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sábado, 7 de marzo de 2015

CODE NAME:COLIBRÍ



Era un día normal, como cualquier otro de finales de verano, caluroso y húmedo. A nadie le molestaba realmente, era un día perfecto, perfecto para cualquiera que no tuviera actividades en lugares cerrados sin el privilegio del aire acondicionado. Y él, era uno de ellos.

Maldijo mentalmente el momento en que el sistema de ventilación de la escuela se descompuso. No podía imaginar peor momento que ese, sin embargo, la brisa fresca que entraba por la ventana era como una caricia sobre su rostro, caricia que lo adormilaba. Si no fuera porque el profesor de matemáticas era demasiado huraño, YunHo se dejaría llevar por las manos de Morfeo. Pero no, ahí estaba, tratando de sacudirse el sopor del sueño.

Tres toques en la puerta hicieron que la mayoría de sus compañeros saltara sobre sus asientos y se espabilaran, interesados sin duda en el cotilleo que se produciría por tal acción. Era bien sabido por todos, tanto alumnos como profesores, que el maestro de matemáticas tenía una peculiar forma de irritarse cuando era interrumpido en clase. Así que, la persona al otro lado de la puerta o era en extremo valiente o un suicida. YunHo apuntaba por lo segundo.

Pasaron unos minutos, donde solo se podía apreciar las espaldas del huraño profesor, quien le gruñía a alguien, sin duda la secretaria del director, ya que su voz altamente chillona lo indicaba. ¿Qué sería tan importante para que se haya arriesgado a venir así? Su atención, y sin duda la de todos, estaba puesta en la puerta.

Cuando el profesor se volteó, su ceño fruncido no auguraba nada bueno, pero la puerta abierta aún, era desconcertante. Pasaron algunos segundos mientras aguardaban alguna reacción y entonces pasó.

Un chico entró por la puerta. Un chico al que YunHo jamás había visto.

Por un momento todos dejaron incluso de respirar, ni siquiera el susurro del viento entrando por las ventanas se escuchó. El chico tenía el rostro más bonito que YunHo hubiera visto, de delicadas facciones, ojos grandes y negros que resaltaban en toda esa porcelana que tenía por piel. Su figura alta y esbelta se movía con soltura, sin embargo, a pesar de su atractivo aspecto, había algo que te hacía querer retroceder dos pasos antes de tenerlo frente a ti. Ese algo que instintivamente te decía ‘Peligro, no acercarse’.

—Kim JaeJoong —dijo. Incluso su voz era suave y agradable, pero tenía ese dejo de sutil amenaza.

YunHo no escuchó nada de lo que el profesor decía, solo miraba al chico, mientras éste analizaba a todos en el aula, como si quisiera detectar alguna amenaza. Por el gesto que les dedicó a todos, YunHo supuso que los había encontrado como presas en lugar de cazadores. ¿Sería JaeJoong esa clase de chicos problemáticos? YunHo estaba harto de lidiar con ellos, eran un verdadero dolor en el culo, cuando se sentían los más malos de todo el lugar.

Suspiró fuertemente. Sí, quizá este chico, JaeJoong, sería proclamado el próximo líder pandillero o algo así. YunHo ya se veía envuelto en una maraña de puños y pies, por defender lo que consideraba suyo. No es que YunHo fuera el líder de alguna banda, no, era simple y sencillamente que odiaba cuando alguien abusaba de su fuerza contra alguien más débil. Entonces, era ahí donde intervenía. “Héroe de Todos” así le decían entre burlas sus amigos, que, a pesar de todo, no dudaban en meterse en la refriega a la que YunHo se arrojara.

YunHo no se había dado cuenta que en sus cavilaciones, JaeJoong se había acercado hasta él y le miraba fijamente. Se sorprendió al verse envuelto en esa mirada oscura y profunda, vacía y quizá un tanto atormentada, YunHo no lo podría saber con exactitud, pues JaeJoong ladeó la cabeza en franca curiosidad antes de tomar asiento delante de él.

Fue entonces, que YunHo recorrió con la vista a todo el salón de clases. Todos estaban atentos a la actitud de ambos chicos. Notó también, que los más cercanos al sitio de JaeJoong, se habían arrimado lo más que podían lejos de él, como si ellos también sintieran esa aura de peligro. Suspiró de nuevo, pensando que era una exageración su comportamiento, pero hasta no ver realmente cómo era la actitud de JaeJoong para con todos, era mejor tener un ojo sobre él.

Para su completa sorpresa, JaeJoong era el tipo de chico huraño y solitario, más solitario que nada. A dos semanas de haber llegado, no se había metido con nadie y nadie se metía con él. Incluyendo a los más revoltosos de la escuela. De hecho, no hablaba con nadie de absolutamente nada.

Por eso, cuando YunHo lo encontró en una plaza comercial, caminando sin rumbo como alma en pena, lo siguió. JaeJoong paseaba mirando los escaparates de un lado a otro, sin decidirse entrar a una tienda, parecía nervioso, fuera de sitio y sin embargo, no hacía nada que ningún otro chico de su edad no hiciera, pero algo dentro de él seguía gritando ‘peligro’.

Así que cuando JaeJoong cambió abruptamente de dirección, y, junto con ello toda su actitud, pasando de nervioso chico a cazador experimentado, YunHo sintió que algo andaba realmente mal.

El JaeJoong que caminaba fuera de sito tan solo unos minutos antes había desaparecido. Ahora caminaba firme, rápido, con la espalda erguida, mirando por detrás de su hombro cada poco tiempo. Llevaba las manos dentro de la chaqueta, grande para él, como si escondiera algo. YunHo pensó que quizá había robado algo, pero eso no coincidía, pues llevaba rato siguiéndolo y no había entrado a ninguna tienda. De pronto, miró fijamente una, donde mostraban ropa para caballero, trajes en su mayoría.

YunHo quiso seguirlo, pero en ese momento, se vio atrapado en una marea de animadas chicas que hablaban emocionadas. Al parecer, un cantante a la alza daría una firma de autógrafos en el sitio. A lo mejor por eso JaeJoong se encontraba ahí, pero, así como lo pensó, así lo descartó.

No habían sido ni treinta segundos cuando YunHo lo había perdido. Entró a la tienda de caballeros y lo buscó. Nada. JaeJoong no se encontraba allí.

Tardó alrededor de cinco minutos en volverlo a encontrar, al otro extremo de la plaza. ¿Cómo había llegado ahí tan rápido? No lo sabía. Tampoco tuvo tiempo para alcanzarlo, ya que la horda de chicas fanáticas inundaba el espacio entre él y JaeJoong.

