—¿Ah
sí? ¿Y quién dijo tal cosa? —me encontraba al teléfono con Yunho.
Inesperadamente me jugó una muy mala broma.
—Yo
solo dije que sería la última vez que nos viéramos, pero no me dejaste aclarar
que sería en el año. Tú sacaste conclusiones apresuradas.
—Eres
cruel. Estrujaste mi corazón de pollo.
— “risas” —Esa fue la razón de su
dramática despedida. Él y su familia irían de vacaciones su casa de verano, ubicada en otra ciudad,
donde dicen la primavera es eterna, por lo que el frío clima no les afectaría o
por lo menos no tanto como aquí, que han comenzado las heladas. No sé muy bien
si vivió algún tiempo ahí, pero imagino que le trae buenos recuerdos de su
niñez, ya que la menciona con cariño. Y bueno, yo feliz porque a pesar de que
no lo veo físicamente, me siento cerca de él. Sus llamadas son constantes una o
dos veces por día, eso me hace muy feliz… siento que él y yo estamos
conectados…
El
tiempo realmente es frío, me gusta así, sentir el vaho de mi cuerpo, el sabor
de una buena taza de chocolate caliente, el fervor de las fiestas decembrinas,
todo en esta época del año parece cobrar matices cálidos en el alma de las
personas, sonrisas y abrazos. Lo mejor en estos días, es la compañía, en mi
caso mi mamá, Yoochun va a casa seguido, con la excusa de visitar a su mejor
amigo, pero yo se la verdad, solo va porque mamá está en casa, lo que se
traduce como “la comida de mi mamá”, pero este año es diferente a los demás,
hay un algo que lo hace aún más especial, la presencia de una persona en mi
vida…
Yunho…
Aún
puedo sentir el cálido beso que depósito en mi frente cuando regreso, yo me
había quedado estático en la puerta de mi casa, sin entrar, sin moverme,
tratando de asimilar la situación, sintiendo que por momentos perdía el aire en
los pulmones, con el frío azotando mis mejillas. Así como subió a su auto con
una sonrisa, con esa misma regreso, imagino que no paso mucho tiempo en su ir y
venir, a decir verdad creo que solo le dio vuelta a la esquina, aunque no puedo
estar seguro ya que mi concepto del tiempo se perdió en cuanto dijo que se iba.
Cuando me di cuenta, él estaba frente a mí, sonriéndome, no tardo ni un segundo
en envolverme entre sus brazos, y yo soltar mi único sollozo entre ellos.
—No
Jae, no llores —dijo mientras me levantaba ligeramente el mentón. Sus ojos
buscando los míos. —No llores, nos volveremos a ver.
—S—si…
pe-e-r-o… — “¿Cuando?” Cuando nos
volveríamos a ver, eso pasaba por mi cabeza, mientras hacia un puchero entre mi
lloriqueo.
—Seguramente
cuando regresemos a clases —sonrió. Yo solamente detuve mis lamentos y lo mire con
la duda en mis ojos. —Hoy es el último día que te veré en este año, así que por
favor no llores, quiero tener una bonita imagen tuya.
La
confusión en mi cabeza se hacía más grande. ¿Qué no me había dicho que se iba a
mudar a otra ciudad? ¿Qué se iría en unas horas y no lo vería más?
—No
Jae, no es eso —dijo como leyéndome el pensamiento. —No me mudaré solo iremos
por las vacaciones de invierno. Pero si me voy en unas horas, de hecho —miro su
reloj por arriba de mi cabeza —de hecho ya es un poco tarde. Así que porque no
pones una linda cara para mi, así me llevare un lindo recuerdo tuyo hasta que
nos volvamos a ver.
¿Un
lindo recuerdo? Lo único que pasaba por mi cabeza era robarle un beso, esos
labios que me llamaban como diciéndome “bésanos”. Con uno de sus pulgares
retiro las pocas lagrimas que salieron, mientras me miraba y yo, yo veía
detenidamente sus labios, tratando de contenerme y no saltar sobre ellos.
Sin
previo aviso acercó su rostro muchísimo más de lo que ya estábamos. Un sonrojo
se posicionó en mi rostro, sintiendo su respiración sobre mis labios y, cerré
los ojos, esperando, deseando sus labios sobre los míos.
Y,
por fin, el suave tacto se dio, solamente que él beso mi frente y no mis labios
como yo deseaba. Pero aun así, me hizo muy feliz. Fue de esos besos que
transmiten sentimientos, de esos que te expresan sentimientos. Eso es lo que
sentí, la calidez del corazón de Yunho.
