Hoy concluye un año más, sin embargo soy muy dichoso ya que ahora se que ustedes están al otro lado del monitor, leyendo las ocurrencias de esta loca autora.
A todos ustedes les deseo lo mejor para este nuevo año! Un gran abrazo!
Y que perdure nuestro amor por el yunjae! ( y el Gtop, aunque este blog va mas dedicado al yunjae)
Felicidades!!!!
martes, 31 de diciembre de 2013
domingo, 15 de diciembre de 2013
HOJAS DE OTOÑO: CAPITULO 5
¿Qué?
¿Qué estaba diciendo? ¿Qué Yunho qué? ¿Ebrio? No, eso no podía ser, si tan solo
hace unos segundos estábamos… espera, ¿cómo es que él sabe tantas cosas? No
tienen tanto tiempo de conocerse ¿No será todo esto una mala broma de Junsu?
Además ¿cómo sabe él que Yunho no aguanta la bebida? Ha estado conmigo en otra
ocasión y…
―Lo
sé porque ha salido en varias ocasiones conmigo ―sentenció Junsu como
adivinando mis pensamientos. Creo que más de las que quisiera saber. ―Incluso
debo decir que me sorprendió que tomara y no se embriagara tan rápido. ¡Creo
que mis esfuerzos están dando resultados!
Yo
ya no atendía a Junsu, que siguió hablando de las veces que habían salido.
Estaba pasmado por todo lo que me estaba enterando. Siempre di por hechas
muchas cosas, como el que Yunho es un gran bebedor y que él y Su no tenían
ninguna conexión. Erré.
Entre
mareos intenté hacer memoria de la última vez que Yunho y yo bebimos… un
callejón oscuro… antes de eso… besos y caricias… mucho antes… sentado junto a
él, muy cerca… la nuez de su cuello… concéntrate Jae, trata de recordar… muros
de un color rosa chillón… cocteles… “No tengo muy buen aguante con el alcohol”…
Yunho lo había dicho antes, lo había olvidado…
―Cuando
el bebe se tiende a ser muy cariñoso ―Junsu continuaba con su monólogo ―me
abraza e incluso ¡me ha besado!
―¡Basta!
―Yunho se había levantado. Se dirigía hacia el lavabo. ¿Le ha qué? Creo que mi
cerebro bloqueo esa parte, como cuando tienes un accidente, bloqueas
exactamente esos 5 minutos donde las cosas ocurren. Eso me estaba pasando, solo
los miraba.
―¿Por
qué? Solo le estoy contando algunas de nuestras anécdotas ―dijo Junsu cerrándole
el paso, pero un segundo después lo dejo pasar. Desde mi posición solo
alcanzaba a ver la espalda de Yunho, quien enjuagaba su boca. Lentamente trate
de incorporarme sin éxito alguno, no sentía más mi estomago. ―No tiene nada de
malo que sepa algunas cosas ―dijo al tiempo que sus brazos rodeaban su cuello.
Justo como los míos lo hacían tan solo hace unos momentos. ¿Qué era todo esto?
¿Cuál era la relación entre ellos?
Junsu
se acercaba peligrosamente a Yunho, quien no lo aceptaba abiertamente, pero
tampoco lo rechazaba. Más cerca, muy cerca. Sentía ganas de gritar o de correr,
cualquier cosa con tal de no ver lo que Junsu planeaba. Afortunadamente la
puerta volvió a abrirse, entrando por ella un par de amigos que apenas podían
mantenerse en pie. Eso fue suficiente para romper el contacto entre ellos.
―¡Hey!
―dijo uno de ellos, tambaleándose de un lado al otro. Primero mirando a Yunho y
Junsu, y después a mí, que seguía sentado a un lado del inodoro mirando
fijamente a la pareja que tenía enfrente. ―Si ellos dos están juntos, tú vienes
solo ―concluyó al tiempo que nos señalaba ―¿No quieres venir a jugar conmigo? ―me
decía.
―
… ―No obtuvo respuesta de mi parte. Todos en ese lugar estábamos demasiado
ebrios como para decir cosas coherentes.
―¡Oh!
¡Vamos! Será divertido ―dijo tendiéndome una mano. Mire primero a Yunho, que a
pesar de haberse separado de Junsu, aún seguían muy pegados, con Junsu
tomándole del brazo. Por un momento sentí la oleada de todas las emociones que
por las que estaba pasando me golpeaba. En un impulso, alargué mi mano hacia la
mano que me brindaban. Yo también quería divertirme, olvidar… perderme en
cuestiones insulsas que no requieren de sentimientos.
―¡El
viene conmigo! ―la voz grave de Yunho resonó. No había tocado ni siquiera los
dedos de esa mano que me ofrecía diversión, el cuerpo de Yunho se atravesó,
interponiéndose entre aquellos personajes y yo. ―Vamos ―tomo mi mano y me levanto.
―Oye
amigo, no seas acaparador. Déjanos a esta preciosura ―dijo el segundo, jalándome
hacia él mientras su mano rodaba mi cintura.
―¡Suéltalo!
―la voz de Yunho sonaba aún más fuerte. Yo miraba esos ojos castaños que me
tienen hipnotizado, sin saber que decir o hacer.
―¿Por
qué? Él parecía querer venir ―comentó muy cerca de mi oído, mientras sentía como
me apretaba con más fuerza. «No, no
quiero ir». Trate de soltarme, pero me sostenía cada vez más fuerte. «No me gusta esto. Me siento incómodo…»
Eso
fue suficiente. Yunho se abalanzó sobre el tipo que me retenía. Le propinó dos
puñetazos en la cara, tumbándolo. Cuando cayó estuvo a punto de patearle, pero
el otro sujeto se fue sobre Yunho, logrando golpearle en el estómago. Yunho se
recobró rápidamente estrellando su puño en la mandíbula del otro. Esto hubiera
sido un juego de dos contra uno, pues el primer tipo en caer se había
incorporado, de no ser porque la puerta nuevamente se abrió dejando pasar a mi
mejor amigo, que al ver la escena corrió en auxilio de Yunho.
―¡Deténganse!
― Yoochun separaba a Yunho de los otros. ―¿Quiénes son y que quieren? ―dijo de forma agresiva a los otros dos,
mientras sujetaba a Yunho quien trataba de lanzarse hacia ellos nuevamente.
―Neee,
nosotros solo queríamos jugar con la nena de allá ―dijo señalándome.
―Resulta
que la nena de allá es mi mejor amigo, más vale que se vayan retirando si no
quieren sufrir las consecuencias ―advirtió.
Lo
que paso después de aquello no lo recuerdo en su totalidad. Cuando reaccioné ya
me encontraba fuera del recinto, el aire frío golpeando salvajemente mis
mejillas. Boa con una cara muy pálida, llena de miedo y ansiedad, tomada
fuertemente de la mano de Changmin, quien por momentos se lanzaba hacia
adelante pero era sostenido por la pequeña mano de su novia. Cerca de ellos Yoochun
deteniendo a Yunho con los brazos, mientras que Junsu jalaba desesperadamente a
Yunho, arrastrándolo entre él y Yoochun fuera del lugar. Con la poca luz de las
lámparas de la calle pude ver que el rostro de Yunho tenía varias mallugaduras,
sangraba ligeramente del labio inferior. Yoochun también tenía la camisa
desgarrada, pero se afanaba en tratar de llevárselo lejos.
―¡Todo
esto es tu maldita culpa! ―me increpaba Su. ―Si no fueras tan imbécil como para
“querer ir a divertirte” ―decía con sarcasmo. ―Si querías ir de piruja te
hubieras ido, no tenías porque meternos en tus cosas ―su dedo índice casi se
enterraba en la piel de mi pecho, haciéndome daño. Sus palabras también me
hacían daño. Consiente estaba de que la situación en la que nos encontrábamos
era mi culpa, pero escuchárselo a Junsu me dolía, me hacía ver lo estúpido de
mis impulsos. Baje la mirada, ¿Qué podía decir en ese caso cuando todo era mi
culpa? Me mordí los labios intentado aguantar las fuertes recriminaciones que
el Delfín seguía dándome. Un nudo en mi garganta se iba formando ¿de verdad era
yo “una piruja” como Junsu me estaba llamando? “Fácil” sí, eso era. Soy un
fácil, Yunho también debe tener esa impresión de mí, justo después de lo que
paso, pero… me maldigo a mi mismo por ser tan impulsivo, sí Junsu no se hubiera
acercado, sí Junsu no hubiera dicho esas cosas, sí… el hubiera no existe…
El
peso de mis acciones me sobrepasaba, los ojos se me acuaron, gire sobre mis
talones y emprendí la huída. Al principio solo caminaba despacio. Lagrimas
escapándose de mis ojos, recorriendo mis mejillas golpeadas por el aire frío.
Comencé a apresurar el paso, queriendo alejarme de todos aquellos ojos
acusadores. Sé bien que es mi culpa, pero… pero no quiero enfrentarlo. A lo
lejos escuche mi nombre. Me llamaban. Un brazo fuerte me tomo el hombro.