Entonces, todo sucedió demasiado rápido. Dos fuertes “bang” se escucharon. Los chillidos, la histeria, las lágrimas, los pasos rápidos, más gritos…

Alguien había asesinado al cantante.

YunHo no lo notó, pero hubo también varios gritos que provinieron de un local para caballeros, pero de eso él no supo nada.

***

JaeJoong acostumbraba a cambiar el color de su cabello, de eso YunHo ya lo había notado, si bien el color rojo que ahora llevaba lo hacía verse sensual, YunHo prefería su color natural, el negro. Lo hacía verse más lindo, tierno, sin exudar esa aura peligrosa que siempre traía. Pero claro, eso eran solo alucinaciones suyas.

Tres meses habían pasado desde su llegada y lo más emocionante que JaeJoong había hecho era bostezar en clases. YunHo había tratado de hablar con él después del incidente del centro comercial, pero en cuanto abría la boca, alguien más se añadía a la conversación no sostenida con JaeJoong.

Por eso, cuando lo vio caminar cerca del parque, siempre solo, se acercó a él.

—No te vi en clases hoy —le dijo, sobresaltando al chico. Por un momento los ojos de JaeJoong se  estrecharon, tornándose agresivos, pero al ver quién era, YunHo casi pudo jurar que vio alivio.

—No me sentía bien —respondió en ese usual tono monótono suyo. El moreno pudo ver cómo JaeJoong trataba de esconder su muñeca dentro de esa enorme chamarra suya. Lastimosamente no demasiado rápido para que YunHo la tomara. Solo un quejido suave salió de sus labios.

—Lo lamento —dijo, aflojando el agarre, sin llegar a soltarlo. —Estás herido.

YunHo quiso patearse, era obvio que JaeJoong estaba herido. El chico lo miraba con esos enormes e inexpresivos ojos negros. Al final, JaeJoong asintió.

—Ven, curaré tu herida —propuso. YunHo quería llevarlo a casa, pero JaeJoong se negó. Lo más que consiguió fue una farmacia donde compró lo necesario para vendar la lesión. —¿Te duele? —preguntó cuando la desinfectaba. Podía ver los ojos aguados de JaeJoong y eso, por alguna extraña razón removió algo en su interior. Con mucho cuidado colocó la venda, fijándose en la expresión del chico. Parecía demasiado perdido, como si no estuviera acostumbrado a que alguien cuidara de él. Así que cuando terminó y alborotó los rojos cabellos de JaeJoong, el chico se sonrojó, haciéndole la competencia a su cabello.

A partir de ese momento algo cambió. Si bien, JaeJoong seguía siendo taciturno durante clases, las veces que llegaba a encontrarse con YunHo mostraba una hermosa sonrisa y una curiosidad casi infantil con respecto a todo lo que a su alrededor sucedía.

—¿Por qué no hablas más durante clases? Tu sonrisa es muy bonita. Estoy seguro que a muchos les gustará —comentó un día en el parque. De alguna forma se había hecho costumbre entre ambos pasear por ese lugar, para encontrarse al menos dos veces por semana. De esas ocasiones, YunHo había aprendido poco de JaeJoong. Solo sabía que le gustaban las aves, en especial los pequeños colibrís que revoloteaban por el lugar.

JaeJoong bajó la mirada. Sus ojos se ensombrecieron bajo la lobreguez de su pasado. El helado, que YunHo había comprado para él, casi cayó al suelo antes de que JaeJoong respondiera. —No me siento cómodo con la gente. No me gustan… son malas y lastiman.

El silencio que siguió a eso, le hizo comprender a YunHo muchas más cosas. YunHo intuyó que quizá JaeJoong se había criado en un lugar apartado, un monasterio o tal vez su familia lo había educado en casa. Pero, de lo que estaba seguro, es que JaeJoong no pasó una buena infancia.

Una avecilla tornasolada se posó en uno de los dedos de JaeJoong. Era tan extraño que ambos se quedaron quietos. La sonrisa de JaeJoong volvió a su rostro. Y, mientras ambos estaban ahí, inmóviles, contemplando la belleza del pequeño animal, YunHo supo que JaeJoong era igual al ave, pequeño, frágil, multicolor y siempre en movimiento. El corazón de JaeJoong era como aquel colibrí posado en su mano.  

***

La amistad fue algo que surgió espontáneamente. Pero el amor que floreció por ella, era un sentimiento puro, genuino y mágico.

Después de aquella tarde con el colibrí. Los casuales encuentros por el parque se volvieron no tan casuales. Ambos sabían que allí se encontraría el otro, así que sin ser necesario decirlo, siempre acudían a la cita.

Las palabras amables pasaron a sonrisas y las sonrisas a ligeros roces, que sonrojaban a los chicos más que cualquier clase de sexología en la escuela. Los roces y sonrisas dieron paso al primer beso.

Una mañana de invierno fue la muda testigo del inicio de ese sentimiento llamado amor.

YunHo paseaba con JaeJoong de la mano, a estas alturas, se había acostumbrado a tomar la mano del chico para ir de un lado al otro. Como todas las tardes, se encontraban en el parque para después ir a donde YunHo quisiera, o a donde la curiosidad de JaeJoong los llevara.

Ese día, la curiosidad  de JaeJoong los llevó al teleférico de la ciudad. JaeJoong nunca había subido a uno, ni tampoco había contemplado la cuidad desde lo alto, ni las luces nocturnas, pero eso último tendría que esperar. Hoy, solamente YunHo podría mostrarle la ciudad en un perfecto panorama invernal. Las constantes nevadas habían dejado caer una capa de blanca nieve sobre la metrópoli.

Quizá no fuera muy emocionante ver grises inmuebles cubiertos de nieve, ni tampoco los enormes anuncios fluorescentes, ni los edificios de cristales a los que no se le pegaba ni un solo copo, pero, ahí, donde el teleférico iniciaba, los suburbios de la ciudad, representaban perfectamente una imagen postal.

—Parecen casitas de jengibre cubiertas de azúcar glass —comentó un maravillado JaeJoong.

Su cabello, en esta ocasión rubio, escondido tras el gorro de lana del que solo sobresalían los mechones suficientes para enmarcar su rostro, apuntaban directamente hacia afuera y totalmente despeinados. Su piel de porcelana estaba sonrojada en los lugares correctos, sus mejillas y su nariz, sin ser demasiado llamativo, pero dándole bastante color a su rostro. Sus ojos negros brillantes por la felicidad sonreían a la par que sus labios rojos. En conjunto, JaeJoong se veía adorable.

