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martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz Año Nuevo!

Hoy concluye un año más,  sin embargo soy muy dichoso ya que ahora se que ustedes están al otro lado del monitor,  leyendo las ocurrencias de esta loca autora.

A todos ustedes les deseo lo mejor para este nuevo año!  Un gran abrazo!

Y que perdure nuestro amor por el yunjae! ( y el Gtop, aunque este blog va mas dedicado al yunjae)

Felicidades!!!!

domingo, 15 de diciembre de 2013

HOJAS DE OTOÑO: CAPITULO 5



¿Qué? ¿Qué estaba diciendo? ¿Qué Yunho qué? ¿Ebrio? No, eso no podía ser, si tan solo hace unos segundos estábamos… espera, ¿cómo es que él sabe tantas cosas? No tienen tanto tiempo de conocerse ¿No será todo esto una mala broma de Junsu? Además ¿cómo sabe él que Yunho no aguanta la bebida? Ha estado conmigo en otra ocasión y…

―Lo sé porque ha salido en varias ocasiones conmigo ―sentenció Junsu como adivinando mis pensamientos. Creo que más de las que quisiera saber. ―Incluso debo decir que me sorprendió que tomara y no se embriagara tan rápido. ¡Creo que mis esfuerzos están dando resultados!

Yo ya no atendía a Junsu, que siguió hablando de las veces que habían salido. Estaba pasmado por todo lo que me estaba enterando. Siempre di por hechas muchas cosas, como el que Yunho es un gran bebedor y que él y Su no tenían ninguna conexión. Erré.

Entre mareos intenté hacer memoria de la última vez que Yunho y yo bebimos… un callejón oscuro… antes de eso… besos y caricias… mucho antes… sentado junto a él, muy cerca… la nuez de su cuello… concéntrate Jae, trata de recordar… muros de un color rosa chillón… cocteles… “No tengo muy buen aguante con el alcohol”… Yunho lo había dicho antes, lo había olvidado…

―Cuando el bebe se tiende a ser muy cariñoso ―Junsu continuaba con su monólogo ―me abraza e incluso ¡me ha besado!

―¡Basta! ―Yunho se había levantado. Se dirigía hacia el lavabo. ¿Le ha qué? Creo que mi cerebro bloqueo esa parte, como cuando tienes un accidente, bloqueas exactamente esos 5 minutos donde las cosas ocurren. Eso me estaba pasando, solo los miraba.

―¿Por qué? Solo le estoy contando algunas de nuestras anécdotas ―dijo Junsu cerrándole el paso, pero un segundo después lo dejo pasar. Desde mi posición solo alcanzaba a ver la espalda de Yunho, quien enjuagaba su boca. Lentamente trate de incorporarme sin éxito alguno, no sentía más mi estomago. ―No tiene nada de malo que sepa algunas cosas ―dijo al tiempo que sus brazos rodeaban su cuello. Justo como los míos lo hacían tan solo hace unos momentos. ¿Qué era todo esto? ¿Cuál era la relación entre ellos?

Junsu se acercaba peligrosamente a Yunho, quien no lo aceptaba abiertamente, pero tampoco lo rechazaba. Más cerca, muy cerca. Sentía ganas de gritar o de correr, cualquier cosa con tal de no ver lo que Junsu planeaba. Afortunadamente la puerta volvió a abrirse, entrando por ella un par de amigos que apenas podían mantenerse en pie. Eso fue suficiente para romper el contacto entre ellos.

―¡Hey! ―dijo uno de ellos, tambaleándose de un lado al otro. Primero mirando a Yunho y Junsu, y después a mí, que seguía sentado a un lado del inodoro mirando fijamente a la pareja que tenía enfrente. ―Si ellos dos están juntos, tú vienes solo ―concluyó al tiempo que nos señalaba ―¿No quieres venir a jugar conmigo? ―me decía.

― … ―No obtuvo respuesta de mi parte. Todos en ese lugar estábamos demasiado ebrios como para decir cosas coherentes.

―¡Oh! ¡Vamos! Será divertido ―dijo tendiéndome una mano. Mire primero a Yunho, que a pesar de haberse separado de Junsu, aún seguían muy pegados, con Junsu tomándole del brazo. Por un momento sentí la oleada de todas las emociones que por las que estaba pasando me golpeaba. En un impulso, alargué mi mano hacia la mano que me brindaban. Yo también quería divertirme, olvidar… perderme en cuestiones insulsas que no requieren de sentimientos.

―¡El viene conmigo! ―la voz grave de Yunho resonó. No había tocado ni siquiera los dedos de esa mano que me ofrecía diversión, el cuerpo de Yunho se atravesó, interponiéndose entre aquellos personajes y yo. ―Vamos ―tomo  mi mano y me levanto.

―Oye amigo, no seas acaparador. Déjanos a esta preciosura ―dijo el segundo, jalándome hacia él mientras su mano rodaba mi cintura.

―¡Suéltalo! ―la voz de Yunho sonaba aún más fuerte. Yo miraba esos ojos castaños que me tienen hipnotizado, sin saber que decir o hacer.

―¿Por qué? Él parecía querer venir ―comentó muy cerca de mi oído, mientras sentía como me apretaba con más fuerza. «No, no quiero ir». Trate de soltarme, pero me sostenía cada vez más fuerte. «No me gusta esto. Me siento incómodo…»

Eso fue suficiente. Yunho se abalanzó sobre el tipo que me retenía. Le propinó dos puñetazos en la cara, tumbándolo. Cuando cayó estuvo a punto de patearle, pero el otro sujeto se fue sobre Yunho, logrando golpearle en el estómago. Yunho se recobró rápidamente estrellando su puño en la mandíbula del otro. Esto hubiera sido un juego de dos contra uno, pues el primer tipo en caer se había incorporado, de no ser porque la puerta nuevamente se abrió dejando pasar a mi mejor amigo, que al ver la escena corrió en auxilio de Yunho.

―¡Deténganse! ― Yoochun separaba a Yunho de los otros. ―¿Quiénes son y que quieren?  ―dijo de forma agresiva a los otros dos, mientras sujetaba a Yunho quien trataba de lanzarse hacia ellos nuevamente.

―Neee, nosotros solo queríamos jugar con la nena de allá ―dijo señalándome.

―Resulta que la nena de allá es mi mejor amigo, más vale que se vayan retirando si no quieren sufrir las consecuencias ―advirtió.

Lo que paso después de aquello no lo recuerdo en su totalidad. Cuando reaccioné ya me encontraba fuera del recinto, el aire frío golpeando salvajemente mis mejillas. Boa con una cara muy pálida, llena de miedo y ansiedad, tomada fuertemente de la mano de Changmin, quien por momentos se lanzaba hacia adelante pero era sostenido por la pequeña mano de su novia. Cerca de ellos Yoochun deteniendo a Yunho con los brazos, mientras que Junsu jalaba desesperadamente a Yunho, arrastrándolo entre él y Yoochun fuera del lugar. Con la poca luz de las lámparas de la calle pude ver que el rostro de Yunho tenía varias mallugaduras, sangraba ligeramente del labio inferior. Yoochun también tenía la camisa desgarrada, pero se afanaba en tratar de llevárselo lejos.

―¡Todo esto es tu maldita culpa! ―me increpaba Su. ―Si no fueras tan imbécil como para “querer ir a divertirte” ―decía con sarcasmo. ―Si querías ir de piruja te hubieras ido, no tenías porque meternos en tus cosas ―su dedo índice casi se enterraba en la piel de mi pecho, haciéndome daño. Sus palabras también me hacían daño. Consiente estaba de que la situación en la que nos encontrábamos era mi culpa, pero escuchárselo a Junsu me dolía, me hacía ver lo estúpido de mis impulsos. Baje la mirada, ¿Qué podía decir en ese caso cuando todo era mi culpa? Me mordí los labios intentado aguantar las fuertes recriminaciones que el Delfín seguía dándome. Un nudo en mi garganta se iba formando ¿de verdad era yo “una piruja” como Junsu me estaba llamando? “Fácil” sí, eso era. Soy un fácil, Yunho también debe tener esa impresión de mí, justo después de lo que paso, pero… me maldigo a mi mismo por ser tan impulsivo, sí Junsu no se hubiera acercado, sí Junsu no hubiera dicho esas cosas, sí… el hubiera no existe…

El peso de mis acciones me sobrepasaba, los ojos se me acuaron, gire sobre mis talones y emprendí la huída. Al principio solo caminaba despacio. Lagrimas escapándose de mis ojos, recorriendo mis mejillas golpeadas por el aire frío. Comencé a apresurar el paso, queriendo alejarme de todos aquellos ojos acusadores. Sé bien que es mi culpa, pero… pero no quiero enfrentarlo. A lo lejos escuche mi nombre. Me llamaban. Un brazo fuerte me tomo el hombro.

