Los instintos le decían qué hacer.
JaeJoong echó la cabeza hacia atrás, exponiendo una vez más su blanco cuello.
La nariz de YunHo se acercó inhalando profundamente el seductor aroma de
JaeJoong. Sus labios se posaron suavemente en la blanca piel, sus encías
hormigueaban por desfundar los colmillos y morder hasta hacer brotar la dulce y
roja sangre.
Controlando ese deseo, YunHo sabía
que sería mucho mejor cuando ambos alcanzaran el clímax. Además, la parte
humana le decía que no debía morder a JaeJoong, pero la parte animal lo ansiaba
demasiado, abrumando a YunHo.
—YunHo —el susurro ahogado de
JaeJoong rompió el silencio de aquella cueva, donde solo el crepitar del fuego
se escuchaba.
Los enormes ojos negros de JaeJoong
ahora tenían un extraño brillo, uno que YunHo solo podía asociar al que las
parejas se dan. Su mente debía preocuparse, pero la verdad era que le encantaba
la manera en que JaeJoong lo miraba.
Sus rojos y abultados labios se
entreabrieron a modo de invitación, una que YunHo no podía negarse. Capturando
la boquita de cereza de JaeJoong, YunHo descubrió el dulce sabor que el chico
poseía. No solo olía bien, sabía extremadamente bien, ocasionando que un gemido
escapara de los labios de YunHo.
Queriendo explorar más, hundió la
lengua dentro de la húmeda cavidad que se abría dándole paso a su exploración.
Se abría a él, pero también le respondía con la misma voracidad con la que
YunHo indagaba. El sabor de JaeJoong lo llevaba a cimas donde él jamás se
hubiera visto. Su miembro, que ya estaba duro de solo tener a JaeJoong en sus
brazos, casi explotaba al sentir su sabor.
YunHo era consciente de su pene,
tan duro ahora que sería capaz de clavar clavos con él, pero sentía el pene de
JaeJoong tan duro como el suyo, apuñalándole el estómago cada tanto. Las
caderas de JaeJoong se movían en sincronía con las de él. Eso era la gloria,
pero YunHo quería más, necesitaba más.
Dejando la dulce boca, YunHo fue
depositando suaves besos por su mandíbula, dando una ligera mordida en el
cuello de JaeJoong, bajando hasta el pecho. YunHo se detuvo a admirar los lisos
músculos de JaeJoong. Hacían un contraste agradable, mientras que los músculos
de YunHo eran grandes, como los de cualquier guerrero de su pueblo, y su piel
era bronceada por las horas al sol. Los músculos de JaeJoong eran más parecidos
a los de un nadador, lisos y firmes, totalmente lampiño, con una piel tan
blanca como la nieve.
YunHo creía que más bella pareja no
hubiera encontrado. El cabello negro, ahora revuelto, los ojos grandes y sus
abultados labios rojos entre abiertos, le daban al chico el aspecto más sexy
que YunHo hubiera visto antes. Casi estaba a punto de babear como los otros
chicos.
JaeJoong miraba cómo YunHo se había
detenido sobre su pecho. Su agitada respiración le impedía decir cualquier
cosa. Antes de que pensara que YunHo se estaba echando hacia atrás con el
apareamiento, el moreno le dedicó la más sensual sonrisa que había visto. Sus
labios se curvaron de un solo lado, ese donde se encontraba su lunar,
enviándolo un par de centímetros más arriba. Los ojos marrones de YunHo
destellaron con una ligera malicia y con bastante lujuria, enviando casi al
borde a JaeJoong, cuando los labios de YunHo se apoderaron de sus rosas
pezones.
La lengua de YunHo hacía magia
alrededor de ellos, primero chupando, lamiendo, haciendo círculos alrededor
para después succionar con más ganas. En seguida, cuando uno tenía suficiente
tratamiento, pasaba al otro y hacía lo mismo. Las manos de JaeJoong simplemente
se apretaban en la sábana mientras él se retorcía de placer.
Cuando YunHo se hubo asegurado que
cada uno de los pezoncitos de JaeJoong estaba totalmente erecto, siguió con su
camino. Besando su estómago, hundiendo la lengua en su ombligo, sacándole
gemidos a JaeJoong, gemidos que se acumulaban en su ingle haciéndola más y más
dura.
YunHo quería torturar un poco a su
amante, por lo que comenzó a repartir húmedos besos alrededor de su vientre, lo
suficientemente cerca de su íntima anatomía, pero sin llegar a ella.
Deteniéndose en el inicio de los pocos rizos oscuros que estaban en la base del
miembro de JaeJoong.
