no era momento para ponerse cachondo, por mucho que su caliente pareja estuviera frente a él, viéndose deliciosamente seductora.

A pesar de toda la sensualidad que JaeJoong destilaba naturalmente, YunHo no había dejado de apreciar que los bonitos ojos negros de JaeJoong no lo volvieron a mirar más que aquellos segundos en los que se encontraron. JaeJoong lo evadía evidentemente. El corazón de YunHo latía con pesar, tenía a JaeJoong ahora y no lo tenía.

Estaban en una pequeña habitación. Los lobos se acurrucaron de manera familiar, dándole a YunHo una punzada de dolor en cada respiración al ver que JaeJoong lo eludía.

—¿Quieres moverte hacia el centro del círculo? —la voz de YooChun irrumpió sus pensamientos. Ni siquiera había notado que el lobo trazaba un círculo en el piso de la habitación con una tiza blanca, mucho menos de donde había sacado tal cosa.

Extrañado, YunHo se movió dentro del círculo antes de que fuera cerrado completamente. Escuchó a YooChun murmurar muchas palabras mientras posaba ambas manos sobre el suelo. No estaba seguro de si un ligero destello recorrió el círculo o sí solo fue su cansada mente que lo imaginó. Le pareció que el lobo gris  rezaba por algunos minutos más. ¿Qué había hecho?

—Es un círculo de protección —respondió YooChun a la pregunta no hecha por YunHo. —Necesito de algunos minutos para hacerla, por eso no fui capaz de hacerla antes. Ellos estaban tan cerca… —YooChun sacudió su cabeza alejando los aterradores recuerdos. —No te he dado las gracias por venir en nuestra ayuda —dijo. YunHo más que ir en ayuda de ellos fue por su pareja, ellos solo eran parte del equipaje.

—No me debes nada —. Notó que YooChun lo miraba suspicazmente.

—Bien —dijo después de varios segundos en los que evidentemente analizaba a YunHo, para después acurrucarse junto a JunSu y JaeJoong en su forma animal.

YunHo también cambió, estado en su forma de lobo su cuerpo se recuperaría más rápidamente. No quería dormir, deseaba admirar a JaeJoong, inhalar su aroma y acurrucarse junto a él, sin embargo, eso no se le estaba permitido. Incluso sin que JaeJoong dijera una palabra, YunHo sabía que JaeJoong solo lo toleraba por las circunstancias. Suspiró mientras colocaba su lobuna cabeza sobre sus patas. A pesar de estar bajo la protección felina, YunHo se iba a mantener en vigilia para cuidar JaeJoong y los demás.

Ahora que estaban profundamente dormidos, YunHo observaba a su hermosa pareja, su pecho subir y bajar en cada respiración. Junto a él la pequeña bola de pelos dormía. YunHo centró su atención en el cachorro marrón. Por alguna razón se le hacía extrañamente familiar. El pequeño parecía demasiado asustado para esta empresa. YunHo se preguntaba el porqué viajaba con ellos. Los tres lobos se veían demasiado escuálidos para ser buenos luchadores, ahora ¿Por qué se arriesgarían a viajar con un cachorro?

Entre más lo veía, más sentía YunHo que conocía al cachorro. Le recordaba tanto a alguien, quizá a ChangMin cuando era pequeño, o quizá, simplemente lo había visto en sueños… Justo en ese momento el cachorro abrió perezosamente los ojos. Sus ojos color chocolate se conectaron con los de YunHo haciendo “click” de alguna manera dentro de YunHo. Si antes YunHo abría dado su brazo izquierdo por protegerlo, ahora daría ambos, si no es que más por velar de tan graciosa criatura.

El cachorro parpadeó antes de cerrar los ojos para continuar con su sueño. YunHo deseaba tanto poder tumbarse junto a ellos, cubrir con su cuerpo a su pareja y brindarle calor y protección al pequeño que se encontraba con ella. Con otro suspiro, YunHo cerró los ojos, podría regodearse con el olor de JaeJoong, pero que éste le permitiera estar a su lado nuevamente sería un poco complicado. Aún así, YunHo haría todo y de todo para ganarse a su pareja nuevamente.

***

UnHyea despertó con un sobresalto, echó un vistazo alrededor, encontrándose con el calor familiar de su madre. Bostezó, miró al enorme lobo marrón, sintiéndose seguro a su lado. Había despertado por una pesadilla, no, un recuerdo de lo sucedido apenas horas antes. Jamás en su corta vida había estado tan aterrado, y eso que había enfrentado valientemente al ser que los acosaba y, que al final terminó sacándolos de su hogar. Ni siquiera los osos le habían causado tanto miedo, quizá porque ninguno de ellos mostró sus dientes, al contrario pusieron ojitos de borrego cuando vieron a su Omma. Bufó solo con el recuerdo. Ninguno de ellos era bueno para su Omma.

Pero el gigantesco lobo frente a él era otra cosa. Aún dormido se denotaba imponente, sus fuertes músculos se adivinaban debajo del pelaje marrón, sus poderosas garras desgarrarían a cualquiera y sus colmillos despedazarían en solo un santiamén. UnHyea no dudaba de ello, podría decir que lo había visto en acción, pero su Omma lo había bloqueado de toda vista. Ese lobo seguro se comería a los malos de un solo bocado.

Sin pensar mucho las cosas, UnHyea se levantó de su sitio junto a su madre y avanzó con tímidos pasos hacia el gran lobo, quien curioso abrió los ojos. Justo como UnHyea esperaba, no podrías tomar por sorpresa a un espécimen como aquel. A su lado, seguro que las pesadillas le harían los mandados.

Olfateó al lobo descubriendo que el almizclado aroma le recordaba a las tardes en su hogar, más concretamente, el estar con ese enorme lobo le daba a UnHyea la sensación de estar en casa.

Cuando la húmeda lengua del lobo marrón pasó por su pelaje, recorriéndolo de cabeza a cola, como cuando lo hizo antes de sostenerlo; UnHyea comenzó a zumbar de felicidad. Dejándose querer, UnHyea se tumbó entre las patas del enorme lobo.

***

YunHo dormitaba, cuando el cachorro despertó de nuevo, esta vez con un sobresalto. El pequeño desprendió un leve olor a miedo, que inmediatamente fue enclaustrado por el extraño relicario. Aún sin poder olerlo, YunHo podía ver el pánico en los ojos chocolate del cachorro. Hubiera sido raro que el pequeño conciliara un descanso sin sueños, con todos los eventos recientemente sucedidos, aunque una parte de él rogaba porque el cansancio lo hubiera llevado a dormir sin sueños.