* * *
Las
fiestas decembrinas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, aún teníamos tiempo
libre en lo que el siguiente semestre escolar comenzaba, eso sería a mediados
de enero, así que me dedicaría a la vagancia de no ser porque Yoochun está
necio en que debemos entrenar.
—¡Levántate!
—un grito y un gran peso cayeron sobre mí.
—¡Agghhh!
—gemí entre susto y dolor.
—¡Anda!
Se hace tarde —abrí ligeramente un ojo, viendo que el cielo se encontraba un
poco nublado a través de las cortinas de mi habitación, decidiendo de esta manera
que no me movería de mi preciada cama —¡Yaaaaa! ¡Arriba! —dijo jalándome las
cobijas que cubrían mi cuerpo.
—¡Aaahhh!
—con pereza mire el reloj de mi mesita de noche —¡Es de madrugada! ¡Déjame
dormir!
—No
es de madrugada, no seas flojo son las 9 de la mañana, no hay forma que sea de
madrugada.
—Quiero
dormir.
—¡Ya!
¡Levántate! Es que acaso ¿quieres seguir así?
Mire
a mí alrededor, mi habitación ordenada, mis libros, mi ropa, mis zapatos, mis
discos… mi cama. No fue una difícil decisión. —¡Sí!
¡Sí quiero! —tomé las cobijas acurrucándome de nuevo.
—¡Ahhhh!
¡No! ¡No señor! No nos vamos a quedar de brazos cruzados.
Me
rindo, no hay manera. Después de la competencia, a pesar de ser sola y
puramente demostrativa, fuimos calificados, demostrando que a pesar de nuestro
desempeño aún distábamos mucho de ser de los mejores. Para ser más exactos
quedamos ubicados en el décimo lugar de los veinte grupos que se presentaron.
Cualquiera diría “No está mal para ser la
primera vez que se presentan” o estamos justo a la mitad, ni mal ni bien,
tenemos bastante por trabajar pero lo haremos bien conforme avancemos en
clases. No, pero aquí mi amigo esta aferrado a la idea de mejorar notablemente
regresando, y yo, yo solo quiero seguir durmiendo.
—Ahhhhhhhhhhhhhhh.
—Un largo suspiro. —Pues qué más da ¡Vamos!
Me
resigno a seguirle la corriente en esto, se que está bien el hecho de que
practiquemos, pero algo me dice que no es solo por el hecho de practicar, Yoochun
está ocultando algo a través del baile.
—Su no está —me dice al fin. Después de varios
días de práctica, solo él y yo nos encontramos en una habitación lo
suficientemente especiosa para realizar nuestra rutina.
—Hum.
Lo he notado. Debe estar ocupado —digo, no ha venido en toda la semana, es más
que obvio que no está.
—Me
refiero a que no está en la ciudad.
—Ah.
Hum. Supongo que está disfrutando de sus vacaciones. —No se me hacía extraño, después
de todo estábamos en las vacaciones de invierno y el cambio de semestre, la
mayoría disfruta de su tiempo libre, como Yunho que esta con su familia.
—No
se ha comunicado conmigo —su voz denotaba tristeza.
—Quizá
no ha tenido tiempo —trato de animarlo.
—No…
—bajó la mirada a sus manos, tenía un aura de desolación a su alrededor. —No… —lo
que trata de decir le es difícil. Hablando de Junsu, las emociones de Yoochun
se agitan, pasa de la felicidad a la tristeza, pero tanto él como yo sabemos
que Junsu no tiene intenciones de corresponderle, aún así Yoochun está atento
de él, sin perder la esperanza. Espero sinceramente que Yoochun sea correspondido,
no habrá ser más feliz que aquel que Yoochun ame. —No ha querido hablar
conmigo.
—Te
dije que seguro ha de estar ocupado y por eso no te ha llamado. —La extraña
amistad entre ellos seguramente es parecida a la que tengo con Yunho, no, Yunho
y yo tenemos una conexión especial, no puedo asegurar si existe esa clase de
conexión entre Yoochun y Junsu, pero lo que sí sé es que mi amigo le profesa un
amor sincero al delfín.
—No
ha querido responder mis llamadas, y… cuando lo hace… se porta distante…
¿Distante?
¿Cómo puede portarse distante con Yoochun? Yoochun quien le ha tendido la mano,
quien lo cuida como lo más hermoso que hay, Yoochun que lo protege de todas
esas injurias que a veces los compañeros le hacen, porque de alguna manera
Junsu no se hace querer por todos. Yoochun quien tiene un corazón cálido
latiendo por Junsu. No lo entiendo.
—En
esta semana no había querido contestar
mis llamadas, pero por lo poco que dijo se que esta fuera de la ciudad con un
amigo y su familia. —Me miro a los ojos. —Es como si no quisiera saber de mí y…
duele.
