FATED: CAPITULO 18

JaeJoong despertó con un grito.

La noche se cernía sobre la casa donde habitaban, la oscuridad no era problema, con su visión de shifter, podía ubicar los objetos. Recorrió su habitación con recelo, por un momento no supo donde se encontraba. El calor cerca de su cuerpo le llamó la atención. UnHyea se encontraba sumido en un profundo sueño, tanto que ni siquiera había percatado la conmoción de su madre. JaeJoong trató de calmarse. Respiró profundamente varias veces antes de que la puerta de su habitación se abriera.

Tres figuras aparecieron en el umbral, vestidas con pijamas holgados, con los cabellos revueltos y caras de preocupación.

—¿Qué ha sucedido? —Mok preguntó entrando a la habitación, recorriéndola de la misma manera que JaeJoong con sus ojos, en busca de una posible amenaza.

—Y-yo… tuve una pesadilla —respondió JaeJoong con un suspiro ahogado. Pero, ¿de verdad había sido una pesadilla? JaeJoong jamás había sentido nada tan real como aquello, todos sus sentidos le indicaban que era real, y su parte consiente le decía que no podía serlo. ¿O podría?

JaeJoong se tomó los negros cabellos con desesperación. ¿Qué había pasado en realidad? Lo había visto, como si él hubiese estado presente, pero no era así.

—No fue una pesadilla —aclaró JunSu. Todos en la habitación se fijaron por primera vez en él. Sus ojos brillaban azulados como cada que entraba en trance. Su pálido semblante no pronosticaba nada bueno. El miedo que JaeJoong había sentido cuando despertó, se disparó amplificado diez veces. No podía ser cierto.  JunSu parpadeó varias veces antes de que sus ojos regresaran a ese castaño normal que tenía, entre cada parpadeo, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. JunSu estaba aterrorizado.

Mok observaba como JunSu temblaba en brazos de YooChun, quien lo sostenía firmemente. Deseaba tanto saber que era lo que los chicos habían visto que los tenía en ese estado de desesperación. Quería entrar y hurgar en sus mentes para que le dieran respuestas, pero eso no era educado, además de que ambos eran buenos protegiéndose de incursiones no deseadas.

—Necesito que hablen. Entre más rápido sepamos, más pronto podremos tener una solución.

JunSu suspiró, pero se recompuso en ese instante. Mok no podía dejar de apreciar la fuerza del pequeño lobo, si bien era malcriado, tenía una voluntad inquebrantable. Solo alguien tan puro como JunSu podía con ese don con el que había sido bendecido sin llegar a la locura. —El Lobo Negro atacó.

Mok se sintió nervioso al instante. Por experiencia propia sabía que ese sujeto no era para nada normal, si no fuera porque Mok procedía de una larga línea de poderosos chamanes y su habilidad para convocarlos, estaba seguro que ahora todos estarían en sus manos.

—Robará el poder de un chamán y se hará más fuerte.

Mok tembló al escucharlo. Había crecido escuchando historias acerca de los demonios que se apoderaban de las almas de los chamanes, pero jamás creyó que hubiera uno tan loco como para robar los poderes de otro chamán. Hasta ahora solo se había dedicado a pensar en que los quería capturar para poder utilizarlos, no para quedarse con sus habilidades. No solo se necesitaba que el chamán fuera un shifter de la misma raza, el ritual en sí mismo era demasiado sangriento. La verdad cayó sobre él como agua helada: la madre de JaeJoong.

Como si le leyera el pensamiento, JaeJoong, aún con la cabeza baja dijo: —Mi madre fue atacada. Escuché su voz llamándome, despidiéndose sería lo correcto. El lugar era muy oscuro, pero había mucha sangre, podía olerlo en el aire…

JunSu se llevó las manos a su boca, cubriendo sin duda el grito de horror que había generado.

Un escalofrío recorrió a Mok, su sueño premonitorio estaba a nada de hacerse realidad. Si el Lobo Negro robaba los poderes de la madre de JaeJoong, sería más fuerte, mucho más fuerte. Por si solo había derrumbado seis de los círculos que el mismo Mok había levantado y que sus antepasados resguardaban. Si volvía con renovada fuerza, sin lugar a dudas, los arrasaría. Envolvería todo en llamas para después desatar el infierno en la tierra.