Notó que el pequeño lo observaba, por lo que se mantuvo inmóvil, no quería asustar al cachorro, pero cuando el lobezno se encaminó hacia él con discretos pasos, la curiosidad de YunHo ganó, mirando fijamente al pequeño. Se estaba adaptando a un nuevo compañero en ese viaje, porque olfateaba a YunHo a fondo.

La pequeña curiosa bola de pelos marrón, removía emociones dentro de YunHo. Estaba ahí, viéndolo con la naricita levantada, se veía tan lindo que YunHo quería encerrarlo en un abrazo. Así que no se resistió a los mimos. Pasó su lengua por todo el pelaje del pequeño y cuando éste comenzó a zumbar de alegría, YunHo se deleitaba con la extraña cercanía, el calor del pequeño y la sensación de que él le pertenecía. De dónde había salido eso, YunHo no lo sabía, pero decidió no indagar en esas cosas. Sí su lobo lo sentía suyo, entonces lo protegería como si lo fuera. Ya una vez había desconfiado del instinto de su lobo y terminó perdiendo a su pareja.

Al final, el cachorro durmió cómodamente entre sus patas, YunHo apoyó su cabeza a un lado para mantenerlo caliente, vigilando su sueño, adentrándose en el suyo propio...

viernes, 22 de agosto de 2014

FATED: CAPITULO 20



YunHo había dejado atrás a la manada. Una vez fuera de los límites, la necesidad de estar con JaeJoong lo carcomía. Lo apremiaba a mover las patas más y más rápido. ¿Cómo había resistido a no ir a su lado durante todo el día? Solo su férrea voluntad y lealtad para con la manada habían impedido correr a su lado. Sin embargo ahora, sus sentidos le decían que había perdido  mucho tiempo y que su pareja lo necesitaba.

Había crecido mucho más desde la última vez que vio a JaeJoong. Era con mucho el lobo de mayor tamaño de la manada, incluyendo a su padre. YunHo en su forma de lobo alcanzaba más del metro y medio de altura y alrededor de dos metros del hocico al rabo. Si bien, un lobo shifter era muchísimo más grande que su homólogo en la naturaleza, YunHo era el de mayor complexión en mucho tiempo.

Sus grandes zancadas equivalían a dos de su hermano ChangMin y sus mejores centinelas, y tres para los lobos comunes. Se movía con gran agilidad y destreza a pesar de su tamaño.

Haciendo uso de esas habilidades, YunHo dejó atrás la manada fácilmente, pronto se internaría en el territorio de los felinos. A YunHo eso realmente no le preocupaba, eran viejos conocidos, así que cuando traspasó sus límites, varios felinos le siguieron el paso, algunos solo rodaron los ojos al verlo entrar y otros enterraban las garras en la tierra firme para competir en velocidad con él. Era un juego común entre ellos, ya que los felinos tendían a ser más rápidos que los lobos, pero ahora YunHo no tenía tiempo para juegos.

Había corrido sin descanso, el cuerpo comenzaba a exigirle un respiro después de un arduo trabajo, sin embargo, YunHo no pensaba parar hasta encontrarlo. Desde que había salido de la aldea, YunHo sentía esa sombra de angustia en su pecho con mayor intensidad. Sabía que era JaeJoong, que lo necesitaba y no volvería a darle la espalda, aún si JaeJoong no lo quisiera más.

Se encontraba cerca del límite oeste de la manada felina. Raramente patrullaban ese sector, las tierras de la manada eran bastas, por lo que patrullar tan lejos no era acostumbrado. YunHo se detuvo, pudo escuchar los gruñidos de una pelea. Sus oídos altamente sensibles podían escuchar hasta una hoja caer en un radio de un kilómetro. Levantó la nariz olfateando; el aire se lleno del más exquisito aroma, una combinación entre lluvia de verano y fresas silvestres, un aroma único, el aroma de JaeJoong.

Gruñó con potencia al notar todos los demás aromas. Se encontraba aún lejos para distinguirlos con la vista, pero YunHo estaba seguro que su pareja estaba bajo ataque. Con más fuerza que la que había tenido en muchos días, YunHo clavó sus garras en el suelo para estabilizarse mientras daba enormes zancadas.

Al alcanzar el origen del disturbio, la ira en YunHo creció inimaginablemente, vio todo color rojo.

El bello lobo blanco estaba siendo acorralado por dos enormes lobos, que le gruñían y mostraban sus dientes esperando que JaeJoong cediera. Nadie, absolutamente nadie amenazaría a su pareja. YunHo dio un salto tal que pasó sobre JaeJoong, colocándose protectoramente delante de él. La furia que lo invadía lo llenaba de fuerzas y sus cansados músculos ni siquiera denotaban algún enervamiento.

Pudo ver por un segundo la confusión que atravesó a los lobos, antes de que ambos se lanzaran contra él. Una verdadera lástima que YunHo fuera un tercio más grande y con una impresionante habilidad para la pelea. Últimamente se había topado con peleadores sucios como aquellos. Desafortunadamente para el lobo lastimado, la pelea no duró ni cinco minutos, fue el primer abatido. YunHo lo tomo por el cuello en tan solo segundos y lo apretó con sus fuertes fauces hasta que un crujido se escucho. Todo mientras usaba al mismo lobo como escudo ante el otro, quien retrocedió un paso para poder tomar impulso y lanzarse de nuevo. Claramente en vano, ya que YunHo rápidamente lo colocó sobre su espalda. Tenía la intención de mantenerlo con vida el tiempo suficiente para que desenmascarara a su amo, pero el lobo parecía empecinado en tomar a JaeJoong con él, tanto que YunHo tuvo que acabar con él.

Entonces, el mundo se detuvo. La adrenalina de la carrera y la pelea se vio esfumada cuando YunHo posó sus ojos, por primera vez en tanto tiempo, en JaeJoong.

A pesar de tener el pelaje revuelto y sucio, a los ojos de YunHo, JaeJoong seguía siendo increíblemente hermoso. Su corazón palpitaba a mil, los ojos negros de JaeJoong lo veían con asombro, duda y algo que YunHo no quiso identificar, pero que se acercaba demasiado al rencor.

Y hubieran estado así, contemplándose el uno al otro si no hubiera sido por un pequeño gruñido que pareció provenir de JaeJoong. YunHo ladeó su lobuna cabeza con desconcierto, entonces, se enfocó en el pequeño gruñido. A las patas traseras de JaeJoong, se asomaba un cachorro de pelaje marrón. El pequeño tenía todo el pelo del lomo erizado y gruñía amenazadoramente, o eso creía él. YunHo ni siquiera lo había notado, para ser más exactos, ni siquiera lo había olido cuando se detuvo momentos antes. Había olfateado a cinco lobos, entre ellos JaeJoong, por lo que se encontraba visiblemente sorprendido que un cachorro se encontrara entre ellos.