Cuando
Yoochun dijo eso mi corazón se oprimo. «Me
gustaría tanto evitarte ese dolor amigo mío, pero no hay nada que pueda hacer
más que sostenerte entre mis brazos justo como lo hago ahora».
—Su
indiferencia me duele…
Se
separó lentamente de mí, me miró e hizo in amago de sonrisa. Le sonreí, tome su
mano y entrelacé nuestros dedos, como siempre, dándonos de esa forma apoyo. «Yo estoy aquí Yoochun» aunque realmente
me gustaría sacudir a Junsu hasta hacerlo entender que nadie lo querrá más que Yoochun,
pero como dicen, en el corazón no se manda.
De
esta manera me obligué a levantarme temprano en estos sagrados días de
descanso, practicar todos los días durante muchas horas, para así amortiguar la
indiferencia de Junsu hacia Yoochun. Por las noches, recibir las llamadas de Yunho
me hacía feliz.
* * *
—Jae,
yo… yo tengo algo que decirte —Yunho dijo un día.
—Pronto
regresarás y nos volveremos a ver, ¿no
estás feliz? —le interrumpí. De alguna manera el tono en el que comento “tengo algo que decirte” me sonó al
típico “tenemos que hablar” de las
parejas cuando su relación ya no funciona. Pero mi caso es muy diferente, sin
darme cuenta había pasado cerca de un mes y las clases iniciarían en la última
semana de enero, a solo un par de días, y con ello el regreso de Yunho.
—Jae,
tu y yo tenemos algo especial… —su voz ronca se dejo escuchar al otro lado de
la línea. Aquellas simples palabras hicieron brincar a mi corazón de alegría. «Claro que tenemos algo especial». Él también lo ha notado, sonrió aunque él no
pueda verme. —Jae, tú y yo tenemos algo especial —repite, y mi corazón sigue
brincado con cada palabra. —Jae, eres de las pocas personas con que me siento
tan cómodo, te has vuelto una persona indispensable en mi vida… eres un gran
amigo…
«Amigo…»
Esa
palabra de alguna manera hiere…
—Y
como eres un gran amigo te diré esto, porque es lo mínimo que mereces.
¿En
qué momento mi sonrisa se congeló? ¿Mi conexión especial es solo amistad? No,
no, no. Amistad es lo que hay entre Yoochun y yo. «Yunho ¿acaso no te das cuenta que tu y yo somos algo más que amigos?»
—Jae,
yo… yo conocí a alguien en este mes que estuvimos separados…
—
… —Nada, no pude articular palabra alguna, ni siquiera un sonido de sorpresa
¿fui yo quien se ilusiono? ¿Fui yo quien confundió el cariño de Yunho?
—Bueno
ya lo conocía, solo le deje entrar en mi vida y…
«¿Qué?»
A
partir de ese momento deje de escuchar lo que Yunho me decía. ¿Cómo que alguien
más? Creí que él y yo teníamos ese algo que une a las parejas, la química,
flechazo, chispa como quieran llamarlo, entonces ¿Qué fue lo que pasó?
—Sé
que crees que tu y yo tenemos química, pero yo de verdad no quiero arruinar la
hermosa amistad que tengo contigo, y en estos días estando separados, sé es lo
mejor, además Junsu…
—¿Junsu?
—¡¿¿Junsu?!! ¡Oh por dios!
—Sí,
Junsu. Él y yo somos compatibles, tenemos muchas cosas en común y…
Bla,
bla, bla no escuche lo demás. Ni siquiera me intereso, solo deje el auricular
caer de mis manos. Me faltaba el aire. Llegué a la ventana y traté de abrirla,
me temblaban las manos. Una ráfaga de aire frío se coló por mi habitación,
golpeándome directamente en la cara, tan fuerte como mi realidad.
Yunho
había escogido a alguien más, y yo, yo le amaba…
Duele…
No
pude llorar, no derramé ni una sola lágrima en el trascurso de la noche,
solamente me quede ahí sentado frente a la ventana, porque esa maldita
sensación de asfixia no me dejaba. No sé cuánto tiempo pase en esa posición,
hasta que las luces de mi habitación se encendieron, junto con las de toda la
casa. Ni siquiera había notado que todo estaba a oscuras. Con la luz llegó mi
madre, quien no dijo nada, solo tomo una cobija y me arropó, no cerró la
ventana y eso se lo agradecí enormemente, no podría soportar estar dentro, sin
aire.
Al
día siguiente me encontraba en la calidez de mi cama, bien arropado y con la
ventana cerrada, supongo obra de mi madre. Pero estar ahí dentro también me
daba la sensación de protección. Al poco tiempo unos pasos y la puerta de mi
habitación abierta violentamente.
