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sábado, 24 de mayo de 2014

FATED: CAPITULO 5



Los instintos le decían qué hacer. JaeJoong echó la cabeza hacia atrás, exponiendo una vez más su blanco cuello. La nariz de YunHo se acercó inhalando profundamente el seductor aroma de JaeJoong. Sus labios se posaron suavemente en la blanca piel, sus encías hormigueaban por desfundar los colmillos y morder hasta hacer brotar la dulce y roja sangre.

Controlando ese deseo, YunHo sabía que sería mucho mejor cuando ambos alcanzaran el clímax. Además, la parte humana le decía que no debía morder a JaeJoong, pero la parte animal lo ansiaba demasiado, abrumando a YunHo.

—YunHo —el susurro ahogado de JaeJoong rompió el silencio de aquella cueva, donde solo el crepitar del fuego se escuchaba.

Los enormes ojos negros de JaeJoong ahora tenían un extraño brillo, uno que YunHo solo podía asociar al que las parejas se dan. Su mente debía preocuparse, pero la verdad era que le encantaba la manera en que JaeJoong lo miraba.

Sus rojos y abultados labios se entreabrieron a modo de invitación, una que YunHo no podía negarse. Capturando la boquita de cereza de JaeJoong, YunHo descubrió el dulce sabor que el chico poseía. No solo olía bien, sabía extremadamente bien, ocasionando que un gemido escapara de los labios de YunHo.

Queriendo explorar más, hundió la lengua dentro de la húmeda cavidad que se abría dándole paso a su exploración. Se abría a él, pero también le respondía con la misma voracidad con la que YunHo indagaba. El sabor de JaeJoong lo llevaba a cimas donde él jamás se hubiera visto. Su miembro, que ya estaba duro de solo tener a JaeJoong en sus brazos, casi explotaba al sentir su sabor.

YunHo era consciente de su pene, tan duro ahora que sería capaz de clavar clavos con él, pero sentía el pene de JaeJoong tan duro como el suyo, apuñalándole el estómago cada tanto. Las caderas de JaeJoong se movían en sincronía con las de él. Eso era la gloria, pero YunHo quería más, necesitaba más.

Dejando la dulce boca, YunHo fue depositando suaves besos por su mandíbula, dando una ligera mordida en el cuello de JaeJoong, bajando hasta el pecho. YunHo se detuvo a admirar los lisos músculos de JaeJoong. Hacían un contraste agradable, mientras que los músculos de YunHo eran grandes, como los de cualquier guerrero de su pueblo, y su piel era bronceada por las horas al sol. Los músculos de JaeJoong eran más parecidos a los de un nadador, lisos y firmes, totalmente lampiño, con una piel tan blanca como la nieve.

YunHo creía que más bella pareja no hubiera encontrado. El cabello negro, ahora revuelto, los ojos grandes y sus abultados labios rojos entre abiertos, le daban al chico el aspecto más sexy que YunHo hubiera visto antes. Casi estaba a punto de babear como los otros chicos.

JaeJoong miraba cómo YunHo se había detenido sobre su pecho. Su agitada respiración le impedía decir cualquier cosa. Antes de que pensara que YunHo se estaba echando hacia atrás con el apareamiento, el moreno le dedicó la más sensual sonrisa que había visto. Sus labios se curvaron de un solo lado, ese donde se encontraba su lunar, enviándolo un par de centímetros más arriba. Los ojos marrones de YunHo destellaron con una ligera malicia y con bastante lujuria, enviando casi al borde a JaeJoong, cuando los labios de YunHo se apoderaron de sus rosas pezones.

La lengua de YunHo hacía magia alrededor de ellos, primero chupando, lamiendo, haciendo círculos alrededor para después succionar con más ganas. En seguida, cuando uno tenía suficiente tratamiento, pasaba al otro y hacía lo mismo. Las manos de JaeJoong simplemente se apretaban en la sábana mientras él se retorcía de placer.

Cuando YunHo se hubo asegurado que cada uno de los pezoncitos de JaeJoong estaba totalmente erecto, siguió con su camino. Besando su estómago, hundiendo la lengua en su ombligo, sacándole gemidos a JaeJoong, gemidos que se acumulaban en su ingle haciéndola más y más dura.

YunHo quería torturar un poco a su amante, por lo que comenzó a repartir húmedos besos alrededor de su vientre, lo suficientemente cerca de su íntima anatomía, pero sin llegar a ella. Deteniéndose en el inicio de los pocos rizos oscuros que estaban en la base del miembro de JaeJoong.

JaeJoong gemía, soltaba suspiros, pero YunHo quería hacer que rogara por más. Las caderas de JaeJoong se levantaban en una muda súplica.

—Dime lo que deseas —instó YunHo con una voz ronca.

Un intenso rubor cubrió el rostro de JaeJoong. Sus grandes ojos se abrieron con sorpresa e inocencia, entonces YunHo comprendió. JaeJoong deseaba más de aquellas sensaciones, pero no sabía exactamente qué pedir. La sonrisa de YunHo se hizo aún más extensa, no era que solo JaeJoong fuese a perder la virginidad con él, sino que JaeJoong era totalmente inocente. Y YunHo estaría más que encantado de llevarlo hasta los límites de la pasión.

YunHo beso de nuevo el vientre de JaeJoong, envolviéndolos a ambos de nuevo en las sensaciones del placer. Cuando YunHo soplo sobre la cabeza del miembro de JaeJoong, este se estremeció. YunHo se humedeció los labios, sacó la lengua y probó el sabor de las gotas de pre semen que brotaban de la dulce polla de JaeJoong. El sabor era fuerte, picante, pero sabía a JaeJoong.

Con la lengua recorrió todo el eje, de arriba abajo, dándole especial atención a la punta y la ranura por la cual se escapaba el elixir. Inspiró antes de abrir su boca y tomar completamente el miembro de JaeJoong. Chupó un par de veces antes de que el cuerpo de JaeJoong vibrara, anunciándole su pronta llegada. YunHo succionó con más fuerza, JaeJoong soltó un sonoro y largo gemido, al tiempo que explotaba en la boca de YunHo.

YunHo casi estuvo a punto de correrse con el solo hecho de saber que su pareja había llegado y verlo en el éxtasis del placer. Tragó cuanto pudo de la semilla. No era un experto, de hecho hasta antes de ese día, YunHo se había preparado para estar con una mujer, por lo que el chupar y tragar semen no fue su fuerte, aunque hizo lo mejor que pudo. A juzgar por las reacciones de JaeJoong, lo hizo bien.