Un gemido salió de uno de los jóvenes lobos heridos. Eso cortó el enlace visual entre YunHo y JaeJoong, entonces el lobo blanco fue donde el lobo gris, que poseía varias sangrantes heridas.

***

Decir que estaba estupefacto era poco. JaeJoong no había visto a nadie pelear así. YooChun era un excelente peleador y se las había visto negras cuando se enfrentó a ese lobo. Sin embargo, el enorme lobo marrón los había finiquitado en cuestión de segundos. Parecía que ni siquiera le había costado un respiro. Y era de esperar, JaeJoong no recordaba que YunHo fuera tan malditamente grande. Estaba seguro que era YunHo porque su olor lo delataba, pero ¡vaya que había crecido! ¿Por qué JaeJoong no pudo crecer así? Hubiera sido de gran ayuda ser de ese tamaño, a lo mejor así no tendría tan marcada la diana de blanco fácil.

En cuanto sus ojos se posaron en los ojos color chocolate de YunHo, una miríada de emociones pasaron por su ser. Desde la alegría por haber sido rescatado precisamente por él, el alivio de ver que se encontraba a salvo, la seguridad que sentía tan solo con mirar los fuertes músculos del lobo marrón, la tristeza al recordar que no lo quería, la ira por haberlo abandonado a su suerte y con un cachorro en camino hasta ese pequeño, pero pulsante anhelo de volver a estar entre sus brazos.

YooChun se quejó. JaeJoong imaginaba que el lobo gris trataba de llegar donde JunSu se encontraba, aún inconsciente. Rápidamente corrió a su lado. La sangre manaba de sus heridas, las cuales algunas habían comenzado a secarse, dejándole costras de color escarlata enredadas en su pelo. Sin embargo, JaeJoong estaba preocupado por todas aquellas heridas que no podía ver. YooChun hacía un extraño ruidito húmedo al respirar, por lo que era probable que tuviera una o dos costillas rotas.

Olvidando que YunHo estaba ahí, cambió a su forma humana, se arrodilló junto a él, colocando sus manos sobre su pecho y concentró su energía para poder sanar las heridas de su amigo.  De sus manos comenzó a salir una luz azulada vaporosa, que se adentraba en el cuerpo del lobo gris.

La expresión de agonía del animal se redujo conforme la vaporosa luz azul seguía emitiéndose sobre su cuerpo. JaeJoong estaba exhausto, pero debía continuar, sanar heridas le era relativamente fácil, pero con todo el esfuerzo de la carrera no tenía las suficientes energías para hacerlo. Cuando hubo terminado, la sangre seguía manchando el pelaje de YooChun, pero no había heridas. YooChun se incorporó de un salto y con cautela se colocó delante de JaeJoong y UnHyea, que había seguido muy de cerca a su madre. Los ojos de YooChun iban del enorme lobo marrón a JunSu, preocupado, evidentemente por su inconsciente pareja, pero no podía dejar a JaeJoong desprotegido con ese extraño frente a ellos.

JaeJoong se levantó y fue donde JunSu. Este último no parecía tener mayores heridas que la contusión en la cabeza, pero para estar más seguros, sería mejor despertarlo. Conjuró un poco de bruma en sus manos, la cual se volvió rápidamente líquida al entrar en contacto con el pelaje de JunSu.

JunSu despertó de golpe, sacudiendo la cabeza, llenando a todos de pequeñas gotas de agua. Miró primero a JaeJoong, después a YooChun y por último se fijo en el enorme lobo marrón, volviendo su vista de JaeJoong al lobo y viceversa. Con un leve asentimiento de  su cabeza, JaeJoong confirmó la identidad del lobo.

Después de todo ese extraño reencuentro, JaeJoong notó que seguía desnudo, sus mejillas se colorearon y mordió su labio. Tenía tantas preguntas, muchas de las cuales deseaba oír respuesta y otras tantas temía saberla. Sin embargo, aullidos lejanos les indicaron que no estarían solos por más tiempo.

JaeJoong temía por todos, si bien YooChun se encontraba de nuevo listo para la pelea, ni JunSu ni él mismo podrían continuar un paso rápido por mucho tiempo. Eso sin contar a UnHyea, el cachorro estaba exhausto, había corrido parte del camino, y otras transportado por JaeJoong, que no creía capaz de emprender la huída de nuevo. La ansiedad proveniente de él, debió alertar a YunHo, ya que con un leve gruñido lo instó a cambiar y continuar. El sonido le trajo a JaeJoong recuerdos de aquella única noche que pasaron juntos, la forma en la que YunHo se expresaba a través de su gruñidos para que JaeJoong le siguiera, y un dolor se formó en su pecho.

Los aullidos se escuchaban más cerca. ¿Cuántos lobos los perseguirían? JaeJoong no podía decirlo, pero maldita sea le parecía que era toda una jauría. Llamó a su forma animal y tomó a UnHyea por el cuello. Su cachorro gruñó, pero se dejó llevar, mientras todos comenzaban una carrera.

***

YunHo había estado tan sorprendido de ver nuevamente a JaeJoong en su piel  humana, su tersa y nívea piel llamándolo a tomarlo, a ser besada centímetro a centímetro. Sus firmes y delgados músculos. JaeJoong había crecido un par de centímetros, su cabello quizá era un poco más corto, su cuerpo ligeramente más varonil, sin embargo, su cara seguía siendo tan linda como la de una muñeca de porcelana, con sus rellenos labios rojos y sus enormes ojos negros.

Ensimismado como estaba no tuvo ni tiempo de reaccionar con un celoso gruñido cuando captó que su pareja estaba desnuda frente a dos lobos machos sin emparejar, puesto que su olor solo les pertenecía a ellos y no estaba mezclado con ningún otro. Quiso aullar de dolor cuando reconoció que el propio olor de JaeJoong era solamente de él, que no había ni siquiera un asomo del aroma a otro macho impregnado en él. El aroma de YunHo no cubría más a JaeJoong. Lo único que lo detuvo de frotarse contra él fue la marca en forma de media luna que había en el nacimiento de su cuello, una marca que él nunca vio en el pasado y que era la prueba de su atado destino.

Decir que quedó en shock al ver las habilidades de JaeJoong fue poco. YunHo se había acostumbrado a esa rara forma en la que Kim MinAh curaba heridas, generalmente involucraban un montón de hierbas quemadas e infusiones de sabor asqueroso, con un toque de sus manos, eso era lo que bastaba para curar a los heridos. Pero JaeJoong era totalmente otro nivel. El lobo gris se estaba desangrando cuando YunHo llegó, a pesar de la habilidad de los shifter sanando sus propias heridas, les tomaba cierto tiempo para hacerlo, algunas otras eran imposibles de curar y si a YunHo no le fallaba el oído, ese lobo tenía un pulmón perforado por alguna costilla rota.