Había que enfrentar al destino, había llegado la hora en la que tendrían que abandonar la seguridad que el muro y el bosque les proporcionaban. La guerra hacía mucho había comenzado, quisieran o no, estaban ya involucrados al ser no solo simples shifter sino también chamanes. Solo rezaba porque sus pupilos llegaran seguros hasta la manada de Lobos.

***

YongSook recorría el perímetro de lo que alguna vez fue territorio de los chamanes. No era la primera vez que estaba ahí. Había sido invitado varias veces durante estos últimos dos años. Aunque en un principio había ido por JaeJoong, ahora estaba seguro que ya no era así. Si bien le preocupaban todos los pequeños lobos que ahí vivían, su mayor preocupación era Mok, con su negro y largo cabello, y sus intrigantes ojos miel, el hombre era por mucho lo más caliente que el oso había alguna vez visto.

Si mal no recordaba, él y sus hombres, estaban en uno  de los varios círculos que tenían como muro de protección. Mientras los demás osos miraban asombrados aquella parte del bosque que siempre estuvo escondida a sus sentidos, YongSook vigilaba atentamente cada movimiento fuera de lugar.

—¡Atentos todos! No queremos a esos intrusos de nuevo —gritó.

Y es que, ese maldito Lobo Negro se paseaba por sus tierras como “Pancho por su casa”. Ni siquiera se había presentado ante el jefe del clan para hacerle saber sus motivos. No, solo iba y venía. Al principio no le habían tomado en cuenta, ya que siempre se movía por los linderos del clan, no fue sino hasta hace poco menos de un año que supo que ese Lobo Negro rondaba constantemente el muro de protección de los chamanes. Sin embargo, hasta que comenzó un ataque contra ellos fue que se le tomó como verdadera amenaza.

Los osos guerreros dejaron de babosear por el lugar cuando advirtieron movimiento por el lado oeste. Con una indicación de su cabeza, YongSook envió a un par a investigar. No deseaban sorpresas.

Desde que el primer círculo cayó, YongSook había puesto a varios guardias a vigilar los alrededores. Descubrió que el Lobo  Negro no viajaba solo, un puñado de shifter le acompañaban, por los aromas y descripciones que los guardias daban, eran lobos y una serpiente. Dios los ayudara si se llegaban a enfrentar a esa cosa.

Cuando no encontraron nada fuera de control, YongSook se aproximó a la barrera. Dejó que su aroma vagara libremente por el lugar, haciéndoles saber a los chamanes que un oso amigo estaba ahí.

Los osos que venían con él abrieron mucho los ojos cuando de la nada salió YooChun, seguido muy de cerca de JunSu. Los pequeños lobos miraban de un lado al otro, comprobando la situación. Si no fuera tan peligroso el asunto, YongSook habría rodado los ojos.

Con un gruñido, YongSook reunió en un círculo más cercano a todos sus guerreros. Listos para enfrentar cualquier situación.

Del mismo lugar de donde habían salido YooChun y JunSu, JaeJoong asomó la cabeza. Era extraño, ya que era lo único que se veía de él. Cuando los lobos asintieron hacia él, todo el cuerpo de JaeJoong se hizo presente. Algunos osos suspiraron cuando el Lobo apareció. Y es que quien no caería ante aquellos enormes ojos negros y carita de ángel.

Muy pegado al pie izquierdo de JaeJoong, un lobezno de color marrón chocolate salió. No gruñía, pero todo el pelaje de su lomo estaba erizado. Su instinto le decía que no era bueno estar rodeado de tantos osos. De su cuello colgaba un relicario dorado que se balanceaba de un lado al otro con cada paso que daba. Cuando JaeJoong se detuvo cerca de YooChun y JunSu, el cachorro se dio de bruces contra la pierna izquierda de JaeJoong. Sacudió su cabeza y se puso en guardia nuevamente. Era una monada de lobezno. Sus ojos cafés recorrían de un lado al otro a los guerreros, evaluándolos, buscando la salida más próxima. YongSook sonrió al ver lo hábil que era el pequeño. Muchos debieron haberlo notado ya que en sus rígidos rostros había un asomo de sonrisa al verlo.