Introdujo un par de dedos en su propia boca, húmeda por su saliva y por la cantidad de semen que aún conservaba. Escupió sobre el fruncido y rosa agujero de JaeJoong. YunHo estaba sorprendido, no habría forma que él entrara en algo tan jodidamente pequeño. Llevo sus dedos húmedos hasta allí. Jugó con la entrada, especialmente interesado cuando esta se contrajo ante su toque. Suavemente introdujo uno de sus dedos. En interior aterciopelado se apretaba en torno a él, envolviéndolo con su calor.

El lobo en YunHo estaba más que desesperado, quería joder a su dulce pareja ya. Necesitaba estar dentro de él, pero la parte humana sabia que debía prepararlo, quería que ésta fuera no solo una simple jodida, sino que quería hacerle el amor a este chico.

El ceño fruncido de JaeJoong hizo que el lobo se calamara, aunque sea solo un poco. Al lobo, al igual que el humano en YunHo, le preocupaba lastimar a su sexy compañero. Se apresuró a besar los abultados labios rojos para distraerlo, mientras comenzaba a introducir un segundo dedo dentro de él.

JaeJoong degustaba el sabor de YunHo mezclado con su propio semen en la boca del hombre. Le encantaba. Sencillamente era perfecto, se preguntaba si YunHo sabría igual de bien.

Los besos se volvían cada vez más húmedos, más jadeantes, más necesitados. YunHo estaba seguro que a JaeJoong no le dolía la forma en que sus dos dedos jugaban y abrían en forma de tijera para expandir su pequeño ano, preparándolo para él. YunHo se sabía grande, no había forma posible que corriera el riesgo de lastimar a JaeJoong cuando en su desenfrenado furor por la pasión se adentrara en él sin precaución alguna, haciéndole daño. Sabía que no se perdonaría aquello.

Un jadeo, casi grito sacudió el alma de YunHo, por un momento pensó que le estaba haciendo daño, pero al ver la cara de placer que JaeJoong tenía, supo que había encontrado el punto dulce. Sonriendo empujó de nuevo sus dedos hacia esa zona que haría retorcerse y gritar de placer a su pareja. Pudo sentir en sus yemas una pequeña protuberancia, la cual presionaba malignamente para ver sacudirse a JaeJoong.

Con rapidez introdujo un tercer dedo. YunHo no estaba seguro si con eso bastaría, en definitiva necesitaba estar dentro de JaeJoong ya, no creía que pudiera soportarlo más.

Con renuencia, dejó de jugar dentro del agujero de su amante, y se puso a horcajadas sobre él, hasta casi la altura de su cuello. Una pierna a cada lado de la cabeza de JaeJoong. Con una suave caricia en la mejilla YunHo le indicó que hacer.

Los ojos de JaeJoong se abrieron con sorpresa al ver el enorme caramelo que tenía delante de él. Se lamió los labios, casi saboreándolo. Abrió la boca tentativamente y sacó la lengua. Al igual que lo hizo YunHo, lamió primero las brillantes gotas que sobresalían de la ranura del pene.

Sus papilas gustativas saltaron al saborear el semen de YunHo. JaeJoong estaba equivocado, YunHo sabía mejor, mucho mejor que él. Tragó totalmente el miembro de YunHo, escuchando vagamente como el chico soltaba un gemido. JaeJoong imitó cada uno de los actos que YunHo había hecho con él. Daba lengüetazos y succionaba cada tanto. Las grandes manos de YunHo se aferraban a su cuero cabelludo, imponiéndole un ritmo.

YunHo estaba follando su boca.

YunHo se contenía enormemente, no quería terminar en la boca de JaeJoong, por más que esta hiciera maravillas, él necesitaba introducirse en aquella fruncida entrada que tanto había preparado.

Detuvo a JaeJoong, y rio al escucharlo emitir un gemido de protesta. Pero lo que estaba por venir era mejor. Apresurándose, regresó de nuevo al espacio entre las piernas de JaeJoong. Este respondió abriendo más las piernas.

Sin perder más tiempo YunHo llevo su miembro húmedo a la entrada. Se rozó contra ella, permitiéndole a ambos sentir la ansiedad del momento. Poco a poco se fue introduciendo dentro de JaeJoong. Las paredes se apretaban en torno a él.

—Relájate, amor. Ábrete a mí.

JaeJoong inspiró hondo, obligando a su cuerpo a relajarse, permitirle a YunHo la entrada, uniéndolos a ambos, como siempre soñó que estarían.

YunHo se hundió hasta la empuñadura, cerrando los ojos, apretando los labios para contenerse de vaciarse tan rápido. Era la primera vez que estaba dentro de alguien, la necesidad de vaciar sus bolas era grande, pero conteniéndose apenas, miró a su pareja.

Dos lágrimas escurrían por las mejillas de JaeJoong. Eso casi desinfla a YunHo al pensar en el daño que le había hecho.   

—Amor, lo lamento —se apresuró a decir. Estaba por retirarse cuando las piernas de JaeJoong se envolvieron en su cintura.

Con los ojos abnegados en lágrimas JaeJoong dijo: —Esta bien. Solo dame algo de tiempo para acostumbrarme.

JaeJoong no sabía si las lágrimas que soltaba eran a causa del dolor que tenía en el culo, o eran por la felicidad de que YunHo lo estaba tomando. Llegó a la conclusión de que eran por felicidad. Su más grande sueño se estaba haciendo realidad. L estaba entregando su alma y su cuerpo al amor de su vida, YunHo.

Después de unos instantes, cuando JaeJoong se hubo relajado, YunHo comenzó con un lento vaivén. Temía tanto lastimarlo, que a pesar de que su lobo le instaba a tomarlo rápido y duro, YunHo deseaba que la primera vez de ambos fuera perfecta.

Pronto, el ritmo impuesto comenzó a hacer más y más rápido. La cueva se llenaba con sonoros gemidos, provenientes de ambos chicos. YunHo empujaba fuerte y JaeJoong se empujaba hacia él. Las grandes manos de YunHo aferraban las caderas de JaeJoong tan fuerte que ambos sabían que el chico tendría moretones al día siguiente. Y no es algo que les preocupase, pues JaeJoong estaba enterrando sus uñas en los fuertes brazos de YunHo hasta casi el punto de hacerlo sangrar.

Cada que YunHo se empujaba dentro, rozaba ese punto que llevaba a JaeJoong a la locura, pedía más y más, cada vez más rápido. JaeJoong sentía que el placer lo consumía, llevándolo a un punto de no retorno.
JaeJoong chilló, su cuerpo se tensó y largos cordones de semen saltaron entre ellos, cubriendo su pecho y estómago.

Al llegar al orgasmo, las paredes de JaeJoong, de por sí estrechas, apretaron aún más el miembro de YunHo, llevándolo a punto máximo solo unas estocadas después de que JaeJoong hubiera terminado.

