CAPÍTULO 1
Hace menos de dos semanas…
Miedo. Era mi sustento, algo que respiraba y residía
dentro de mí. Algunas veces podía sentirlo
merodeando alrededor, luchando por liberarse. Viajaba conmigo ahora, cuando Junsu y yo andábamos a
través de los densos matorrales del Bosque
Nacional de Jirisan cerca de la medianoche. Yo no quería que Junsu pensara que había cometido un error
cuando me convenció para trabajar como guía del bosque durante el verano. Yo
imagine que podría aprender de él algunos trucos para
luchar con mis demonios interiores, pues entiende el significado de la palabra
aventurarse, a todo un nuevo nivel.
Pero aún así, venir por si solo a un lugar en donde
las criaturas salvajes buscan un sabroso
aperitivo era totalmente descabellado. Era aún más descabellado el hecho de que no se lo
habíamos dicho a nadie. Habíamos guardado silencio, porque salir de las
cabañas cuando las luces de afuera ya estaban apagadas era una razón de despido. Y
después de sobrevivir una semana de intenso
entrenamiento, yo definitivamente no quería ser despedido la noche anterior a mi primera tarea
asignada.
Apreté mis dedos alrededor de mi arma, una “Maglite”.
Mi papá adoptivo es un policía que me enseñó
como cien maneras de matar a un hombre usando una linterna. De acuerdo, soy un
poco propenso a exagerar, pero aún así, él me había mostrado algunos
movimientos de defensa-personal.
Afuera en el lado donde los árboles y los matorrales
eran más densos, oí un crujiente ruido.
―Shh! Espera. ¿Qué fue eso? – susurré con severidad. Junsu pasó su linterna
entre los árboles, por la oscuridad, que se debía a las hojas que estaban
encima. A pesar que esta noche había luna creciente,
su luz no podía penetrar la espesura de los árboles.
― ¿Qué fue qué?
Mi linterna la alumbró mientras yo oscilaba buscando
alrededor. Él se encogió y levantó una mano para protegerse
los ojos de la estridente luz. Su sedoso cabello parecía algo mágico, me recordaba a una
fantástica hada, pero yo sabía que sus delicadas facciones ocultaban una gran
fuerza interior. Había aparecido en el periódico local porque había salvado a
un niño del ataque de un puma colocándose entre el animal y el niño y
gritándole hasta que se alejo.
― Creo que oí algo ― le dije.
― ¿Como qué?
― No lo sé. ― Mi corazón hacia un ruido sordo. Yo eche
un vistazo alrededor otra vez. Me encantaba estar al aire libre. Pero esta
noche, estar aquí afuera me ponía los pelos de gallina. Yo no podía detener la
sensación de que estaba siendo observado.
― ¿Como pasos? ― preguntó.
― No precisamente. No como los de una persona. Son más
bien como suaves pasos laboriosos, como caminar con tus
calcetines, o en patas, quizás.
Nos conocimos el verano anterior cuando habíamos
venido de campamento con mis padres. Junsu había sido uno de nuestros guías, o
“sherpas”, como el personal del parque se refería a ellos. Nosotros habíamos
conectado y nos comenzamos a hacer rápidamente amigos, manteniéndonos en
contacto durante el año escolar.
― No estamos siendo perseguidos ― aseguro. ―Todo el
mundo estaba dormido cuando
dejamos la cabaña.
― ¿Qué tal si es algún tipo de depredador? ―Este miedo que estaba
experimentando no tenía sentido. Pero yo sabía que había oído algo, y que no
era para nada amistoso. No podía explicar cómo lo sabía, sólo era un sexto
sentido y ese tipo de cosas. La risa cantarina de Junsu hizo eco a través de los árboles. ― Es enserio.
¿Qué tal que sea ese puma que te persiguió el verano anterior? ― pregunté ― ¿Qué tal si está
ahí afuera para vengarse?
― Entonces él me comerá a mí, no a ti. A no ser que el
sólo este hambriento. Entonces él se comerá a la que corra más lento.
La cual podría ser yo, pensé. Yo no era exactamente un
atleta desafiante, pero esto no era un episodio de “Gladiadores Americanos”
tampoco.
―Quizás deberíamos regresar.
Estábamos a menos de una milla del pueblo que estaba a
la entrada del parque. Junsu y yo compartíamos una pequeña cabaña con Key, que
era otro guía. Una vez que las luces se apagaron a las once, se suponía que
nadie debía salir de las cabañas.
Junsu imitó el sonido de una gallina:
― ¡Clooc! ¡Clooc! ¡Clooc!