Nadie dijo nada cuando los lobos estuvieron rodeados por los osos. Antes, les hubieran gruñido por estar tan cerca de ellos, pero una solo advertencia de YongSook había bastado.

Cuando el hombre que robaba los sueños de YongSook apareció, uniéndose a los lobos, el círculo de osos se hizo más estrecho. El cachorro gruñó en protesta.

Mok recitó unas palabras en voz tan baja que la mayoría no escuchó y nadie entendió. Se quedó mirando al lugar de donde habían salido, y poco a poco, la barrera se fue desvaneciéndose.

YongSook estaba seguro que Mok había retirado el muro de protección cuando no solo él, sino los demás osos fueron capaces de ver la bonita casa azul junto a un inmenso árbol. Durante mucho tiempo el hogar de los chamanes. Ahora debían partir, tomar rumbos diferentes para poder enfrentar lo que su destino dictaba.

—Es hora de marcharnos —anunció suavemente Mok.

YongSook asintió. Los lobos avanzaban rodeados de los osos guerreros. Todos vigilando los movimientos en el bosque, por alguna razón todos se encontraban muy nerviosos. Y, es que no era para menos. Habían sido escogidos como la guardia de los chamanes. Si bien eso no era un título de renombre, al saber que había varios shifter que los deseaban les hacía sentirse importantes. Sin embargo, la mayoría temía por su vida después de escuchar que un shifter serpiente estaba entre los interesados. Por alguna extraña razón, se sentían especialmente protectores con el chico de ojos miel, si bien, podían detectar que los otros eran lobos, no podían decir lo mismo de Mok.

Mientras caminaban de regreso al clan, su nerviosismo aumentaba. YongSook apostaba su brazo derecho a que estaban siendo vigilados estrechamente. Lo que no ubicaba era al shifter que lo hacía.

Gruñidos bajos se dejaron escuchar por parte de los osos. El cachorro iba tan pegado a JaeJoong que era un milagro que no se enredara entre las piernas de éste, llevándolos a los dos al suelo. Había dejado de gruñir, y en sus ojos chocolate, se podía ver el miedo que tenía.

—Solo un poco más. Apresurémonos —rugió YongSook. No dejaría que nada les pasara a los lobos mientras estuvieran bajo sus dominios.

Entre nervios, pisadas apresuradas y gruñidos, el grupo llegó al clan de los osos. El alivio se vio reflejado en sus caras cuando la villa se vislumbró. Los centinelas de turno les dieron la bienvenida asegurándose de que nada los siguiera.

Una vez dentro del recinto del Oso-jefe, los lobos se relajaron. Mok colocó una barrera alrededor de la casa, de esa manera se sentirían más seguros.

YongSook observaba a través de su ventana como los osos se ponían en círculo alrededor de su hogar, rondando de vez en cuando más allá de éste. No lo veía, pero sabía a ciencia cierta que había un número mucho mayor de osos que rodeaban la villa. Se estaban tomando muy en serio la seguridad de sus invitados, y por supuesto, la suya propia.

Cuando hubo comprobado a los guardias, YongSook, miró hacia la sala de estar. Le recordaba mucho a la situación vivida años atrás donde los lobos se presentaron en su hogar para llevarse a JaeJoong, y hoy estaba aquí como invitados. —Ahora que estamos seguros, me quieren decir ¿qué diablos pasa? —gruñó.

No se sorprendió cuando ninguno de ellos dio la más mínima señal de estarse sintiendo intimidado por el gran oso. YooChun podía ser más pequeño, pero estaba lejos de ser débil, podría tumbar a cualquiera de sus guerreros sin mucho trabajo. JunSu tenía esa cara infantil e inocente, pero él sabía que el chico tenía un as bajo la manga, no sabía si era muy rápido o que, pues nunca podías conectar un solo golpe. JaeJoong por otro lado era rápido, aunque su principal habilidad era mirarte con esos ojos de gamo e hipnotizarte hasta que soltaras una risa boba. YongSook frunció el ceño, eso no era una habilidad mortal, pero seguro como el infierno que ninguno de sus guerreros atacaría a JaeJoong, antes se morderían una pata.