Olvidado por completo lo de los aromas impregnados y la desnudez de JaeJoong, YunHo mantuvo los ojos bien abiertos, observando la forma en la que las manos de JaeJoong emitían ese vapor azul milagroso curativo, y de verdad era milagroso ya que las heridas que aún estaban abiertas se cerraron, YunHo casi pudo jurar el escuchar un pequeño crujido al reacomodarse los huesos del interior. Sin hierbas, sin infusiones, solo con sus manos, JaeJoong curó al lobo gris, quien se interpuso entre él y JaeJoong. YunHo quiso gruñir, pero una parte de él entendía al lobo gris; además sus preocupados ojos iban al otro lobo inconsciente que no había duda que creía que la seguridad de esos lobos estaba bajo sus manos.

Sin embargo, JaeJoong no dejó de sorprenderlo. Se levantó y fue donde el otro lobo, lo examinó y de nuevo esa bruma azulada cubrió sus manos, solo que en esta ocasión no era una luz, sino bruma, bruma, la cual se condensó sobre la cabeza lobuna, despertando al lobo de golpe. ¡Agua!

El lobo recién despertado lo miraba con curiosidad. A YunHo todo esto le resultaba muy extraño. ¿Quiénes eran esos dos lobos? ¿Por qué JaeJoong estaba con ellos? ¿El cachorro de quién sería? ¿Quiénes los perseguían? Las preguntas comenzaban a aglomerarse en la mente de YunHo, pero todo fue cortado por aullidos lejanos.

Los sentidos de YunHo se dispararon. Después haría preguntas, por ahora su prioridad era mantener a salvo a su perdida pareja y al cachorro, de paso a los otros dos lobos escuálidos. Si venían con JaeJoong, nada podía hacer YunHo más que mantenerlos a todos a salvo, pero le arrancaría el cuello a cualquiera si osaban tocar a su pareja de forma sexual.

YunHo gruñó suavemente para indicarles un nuevo camino. Supuso que si venían por aquí era porque iban de regreso a la manada, siendo así, él conocía la ruta más segura. Pudo ver a JaeJoong dudar, pero los aullidos se estaban acercando y tomando su esplendorosa forma animal se dispuso a seguirlo, con el cachorro colgando de su hocico.

Corrieron un trecho, pero estaba claro que no podían seguir el ritmo de YunHo y más claro le quedó al hijo del Alfa que tanto su pareja como el pequeño lobo gris no podrían continuar por mucho tiempo. Se detuvo solo un momento, para darles tiempo de respirar, de esa manera él podía aguzar el oído y ver que tan lejos estaban de sus perseguidores.

Su mirada vagaba en JaeJoong y el cachorro a sus pies. YunHo estaba muy preocupado por los dos, JaeJoong lucía demasiado agotado, sus piernas temblaban visiblemente y el cachorro estaba demasiado asustado para querer moverse, aunque se mantenía en pie con todo su pelo erizado. Sin duda, si YunHo quisiera un cachorro quería uno como aquel.

YunHo por fin pudo escuchar las pisadas de los otros. Por los aullidos deducía que eran varios, ahora estaba seguro que no menos de diez shifter los perseguían. Al paso que iban jamás lograrían cruzar los límites del territorio de la mandada, serían alcanzados, y YunHo no creía que fuera tan fuerte para enfrentar a diez shifter al mismo tiempo. Necesitaban ayuda.

A YunHo no se le hacía muy justo ir con más problemas que beneficios, pero sin otra salida, se dispuso a ir directo a la manada felina. Los felinos que lo consideraban un amigo le habían brindado su apoyo desde que él llegó, pero ahora era un tema diferente, estaba por involucrarlos en una batalla entre manadas de Lobos por el territorio, así que no sabía si le ayudarían o lo dejarían lidiar con sus asuntos. Con una mirada más a JaeJoong, se decidió por arriesgarse, con excepción del lobo gris de mayor tamaño, ninguno podría continuar.

«Solo un poco» pensó para sus adentros, rogando que ellos entendieran sin necesidad de palabras.

Como el bonito lobo blanco no podía más con su preciada carga, YunHo tomó el relevo. Al principio el lobo gris gruñó de manera fiera y el pequeño cachorro se acurrucó en las patas de JaeJoong, pero fue JaeJoong el que permitió que YunHo lo tomara en su hocico instando al cachorro con su lobuna cabeza.

YunHo podía sentir al cachorro emitir ondas de ansiedad, le causaba tanta ternura que sin pensarlo paso su lengua por su suave pelo, de la cabeza al lomo, sin olvidar detrás de sus orejas. Se sentía correcto, y  de alguna manera suyo, así que continuó acariciándolo hasta que el pequeño poco a poco se relajó. Ahora que estaba tan cerca de él, YunHo detecto un suave y familiar aroma, que no tuvo tiempo de analizar.

Si alguno de los otros lobos tomó a mal el comportamiento de YunHo, ya que los lobos tienden a ser muy protectores con los cachorros, ninguno dijo nada. YunHo no sabía si era por su imponente tamaño o porque fue JaeJoong quien permitió acercarse al lobezno. Como haya sido, YunHo lo tomó entre sus fauces, con gran cuidado, porque hasta el día de hoy, con excepción de JaeJoong, sus colmillos solo habían servido para perforar y arrancar la piel de sus oponentes. Pero ahora, entre sus poderosos dientes llevaba a una frágil criatura, y YunHo, estaba seguro que daría su brazo izquierdo por protegerlo.

Mientras corrían YunHo notó algo que no había visto antes en el cachorro, eso era el relicario que JaeJoong solía cargar. Una ola de pánico pasó por YunHo cuando notó las consecuencias de los actos del lobo blanco. Sin su relicario, su olor llamaba a los demás, justo como Kim MinAh había dicho, de modo que esa era la razón por la que estaban siendo perseguidos.

Un gruñido felino los detuvo. YunHo sabía que estaban en su territorio, pero también sabía que los felinos raramente patrullaban los límites de su territorio exceptuando el colindante con su manada, puesto que no había más manadas en las cercanías.

—Jung YunHo ¿qué te trae a nuestro sitio durante esta fatídica noche? —cuestionó un hombre con hostilidad.

¿Qué clase de saludo era aquel? YunHo siempre había sido bienvenido en aquel lugar, así que no entendía el porqué de la agresión, eso más el hecho de que llevaba a su pareja y un cachorro ponía los nervios de punta a YunHo.

—YunHo, no has escogido una buena noche para venir —señaló otra voz. Pronto se vieron rodeados por diversos felinos. YunHo depositó su delicada carga (que no dejaba de gruñir a pesar de tener miedo) y cambió.