―Muy gracioso. ¿Qué tal si nos despiden? ―pregunté.
―Sólo nos despedirían si nos atrapan. Vamos.
―Exactamente ¿Qué es lo que quieres mostrarme? ― todo lo que
él me había dicho
era que quería compartir algo intenso conmigo. Eso había sido suficiente para
despertar mi curiosidad, pero eso fue cuando estábamos en la seguridad del
pueblo.
― Mira, Jaejoong, si tú vas a ser un sherpa, tienes que conectarte
con el aventurero que está en tu interior. Confía en mí. Lo que estoy a punto
de mostrarte vale la pena el riesgo de perder el trabajo, la vida, o la
integridad física.
― Wow. ¿De verdad? ― ¿Estaba eludiendo mi pregunta?
Seguro que eso parecía. Eche un vistazo de manera sospechosa. ― ¿Está la
especie masculina involucrada? ― porque honestamente, esa era la única cosa
que yo consideraba que valía la pena el riesgo.
― Estás desesperado. Vamos.
Ya que no quería quedarme solo, di un paso al lado
suyo. En lo que me concernía, mi prudencia era bien merecida. Cuando tenía
cinco años, mi mamá y papá fueron asesinados en este mismo bosque. Mis padres
adoptivos me trajeron aquí el verano pasado para ayudarme a superar el trauma,
lo cual fue probablemente demasiado tarde para que en realidad se lograra algo
bueno. Acampamos aquí casi una semana. Había tenido un tiempo asombroso, pero
yo no estaba seguro de cuan efectiva sería mi experiencia para ayudarme a superar mis asuntos.
Si, supuestamente yo tenía problemas emocionales. Por
eso estuve en terapia, gastando y desperdiciando una hora cada semana con un
psiquiatra llamado Dr. Cho, quien declaraba como un Yoda «Enfrentarte a tus
miedos debes»,
irritándome más, en vez de ayudarme. Verdaderamente yo hubiera preferido gastar
mi tiempo con un dentista.
Quizás me estaba engañando a mi mismo pensando que era
lo suficientemente valiente para enfrentar los elementos de la naturaleza, día
tras día. Aunque verdaderamente ¿De qué tenía miedo? Ni siquiera fue un animal
lo que había atacado a mis padres.
A ellos les habían disparado dos cazadores totalmente
ebrios, que estaban en el bosque
ilegalmente, los cuales estúpidamente los confundieron con lobos.
Gracias a esos cazadores, lobos gruñendo habitaban
regularmente en mis sueños, dando lugar a muchas noches inquietas y frecuentes
episodios de gritos mientras duermo. Por lo tanto, en la terapia para llegar a
la raíz de mis pesadillas, el Dr. Cho consideró que era porque mi subconsciente
trataba de justificar como dos idiotas pudieron haberle disparado a mis padres
y luego, con las caras muy neutras decirle a las autoridades:
―Ellos eran lobos. Juro por Dios, que lo eran. Ellos
se iban a comer a ese pequeño niño.
Ese pequeño niño, por supuesto, había sido yo. Todo
había sucedido hace mucho tiempo y ya era sólo una imagen. Todo excepto mis
padres cayendo muertos en el suelo del bosque. Dios, ¿Cómo pudieron confundir
personas con lobos?
Detrás de mí, la leña crujió. El pelo de mi nuca me
picó. Deslicé mi mano por debajo de mi cabello negro y froté mi cuello. Un
temblor me atravesó y la piel de mis brazos se me puso de gallina. Tuve el
presentimiento de que si miraba alrededor, vería cualquier cosa que estuviera
ahí. ¿Quería yo enfrentarlo?
― ¿Qué va mal ahora?
― Algo nos está observando ― susurré. ―Puedo sentirlo.
Junsu me prestó atención esta vez. Echó un vistazo
alrededor.
― Podría ser una lechuza que está buscando un sabroso
bocado, o ya tomó su merienda y se fue rápidamente.
― Quizás, pero se siente más amenazador.
― Crecí por estos caminos, he gastado la mayor parte
de mi vida en estos bosques. No hay nada amenazador aquí afuera.
― ¿Qué me dices del puma?
― Eso fue en lo más profundo del bosque. Aquí estamos prácticamente en la
civilización. A unas pocas áreas puedes encontrar señal para tu teléfono. Unos cien pasos
y estaremos allí.
Le seguí, pero estando alerta. Había algo. Estaba
seguro de eso. No era una lechuza o un roedor. No era algo que se encontrara en
los árboles, no era algo pequeño. Era algo que acechaba a su presa. Un
escalofrió recorrió a través de mi. ¿Presa? ¿Por qué yo había pensado eso? Pero
era verdad. Era lo que yo sentía. Algo estaba observando y esperando.