―Yoochun ―dije entre sollozos sin voltear. Conocía esa mano perfectamente. Su enérgico agarre siempre apoyándome. ―Yoochun ―esta vez le mire a los ojos, girando casi por completo mi cuerpo. Vi muy por detrás de nosotros a Yunho, con Junsu abrazándole por la cintura y restregando su cara en su pecho, a su lado Boa y Changmin. Los marrones ojos de Yunho no apartaban su vista de mí. Parecen mirarme con reproche, decepción quizá, no lo sé, no lo distingo desde aquí. Un apretón en mi hombro me hace volver mi atención. ―Yoochun, lo siento… ―con sus pulgares limpió las lágrimas de mis mejillas.

―Vamos ―me dijo sonriéndome, al tiempo que me jalaba en la dirección en que habíamos avanzado. ―Te llevaré a casa. Mañana te disculparas con ellos o lo que decidas hacer. Vamos.

Yoochun también había volteado la mirada, topándose con aquella escena: Junsu abrazado fuertemente a Yunho. Desvió la mirada rápidamente. Pude apreciar un gesto de dolor en su cara. Ya fue suficiente para él por el día de hoy. Le tome de la mano, entrelace mis dedos con los suyos, como solemos hacerlo cuando necesitamos apoyo mutuo. Me mira y le sonrío.

―¿Quién llevará a casa a quien? ―dije socarronamente para aliviar los fríos sentimientos que se estaban paseando por nuestros corazones, al tiempo que emprendíamos el camino. Logré mi objetivo Yoochun me sonrió maliciosamente y con la otra mano me despeino el cabellos, más de lo que seguro ya estaba. La noche estaba ya muy avanzada y ninguno de los dos volvió la cabeza, tampoco ninguno dijo nada acerca del incidente. Llegamos a casa bien, al final mi amigo me acompaño hasta mi hogar, pero a sabiendas que no llegaría al suyo le obligue a dormir en mi casa. Aunque no lo llamaría obligar, prácticamente cayó sobre mi cama.  ―Yoochun ―quería hablar; los sucesos, las palabras, muchas cosas rondaban mi mente, y ahora con el silencio de la noche se hacían más evidentes, ahuyentando mi sueño.

―No quiero hablar de ello hoy. Así que dejémosle para mañana. Consúltalo con la almohada ―dijo. Lo mire, su rostro escondido entre las sabanas. Él también tiene muchas cosas en la cabeza. Tiene razón cuando despierte pensare con mayor claridad.

—*—*—*—*—

BEE-BEE el molesto sonido del celular me despertó mucho antes de lo que hubiese querido. Tanteando mi lado de la cama busco la fuente del sonido sin hallarlo. A mi lado Yoochun comienza a removerse quejándose por el ruido. Al final mi mano da con él, contesto sin siquiera ver de quien se trata.

―Humbueenoo ―. “Si bueno” creo que eso fue lo que dije, pero de mi boca salieron solo guturales sonidos.

―¿Jae? ―la voz ronca y sexy al otro lado del teléfono me saca de mi somnolencia.

―¿Yunho? ―miro la hora, son cerca de las 7:30 am, muy temprano para mí. ―¿Estás bien?

―Si… mmm yo… yo solo quería saber si llegaste bien a casa.

―Si. Yoochun me acompaño a casa ―dije sinceramente, volteando a ver a mi amigo perdido en los brazos de Morfeo. Creí escuchar un leve gruñido al otro lado de la línea.

―Estaba preocupado. ―Aquello me causo ternura. ―Te fuiste sin despedirte.

―Lo siento. ―A mi mente vinieron los sentimientos de culpa. ―Lo siento, lo siento, lo siento mucho ―me disculpaba. Después de todo se inmiscuyó en un pelea por mí.

―Te perdonaré si me ves hoy.

―¿Ahora? ―inquirí entre feliz y extrañado. Feliz porque Yunho quiere verme y extrañado por la hora.

―No, ahora no. No me encuentro en casa y necesito un cambio de ropa…

―¿Dónde estás? ―pregunté no queriendo saber.

―Con Junsu…

Ahí se esfumo mi felicidad. No me agradaba la idea de ver a Yunho muy cerca de Junsu, y muchísimo menos verlos compartir una habitación, pero yo no tenía nada que objetar, pues ni siquiera sé qué imagen tengo frente a Yunho ahora…

―Necesito hablar contigo ―mi repentino silencio hizo lo hizo dudar. ―¿Jae?

―Mm lo siento

―¿Te veo hoy?

―Sí, claro ―contesté. No imaginaba de lo que quería hablar.

Al terminar la llamada, volvía recostarme, pegue mi cuerpo frío al de Yoochun, quien solo se quejo un poco pero siguió roncando felizmente, ya que al reconocer la voz de  Yunho, casi salte de la cama, descobijándome. Mientras mi cuerpo volvía a entrar en calor, cerré los ojos, con  mi mente repasando los sucesos acontecidos, más bien los que recordaba. Estaba claro que entre Yunho y yo había algo, pero entre Yunho y Junsu ¿qué hay?

«¿Qué soy para ti Yunho?» Esa pregunta rondaba en mi cabeza ¿un amigo? ¿amante? ¿conocido? ¿qué soy?  Las escenas volvían a mi cabeza… “me gustas” una confesión bastante obvia… besos, bastante esperados… caricias, la forma más sutil del cuerpo de expresar cariño… pasión o debería llamarlo lujuria, ese era el sentimiento que nos adentro a ese pequeño cubículo… alcohol, amigo de todas las desinhibiciones… Yunho, el dueño de mis insomnios… Junsu…

Lentamente abrí los ojos al recordar a Junsu. Miré atentamente a mi amigo, preguntándome si estaría bien. Junsu es su primer amor. Y, lo de ayer no fue una buena señal de que Junsu tenga intenciones de corresponderle. Yoochun es muy fuerte, pero eso no evita que duela. En el bar simplemente se dedico al igual que yo a beber, su ánimo se vino abajo, pero solo apretó los labios y no dijo ni hizo nada, solo mirar… Su rostro, ahora tranquilo, tenía unos cuantos arañazos y moretones, producto de la pelea, por sus ojos, aún cerrados, creí vislumbrar pequeñas lagrimas… «Yoochun ¿Qué puedo hacer para que tu sufrimiento sea más llevadero?»

Desperté tres horas más tarde. El almuerzo estaba preparado sobre la mesa de la cocina. Bajamos y mientras comíamos lo que mi madre había preparado en silencio y sin premura.

―Te escucho ―dijo Yoochun entre un sorbo de jugo. Lo mire extrañado un momento, antes de comenzar.

―¿Crees que soy una persona de… mmm… de baja moral? ―pregunte sinceramente apenado. Con todo lo que había pasado, las palabras de Junsu hacían más eco en mi cabeza que nunca.

―¿Por qué crees eso?

―Simplemente digo que… que si me hubiera comportado de otra forma mmm… mmm…

―Lo hecho, hecho está. No estoy diciendo que este bien, pero tampoco te estoy juzgando Jae. Imagino que algo paso y por eso actuaste así ―concluyó al tiempo que me dedicaba una escrutadora mirada, de esas que te atraviesan hasta el alma. No podía seguir ocultando lo que paso con Yunho, pero tampoco quería decir la razón de mi imprudencia. No quería ser yo el que rematara su ya lastimado corazón.

―¿Cómo fue que te enamoraste de Junsu? ―quise saber.

―Mmm no lo sé… ¿tú por qué te enamoraste de Yunho? ―Lo miré acusadoramente, no estaba contestando mi pregunta. ―Creo… mmm… creo que al principio me llamó la atención su forma de bailar. La manera en la que se desenvuelve mientras hay música de por medio es totalmente diferente, como si de otra persona se tratara. Deja que sus emociones fluyan a través de cada movimiento… eso me atrajo. ―Su mirada se desvió a un punto en la nada, como si mirara al Delfín, y sus ojos se volvieron ensoñadores mientras hablaba . ―Entre más lo conocía, más cosas descubría, como la dulce mirada que tiene cuando mira hacia el cielo como queriendo volar, los tiernos gestos involuntarios que hace cuando le das o le robas un dulce, la manera en que se esfuerza para que las cosas resulten bien… su frágil y solitaria alma… ―¿solitaria? Mi mente comenzó a hacer un recuentro de todas las veces que había visto a Junsu, solo le conocía a una amiga Boa, pero no siempre estaba con él. Junsu por lo regular caminaba solo. ―Él no es como tú.

―¿Qué quieres decir?

―Tú eres cálido, tu sonrisa y tu abierta sinceridad te abren las puertas del corazón de muchas personas, como el mío por ejemplo ―me sonrió. ―Todavía me pregunto ¿cómo es que somos amigos, si somos tan diferentes?

―Es porque somos complemento, tu eres mi conciencia ―dije mientras comenzábamos a reír.

―Si. ―Cambio su semblante risueño por uno más serio para continuar. ―Eso es lo que te hace diferente de Junsu y de mí. Él es como yo. Le cuesta trabajo sincerarse con las personas…

―¡Eso no es verdad! ―La voz de Junsu vino a mi mente “…luce totalmente como una mosca muerta…”, “Si querías ir de piruja te hubieras ido…”. ―No, no es lo mismo Yoochun. Tú eres diferente, siempre eres honesto y sí eres cálido ―dije tomando su mano.

