PRÓLOGO
La luz de la luna nos envolvió a Yunho y a mí.
Un profundo silencio impregnó el bosque. Árboles
gigantes rodeándonos. Sus crujientes hojas
susurraron advertencias en la cálida brisa de la noche de verano. Pero las ignoramos. Sólo nos
preocupábamos el uno por el otro.
Él era más alto
que yo, y tenía que inclinar mi cabeza hacia atrás para mirar fijamente sus chocolatados ojos. Eran
hipnóticos, y a pesar de que deberían haber calmado mi apresurado corazón, sólo lo
hicieron acelerarse más. O quizá fue la cercanía
de sus labios lo que hizo que mi corazón latiera a un ritmo caótico.
Él dio un paso más cerca y yo me retiré, pero un árbol
me detuvo impidiéndome ir tan lejos como yo quería.
¿Estaba preparado para esto? ¿Estaba preparado para
un beso que cambiaría mi vida? Yo sabía que si él me besaba jamás sería la misma otra vez. Que
nosotros nunca seriamos los mismos. Que nuestra
relación cambiaría.
Mi mente vaciló con la grandeza de esa simple palabra.
Cambiar. Eso significaba más para mí ahora, ahora que lo
había entendido.
Yunho estaba de repente más cerca. Yo no había visto
el movimiento. Estaba justo allí. Él podía
moverse tan rápidamente. Mis rodillas se volvieron más y más débiles, y estuve agradecido de que
hubiera un árbol resistente para apoyarme. Él levanto su brazo y presionó su
antebrazo contra la corteza del árbol justo encima de mi cabeza, como si él
también necesitara un poco de apoyo. La acción lo
trajo aún más cerca. Sentí el acogedor calor de su cuerpo extenderse a lo largo del mío. Bajo
circunstancias normales él hubiera tirado de mí para darme un reconfortante abrazo, pero
nada respecto a esta noche era normal.
Él era hermoso en la luz de la luna. Maravilloso, de
verdad. Su poblado cabello liso, una mezcla de colores
castaños y negros, con un poco de marrón torneado en una buena medida- cayendo hasta
sus hombros. Tuve esa imprudente urgencia de tocar, de tocarlo a él.
Pero yo sabía que cualquier movimiento de mi parte
sería una señal para él, una señal de que ya estaba
preparado. Y yo no lo estaba. No quería lo que él me estaba ofreciendo. No esta
noche. Quizá nunca.
¿De qué tenía miedo?, era sólo un beso. Yo había
besado a otros chicos. Había besado a Yunho.
Entonces ¿Por qué la idea de un beso de Yunho esta
noche me atemorizaba? La respuesta era
simple: yo sabía que ese beso nos uniría para siempre.
5 comentarios:
oh,,,,, me encanto continuare leyendo los siguientes capis n,n
Oh..por Dios jaejoong déjate besar...
esto ya me gusto..
gracias por compartir.
<3
Me dispondré a leerlo :3
Empiezo a leerlo n.n
se lee muy bueno...
Se lee muy interesante y emocionante.
Gracias
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