JaeJoong gemía, soltaba suspiros,
pero YunHo quería hacer que rogara por más. Las caderas de JaeJoong se
levantaban en una muda súplica.
—Dime lo que deseas —instó YunHo
con una voz ronca.
Un intenso rubor cubrió el rostro
de JaeJoong. Sus grandes ojos se abrieron con sorpresa e inocencia, entonces
YunHo comprendió. JaeJoong deseaba más de aquellas sensaciones, pero no sabía
exactamente qué pedir. La sonrisa de YunHo se hizo aún más extensa, no era que
solo JaeJoong fuese a perder la virginidad con él, sino que JaeJoong era
totalmente inocente. Y YunHo estaría más que encantado de llevarlo hasta los
límites de la pasión.
YunHo beso de nuevo el vientre de
JaeJoong, envolviéndolos a ambos de nuevo en las sensaciones del placer. Cuando
YunHo soplo sobre la cabeza del miembro de JaeJoong, este se estremeció. YunHo
se humedeció los labios, sacó la lengua y probó el sabor de las gotas de pre
semen que brotaban de la dulce polla de JaeJoong. El sabor era fuerte, picante,
pero sabía a JaeJoong.
Con la lengua recorrió todo el eje,
de arriba abajo, dándole especial atención a la punta y la ranura por la cual
se escapaba el elixir. Inspiró antes de abrir su boca y tomar completamente el
miembro de JaeJoong. Chupó un par de veces antes de que el cuerpo de JaeJoong
vibrara, anunciándole su pronta llegada. YunHo succionó con más fuerza,
JaeJoong soltó un sonoro y largo gemido, al tiempo que explotaba en la boca de
YunHo.
YunHo casi estuvo a punto de
correrse con el solo hecho de saber que su pareja había llegado y verlo en el
éxtasis del placer. Tragó cuanto pudo de la semilla. No era un experto, de
hecho hasta antes de ese día, YunHo se había preparado para estar con una
mujer, por lo que el chupar y tragar semen no fue su fuerte, aunque hizo lo
mejor que pudo. A juzgar por las reacciones de JaeJoong, lo hizo bien.
Introdujo un par de dedos en su
propia boca, húmeda por su saliva y por la cantidad de semen que aún
conservaba. Escupió sobre el fruncido y rosa agujero de JaeJoong. YunHo estaba
sorprendido, no habría forma que él entrara en algo tan jodidamente pequeño.
Llevo sus dedos húmedos hasta allí. Jugó con la entrada, especialmente
interesado cuando esta se contrajo ante su toque. Suavemente introdujo uno de
sus dedos. En interior aterciopelado se apretaba en torno a él, envolviéndolo
con su calor.
El lobo en YunHo estaba más que
desesperado, quería joder a su dulce pareja ya. Necesitaba estar dentro de él,
pero la parte humana sabia que debía prepararlo, quería que ésta fuera no solo
una simple jodida, sino que quería hacerle el amor a este chico.
El ceño fruncido de JaeJoong hizo
que el lobo se calamara, aunque sea solo un poco. Al lobo, al igual que el
humano en YunHo, le preocupaba lastimar a su sexy compañero. Se apresuró a
besar los abultados labios rojos para distraerlo, mientras comenzaba a
introducir un segundo dedo dentro de él.
JaeJoong degustaba el sabor de
YunHo mezclado con su propio semen en la boca del hombre. Le encantaba.
Sencillamente era perfecto, se preguntaba si YunHo sabría igual de bien.
Los besos se volvían cada vez más
húmedos, más jadeantes, más necesitados. YunHo estaba seguro que a JaeJoong no
le dolía la forma en que sus dos dedos jugaban y abrían en forma de tijera para
expandir su pequeño ano, preparándolo para él. YunHo se sabía grande, no había
forma posible que corriera el riesgo de lastimar a JaeJoong cuando en su
desenfrenado furor por la pasión se adentrara en él sin precaución alguna,
haciéndole daño. Sabía que no se perdonaría aquello.
Un jadeo, casi grito sacudió el
alma de YunHo, por un momento pensó que le estaba haciendo daño, pero al ver la
cara de placer que JaeJoong tenía, supo que había encontrado el punto dulce.
Sonriendo empujó de nuevo sus dedos hacia esa zona que haría retorcerse y
gritar de placer a su pareja. Pudo sentir en sus yemas una pequeña
protuberancia, la cual presionaba malignamente para ver sacudirse a JaeJoong.
Con rapidez introdujo un tercer
dedo. YunHo no estaba seguro si con eso bastaría, en definitiva necesitaba
estar dentro de JaeJoong ya, no creía que pudiera soportarlo más.