YunHo no pudo evitarlo, se inclinó sobre el rostro de JaeJoong, cerrando los ojos solo un momento, pero se detuvo a solo centímetros de sus labios. Abrió los ojos, pensando que quizá a JaeJoong le hubiese molestado intentar dar aquel paso. Sin embargo, y para su mayor sorpresa, JaeJoong tenía los ojos cerrados y la boquita ligeramente fruncida, esperando, esperando por aquel beso. YunHo sonrió y lo besó.

Un beso suave, un beso dulce, un beso lleno de sentimientos, un beso lleno de esperanzas…

Y a ese beso, le siguieron muchos más.

***

JaeJoong guardaba muchos secretos, demasiados para el bien la relación. Muchos de ellos imperdonables. Tenía miedo, mucho miedo. A decir verdad, estaba aterrado. Pávido de que algún día YunHo se enterara de todo y lo mirara como los demás lo hacían, como lo que era, un pequeño monstruo.

—¿Cómo estás, JaeJoong? —preguntó la suave, dulce y femenina voz.

—Bien —respondió, tratando de que el miedo que sentía no se colara a través de su voz.

—¿Y la escuela?

—Bien.

La mujer sonrió. Una sonrisa suave, pero que escondía horrores tras ella.

—Tienes trabajo que hacer —dijo, suave, en el mismo modo en que había llevado la breve conversación.

—Si.

—¿Sabes? Ha habido un pedido, uno extraordinariamente fascinante. —JaeJoong estaba acostumbrado a que ‘ella’ hablara sobre los “encargos” que los clientes les hacían. Algunas ocasiones contaba los motivos, otras el dolor de la pérdida, pero, la mayoría de las veces, y sin duda la que más disfrutaba, era el procedimiento. La cara de la víctima cuando los miraba a los ojos, siempre con esa muda pregunta ‘¿Por qué?’ No obstante, ‘ella’ realmente disfrutaba cuando el sadismo se hacía presente. De hecho, ‘ella’ era la más cruel de todos. Su frágil aspecto no tenía nada que ver con la demencia de su alma. —El cliente nos pide un trabajo… humm… un tanto llamativo —dijo, lo que se traduciría como cruel y grotesco. Sin duda un trabajo para ‘ella’. —Verás este cliente le tiene una saña cierto político. Al parecer le quitó el puesto a Alcalde de la ciudad. Tú sabes que es un puesto muy importante, la gente comienza a verlo como el próximo Presidente, como mínimo Vicepresidente. Bien, pues nuestro cliente asegura que el puesto le fue arrebatado de forma vil —sonrió. —Aunque si me lo preguntas creo que jamás hubiera sido electo ni siquiera para secretario del Alcalde —soltó una carcajada. —Como sea, el asunto es que él cree estar en su derecho de castigar al Alcalde, no solo por quitarle el lugar, sino también, por sus todas sus reformas. Mejoras por aquí, mejoras por allá. ¡Dios! El sujeto cree que de verdad todos merecen una vida mejor —su sonrisa se ensanchó, volviéndose cínica. —En fin, tendrá definitivamente un cambio en su vida.

Las alarmas dentro de la mente de JaeJoong sonaron.

Su mente trajo al frente una conversación de hacía meses. De las primeras que tuvieron cuando sus encuentros con YunHo en el parque se hicieron constantes.

«—¿Eres hijo del Alcalde? —había preguntado sorprendido JaeJoong. Asustado de que alguien con demasiado poder se hubiera acercado hasta él. ¿Sabría quien era en realidad JaeJoong? ¿Su amistad era una cubierta para atraparlo?

—Oh, si. Pero no tienes porqué alejarte de mí como si fuera una plaga —dijo sonriendo nerviosamente. JaeJoong ni siquiera había notado que se había alejado hasta casi al final del banco que compartían. JaeJoong carraspeó intentando componer su postura. —Me causa gracia tu reacción, por lo general se lanzan a mí como si fuera alguna estrella de rock. Me alaban y hacen cumplidos sin tener nada especial, porque quieren quedar bien conmigo. Es como si solo me vieran como un objeto, no, me ven solo como algo que les puede ayudar a escalar. Es… es molesto. No me miran a mí como persona, no conocen al verdadero YunHo.

—Por eso estudias en una escuela oficial en lugar de una privada y no asistes a los eventos sociales —apuntó JaeJoong.

—Si, en parte. Es más fácil mantener un perfil bajo en una escuela oficial, donde el apellido Jung es más común. Además es idea de mi padre que me relacione con la población en general y no solo con los hijos de los altos mandos o de gran jerarquía. Dice que así estaré preparado para el futuro.

—¿Futuro?

YunHo sonrió. —Planeo seguir los pasos de mi padre. Creo firmemente que podemos crear un país mejor, y por qué no, un mundo mejor también.

JaeJoong miraba a YunHo asombrado. Él nunca había pensando sobre su futuro. ¿Cuál era su futuro? Solo sobrevivir…»

Se cuidó de mantener la cabeza gacha y una impasible expresión. Por mucho que su corazón revoloteara, por muy asustado que estuviera, no debía dejarle ver nada a ‘ella’. Esperó hasta que ‘ella’ reanudara la conversación. Casi temblando, en una mezcla de nerviosismo, ansiedad y miedo. Por un momento creyó que eso sería todo, que no le hablaría más acerca de esta misión. Estuvo tentando a abrir la boca y preguntar, aunque eso lo delatara a él mismo.

—El cliente es un tipo de armas tomar, ¿sabes? —dijo nuevamente, concentrada en sus asuntos no notó el alivio en los hombros de JaeJoong. —Un tipo retorcido, pero con ideas bastante creativas —esta vez lo miró, disfrutando del hecho de que el tremor que recorrió el cuerpo de JaeJoong era producto de sus palabras. —No desea dañar físicamente a su oponente, no. Lo que él desea es destruirlo por dentro. Desmoronar su voluntad hasta hacerlo un remilgo de hombre. —Hizo una pausa, saboreando sus palabras y quizá imaginando sus próximas acciones. JaeJoong sostuvo la respiración. —Su familia. Su familia será el pago por su osadía.

La mente de JaeJoong corría a mil por hora, sin embargo, se mantenía estático hasta que ‘ella’ le diera permiso de retirarse. Su cuerpo era recorrido por un sudor frío. Ansiedad. Temor. Dolor. Emociones que se repetían sin cesar en un circulo inacabable.