―Junsu es un ser solitario. Yo no llegue a ser así porque tú estabas a mi lado, pero él… él no tuvo la suerte de encontrarse a alguien como tú en el camino y ha tenido que rascarse con sus propias uñas todo este tiempo.

Lo miré extrañado, no estando seguro de haber entendido a Yoochun. Sí el Delfín es un ser solitario, no se nota nada. Además esta Boa ¿no se supone que es su amiga? Y aunque no nos hubiésemos topado en el camino, seguro estoy que Yoochun jamás se expresaría de alguien así.

―Y no eres un ser de baja moral, solo un alma libre ―dijo riéndose al tiempo que tomaba su chamarra para después salir por la puerta principal.

—*—*—*—*—

Pasaban de las tres de la tarde. Me encontraba sentado en una banca cercana a un parque, de espaldas a la avenida, dejando que el sol calentara mi cuerpo, que a pesar de estar en plena tarde se enfriaba por el gélido aire que soplaba de vez en vez. Esperaba. Esperaba por Yunho.

Estaba muy nervioso por saber que era esa cosa tan importante de la que quería hablar. Además yo quería dar una explicación a… mmm… a mi libre comportamiento, decirle que realmente yo no soy así, que de hecho siempre he sido reservado y que…

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la imagen de un chico de piernas largas, parado justo frente a mí. Su pantalón ligeramente holgado no dejaba ver lo buenas piernas que tenía, ni la sudadera que llevaba dejaba al descubierto sus firmes brazos ni su pecho bien formado. Nada, nada dejaba ver, pero aún así a través de aquella ropa podías imaginar cómo sería su cuerpo y yo, yo tenía la certeza de cómo era, o parte.

Levante mi mirada y le dediqué una sonrisa, de esas con las que quieres expresar mil emociones, felicidad, amor, anhelo, ilusión… Él me tomo del mentón, su cálido toque hizo que toda mi cara se llenara de calor, calor que aumentaba con su profunda mirada fija en mí. Su rostro acercándose… esos hipnotizantes ojos marrón acortando distancia… cerca, cada vez más cerca…

Con un suave roce sus labios depositaron un beso en mi mejilla. Una linda forma de saludarme considero, aunque hubiese preferido sus labios sobre los míos. Pero ahora que lo miro sin que sus ojos me hipnoticen, puedo notar la cortada en su labio, el moretón sobre su pómulo izquierdo, así como múltiples y pequeños arañazos, todos producto de la pelea de ayer.

“Todo es tu maldita culpa…”

La voz de Junsu surgió, resonando en mi mente al ver rostro dueño de mis insomnios dañado por mi causa. Mi cara debió reflejar todo mi remordimiento pues tomo mi rostro acunándolo entre sus manos al tiempo que me susurraba.

―Está bien, todo está bien. ―¡No! Nada está bien. ―No hay nada que no pueda reponerse. ―Baje la mirada, no podía verlo a los ojos, la culpa atormentándome con voz de Junsu rondaba en mi mente. ―Está bien, no te preocupes ―dijo mientras me abrazaba. Y, ahí en sus brazos quise confiar que al menos él, al igual que Yoochun, no me juzgaban.

―Lo siento. ―Lo siento, lo siento tanto quise decir una y otra vez mientras él me apretaba más fuerte, y yo me perdía en su embriagadora esencia.

―Te dije que todo está bien, no tienes que disculparte. ¿Tú te encuentras bien? ¿No saliste dañado? ―preguntó con preocupación. Le miré a los ojos y asentí. Yo estaba perfectamente bien, solo mis pensamientos me atormentaban. Lentamente dirigí mi mano a sus labios heridos, acariciándolos con mi pulgar, deseándolos con mis ojos.  Mi mano era ahora la que acunaba su rostro. Él al sentir mi caricia cerró los ojos como disfrutando de ella. Mis fríos dedos tocaron suavemente su dañado pómulo y, mis labios besaron la lesión cercana a sus labios. ―Mi madre solía darme un beso en cada pequeña herida que me hacia cuando pequeño ―dije al ver como sus ojos me miraban sorprendidos. Nunca habíamos llegado a un contacto tan cercano sin alcohol de por medio. Le sonreí, y tratando de separarme de ese cálido y seguro espacio entre sus brazos. Para no soltarme el me aferro fuerte de la cintura y ―¡Auch! ―sentí un ligero dolor ahí donde colocó sus manos. Nos miramos un segundo para después levantar las capas de ropa que traía puesta. Ahí donde Yunho me había tocado se encontraba una marca de ligero color morado.

Oye amigo, no seas acaparador. Déjanos a esta preciosura dijo el segundo sujeto, jalándome hacia él mientras su mano rodaba mi cintura.”

Recordé, ese tipo me había aferrado demasiado fuerte que en su momento no sentí por el estado en el que me encontraba, pero que ahora veía las consecuencias. Por un segundo vi un destello de ira reflejada en los ojos de Yunho, el cual solo resopló sin decir más y se separo de mí. Esa simple acción me hizo sentir culpable y frágil. Cubrí de nueva cuenta mi cuerpo  y baje la mirada sin decir nada. Mordiendo ligeramente mi labio inferior, tratando fuertemente de que la culpa no me sobrepasara de nuevo.

―Si alguna vez vuelvo a ver a esos desgraciados, me encargaré de que paguen por eso ―dijo al tiempo que tocaba suavemente el lugar donde se encontraba el moretón. Mire los ojos de Yunho, pero rápidamente desvié mi mirada hacia su mano, porque yo, yo no soy merecedor de tan lindas palabras, después de todo la pelea fue ocasionada por mi causa. ―Jae, no me niegues esa encantadora mirada tuya.

No se la negué, lo miraba fijamente, podía ver claramente mi reflejo en los suyos. Lentamente nos fuimos acercando, sentía el halo de su respiración en mi cara, mi pulso se aceleraba. Cerré los ojos esperando el roce se sus labios…

Roce que no se dio. Su rostro se alejo del mío, como si al cerrar mis ojos hubiera cortado el momento. Con el corazón estrujado, totalmente decepcionado de ser rechazado oficialmente, abrí los ojos evitando mirarlo, tratando de contener las emociones que querían salir a través de mis ojos.

―Jae… ―me tomo nuevamente el mentón, tratando de obligarme a mirarlo, pero mis ojos simplemente se negaban a hacerlo. Le evadían mirando hacia los costados, viendo a todos lados menos a la persona que tenían frente a ellos. ―Por favor Jae mírame…

Ante la súplica mis ojos se encontraron con los suyos. ¿Que podía decir de aquellos ojos negros? Reflejaban un extraño sentimiento entre añoranza, comprensión y miedo. No sabría cuál de esas emociones era la dominante, pero una parte de mi sabía que el miedo era la autoritaria.

―¡Yunho! ― el grito de alguien llamándolo por su nombre interrumpió lo que el propio Yunho estaba a punto de decir. ―¡U-know! ―Sorpresa fue lo que descubrí en su mirada, que hasta ese momento seguíamos sosteniéndonos. Eso fue lo que hizo que yo rompiera el contacto visual con él y la dirigiera hacia la persona que lo llamaba. ―¡U-know! ―Sorpresa y dolor era lo que quizá mi mirada reflejara ahora. Junsu se encontraba viniendo hacia nosotros.

“U-know” ni siquiera sabía que tenía un sobrenombre. Aspiré fuertemente y sonreí.  No quería estar ahí, dolía. Dolía el hecho de ser rechazado, dolía el hecho de saber que existe una mayor complicidad entre Yunho y Junsu, mayor de la que imaginaba, dolía no ser yo quien siempre corriera a sus brazos como ahora Junsu lo hacía. Todo eso dolía. No le voy a dar el gusto a nadie de verme sufrir, así que mordí mis labios y me tragué mis sentimientos. Di media vuelta, dispuesto a emprender mi camino cuando unos brazos me rodearon por la espalda. El cálido abrazo de Yunho me retuvo solo unos segundos.

―No soy bueno para ti ―susurró en mi oído antes de soltarme. Eso ya lo había escuchado, pero no hay manera de que pueda detener los sentimientos que ya tengo.


―Le gustas ―dije sin mirarlo antes de irme, seguro de que me escucho.


jueves, 12 de diciembre de 2013

ROTTEN LOVE: EPÍLOGO




Y ahí estaba JaeJoong de nuevo. De regreso a lo que él nunca llamó hogar. Las clases habían finalizado y sus padres no se aparecieron en la ceremonia de graduación, vaya, ni siquiera una maldita tarjeta de felicitación enviaron. Nada.

JaeJoong suspiró. Subió tranquilamente las escaleras hasta su habitación. El polvo acumulado en la alfombra salía a cada paso que él daba. Eso era una casa desierta. Antes habitada por JaeJoong, pero ahora que se la pasaba más tiempo en compañía de su novio, ya ni siquiera se molestaba a regresar a dormir a ese lugar. No, había descubierto que le gustaba dormir en los brazos de YunHo. Bueno, eso siempre lo había sabido, desde que eran niños, JaeJoong sentía cierta fascinación al dormir por el cuerpo calientito de su ahora novio.