Adelante, una luminosidad a través del follaje captó
mi atención.
― ¿Qué es eso?
―Lo que quiero mostrarte.
Caminamos entre los árboles hacia un espacio abierto,
iluminado por una fogata. Antes de que pudiera hacer otra pregunta, una docena sherpas
saltaron fuera de los árboles.
― ¡Sorpresa! ― gritaron ellos ― ¡Feliz
cumpleaños!
Mi corazón estuvo a punto de pararse. Presioné una
mano en mi pecho y reí, agradecido de no haber sonado histérico.
― Mi cumpleaños no es hoy.
― ¿Es mañana, verdad? ― preguntó Changmin. Llevaba un reloj con
numerosos diales. ― En diez segundos, nueve, ocho…
Los otros disfrutaban la cuenta regresiva. Yo podía
verlos a todos claramente al estar al frente del fuego. A una pequeña distancia
de Changmin estaba Yoochun, con su liso cabello negro que llegaba a sus hombros
y sus ojos café oscuro que estaban bordeados de negro.
―Siete, seis…
Al lado de él, Key se veía casi igual que su mellizo. Él
había estado durmiendo cuando nosotros salimos. O fingiéndolo, no me di cuenta.
Si, tratando de engañarme. Lo había logrado. ¿Cómo llegó antes que nosotros?
Pensé.
Había otros sherpas, unos que había conocido pero con
los que verdaderamente no había conectado. De todas formas, significaba mucho
para mí que ellos estuvieran aquí para hacer esta noche especial.
―Cinco, cuatro…
En la escuela, siempre me había sentido como un
desconocido. El chico que había perdido a sus padres. El adoptado. Kim Bae Yong y So Young me recogieron. Ellos no eran unos
malos padrastros ni nada de eso, pero no siempre me entienden. Pero luego, ¿Los
padres entienden totalmente a sus hijos?
―Tres, dos, uno. ¡Feliz Cumpleaños!
― ¡No puedo creer que lo recordaran! ― Estaba tan
emocionado. Ni siquiera mis pocos amigos en casa nunca me habían hecho una
fiesta sorpresa. Nunca había estado dispuesto porque mis padres biológicos
habían muerto en mi cumpleaños, por eso siempre tenía sentimientos encontrados
este día.
―Los cumpleaños son importantes ― dijo Junsu. ― Especialmente
este. Los dulce
diecisiete.
Key extendió una bandeja que contenía diecisiete
bizcochos glaseados con una velita amarilla chispeante cada uno.
―Adoro los bizcochos. Especialmente los pre-empaquetados, rellenos
de crema en el centro.
―Pide un deseo y apágalas.
Tomé un largo respiro y me incliné hacia delante, y
ahí fue cuando lo vi. Jung Yunho.
Él estaba inclinado contra un árbol con sus brazos
alrededor de su amplio pecho, casi perdido en las sombras como si él no
quisiera ser visto. Pero el tenía una presencia tan poderosa que yo estaba
sorprendido de que él no se hubiese negado a venir tan pronto le avisaron. Sus
ojos resplandecían en la oscuridad. Como siempre, él estaba mirándome
intensamente.
Me aterrorizaba. Está bien, eso no era exactamente
cierto. Lo que yo sentía por él me asustaba. Era una atracción que yo no podía
explicar. Yo había tenido flechazos con chicos antes, pero lo que yo sentía por
él iba mucho más allá de un flechazo. Era tan fuerte que era casi abrumador y
un poquito embarazoso ya que obviamente él no parecía corresponder el sentimiento.
A lo más él solía evitar el contacto directo conmigo.
Yo traté de mantener mis sentimientos enterrados, pero
cada vez que lo miraba ellos salían a la superficie y estaba seguro que él
vería en mis ojos lo que yo trataba de controlar.
Su cercanía hacia a mi corazón galopar y mi boca se
resecaba. Yo quería pasar mis dedos por su cabello. Cuando lo conocí por
primera vez, pensé que nunca había visto
a alguien como él. Él era muy intenso.
Él había sido uno de nuestros guías el verano pasado,
pero rara vez había hablado conmigo. Aún así, muchas veces lo atrapé mirándome.
Era como si él estuviera esperando.
―Apaga las velas ¿listo? ―dijo Changmin.
Sus palabras me trajeron de vuelta al momento. Pedí mi
deseo sin pensar y luego apagué las chispeantes llamas tomando un gran respiro.
―Aquí tienes ― dijo Key, entregándome un bizcocho.