―Yoochun
―dije entre sollozos sin voltear. Conocía esa mano perfectamente. Su enérgico
agarre siempre apoyándome. ―Yoochun ―esta vez le mire a los ojos, girando casi
por completo mi cuerpo. Vi muy por detrás de nosotros a Yunho, con Junsu abrazándole
por la cintura y restregando su cara en su pecho, a su lado Boa y Changmin. Los
marrones ojos de Yunho no apartaban su vista de mí. Parecen mirarme con
reproche, decepción quizá, no lo sé, no lo distingo desde aquí. Un apretón en
mi hombro me hace volver mi atención. ―Yoochun, lo siento… ―con sus pulgares
limpió las lágrimas de mis mejillas.
―Vamos
―me dijo sonriéndome, al tiempo que me jalaba en la dirección en que habíamos
avanzado. ―Te llevaré a casa. Mañana te disculparas con ellos o lo que decidas
hacer. Vamos.
Yoochun
también había volteado la mirada, topándose con aquella escena: Junsu abrazado
fuertemente a Yunho. Desvió la mirada rápidamente. Pude apreciar un gesto de
dolor en su cara. Ya fue suficiente para él por el día de hoy. Le tome de la
mano, entrelace mis dedos con los suyos, como solemos hacerlo cuando
necesitamos apoyo mutuo. Me mira y le sonrío.
―¿Quién
llevará a casa a quien? ―dije socarronamente para aliviar los fríos
sentimientos que se estaban paseando por nuestros corazones, al tiempo que
emprendíamos el camino. Logré mi objetivo Yoochun me sonrió maliciosamente y
con la otra mano me despeino el cabellos, más de lo que seguro ya estaba. La
noche estaba ya muy avanzada y ninguno de los dos volvió la cabeza, tampoco
ninguno dijo nada acerca del incidente. Llegamos a casa bien, al final mi amigo
me acompaño hasta mi hogar, pero a sabiendas que no llegaría al suyo le obligue
a dormir en mi casa. Aunque no lo llamaría obligar, prácticamente cayó sobre mi
cama. ―Yoochun ―quería hablar; los
sucesos, las palabras, muchas cosas rondaban mi mente, y ahora con el silencio
de la noche se hacían más evidentes, ahuyentando mi sueño.
―No
quiero hablar de ello hoy. Así que dejémosle para mañana. Consúltalo con la
almohada ―dijo. Lo mire, su rostro escondido entre las sabanas. Él también
tiene muchas cosas en la cabeza. Tiene razón cuando despierte pensare con mayor
claridad.
—*—*—*—*—
BEE-BEE
el molesto sonido del celular me despertó mucho antes de lo que hubiese querido.
Tanteando mi lado de la cama busco la fuente del sonido sin hallarlo. A mi lado
Yoochun comienza a removerse quejándose por el ruido. Al final mi mano da con él,
contesto sin siquiera ver de quien se trata.
―Humbueenoo
―. “Si bueno” creo que eso fue lo que dije, pero de mi boca salieron solo
guturales sonidos.
―¿Jae?
―la voz ronca y sexy al otro lado del teléfono me saca de mi somnolencia.
―¿Yunho?
―miro la hora, son cerca de las 7:30 am, muy temprano para mí. ―¿Estás bien?
―Si…
mmm yo… yo solo quería saber si llegaste bien a casa.
―Si.
Yoochun me acompaño a casa ―dije sinceramente, volteando a ver a mi amigo
perdido en los brazos de Morfeo. Creí escuchar un leve gruñido al otro lado de
la línea.
―Estaba
preocupado. ―Aquello me causo ternura. ―Te fuiste sin despedirte.
―Lo
siento. ―A mi mente vinieron los sentimientos de culpa. ―Lo siento, lo siento,
lo siento mucho ―me disculpaba. Después de todo se inmiscuyó en un pelea por mí.
―Te
perdonaré si me ves hoy.
―¿Ahora?
―inquirí entre feliz y extrañado. Feliz porque Yunho quiere verme y extrañado
por la hora.
―No,
ahora no. No me encuentro en casa y necesito un cambio de ropa…
―¿Dónde
estás? ―pregunté no queriendo saber.
―Con
Junsu…
Ahí
se esfumo mi felicidad. No me agradaba la idea de ver a Yunho muy cerca de
Junsu, y muchísimo menos verlos compartir una habitación, pero yo no tenía nada
que objetar, pues ni siquiera sé qué imagen tengo frente a Yunho ahora…
―Necesito
hablar contigo ―mi repentino silencio hizo lo hizo dudar. ―¿Jae?
―Mm
lo siento
―¿Te
veo hoy?
―Sí,
claro ―contesté. No imaginaba de lo que quería hablar.
Al
terminar la llamada, volvía recostarme, pegue mi cuerpo frío al de Yoochun,
quien solo se quejo un poco pero siguió roncando felizmente, ya que al
reconocer la voz de Yunho, casi salte de
la cama, descobijándome. Mientras mi cuerpo volvía a entrar en calor, cerré los
ojos, con mi mente repasando los sucesos
acontecidos, más bien los que recordaba. Estaba claro que entre Yunho y yo
había algo, pero entre Yunho y Junsu ¿qué hay?
«¿Qué
soy para ti Yunho?» Esa pregunta rondaba en mi cabeza ¿un amigo? ¿amante?
¿conocido? ¿qué soy? Las escenas volvían
a mi cabeza… “me gustas” una confesión bastante obvia… besos, bastante
esperados… caricias, la forma más sutil del cuerpo de expresar cariño… pasión o
debería llamarlo lujuria, ese era el sentimiento que nos adentro a ese pequeño
cubículo… alcohol, amigo de todas las desinhibiciones… Yunho, el dueño de mis
insomnios… Junsu…
Lentamente
abrí los ojos al recordar a Junsu. Miré atentamente a mi amigo, preguntándome
si estaría bien. Junsu es su primer amor. Y, lo de ayer no fue una buena señal
de que Junsu tenga intenciones de corresponderle. Yoochun es muy fuerte, pero
eso no evita que duela. En el bar simplemente se dedico al igual que yo a
beber, su ánimo se vino abajo, pero solo apretó los labios y no dijo ni hizo
nada, solo mirar… Su rostro, ahora tranquilo, tenía unos cuantos arañazos y
moretones, producto de la pelea, por sus ojos, aún cerrados, creí vislumbrar pequeñas
lagrimas… «Yoochun ¿Qué puedo hacer para que
tu sufrimiento sea más llevadero?»
Desperté
tres horas más tarde. El almuerzo estaba preparado sobre la mesa de la cocina.
Bajamos y mientras comíamos lo que mi madre había preparado en silencio y sin
premura.
―Te
escucho ―dijo Yoochun entre un sorbo de jugo. Lo mire extrañado un momento,
antes de comenzar.
―¿Crees
que soy una persona de… mmm… de baja moral? ―pregunte sinceramente apenado. Con
todo lo que había pasado, las palabras de Junsu hacían más eco en mi cabeza que
nunca.
―¿Por
qué crees eso?
―Simplemente
digo que… que si me hubiera comportado de otra forma mmm… mmm…
―Lo
hecho, hecho está. No estoy diciendo que este bien, pero tampoco te estoy
juzgando Jae. Imagino que algo paso y por eso actuaste así ―concluyó al tiempo
que me dedicaba una escrutadora mirada, de esas que te atraviesan hasta el
alma. No podía seguir ocultando lo que paso con Yunho, pero tampoco quería
decir la razón de mi imprudencia. No quería ser yo el que rematara su ya
lastimado corazón.
―¿Cómo
fue que te enamoraste de Junsu? ―quise saber.
―Mmm
no lo sé… ¿tú por qué te enamoraste de Yunho? ―Lo miré acusadoramente, no
estaba contestando mi pregunta. ―Creo… mmm… creo que al principio me llamó la
atención su forma de bailar. La manera en la que se desenvuelve mientras hay
música de por medio es totalmente diferente, como si de otra persona se
tratara. Deja que sus emociones fluyan a través de cada movimiento… eso me
atrajo. ―Su mirada se desvió a un punto en la nada, como si mirara al Delfín, y
sus ojos se volvieron ensoñadores mientras hablaba . ―Entre más lo conocía, más
cosas descubría, como la dulce mirada que tiene cuando mira hacia el cielo como
queriendo volar, los tiernos gestos involuntarios que hace cuando le das o le
robas un dulce, la manera en que se esfuerza para que las cosas resulten bien…
su frágil y solitaria alma… ―¿solitaria? Mi mente comenzó a hacer un recuentro
de todas las veces que había visto a Junsu, solo le conocía a una amiga Boa, pero
no siempre estaba con él. Junsu por lo regular caminaba solo. ―Él no es como
tú.
―¿Qué
quieres decir?
―Tú
eres cálido, tu sonrisa y tu abierta sinceridad te abren las puertas del
corazón de muchas personas, como el mío por ejemplo ―me sonrió. ―Todavía me
pregunto ¿cómo es que somos amigos, si somos tan diferentes?
―Es
porque somos complemento, tu eres mi conciencia ―dije mientras comenzábamos a
reír.
―Si.
―Cambio su semblante risueño por uno más serio para continuar. ―Eso es lo que
te hace diferente de Junsu y de mí. Él es como yo. Le cuesta trabajo sincerarse
con las personas…
―¡Eso
no es verdad! ―La voz de Junsu vino a mi mente “…luce totalmente como una mosca
muerta…”, “Si querías ir de piruja te hubieras ido…”. ―No, no es lo mismo Yoochun.