Sonrió.

Abrió la puerta, dejándose inundar con todos los recuerdos que tuvo en este lugar, nah, no tenía ninguno, solo a YunHo, pero a él ya lo tenía en carne y hueso, ¡y qué carne!.

Estaba decidido a terminar con lo que nunca hubo. Había vaciado sus cuentas bancarias, mandándolas a otra, no vaya a ser que cuando se enteraran quisieran llevarse su dinero también con ellos, y no, aún no, necesitaba de ese dinero si quería seguir.

Tomó una maleta y ahí acomodó su ropa, bueno, parte de ella, quizá se necesitarían más de dos para llevar sus cosas, pero eso ahora no le importaba, porque ahora iniciaba una nueva etapa de su vida, una al lado de YunHo.

Habían conseguido arrendar un buen lugar cerca del centro, no muy costoso, tampoco muy amplio pero lo suficiente para iniciar con su nidito de amor. Torció la boca al pensar de manera tan cursi, pero es que estando con YunHo sacaba ese lado rosa en él, ese y otros más.

Cuando estaba terminando de empacar, no pudo evitar mirar por la ventana. Esa ventana por la que muchas veces vio a YunHo sonreírle cuando estaba solo en casa, infundiéndole ánimos. Y también cuando lo vio ahí con Karam. Repentinamente los celos lo invadieron. Lo golpearía de nuevo por haberse dejado mancillar por ese niñato.

En eso estaba cuando un auto se estacionó. De él bajo el padre de YunHo, y JaeJoong no pudo dejar de sentir que el estómago se le apretaba. Aquel hombre había sido el padre que él siempre deseo, aquel al que siempre consideró un ejemplo, pero que ahora no sabía cómo mirar.

Se mordió el labio. Había tomado una decisión. Terminó de empaquetar lo poco que le faltaba y bajó todo a la puerta principal. YunHo no podría pasar por él porque se encontraba trabajando. Justamente hoy le habían dado un turno doble, que no podían rechazar. Sintiendo que eso era una señal, JaeJoong se aventuró a la casa vecina.

Inhaló, exhaló. Volvió a inhalar, contuvo el aire, levantó la mano dispuesto a tocar y se acobardó. Casi sale huyendo, pero solo retrocedió dos pasos. Ahora que estaba ahí ¿qué les iba a decir? «Señores soy JaeJoong, pero eso ya lo saben porque prácticamente me criaron y soy el novio de su hijo. Espero que estén contentos por nosotros». Obviamente eso no.

Suspiró de nuevo. ¿Qué tenía esa maldita puerta que no podía tocar? Seguro repelente anti-JaeJoong’s, sí eso era. Estaba dispuesto a dar la vuelta cuando la puerta se abrió.

La señora Jung tenía una mirada esperanzada, pero al ver que solo era JaeJoong la sonrisa que también traía cayó, al igual que el brillo de sus ojos.

Sí, JaeJoong había hecho bien en venir aquí. JaeJoong miraba primero a uno y luego al otro, sin saber realmente cómo comenzar a hablar.

―Pensé que eras él ―susurró.

Estaba sentados en la misma mesa donde tantas veces habían desayunado juntos. La madre de YunHo se veía realmente preocupada, pero eso no le impedía a JaeJoong recordar que ni siquiera  quiso mirar a YunHo cuando todo pasó.

―¡Te he dicho que no lo menciones más! ―vociferó el señor Jung. ―Ese malnacido ya no es mi hijo ―sentenció.

JaeJoong tragó el nudo que se le había formado y se puso lívido. ¿Qué le pasaría si aquel hombre se enterara que él era la pareja de su hijo? Seguramente le arrancarían el pellejo, pero si eso equivalía a ver de nuevo ese brillo en los ojos de YunHo entonces, habría valido la pena.

―¡Basta! ―con un tono fuerte pero sin gritar JaeJoong se hizo notar. ―Señores Jung ¿Cuánto tiempo piensan seguir así? ¿Qué no ven que le hacen daño?

―¿Tú sabes dónde está? ―inquirió suavemente la madre de YunHo.

JaeJoong no aceptó ni negó nada. Solo la miraba a ella, con sus ojos llorosos, y luego a el padre de su novio, con su mirada indescifrable y una mueca apretada en los labios.

―¡Dinos donde esta! ¡Iré por él y lo haré regresar al buen camino!

Oh. Aquello no pintaba bien. ¿Debía retirarse? No. ―Sabe señor Jung, mucho tiempo yo lo considere como un ideal. De hecho siempre consideré que su familia era perfecta, por eso me gustaba tanto estar aquí. No tengo que contarles cómo son mis padres, y para mí ustedes fueron lo más cercano a una familia que tuve, pero… ―lo miró, con sus enormes ojos negros pintados de decepción ―pero veo que la familia perfecta no existe.

―Es por ese degenerado que…

―No señor, eso no tiene nada que ver. YunHo es YunHo, él sigue siendo el mismo sin importar su preferencia sexual. Son ustedes los que han roto la bella imagen. ―Ambos padres se habían quedado estupefactos, sin saber que decir. ―Recuerdo cada día en que usted le decía a YunHo que era su mayor orgullo, que lo había criado para defender sus ideales, que lo amaba por sobre todas las cosas y que nada, absolutamente nada haría cambiar eso. ―JaeJoong los miró, por un momento en sus ojos se vislumbró un rastro de que quería llorar, pero de nuevo solo la decepción se veía en ellos. ―¿Sabe cuánto tiempo desee que mi padre dijera algo similar? Sí le digo que aún a veces lo deseo, me creerá cuán importante es para YunHo que ustedes entiendan lo que es. Sí le digo a usted, señora Jung, todas las veces que envidié a YunHo porque su madre colocaba un beso en su frente cada que se marchaba a la escuela, y la mía ni siquiera estaba presente, cambia en algo todo ese amor que le tienen. Porque señores, lo único que ustedes tienes es una mente cerrada. No fallaron en nada, YunHo es un gran hombre, un buen tipo, sincero, honesto, protector, en él no hay nada malo. No entiendo por qué ustedes insisten en que sí. Yo solo quiero saber algo ¿A dónde se fue todo ese amor y orgullo que decían sentir por él?

Diciendo esto se marchó de aquella casa. No tenía nada más que hacer. Había hablado con ellos, tratando de hacerlos entender que se necesitaban, que eran una familia y que se querían, que YunHo los extrañaba, porque aunque no se lo dijera, JaeJoong lo había visto sostener la foto de sus padres y derramar una lágrima por ellos. Solo esperaba que los señores abrieran los ojos y dejaran caer esa estúpida venda de moralismo que tenían. Y, si eso no pasaba, ahí estaría él. Siempre estaría para YunHo.


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JaeJoong aún pensaba en los padres de YunHo y en los suyos propios cuando su novio llegó. Había tratado lo mejor que podía acomodar las cosas en el departamento, pero el armario era muy pequeño para todo lo que el cargaba, dando como resultado cajas abiertas por aquí y por allá y un reguero de ropa por todos lados, ocasionando un total caos.

―Qué demon… ―su maldición fue cortada al ver a JaeJoong sentado frente al sofá, con las piernas recogidas, vestido con un mandil de florecitas, obsequio de HeeChul. Y una sencilla cena en la mesilla frente a él, pues al no contar con demasiados muebles, la mesita de la sala fungía como comedor.

YunHo sonrió. Inflando su pecho de orgullo al ver a su hermoso novio sentado esperándolo con la cena. Esta sí que era una imagen digna de admirar. De esas con las que tantas veces YunHo soñó. Bueno habría que cambiar un poco el fondo, pero eso sería con el tiempo y un poco de dinero.

JaeJoong ladeó la cabeza, esperando que a YunHo le agradara la cena. Cuando se hubo cansado de intentar acomodar, y aún pensando en sus padres, quiso hacer algo especial para su novio, aunque solo fuera la cena.

YunHo se acercó y le dio un amoroso beso en los labios. Se sentía inmensamente feliz, solo una pequeña punzada al ser rechazado por sus padres, pero con JaeJoong a su lado el enfrentaría lo que sea. Su rubio novio lo miraba expectante, como un gatito esperando por las caricias de su amo.

Después de cenar, se dedicaron a acomodar lo mejor posible sus cosas. Cuando el lugar estuvo medianamente decente, decidieron dejarlo. Mañana sería otro día.

YunHo cargó a JaeJoong, quien reía mientras era llevado en brazos hasta la habitación. Una simple cama los esperaba. Pero ellos no necesitaban de nada más que de las caricias del otro. Caricias que fueron subiendo la temperatura de ambos cuerpos.

A YunHo aún le fascinaba ver cómo JaeJoong comenzaba a temblar cual primeriza en sus brazos. Lo que verdaderamente era ilógico ya que el chico estaba más que experimentado. Pero YunHo lo sabía suyo, solo suyo, porque ninguna de todas esas mujerzuelas con las que JaeJoong se acostó, conocía cada parte de su piel como él ahora lo hacía.