Extenuado, YunHo colapso sobre su delgada pareja. Su cabeza la colocó justo en el espacio que hay entre su cuello y hombros, ahí donde el aroma de JaeJoong se concentraba. YunHo desnudó sus dientes y mordió suavemente a JaeJoong. Deseaba morderlo tan fuerte que sangrara, probarlo, y dejar una marca que dijera que ese chico era suyo, pero solo se conformó con la pequeña mordida.

El sudor de sus cuerpos, el aroma de JaeJoong mezclándose con el suyo, tuvo a YunHo listo de nuevo para otra ronda. Ni siquiera había salido de él cuando ya estaba duro.

Las emociones en YunHo eran contradictorias, por un lado deseaba tanto volver a hacerle el amor y por el otro sabía que debía dejar descansar a su pareja, cuya respiración aún estaba agitada.

JaeJoong abrió los ojos cuando sintió a YunHo levantarse. Su lobo aruñaba por seguir bajo el peso de YunHo, pero sabía que no iría muy lejos. Podía sentir como el deseo de YunHo iba creciendo dentro de él. YunHo lo miraba como pidiendo una respuesta, un simple gesto que le indicara cómo proceder, si dar rienda suelta a sus deseos, o descansar.

Pero, JaeJoong sabía ya su respuesta. Al sentir la excitación de YunHo, la suya propia comenzó a endurarse. Le sonrió de un modo sugestivo y alzo las caderas, arrancando un gemido de YunHo, quien se sorprendió al ver a JaeJoong igual de listo que él.

Sin pensarlo demasiado, otra ronda de besos y caricias los llevó a ambos a otro fantástico orgasmo.

Durante el transcurso de la noche, los chicos se entregaron dos veces más. En cada una de ellas, el lobo en YunHo exigía morder a JaeJoong, mientras que el humano apenas si se contendía de desenfundar los dientes.

Cuando estaban en la última sesión, JaeJoong era quien se encontraba arriba, sentado a horcajadas sobre YunHo, empujándose hacia abajo y hacia arriba, imponiendo un ritmo más lento, más sensual.

YunHo disfrutaba de la vista. JaeJoong montándolo, con su pene expuesto, meneándose de arriba abajo, goteando y pulsando por un poco de atención. Atención que no le fue negada por la mano de YunHo que apretaba la cabeza y deslizaba los dedos alrededor del eje.

YunHo creía que no había nada más sexy que eso, que JaeJoong sobre él, desnudo, mostrando su blanca piel, con algunos manchones rojizos, producto de los fuertes besos de YunHo. Pronto, YunHo no pudo resistir más el ritmo, plantó bien los pies en la cama de heno y elevó las caderas. JaeJoong soltó un gritito al verse impulsado. Después se acostumbro al rápido ritmo, dando batalla a cada empujón que YunHo daba.

Cuando el orgasmo estaba a punto de alcanzar a JaeJoong, su cuerpo se tensó, echó la cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello. YunHo no pudo evitarlo. El lobo dentro de él quería reclamar a JaeJoong y tomó el control por completo. Se incorporó lo suficiente para quedar sentado y atrajo a JaeJoong con una mano, mientras la otra seguía masturbando el pene de su amante. Los caninos se introdujeron en la blanda carne entre el cuello y el hombro, mordiendo tan fuerte que la sangre brotó, enviando a ambos al más fuerte orgasmo que hubiesen tenido. La dulce sangre de JaeJoong era el más dulce néctar que YunHo hubiese probado.

Bebió hasta que sus bolas se apretaron y soltó su semilla en el interior de su pareja. JaeJoong llegó al orgasmo con la mordida, derramándose sobre sus estómagos y mano de YunHo.

Mientras YunHo bebía, pudo sentir que una parte de él se unía a JaeJoong, como si fueran hilos entrelazándose.

Retiró los colmillos y lamió la herida. Al instante ambos cayeron sobre la mullida cama de heno. YunHo sostenía el delgado cuerpo de JaeJoong sobre él, y a pesar de sentir calor, mataría antes de que alguien retirara la hermosa carga sobre él. YunHo escuchó como la respiración de JaeJoong se fue regulando, retiró algunos mechones azabaches de su rostro y pudo admirar la belleza del chico. Su lobo estaba completamente feliz.

Y así, con el cuerpo cansado y sudoroso, fueron cayendo en los brazos de Morfeo.


La mañana los encontró uno en los brazos del otro. Tan relajados y cómodos como jamás durmieron antes.

sábado, 17 de mayo de 2014

FATED: CAPITULO 4




JaeJoong estaba asustado, sabía que no tendría oportunidad contra el próximo alfa. ¿Qué debería hacer? Sí seguía huyendo, el gran lobo feroz lo perseguiría hasta que las patas de JaeJoong se doblaran por el esfuerzo y sus pulmones se contrajeran por la falta de aire. Si le mostraba los colmillos dictaría su sentencia de muerte. ¡Dios! Si tan solo se hubiera despedido de su amorosa madre, pero ¿quién rayos iba a saber que esta era su última noche?

«Moriré siendo virgen» pensó con pesar.

Solo quedaba mostrarle sumisión, pero tanto el humano como el lobo en JaeJoong se negaban a mostrarle pleitesía a un lobo fanfarrón. Si bien JaeJoong estaba locamente enamorado de YunHo eso no significaba que no supiera que el tipo a veces se portaba realmente como un idiota. Así que con todos sus miedos y confusiones, JaeJoong decidió que no se dejaría intimidar por nadie, ni siquiera YunHo, después de todo no era culpa suya que el tipo haya llegado a su escondite. Dio media vuelta, plantando bien sus garras en la blanda tierra y enseñó ligeramente los dientes.

El viento seguía soplando a su espalda, por lo que no percibía ningún aroma del lobo que sabía tenía delante de él. Sus agudos sentidos le decían que estaba siendo observado, el problema era ¿desde dónde? JaeJoong no era muy versado en esos hechos, dado que se limitaba a correr solo cuando su madre lo permitía, jamás tuvo los juegos que los demás cachorros de la manada tenían, aquellos donde aprenden este tipo de cosas hasta hacer de ellas un verdadero arte.

CRACK

La rama detrás de él.

CRACK

La rama a su lado izquierdo.

CRACK

La rama a su lado derecho.

¡Dioses! Estaba rodeado. Todos los compinches de YunHo estarían observándolo desde detrás de la maleza. JaeJoong siempre había observado pelear a YunHo y él jamás había dejado que los demás tomaran parte en sus peleas, entonces ¿por qué ahora sí? No era propio de él. ¿Sería que había llamado a los refuerzos al ver el color de su lobo?

Y ¿qué si no era YunHo? JaeJoong comenzó a temblar más, esto era más como KyuBok. ¿Y si ni siquiera era él? JaeJoong estaba casi en los límites del territorio de la manada, lo que podría significar que cualquier shifter desconocido estaba ahí.