—No vengo en busca de problemas…

—Sin embargo, traes a extraños a nuestro territorio —interrumpió otro. Los felinos gruñeron en aprobación.

—¿Dónde están sus líderes? —preguntó YunHo con un poco de desesperación. Los felinos estaban agazapados, a punto de atacar a cualquiera de los lobos que venían con él. YunHo necesitaba que sus amigos le escucharan, no quería pelear con los felinos, pero lo haría por defender a los lobos.

—YunHo —llamó una conocida voz femenina. JiYoung, usualmente incólume, se encontraba con todo el cabello despeinado, llevaba diversas heridas por todo su cuerpo, pero seguía siendo la fuerte líder de los felinos.

—JiYoung, por favor. He venido en busca de ayuda —YunHo rogó.

Los ojos de la felina vagaron entre los lobos que acompañaban  a YunHo hasta detenerse en el lobo blanco. A pesar de estar con el pelaje revuelto y lleno de hojas por todos lados, YunHo pudo ver el reconocimiento en los ojos de su amiga. Y cómo no hacerlo, con la cantidad de veces que él había hablado acerca de su hermosa pareja. Con un profundo suspiro JiYoung accedió.

Tomando sus formas animales, continuaron hasta la enorme mansión que los felinos poseían como casa. Sería una vil mentira si dijeran que no estaban impresionados, así que los lobos no ocultaron su asombro al entrar en la ostentosa casa.

Pasaron frente a un salón lleno de mullidos cojines sobre los que reposaban enormes gatos que les gruñían al pasar, hasta llegar a una puerta que daba a una salita cómoda e íntima.

Una vez que JiYoung cerró la puerta, YunHo y la felina tomaron sus formas humanas, colocando sobre sus desnudos cuerpos túnicas que estaban esparcidas por toda la habitación.

—¿Qué ha sucedido, JiYoung?

La felina lo miró, y después miró a los demás lobos: —¿Podrían tomar sus formas humanas? Es lo menos que merezco por consentir a extraños en mi casa.

Les tomó solo un par de segundos mirarse los unos a los otros antes de asentir e invocar a su forma humana.
Era la primera vez que YunHo los veía. Bueno ya había tenido un buen tajo de JaeJoong y ni aún así podía apartar los ojos del chico. Tomaron cada uno una de las tantas túnicas que había y aclararon sus gargantas. En ese momento la puerta se abrió, dejando pasar a un extraordinario hombre.

—Supe que estabas aquí, YunHo —dijo el hombre, colocándose a lado de JiYoung, mientras observaba a los lobos, fijando especialmente la mirada en JaeJoong.

—InHa —lo nombró a modo de saludo.

—Este no es un buen momento YunHo —comentó InHa, el cual aún mantenía la vista pegada a JaeJoong. YunHo hacía todo lo posible por contener el gruñido que en su garganta se estaba formando.

—Lo sé. Tan solo necesitamos unas horas de descanso y nos marcharemos.

A YunHo le pateaba en el hígado tener que pedir ayuda, pero los chicos realmente necesitaban un descanso, y su principal prioridad era mantener a su pareja a salvo, por fin ahora que lo tenía de regreso.

—De acuerdo. Aunque, no hemos sido presentados, belleza —dijo, avanzando hacia JaeJoong. YunHo gruñó de manera tan letal que detuvo todo movimiento en la habitación, y quizá fuera de ella. La tensión era palpable en el ambiente hasta que InHa comenzó a reír a carcajadas. —Bien, bien —. Sonrió a YunHo y pronto quedó claro que el felino solo había probado a YunHo, una pequeña comprobación para asegurarse de que sus suposiciones eran correctas.

—Soy YooChun, ellos son JunSu y JaeJoong. Nos dirigimos a la manada de lobos del Este, de donde es originario JaeJoong, por asuntos personales.

—¿Asuntos personales? ¿Qué clase de asuntos?

—Mi madre —susurró JaeJoong.


Antes de que pudieran continuar, la puerta fue aporreada. Un felino entro sin esperar con la cara muy desajustada. —JiHan, señora —dijo apresuradamente. —JiHan fue herido de gravedad.

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N/A: Aquí lo prometido! Nos vemos el martes :)

martes, 19 de agosto de 2014

FATED: CAPITULO 19



A pesar de que a JaeJoong le hubiera gustado partir inmediatamente, la voz de la razón, Mok, lo había persuadido. No solo se arriesgaba a ser capturado, sino que también su cachorro estaría en peligro si JaeJoong no mantenía su mente fría.

Los osos habían mantenido un férreo control en la seguridad del clan. No podía decir que envidiaba a los tontos que habían osado entrar en sus dominios. Aunque ninguno fue capturado, los guerreros osos estaban seguros de que tenían heridas bastante interesantes como para retorcerse un par de días a causa del dolor.
Con todo y eso, JaeJoong sabía que el tiempo era valioso y que probablemente su madre no tuviera demasiado.

—Muy bien, esta es la situación —anunció YongSook que acababa de regresar de hablar con sus guardias. —Según mis soldados, aún quedan al menos cinco shifter por ahí esperándolos. ¿Qué tienen ustedes que traen a tantos chicos detrás suyo? —Los tres lobos ladearon la cabeza, no podía ser cierto que el oso estuviera bromeando en un ambiente tan difícil, sin embargo, Mok soltó una tonta risita que dejó en shock a más de uno.

—¿Solo cinco? Podemos con ellos —comentó YooChun. JunSu asintió fervientemente.

—No lo creo —Mok refutó. —Y aunque solo fueran cinco, dudo que sea tan fácil evadirlos. Además es probable que el cazador esté con ellos.

—Mis guerreros no han visto a ningún Lobo Negro, sin embargo, hay varios lobos que a juzgar por su forma de pelear casi demente, me arriesgaría a decir que son lobos solitarios. Y, el shifter serpiente aún está por ahí. No lo han visto, pero su hedor es inconfundible.

Eso complicaba el asunto, un lobo solitario no solo no obedecía a un Alfa, sino que también eran conocidos por su inestabilidad mental, su preferencia a las carnicerías y por ser luchadores sucios. Sin considerar a la serpiente, que gustaban del sadismo con locura. JaeJoong estaba seguro que no tendrían una oportunidad de escapar si los arrinconaban.

—No tenemos de otra. Debemos arriesgarnos —YooChun dijo contundentemente.

—JaeJoong, tú tienes la última palabra. —Mok lo miraba con una cara ilegible, pero JaeJoong no podía descifrar lo que quería que hiciera.

Todo era muy arriesgado, pero no podían quedarse ahí más tiempo. No solo atacarían a los osos, sino que su madre, YunHo y toda la manada estaría en inminente peligro si no detenían al Lobo Negro. La cuestión era cómo hacerlo.