Cuando pasaba los dedos por sus costillas, la suave y banca piel de JaeJoong se erizaba, cosquilleando por todo su cuerpo, enviando vibraciones a su ya duro miembro, sacando pequeños gemidos de su roja boca.
Eso lo había aprendido apenas, porque JaeJoong podía ser un experto follando chicas, pero YunHo era un experto para hacerle el amor a este hombre.

―JaeJoong ―le susurró en un oído antes de morder su lóbulo.

El rubio mordía un dedo para no gemir por el simple placer que las caricias daban. En ninguna de sus experiencias pasadas eran capaces de llevarlo al éxtasis con el solo roce de la yema de los dedos contra su piel y susurros.

Y antes de poder evitarlo JaeJoong estalló sin que nadie lo tocara, dejando regada su semilla sobre su propio abdomen. YunHo sonrió, no le dejaría tregua, comenzó a besar su cuello, mordiendo suavemente la piel entre su cuello y hombros. Acariciando sus muslos, evitando esa zona que ya se alzaba de nuevo.

―YunHo ―gimió.

Oh, sí. YunHo  disfrutaría siempre de escuchar su nombre mientras JaeJoong gemía bajo su cuerpo, retorciéndose por sus caricias. Sí, conocía muchos puntos que nadie jamás había tocado en el cuerpo de JaeJoong, puntos casi vírgenes en él. Y claro, su JaeJoong era semi-virgen cuando se entregó a él. Pero ahora disfrutaba de profanar lo único que virgen que le había tocado a él.

JaeJoong  ni siquiera notaba cuando Yunho lo preparaba, tan enloquecido lo tenía con sus caricias que cuando sentía al pene de su novio posicionarse en su entrada, sus ojos se abrían, brillando con una lujuria infinita.

YunHo se adentró a ese lugar cálido, que lo llevaba al cielo y lo traía de regreso, mirando los ojos de JaeJoong. Besando, mordiendo, arañando ese cuerpo suave que le pertenecía.

JaeJoong dejó de contener sus gemidos, algunos eran ahogados por los exigentes besos de su novio, otros tantos sacados de su garganta. Liberados sin temor a que alguien les escuchara. Sus brazos atrayendo el cuello de su novio para besarlo. Sus manos revolviendo su cabello y acariciando su ancha espalda.

Pronto, JaeJoong comenzó a ver estrellas cuando YunHo tocó un punto sensible dentro de él. Gimió con más fuerza. En otras ocasiones había llamado a esta actitud “gata en celo” y ahora se le aplicaba fervientemente. Y, si nunca lo han conocido, es porque naturalmente no conocían a su YunHo, y jamás lo harían.

―¡Nggghhh! ―JaeJoong gimió entre un beso, soltando su esencia sobre el vientre de ambos.

YunHo al sentir que lo apretaban más y ver la erótica imagen que su novio siempre le daba, con sus ojos brillantes, sus mejillas sonrosadas, labios rojos e hinchados por los besos y su cabello desparramado por  la almohada, era suficiente para hacerlo correrse.

Y así lo hizo. Su ronco gemido se escuchó por la habitación, vaciando su esperma dentro de la estrecha cavidad.

Su cuerpo cayendo sobre el más delgado de JaeJoong, aún dentro de él. Con su cabeza en el blanco cuello mordisqueado, inhalando el exótico aroma que el rubio desprendía.

Los brazos de JaeJoong, mantenían sujeta la cabeza de YunHo, apretándolo en un abrazo a su cuerpo, mientras sus piernas abiertas envolvían el cuerpo de su amante. A JaeJoong le encantaba el contraste que sus cuerpos hacían, era casi el mismo que el de sus temperaturas. Donde el de YunHo era bronceado con cada duro músculo bien marcado y caliente, el de él era pálido, marcado pero con líneas sutiles y, según YunHo, suave, muy suave.

Sonrió. Y se quedó dormido.

YunHo al sentir la acompasada respiración de su novio, salió de él, lo limpió con amor y se recostó desnudo junto a él, sabiendo que al despertar sería lo primero que vería: su hermoso rostro.

Inconscientemente JaeJoong al sentir el calor de su pareja se acurrucó más a él, colocando una mano sobre su abdomen y una pierna sobre las suyas, envolviéndolo. YunHo solo pasó el brazo debajo del cuello de JaeJoong, para hacer que este se recargara en su pecho y él lo ciñera aún más en un abrazo protector.

No había mayor felicidad que esa de estar en los brazos del ser amado.

Al día siguiente dado que ambos tenían tiempo libre se dedicaron a limpiar el lugar, pequeño pero suyo. JaeJoong estaba más que agradecido de no tener que contenerse cada vez que tuvieran sexo, porque eso de tener a HeeChul remedándolo al día siguiente era toda una vergüenza.

O eso pensaba hasta que tocaron la puerta.

YunHo con su impresionante pecho descubierto abrió la puerta, donde la vista deleitó a un par de señoritas. El lugar donde estaban ubicados era especialmente para solteros o parejas jóvenes, por lo que era muy común que los solteros quisieran conocer a los nuevos vecinos.

Las señoritas rieron con lujuria, mientras YunHo se rascaba la nuca. Los celos de JaeJoong se elevaron. Frunciendo el ceño, se cruzó de brazos y se aceró a las zorras que querían coquetearle a su hombre.

Las chicas cuando lo vieron se sonrojaron. JaeJoong era un jodido dios viviente, un sueño húmedo, que ahora las miraba como basura, porque obviamente no podían compararse con él.

―Por los gemidos de anoche juraba que era una pareja de recién casados ―comentó una.

Yunho tuvo un fugaz temor de que JaeJoong estuviera interesado en las lindas señoritas frente a él, pero luego esa expresión cambio por una mueca de risa al notar que su JaeJoong no estaba interesado en más que ahuyentar a las señoritas.

Después el mismo sintió celos, al ver que las señoritas venían acompañadas por un tipo alto, quien no le quitaba la mirada a su novio, recorriéndolo de arriba abajo y centrándose en sus blancos muslos. Entonces YunHo cayó en la cuenta que JaeJoong solo traía la camisola del pijama que él usaba, dejando al descubierto sus blancas piernas.

Inmediatamente se interpuso en la visión del tipo, con un JaeJoong que le abrazaba por la espalda acariciando su pecho, asomando la cabeza por detrás de sus hombros. Todo de manera tan íntima que no dejaba a duda de lo que eran.

Luego sonrió al ver que las chicas se marchaban prometiendo volver después, solamente rogaban que movieran la cama hacia el otro lado, ya que por los extenuantes movimientos, esta pegaba y pegaba a la pared de ellas con un toc-toc-toc molesto, ocasionando que no pudieran dormir.

JaeJoong enrojeció hasta las orejas. YunHo sonrió. Había algunas cosas que jamás cambiarían.


« ¤ » « ¤ » « ¤ »


Una revuelta se llevaba a cabo en el centro del bar donde ambos trabajaban. La noche estaba bastante avanzada, por lo que, algunos clientes tenían varias copas de más encima. YunHo estaba harto de eso. No entendía como alguien podía beber hasta embriagarse si la dulce voz de su novio armonizaba el lugar.

Llegó al lugar donde la querella se llevaba a cabo y se sorprendió, o quizá no tanto de ver a su lindo novio abalanzarse a un tipo. Su puño se estrelló directamente contra el estómago del sujeto, con algunos «ouuch» de los espectadores. Las pocas damas presentes se tapaban la boca con miedo y otros tantos se retiraban del lugar.

Lo sorprendente no era eso, no, eran los dos tipos que llevaban a cabo la pelea. El primero era una gran mole tambaleándose hacia una mesa, cuando esta finalmente cayó, JaeJoong sonreía satisfactoriamente, se sobaba los nudillos pero se veía plenamente satisfecho de su logro.

―¡Kim JaeJoong! ―la voz del jefe se hizo oír por sobre el ruido. Su jefe era un joven empresario, y este bar estaba teniendo mucha más audiencia. ―¡Dios mío! ―se agarraba los cabellos con desesperación. ―¿Cuántas veces te he dicho que no debes golpear a los clientes?

―¡El maldito me toco el trasero! ―JaeJoong se defendía.

Todos los presentes miraron a la enorme masa que estaba recostada sobre una de las mesas, aparentemente inconsciente, pero el profundo ronquido que dio les indicó que el tipo estaba fuera de combate.

De repente JaeJoong dio un brinquito. Su cara pasó a ser blanca y de ahí al rojo furia. Dio la vuelta y estrelló su puño contra el tipo que estaba detrás. Lo había tocado. YunHo casi se abalanza sobre el tipo pero al ver que JaeJoong lo molía a golpes solo pudo compadecerse de él.

―¡He dicho que dejes de golpear a la clientela!