Tú eres diferente, siempre eres honesto y sí eres cálido ―dije tomando su mano.
―Junsu
es un ser solitario. Yo no llegue a ser así porque tú estabas a mi lado, pero
él… él no tuvo la suerte de encontrarse a alguien como tú en el camino y ha
tenido que rascarse con sus propias uñas todo este tiempo.
Lo
miré extrañado, no estando seguro de haber entendido a Yoochun. Sí el Delfín es
un ser solitario, no se nota nada. Además esta Boa ¿no se supone que es su
amiga? Y aunque no nos hubiésemos topado en el camino, seguro estoy que Yoochun
jamás se expresaría de alguien así.
―Y
no eres un ser de baja moral, solo un alma libre ―dijo riéndose al tiempo que
tomaba su chamarra para después salir por la puerta principal.
—*—*—*—*—
Pasaban
de las tres de la tarde. Me encontraba sentado en una banca cercana a un
parque, de espaldas a la avenida, dejando que el sol calentara mi cuerpo, que a
pesar de estar en plena tarde se enfriaba por el gélido aire que soplaba de vez
en vez. Esperaba. Esperaba por Yunho.
Estaba
muy nervioso por saber que era esa cosa tan importante de la que quería hablar.
Además yo quería dar una explicación a… mmm… a mi libre comportamiento, decirle
que realmente yo no soy así, que de hecho siempre he sido reservado y que…
Mis
pensamientos fueron interrumpidos por la imagen de un chico de piernas largas,
parado justo frente a mí. Su pantalón ligeramente holgado no dejaba ver lo
buenas piernas que tenía, ni la sudadera que llevaba dejaba al descubierto sus
firmes brazos ni su pecho bien formado. Nada, nada dejaba ver, pero aún así a
través de aquella ropa podías imaginar cómo sería su cuerpo y yo, yo tenía la
certeza de cómo era, o parte.
Levante
mi mirada y le dediqué una sonrisa, de esas con las que quieres expresar mil
emociones, felicidad, amor, anhelo, ilusión… Él me tomo del mentón, su cálido
toque hizo que toda mi cara se llenara de calor, calor que aumentaba con su profunda
mirada fija en mí. Su rostro acercándose… esos hipnotizantes ojos marrón
acortando distancia… cerca, cada vez más cerca…
Con
un suave roce sus labios depositaron un beso en mi mejilla. Una linda forma de
saludarme considero, aunque hubiese preferido sus labios sobre los míos. Pero
ahora que lo miro sin que sus ojos me hipnoticen, puedo notar la cortada en su
labio, el moretón sobre su pómulo izquierdo, así como múltiples y pequeños
arañazos, todos producto de la pelea de ayer.
“Todo
es tu maldita culpa…”
La
voz de Junsu surgió, resonando en mi mente al ver rostro dueño de mis insomnios
dañado por mi causa. Mi cara debió reflejar todo mi remordimiento pues tomo mi
rostro acunándolo entre sus manos al tiempo que me susurraba.
―Está
bien, todo está bien. ―¡No! Nada está bien. ―No hay nada que no pueda
reponerse. ―Baje la mirada, no podía verlo a los ojos, la culpa atormentándome
con voz de Junsu rondaba en mi mente. ―Está bien, no te preocupes ―dijo
mientras me abrazaba. Y, ahí en sus brazos quise confiar que al menos él, al
igual que Yoochun, no me juzgaban.
―Lo
siento. ―Lo siento, lo siento tanto quise decir una y otra vez mientras él me
apretaba más fuerte, y yo me perdía en su embriagadora esencia.
―Te
dije que todo está bien, no tienes que disculparte. ¿Tú te encuentras bien? ¿No
saliste dañado? ―preguntó con preocupación. Le miré a los ojos y asentí. Yo
estaba perfectamente bien, solo mis pensamientos me atormentaban. Lentamente
dirigí mi mano a sus labios heridos, acariciándolos con mi pulgar, deseándolos
con mis ojos. Mi mano era ahora la que
acunaba su rostro. Él al sentir mi caricia cerró los ojos como disfrutando de
ella. Mis fríos dedos tocaron suavemente su dañado pómulo y, mis labios besaron
la lesión cercana a sus labios. ―Mi madre solía darme un beso en cada pequeña
herida que me hacia cuando pequeño ―dije al ver como sus ojos me miraban
sorprendidos. Nunca habíamos llegado a un contacto tan cercano sin alcohol de
por medio. Le sonreí, y tratando de separarme de ese cálido y seguro espacio
entre sus brazos. Para no soltarme el me aferro fuerte de la cintura y ―¡Auch! ―sentí
un ligero dolor ahí donde colocó sus manos. Nos miramos un segundo para después
levantar las capas de ropa que traía puesta. Ahí donde Yunho me había tocado se
encontraba una marca de ligero color morado.
“―Oye amigo, no seas acaparador. Déjanos a
esta preciosura ―dijo el segundo
sujeto, jalándome hacia él mientras su mano rodaba mi cintura.”
Recordé,
ese tipo me había aferrado demasiado fuerte que en su momento no sentí por el
estado en el que me encontraba, pero que ahora veía las consecuencias. Por un
segundo vi un destello de ira reflejada en los ojos de Yunho, el cual solo
resopló sin decir más y se separo de mí. Esa simple acción me hizo sentir
culpable y frágil. Cubrí de nueva cuenta mi cuerpo y baje la mirada sin decir nada. Mordiendo
ligeramente mi labio inferior, tratando fuertemente de que la culpa no me
sobrepasara de nuevo.
―Si
alguna vez vuelvo a ver a esos desgraciados, me encargaré de que paguen por eso
―dijo al tiempo que tocaba suavemente el lugar donde se encontraba el moretón.
Mire los ojos de Yunho, pero rápidamente desvié mi mirada hacia su mano, porque
yo, yo no soy merecedor de tan lindas palabras, después de todo la pelea fue
ocasionada por mi causa. ―Jae, no me niegues esa encantadora mirada tuya.
No
se la negué, lo miraba fijamente, podía ver claramente mi reflejo en los suyos.
Lentamente nos fuimos acercando, sentía el halo de su respiración en mi cara,
mi pulso se aceleraba. Cerré los ojos esperando el roce se sus labios…
Roce
que no se dio. Su rostro se alejo del mío, como si al cerrar mis ojos hubiera
cortado el momento. Con el corazón estrujado, totalmente decepcionado de ser
rechazado oficialmente, abrí los ojos evitando mirarlo, tratando de contener
las emociones que querían salir a través de mis ojos.
―Jae…
―me tomo nuevamente el mentón, tratando de obligarme a mirarlo, pero mis ojos
simplemente se negaban a hacerlo. Le evadían mirando hacia los costados, viendo
a todos lados menos a la persona que tenían frente a ellos. ―Por favor Jae
mírame…
Ante
la súplica mis ojos se encontraron con los suyos. ¿Que podía decir de aquellos
ojos negros? Reflejaban un extraño sentimiento entre añoranza, comprensión y
miedo. No sabría cuál de esas emociones era la dominante, pero una parte de mi
sabía que el miedo era la autoritaria.
―¡Yunho!
― el grito de alguien llamándolo por su nombre interrumpió lo que el propio Yunho
estaba a punto de decir. ―¡U-know! ―Sorpresa fue lo que descubrí en su mirada,
que hasta ese momento seguíamos sosteniéndonos. Eso fue lo que hizo que yo
rompiera el contacto visual con él y la dirigiera hacia la persona que lo
llamaba. ―¡U-know! ―Sorpresa y dolor era lo que quizá mi mirada reflejara
ahora. Junsu se encontraba viniendo hacia nosotros.
“U-know”
ni siquiera sabía que tenía un sobrenombre. Aspiré fuertemente y sonreí. No quería estar ahí, dolía. Dolía el hecho de
ser rechazado, dolía el hecho de saber que existe una mayor complicidad entre Yunho
y Junsu, mayor de la que imaginaba, dolía no ser yo quien siempre corriera a
sus brazos como ahora Junsu lo hacía. Todo eso dolía. No le voy a dar el gusto
a nadie de verme sufrir, así que mordí mis labios y me tragué mis sentimientos.
Di media vuelta, dispuesto a emprender mi camino cuando unos brazos me rodearon
por la espalda. El cálido abrazo de Yunho me retuvo solo unos segundos.
―No
soy bueno para ti ―susurró en mi oído antes de soltarme. Eso ya lo había
escuchado, pero no hay manera de que pueda detener los sentimientos que ya
tengo.
―Le
gustas ―dije sin mirarlo antes de irme, seguro de que me escucho.
jueves, 12 de diciembre de 2013
ROTTEN LOVE: EPÍLOGO
Y ahí estaba JaeJoong de nuevo. De regreso a lo que él nunca llamó hogar. Las clases habían finalizado y sus padres no se aparecieron en la ceremonia de graduación, vaya, ni siquiera una maldita tarjeta de felicitación enviaron. Nada.
JaeJoong suspiró. Subió tranquilamente las escaleras hasta su
habitación. El polvo acumulado en la alfombra salía a cada paso que él daba.