―Nosotros amamos las sorpresas― comentó Junsu. ―Pero
ustedes chicos
hubieran podido ser más silenciosos para llegar aquí. Los escucho. Casi se
arruina todo.
Yo juguetonamente le di una palmada a Junsu en el
brazo.
― ¿Eso es lo que escuché? ― el alivio me
envolvió, pero al mismo tiempo, esa no parecía ser la explicación acertada.
― Bueno, sí, ellos tenían que estar en la cama cuando
tu y yo salimos, así tu no sospecharías nada, pero se suponía que ellos se
apresurarían adelante para tener todas las cosas preparadas. Y estar callados
mientras lo hacían.
― Pero yo escuche algo detrás de nosotros justo antes
de que llegáramos aquí.
― ¿Como qué? ― Yunho preguntó, dando un paso
fuera del árbol.
Su profunda voz envió un temblor de placer a través de
mí. Era sólo su voz y sin embargo me había tocado en un nivel que yo nunca
había experimentado con nadie más. Mis absurdos sentimientos me hicieron sentir
cohibido. Yo no era del tipo que atraía a chicos que fueran misteriosamente
atractivos como Yunho.
―Estoy seguro que no fue nada.
―Entonces ¿Por qué lo mencionaste?
― Yo no lo mencioné. Fue Junsu.
―Relájate, Yunho ― dijo Changmin. ―Probablemente
fuimos nosotros. Ya sabes cómo es esto. Cuando uno quiere ser silencioso,
termina haciendo más ruido.
Pero Yunho se quedó mirando por donde nosotros
habíamos venido. Si yo no lo conociera mejor, hubiera pensado que él estaba
olfateando el aire. Sus fosas nasales se extendieron y su pecho se expandió con
el fuerte respiro que tomó.
― Quizá yo debería echar un vistazo alrededor, sólo
para estar seguros.
Yo sabía que él tenía diecinueve años, pero parecía
mayor, quizás porque él era uno de los sherpas más experimentados. Estaba a
cargo de nuestro pequeño grupo. Si alguno tuviese un problema, él o ella
podrían dirigirse a Yunho. Aunque yo probablemente hubiera dejado que un oso
salvaje me comiera antes de pedirle ayuda. Ya sea bueno o malo, tenía la
sospecha de que él sólo respetaba a aquellos que resolvían sus problemas por
ellos mismos.
Yunho fijó su mirada en el camino que nosotros
habíamos tomado para llegar aquí. Era extraño pero yo sabía que si algo nos
había estado siguiendo, sin importar que hubiera sido, Yunho nos protegería de
eso. Él sólo apartó esas vibraciones. Esa probablemente era la razón de que a
pesar de ser tan joven, tenía mucha autoridad y responsabilidad. Era tan
valiente estando ahí parado que yo no quería apartar la mirada. Pero tampoco
quería darle la impresión de que era un niño enfermo de amor.
Troncos de árboles habían sido puestos alrededor de la
fogata. Me senté en uno y miré fijamente a Yunho. Era alto y estaba en buena
forma. El vestía una camiseta como si fuera una segunda piel que delineaba sus
músculos. Tuve esa abrumadora urgencia de recorrer con mis manos esos duros
brazos y pasarlas a través de sus hombros. Patético. Yo era patético. Él nunca
me había dado ninguna razón para pensar que podría corresponder mi interés.
― ¿Nadie piensa que ese grupo que vamos a llevar
afuera mañana es un poco extraño? ― preguntó de pronto Yoochun.
Durante unos minutos esa tarde, todos nosotros
habíamos conocido a el Dr. Kim, su hijo y a varios de sus estudiantes
graduados. Íbamos a escoltarlos a un lugar predeterminado en el bosque. Luego
los dejaríamos por un par de semanas antes de regresar a buscarlos. Ellos
habían mencionado que estaban esperanzados en localizar algunos lobos.
― Extraño ¿En qué manera? ― pregunté.
― Dr. Kim es un antropólogo. ¿Por qué quiere
él estudiar lobos?
― Los lobos son ciertamente más interesantes que las
personas ―dijo Junsu.
― ¿Recuerdas esos cachorros de lobos que encontramos
cuando
fuiste a casa para las vacaciones de primavera, Yunho?
― Sí.
Él era obviamente un chico de pocas palabras, lo cual
sólo lo hacía más intrigante e intimidante al mismo tiempo. Era difícil
descifrar sobre qué cosas pensaba él, o qué pensaba de mí.