Comenzaba a pensar que cualquiera que fuera la situación estaba hasta el cuello de mierda. No solo era un lobo pequeño, sino que además se suponía que sus grandiosos súper poderes dormidos deberían estar presentes, la cosa era que JaeJoong estaba pensado que quizá su único poder era atraer problemas.

Quería correr de regreso a su casa, esconderse bajo las sábanas y olvidar todo. Desgraciadamente aquello no sería posible. El mejor de los panoramas era YunHo con apoyo, quizá  de esa manera, vería por última vez a su madre.  

CRACK

¡Demonios! JaeJoong sentía correr la ansiedad en él, el miedo lo estaba invadiendo y la paranoia se estaba apoderando de su mente.

CRACK

De repente, el lobo marrón apareció frente a él. Se quedó a prudente distancia de él, como esperando a que JaeJoong se acostumbrara a su presencia, lo que solo confundió al lobo blanco cada vez más. ¿Qué debía hacer?

* * *

YunHo había echado a correr detrás del hermoso animal blanco, admirando la fuerza en cada musculo al correr, las fuertes garras que se aferraban a la tierra en cada zancada de que daba, mirando el pelo resplandeciendo a la luz de la luna cada que un rayo de ésta lo tocaba.

Su lobo estaba feliz, feliz de correr tras alguien, persiguiéndolo como cuando niños jugaban al ataque y rastreo. Lo que le dio a YunHo una idea. Si JaeJoong estaba jugando, él le mostraría que no por nada era el más versado en estos juegos, bueno, él y ChangMin.

Cuando JaeJoong se hubo detenido cerca de un claro, YunHo se quedó oculto de su vista. Viendo las ramas de los árboles, intencionalmente pisó una. Desde su escondite vio como las puntiagudas y peludas orejas de JaeJoong se alzaban a todo lo que da, buscando el origen del ruido. Con el viento a favor, YunHo comenzó a correr alrededor del claro, rompiendo ramas de vez en cuando, sacando la lengua y riendo mentalmente al ver al lobo confundido.

La idea del juego era que JaeJoong anticipara el siguiente movimiento y se lanzara sobre él. Lastimosamente sucedió todo lo contrario, el aire se lleno del más espeso olor a miedo, y YunHo casi podía sentir la ansiedad que brotaba de JaeJoong. Se paralizó al entender la situación. Estaba asustando a JaeJoong.

Casi comienza a gimotear al ser el culpable del miedo en la pareja que había escogido para esta noche. Él, definitivamente era un estúpido. No quería que las cosas fueran así, pero jamás pensó que JaeJoong le tendría miedo. Si se detenía a analizar la situación, desde el momento en que YunHo apareció frente a él, el chico había empezado a temblar.

Otra idea más agonizante que la revelación anterior cruzó por su cabeza. ¿Sería que JaeJoong lo estaba rechazando? No se había puesto a pensar en ello, pero cada acción le decía que sí. Si el chico estaba tan aterrorizado de él, era porque no lo quería.

«Claro y tus gruñidos para nada tuvieron que ver» dijo una voz sarcástica en su mente que sonó muy parecida a la de su hermano ChangMin. Entonces recordó lo confundido que el chico lucía y que, había invocado a su forma animal después de varios gruñidos de YunHo. YunHo creía que estaba defendiendo su territorio, pero examinando detenidamente las cosas, no había detectado a nadie más ahí. Lo había asustado desde el primer gruñido.

¡Infiernos! Alguien debería traerle una pala para que él mismo cavara su propia tumba.

Su corazón se apachurró con el solo hecho de pensar que estaba haciendo sufrir al pequeño lobo y que por sus estúpidos juegos JaeJoong lo rechazaría. Con una inhalación, tomó el valor suficiente para probar si JaeJoong lo querría o no. Si aún después de todo lo que le hizo, el chico aceptaba estar con él, YunHo sería más que malditamente feliz y se lo haría saber durante todo el tiempo que la luna estuviera en el cielo. Si decidía que no, y YunHo estaba casi seguro de que así sería, entonces YunHo caminaría lejos de él, con la cola entre las patas buscando un lugar donde pueda lamer sus heridas, por que definitivamente no deseaba a otra pareja más que al bonito lobo blanco.

YunHo casi gruñía al ver el estado de ansiedad que había provocado en el joven lobo. Afortunadamente reprimió aquello, pues si bien el gruñido iba para él mismo, no ayudaría para nada en la situación.

Esperó hasta que el recargado olor a miedo en el aire se disipó. JaeJoong no había corrido, pero tampoco se había movido, sencillamente estaba ahí observando. ¿Cómo iba YunHo a explicarle que lo había escogido para ser su pareja en su primera noche de luna?

Con un puño en su corazón, dio un paso hacia adelante, esperando no verse peligroso y llevar a su pareja de nuevo a emprender huída. Se quedó ahí esperando una reacción en JaeJoong. Solo vio que una de las patas traseras amenazaba con dar un paso atrás. YunHo cerró los ojos y casi gimió de dolor al pensar que el lindo lobo blanco no lo quería más.

Poco le faltó para saltar de alegría al ver que el JaeJoong seguía en su lugar, el único cambio visible en su expresión era la forma en la que tenía ladeada la cabeza, un gesto de total incertidumbre. Pero YunHo podía lidiar con eso.

Con muecas de perro feliz, YunHo se acercó a JaeJoong, cuidando de no asustarlo al invadir su espacio personal. Daba vueltas a su alrededor haciendo ruiditos felices, meneaba la cola de vez en cuando, y otras tantas se agazapaba para luego brincar en su lugar.

JaeJoong simplemente observaba el extraño comportamiento del lobo. Si bien ya no estaba asustado, ahora se encontraba totalmente intrigado, ladeaba la cabeza de un lado al otro mientras veía a YunHo correr de un lado al otro. Su lobo pronto comenzó a relajarse, aún estaba tenso pues no confiaba del todo en el lobo marrón, pero lo que sucedía frente a él era un espectáculo pocas veces visto. Se sentó sobre sus cuartos traseros mirando la larga y rosada lengua que colgaba del hocico del lobo. En definitiva, ese aspecto no tenía nada de intimidante.

Fue entonces, cuando lo olió. El almizclado aroma de YunHo. A JaeJoong le recordaba como a la madera del gran roble en el centro del bosque, pero además era como el sentir de un rayo de sol. Eso era YunHo, como las fuerzas de la naturaleza y la luminosidad del sol.

Se adelantó un paso. YunHo detuvo su jugarreta al instante, aguardando por cada movimiento que el lobo blanco diera. JaeJoong levantó la nariz, tratando de obtener más de ese delicioso aroma que procedía de YunHo. Quería empaparse de ese aroma que jamás le dejaría de gustar.