Con renuencia, dejó de jugar dentro
del agujero de su amante, y se puso a horcajadas sobre él, hasta casi la altura
de su cuello. Una pierna a cada lado de la cabeza de JaeJoong. Con una suave
caricia en la mejilla YunHo le indicó que hacer.
Los ojos de JaeJoong se abrieron
con sorpresa al ver el enorme caramelo que tenía delante de él. Se lamió los
labios, casi saboreándolo. Abrió la boca tentativamente y sacó la lengua. Al
igual que lo hizo YunHo, lamió primero las brillantes gotas que sobresalían de
la ranura del pene.
Sus papilas gustativas saltaron al
saborear el semen de YunHo. JaeJoong estaba equivocado, YunHo sabía mejor,
mucho mejor que él. Tragó totalmente el miembro de YunHo, escuchando vagamente
como el chico soltaba un gemido. JaeJoong imitó cada uno de los actos que YunHo
había hecho con él. Daba lengüetazos y succionaba cada tanto. Las grandes manos
de YunHo se aferraban a su cuero cabelludo, imponiéndole un ritmo.
YunHo estaba follando su boca.
YunHo se contenía enormemente, no
quería terminar en la boca de JaeJoong, por más que esta hiciera maravillas, él
necesitaba introducirse en aquella fruncida entrada que tanto había preparado.
Detuvo a JaeJoong, y rio al
escucharlo emitir un gemido de protesta. Pero lo que estaba por venir era
mejor. Apresurándose, regresó de nuevo al espacio entre las piernas de
JaeJoong. Este respondió abriendo más las piernas.
Sin perder más tiempo YunHo llevo
su miembro húmedo a la entrada. Se rozó contra ella, permitiéndole a ambos
sentir la ansiedad del momento. Poco a poco se fue introduciendo dentro de
JaeJoong. Las paredes se apretaban en torno a él.
—Relájate, amor. Ábrete a mí.
JaeJoong inspiró hondo, obligando a
su cuerpo a relajarse, permitirle a YunHo la entrada, uniéndolos a ambos, como
siempre soñó que estarían.
YunHo se hundió hasta la
empuñadura, cerrando los ojos, apretando los labios para contenerse de vaciarse
tan rápido. Era la primera vez que estaba dentro de alguien, la necesidad de
vaciar sus bolas era grande, pero conteniéndose apenas, miró a su pareja.
Dos lágrimas escurrían por las
mejillas de JaeJoong. Eso casi desinfla a YunHo al pensar en el daño que le
había hecho.
—Amor, lo lamento —se apresuró a
decir. Estaba por retirarse cuando las piernas de JaeJoong se envolvieron en su
cintura.
Con los ojos abnegados en lágrimas
JaeJoong dijo: —Esta bien. Solo dame algo de tiempo para acostumbrarme.
JaeJoong no sabía si las lágrimas
que soltaba eran a causa del dolor que tenía en el culo, o eran por la
felicidad de que YunHo lo estaba tomando. Llegó a la conclusión de que eran por
felicidad. Su más grande sueño se estaba haciendo realidad. L estaba entregando
su alma y su cuerpo al amor de su vida, YunHo.
Después de unos instantes, cuando
JaeJoong se hubo relajado, YunHo comenzó con un lento vaivén. Temía tanto
lastimarlo, que a pesar de que su lobo le instaba a tomarlo rápido y duro,
YunHo deseaba que la primera vez de ambos fuera perfecta.
Pronto, el ritmo impuesto comenzó a
hacer más y más rápido. La cueva se llenaba con sonoros gemidos, provenientes
de ambos chicos. YunHo empujaba fuerte y JaeJoong se empujaba hacia él. Las
grandes manos de YunHo aferraban las caderas de JaeJoong tan fuerte que ambos
sabían que el chico tendría moretones al día siguiente. Y no es algo que les
preocupase, pues JaeJoong estaba enterrando sus uñas en los fuertes brazos de
YunHo hasta casi el punto de hacerlo sangrar.
Cada que YunHo se empujaba dentro,
rozaba ese punto que llevaba a JaeJoong a la locura, pedía más y más, cada vez
más rápido. JaeJoong sentía que el placer lo consumía, llevándolo a un punto de
no retorno.
JaeJoong chilló, su cuerpo se tensó
y largos cordones de semen saltaron entre ellos, cubriendo su pecho y estómago.
Al llegar al orgasmo, las paredes
de JaeJoong, de por sí estrechas, apretaron aún más el miembro de YunHo,
llevándolo a punto máximo solo unas estocadas después de que JaeJoong hubiera
terminado.