― Eran los más adorables. ― Junsu continuó, como si nada, por
la falta de entusiasmo
de Yunho acerca del tema. ―Huérfanos, tres de ellos. Nosotros sólo los
adoptamos hasta que estuvieron listos para ir afuera por su cuenta.
Todos los otros sherpas habían estado trabajando en el
parque por lo menos un año. Yo debería sentirme como un extraño, pero había
algo en este grupo que me hacía sentir como si yo perteneciera a él. Todos eran
lo mismo: amantes de la naturaleza apreciando del maravilloso aire libre.
Yunho se apartó de un empujón del árbol.
― Sería mejor que regresáramos.
― Eres todo un aguafiestas ― dijo Junsu.
― Me lo agradecerán en la mañana cuando tengan que
estar listos para irnos al amanecer. El grupo de Kim quiere adentrarse en el
bosque, a un área en la que nosotros nunca antes hemos estado. El terreno estará
áspero y nos esforzaremos hasta el límite.
― No te preocupes ― me dijo Junsu. ―Tú lo harás
increíble.
― Planeo dar lo mejor de mí.
Emprendimos la marcha por el sendero hacia la rústica
villa en donde todos los campistas comienzan su viaje. Yoochun estaba liderando
el camino, con todos los otros sherpas dispersos entre él y yo, excepto uno.
Yunho estaba atrás del grupo, justo detrás de mí. Yo tuve la sensación de estar
siendo observada otra vez. Un temblor me atravesó.
― ¿Qué va mal? ― preguntó Yunho.
¿Cómo había sabido que algo estaba mal? Le eché un
vistazo por encima de mi hombro,
sintiéndome tonto por decirlo en voz alta.
― Sólo ese extraño sentimiento de que no estamos
solos.
― Sí, lo sentí también ― dijo. Su voz era baja.
― ¿Podrían ser esos lobos que rescataste?
― Lo dudo. La entrada del parque está muy cerca de la
civilización. La mayoría de la fauna silvestre está más lejos.
Todos en el grupo estaban callados, escuchando
cuidadosamente cuando caminábamos con pesadez. Las linternas servían como
espeluznantes faros en la oscuridad. Yo estaba extremadamente consciente de
Yunho caminando muy cerca detrás de mí. No porque lo escuchara, sus pasos eran
silenciosos. Pero yo sentía su cercanía como si él me estuviera tocando, aún
cuando él no lo estaba haciendo. Me sentí nervioso y emocionado. Aunque él nunca me había dado ningún indicio de que en
realidad yo le gustara de una manera romántica. O de que estaba interesado en
conocerme mejor. Aquí teníamos una oportunidad de hablar, y aún los dos
permanecimos en silencio.
Al final del sendero, más luces comenzaron a fluir a
través de los árboles. Las luces de la villa, la primera parada de cualquiera
que vaya a entrar en el Parque Nacional. Estaba tan agradecido de que todos apresuraran
el paso. Finalmente, salimos del bosque y nos adentramos en la villa.
― Por favor díganme sherpas que ustedes no hacen mucho excursionismo
de noche.
― Casi nunca ―dijo Yoochun ―Pero yo sentí algo ahí
afuera, también.
― Si fuera peligroso, hubiera atacado. Probablemente
era sólo un conejo o algo
así ― comentó Changmin.
― Cualquier cosa que fuera, ahora se ha ido― dijo
Yunho. Changmin
y Yoochun se adelantaron a su cabaña. Pero Yunho vaciló. Finalmente él dijo: ―Feliz
Cumpleaños Jaejoong.
― Oh, Gracias. ― Sus palabras fueron casi tan
sorprendentes como la fiesta.
Él parecía como si quisiera decir algo más. En lugar
de eso, metió sus manos en los bolsillos de sus jeans y se marchó. Yo no estaba
muy seguro de cómo tomar eso. Junsu,
Key y yo fuimos a nuestra cabaña.
― Hey, Jaejoong ¿Qué deseaste? ― susurró Junsu, después de que
hubiésemos apagado la luz. Mis mejillas se volvieron cálidas.
― Si lo digo, no se hará realidad.
Yo no estaba muy seguro si quería que se volviera
realidad. No sabía qué me había poseído para hacer el deseo que hice. Me
encantó ahora, cuando recordé las palabras que deje correr por mi mente con
tanta convicción.
«Deseo que Yunho me bese»
3 comentarios:
me encanta owwwww JJ tan inocente ......
seguire leyendo los siguientes capis n,n
yeaaaa...
ese deseo de jae, creo que muy pronto se hará realidad..jajajaja
ya me enamore de esta historia
gracias por compartir otro capitulo
so sweet Jae ta tierno
me encanta la historia
gracias
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