Siguiendo los instintos, JaeJoong llegó hasta donde YunHo, traspasando la barrera de los límites y se permitió hundir la peluda cara en el cuello del gran lobo. Después comenzó a restregarse sobre él, tratándolo de cubrirlo con su propio aroma y a la vez que el aroma del lobo se impregnara en él.

YunHo quería tumbar ahí mismo a JaeJoong, frotar su mejilla por todo su cuerpo y después morderlo en su blando cuello hasta que la dulce sangre de JaeJoong se convierta en el néctar más preciado para YunHo. Pero el lugar en el que estaban no era exactamente apropiado para todo lo que YunHo tenía en mente hacerle a JaeJoong. Incluso en su forma de lobo, sabía que estaban expuestos. Su prioridad ahora era proteger y aparearse con el lobo blanco.

Después de un rato de estarse frotando el uno contra el otro, YunHo decidió llevar a JaeJoong a su lugar secreto que él había adecuado como un cuartel lejos de los ojos curiosos de la manada. No quería que ambos perdieran su pureza entre medio de la maleza como todos los demás. No, YunHo sentía que JaeJoong estaba por encima de todos, y aunque originalmente había planeado pasar esta noche con Go AhRa, ella no hubiera conocido ese lugar.

Con un leve gruñido, YunHo le indicó a JaeJoong que lo siguiera. JaeJoong arrugó la nariz en señal de protesta, él quería seguir restregándose contra YunHo, pero aún así los siguió.

A tramos corrían, disfrutando del hecho de estar juntos, mordidas cálidas y jugueteos acompañaron su camino. Cuando llegaron al río, JaeJoong pensaba que se dirigirían al claro donde comenzó la carrera y de ahí de regreso a la manada, sin embargo, YunHo tomó dirección rumbo a la colina que se alzaba un poco más allá del claro.

Caminaron por la orilla de río, a veces jugando, a veces en silencio, observando la belleza que la naturaleza les ofrecía. La luna, alta en la bóveda celeste, se mecía en las corrientes tranquilas del río, mientras que en las partes donde la corriente era rápida, daba el aspecto de ser hilos de cabello plateado.

YunHo mostró sus colmillos, indicándole a JaeJoong que se detuviera mientras él se desviaba del río para subir por una de las laderas de la colina y desaparecer tras unas ramas. JaeJoong aguardaba expectante, con una pata rascaba la tierra húmeda, después recordó la situación, no quería que sus patas estuvieran manchadas de lodo, se vería totalmente sucio de esa manera. Así que fue y hundió las patas en el agua fría del río tratando de sacarse la tierra de las garras. Debía estar lo más presentable posible.

En eso estaba cuando el aullido de YunHo lo sacó de sus pensamientos. Los ojos marrones de YunHo se fijaron en JaeJoong tan intensamente que las patas de JaeJoong querían derretirse ante el lobo con el que estaba a punto de pasar la noche. No era que fuera solo un ejemplar espectacular, no, se trataba de YunHo, su YunHo.

YunHo sabía sin duda que había encontrado la guarida perfecta. Se alzaba sobre la ladera de la colina, dándole una vista perfecta del panorama, desde el río hasta un poco más allá del bosque. El intenso aroma a agua de río, barro y musgo camuflajeaba cualquier olor, por lo que era difícil que alguien lo ubicara aquí. El acceso era estrecho, bien oculta por los arbustos que crecían en la entrada, pero no demasiado para un lobo.

Desde su lugar pudo ver a JaeJoong chapotear en las aguas tranquilas de río. La luna reflejada en el agua era casi tan hermosa como lo era el animal que ahí jugaba. Su pecho de hinchó de orgullo al saber que tan bella criatura estaba a punto de pertenecerle. Soltó un aullido para hacerles saber a los que estuvieran cerca que éste era su territorio y esa era su pareja.

Sus ojos se mantuvieron fijos en JaeJoong hasta que el lobo blanco comenzó a moverse con una gracia y elegancia pocas veces vista en un lobo. YunHo vagamente recordaba como AhRa se movía con agilidad, pero estaba muy lejos de presentar el delicado y a la vez fuerte estilo con el que JaeJoong se movía.

JaeJoong subió paso a paso, de forma lenta y, lo que él consideraba, seductora. Quería ronronear, pero estaba muy lejos para que el sonido fuera audible a los oídos del lobo marrón. Cuando llegó frente a él, los intensos ojos marrones de YunHo seguían cada uno de sus movimientos. Se paró lo más derecho que pudo, enderezando la columna y alineando la cola sus orejas, pero no pudiendo evitar que su blanca cola se meneara de un lado al otro, sin parecer perro, simplemente con una ligera sacudida.

YunHo parecía estar esperando algo más, algún acto que mostrara que JaeJoong estaba dispuesto esta noche. Y JaeJoong pensaba ciertamente que no solo esta noche. Siguiendo los instintos, JaeJoong se tumbó en la mullida hierba, ladeando totalmente el cuerpo para que YunHo viera la sumisión de JaeJoong al mostrarle la panza. Por si eso no fuera suficiente, JaeJoong llevó la cabeza hacia atrás, exponiendo así también su lago cuello.

Eso bastó para que YunHo se acercara, le diera un suave mordisco en el cuello, aceptando la sumisión y azuzando a JaeJoong a seguirlo al interior de la cueva. Las paredes de piedra maciza se cernían sobre JaeJoong al comienzo de ésta, pero el pasaje se fue ensanchando conforme iban avanzando.

Una luz naranja se vislumbraba al final del túnel, incitando a ir hasta ahí. JaeJoong abrió la boca al encontrar una amplia cámara, completamente decorada con esponjosos cojines y mantas de colores, algunos que otros libros y unas repisas donde reposaban, hechos de piedra y madera, que JaeJoong estaba seguro, recogidos del bosque. Al centro, había una amplia cama, hecha, a juzgar por el olor, de fresco heno, cubierta por sábanas blancas. La luz procedía de una pequeña fogata que YunHo había encendido previamente. El lugar parecía muy cómodo, por lo que JaeJoong supuso que YunHo pasaba gran parte de su tiempo aquí.

—Este es mi lugar secreto —la voz masculina de YunHo sonó a su espalda. JaeJoong giró la cabeza, y agradeció ser peludo, de esta manera él no podría notar lo sonrojado que estaba en ese momento. YunHo se encontraba de nuevo en su piel humana, mostrando toda su magnificencia desnudez.

La piel bronceada de YunHo era totalmente uniforme, lisa y brillante, sin ninguna imperfección. Los apretados músculos del estómago le recordaban a JaeJoong a una tableta de chocolate y… JaeJoong desvió la mirada al sentirse avergonzado de ir más abajo de eso. YunHo avanzó, dándole la vista perfecta a JaeJoong de su redondo trasero. JaeJoong se lamió los bigotes al ver al hombre desnudo. Las musculosas piernas de YunHo se veían tan suculentas como el resto de su cuerpo.