Por último estaba Mok, el maestro de los chicos, parecía muy joven, pero sus ojos miel le decían que había visto mucho más de lo que cualquiera.

—El mal nos está alcanzando —dijo de forma misteriosa.

YongSook no pudo evitar rodar los ojos. ¿El mal? Era ese malnacido del cazador, un shifter lobo que los había estado amenazando hasta hacer justamente lo que estaban haciendo, salir de su muro de protección.

—Era nuestra mejor solución —respondió Mok a sus pensamientos. Era muy extraño cada vez que hacía eso. Mok solo sonrió ante eso. —Solo era cuestión de tiempo para que derribara las defensas. Como vez no somos guerreros —YongSook miró incrédulo a YooChun. —Si, él es un  buen peleador, pero ni él podría con todo. Ni siquiera yo pude —susurró. YongSook sintió un hueco en el pecho al ver la angustia del joven hombre, haría lo que fuera para que se sintiera mejor. —Es por eso que pedimos tu ayuda.

Un silencio se hizo en la sala, parecía que nadie respiraba. El horror era latente en los rasgos de los lobos. Algo muy malo estaba a punto de pasar.

—El Lobo que nos caza no es un lobo común. Es un Lobo Negro, con mucha mayor habilidad que cualquiera de nosotros.

—¿Es un chamán?

—Sí. Pero es de aquellos que han perdido el rumbo y caminan por las tinieblas. Se hace de personas con habilidades, para robar sus dones y así comenzar lo que tanto temen los shifter, una guerra de poder.

La mención de guerra y poder juntos no era un buen presagio. Nunca era bueno juntar la malicia del lado humano con el salvajismo del lado animal.

Mok prosiguió: —En sueños vi al mundo hecho llamas. Fuegos tan grandes que consumían todo a grandes pasos. La risa siniestra de aquel tipo mientras lanzaba a lo más bajo de la sociedad shifter contra las manadas de lobos, osos, felinos, aves, todo… acabarían en manos de seres que gozan del sufrimiento y sádica violencia.

—Eso se escucha muy malo.

—Lo es. Ya ha conseguido un nuevo sacrificio, no tardará mucho en hacerse de poder.

—He oído que las manadas de Lobos están peleando por el territorio —anunció YongSook. Si bien antes no hubiera dado ni un cacahuate por la guerra entre lobos, la situación ahora pintaba muy diferente.

JaeJoong se puso rígido de forma inmediata. No solo su madre estaba en peligro mortal, también YunHo, pues por mucho que no quisiera, se seguía preocupando por el idiota.

—No podemos quedarnos, debemos llegar lo más rápido posible. Debo salvar a mi madre.

No solo era porque se trataba de su madre. Sino porque en realidad todo shifter peligraría si el Lobo Negro obtenía mayor poder. Además estaba YunHo…

***

YunHo recorría los perímetros de la aldea. No se había aventurado hasta los límites del territorio, puesto que su turno había acabado, decidió que sería bueno dar una ronda más pequeña antes de regresar a casa. Dios sabía que necesitaba un descanso.

En su camino se detuvo en la enfermería, deseaba echarle un vistazo a algunos de sus mejores solados, estaban en buenas manos, tanto el médico de lobos como Kim MinAh trabajaban en conjunto ayudando a los heridos.

Se detuvo antes de entrar. El olor a sangre inundó sus fosas nasales. Si bien era demasiado tenue, YunHo, cuyos sentidos eran mejores que los de cualquiera, lo detectaba a la perfección.

Por el aroma, podía decir que la sangre parecía demasiado dulce, demasiado tierna. YunHo quedó atónito al ver a una pequeña bola de pelos en la parte posterior a la enfermería. «¡Un cachorro!» Solo le bastó un rápido recorrido visual  al área, antes de lanzarse por el pequeño.