Extenuado, YunHo colapso sobre su
delgada pareja. Su cabeza la colocó justo en el espacio que hay entre su cuello
y hombros, ahí donde el aroma de JaeJoong se concentraba. YunHo desnudó sus
dientes y mordió suavemente a JaeJoong. Deseaba morderlo tan fuerte que sangrara,
probarlo, y dejar una marca que dijera que ese chico era suyo, pero solo se
conformó con la pequeña mordida.
El sudor de sus cuerpos, el aroma
de JaeJoong mezclándose con el suyo, tuvo a YunHo listo de nuevo para otra
ronda. Ni siquiera había salido de él cuando ya estaba duro.
Las emociones en YunHo eran
contradictorias, por un lado deseaba tanto volver a hacerle el amor y por el
otro sabía que debía dejar descansar a su pareja, cuya respiración aún estaba
agitada.
JaeJoong abrió los ojos cuando
sintió a YunHo levantarse. Su lobo aruñaba por seguir bajo el peso de YunHo,
pero sabía que no iría muy lejos. Podía sentir como el deseo de YunHo iba
creciendo dentro de él. YunHo lo miraba como pidiendo una respuesta, un simple
gesto que le indicara cómo proceder, si dar rienda suelta a sus deseos, o
descansar.
Pero, JaeJoong sabía ya su
respuesta. Al sentir la excitación de YunHo, la suya propia comenzó a
endurarse. Le sonrió de un modo sugestivo y alzo las caderas, arrancando un
gemido de YunHo, quien se sorprendió al ver a JaeJoong igual de listo que él.
Sin pensarlo demasiado, otra ronda
de besos y caricias los llevó a ambos a otro fantástico orgasmo.
Durante el transcurso de la noche,
los chicos se entregaron dos veces más. En cada una de ellas, el lobo en YunHo
exigía morder a JaeJoong, mientras que el humano apenas si se contendía de
desenfundar los dientes.
Cuando estaban en la última sesión,
JaeJoong era quien se encontraba arriba, sentado a horcajadas sobre YunHo,
empujándose hacia abajo y hacia arriba, imponiendo un ritmo más lento, más
sensual.
YunHo disfrutaba de la vista.
JaeJoong montándolo, con su pene expuesto, meneándose de arriba abajo, goteando
y pulsando por un poco de atención. Atención que no le fue negada por la mano
de YunHo que apretaba la cabeza y deslizaba los dedos alrededor del eje.
YunHo creía que no había nada más
sexy que eso, que JaeJoong sobre él, desnudo, mostrando su blanca piel, con
algunos manchones rojizos, producto de los fuertes besos de YunHo. Pronto,
YunHo no pudo resistir más el ritmo, plantó bien los pies en la cama de heno y
elevó las caderas. JaeJoong soltó un gritito al verse impulsado. Después se
acostumbro al rápido ritmo, dando batalla a cada empujón que YunHo daba.
Cuando el orgasmo estaba a punto de
alcanzar a JaeJoong, su cuerpo se tensó, echó la cabeza hacia atrás, exponiendo
su cuello. YunHo no pudo evitarlo. El lobo dentro de él quería reclamar a
JaeJoong y tomó el control por completo. Se incorporó lo suficiente para quedar
sentado y atrajo a JaeJoong con una mano, mientras la otra seguía masturbando
el pene de su amante. Los caninos se introdujeron en la blanda carne entre el
cuello y el hombro, mordiendo tan fuerte que la sangre brotó, enviando a ambos
al más fuerte orgasmo que hubiesen tenido. La dulce sangre de JaeJoong era el
más dulce néctar que YunHo hubiese probado.
Bebió hasta que sus bolas se
apretaron y soltó su semilla en el interior de su pareja. JaeJoong llegó al
orgasmo con la mordida, derramándose sobre sus estómagos y mano de YunHo.
Mientras YunHo bebía, pudo sentir
que una parte de él se unía a JaeJoong, como si fueran hilos entrelazándose.
Retiró los colmillos y lamió la
herida. Al instante ambos cayeron sobre la mullida cama de heno. YunHo sostenía
el delgado cuerpo de JaeJoong sobre él, y a pesar de sentir calor, mataría
antes de que alguien retirara la hermosa carga sobre él. YunHo escuchó como la
respiración de JaeJoong se fue regulando, retiró algunos mechones azabaches de
su rostro y pudo admirar la belleza del chico. Su lobo estaba completamente
feliz.
Y así, con el cuerpo cansado y
sudoroso, fueron cayendo en los brazos de Morfeo.
La mañana los encontró uno en los
brazos del otro. Tan relajados y cómodos como jamás durmieron antes.