Eso era una casa desierta. Antes habitada por JaeJoong, pero ahora que se la
pasaba más tiempo en compañía de su novio, ya ni siquiera se molestaba a
regresar a dormir a ese lugar. No, había descubierto que le gustaba dormir en
los brazos de YunHo. Bueno, eso siempre lo había sabido, desde que eran niños,
JaeJoong sentía cierta fascinación al dormir por el cuerpo calientito de su
ahora novio.
Sonrió.
Abrió la puerta, dejándose inundar con todos los recuerdos
que tuvo en este lugar, nah, no tenía ninguno, solo a YunHo, pero a él ya lo
tenía en carne y hueso, ¡y qué carne!.
Estaba decidido a terminar con lo que nunca hubo. Había
vaciado sus cuentas bancarias, mandándolas a otra, no vaya a ser que cuando se
enteraran quisieran llevarse su dinero también con ellos, y no, aún no,
necesitaba de ese dinero si quería seguir.
Tomó una maleta y ahí acomodó su ropa, bueno, parte de ella,
quizá se necesitarían más de dos para llevar sus cosas, pero eso ahora no le
importaba, porque ahora iniciaba una nueva etapa de su vida, una al lado de
YunHo.
Habían conseguido arrendar un buen lugar cerca del centro, no
muy costoso, tampoco muy amplio pero lo suficiente para iniciar con su nidito
de amor. Torció la boca al pensar de manera tan cursi, pero es que estando con
YunHo sacaba ese lado rosa en él, ese y otros más.
Cuando estaba terminando de empacar, no pudo evitar mirar por
la ventana. Esa ventana por la que muchas veces vio a YunHo sonreírle cuando
estaba solo en casa, infundiéndole ánimos. Y también cuando lo vio ahí con
Karam. Repentinamente los celos lo invadieron. Lo golpearía de nuevo por
haberse dejado mancillar por ese niñato.
En eso estaba cuando un auto se estacionó. De él bajo el
padre de YunHo, y JaeJoong no pudo dejar de sentir que el estómago se le
apretaba. Aquel hombre había sido el padre que él siempre deseo, aquel al que
siempre consideró un ejemplo, pero que ahora no sabía cómo mirar.
Se mordió el labio. Había tomado una decisión. Terminó de
empaquetar lo poco que le faltaba y bajó todo a la puerta principal. YunHo no
podría pasar por él porque se encontraba trabajando. Justamente hoy le habían
dado un turno doble, que no podían rechazar. Sintiendo que eso era una señal,
JaeJoong se aventuró a la casa vecina.
Inhaló, exhaló. Volvió a inhalar, contuvo el aire, levantó la
mano dispuesto a tocar y se acobardó. Casi sale huyendo, pero solo retrocedió
dos pasos. Ahora que estaba ahí ¿qué les iba a decir? «Señores soy JaeJoong,
pero eso ya lo saben porque prácticamente me criaron y soy el novio de su hijo.
Espero que estén contentos por nosotros». Obviamente eso no.
Suspiró de nuevo. ¿Qué tenía esa maldita puerta que no podía
tocar? Seguro repelente anti-JaeJoong’s, sí eso era. Estaba dispuesto a dar la
vuelta cuando la puerta se abrió.
La señora Jung tenía una mirada esperanzada, pero al ver que
solo era JaeJoong la sonrisa que también traía cayó, al igual que el brillo de
sus ojos.
Sí, JaeJoong había hecho bien en venir aquí. JaeJoong miraba
primero a uno y luego al otro, sin saber realmente cómo comenzar a hablar.
―Pensé que eras él ―susurró.
Estaba sentados en la misma mesa donde tantas veces habían
desayunado juntos. La madre de YunHo se veía realmente preocupada, pero eso no
le impedía a JaeJoong recordar que ni siquiera
quiso mirar a YunHo cuando todo pasó.
―¡Te he dicho que no lo menciones más! ―vociferó el señor
Jung. ―Ese malnacido ya no es mi hijo ―sentenció.
JaeJoong tragó el nudo que se le había formado y se puso
lívido. ¿Qué le pasaría si aquel hombre se enterara que él era la pareja de su
hijo? Seguramente le arrancarían el pellejo, pero si eso equivalía a ver de
nuevo ese brillo en los ojos de YunHo entonces, habría valido la pena.
―¡Basta! ―con un tono fuerte pero sin gritar JaeJoong se hizo
notar. ―Señores Jung ¿Cuánto tiempo piensan seguir así? ¿Qué no ven que le
hacen daño?
―¿Tú sabes dónde está? ―inquirió suavemente la madre de
YunHo.
JaeJoong no aceptó ni negó nada. Solo la miraba a ella, con
sus ojos llorosos, y luego a el padre de su novio, con su mirada indescifrable y
una mueca apretada en los labios.
―¡Dinos donde esta! ¡Iré por él y lo haré regresar al buen
camino!
Oh. Aquello no pintaba bien. ¿Debía retirarse? No. ―Sabe
señor Jung, mucho tiempo yo lo considere como un ideal. De hecho siempre
consideré que su familia era perfecta, por eso me gustaba tanto estar aquí. No
tengo que contarles cómo son mis padres, y para mí ustedes fueron lo más
cercano a una familia que tuve, pero… ―lo miró, con sus enormes ojos negros
pintados de decepción ―pero veo que la familia perfecta no existe.
―Es por ese degenerado que…
―No señor, eso no tiene nada que ver. YunHo es YunHo, él
sigue siendo el mismo sin importar su preferencia sexual. Son ustedes los que
han roto la bella imagen. ―Ambos padres se habían quedado estupefactos, sin
saber que decir. ―Recuerdo cada día en que usted le decía a YunHo que era su
mayor orgullo, que lo había criado para defender sus ideales, que lo amaba por
sobre todas las cosas y que nada, absolutamente nada haría cambiar eso.
―JaeJoong los miró, por un momento en sus ojos se vislumbró un rastro de que
quería llorar, pero de nuevo solo la decepción se veía en ellos. ―¿Sabe cuánto
tiempo desee que mi padre dijera algo similar? Sí le digo que aún a veces lo
deseo, me creerá cuán importante es para YunHo que ustedes entiendan lo que es.
Sí le digo a usted, señora Jung, todas las veces que envidié a YunHo porque su
madre colocaba un beso en su frente cada que se marchaba a la escuela, y la mía
ni siquiera estaba presente, cambia en algo todo ese amor que le tienen. Porque
señores, lo único que ustedes tienes es una mente cerrada. No fallaron en nada,
YunHo es un gran hombre, un buen tipo, sincero, honesto, protector, en él no
hay nada malo. No entiendo por qué ustedes insisten en que sí. Yo solo quiero
saber algo ¿A dónde se fue todo ese amor y orgullo que decían sentir por él?
Diciendo esto se marchó de aquella casa. No tenía nada más
que hacer. Había hablado con ellos, tratando de hacerlos entender que se
necesitaban, que eran una familia y que se querían, que YunHo los extrañaba,
porque aunque no se lo dijera, JaeJoong lo había visto sostener la foto de sus
padres y derramar una lágrima por ellos. Solo esperaba que los señores abrieran
los ojos y dejaran caer esa estúpida venda de moralismo que tenían. Y, si eso
no pasaba, ahí estaría él. Siempre estaría para YunHo.
« ¤ » « ¤ » « ¤ »
JaeJoong aún pensaba en los padres de YunHo y en los suyos
propios cuando su novio llegó. Había tratado lo mejor que podía acomodar las
cosas en el departamento, pero el armario era muy pequeño para todo lo que el
cargaba, dando como resultado cajas abiertas por aquí y por allá y un reguero
de ropa por todos lados, ocasionando un total caos.
―Qué demon… ―su maldición fue cortada al ver a JaeJoong
sentado frente al sofá, con las piernas recogidas, vestido con un mandil de
florecitas, obsequio de HeeChul. Y una sencilla cena en la mesilla frente a él,
pues al no contar con demasiados muebles, la mesita de la sala fungía como
comedor.
YunHo sonrió. Inflando su pecho de orgullo al ver a su
hermoso novio sentado esperándolo con la cena. Esta sí que era una imagen digna
de admirar. De esas con las que tantas veces YunHo soñó. Bueno habría que
cambiar un poco el fondo, pero eso sería con el tiempo y un poco de dinero.
JaeJoong ladeó la cabeza, esperando que a YunHo le agradara
la cena. Cuando se hubo cansado de intentar acomodar, y aún pensando en sus
padres, quiso hacer algo especial para su novio, aunque solo fuera la cena.
YunHo se acercó y le dio un amoroso beso en los labios. Se
sentía inmensamente feliz, solo una pequeña punzada al ser rechazado por sus
padres, pero con JaeJoong a su lado el enfrentaría lo que sea. Su rubio novio
lo miraba expectante, como un gatito esperando por las caricias de su amo.
Después de cenar, se dedicaron a acomodar lo mejor posible
sus cosas. Cuando el lugar estuvo medianamente decente, decidieron dejarlo.
Mañana sería otro día.
YunHo cargó a JaeJoong, quien reía mientras era llevado en
brazos hasta la habitación. Una simple cama los esperaba. Pero ellos no
necesitaban de nada más que de las caricias del otro. Caricias que fueron
subiendo la temperatura de ambos cuerpos.