Olía a hierbas y sangre mezclada. Las hierbas estaban cerrando las heridas. El cachorro parpadeó cuando YunHo lo tomó entre sus brazos. Quien en su sano juicio atacaría a un pobre bebé. Y decía atacar, ya que las marcas sobre las que estaban colocadas las hierbas, eran un rasgo común de las heridas de un zarpazo.

YunHo aulló fuertemente, alertando a la manada.

Varios soldados heridos salieron de la enfermería. Todos se sorprendieron por lo que había entre sus brazos. Muchos soltaron improperios, todos llenos con la misma ira. Los cachorros son tan sagrados como las parejas.

YunHo no podía culpar a las personas que se encontraban dentro de la enfermería. El lugar apestaba a miles de hierbas, las cuales anulaban su sentido del olfato.

Algunas enfermeras se acercaron para comprobar al cachorro. Por lo rápido que hablaban, estaban agradecidos con que MinAh hubiese aplicado esa extraña macilla verde que cerraba las heridas con rapidez. Con un gemido de dolor, Haenul se acercó, sollozando más fuerte al ver que era su cachorro. YunHo quería sacudir a la mujer para que le dijera que demonios había sucedido, pero ella se veía tan feliz de haber encontrado a su hijo, que la dejó en paz, suficiente agonía tenía ya.

—¿Qué ha sucedido? —inquirió ChangMin. Había llegado después de que YunHo convocara a los centinelas.

Para su asombro fue Haneul quien respondió: —No lo sé, solo la oscuridad llegó. Al despertar mi bebé no estaba —terminó sollozando.

—¿Oscuridad?

—No sé si me golpearon, o algo así. Solo sé que quedé inconsciente.

YunHo no tenía que preguntar más acerca del incidente. No tenía dudas de que KyuBok tenía sus patas metidas en el asunto. Pero ¿para qué?

Regresó al lugar donde había encontrado al cachorro, podía sentir que ChangMin le seguía los talones. Olfateando el aire, Kim MinAh había curado al cachorro, podía oler su extraño aroma a hierbas que entumían la nariz, y, las gotas de sangre en el suelo indicaban claramente que eran de la curandera. Mezclado junto a ese, un aroma dulce estaba presente, un aroma casi empalagoso.

—¿Lo hueles? —preguntó a su hermano.

—Oler ¿qué?

—El aroma de MinAh y el de alguien más.

ChangMin tuvo que hacer todo el acopio de sus sentidos para poder separar los aromas. —Las hierbas de la Curandera entumen mi nariz,  pero sí, lo huelo. Hay alguien más con ella. —ChangMin olfateó una vez más, aspirando fuertemente antes de poner cara de asco. —Ewww. Es tan dulce que casi me da diabetes.

Si, eso mismo pensaba YunHo. El aroma le era familiar, hubo un tiempo en el que él lo trajo al menos unos días. Go AhRa.

—Go AhRa estaba con ellos.

Rastrearon el aroma hasta unas calles más allá. Después desaparecía por completo. Se apresuraron a llegar a casa de la joven loba. Seguros de que ahí encontrarían respuestas. Con cada paso que daban, sus corazones palpitaban de angustia.

Al llegar, notaron la puerta abierta, las luces estaban apagadas, las cortinas corridas, por lo que la luz no llegaba a las habitaciones. Los sentidos de YunHo como los de ChangMin se erizaron en alerta. Adentrándose al lugar, observaron que la mobiliaria estaba destrozada, era difícil encontrar un solo mueble que estuviera en pie y completo.

El sonido del chorro de agua correr se escuchaba en la parte superior. Dando suaves pisadas, se acercaron hasta la puerta de donde procedía el sonido. El aroma a sangre se disparaba por detrás de la puerta. Ninguno de los hijos del alfa querían abrirla, por temor a lo que ahí encontrarían.

—¡Oh, Dios!

La sangre se esparcía por azulejos del baño, el agua de la ducha corría fría, lavando la mayor parte de la sangre derramada. Los cuerpos de los señores Go, se encontraban apilados en la tina. Por los rostros que tenían se diría que su muerte no fue rápida, aunque sus cuerpos estaban limpios de sangre, los hermanos Alfa sabrían la cantidad de heridas que tenían una vez que el agua dejara de empaparlos.