***

La niebla cubría por completo el valle que los osos habitaban. Los primeros rayos de luz se mostraban perezosos y raudos a salir, el frio del alba los acompañaba. Los sonidos de las madrugadoras aves despertando comenzaban a llenar el aire. Atentos ojos vigilantes se movían de un lado al otro en busca de cualquier signo de animosidad en el lugar. Los guerreros osos trataban de mantener sus sentidos alertas, sin embargo, la niebla era tan densa que apenas eran capaces de ver a un palmo de distancia.

Cuatro figuras lobunas se escondían entre la densa bruma. Dos lobos grises, un cachorro marrón y un lobo que bien podía ser gris claro lleno de lodo. Avanzaban presurosamente, cuidando que sus patas no tropezaran con alguna ramita delatora. Sobre sus lomos llevaban un ligero bulto. Se les notaba nerviosos, el más grande de ellos tenía una expresión severa en el rostro, decidido a atacar a cualquiera que se acercara al grupo. El lobo gris de menor tamaño, se veía claramente asustado, pero su mirada era decidida. Incluso el cachorro tenía esa actitud de “te morderé si te me acercas”. Pero, lo más extraño de todo, era aquel lobo gris claro lleno de lodo. No solo por la cantidad de lodo que cubría su pelaje, sino por el hecho de que sus ojos eran de un completo azul blanquecino que destellaba en cada parpadeo.

Los ojos de JaeJoong tenían ese color azulado como siempre que hacía uso de sus dones. Jamás había estado tan agradecido con Mok por enseñarle a cómo dominar su don en su forma de lobo. Era bastante difícil hacerlo en su forma humana, pero en su forma animal, era aún más complicado.

JaeJoong rogaba porque no se toparan con ninguno de los cazadores. Solo tenían que ser lo bastante cuidadosos para llegar a la carretera principal, allí les esperaría alguien de confianza para trasladarlos hasta el pueblo más cercano.

Ahora estaban por su parte, JaeJoong parpadeó con fuerza, no se permitiría un momento emotivo que desconcentrara su mente de su tarea. Era imprescindible que la bruma los cubriera a cada paso que daban, por eso habían salido cuando el rocío comenzaba a llenar el valle, cubriéndolo todo de niebla.

—Solo un poco más —susurró YooChun.

UnHyea jadeaba por el esfuerzo. En su corta vida no había tenido que hacer un viaje tan apresurado. Corría tan rápido como sus patitas lo permitían, era consciente de que los adultos con él no iban a su máxima velocidad, por lo que se sentía un poco culpable por retrasarlos, aunque su madre le había asegurado que se debía a que necesitaba estar muy concentrado para mantener la bruma alrededor de ellos y no podía ir demasiado rápido.

Crack

El sonido de una rama romperse se escuchó. Los lobos se detuvieron al instante, inmóviles, casi sin respirar, con las orejas levantadas en busca de señales de peligro. El piar de algunas aves volando asustadas no muy lejos de su posición les dijo que no estaban ya más solos.

«¡Maldición!»

JaeJoong inspiró más fuerte, sus ojos se volvieron casi blancos al atraer más niebla a su alrededor. Rogaba por que funcionara, el olor a humedad embutía su sentido del olfato, pero estaban seguros que aquellos que les daban caza eran expertos en la materia.

YooChun indicó con su lobuna cabeza que se movieran despacio, sin la menor alteración en el ambiente. Así lo hicieron. Se alejaron poco a poco. Si antes estaban nerviosos ahora se había triplicado. Cuando se hubieron alejado lo suficiente, echaron a correr de nuevo, se habían desviado del camino. Tenían que llegar al punto de encuentro antes de que el sol comenzara a elevarse. Un suspiro colectivo sonó cuando divisaron por fin la carretera. Si bien, estaban unos buenos metros desviados, podían sentirse casi seguros.

Un aullido lejano les hizo saber que su rastro había sido descubierto. Gruñidos fieros comenzaron a llenar el bosque. Las asustadas aves se alejaban de sus nidos buscando refugio en el aire.

JaeJoong tomó en su hocico a UnHyea, lo sujetó por la parte detrás del cuello. Sus ojos volvieron a ser de un negro vivaz. No tenía caso mantener más tiempo la bruma, con o sin ella les seguirían ahora.

Moviendo las patas lo más rápido que podían, se dirigieron a la camioneta que los esperaba. Los gruñidos detrás de ellos se incrementaban con rapidez, acortando la distancia entre ellos y los que los perseguían.

JunSu llegó primero, habló con el conductor. YooChun había mantenido una velocidad más baja, yendo por detrás de JaeJoong y su cachorro, protegiéndolos de esa manera. Cuando llegaron a la camioneta, ésta ya estaba encendida, solo esperaba por ellos para abordar.

Las llantas chillaron por el esfuerzo, el conductor pisó a fondo el acelerador, poniendo tierra de por medio. Aunque no fuera demasiado, habían ganado al menos un par de horas.

JaeJoong giró su vista, a lo lejos, de donde él estaba seguro habían salido del bosque, al menos tres grandes lobos pardos los miraban irse con sus ojos inyectados de furia y los dientes desenfundados. Uno aulló de nuevo, para después los tres internarse de nuevo en el bosque.

—Dese prisa, por favor señor —rogó JunSu, a pesar de que iban a la máxima velocidad que la camioneta permitía.

No se relajaron hasta que vieron el pueblo. El conductor era un shifter, así que no se sorprendió cuando tres jóvenes llegaron desnudos junto a un niño. —Quizá deban ponerse algo de ropa, chicos —les dijo. Por la situación habían olvidado completamente ese asunto.

Los tres se miraron un momento antes de sonrojarse. Hurgando en el bulto que cargaban en su forma de lobo, encontraron sus ropas.  El amable conductor los dejó en la estación de tren. Solo había que esperar treinta minutos para abordarlo, tiempo que ocuparon para tomar alimentos. A pesar de que ninguno decía nada, sabían que esto solo había sido la parte fácil. Entre más cerca de la manda estuvieran más peligroso sería.

Los lobos se permitieron relajarse mientras el traqueteo del tren iba tomando velocidad. Sus miedos iban en aumento, pero debían guardar fuerzas para lo que más adelante se encontrarían.

Mok y los lobos habían tomado rumbos distintos. Mientras ellos se dirigían a salvar a la madre de JaeJoong y evitar que el Lobo Negro ganara más poder, Mok había decidido emprender la búsqueda de chamanes de diferentes clases de shifters. Además de la obvia razón de que su pareja estaba ahí, porque al final, Mok había encontrado a su pareja destinada en quien menos lo imaginaba: YongSook. El porqué no lo habían notado antes, se debía a la barrera que Mok siempre había sostenido, una que estaba destinada a ocultarlo de todo el mundo, incluida su pareja, así que cuando el muro de protección se desvaneció, YongSook prácticamente asaltó la boca de Mok.

