Frio, frio es todo lo que podía sentir…
Negro, oscuridad todo lo que distinguía…
Sus ojos derramaban cálidas lágrimas, en un inútil intento de lavar su
pena, pero la agonía no cesaba. A veces deseaba que hubiera muerto en Afganistán,
otras junto a su mansión de Malibú, inclusive que no hubiese regresado jamás
del portal en New York, cualquier cosa, cualquiera menos esta hubiera sido
menos dolorosa.
En especial prefería la de los Diez Anillos o con Obadiah, ¿por qué? Simple,
porque aún no conocía al Capitán América.
No podría decir que su vida se fue a pique cuando lo conoció porque eso
sería la mayor de las mentiras jamás dichas por él. No, definitivamente no. Su vida
simplemente había cambiado para mejor, o eso creía, tenía un grupo de amigos y
un novio bastante encantador. Lástima que no fuera más que un efímero sueño,
una dolorosa ilusión.
Suspiró profundamente, escuchando el ruido húmedo de su respiración. Genial.
Tenía un pulmón perforado por una de sus tantas costillas rotas. No sabía si
dejar de llorar para reír de ironía o llorar aún más fuerte de lo que lo hacía.
Estuvo ahí, varado en esa base de Hydra por un tiempo, hasta que dejo de
sentir todo, él realmente esperaba que esta vez cuando volviera abrir los ojos
se encontraría con esos ojos azules mirándolo amorosamente, que todo esto no
haya sido más que una pesadilla. Desgraciadamente para él eso no sucedió. Un grupo
de soldados lo encontró. Los escuchó llegar y, hubiera volado todo el complejo
con él dentro de no ser porque recordaba que había algo dentro de él creciendo.
Esperaba que estuvieran bien.
Cerró los ojos confiando en esos hombres de uniforme negro que le sacaban
de ahí.
Despertó en una blanca y estéril habitación. Sin embargo, no era tan tonto
como para creer que estaba en un hospital, no, esta habitación era subterránea,
ninguna ventana había en ella. Y supo que estaba en lo correcto cuando un par
de hombres uno con una bata blanca inmaculada y otro de uniforme negro con el
escudo de Hydra pintado en el pecho, entraron a la habitación.
–Señor Stark –sonrió el hombre de negro. –Es un verdadero placer que haya
despertado. Lamentablemente no tengo buenas noticias para usted.
Los ojos sin vida del castaño le devolvían la mirada a aquel soldado,
mientras el doctor lo miraba con pena.
–Lamento mucho tener que informarle que sus bebés han fallecido –dijo el
mismo sujeto, sin lamentar claramente nada, por el contrario parecía
divertirle. –Por eso hemos tomado la decisión de extraerle los fetos ahora
mismo. Claro, lo hubiéramos hecho sin decirle igual, pero ya que despertó en
este momento, creí prudente informarle –dijo sonriendo.
Anthony se congeló, el poco calor corporal que había ganado se esfumó. Su de
por sí ya fragmentado ser se rompió aún más. Sus bebés, sus dulces hijos que crecían
dentro de él. No, no, no. Eso no podía ser cierto, ese sujeto solo quería
extraerlos para estudiarlos, para sacarles el suero del super soldado. Sus bebés
estaban aún con vida. Si eso era. Ese hombre los quería matar.
En ese momento se escucharon varios tiros y gritos, la alarma de seguridad
había sonado. El sujeto de uniforma maldijo mientras ordenaba al otro realizar
la operación, quería a esos fetos ya.
**
Sentando en el complejo de los Vengadores, Anthony Stark miraba los días pasar, entre una reunión y
otra, ayudando a Rhodey en su rehabilitación, enseñándole a Visión sobre los
sentimientos humanos, mostrándole a Peter un cariño que estaba guardando para
sus propios hijos, hijos que no tendría nunca más.
–Lamento mucho informarle
Sr. Stark que los fetos llevan 48 hr fallecidos, es perentorio que removamos
los embriones –le decía el medico a cargo. Anthony lloraba silenciosamente, el
sujeto había tenido razón. –La causa de la pérdida fue una contusión severa –la
pelea en Siberia. –También lamento mucho esto, pero no podrá volver a
embarazarse. Desgraciadamente su matriz ya dañada por el envenenamiento de
paladio, tuvo que ser removida junto a sus fetos, pues el golpe y las
condiciones comenzaron a gangrenar la zona.