YunHo sintió la ira fluir por todo su cuerpo. Los señores Go no eran del total agrado de la familia Alfa, sin embargo ninguno de ellos deseaba la suerte que tuvo la pareja. El lugar no olía a nadie más que a la familia.

***

Kim MinAh despertó, o al menos eso creía. Deseaba con todas sus fuerzas que aquello fuera una pesadilla, que cuando volviera a abrir los ojos se encontrara en casa, con JaeJoong a su lado. Pero, eso no ocurriría, nunca estuvo más feliz de que JaeJoong estuviera lejos de ella, así por lo menos no tendría el mismo destino.

Parpadeó unas cuantas veces, esperando que sus ojos se amoldaran a la oscuridad. Se encontraba en lo que parecía ser una sucia cárcel, mazmorras sería lo correcto. El piso de piedra lisa sin ninguna ventana, el sonido solitario de una gota al caer, más el hedor de la humedad mezclada con la sangre, pus, desechos y algunas otras cosas que ella no deseaba saber, corroboraban que estaban bajo tierra.

No sabía si era de día o de noche, pero no importaba, quizá este sería el último día de su vida. Se sentó sobre el húmedo suelo, retrayendo sus piernas hasta su pecho en un inútil intento por mantener el calor, rogando por que tuviera un final sin dolor. A su mente acudieron las horrorosas imágenes que  tuvieron lugar momentos antes. Los gritos ahogados de la loba mientras veía como cortaban a su pareja palmo a palmo, se escuchaban en su mente tan claros como si aun estuviera a su lado, rogando por la vida de su esposo.

Es que simplemente ella no lo comprendía ¿cómo pudo haberles hecho eso? MinAh entendía que AhRa estuviera un poco desequilibrada, que incluso la despreciara por ser una “Bruja”, pero de ahí a que riera mientras sus padres eran asesinados indicaba el grado de locura que guardaban los bonitos ojos verdes. Había llegado incluso a sugerir que utilizaran el baño de la habitación principal para que el agua ocultara el aroma a sangre por más tiempo.

Un estremecimiento la recorrió cuando la voz fría de su cómplice hizo eco en su memoria. Tantas veces había huido de él, ocultándose y cuando por fin se sentía a salvo de ese sujeto, él regresaba con más fuerza, más ira y más locura.

—Lobita, lobita, lobita —llamó una voz dulce, tan dulce que enviaba escalofríos a su piel. Go AhRa apareció frente a ella. Sus oscuros cabellos caían en cascada, sus finas facciones la hacían ver como una linda muñeca, sin embargo, la demencia se alojaba en sus bonitos ojos verdes. —¿Sabes dónde estamos? —MinAh ni siquiera se molestó en responder, era obvio donde se encontraban. —Sí, acertaste. Estas en una de las mejores habitaciones que la manada tiene —sonrió con locura. —Le pedí a KyuBok que te diera un trato especial, después de todo eres la madre de ese engendro que me arrebató lo que era mío. —El veneno de su voz casi hace que los pulmones de la loba mayor colapsaran. —YunHo es mío. —¡Ella sabía de JaeJoong! —Ese malnacido lo pagará con creces… —comenzó a hablar en voz baja y tan rápido que MinAh no pudo seguirle la pista, aunque quedaba claro que no era nada bueno y que todo era con respecto a JaeJoong. —En fin, cuando todo esto termine, YunHo será mío y ninguno de ustedes estará ahí para irrumpir en nuestra felicidad. KyuBok tiene planes para ambos, a ciencia cierta no sé, no confía en mí lo suficiente para revelarme sus planes, pero sé que incluye mucho, mucho —recalcó —dolor.

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N/A: ¡Ahora sí! El reencuentro del YunJae está próximo, siento mucho que no se haya dado capítulos antes, es solo que a veces mi imaginación vuela demasiado antes de aterrizar en la idea. Espero que esta historia les esté gustando :)