Al final ‘ella’ se retiró.

Le tomo solo un minuto rememorar todo. Y solo un segundo su decisión. Una que cambiaría todo.

***
YunHo esperaba a JaeJoong en la fuente del centro comercial. Le causaba una extraña sensación el hecho de que lo hubiera citado allí y no en el parque, su parque como comúnmente había empezado a llamarle, que estando en primavera había comenzado a florecer.

Su mirada vagaba por todo el lugar sin detenerse realmente en nada. Miraba desde los escaparates hasta las personas.

Sobre el segundo piso, un brillo captó su atención. No podría asegurarlo pero era solo un punto rojo, como un laser destellando. La mujer que sostenía el laser era pequeña y menuda, pero vestía a la moda, como cualquier chica de su edad, quizá era un poco más madura que las niñas de secundaria, pero desde su lugar no podía aseverarlo.

Un tumulto sucedió frente a él, haciéndolo caer al mismo tiempo que la porcelana de la fuente estallaba, justo por detrás de donde él estaba.

Asombrado miró hacia atrás donde la fuente estaba, ahora solo había porcelana en pedazos y agua brotando por todos lados.  Con los ojos muy abiertos miró hacia un lado y hacia otro, la gente estaba asustada y sorprendida en partes iguales. Sin embargo, frente a él, JaeJoong lo miraba con esa expresión fría y calculadora.

—YunHo, levántate. Date prisa, no tenemos mucho tiempo —dijo. JaeJoong giró su rostro y miró hacia el segundo piso. Hacia la mujer que ahora tenía una mueca de asco e ira pintada firmemente en su rostro. Pudo ver que lo que él creyó un simple laser era una pistola. —Corre o nos alcanzará —le apuró JaeJoong.

YunHo quería quedarse ahí, en el suelo y gritarle a JaeJoong que necesitaba una explicación. Pero, la mujer del segundo piso levanto el arma dispuesta a seguir disparando. Y así lo hizo…

Varios disparos silenciados salieron de esa arma, afortunadamente ninguno dio en el blanco, pues JaeJoong había jalado a YunHo lejos de la fuente, arrastrándolo lejos del disturbio.

YunHo, con la mente en blanco se dejó guiar. Corrieron por lo que a él le parecieron horas hasta llegar cerca del parque.

—YunHo —escuchó que le llamaba JaeJoong. —YunHo —le seguía nombrando, pero él no se encontraba en condiciones para responderle. —¡YunHo! —le gritó al tiempo que lo zarandeaba fuertemente, haciendo que su mente regresara a su cuerpo. —¿Dónde está tu familia? —«¿Mi familia?» —Concéntrate, YunHo, o los perderás a todos.

—¡¿Qué demonios está pasando?! —gritó.

—Tu familia YunHo ¿dónde está tu familia?

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Qué sucede?! —cuestionó alterado.

—Responde.

—¡NO! ¡Tú respóndeme! ¡¿Por qué…?! —No termino de hablar pues JaeJoong le soltó un bofetón que calmó su estado.

—Tu familia está en peligro —le dijo en un tono súbitamente calmado.

YunHo lo miró sin poder creerlo, sin saber que pensar, pero confiando en JaeJoong. JaeJoong sabía que pronto esa confianza se transformaría en decepción y luego en odio, pero no le importaba, no si con ello podía proteger a lo único que amaba.

—Mi madre y mi hermana están fuera del país.

—Llévame con tu padre. —YunHo iba a preguntar pero JaeJoong lo atajó de nuevo: —Será más fácil.

YunHo asintió. Llamó a su padre, le contó lo sucedido y se citaron en un lugar seguro.

Ambos fueron al lugar donde el padre de YunHo consideraba seguro. Un edifico habitacional común y corriente, con muchas personas revoloteando a su alrededor. Un local de reparación de aparatos eléctricos era la entrada.

La habitación estaba adecuada para que alguien viviera cómodamente. Una cama en una esquina, un baño, una pequeña sala, una mesa para cuatro personas y una minicocina eran todo el mobiliario. Por curiosidad y nervios, JaeJoong se acercó hasta la cocina y revisó a fondo su contenido. El refrigerador estaba lleno de bebidas, la alacena tenía gran cantidad de cosas.

—¿Quieres algo de beber? —ofreció a YunHo. Él negó con la cabeza sin siquiera mirarlo. JaeJoong sintió un peso en el estómago. Tomó una botella de agua y tragó, intentando que el nudo de su garganta se uniera al plomo en su abdomen. El dolor punzante a la altura de sus costillas agradeció el trago de agua fresca.

Esperaron por alrededor de treinta minutos, YunHo mantenía la misma pose desde que llegaron. Sentado en el sillón, con los brazos recargados sobre sus rodillas y su cabeza colgando entre ellos. JaeJoong se mordía el labio, aguardando, aguardando por lo que sería su sentencia.

Cuando el señor Jung llegó, lo hizo con dos guardias de seguridad. Dos sujetos que más bien parecían mastodontes.

«¡Mierda!» pensó JaeJoong. Había considerado las posibilidades en cuanto a lo que ‘su familia’ o ‘ella’ podrían hacer, por eso había olvidado el alto mando que poseía el padre de YunHo.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó cuando hubo abrazado a su hijo.

YunHo volvió a relatarle los eventos en el centro comercial. La fuente, la mujer, los disparo, JaeJoong.

—Tú madre y JiYool están bien. Hable con ellas hace un rato. He puesto más guardias a su escolta, creo que estarán bien en el extranjero hasta que esto se resuelva —dijo el señor Jung. Su mirada se tornó dura al volverla hacia JaeJoong. —¿Quién eres tú, jovencito? ¿Y cómo sabes de todo esto?

Ahí estaba. La pregunta que separaría su vida de la de YunHo definitivamente. La pregunta que cambiaría por completo los sentimientos de YunHo por él. JaeJoong tragó fuertemente. Miró primero al Alcalde y después a sus dos guaruras. Con un movimiento de cabeza del Alcalde, los dos hombres salieron de la habitación, dejando solo al señor Jung, YunHo y él mismo.