De pronto, JaeJoong se sintió doblemente avergonzado. El fuerte y bien compacto cuerpo de YunHo estaba muy lejos de parecerse al escuálido y blanco de JaeJoong, por lo que sentía más cómodo en su forma animal.

—Ven aquí —ordenó. JaeJoong casi podía derretirse ante la seductora voz que usó para dar la orden.

Con pasos temerosos avanzó. No tenía más miedo de YunHo, pero estaba demasiado nervioso. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo debía comportarse? Lo de caminar sensual mientras subía la ladera de la colina, eso fue fácil, había observado como las lobas se meneaban antes de esta noche, así que las imitó, pero ahora no tenía ni la más remota idea de cómo comportarse. Se maldecía por no buscar algo de información. Pero la verdad era que, a pesar de que lo anhelaba, no creía posible que YunHo estuviera con él esta noche. Aún se preguntaba si esto no era más que un sueño.

La mano de YunHo se alargo hasta llegar detrás de su oreja, comenzando a rascar de manera distraída. Su otra mano se afianzaba en el pelaje de su cuello y después comenzó a acariciarlo por el lomo, de la cabeza a la cola. Toda la columna de JaeJoong se arqueaba ante el toque, era tan delicioso que pronto comenzó a ronronear, cual gata en celo.

Notó que los fuertes brazos de YunHo lo levantaban y recostaba en la mullida cama de heno. YunHo seguía acariciando su cuerpo, ahora su panza era la que tenía su atención.

—Eres totalmente hermoso —le escuchó decir JaeJoong, pero estaba tan adentrado en cada caricia que el moreno le brindaba que no ponía atención a lo demás. Ni siquiera notó su propio cambio hasta que un suave gemido se escapó de su boca. Las yemas de los dedos de YunHo comenzaron a hacer círculos en la piel de su estómago, enviándole pequeñas descargas por todo su cuerpo.


YunHo estaba tendido sobre su costado, se recargaba con un brazo para estar medio alzado y con el otro le daba relajantes caricias a JaeJoong. JaeJoong abrió los ojos, encontrándose con los profundos ojos marrones de YunHo. Este era el momento más feliz de su vida: verse reflejado en los ojos de la persona que tanto amaba, y ver en ellos el deseo y la ternura mezclados.

martes, 13 de mayo de 2014

FATED: CAPITULO 3




JaeJoong miraba por la ventana como todos se mostraban muy nerviosos. Era normal en ese día, ya que por la noche la luna estaría en su máximo esplendor, liberando toda su magia sobre las criaturas de la naturaleza.

JaeJoong ahora entendía porque todos los solteros se lanzaban miradas lujuriosas, o porque las chicas caminaban balanceando más las caderas de lo usual. Mientras que los lobos emparejados se susurraban cosas al oído, a vergonzantes pensaba JaeJoong por la forma en la que sus parejas se sonrojaban o miraban con libido.

Todo el mundo se alistaba para la carrera mensual que se llevaría a cabo por la noche, sin embargo, él no podría correr con ellos. Jamás le había molestado tanto el hecho de ocultar a su lobo como ahora. La naturaleza dictaba que debía correr esta noche y aparearse. Se sonrojó ante ese hecho.

Los cachorros esperaban hasta este día para mantener relaciones sexuales, pero eso no significaba que no pudieran informarse.

«No es como si fueras a la guerra sin fusil».

Y sin embargo, así era para JaeJoong. No había tenido ni curiosidad por buscar información detallada de cómo darle placer a una pareja. Siempre se había imaginado al lado de YunHo y a éste, siendo un experto en el tema. Claro, tenía sueños húmedos, que iban en constante aumento conforme la luna llena que lo marcaba como adulto se acercaba, pero él, literalmente era peor que un novato.

¿Qué sucedería si su pareja fuera una chica? Sacudió la cabeza inmediatamente, las chicas jamás le habían gustado, y sería una broma muy cruel si el destino le hubiera dado como pareja a una mujer. Además de el hecho de que ella tendría que ser realmente grande para protegerlo.  JaeJoong se carcajeó ante su propia idea. No, definitivamente su pareja sería un varón, y rogaba que fuera el hijo del alfa.

Por un instante tuvo el deseo de bajar, preguntarle a su madre sobre su primera noche de luna, su acoplamiento con su padre y sobre… sexo en sí. Pero descartó inmediatamente la idea. Ya estaba mayorcito para esa clase de pláticas, y sinceramente dudaba que su tímida madre le explicara las formas de dar placer a un hombre.

Decidió dejar todo a la suerte y terminó tumbado de nuevo sobre su colchón, fantaseando con los fuertes brazos de YunHo, su lunar, sus labios y su masculino aroma…

* * *

El lobo de YunHo gruñía, y él ni siquiera sabía por qué. Había estado alterado desde que dejó a JaeJoong en el huerto, aruñando dentro de él cual animal enjaulado. El aroma del chico siempre lo había intrigado, pero estaba seguro que lo que ahora sentía era solo curiosidad. Paseándose de un lado a otro, temía lo que sucedería por la noche. Había esperado tanto este día, desde que entró a la pubertad añoraba su primera noche como adulto y hoy ni siquiera se sentía seguro sobre cómo reaccionaría su lobo.

YunHo siempre creyó que cuando este día llegara él caería rendido ante el dulce olor de hembra en celo que AhRa desprendería, y su lobo se regocijaría en empapar con su aroma a tan dulce mujer. Pero ahora, ahora no estaba tan seguro de ello. Si bien el aroma que la chica desprendía era atrayente a sus sentidos no era tan embriagador como los adultos emparejados decían que sería el aroma de tu pareja destinada.

YunHo no tenía idea de cuán desquiciado debía de ponerse para corroborar que ella era la pareja que el destino le había dado, había visto lobos morder cadenas con tal de acercarse a su pareja. ¿Qué sucedería si AhRa no era su pareja? No, había soñado desde niño con ella, que estaba seguro que solo era el cambio de cachorro a adulto lo que le estaba afectando. Y, sin embargo, había una parte de él que quería correr hacía JaeJoong y morder su delicado cuello hasta dejar una marca de pertenencia. La sola idea lo asustaba.

—Es hora —llamó una voz gruesa a su espalda. YunHo conocía perfectamente el tono del Alfa, pero el que usaba ahora era el de simplemente su padre. —¿Estás nervioso cachorro? —YunHo no quiso confesar sus temores, por lo que solo asintió. Una gran mano se poso sobre su hombro, infundiéndole ánimos. —Lo harás bien. Has estado esperando desde la pubertad para reclamar a Go AhRa como tuya, y si bien creo que son muy jóvenes, será tu decisión si emparejarte ahora o más adelante. Cual sea el caso, espero ver pronto cachorros corriendo por toda la casa.