A YunHo aún le fascinaba ver cómo JaeJoong comenzaba a
temblar cual primeriza en sus brazos. Lo que verdaderamente era ilógico ya que
el chico estaba más que experimentado. Pero YunHo lo sabía suyo, solo suyo,
porque ninguna de todas esas mujerzuelas con las que JaeJoong se acostó,
conocía cada parte de su piel como él ahora lo hacía.
Cuando pasaba los dedos por sus costillas, la suave y banca
piel de JaeJoong se erizaba, cosquilleando por todo su cuerpo, enviando
vibraciones a su ya duro miembro, sacando pequeños gemidos de su roja boca.
Eso lo había aprendido apenas, porque JaeJoong podía ser un
experto follando chicas, pero YunHo era un experto para hacerle el amor a este
hombre.
―JaeJoong ―le susurró en un oído antes de morder su lóbulo.
El rubio mordía un dedo para no gemir por el simple placer
que las caricias daban. En ninguna de sus experiencias pasadas eran capaces de
llevarlo al éxtasis con el solo roce de la yema de los dedos contra su piel y
susurros.
Y antes de poder evitarlo JaeJoong estalló sin que nadie lo
tocara, dejando regada su semilla sobre su propio abdomen. YunHo sonrió, no le
dejaría tregua, comenzó a besar su cuello, mordiendo suavemente la piel entre
su cuello y hombros. Acariciando sus muslos, evitando esa zona que ya se alzaba
de nuevo.
―YunHo ―gimió.
Oh, sí. YunHo
disfrutaría siempre de escuchar su nombre mientras JaeJoong gemía bajo
su cuerpo, retorciéndose por sus caricias. Sí, conocía muchos puntos que nadie
jamás había tocado en el cuerpo de JaeJoong, puntos casi vírgenes en él. Y claro,
su JaeJoong era semi-virgen cuando se entregó a él. Pero ahora disfrutaba de
profanar lo único que virgen que le había tocado a él.
JaeJoong ni siquiera
notaba cuando Yunho lo preparaba, tan enloquecido lo tenía con sus caricias que
cuando sentía al pene de su novio posicionarse en su entrada, sus ojos se
abrían, brillando con una lujuria infinita.
YunHo se adentró a ese lugar cálido, que lo llevaba al cielo
y lo traía de regreso, mirando los ojos de JaeJoong. Besando, mordiendo,
arañando ese cuerpo suave que le pertenecía.
JaeJoong dejó de contener sus gemidos, algunos eran ahogados
por los exigentes besos de su novio, otros tantos sacados de su garganta.
Liberados sin temor a que alguien les escuchara. Sus brazos atrayendo el cuello
de su novio para besarlo. Sus manos revolviendo su cabello y acariciando su
ancha espalda.
Pronto, JaeJoong comenzó a ver estrellas cuando YunHo tocó un
punto sensible dentro de él. Gimió con más fuerza. En otras ocasiones había
llamado a esta actitud “gata en celo” y ahora se le aplicaba fervientemente. Y,
si nunca lo han conocido, es porque naturalmente no conocían a su YunHo, y
jamás lo harían.
―¡Nggghhh! ―JaeJoong gimió entre un beso, soltando su esencia
sobre el vientre de ambos.
YunHo al sentir que lo apretaban más y ver la erótica imagen
que su novio siempre le daba, con sus ojos brillantes, sus mejillas sonrosadas,
labios rojos e hinchados por los besos y su cabello desparramado por la almohada, era suficiente para hacerlo
correrse.
Y así lo hizo. Su ronco gemido se escuchó por la habitación,
vaciando su esperma dentro de la estrecha cavidad.
Su cuerpo cayendo sobre el más delgado de JaeJoong, aún
dentro de él. Con su cabeza en el blanco cuello mordisqueado, inhalando el
exótico aroma que el rubio desprendía.
Los brazos de JaeJoong, mantenían sujeta la cabeza de YunHo,
apretándolo en un abrazo a su cuerpo, mientras sus piernas abiertas envolvían
el cuerpo de su amante. A JaeJoong le encantaba el contraste que sus cuerpos
hacían, era casi el mismo que el de sus temperaturas. Donde el de YunHo era
bronceado con cada duro músculo bien marcado y caliente, el de él era pálido,
marcado pero con líneas sutiles y, según YunHo, suave, muy suave.
Sonrió. Y se quedó dormido.
YunHo al sentir la acompasada respiración de su novio, salió
de él, lo limpió con amor y se recostó desnudo junto a él, sabiendo que al
despertar sería lo primero que vería: su hermoso rostro.
Inconscientemente JaeJoong al sentir el calor de su pareja se
acurrucó más a él, colocando una mano sobre su abdomen y una pierna sobre las
suyas, envolviéndolo. YunHo solo pasó el brazo debajo del cuello de JaeJoong,
para hacer que este se recargara en su pecho y él lo ciñera aún más en un
abrazo protector.
No había mayor felicidad que esa de estar en los brazos del ser
amado.
Al día siguiente dado que ambos tenían tiempo libre se
dedicaron a limpiar el lugar, pequeño pero suyo. JaeJoong estaba más que
agradecido de no tener que contenerse cada vez que tuvieran sexo, porque eso de
tener a HeeChul remedándolo al día siguiente era toda una vergüenza.
O eso pensaba hasta que tocaron la puerta.
YunHo con su impresionante pecho descubierto abrió la puerta,
donde la vista deleitó a un par de señoritas. El lugar donde estaban ubicados
era especialmente para solteros o parejas jóvenes, por lo que era muy común que
los solteros quisieran conocer a los nuevos vecinos.
Las señoritas rieron con lujuria, mientras YunHo se rascaba
la nuca. Los celos de JaeJoong se elevaron. Frunciendo el ceño, se cruzó de
brazos y se aceró a las zorras que querían coquetearle a su hombre.
Las chicas cuando lo vieron se sonrojaron. JaeJoong era un
jodido dios viviente, un sueño húmedo, que ahora las miraba como basura, porque
obviamente no podían compararse con él.
―Por los gemidos de anoche juraba que era una pareja de
recién casados ―comentó una.
Yunho tuvo un fugaz temor de que JaeJoong estuviera
interesado en las lindas señoritas frente a él, pero luego esa expresión cambio
por una mueca de risa al notar que su JaeJoong no estaba interesado en más que
ahuyentar a las señoritas.
Después el mismo sintió celos, al ver que las señoritas
venían acompañadas por un tipo alto, quien no le quitaba la mirada a su novio,
recorriéndolo de arriba abajo y centrándose en sus blancos muslos. Entonces
YunHo cayó en la cuenta que JaeJoong solo traía la camisola del pijama que él
usaba, dejando al descubierto sus blancas piernas.
Inmediatamente se interpuso en la visión del tipo, con un
JaeJoong que le abrazaba por la espalda acariciando su pecho, asomando la
cabeza por detrás de sus hombros. Todo de manera tan íntima que no dejaba a
duda de lo que eran.
Luego sonrió al ver que las chicas se marchaban prometiendo
volver después, solamente rogaban que movieran la cama hacia el otro lado, ya
que por los extenuantes movimientos, esta pegaba y pegaba a la pared de ellas
con un toc-toc-toc molesto, ocasionando que no pudieran dormir.
JaeJoong enrojeció hasta las orejas. YunHo sonrió. Había
algunas cosas que jamás cambiarían.
« ¤ » « ¤ » « ¤ »
Una revuelta se llevaba a cabo en el centro del bar donde
ambos trabajaban. La noche estaba bastante avanzada, por lo que, algunos
clientes tenían varias copas de más encima. YunHo estaba harto de eso. No
entendía como alguien podía beber hasta embriagarse si la dulce voz de su novio
armonizaba el lugar.
Llegó al lugar donde la querella se llevaba a cabo y se
sorprendió, o quizá no tanto de ver a su lindo novio abalanzarse a un tipo. Su
puño se estrelló directamente contra el estómago del sujeto, con algunos «ouuch»
de los espectadores. Las pocas damas presentes se tapaban la boca con miedo y
otros tantos se retiraban del lugar.
Lo sorprendente no era eso, no, eran los dos tipos que
llevaban a cabo la pelea. El primero era una gran mole tambaleándose hacia una
mesa, cuando esta finalmente cayó, JaeJoong sonreía satisfactoriamente, se
sobaba los nudillos pero se veía plenamente satisfecho de su logro.
―¡Kim JaeJoong! ―la voz del jefe se hizo oír por sobre el
ruido. Su jefe era un joven empresario, y este bar estaba teniendo mucha más
audiencia. ―¡Dios mío! ―se agarraba los cabellos con desesperación. ―¿Cuántas
veces te he dicho que no debes golpear a los clientes?
―¡El maldito me toco el trasero! ―JaeJoong se defendía.
Todos los presentes miraron a la enorme masa que estaba
recostada sobre una de las mesas, aparentemente inconsciente, pero el profundo
ronquido que dio les indicó que el tipo estaba fuera de combate.
De repente JaeJoong dio un brinquito. Su cara pasó a ser blanca
y de ahí al rojo furia. Dio la vuelta y estrelló su puño contra el tipo que
estaba detrás. Lo había tocado. YunHo casi se abalanza sobre el tipo pero al
ver que JaeJoong lo molía a golpes solo pudo compadecerse de él.
―¡He dicho que dejes de golpear a la clientela!
JaeJoong se detuvo, aún enfurruñado, se arregló el cabello
rubio y sus ropas. Se relamió la poca sangre que de su boca salió y YunHo casi
sintió un orgasmo al verlo así.