—Mi nombre es Kim JaeJoong, código clave: colibrí. Pertenezco a una asociación que se dedica a hacer el trabajo sucio de otras personas. Personas que sean capaces de pagar el precio, por supuesto. —Inspiró fuertemente y se atrevió a dar una mirada hacia los dos hombres en la habitación. La expresión en el rostro del hombre mayor era, sin duda alguna, dura y claramente repulsiva. Sin embargo, lo que más le dolió a JaeJoong fue la mirada de YunHo. Una mezcla entre traición, incredulidad e ira. —Alguien pagó para quitarlo del camino —continuó JaeJoong, bajando la mirada. No se atrevía a ver a los ojos a ninguno de los dos. —El trabajo asignado era especial. El cliente quería que fuera muy aparatoso.

—Si quería que fuera visto, ¿por qué no atacaron mañana, en pleno informe de actividades? —interrumpió el Alcalde.

JaeJoong negó con la cabeza. —No quiere dañarlo a usted, al menos no físicamente.

—Es por eso que fue por mi familia.

JaeJoong asintió. —Quiere quebrar su voluntad. Al parecer usted le quitó lo que él más anhelaba. Y parece que no le gusta el camino que está tomando la política con sus reformas. No lo sé exactamente.

El señor Jung frunció el ceño hasta el punto de parecer un ave de rapiña. —Quebrar mi voluntad —repitió. JaeJoong se atrevió a dar una mirada a través de su flequillo. YunHo ya no lo miraba. —¿Sabes quién pagó por esto?

—No. Lo único que sé es que él deseaba el cargo que ahora usted ejerce.

—¿Quién te informó de esto? ¿Fuiste tú el elegido para hacer el trabajo? —Ante esta última pregunta YunHo levanto la cabeza.

JaeJoong negó una vez más. —Solo sé lo que ‘ella’ dijo. ‘Ella’ es la encargada de ejecutarlo. Le gusta hablar antes y después de un trabajo. El cliente debe ser alguien igual de demente que ‘ella’ para ser reconocido como tal.

—¿Quién es ‘ella’?

‘Ella’ es ‘ella’. No conozco su nombre, ni su clave. Solo la conozco físicamente. Es la encargada de los trabajos más sucios.

—¿Trabajos más sucios? —habló, por fin, incrédulamente YunHo. —Todos los trabajos que ustedes hacen son sucios. Esa mujer disparó a matar contra todo el mundo.

—No tiró a matar —le respondió JaeJoong, como si fuera obvio. Los ojos de YunHo fulgieron de rabia. —‘Ella’ solo tiró para herir, no para matar. ‘Ella’ nunca falla —le dijo. —Sus trabajos más bien se caracterizan por ser crueles y asquerosos. Sangre y vísceras es lo que le gusta —dijo, mientras un visible escalofrío le recorría la columna al recordar algunos de sus memoriales trabajos. —Por lo general, el trabajo es rápido y limpio, pero, en ocasiones, algunos clientes piden un trato preferencial para sus botines. ‘Ella’ es la encargada de todo eso.

—Por eso crees que el cliente es igual de retorcido —apunto el Alcalde.

—Más que eso. Él personalmente le dio ideas, por eso ‘ella’ lo reconoció como un igual.

Ambos hombres se sumieron en sus propios pensamientos. JaeJoong comenzaba a sentirse mareado en ese lugar. El dolor sobre sus costillas era cada vez más intenso y sentía humedad e esa parte. Quizá sudor por la carrera.

—¿Cuánto tiempo tienes trabajando para esta… esta asociación? —preguntó después de un largo silencio el padre de YunHo. —Te ves demasiado joven. Tal vez un año o dos a lo mucho.

JaeJoong ladeó la cabeza. Comenzaba a sentir su mente nublada y, la humedad bajo su chaqueta estaba siendo molesta. Aturdido, decidió contar todo. Finalmente ya se había revelado contra ‘su familia’ así que un poco más o un poco menos de información era igual.

—Ellos son mi familia —respondió.

—¡Pero si acabas de decir que no sabes nada de esa mujer! —vociferó YunHo.

—Así me decían que les dijera. No conozco a nadie más. Sé que ellos no son realmente ni mi padre, ni mi madre, ni mis hermanos, ni nada consanguíneo, pero, son lo único que recuerdo desde que tengo memoria —dijo suave. —Desde que tengo uso de razón, se me ha entrenado físicamente. Siempre el mejor en deportes y extrañamente en armamento.

—¿No era extraño que un chiquillo supiera demasiado sobre armas? ¿Los maestros no sospechaban de ti o tu familia?

JaeJoong lo miró. —Nunca había asistido a una escuela hasta esta.

—¿Por qué ahora?

—Dijeron que necesitaba convivir con chicos de  mi edad para saber cómo comportarme.

—Entonces ¿desde cuándo comenzaste a hacer el trabajo sucio?

La mente de JaeJoong comenzaba un vaivén entre la realidad y la inconsciencia. Había sido descuidado, ahora lo notaba. ‘Ella’ estaría retorciéndose de la risa por esto.

—A la edad de diez años yo ya sabía manejar varios tipos de armas, desde pequeñas hasta metralletas que apenas podía sostener. Por esos meses me dieron mi nombre clave. Dijeron que era pequeño y bonito como un colibrí. —Hizo una pausa para tomar aire, tratando de olvidar muchas de las cosas que en ese entonces veía y hacía. —Fue también, por ese entonces cuando la conocí a ‘ella’. Era el asesino más joven que tenían. Estaban orgullosos de ‘ella’. Yo… ella… —tragó fuerte. —Yo tenía once años cuando ‘ella’ decidió que estaba listo. Habían puesto especial énfasis a  mi entrenamiento para que mis tiros siempre fueran al blanco. Pero, una vez que ‘ella’ se me fue asignada como mentora, las cosas cambiaron. Pasamos de los blancos de papel a pequeños animales en movimiento para que mirara como la vida se les iba por mis manos, para fuera más fácil hacer mi trabajo. Disfrutaba de mostrarme técnicas de tortura… era asqueroso lo que hacía. La mayoría de las veces terminaba devolviendo en el piso. ‘Ella’ solo se reía y decía que no era lo suficientemente fuerte para esto…

Su mente lo llevó a su primera misión, lo horrible que había sido con ‘ella’ susurrándole cosas, “dándole ideas” de lo bonito que sería abrir al hombre en medio de esa gran mesa con mantel blanco… JaeJoong sacudió su cabeza, no quería recordar cómo había terminado aquel hombre, aquel primer hombre al que él le había dado un tiro en la cabeza.

—¿Cómo te asignaban los trabajos?

—Ellos solo venían a mí y decían lo que quería el cliente.

—¿Trabajabas solo o en equipo?

—Mayormente solo. Algunas veces con ‘ella’.