Su padre estaba seguro que ella era su pareja, que con ella formaría la hermosa familia que siempre imaginó tener. Ella en el pórtico con dos o tres cachorros sostenidos de sus faldas, así era como debía ser. YunHo envió al fondo toda la ansiedad/curiosidad que sentía por JaeJoong, Go AhRa era su pareja, fin del asunto.
Sonrió para sí mismo, después de haber sido asaltado por las dudas durante día y medio, respiró con tranquilidad y siguió a sus padres por la puerta hasta la vereda del  claro del bosque donde daba inicio la carrera.

La gran fogata que se alzaba por encima de sus cabezas le daba al bosque un aire estival, la noche en sí no era demasiado fría ni calurosa, pero alrededor de la fogata los calores del ambiente denotaban más.

Los primerizos como él, se retorcían las manos y daban miradas ansiosas por todo el lugar, tanteando sus posibilidades para dejar su virginidad este día. YunHo miró alrededor, solo un puñado de chicos aún babeaba incontrolablemente, mientras que los otros trataban de demostrar tanta dignidad como se pudiera. Suspiró dándose cuenta que no era el único nervioso, y por el comportamiento de los demás, juraba que, si metía la pata de alguna manera, siempre habría alguien más tonto que él.

Su mirada iba de los chicos primerizos, a los solteros que sonreían tanto a los primerizos como a los otros más expertos con sensualidad cargada en cada movimiento, sin dejar a dudas lo que esperaban obtener esta noche.

Llevaban túnicas oscuras para cubrir la desnudez de sus cuerpos. Como shifter estaban acostumbrados a la desnudez de los cuerpos, pero eso no significaba que debían pasearse en su traje de Adán todo el tiempo, hasta ellos tenían pudor en cuanto a eso, en especial los emparejados, eran demasiado celosos y posesivos con sus parejas.

El aire estaba cargado de feromonas, olores dulces con almizclados se mezclaban los unos con los otros, sin que YunHo pudiera distinguir uno en especial. Un par de ojos verdes captaron su mirada. Go AhRa se encontraba al otro lado del claro junto a sus padres. Podía ver el fuego arder en ellos y eso lo encendió, como a cualquier otro macho con una hembra dispuesta.

Fue entonces que percibió de nuevo aquel aroma a fresas y lluvia de verano que lo llevó hasta el huerto el día anterior. Hinchó las aletas de la nariz para apreciarlo mejor, pero este era tan tenue debido a todos los aromas reunidos que no podía identificar a su portadora. A su cabeza vino la imagen de JaeJoong, sus enormes ojos negros y su piel blanca, su lobo casi ronroneó por el hecho. Lo buscó de nuevo entre los presentes, debía estar aquí. Frunció el ceño al no encontrarlo, ni a él ni a su madre.

Estuvo a punto de abrir la boca y preguntar por ellos cuando su padre gruñó que era el momento del cambio. Todos se desprendieron de la túnica y cambiaron a sus formas de lobo. Si bien YunHo conocía los lobos de algunos chicos, jamás había visto la forma animal de toda la manada, estaba impresionado por la variedad de pelaje que veía. Lobos grises en su mayoría, marrones, rojizos, algunos con mezcla de colores en el pelaje y ninguno tan grande como él alfa, quizá YunHo se acercaba un poco.

El lobo de Go AhRa era un bonito color miel, de los más claros en la manada. YunHo creía que combinaba perfectamente con sus ojos verdes, y sin embargo entre más trataba de pensar en ella, su lobo seguía olfateando en el aire aquel aroma, que no le pertenecía a ella.

Con un gran aullido del alfa, todos comenzaron a correr detrás de él. YunHo dejó que la felicidad de enterrar las garras sobre la blanda tierra y el aroma a pino y madera se colaran por su nariz. No le importaba si sacaba la lengua como un perro feliz, porque eso era en este momento, era feliz.

Pronto las parejas comenzaron a perderse, escabulléndose por los árboles. YunHo había estado tan centrado en la felicidad de echar una buena carrera que no había prestado atención a la forma en las que los olores se difuminaban, hasta poder distinguir cada uno de ellos. Detectó el aroma de los chicos, con excepción de ChangMin, quien aún no estaba listo para la carrera.

El dulce olor de AhRa lo atraía, estaba dispuesto a ir tras ella cuando el viento cambió de dirección. De nuevo ese aroma a fresas y lluvia de verano se esparció por todo el ambiente, golpeando los instintos de YunHo tan fuerte que su parte humana se nubló por las sensaciones, dejándose llevar por el lobo.

Giró en ciento ochenta grados y emprendió una feroz carrera para alcanzar a la portadora de tan enloquecedor aroma. Sus garras se aferraban a la tierra en su carrera, quería llegar, llegar rápido antes de que otro lobo tomara lo que él pensaba suyo.

Se detuvo hasta un gran árbol cerca del río. La mullida alfombra de musgo ocultaba los pasos de YunHo. Una forma humana con su túnica aún puesta se encontraba sentada, semi-oculta por el tronco. Lanzaba piedras pequeñas al río, de forma que el agradable sonido del agua al correr era interrumpido por un chapoteo de vez en cuando.

YunHo se acercó aún más, el viento seguía corriendo a su favor, por lo que la persona tras el árbol no se había percatado aún de su presencia. Con calma avanzó hasta llegar junto a ella, estaba tan centrada en su propio mundo que YunHo tuvo que emitir un ruidito para hacerse notar.

Lo primero que YunHo captó fue el sonido de la suave voz de la persona, solo un ligero suspiro de asombro pero YunHo creía que era la más dulce melodía. Su rostro cubierto en su mayor parte por la capucha de la túnica entre dejaba ver el pelo oscuro le caía por un lado de la cara elegantemente y sus abultados labios rojos  que formaban una perfecta “O” por verse sorprendido.

YunHo avanzó un paso más, incapaz de contenerse por más tiempo, quería restregarse sobre el dulce cuerpo que ahora tenía frente a él. La sola idea de que alguien más se acercara a él hizo gruñir a su lobo. Le pertenecía, la persona frente a él le pertenecía. Eso era lo que el lobo quería dejar claro para cualquier otro shifter.

La figura encapuchada se levantó, cayendo el gorro que ocultaba sus rasgos.

YunHo no supo quién era el más sorprendido, si el chico que estaba frente al lobo o él mismo.

«JaeJoong».

Si antes YunHo estaba inquieto sobre cómo llevaría su lobo esta noche, ahora estaba seguro que la parte animal había perdido por completo el rumbo. Durante la carrera había dejado a la dulce chica de ojos verdes para correr detrás de este aroma que le pertenecía a un chico. Y no cualquier chico, sino a la pequeña mierda-atrae-problemas de JaeJoong.