―Pues dígale a su clientela que deje de toquetearme.
―¡Dios! Si no fuera porque atraes a los clientes... ―el jefe
miró a los borrachos negando con la cabeza. No eran los primeros, ni los
últimos que saldrían así. Y es que aún con todo y golpe, los tarados regresaban
al ver al hermoso ángel cantar.
Y siendo sinceros, cualquiera se dejaría engañar por la dulce
imagen que el chico daba, y más cuando se encontraba cerca de su novio. Parecía
un feliz minino ronroneándole, pero eso cambiaba drásticamente cuando algo como
esto pasaba. Rodó los ojos y los dejó ser.
JaeJoong aún refunfuñaba camino a casa. Le habían dado un
golpe en la mejilla, muy cerca de la boca. En otros tiempos no le habría
importado, pero dado que ahora cantaba en el bar, el tener una herida por ahí
era por demás molesto.
YunHo solo sonreía. Siempre que estaba al lado de su bipolar
novio lo hacía. Esa era otra de las cosas que no cambiarían.
Al llegar al departamento, ambos se quedaron estáticos. No
esperaban visitas a altas horas de la noche y mucho menos aquellas.
Los padres de YunHo se encontraban frente a ellos. Se miraron
durante un rato sin pronunciar palabra, pero esas palabras no dichas fueron
expresadas por sus ojos pues en un instante estaban los tres abrazados.
Los señores Jung querían demasiado a su hijo como para que lo
abandonaran así como así. Solo era cuestión de tiempo y de alguien que les
abriera los ojos.
JaeJoong sonrió.
« ¤ » « ¤ » « ¤ »
SEIS MESES DESPUÉS
―¡Mamá! ―se quejó YunHo durante el desayuno de aquella mañana
de domingo. Si bien después de su reencuentro, las cosas aún estaban tensas,
poco a poco se acostumbraron a la sexualidad de su hijo y a la de su pareja. La
señora Jung, como todas las madres adoraba poner a su hijo en ridículo
mostrándole a JaeJoong fotos de su infancia no conocida.
―Mira, esta es de cuando la tía Seon le compró ese traje de
tortuguita. Se ve divino ¿no es cierto? ―JaeJoong reía a carcajadas. Sí se veía
"divino". Esas eran las cosas
que nunca vio durante toda su estancia en aquella casa, cosas que solo a la
pareja de su hijo se le permitirían ver.
El ruido de autos estacionándose cerca, hizo que todos
giraran la cabeza en dirección de la ventana, pero fue solo el señor Jung quien
se aventuró a abrirla. Después salió y
tardó solo unos minutos antes de regresar con una cara de enfado.
Miró a JaeJoong y desvió la mirada. Sí no hubiera sido por
ese chico quizá él hubiera cometido el error que sus padres estaban haciendo.
JaeJoong lo miró con curiosidad, pero entendió de que iba el
asunto. Apretó los puños, porque al final de todo le dolía, pero sabía que
sería así, siempre ha sido así.
La persona que menos esperaba que lo reconfortara fue quien
alargó su mano para sostener el puño de JaeJoong. Éste lo miró y el padre de
YunHo le sonrió con afecto. ―No te preocupes chico, ellos no saben el gran
regalo que se perdieron. Y tú, ahora has ganado una familia, pues siempre has
tenido un lugar en nuestra mesa, pero ahora eres parte de nosotros.
Un brillo en los ojos de JaeJoong al escuchar esas palabras,
porque a pesar de que no era su padre, las sentía como si fuera uno. Y bueno,
desde ahora ya tenía el derecho de llamarlos papá y mamá. Eso era algo que le
debía también a YunHo.
―¿Y dime JaeJoong? ¿Cuándo se piensan casar y tener niños?
Porque quiero tener muchos nietos pronto. Dime ¿mi hijo hace bien su tarea
de... ya sabes?
―¡Mamá! ―un reclamo seguido de un atragantamiento por parte
del señor Jung y un profundo color carmesí en el rostro de JaeJoong.
No respondió, solo miró a YunHo y en sus ojos marrones vio el
infinito amor que le tenía. No necesitaba más, lo tenía a él, una familia,
amigos y un carácter voluble para enfrentar las cosas.
JaeJoong se proyectó a su lado siempre. No imaginaba una vida
sin YunHo.
Y, por qué no, más adelante pensarían en agrandar su pequeña
familia. Por ahora eran demasiado jóvenes, pero su amor era lo suficientemente
fuerte para seguir creciendo. JaeJoong pensaba que llegado el momento estarían
listos para dar el siguiente paso, porque al lado de YunHo, JaeJoong quería
seguir caminando en este trayecto llamado vida.
Un corto y casto beso selló la promesa interior que ambos se
hacían solo con mirarse. Tomados de la mano hasta el fin del mundo.
FIN
***********************************************************
A todos GRACIAS! Sus bellos comentarios me animan a seguir escribiendo, así que no dejen de comentar!
martes, 3 de diciembre de 2013
HOJAS DE OTOÑO: CAPITULO 4
Si las miradas
mataran… la de Junsu seguramente me habría enterrado mil veces, y sé decir el
porqué, a Su definitivamente le gusta Yunho.
En ese momento
me sentía el chico más feliz del mundo, los mimos de Yunho me elevaban muy, muy
alto. No me importaba la agria mirada que el Delfín nos dedicaba, ni las
miradas burlonas de Yoochun, quien se estaba acostumbrando a que Yunho me
tratara de ese modo. Nada, en mi mundo solo existían esos ojos chocolate…
Desde aquel día
de otoño, en aquel callejón ha pasado un tiempo, ahora es Diciembre, las
festividades están a la vuelta de la esquina, la gente loca por las compras
corre de un lado a otro. La decoración de los estantes ha cambiado sus colores
pardos por unos azules y blancos, los más tradicionales rojos, verdes y
dorados. Me agrada verlos, es increíble como todos de un momento a otro olvidan
resentimientos y envidias pasadas solo para pasar estas fechas. Yo por mi lado
estoy a punto de llegar a un colapso, la llegada de las fiestas decembrinas
anuncia el final del semestre, lo que se traduce una montaña de tareas,
trabajos y todo lo que a los profesores se les ocurra. Lo único que me alegra
es aquella competencia de baile, Yoochun, el Delfín y yo hemos preparado un
gran espectáculo. Y espero que Yunho vaya a verme…
Yunho, Yunho… es
extraño. La mayor parte del tiempo solo muestra su lado engreído, pero cuando
está conmigo, su lado tierno, infantil y caballeroso sale a la luz. Sé que soy
especial en su vida, pero quiero ser algo más.
Su… el Delfín no
ha cambiado su comportamiento desde aquella ridícula ocasión en que yo intente competir con él en baile por Yunho;
sigue siendo el mismo chico con el que se me facilita reír y hablar. Aunque no
ha vuelto a preguntar más por Yunho, se que gusta de él, algo en mi interior me
lo dice, a pesar de que Yunho no ha vuelto a los ensayos. Espero que solo haya
sido momentáneo.
Por otro lado,
aún no se bien quien es la persona especial de Yoochun, él solo se dedica a
sonreírme y despeinarme cuando le pregunto. Si bien, tengo mis suposiciones, no
diré nada hasta que él me lo confiese.
—Jae. —Yoochun me llama nerviosamente mientras mueve su mano para que
me acerque. —Necesito un favor.
—¡Por fin! Cuanto tiempo espere
a que dijera eso, pero ¿tiene que ser justo ahora? —Sí, sé que no es el mejor momento, pero realmente necesito que
me ayudes con algo. —Con un
gesto le indico que hare lo posible, aunque la situación es realmente
complicada. —¡Gracias! ¡Por eso
te amo!
—Si, yo también te amo —dije sin emoción alguna, ya que esto
me complicaría un poco. Usualmente me hubiera negado, pero como es de Yoochun
quien hablamos, las cosas cambian. —A
ver dime ¿Qué es?
—Jae, me gusta Junsu —confesó sin más, parecía que ya
llevaba guardándolo mucho tiempo. Yo, bueno, evidentemente ya lo intuía, se
comporta diferente con él y las varias pequeñas señales que daba me hicieron
notarlo. —¿No dirás nada?
—No, ya lo esperaba.
—¿Tan obvio soy? —preguntó con los ojos muy abiertos
al tiempo que su cara se tornaba de un color escarlata.
—No, pero como que eres diferente con
él, no sabría explicártelo. Será que te conozco desde hace mucho tiempo que lo
note. Pero ¿Qué tengo que hacer?
—¡Oh! Verás yo sé que es un poco
difícil, pero… ¿recuerdas que quedamos de ir a celebrar al final de la
presentación?
—Si…
—respondí extrañado,
arqueando una ceja.
—No vayas.
—Ok. No
necesitas correrme si piensas declararte. Te aviso que ese no es un buen lugar.
—Lo sé, lo sé —respondía
apresurado. —Por eso pienso
llevarlo a otro lugar… mmm… algo más íntimo.
Sí que lo tiene
todo planeado.
—Ok. No me molesta. Después de todo
no quería festejar el final de semestre ni nuestra excelente presentación —dije con fingido resentimiento.
—Gracias —suspiró. —Realmente
te lo agradezco.