—¿Sabes cuantos miembros tiene esta asociación? —JaeJoong negó. —¿Sus dirigentes?

—Conocía a otro chico, un poco mayor que yo, casi de la edad de ella, pero un día falló en una misión y no regresó. No sé quien sea el dirigente. Se comunicaban con nosotros a través de dos hombres lo suficientemente mayores para hacer ningún trabajo.

—¿Podrías hacernos una descripción?

JaeJoong asintió. A cada minuto que pasaba, sentía que su cuerpo dejaba de responderle.

—Bien, quizá podamos atraparlos a todos, y…

‘Ella’ no se detendrá hasta ver su objetivo cumplido —susurró. —Yo intervine en esto, ahora lo ha tomado como una afrenta personal…

—La detendremos antes de que se acerque a mi familia —anunció firmemente el hombre mayor. Pero él realmente no entendía.

—Vendrán más. Debe dar con el cliente… y ellaella vendrá con o sin misión, porque ahora eres su objetivo —le dijo en un susurro ahogado a YunHo antes de caer en la inconsciencia.

—¡Rayos! —exclamó YunHo cuando vio a JaeJoong desvanecerse.

Olvidó todo lo que el chico había dicho y se acercó a él con la misma preocupación que se tiene cuando la persona amada sufre. Abrió la chaqueta que traía, una que él mismo le había regalado, una a su talla de un color café más oscuro. Y ahí, del lado derecho, una enorme mancha de sangre pintaba su camiseta.

YunHo estaba seguro que JaeJoong lo había cubierto con su cuerpo en el segundo disparo. Solo que no se había detenido a analizar las cosas, hasta ahora.

Con suavidad, lo llevó hasta la cama.

—Quédense aquí. Es un lugar seguro —ordenó su padre antes de salir, prometiendo ayuda médica para el chico.

***

JaeJoong despertó sintiéndose muy confuso. Abrió y cerró los ojos rápidamente. Demasiada luz. Aunque, estaba seguro que no era la luz del sol, quizá fuera de noche. Tentativamente abrió de nuevo los ojos. Parpadeó. Paredes blancas perfectamente pintadas, incluso algunos adornos. Se sobresaltó. Aquella no era su usual fría y gris habitación.

—Tranquilo. No te muevas. Se abrirá tu herida de nuevo —escuchó una cálida y conocida voz. YunHo. Se tranquilizó y volvió a recostarse.

Entonces, recordó los sucesos acontecidos anteriormente y se sobresaltó de nuevo. La tranquilidad se tornó desesperación al saber que YunHo quizá lo odiaba ahora.

—¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? —preguntó, sintiendo su boca seca. YunHo le acercó un vaso de agua con una pajita, que JaeJoong bebió ávidamente.

—Alrededor de tres días.

Asustado, JaeJoong lo miró por primera vez. No supo descifrar la mirada que YunHo le daba.

—Debemos irnos —dijo, rogando porque YunHo aún confiara en él.

—Este lugar es seguro.

No, YunHo no entendía. No había lugar seguro, ellos los encontraría tarde o temprano. Lo mejor era mantenerse en movimiento. Tres días, tres días habían pasado, JaeJoong sabía que solo se estaban tomando su tiempo antes de salir a cazarlos.

—YunHo…

—Padre está moviendo todas sus influencias para que esto acabe lo antes posible —anunció YunHo sin mirarlo. —Por el momento es mejor estar escondidos. En cuanto acabe todo esto, iniciará un juico, tendrás que declarar. Ahora eres un testigo protegido.

JaeJoong quiso soltar una carcajada. ¿Testigo protegido? El no había hecho todo lo que hizo solo por su propio bienestar. De hecho, JaeJoong jamás había hecho algo porque él realmente lo quisiera, siempre eran órdenes, y ahora que, por primera vez tomaba una decisión… ahora todo estaba perdido.

Algo en su rostro debió haberse mostrado, ya que YunHo añadió: —Mira, JaeJoong. Agradezco mucho que me hayas salvado, a mí y a mi familia. Que hayas traicionado todo lo que conoces por mi bienestar, pero, es difícil. Es difícil aceptar que no eres la persona que yo creí conocer. Además… eres un asesino.

Las palabras dolieron como puñales, incrustándose en cada uno de sus huesos. JaeJoong apretó las manos en un puño, con la sábana como mudo testigo de su agonía. Sus ojos picando como hierros ardientes para dejar correr las lágrimas que afanosamente trataba de contener. YunHo lo odiaba. Sabía que así sería cuando se enterara, pero infiernos si no dolía.

Las horas pasaron en completo silencio. YunHo porque le costaba asimilar lo que era JaeJoong en realidad, sobre todo porque lo que hacía iba en contra de sus principios. Por su parte JaeJoong se había sumido en su propia tristeza, nada que hablar, nada que oír. Por momentos pensaba que todo este dolor se hubiera evitado si él no se hubiera acercad a YunHo, pero, incluso pensando eso, su corazón dolía. No, a pesar de todo, no se arrepentía de haberse enamorado de YunHo, aunque él no lo quisiera más.

—¿Por qué, JaeJoong? —dijo finalmente YunHo.

—¿Por qué trabajaba en esto? ¿Por qué nunca lo dejé? ¿Por qué te salve? —YunHo asintió a todas ellas. —Estaba en esto porque es lo único que sé hacer. No supe que no era normal hasta que comencé a ver a los niños de mi edad. Siempre pensé que estaba bien que yo jugara con armas en lugar de cochecitos. Solo fue hasta que conocí a esa mujer que me di cuenta de la enorme diferencia entre los demás y yo. Siendo yo tan pequeño, dejarlo no era una opción. Solo y sin un lugar al que ir, tenía todo en contra. —YunHo hizo un sonidito incrédulo. —Si te digo que el castigo por fallar la misión era lo bastante doloroso para querer repetir el error, dejarías de ser tan incrédulo. El dolor que ahora siento en mis costillas es nada comparado con aquel… a partir de ese momento decidí dejar de ser la presa. Me inculcaron muy bien el miedo, miedo a lo que podría pasarme si huyera. Anécdotas de alguno que otro incauto que pensó lo mismo. ¿Por qué ahora? Por ti. Por la misma razón por la que te salve, es la misma por la que arriesgo toda mi vida. Porque te amo. No importa si no me crees, no importa si piensas que un asesino es incapaz de sentir amor, tampoco importa si no me quieres más. Por ti y todos esos sentimientos que me enseñaste en el trascurso de nuestro tiempo juntos, por ti y por mi amor a ti es por lo que hago esto.