YunHo había escuchado a KyuBok declarar que esta noche JaeJoong le pertenecería. Resulta que al final la especulación de ChangMin había resultado cierta, el hombre demostraba de manera hosca su interés por el pequeño lobo.

YunHo gruñó amenazadoramente. JaeJoong le pertenecía.

El cuerpo del chico comenzó a temblar cual hoja, estaba asustado. YunHo pudo aspirar el aroma ácido del miedo que el chico desprendía en oleadas. Sus ojos negros se pasearon por detrás del lobo marrón, YunHo gruñó de nuevo al ver que el chico estaba siendo intimidado, sin dejar de mirarlo, soltó un bajo gruñido que les indicaría a los otros que se alejaran.

Con un estremecimiento más JaeJoong cambió a su forma animal. YunHo estaba seguro que nunca antes había visto al chico en esa forma, había llegado a pensar que JaeJoong tenía problemas con el cambio. Sin embargo, la imagen frente a él le dejó impactado.

Un hermoso lobo blanco lo miraba fijamente. Su pelaje se veía casi platinado con los rayos de luna que se filtraban por las ramas del bosque. YunHo podía asegurar que JaeJoong no tenía ninguna otra tonalidad que no fuera el más puro blanco. Cuando un lobo blanco nacía en las manadas, por lo general no era blanco en sí, sino una variedad de tonalidades de gris tan claro que parecía blanco, o bien el pelaje venía moteado. Pero JaeJoong no tenía absolutamente ningún otro color más que blanco.

«Justo como su piel».

YunHo no veía la hora de reclamarlo y marcarlo como suyo.

Desafortunadamente para los planes de YunHo, el lobo blanco echó a correr en dirección contraria, alejándose lo más de él. A un lobo le gusta la cacería, por lo que al ver a su presa correr, los instintos se hicieron cargo, manando al fondo a la parte humana, corriendo tras su presa.

* * *

JaeJoong había llegado al claro, pero no se había unido a la fiesta. Su madre no le acompañaba, si bien, el lobo en ella no era blanco, no le gustaban las carreras mensuales, pues para ella le era doloroso recordar que su padre no correría más a su lado.

—No tiene caso —le había dicho.

Por lo que  JaeJoong había acudido, con todo su nerviosismo, solo. Sabía que no podía mostrarse ante los demás, así que no le vio el caso reunirse con la manada en el claro. Tomó rumbo al río, en sentido contrario a la carrera. El bosque era vasto, lo suficiente para que toda la manada corriera y se desperdigara después de cada carrera. JaeJoong simplemente no tenía deseos de ver a nadie, por supuesto, tenía menos ganas aún, de ver a YunHo correr tras AhRa para después perderse entre la oscuridad y maleza que el bosque proporcionaba. Estaba seguro que se le rompería el corazón y no tendría el suficiente pegamento para unir todos los pedazos.

Pensaba en las mil maneras en las que los labios de YunHo se posarían sobre la piel de la loba, sin poder evitarlo, su lobo gruñía y gimoteaba ante el hecho, pero ninguno de los dos podía hacer nada por ello. Quizá esta noche los colmillos de YunHo perforarían la blanda carne de AhRa, marcándola como su compañera.

JaeJoong portaba solo la túnica, al igual que los demás en la manada, cuando salió de casa pensaba que estaría bien dejar a su lobo correr de vez en cuando, lo ha tenido encerrado por mucho tiempo, pues raramente se le permitía salir a jugar en esta forma. Aunque ahora creía que era tonto no llevar más nada que la túnica, de hecho, ni su lobo ni él estaban de ánimos para correr.

Lanzó otra piedrecilla al río, el continuo chapoteo del agua era relajante, pero sus pensamientos eran bastante perturbadores como para prestar atención a todo lo que ocurría a su alrededor.

Oyó un jadeo, como de perro buscando cariño, y sus ojos se toparon con unos marrones pertenecientes a un lobo del mismo color.

JaeJoong lo conocía.

En la manada solo algunos lobos adultos se equiparaban con el tamaño de aquel lobo, pero JaeJoong sabía que ese lobo acababa de alcanzar la madurez al igual que él. Lo que no entendía era el qué hacía ahí.

El lobo gruñó.

«¡Oh, rayos!»

JaeJoong comenzó a temblar. Había escuchado tantas veces ese mismo gruñido, había visto la misma cantidad de veces a ese lobo atacar a oponentes mucho mayores que él, y aunque en ese tiempo siempre había admirado la gran fuerza del joven lobo, ahora que se encontraba en el extremo receptor, el miedo se extendía incontrolablemente por él. Con los ojos buscó más allá de lobo esperando hallar a alguien más.

De todos los lugares posibles, siendo el bosque tan grande como era, ¿cómo rayos había terminado en el lugar que YunHo había escogido para él y su pareja? JaeJoong creía que el destino definitivamente era cruel con él.

YunHo volvió a gruñir, esta vez el gruñido sonó grave, amenazante, y JaeJoong no tuvo ninguna duda de que debía salir de ahí. Invocó a su lobo, mostrándose por primera vez ante un extraño. Le había prometido a su madre mostrar su forma animal solo a su pareja y en situaciones extremas, ésta era una de ellas.

Sus ojos negros se centraron en los marrones de YunHo. JaeJoong se preguntaba dónde estaría la pareja que el hijo del alfa había escogido para aparearse por primera vez, y, por mucha que fuera su curiosidad, también el dolor en su pecho le indicaba que no debía estar ahí.

Pudo ver la confusión en los ojos del otro lobo, pero JaeJoong sabía que era a causa del color de su pelaje. No sabía si debía confiar en YunHo, había tenido la estúpida esperanza de que él fuera su pareja destinada, y, a pesar de que su conciencia le decía que no era así, no había podido cortar todos los sentimientos que por el moreno tenía.

Cuando YunHo dio un paso, JaeJoong supo que era hora de emprender la huída. Quizá si hablaba con él y le convencía de ocultar su secreto, entonces podría seguir viviendo tan tranquilamente como podía en la manada, pero ahora su sentido de auto preservación era lo esencial. Mañana trataría con YunHo, mañana cuando los efectos de la luna llena hubiesen pasado.

Lo que JaeJoong jamás se esperó fue que con su huída había dictado su sentencia. O así lo pensó, ya que, después de un tramo en carrera, se detuvo lo suficiente para tomar aire. Estaba seguro que había salido de los dominios que YunHo consideraría suyos por esta noche, sin embargo, el crujir de las ramas detrás de él le indicó lo contrario.

YunHo estaba de cacería. JaeJoong es la presa.  


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N/A: Todos los créditos de la hermosa portada de este FanFic son para Miurka Naomy Najaeri Muchas Gracias!!!