—¿Por qué? Realmente no estoy
haciendo nada. Solo desapareciendo de la escena del crimen.
—Porque se lo mucho que querías
festejar, y terminé cortándote las alas. Pero es que si no, si no… si no lo
hago ahora no lo haré jamás. Las vacaciones de invierno comienzan y no quiero
separarme de él.
Lo que Yoochun
siente es amor, sé lo que se siente necesitar estar con alguien… mi mente vuela
rápidamente y se coloca justo en un recuerdo con Yunho, quiero estar con él.
¿Debería al igual que Yoochun declararme?
—¡Gatito! ¡Yoochun! —La voz de Junsu me saca de mis
divagaciones. —¡Siento llegar
tarde! —dijo casi perdiendo el
aire por lo apresurado que venía.
—No te preocupes, aún no comienza el
evento, y nuestro turno es de los finales —dijo Yoochun dándole unas palmaditas en las espalda.
—Si, además si te preocupas desde
ahora no podremos lucirnos. Y mira que bien nos sientan estos trajes —dije al tiempo que me daba una
vuelta.
Llevábamos a juego un conjunto blanco, playera de
tirantes ajustada al cuerpo que no dejaba a la imaginación nuestro físico: el
de Yoochun musculoso y bien definido, el de Junsu no tan marcado como el de Yoochun,
pero sensual resaltando su mayor atributo: su trasero, y el mío, delgado. Los
pantalones eran semi-ajustados con cinturón negro de una hebilla llamativa,
entonando así mi delgada cintura. No quiero decirlo, pero podría competir con
cualquiera de las chicas de por aquí. ¡Ja! Mentira, en realidad soy el único de
los tres que se ve completamente normal, Yoochun se ve sexy, sí esa es la
palabra, sexy, su cuerpo torneado merece lucirse con este tipo de playeras; el Delfin
se ve genial, el look le da un aire de erotismo que seguro fue la razón por la
que Yoochun cayó a sus pies.
Conforme avanza
el espectáculo, los tres nos ponemos más y más nerviosos, siento que voy a
vomitar en cualquier momento. He estado
mirando a todos los demás grupos y para ser una exhibición sin ningún
beneficio en particular, la rivalidad entre todos es evidente. Ahora entiendo
él porque esta es la mejor escuela de artes de la ciudad, el nivel de
competencia es impresionante desde el principio.
—Tranquilo, respira: inhala, exhala —me digo a mí mismo. A un costado de
mí escucho como alguien inhala fuertemente y exhala. El Delfín muy nervioso
hace lo que digo, juntos respiramos una y otra vez hasta controlar los nervios.
—¡Listos! ¡Es nuestro turno! —Ambos miramos a Yoochun y con un asentimiento
de cabeza le indicamos que haremos lo mejor. —¡Fighting!
El telón se
levanta, dejándonos ver a la multitud. En un momento de pánico mi cuerpo se
tensa. Con mis ojos recorro las primeras filas, ningún rostro conocido. Desde
el escenario las luces nos iluminan, no puedo controlar mis nervios… lo veo,
no, lo siento él está aquí… Me encuentro con unos conocidos ojos marrones… es
todo lo que necesitaba… la música comienza a sonar, mi cuerpo responde al
sonido…
¡Mírame Yunho! ¡Mírame brillar!
« ¤ »
« ¤ » « ¤ »
Todo termino tan
rápido como empezó. Las paredes blancas me deslumbran demasiado, cierro los
ojos y recargo mi peso en la pared. ¿Cómo he llegado hasta aquí de nuevo? ¡Ah!
Sí, eso fue. Esos ojos chocolate que me tienen hipnotizado, esa grave voz que
hace resonar todo mi ser, ese penetrante aroma que pone mi mundo de cabeza. Y
claro, el alcohol. El alcohol no es mi mejor compañero.
Al terminar la
presentación Yunho nos esperaba junto con su amigo Changmin y para mi sorpresa
Boa. Se encontraban fuera del recinto aguardando por nosotros. Yo pensaba darme
a la fuga, pues Yoochun así me lo había pedido. Había encontrado la excusa
perfecta para hacerlo: me iría con Yunho. Con lo que mi amigo no contaba era
con la amiga de Su, Boa.
Nos acercamos
rápidamente a ellos, hacía frío, con las prisas por salir a ver a Yunho no
cambie mi vestuario, solo tomé mi chamarra y salí. Quería correr hacia Yunho,
quería escuchar sus halagos, quería sentirme acogido en sus brazos o que
simplemente despeinara mi cabello. Quería tantas cosas… Pero, nada de eso paso,
ya que yo no fui quien corrió a su encuentro…
Cuando nos
dirigíamos hacia ellos, Junsu dio un paso adelante y caminó, por no decir
corrió, hacia Yunho, quien lo recibió con una gran sonrisa y despeinó su
cabello. Me congele. Me congelé como el frío viento congelaba mis mejillas.
¿Desde cuándo ellos se llevaban tan bien?
Al final
terminamos todos juntos en un pub, acomodados en grandes sillones acojinados de
colores sobrios, contrastantes con los muros coloridos del lugar. Yoochun y yo
sentados juntos, frente a Junsu y Yunho, quienes platicaban amenamente, y
Changmin y Boa frente a los cuatro.
—Min y Boa son pareja —comento Yunho. Así que ese era él
porque de que él y Junsu se llevaran bien. No lo sabía. Hay muchas cosas que
aún no se de Yunho, y aún así yo me decía que era especial para él.
Una cerveza… dos
cervezas… tres cervezas… alguna vez escuche que el nivel de resistencia al
alcohol depende proporcionalmente a tus sentimientos. Yo me sentía mareado. No
solo por el alcohol, el ambiente me asfixiaba. Quería hablar con alguien, pero
mi mejor amigo se había sumido en un silencio sepulcral, solo bebía y bebía.
Una cerveza más…
otra… había perdido la cuenta de cuantas llevaba, pero mi vejiga me hizo
levantarme a desaguar mi mal. Entre escenas parpadeantes llegue al baño.
Mareado como me encontraba, me recargue en una pared y cerré los ojos esperando
que el mundo dejara de dar tantas vueltas. No supe cuanto tiempo estuve así
hasta que alguien me tomo por los
hombros fuertemente.
—Deja de beber —no fue una petición, fue una orden. La
grave voz de Yunho me hizo abrir los ojos para toparme muy cerca de los suyos.
Su cuerpo me arrinconaba contra la pared evitando que me resbalara por lo ebrio
que me encontraba. Su aroma me embriagaba más que todas las cervezas que me
había tomado. ¿Quién era él para decirme cuánto debía beber? ¿Acaso no se había
dado cuenta de que bebía por su culpa?
—¿Quiieen te creeshh pa-aa-raa
darrrme orrdenesh? —Sí, ¿con que derecho vienes a
exigirme eso? Después de todo es culpa tuya por intimar tanto con el Delfín.
¿Qué no ves me haces daño? No, que nos hacen daño…
Mi cuerpo me
traiciona con el alcohol, por mis ojos comenzaron a rodar lágrimas, expresiones
de dolor que no tenían fundamento, porque, después de todo, tu y yo solo somos
amigos… solo amigos…
—Tu-u me gush-taass… —dije como pude entre sollozos y
embriaguez. Yunho me miraba a los ojos sin saber que decir. Era más que obvio
que conocía mis sentimientos hacia él, pero
ahora lo declaraba abiertamente.
Sin esperar
respuesta acorté la distancia entre sus labios y los míos…
No fue un beso
dulce, no, fue uno apasionado con sabor a alcohol. Deseo, eso era lo que
sentíamos. Yunho correspondía a mi beso con tanto ahínco, inundándome con su
aliento, haciéndome perder más los sentidos…
Con un
movimiento Yunho me levantó, y yo solo enrede mis piernas a sus caderas para
evitar caer. Torpemente me condujo a uno de los cubículos, cerrando la puerta
detrás de él. Sus labios, mis labios, se devoraban como si no hubiese mañana,
solo nos separábamos el tiempo suficiente para tomar aire de nuevo antes de
volver a unirlos.
Me encontraba
recargado en una de las paredes de aquel diminuto cubículo, en ese lugar solo
entrabamos él y yo, obligando a nuestros cuerpos a estar juntos. Con una mano
sujetaba mi pierna al tiempo que la acariciaba, y la otra estaba fuertemente afianzada
a mi cadera. Sus ojos me miraban con lujuria contenida. Movía su pelvis hacia
adelante y hacia atrás, rozando nuestras entrepiernas, obligándome de manera
instintiva a mover mis caderas hacia él. La fricción del roce de nuestra propia
ropa se sentía increíble… Ahhh…. Jadeos comenzaban a salir de mi boca cada vez
que nuestras partes íntimas se encontraban…
Su boca abandonó
la mía, dirigiéndose hacia mi cuello… por debajo de oreja, susurrando...
besando… mordiendo... dejando ligeras marcas sobre mi blanca piel, marcándome
como suyo… Yunho soy tuyo…
Nhh… su mano se
coló por debajo de mi ropa, acariciando mi pecho, pellizcando mis suaves
pezones. Todo mi ser estaba despierto, disfrutando de cada sensación que Yunho
me proporcionaba. Pero, no solo yo estaba despierto, a través de la mezclilla
podía sentir algo creciendo en Yunho…
—Eres hermoso —dijo.