YunHo se quedo callado, sorprendido de que en realidad su JaeJoong si estuviera dentro de ese cuerpo que ahora también era el de un asesino. Porque JaeJoong no conocía de nada hasta que YunHo llegó a su vida, y ahora su vida quizá no tuviera un mañana, y aún así, aún así lo arriesgó todo por él.

—JaeJoong… —se interrumpió cuando escuchó un barullo al otro lado de la puerta. A lo mejor era algún cliente rezongando. Se acercó a la puerta para escuchar mejor, pero solo el ruido de la televisión sonaba. Se dio la vuelta, esbozó una pequeña sonrisa para tranquilizar a JaeJoong, pero descubrió que el chico ya estaba de pie, colocándose los zapatos. —¿Qué haces? —el doctor claramente había dicho reposo absoluto, pero evidentemente a JaeJoong le importaba un comino. Sin embargo, JaeJoong solo se llevó un dedo a los labios, pidiendo silencio ante el sermón que YunHo le iba a dar.

YunHo no lo escuchaba, pero JaeJoong sabía perfectamente que había alguien detrás de la puerta. Analizando si debería entrar por la puerta principal o no, o cuantos sujetos se encontraban detrás de ella. El suave sonido de unos pasos le indicó a JaeJoong que su invitado había decidido ir por otra puerta o esperar a que salieran.

—Vamos —apuró a YunHo en un susurro. YunHo frunció el ceño confundido, pero JaeJoong sabía que no tenían tiempo para quedarse a charlar. Lo tomó de la muñeca y tiró de él hacia la ventana, donde estaban las escaleras de emergencia. Debía escabullirse antes de que su cazador les encontrara.

YunHo quería protestar, pero algo en su instinto le dijo que confiara en JaeJoong, así que lo siguió como la primera vez. Salieron por la ventana sin hacer demasiado ruido. JaeJoong hizo varias muecas de dolor al pasar por ella, pero ni un solo quejido salió de su boca. YunHo esperaba huir hacia la calle, pero contrariamente a eso, JaeJoong lo llevó hacia el piso superior. Allí  aguardaron.

Un hombre de alrededor de treinta años se detuvo frente al lugar por el que ellos salieron. Examinó un rato la ventana y después entró. Al tiempo, JaeJoong lo jaló para que se colaran con un grupo de vecinos que se dirigía a la calle principal.

Una vez fuera, JaeJoong lo apuró. No se detuvo, no se giró. Caminó rápido y seguro hasta una plaza cercana.

—Mierda —susurró. YunHo supo que estaban en problemas.

JaeJoong robó discretamente un gorro, que puso inmediatamente a YunHo, al igual que un par de lentes que ni siquiera supo de dónde salieron. Entonces se detuvo. Al centro de la explanada, rodeado por una marea de personas que iban y venían, despreocupadas de lo que allí pudiera pasar.

—Mierda, mierda, ¡mierda! —susurraba bajo JaeJoong, mirando de un lado a otro. Entonces, utilizando su juventud, se colaron junto a un círculo de chicos que bailaban apiñados unos junto a otros. En otra ocasión a YunHo le hubiera encantado verlos, quizá unírseles, pero ahora se sentía tan fuera de lugar. Ellos puros y él con una diana en la espalda. —YunHo —le llamó JaeJoong. Y YunHo quiso no mirarlo. Sabía lo que vendría. Algo en el tono de su voz lo decía y no quería escucharlo. —YunHo yo los distraeré para que tú puedas ir a la estación de policía más cercana y…

—No —¡No! Su mente se negaba a dejarle toda la responsabilidad de su seguridad a JaeJoong. No, él ya se había arriesgado demasiado, su cabeza tendría un precio más alto que la suya propia.

Las suaves manos de JaeJoong le tomaron el rostro. —Mírame, YunHo. —Y YunHo lo hizo. El hermoso rostro de JaeJoong estaba muy cerca de él, sus enormes ojos manando ese sentimiento que él no quería reconocer, pero que ahí estaba, claramente se reflejaba en esos ojos, ojos puros a pesar de sus manchadas manos. Amor, solo amor era lo que expresaban. —Yo te protegeré —le dijo antes de acercar sus labios a un último beso. Un beso como el primero, suave, dulce y con muchos sentimientos y esperanzas, pero sin ninguna promesa. —Te protegeré siempre, mi amor.

Entonces, dejó a YunHo rodeado de todos los chicos que bailaban a su alrededor, ajenos al hueco en el pecho que se le estaba haciendo. JaeJoong giró su rostro una vez más a él, le dedicó una sonrisa y sus labios delinearon la frase ‘Te amo’, antes de lanzarse contra el cazador más próximo a ellos.

Lo que sucedió solo fue una serie de imágenes sin sentido. Gritos, chillidos de pánico, gente corriendo en todas direcciones, y, de alguna manera, YunHo siguió a envuelto en la marea de gente.

Esa fue la última vez que lo vio.

***

Años han pasado y ahora YunHo viste con su toga universitaria, esperando por recibir su título en Leyes, mirando hacia el azul del cielo, pensando, siempre pensando en un par de ojos negros.

«JaeJoong, voy a cumplir mi sueño, por ti, por mí, trataré de crear un mundo mejor»

Si bien, su padre, ahora Vicepresidente, llevaba el asunto de la desmantelación de la Asociación de asesinos en la que se crió JaeJoong muy en serio, las cosas estaban lejos de terminarse. Había demasiado lodo dentro de eso, con muchos personajes de gran poder embadurnados en ese mismo fango, lo que llevaba el caso más lento y más peligroso.

Varios asesinos habían sido capturados, algunos muertos, pero muchos seguían libres, entre ellos esa mujer. Del mismo modo, YunHo sabía que JaeJoong se encontraba con vida, no solo por el hecho de no haber encontrado un cadáver, sino porque su corazón así se lo decía.

YunHo tenía la esperanza de que algún día, cuando todo terminara, volvería a ver a JaeJoong y le diría las palabras que no pudo decirle ese día en la plaza, que él también lo amaba.