JaeJoong sonrió, al menos los dulces ojos miel de Mok mirarían y serían mirados con el amor de su pareja. Su estómago se retorció ante la idea. Pronto volvería a ver a YunHo, ¿sería lo suficientemente capaz de mirarlo a la cara sin llorar? O huiría del dolor. Miles de cosas pasaban por su cabeza, pero todas fueron borradas al sentir el cálido toque de su hijo, porque, no importaba si YunHo seguía sin quererlo, o que YunHo hubiera formado una familia, nada de eso era importante si conseguía parar los planes del Lobo Negro. Y, es que, algo que había paralizado su corazón durante su sueño premonitorio, no solo había sido el hecho de ver a su madre sufrir, sino de ver a su cachorro padecer por lo mismo si no detenía al Lobo, y JaeJoong no iba a dejar que eso pasara. UnHyea era su vida, el regalo que los dioses le habían dado, e iba a protegerlo de todo.

***

YunHo despertó de golpe. Se sentía malditamente caliente. Ni siquiera era luna llena y él estaba ardiendo. En su confusión no lo notó enseguida, pero neblina del sueño se despejó, sus ojos se abrieron como platos, su nariz inspiró hondamente. No lo podía ver u oler, pero su cuerpo lo sentía, JaeJoong.

Después de dos largos años de haber perdido su rastro, de haber dejado se sentir la presencia de su compañero, ésta de pronto había aparecido. Y maldito fuera si no la reconocía ahora. Deseaba tanto poder ir tras él. Había soñado con su pareja tantas veces que había perdido la cuenta, siempre a la luz de la luna, como si ella fuera el espejo por el cual YunHo podía ver a su hermosa pareja.

En sueños, había visto al bonito lobo blanco caminar solitario por el bosque, de vez en cuando aullándole con dolor a la luna, haciendo que el corazón de YunHo se apachurrara por la angustia. Pero, no todo había sido desolación en sus sueños, no. Muchas otras veces, YunHo había soñado con un cachorro marrón, con ojos color chocolate y una vivaz actitud. YunHo no lo conocía, ni siquiera sabía si era real, pero sentía que el cachorro era suyo.

Vistiéndose en menos de dos segundos, YunHo bajó apresuradamente por las escaleras. Sentía a JaeJoong, debía ir con su pareja.

—YunHo has despertado —llamó su padre. YunHo ni siquiera había notado al hombre en la sala de estar. A juzgar por su semblante, lo que estaba a punto de decirle no era bueno. —Hemos perdido a cinco centinelas.

—¿Qué? —YunHo no podía creerlo, las cosas no habían estado calmadas, pero perder a tantos hombres de un jalón era un exceso.

YunHo y ChangMin partieron a la escena más cercana, donde fue hallado uno de los cinco centinelas. Los demás soldados emitían su miedo en ondas tan fuertes que golpeaban profundamente en los lobos alfa. El aroma a sangre se esparcía por el ambiente, pero nadie los había preparado para lo que verían. El lobo estaba destrozado, literalmente le habían abierto la caja torácica arrancándole el corazón, mientras sus entrañas habían sido esparcidas alrededor de él en forma de macabro ritual.

No se tenía que ser muy hábil para saber que las otras víctimas se encontraban en igual condición. La pregunta era ¿para qué? ¿Por qué desatar todo este sangriento espectáculo? Si KyuBok quería aterrorizar a sus soldados lo estaba haciendo muy bien.

Con un profundo suspiro, YunHo sabía que su búsqueda por JaeJoong debía esperar. Tenía demasiadas obligaciones antes de poder salir unos días.

***

Un fuerte chirrido metálico los despertó. El sol, apuntando por el oeste se colaba por las ventanillas del vagón con su anaranjada luz. Debían llevar la mitad del recorrido. El ruido fue tal que la mayoría de los pasajeros despertaron.

Cabezas se levantaban aquí y allá en busca de algo que les dijera qué ocurría. Un sonoro trueno rugió antes de que todo colapsara. El tren se detuvo con una brusquedad que lanzó a todos hacía delante y luego los rebotó con tal fuerza que la mayoría, golpeándose con los asientos o alguna otra cosa, quedó inconsciente.

Las señales de alarma se despertaron en JaeJoong. Con premura buscó a su cachorro, al que había sujetado en sus brazos al principio, pero con la fuerza del golpe lo perdió. UnHyea estaba incorporándose en sus cuatro peludas patitas. Había cambiado por inercia. JaeJoong lo tomó de nuevo, evaluando rápidamente sus heridas; afortunadamente, el cambio había curado, si es que tenía, las heridas.

—Debemos movernos —dijo YooChun, con el pelo alborotado, pero sin heridas visibles. Llevaba de la mano a JunSu, quien tenía un ligero corte sobre la ceja izquierda, pero por lo demás se veía tan atento como YooChun lo estaba.

Algunos de los pasajeros que no habían sufrido ningún colapso, que asomaban las cabezas por las ventanillas anunciaron a los demás que habían chocado con algo. Eso explicaba el golpe, pero el continuo chirrido metálico no se había detenido. Era como si desgarraran los compartimentos. Y así era.

Dos enormes hombres a media transformación se abrían paso por encima de los compartimentos. Sus manos no parecían manos, tenía enormes garras por dedos, garras capaces de romper el metal cual papel fuera.

—¡Corran, corran! —gritó YooChun.

No necesitaron escucharlo dos veces. Los shifter salieron del vagón, avanzando rápidamente. Sabían que si se marchaban, los seres humanos no recibirían más daño que el causado por la colisión, sin embargo, tampoco se podían dar el lujo de ser atrapados, porque, una vez que el Lobo Negro se estableciera en el poder, lo seres humanos serían vistos solo como ganado.

Pasaban de vagón en vagón lo más rápido que podían, aunque el chirrido del metal partiéndose les seguía de cerca. Abandonaron el tren y se internaron en la maleza. No tendrían muchas posibilidades de huir sin dejar rastro, pero al menos ganarían un poco de tiempo. JaeJoong olvidó el temor que causaba su lobo y lo llamó.

Movían las patas lo más rápido que podían. JaeJoong cargaba a su cachorro en el hocico, el cual se balanceaba de un lado al otro, sin quejarse, sin emitir ningún sonido, porque él también conocía el riesgo. Corrieron por alrededor de una hora, se detuvieron para que un poco de aire entrara por sus pulmones y para indagar en donde se encontraban y si eran seguidos de cerca.