Anthony no escuchó mucho más allá de eso. Había perdido a sus bebés, había
perdido a su pareja, a su familia, todo excepto los tres que se encontraban con
él. Todo por unos papeles, todo por un solo hombre. Él no entendía por qué las
cosas habían resultado así. Solo sabía que alguien había sido el responsable y
ese era Barnes. No, no Barnes, después de todo el solo era una marioneta.
Steve.
Él era el culpable.
**
Cuando la carta llegó, Anthony la quemó al terminar de leerla. Su rostro no
expresaba emoción alguna, sin embargo sentía una ira fría recorrerle el
cuerpo. Tomó el teléfono, lo abrió y
marcó al único número registrado.
–¿Tony? –respondió una voz conocida e insegura.
–Todo esto es tú maldita culpa.
–Tony no…
–Todo tu maldita culpa –sollozó Anthony –Mis bebes. Mis hijos… nuestros
hijos…
–¿Hijos? ¿Tony de qué estás hablando?
–Estaba gestando a tus bebés.
–No, ¡no es cierto!
–Tres meses –respondió Anthony recuperando esa fría calma.
–No es verdad, no mientas así –susurró dolido Steve. –Si es así ¿Por qué nunca
me lo dijiste?
Tony le envió una foto de los resultados.
Anthony E. Stark
GCH positivo
–No, por favor, dime que mientes… –la voz de Steve temblaba.
–Nunca estuviste el tiempo suficiente para que te lo dijera. Siempre detrás
de la pista de tu Bucky.
–Tony…
–Ahora ya no hay nada… ahora solo queda la venganza –susurró gélidamente Stark
antes de colgar el teléfono.
Prometiendo a sus bebes no natos y así mismo, que ser vengaría de ellos, de
todos ellos que causaron esto.
**
Steve se derrumbó ahí mismo. No lo podía creer, no, debía estar mintiendo,
jugando una cruel broma. Cuando se repuso llamó a Natasha, ella buscaría la
verdad, por más que se decía que era una mentira tendría que asegurarse, no
podía quedarse con la duda, no ahora que por fin Bucky estaba a su lado.
Pasados unos días, Natasha devolvió su llamada, confirmando lo que Tony le
había dicho. Estuvo embarazado, gemelos, ambos fallecidos en Siberia.
El corazón de Steve sufrió, lloró porque él jamás quiso eso, solo deseaba
mantener a Bucky a salvo, pero nunca a este precio. Y Steve olvido la fría
promesa de Tony en su dolor.
**
–¿Está seguro de eso Señor? –cuestionó Visión antes de que Anthony firmara
la sentencia de los Vengadores Renegados.
Por toda respuesta Anthony le miró, con esa dura mirada que tenía cada vez
que hablaban de ellos. Visión no volvió a cuestionarlo en nada de lo que se
refería a ellos. La furia de Anthony arrasaría con todo aquello que se
interpusiera entre él y su venganza.
Wakanda fue prueba ferviente de ello.
El país que los refugió pagó con creces la ingenuidad de su gobernante.
Ahora solo había ruinas de lo que alguna vez fue una esplendorosa ciudad. Para fortuna
o diversión de Anthony, solo Antman y Hawkeye habían caído. Stark no creía que
a Barton lo fuese extrañar su familia, después de todo los había abandonado
¿no? Y Lang, bueno él de todas maneras ni siquiera estaba presente en la vida
de su hija, ¿y su novia? Seguro ella encontraría un mejor partido.
Los ojos de Anthony brillaron cuando recibió el informe. Wanda Maximov
había sido hallada. Con una sonrisa torcida ordenó el ataque.
–Ahora sí, pequeña bruja, esta vez sí tendrás motivos para odiarme. Claro,
contando con que sobrevivas.
Anthony Stark había creado un suero para contrarrestar los poderes de Maximov
y otro para incapacitar a un super soldado.
Sam Wilson no era un problema, solo lo dejaba continuar porque de esa
manera sería más entretenido mirar los ojos de Steve al verlo perder a un amigo
cercano. La más escurridiza era Natasha Romanoff, pero no importaba, tarde o
temprano todos caerían. Unos antes que otros, pero al final, todos sentirían el dolor que él sintió; sentirían su ira.
–¡Que comience la cacería!
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N/A: Había estado leyendo unos fic sobre esta pareja, que rápidamente se conviertieron en una de mis favoritas :)
Entonces el gusanito de la curiosidad me pico y me dije ¿por qué no? Y helo aquí. Solo una pequeña idea.