Sus ojos castaños siguieron a una avecilla tornasolada, pequeña y eternamente en movimiento, como si al detenerse el mundo a su alrededor se desvaneciera. La siguió hasta que está se ocultó detrás del escenario. YunHo se concentró en el templete frente a él, donde directores y maestros estaban ahí para despedirlos, cada uno con su interminable discurso y buenos deseos. Sin embargo, sus ojos fueron atraídos por un par de brillantes obres escondidas detrás del telón. Y el corazón de YunHo brincó. Fue solo un instante, pero para YunHo fue una puerta abierta a la esperanza, porque sabía que esos ojos negros que lo miraban con amor, le pertenecían a JaeJoong, que su promesa se mantenía en pie, siempre en las sombras, siempre cuidándolo.

—Yo también, te amo, JaeJoong.

Así, ambos esperarían por el día en que los dos pudieran caminar bajo la luz del sol sin esa sensación de peligro, porque YunHo crearía un mundo seguro para JaeJoong, un mundo donde su pequeño colibrí pudiera volar sin preocuparse por ser la presa o el cazador.

FIN.


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N/A: Espero que les haya gustado este shot. Tenía ganas de hacer algo así :)

Por otro lado, ya vieron que las restricciones que blogger quería poner ya no serán más, por lo que no se deben preocupar, este, su blog seguirá siendo abierto. MIL GRACIAS por su apoyo!

Entre otras cosas, pensaba continuar con mis historias, pero antes quisiera avanzar un poco, para tener un colchoncito en caso de que el tiempo o la inspiración me falte. Más no se deben preocupar, he pensado en dejarles un shot semanal en lo que reanudo mis seriales. 

19 comentarios:

Unknown dijo...

Primeraaaaa!

Unknown dijo...

Primeraaaaa!

Pequeños momentos efímeros dijo...

Mizu-chan continúa Love is blue Dx Me muero por la continuación
Bueno este OneShot fue hermoso *--* me gustó el sacrificio de Jaejoong por YunHo t.t

Ela Kim dijo...

lo ame!! es un tanto triste que a pesar de todo jae deba permanecer entre las sombras pero es un sacrificio q el acepto y que refleja su amor por yunho para cuidarlo siempre Q.Q sdada gracias x compartir ! espero con ansias tu actus!1 :3

Unknown dijo...

Yunho fue la luz de esperanza para Jae. Fue triste la infancia de Jaejoong...... Solo vivia para obedecer y de esa manera sobrevivir pero sin vivir LOL (no se entendio) pero de pronto aparece Yunho y le muestra un mundo distinto y se enamoran...... Ojala Yunho logre forman un mundo seguro para Jae, asi como lo tiene pensado, uno donde puedan ser felices, donde no haya peligro, y lo unico que deben hacer es amarse. Jae siempre protegiendo a Yunho...... Buaaaaa me hizo chillar. Todo lo que hace el amor. Ojala un dia de estos le des un pequeño epilogo (?) y porfis nos digas que Yunjae viviran juntos y felices, sin temor a ser presas o cazadores. LO AME MIZUSU!..... Y estoy tan feliz de que pienses retomar tus escritos y en lo que trabajas en ellos, nos regales one shots semanales ...... Espero que sean los martes jijijijiji.... Gracias, lo ame muchisimo enserio :) <3

Yuko13 dijo...

Que hermoso, pero que hermoso.... Como que merece una continuación jajaja ok no. Me mata cuando pones a un Yunho protector y eternamente enamorado y aun Jae capaz de dar todo por el ser amado incluso la vida.... Gracias por la historia.

yunhokim dijo...

me encanto un poco triste por lo que les toco vivir a yunho y jae pero jae no conocía otra forma de vivir pero no es malo y si espero que en un futuro se encuentren de nuevo y puedan ser felices Gracias por compartirlo

YJBoo dijo...

graciassssss
yo tambien tenia ganas de leer un fic con esa tematica...
esperare con ansias la actualizacion de tu otro fic

Ángela dijo...

me encantó este oneshot, fue tan misterioso...
Jae un asesino, no lo imaginaba y Yunho a pesar de saberlo ,lo amó igual a través del tiempo.
qué bueno que no dejes tus demás historias, son tan hermosas, siempre espero que retomes la de "toma mi mano" es una historia que no olvido y quisiera algún día saber cómo termina.
muchas gracias por continuar escribiendo,lo haces tan bellamente que me quedo embobada leyendo y leyendo y hasta que no leí el último párrafo,no dejo mi lugar en mi silla ... tus historias son apasionantes y tienen vida propia. te atrapan.
un abrazo y mil gracias por tu trabajo

Laura Campos García dijo...

Pobre Jae, pero el no conoció otra vida, ni otras enseñanzas, pero el amor a su Yunho lo cambio para bien, y aunque a ahora están separados pero procurando el bien del uno para el otro hasta que no haya peligros para ese amor que de seguro vivirán en plenitud.
Gracias estuvo muy hermoso.

Unknown dijo...

Apenas vengo a dejar mi comentario, mil disculpas!!!
Me apena la vida que a Jae le tocó vivir y que haya sido lo único que conociera hasta ese entonces,
fue una fortuna que conociera a Yunho y así su vida diera un giro radical sineod feliz aunque sea por breves momentos e incluso si el final me encogió el corazón por su separación, quiero creer que es algo temporal y hay esperanzas de que no solo puedan observarse a la distancia, sino que pronto estén juntitos ;-;
Mil gracias por compartir.
-se va con un nudo en la garganta-

rukii dijo...

La verdad me dio mucho pena la vida que llevaba el no conoció otro sentimiento hasta que el amor llego pero cruel fue el destino u.u pero el escogió proteger su amor y al parecer no descansará hasta q el este fuera de peligro porque siempre lo estará protegiendo en las sombras T-T abuu mi quere un capo extra pero me encantó el shot
Gracias ;)

moran dijo...

Genial! No se como sacas ideas tan buenas.. ..estuvo fantástico.. .
Quien iba a decirlo.. un hermoso joven como Jaejoong un asesino a sueldo.. ...claro una historie detrás pero aun así. ...
Me gusto mucho y el final me agrado.. .dejado en un incierto.. ..todo depende de lo bien que trabaje Yunho...y la habilidad de Jae para escabullirse. ..
Muy buen shot ....Thanks.

boojae dijo...

Ho guenial me encanto este shot

boojae dijo...
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boojae dijo...
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boojae dijo...
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~Diana Jung~ dijo...

;O; excelente shot
me da penita la vida que le toco vivr a Jaejoong pero al menos en medio de todo ese desastre conocio y se enamoro de YunHo...que si bien no estan juntos , se aman y tarde o temprano podran unir sus caminos y seran felices ;O;

jaqueline yunjae dijo...

Su amor es verdadero y en un futuro podran vivirlo plenamente. Me gusto mucho *.*