JaeJoong se detuvo, aún enfurruñado, se arregló el cabello rubio y sus ropas. Se relamió la poca sangre que de su boca salió y YunHo casi sintió un orgasmo al verlo así.

―Pues dígale a su clientela que deje de toquetearme.

―¡Dios! Si no fuera porque atraes a los clientes... ―el jefe miró a los borrachos negando con la cabeza. No eran los primeros, ni los últimos que saldrían así. Y es que aún con todo y golpe, los tarados regresaban al ver al hermoso ángel cantar.

Y siendo sinceros, cualquiera se dejaría engañar por la dulce imagen que el chico daba, y más cuando se encontraba cerca de su novio. Parecía un feliz minino ronroneándole, pero eso cambiaba drásticamente cuando algo como esto pasaba. Rodó los ojos y los dejó ser.

JaeJoong aún refunfuñaba camino a casa. Le habían dado un golpe en la mejilla, muy cerca de la boca. En otros tiempos no le habría importado, pero dado que ahora cantaba en el bar, el tener una herida por ahí era por demás molesto.

YunHo solo sonreía. Siempre que estaba al lado de su bipolar novio lo hacía. Esa era otra de las cosas que no cambiarían.

Al llegar al departamento, ambos se quedaron estáticos. No esperaban visitas a altas horas de la noche y mucho menos aquellas.

Los padres de YunHo se encontraban frente a ellos. Se miraron durante un rato sin pronunciar palabra, pero esas palabras no dichas fueron expresadas por sus ojos pues en un instante estaban los tres abrazados.

Los señores Jung querían demasiado a su hijo como para que lo abandonaran así como así. Solo era cuestión de tiempo y de alguien que les abriera los ojos.

JaeJoong sonrió.

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SEIS MESES DESPUÉS

―¡Mamá! ―se quejó YunHo durante el desayuno de aquella mañana de domingo. Si bien después de su reencuentro, las cosas aún estaban tensas, poco a poco se acostumbraron a la sexualidad de su hijo y a la de su pareja. La señora Jung, como todas las madres adoraba poner a su hijo en ridículo mostrándole a JaeJoong fotos de su infancia no conocida.

―Mira, esta es de cuando la tía Seon le compró ese traje de tortuguita. Se ve divino ¿no es cierto? ―JaeJoong reía a carcajadas. Sí se veía "divino".  Esas eran las cosas que nunca vio durante toda su estancia en aquella casa, cosas que solo a la pareja de su hijo se le permitirían ver.

El ruido de autos estacionándose cerca, hizo que todos giraran la cabeza en dirección de la ventana, pero fue solo el señor Jung quien se aventuró  a abrirla. Después salió y tardó solo unos minutos antes de regresar con una cara de enfado.

Miró a JaeJoong y desvió la mirada. Sí no hubiera sido por ese chico quizá él hubiera cometido el error que sus padres estaban haciendo.

JaeJoong lo miró con curiosidad, pero entendió de que iba el asunto. Apretó los puños, porque al final de todo le dolía, pero sabía que sería así, siempre ha sido así.

La persona que menos esperaba que lo reconfortara fue quien alargó su mano para sostener el puño de JaeJoong. Éste lo miró y el padre de YunHo le sonrió con afecto. ―No te preocupes chico, ellos no saben el gran regalo que se perdieron. Y tú, ahora has ganado una familia, pues siempre has tenido un lugar en nuestra mesa, pero ahora eres parte de nosotros.

Un brillo en los ojos de JaeJoong al escuchar esas palabras, porque a pesar de que no era su padre, las sentía como si fuera uno. Y bueno, desde ahora ya tenía el derecho de llamarlos papá y mamá. Eso era algo que le debía también a YunHo.

―¿Y dime JaeJoong? ¿Cuándo se piensan casar y tener niños? Porque quiero tener muchos nietos pronto. Dime ¿mi hijo hace bien su tarea de... ya sabes?

―¡Mamá! ―un reclamo seguido de un atragantamiento por parte del señor Jung y un profundo color carmesí en el rostro de JaeJoong.

No respondió, solo miró a YunHo y en sus ojos marrones vio el infinito amor que le tenía. No necesitaba más, lo tenía a él, una familia, amigos y un carácter voluble para enfrentar las cosas.

JaeJoong se proyectó a su lado siempre. No imaginaba una vida sin YunHo.

Y, por qué no, más adelante pensarían en agrandar su pequeña familia. Por ahora eran demasiado jóvenes, pero su amor era lo suficientemente fuerte para seguir creciendo. JaeJoong pensaba que llegado el momento estarían listos para dar el siguiente paso, porque al lado de YunHo, JaeJoong quería seguir caminando en este trayecto llamado vida.

Un corto y casto beso selló la promesa interior que ambos se hacían solo con mirarse. Tomados de la mano hasta el fin del mundo.



FIN


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A todos GRACIAS!  Sus bellos comentarios me animan a seguir escribiendo, así que no dejen de comentar!

martes, 3 de diciembre de 2013

HOJAS DE OTOÑO: CAPITULO 4


Si las miradas mataran… la de Junsu seguramente me habría enterrado mil veces, y sé decir el porqué, a Su definitivamente le gusta Yunho.

En ese momento me sentía el chico más feliz del mundo, los mimos de Yunho me elevaban muy, muy alto. No me importaba la agria mirada que el Delfín nos dedicaba, ni las miradas burlonas de Yoochun, quien se estaba acostumbrando a que Yunho me tratara de ese modo. Nada, en mi mundo solo existían esos ojos chocolate…

Desde aquel día de otoño, en aquel callejón ha pasado un tiempo, ahora es Diciembre, las festividades están a la vuelta de la esquina, la gente loca por las compras corre de un lado a otro. La decoración de los estantes ha cambiado sus colores pardos por unos azules y blancos, los más tradicionales rojos, verdes y dorados. Me agrada verlos, es increíble como todos de un momento a otro olvidan resentimientos y envidias pasadas solo para pasar estas fechas. Yo por mi lado estoy a punto de llegar a un colapso, la llegada de las fiestas decembrinas anuncia el final del semestre, lo que se traduce una montaña de tareas, trabajos y todo lo que a los profesores se les ocurra. Lo único que me alegra es aquella competencia de baile, Yoochun, el Delfín y yo hemos preparado un gran espectáculo. Y espero que Yunho vaya a verme…

Yunho, Yunho… es extraño. La mayor parte del tiempo solo muestra su lado engreído, pero cuando está conmigo, su lado tierno, infantil y caballeroso sale a la luz. Sé que soy especial en su vida, pero quiero ser algo más.

Su… el Delfín no ha cambiado su comportamiento desde aquella ridícula ocasión en que yo  intente competir con él en baile por Yunho; sigue siendo el mismo chico con el que se me facilita reír y hablar. Aunque no ha vuelto a preguntar más por Yunho, se que gusta de él, algo en mi interior me lo dice, a pesar de que Yunho no ha vuelto a los ensayos. Espero que solo haya sido momentáneo.

Por otro lado, aún no se bien quien es la persona especial de Yoochun, él solo se dedica a sonreírme y despeinarme cuando le pregunto. Si bien, tengo mis suposiciones, no diré nada hasta que él me lo confiese.

—Jae. —Yoochun me llama nerviosamente mientras mueve su mano para que me acerque. —Necesito un favor. —¡Por fin! Cuanto tiempo espere a que dijera eso, pero ¿tiene que ser justo ahora? —Sí, sé que no es el mejor momento, pero realmente necesito que me ayudes con algo. —Con un gesto le indico que hare lo posible, aunque la situación es realmente complicada. —¡Gracias! ¡Por eso te amo!

—Si, yo también te amo —dije sin emoción alguna, ya que esto me complicaría un poco. Usualmente me hubiera negado, pero como es de Yoochun quien hablamos, las cosas cambian. —A ver dime ¿Qué es?

—Jae, me gusta Junsu —confesó sin más, parecía que ya llevaba guardándolo mucho tiempo. Yo, bueno, evidentemente ya lo intuía, se comporta diferente con él y las varias pequeñas señales que daba me hicieron notarlo. —¿No dirás nada?

—No, ya lo esperaba.

—¿Tan obvio soy? —preguntó con los ojos muy abiertos al tiempo que su cara se tornaba de un color escarlata.

—No, pero como que eres diferente con él, no sabría explicártelo. Será que te conozco desde hace mucho tiempo que lo note. Pero ¿Qué tengo que hacer?

—¡Oh! Verás yo sé que es un poco difícil, pero… ¿recuerdas que quedamos de ir a celebrar al final de la presentación?

—Si…  —respondí extrañado, arqueando una ceja.

—No vayas.

—Ok. No necesitas correrme si piensas declararte. Te aviso que ese no es un buen lugar.

—Lo sé, lo sé  —respondía apresurado. —Por eso pienso llevarlo a otro lugar… mmm… algo más íntimo.
Sí que lo tiene todo planeado.

—Ok. No me molesta. Después de todo no quería festejar el final de semestre ni nuestra excelente presentación —dije con fingido resentimiento.

—Gracias —suspiró. —Realmente te lo agradezco.