El aroma en el aire no les traía nada, pero no por eso se confiarían. YooChun tomó al mareado cachorro y corrió con él. La noche había caído sobre ellos. No era bueno, estaban a la intemperie, aún lejos de su destino y muy cerca de los cazadores. Por un momento pensaron en detenerse, pero el aroma a otro shifter los abstuvo. Siguieron moviéndose.

Sus patas comenzaban a sentirse rígidas de tanto correr. Adivinaban que sería cerca de la media noche, ya que la luna creciente se elevaba en el cielo. El dolor que sentían en uno de sus costados a causa del esfuerzo no les impedía continuar, sin embargo, aminoraron la marcha, de esa manera UnHyea podía seguirlos con apresurado paso.

Hasta ahora tenían suerte, pero no creían que duraría demasiado. Y así fue. Un lejano aullido rompió el silencio. Estaban cerca…

***

YunHo estaba cansado, había pasado todo el día yendo de un lado al otro, vigilando los puntos clave para entrar al pueblo, brindándole ánimos a los asustados centinelas, quienes después de lo sucedido la noche anterior, les temblaban las piernas tan solo de pensar en un destino igual.

Después de pasar por la última caseta de vigilancia, YunHo se encontraba en un debate, entre el ir a casa a descansar o salir corriendo en dirección contraria en busca de JaeJoong. Aún no era muy tarde, el sol acababa de ponerse en el horizonte, pintando el cielo de colores rosas y morados. YunHo no había dejado de sentir a JaeJoong en todo el día. Para ser más exactos, YunHo sentía ese llamado constante, como si JaeJoong estuviera en grave peligro.

Decidido a que no cometería el mismo error dos veces, y a que probablemente esta sea su única oportunidad de encontrarlo antes de que él volviera a desaparecer, YunHo emprendió la búsqueda. No quería que sus centinelas lo vieran salir, pensarían que estaba huyendo y harían lo mismo, pero no podía dejar de ir ahí donde JaeJoong estuviera. Saliendo a hurtadillas, YunHo corrió hacía donde su alma sentía la conexión.

***

Los gruñidos se escuchaban cada vez más cerca. JaeJoong había tomado de nuevo a UnHyea en su hocico, pero el cansancio estaba haciendo mella en los jóvenes lobos.

Ni siquiera notaron cuando traspasaron los límites de un territorio shifter. Las patas de JunSu cedieron, y cayó al suelo. Las de JaeJoong temblaban incontrolablemente. No podían más. Tendrían que hacer frente a los cazadores.

YooChun se colocó delante de ellos y gruñó amenazadoramente hacia los arbustos que tenía enfrente. JaeJoong colocó a su bravo cachorro detrás de él y JunSu, ambos respiraban con dificultad.

YooChun volvió a gruñir en señal de advertencia. De los arbustos salieron dos enormes lobos, de sus fauces escurría un líquido viscoso de color amarillento, sus ojos los observaban con salvaje locura, su pelaje erizado les decía que estaban a punto de atacar.

JaeJoong podía sentir las oleadas de miedo que UnHyea soltaba, pero aún así, su cachorro comenzaba a gruñir, con sus patitas bien firmes sobre la tierra. Se sentía muy orgulloso, pero no dejaría que su cachorro estuviera siquiera a un pelo de tocar a esos apestosos lobos.

Con un gruñido más potente y una mirada burlona uno de los dos lobos se lanzó contra YooChun. El lobo gris de YooChun era visiblemente más pequeño que cualquiera de los lobos cazadores, pero no por ello menos mortal. Error que cometió el primer lobo. No obstante, se recobró rápidamente. Para eso estaban hechos, para ser mortales en una lucha. Mientras YooChun y el primer lobo peleaban, el segundo lobo los miraba socarronamente antes de comenzar a avanzar. JunSu, al lado de JaeJoong comenzó a gruñir. JaeJoong mostraba los dientes sin emitir ningún sonido, pero no por eso dejaba de parecer fiero.

Si el lobo pensaba que se lo iban a poner fácil por ser dos lobos jóvenes y pequeños, estaba muy equivocado. En cuanto estuvo al alcance de sus fauces, JunSu mordió una de sus patas y JaeJoong le saltó encima. Podrían no ser los mejores peleadores, pero seguro como el infierno que no se iban a rendir, porque rendirse significaba perder su libertad, incluso sus poderes y quizá, con mayor seguridad, la muerte.

El gemido lastimero de YooChun surcó el aire. Al final, el cansancio y la fuerza del otro lobo se estaban imponiendo. Había mordido a YooChun en una de sus patas traseras, que ahora cojeaba, siendo evidente la cantidad de sangre que empapaba el pelaje de YooChun. Fue un duro momento para todos, YooChun estaba muy herido, pero cuando gimió, JunSu perdió la concentración de la lucha y el lobo lo lanzó muy lejos, estrellándose contra un árbol. Trató de incorporarse, pero sus patas cedieron al igual que todo su cuerpo y ya no se levantó más.

JaeJoong vio todo en cámara lenta. Los ojos de YooChun se ampliaron enormemente, y al instante se lanzó hacia JunSu, pero no pudo llegar, porque en ese momento, el lobo lo tomo por el cuello, llevándolo a tierra, obligándolo a desistir o a perder la tráquea. Al final solo la falta de aire llevó a YooChun a la oscuridad, con sus ojos fijo en JunSu, murmurando su nombre.

Ahora, JaeJoong estaba solo, con UnHyea detrás de él. Podría crear una bruma tan intensa para perderse entre ella, pero no contaba con el tiempo suficiente y tampoco se iría dejando a JunSu y YooChun. No había pasado por alto el hecho de que los lobos no habían matado a ninguno de ellos, lo que reforzaba la idea del robo de habilidades.

JaeJoong miraba primero a uno y luego al otro. El lobo que peleaba con YooChun tenía su buen tajo de sangrantes heridas, mientras el otro se veía mallugado, pero ambos, aún en mal estado se veían letales. JaeJoong desvió solo un segundo la mirada hacía la luna creciente, rogándole por ayuda.

Como si hubiera escuchado sus plegarias, un potente rugido vino detrás de él. JaeJoong tembló de miedo, pensando en que un nuevo enemigo llegaba. Pero entonces, la cosa más inverosímil pasó. El aroma a macho alfa se coló por sus fosas nasales, pero no era un macho cualquiera, era un aroma absolutamente irresistible. Un aroma que a pesar de haber pasado el tiempo, no dejaba de reconocer.


YunHo.


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N/A: Mil disculpas!!!! La semana pasada no pude publicar un nuevo capitulo debido a asuntos personales, pero no se diga más!!! Esta semana las compensaré con dos capítulos de esta historia.