—Tan lindo, así todo excitado bajo mi toque.
No sabía
exactamente qué cara tenía, pero sentía mis mejillas arder, mi labios, seguramente
rojos por los besos y ligeramente abiertos, respirando entrecortadamente por
todos los estímulos recibidos. Mis manos que hasta ese momento se había
dedicado a acariciar su espalda, comenzaron a imitar sus movimientos, se
filtraron por debajo de su camisa, acariciando ese pecho amplio, fuerte. Pude
sentir como se estremecía con el roce de mis fríos dedos, suspirando cuando
sobaba sus pezones. Cerró los ojos, disfrutando de mis lerdas caricias…
Abrió los ojos
de golpe, su mirada se había oscurecido, miraba lo que frente a él se le servía:
yo…
De un tirón soltó
mi cinturón y aflojo mis pantalones. Introdujo su mano dentro de mis boxes. La
calidez de su toque me hizo sentir en el éxtasis total… presionando suavemente
la punta primero… jugando… recorriéndolo lentamente con la yema de sus dedos,
sacudiendo cada célula de mi ser… Ahhh… gemidos subiendo de nivel… Nhhhh… se
siente tan bien… su mano envolvió mi miembro, comenzando un vaivén desde la
punta al final, de arriba abajo…
Pero no es justo
que solo yo disfrute, puedo sentir entre mis muslos la necesitada y dura parte
de Yunho, llamando a pequeños golpes por mi atención… Con una de mis manos en
su pecho, siguiendo ese juego de caricias, baje sin prisa alguna la otra al
bulto en su pantalón… al sentir mis dedos pasearse por encima de su ropa soltó
un sexy gruñido de su garganta, lo que me animó
a continuar.
No soy un
experto en estas artes, no, de hecho soy bastante inexperto, pero mi cuerpo
reacciona con el suyo, mis caderas se mueven a su compás y mis manos, mis manos
juguetonamente reproducen sus movimientos, tal cual Yunho me hace, yo lo repito
en él…
De una manera no
tan hábil me deshice del botón de su pantalón, teniendo, ahora sí, el espacio
suficiente para que mis dedos se colaran por primera vez a su miembro…
—No… Jae… dee ahh
dete-en-te —le escuche gemir cuando mi mano se introdujo por debajo de sus
boxes. Al tiempo que me impedía llegar más allá. Su mano sujetando la mía,
impidiéndome el acceso a su parte más íntima.
El color de sus
ojos no cambiaba, negro como el carbón, más sin embargo ya no me miraba con ese
lujuria de hace un momento. Sus ojos me decían que había entrado en razón.
—Esto está mal
Jae —dijo, provocando un vacío en mi corazón. ¿Por qué?
—¿Por qué esta
mal? —No le di oportunidad de responder, no quería escuchar ninguna de sus
excusas, solo quería disfrutar el momento. Y no solo yo. La poca cordura que
tuvo Yunho se fue al caño. Volvió a besarme con desenfreno, tomando mi miembro
nuevamente con una de sus manos y con la otra dándose placer él mismo. No me
dejaría tocarlo…
—Es-too… e-es-ta-a…
nhhh… mal —dijo nuevamente entre jadeos y besos entrecortados. ¿Por qué? —Por…
favooor… deetee… detenmeee… —decía, pero no detenía sus movimientos.
—Nhhhh! —de mi boca solo gemidos salían. No quiero saber de
nada más que el placer de sus caricias. No quiero detenerlo, quiero que siga… más…
más… —Ahhh!!!
Mis gemidos no
hacían otra cosa más que provocarlo más. Aumentando la velocidad de su
masturbación, besando mi cuello, lamiendo… haciendo que mordiera mis labios para
no clamar del placer que me estaba brindando…
—¡Yunho! —escuchamos.
La voz de Junsu buscándolo nos paralizó. Yunho cubrió mi boca con la mano con
la que él se tocaba. Podía oler su esencia, saborearla estaba al alcance de mi
lengua. Lamí la mano que me apresaba. Los ojos de Yunho antes abiertos por la
sorpresiva llegada de Junsu, ahora se abrían más por lo que hacía. Miraba
atentamente los movimientos de mi boca, dándome primero un dedo, empujándolo
dentro de mi cavidad bucal, yo, recorriéndolo con mi lengua. Después otro dedo…
Escuche la puerta principal abrirse, dejando colar el bullicio del local, señal
de que Junsu se había marchado… para mí solo estaba Yunho…
Tomo mis nalgas
con sus manos, apretándolas. Bajo un poco más mi ropa. Y, me levantó, apoyando
de nueva cuenta mi espalda sobre el muro que separa los cubículos…
Su erguido
miembro se coló naturalmente entre mis piernas, rozando mi propio miembro…
comenzó a moverse de nuevo, iniciando un ritual de fricciones… sus manos aún
sobre mis nalgas me sostenían fuertemente, mientras movía mi cuerpo al ritmo de
sus caderas… sus labios atacando mis labios hasta que el aire se nos fuera,
dejando delgados y finos hilos de saliva uniendo nuestras bocas… Nhhhhh!!!! Se
siente exquisitamente bien el frotarnos el uno con el otro… Ahhhh… mi mente se
nubla… mi cuerpo comienza a dar señales de que estoy a punto de llegar al
climax con ese simple roce… cada folículo de mi piel se eriza… comienzo a
vibrar, desde ahí, desde mi entrepierna… Yunho… Nhhhhh!!!!
Fluidos calientes
escurrían sobre mis muslos y parte de mi ropa. Yunho nos había masturbado a
ambos, logrando que soltáramos nuestras esencias sobre mí. Sosteniéndome aún,
escondió su cabeza en mi cuello, donde podía escuchar su agitada respiración.
Su aliento me cosquilleaba… tan cerca… su aroma varonil inundaba mi ser… mis
manos sobre su cuello se aferraban a él, no solo para no caer, sino para no
dejarle ir.
La puerta
principal nuevamente se abrió, dejando escuchar el alborotado ambiente, ocultando
así nuestras fuertes inhalaciones.
—¡Yunho! —Junsu
no cesaba en su búsqueda —¡Yunho! ¡Sal! ¡Sé que estas ahí! —dijo, su voz sonaba
cerca, muy cerca, como si estuviera al otro lado de la puerta del pequeño
cubículo. Pronto unos golpes sacudieron la puerta TOC, TOC, TOC… desesperados
golpes arreciaban conforme no había respuesta. Dentro Yunho y yo permanecíamos
en la misma posición, el sosteniéndome y yo abrazado a él. —¡Sé que estas ahí!
¡No trates de fingir que no estás! ¡Puedo ver tus zapatillas! —Junsu nos había
encontrado, no había forma de ocultarnos. —¿Qué tanto haces? Yoochun no
encuentra a Jae. No sé donde rayos se metió, la última vez que lo vi venía al
baño, a lo mejor ya consiguió pareja por ahí. No me extrañaría nada, luce
totalmente como una mosca muerta. —Esto último lo dijo en voz tan baja que de
no ser porque estaba ahí justo en la puerta no lo habría escuchado. Dolió,
duele que el Delfín piense eso de mí…
—Voy en un
momento. —Yunho respondía aun recargado en mi cuello. Mis piernas aún no tocaban
el piso.
—¿Qué tanto
haces ahí dentro? —Junsu no quitaba el dedo del renglón.
—Vomitando, te
dije que no aguanto el alcohol. —dijo apretando los dientes. Comencé a sentir como empezaba a
convulsionarse, pero aún así no me bajaba.
—Ok. Te espero
fuera.
Una vez que
estuve seguro de que Junsu había abandonado por completo el baño, me deshice
del agarre de Yunho. Me limpié y acomode la ropa y también la suya. No había
levantado su rostro, solo dejaba que abrochara los botones de su pantalón.
Levante mi mirada. Yunho tenía los ojos cerrados, su rostro estaba pálido, su
cuerpo tenía pequeños espasmos de vez en cuando y tenía los puños firmemente
apretados, como si con toda esa postura tratara de retener algo.
Se volteó
rápidamente hacia el inodoro y soltó todo aquello que no le estaba haciendo
bien a su cuerpo. Como pude me escabullí de aquel cubículo. No soy tan fuerte,
mi estomago no es capaz de resistir semejantes cosas, comienzo a sentirlo
revuelto. Un sabor ácido me indico que debía correr hacia el otro cubículo.
Pronto me encontré en la misma situación que Yunho.
—¡Oh! ¡Vaya! Con
que aquí también estabas. —Junsu había vuelto a entrar a los baños. —¿Se
encuentran bien?
—Yo estoy bien,
pero Yunho —dije antes de dar otra arcada. Sí, lo mío solo era efecto
secundario de lo de Yunho, pero él…
—¡Ah! Él solo
está demasiado ebrio —comento como si nada. Espera ¿qué? ¿Ebrio? —Sí, esta
ebrio —dijo mirándome, yo había volteado a verle incrédulo. —Le dije que no
tomara. ¿Sabes? No es bueno con el alcohol. No lo soporta. Tiene una forma muy
curiosa de estar ebrio. Se ve totalmente normal, pero sus emociones salen a
flote más rápido y al final siempre termina ahí —señalaba el retrete. —Con su
nuevo mejor amigo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)