—¿Por qué? Realmente no estoy haciendo nada. Solo desapareciendo de la escena del crimen.

—Porque se lo mucho que querías festejar, y terminé cortándote las alas. Pero es que si no, si no… si no lo hago ahora no lo haré jamás. Las vacaciones de invierno comienzan y no quiero separarme de él.

Lo que Yoochun siente es amor, sé lo que se siente necesitar estar con alguien… mi mente vuela rápidamente y se coloca justo en un recuerdo con Yunho, quiero estar con él. ¿Debería al igual que Yoochun declararme?

—¡Gatito! ¡Yoochun! —La voz de Junsu me saca de mis divagaciones. —¡Siento llegar tarde! —dijo casi perdiendo el aire por lo apresurado que venía.

—No te preocupes, aún no comienza el evento, y nuestro turno es de los finales —dijo Yoochun dándole unas palmaditas en las espalda.

—Si, además si te preocupas desde ahora no podremos lucirnos. Y mira que bien nos sientan estos trajes —dije al tiempo que me daba una vuelta.

Llevábamos  a juego un conjunto blanco, playera de tirantes ajustada al cuerpo que no dejaba a la imaginación nuestro físico: el de Yoochun musculoso y bien definido, el de Junsu no tan marcado como el de Yoochun, pero sensual resaltando su mayor atributo: su trasero, y el mío, delgado. Los pantalones eran semi-ajustados con cinturón negro de una hebilla llamativa, entonando así mi delgada cintura. No quiero decirlo, pero podría competir con cualquiera de las chicas de por aquí. ¡Ja! Mentira, en realidad soy el único de los tres que se ve completamente normal, Yoochun se ve sexy, sí esa es la palabra, sexy, su cuerpo torneado merece lucirse con este tipo de playeras; el Delfin se ve genial, el look le da un aire de erotismo que seguro fue la razón por la que Yoochun cayó a sus pies.

Conforme avanza el espectáculo, los tres nos ponemos más y más nerviosos, siento que voy a vomitar en cualquier momento. He estado  mirando a todos los demás grupos y para ser una exhibición sin ningún beneficio en particular, la rivalidad entre todos es evidente. Ahora entiendo él porque esta es la mejor escuela de artes de la ciudad, el nivel de competencia es impresionante desde el principio.

—Tranquilo, respira: inhala, exhala —me digo a mí mismo. A un costado de mí escucho como alguien inhala fuertemente y exhala. El Delfín muy nervioso hace lo que digo, juntos respiramos una y otra vez hasta controlar los nervios.

—¡Listos! ¡Es nuestro turno! —Ambos miramos a Yoochun y con un asentimiento de cabeza le indicamos que haremos lo mejor. —¡Fighting!

El telón se levanta, dejándonos ver a la multitud. En un momento de pánico mi cuerpo se tensa. Con mis ojos recorro las primeras filas, ningún rostro conocido. Desde el escenario las luces nos iluminan, no puedo controlar mis nervios… lo veo, no, lo siento él está aquí… Me encuentro con unos conocidos ojos marrones… es todo lo que necesitaba… la música comienza a sonar, mi cuerpo responde al sonido… 

¡Mírame Yunho! ¡Mírame brillar!

« ¤ » « ¤ » « ¤ »

Todo termino tan rápido como empezó. Las paredes blancas me deslumbran demasiado, cierro los ojos y recargo mi peso en la pared. ¿Cómo he llegado hasta aquí de nuevo? ¡Ah! Sí, eso fue. Esos ojos chocolate que me tienen hipnotizado, esa grave voz que hace resonar todo mi ser, ese penetrante aroma que pone mi mundo de cabeza. Y claro, el alcohol. El alcohol no es mi mejor compañero.

Al terminar la presentación Yunho nos esperaba junto con su amigo Changmin y para mi sorpresa Boa. Se encontraban fuera del recinto aguardando por nosotros. Yo pensaba darme a la fuga, pues Yoochun así me lo había pedido. Había encontrado la excusa perfecta para hacerlo: me iría con Yunho. Con lo que mi amigo no contaba era con la amiga de Su, Boa.

Nos acercamos rápidamente a ellos, hacía frío, con las prisas por salir a ver a Yunho no cambie mi vestuario, solo tomé mi chamarra y salí. Quería correr hacia Yunho, quería escuchar sus halagos, quería sentirme acogido en sus brazos o que simplemente despeinara mi cabello. Quería tantas cosas… Pero, nada de eso paso, ya que yo no fui quien corrió a su encuentro…

Cuando nos dirigíamos hacia ellos, Junsu dio un paso adelante y caminó, por no decir corrió, hacia Yunho, quien lo recibió con una gran sonrisa y despeinó su cabello. Me congele. Me congelé como el frío viento congelaba mis mejillas. ¿Desde cuándo ellos se llevaban tan bien?

Al final terminamos todos juntos en un pub, acomodados en grandes sillones acojinados de colores sobrios, contrastantes con los muros coloridos del lugar. Yoochun y yo sentados juntos, frente a Junsu y Yunho, quienes platicaban amenamente, y Changmin y Boa frente a los cuatro.

—Min y Boa son pareja —comento Yunho. Así que ese era él porque de que él y Junsu se llevaran bien. No lo sabía. Hay muchas cosas que aún no se de Yunho, y aún así yo me decía que era especial para él.

Una cerveza… dos cervezas… tres cervezas… alguna vez escuche que el nivel de resistencia al alcohol depende proporcionalmente a tus sentimientos. Yo me sentía mareado. No solo por el alcohol, el ambiente me asfixiaba. Quería hablar con alguien, pero mi mejor amigo se había sumido en un silencio sepulcral, solo bebía y bebía.

Una cerveza más… otra… había perdido la cuenta de cuantas llevaba, pero mi vejiga me hizo levantarme a desaguar mi mal. Entre escenas parpadeantes llegue al baño. Mareado como me encontraba, me recargue en una pared y cerré los ojos esperando que el mundo dejara de dar tantas vueltas. No supe cuanto tiempo estuve así hasta que  alguien me tomo por los hombros fuertemente.

—Deja de beber —no fue una petición, fue una orden. La grave voz de Yunho me hizo abrir los ojos para toparme muy cerca de los suyos. Su cuerpo me arrinconaba contra la pared evitando que me resbalara por lo ebrio que me encontraba. Su aroma me embriagaba más que todas las cervezas que me había tomado. ¿Quién era él para decirme cuánto debía beber? ¿Acaso no se había dado cuenta de que bebía por su culpa?

—¿Quiieen te creeshh pa-aa-raa darrrme orrdenesh?  —Sí, ¿con que derecho vienes a exigirme eso? Después de todo es culpa tuya por intimar tanto con el Delfín. ¿Qué no ves me haces daño? No, que nos hacen daño…

Mi cuerpo me traiciona con el alcohol, por mis ojos comenzaron a rodar lágrimas, expresiones de dolor que no tenían fundamento, porque, después de todo, tu y yo solo somos amigos… solo amigos…

—Tu-u me gush-taass… —dije como pude entre sollozos y embriaguez. Yunho me miraba a los ojos sin saber que decir. Era más que obvio que conocía mis sentimientos hacia él, pero  ahora lo declaraba abiertamente.

Sin esperar respuesta acorté la distancia entre sus labios y los míos…

No fue un beso dulce, no, fue uno apasionado con sabor a alcohol. Deseo, eso era lo que sentíamos. Yunho correspondía a mi beso con tanto ahínco, inundándome con su aliento, haciéndome perder más los sentidos…

Con un movimiento Yunho me levantó, y yo solo enrede mis piernas a sus caderas para evitar caer. Torpemente me condujo a uno de los cubículos, cerrando la puerta detrás de él. Sus labios, mis labios, se devoraban como si no hubiese mañana, solo nos separábamos el tiempo suficiente para tomar aire de nuevo antes de volver a unirlos.

Me encontraba recargado en una de las paredes de aquel diminuto cubículo, en ese lugar solo entrabamos él y yo, obligando a nuestros cuerpos a estar juntos. Con una mano sujetaba mi pierna al tiempo que la acariciaba, y la otra estaba fuertemente afianzada a mi cadera. Sus ojos me miraban con lujuria contenida. Movía su pelvis hacia adelante y hacia atrás, rozando nuestras entrepiernas, obligándome de manera instintiva a mover mis caderas hacia él. La fricción del roce de nuestra propia ropa se sentía increíble… Ahhh…. Jadeos comenzaban a salir de mi boca cada vez que nuestras partes íntimas se encontraban…

Su boca abandonó la mía, dirigiéndose hacia mi cuello… por debajo de oreja, susurrando... besando… mordiendo... dejando ligeras marcas sobre mi blanca piel, marcándome como suyo… Yunho soy tuyo…

Nhh… su mano se coló por debajo de mi ropa, acariciando mi pecho, pellizcando mis suaves pezones. Todo mi ser estaba despierto, disfrutando de cada sensación que Yunho me proporcionaba. Pero, no solo yo estaba despierto, a través de la mezclilla podía sentir algo creciendo en Yunho…

—Eres hermoso —dijo. —Tan lindo, así todo excitado bajo mi toque.

No sabía exactamente qué cara tenía, pero sentía mis mejillas arder, mi labios, seguramente rojos por los besos y ligeramente abiertos, respirando entrecortadamente por todos los estímulos recibidos. Mis manos que hasta ese momento se había dedicado a acariciar su espalda, comenzaron a imitar sus movimientos, se filtraron por debajo de su camisa, acariciando ese pecho amplio, fuerte. Pude sentir como se estremecía con el roce de mis fríos dedos, suspirando cuando sobaba sus pezones. Cerró los ojos, disfrutando de mis lerdas caricias…

Abrió los ojos de golpe, su mirada se había oscurecido, miraba lo que frente a él se le servía: yo…

De un tirón soltó mi cinturón y aflojo mis pantalones. Introdujo su mano dentro de mis boxes. La calidez de su toque me hizo sentir en el éxtasis total… presionando suavemente la punta primero… jugando… recorriéndolo lentamente con la yema de sus dedos, sacudiendo cada célula de mi ser… Ahhh… gemidos subiendo de nivel… Nhhhh… se siente tan bien… su mano envolvió mi miembro, comenzando un vaivén desde la punta al final,  de arriba abajo…

Pero no es justo que solo yo disfrute, puedo sentir entre mis muslos la necesitada y dura parte de Yunho, llamando a pequeños golpes por mi atención… Con una de mis manos en su pecho, siguiendo ese juego de caricias, baje sin prisa alguna la otra al bulto en su pantalón… al sentir mis dedos pasearse por encima de su ropa soltó un sexy gruñido de su garganta, lo que me animó  a continuar. 

No soy un experto en estas artes, no, de hecho soy bastante inexperto, pero mi cuerpo reacciona con el suyo, mis caderas se mueven a su compás y mis manos, mis manos juguetonamente reproducen sus movimientos, tal cual Yunho me hace, yo lo repito en él…

De una manera no tan hábil me deshice del botón de su pantalón, teniendo, ahora sí, el espacio suficiente para que mis dedos se colaran por primera vez a su miembro…

—No… Jae… dee ahh dete-en-te —le escuche gemir cuando mi mano se introdujo por debajo de sus boxes. Al tiempo que me impedía llegar más allá. Su mano sujetando la mía, impidiéndome el acceso a su parte más íntima.

El color de sus ojos no cambiaba, negro como el carbón, más sin embargo ya no me miraba con ese lujuria de hace un momento. Sus ojos me decían que había entrado en razón.

—Esto está mal Jae —dijo, provocando un vacío en mi corazón. ¿Por qué?

—¿Por qué esta mal? —No le di oportunidad de responder, no quería escuchar ninguna de sus excusas, solo quería disfrutar el momento. Y no solo yo. La poca cordura que tuvo Yunho se fue al caño. Volvió a besarme con desenfreno, tomando mi miembro nuevamente con una de sus manos y con la otra dándose placer él mismo. No me dejaría tocarlo…

—Es-too… e-es-ta-a… nhhh… mal —dijo nuevamente entre jadeos y besos entrecortados. ¿Por qué? —Por… favooor… deetee… detenmeee… —decía, pero no detenía sus movimientos.

—Nhhhh! —de mi boca solo gemidos salían. No quiero saber de nada más que el placer de sus caricias. No quiero detenerlo, quiero que siga… más… más… —Ahhh!!!

Mis gemidos no hacían otra cosa más que provocarlo más. Aumentando la velocidad de su masturbación, besando mi cuello, lamiendo… haciendo que mordiera mis labios para no clamar del placer que me estaba brindando…

—¡Yunho! —escuchamos. La voz de Junsu buscándolo nos paralizó. Yunho cubrió mi boca con la mano con la que él se tocaba. Podía oler su esencia, saborearla estaba al alcance de mi lengua. Lamí la mano que me apresaba. Los ojos de Yunho antes abiertos por la sorpresiva llegada de Junsu, ahora se abrían más por lo que hacía. Miraba atentamente los movimientos de mi boca, dándome primero un dedo, empujándolo dentro de mi cavidad bucal, yo, recorriéndolo con mi lengua. Después otro dedo… Escuche la puerta principal abrirse, dejando colar el bullicio del local, señal de que Junsu se había marchado… para mí solo estaba Yunho…

Tomo mis nalgas con sus manos, apretándolas. Bajo un poco más mi ropa. Y, me levantó, apoyando de nueva cuenta mi espalda sobre el muro que separa los cubículos…

Su erguido miembro se coló naturalmente entre mis piernas, rozando mi propio miembro… comenzó a moverse de nuevo, iniciando un ritual de fricciones… sus manos aún sobre mis nalgas me sostenían fuertemente, mientras movía mi cuerpo al ritmo de sus caderas… sus labios atacando mis labios hasta que el aire se nos fuera, dejando delgados y finos hilos de saliva uniendo nuestras bocas… Nhhhhh!!!! Se siente exquisitamente bien el frotarnos el uno con el otro… Ahhhh… mi mente se nubla… mi cuerpo comienza a dar señales de que estoy a punto de llegar al climax con ese simple roce… cada folículo de mi piel se eriza… comienzo a vibrar, desde ahí, desde mi entrepierna… Yunho… Nhhhhh!!!!

Fluidos calientes escurrían sobre mis muslos y parte de mi ropa. Yunho nos había masturbado a ambos, logrando que soltáramos nuestras esencias sobre mí. Sosteniéndome aún, escondió su cabeza en mi cuello, donde podía escuchar su agitada respiración. Su aliento me cosquilleaba… tan cerca… su aroma varonil inundaba mi ser… mis manos sobre su cuello se aferraban a él, no solo para no caer, sino para no dejarle ir.
La puerta principal nuevamente se abrió, dejando escuchar el alborotado ambiente, ocultando así nuestras fuertes inhalaciones.

—¡Yunho! —Junsu no cesaba en su búsqueda —¡Yunho! ¡Sal! ¡Sé que estas ahí! —dijo, su voz sonaba cerca, muy cerca, como si estuviera al otro lado de la puerta del pequeño cubículo. Pronto unos golpes sacudieron la puerta TOC, TOC, TOC… desesperados golpes arreciaban conforme no había respuesta. Dentro Yunho y yo permanecíamos en la misma posición, el sosteniéndome y yo abrazado a él. —¡Sé que estas ahí! ¡No trates de fingir que no estás! ¡Puedo ver tus zapatillas! —Junsu nos había encontrado, no había forma de ocultarnos. —¿Qué tanto haces? Yoochun no encuentra a Jae. No sé donde rayos se metió, la última vez que lo vi venía al baño, a lo mejor ya consiguió pareja por ahí. No me extrañaría nada, luce totalmente como una mosca muerta. —Esto último lo dijo en voz tan baja que de no ser porque estaba ahí justo en la puerta no lo habría escuchado. Dolió, duele que el Delfín piense eso de mí…

—Voy en un momento. —Yunho respondía aun recargado en mi cuello. Mis piernas aún no tocaban el piso.

—¿Qué tanto haces ahí dentro? —Junsu no quitaba el dedo del renglón.

—Vomitando, te dije que no aguanto el alcohol. —dijo apretando los dientes. Comencé a sentir como empezaba a convulsionarse, pero aún así no me bajaba.

—Ok. Te espero fuera.

Una vez que estuve seguro de que Junsu había abandonado por completo el baño, me deshice del agarre de Yunho. Me limpié y acomode la ropa y también la suya. No había levantado su rostro, solo dejaba que abrochara los botones de su pantalón. Levante mi mirada. Yunho tenía los ojos cerrados, su rostro estaba pálido, su cuerpo tenía pequeños espasmos de vez en cuando y tenía los puños firmemente apretados, como si con toda esa postura tratara de retener algo.

Se volteó rápidamente hacia el inodoro y soltó todo aquello que no le estaba haciendo bien a su cuerpo. Como pude me escabullí de aquel cubículo. No soy tan fuerte, mi estomago no es capaz de resistir semejantes cosas, comienzo a sentirlo revuelto. Un sabor ácido me indico que debía correr hacia el otro cubículo. Pronto me encontré en la misma situación que Yunho.

—¡Oh! ¡Vaya! Con que aquí también estabas. —Junsu había vuelto a entrar a los baños. —¿Se encuentran bien?

—Yo estoy bien, pero Yunho —dije antes de dar otra arcada. Sí, lo mío solo era efecto secundario de lo de Yunho, pero él…


—¡Ah! Él solo está demasiado ebrio —comento como si nada. Espera ¿qué? ¿Ebrio? —Sí, esta ebrio —dijo mirándome, yo había volteado a verle incrédulo. —Le dije que no tomara. ¿Sabes? No es bueno con el alcohol. No lo soporta. Tiene una forma muy curiosa de estar ebrio. Se ve totalmente normal, pero sus emociones salen a flote más rápido y al final siempre termina ahí —señalaba el retrete. —Con su nuevo mejor amigo.