—¿Por
qué no te has levantado? Hoy es el último día que ensayaremos. Ya quiero
regresar a clases, y así poder ver a Su.
Aquello
congeló mi corazón, Yoochun aún no sabía nada. Yo no podría, no quería, pero
debía…
—¿Qué
harías si te enteras que Junsu está saliendo con alguien? —pregunte casi en un
susurro debajo de mis cobijas.
—¿Ah?
—Aquello le desconcertó. —Pues no sé, supongo que lo tendría que asimilar ¿no
crees? Digo, espero que eso no pase pronto, más bien espero que me corresponda,
ruego por que lo haga.
OK.
Eso dolió. No podía no decirle nada y dejar que fuera ingenuamente a
encontrarse con… con… con esa sanguijuela…
—Junsu
y Yunho están saliendo —solté fríamente. Por más que buscara la forma más sutil
de decirle eso, al final no evitaría el daño causado, por eso no me complique y
lo dije de esa manera.
—¿Es
broma? Deja de jugar.
Descubrí
mi rostro y lo miré fijamente. «No Yoochun,
no es broma». No me gusta ser el conductor de malas noticias. Y de pronto
la realidad me golpeó de nuevo.
Yunho
y Junsu juntos… Yunho no es para mí…
Y
entonces, las lágrimas brotaron….
¿Por
qué? Esa pregunta no salía de mi cabeza ¿Por qué él? No paraba de preguntarme
aquello ¿Por qué de todas las personas tenía que ser justamente Junsu? ¿Por qué
rompernos el corazón a la par?
Ese
día no practicamos, nos quedamos en cama, bueno yo en mi cama y Yoochun en la
silla frente a la ventana, sin decir nada, tratando de asimilar todo este
asunto. Llorando lo que debamos llorar para que el lunes nos presentemos como
si nada hubiera pasado. Fingiendo que no hay herida… ni dolor…
* * *
¡Maldita
sea!
Maldigo
la hora en la que me emocioné y ajuste mi horario con el de Yunho. ¡Demonios!
Pienso a cada paso que doy. Cada vez estoy más cerca. ¿De verdad tengo que
entrar a ese salón? Finalmente me detengo, dudando en si debo o no entrar.
Suspiro fuertemente intentando agarrar valor. Aspiro una vez más y no avanzo,
me quedo ahí. Una mano en mi hombro, reconozco su tacto: Yoochun.
Me
mira como si en mí fuera a encontrar el valor para entrar al aula. Tampoco
quiere hacerlo. ¿La razón? Muy sencilla, esa es una de las clases que
compartimos con Yunho y para desgracia de ambos con Junsu. ¡Los cuatro juntos!
¡Qué sofocante es ahí dentro!
Aspiro
con fuerza, exhalo. Tomo la mano derecha de Yoochun, entrelazo mis dedos,
sabiendo que es señal de fortaleza para ambos. Mira directamente a mis ojos y
yo solo asiento ligeramente con la cabeza. Y así ambos ingresamos a lo que será
nuestra tortura.
En
este semestre las materias van de la siguiente manera Yunho, Yoochun y yo
compartimos casi todas las clases, pero, desgraciadamente para nosotros, esta
es la única que compartimos los cuatro. Es horrible. Verlos por separado es
difícil, pero verlos juntos, haciéndose cariñitos es un martirio.
—Vamos
—me dice al tiempo que ingresamos y nos colocamos en nuestros respectivos
lugares al final del aula a un lado de la ventana. Nunca me ha gustado sentarme
delante, me siento observado y desde aquí tengo la perspectiva de todo el
salón. Eso incluye a la parejita que se sienta justo dos filas delante de
nosotros.
Esta
primer semana de clases realmente ha sido dura, no quiero mirar hacia ningún
lado. Yoochun esta tan callado como yo, no sé qué decirle, ni siquiera sé como
animarme a mí mismo. Caminamos siempre juntos, nos tomamos de la mano cada vez
que los vemos por los pasillos, mirando hacia otro lado, a cualquier lado que
no sea a ellos.
—Gatito
¿puedo hablar contigo? —mojigatamente me hablo Junsu.
Ese
día me había apresurado a salir. Compartía esa clase con Yunho y a pesar de que
él hacía intentos por hablarme, yo solo contestaba con monosílabos. Afortunadamente
el profesor era muy estricto y no permitía cualquier tipo de cuchicheo en su
clase. Yo había estado evadiendo a Yunho desde el día que me dijo por teléfono
que salía con Junsu. Y ahora, tenía a Junsu frente a mí, pidiendo de forma
puritana hablar conmigo. «¡Ja! ¡Como si
yo quisiera hablar contigo!»
—Sí,
claro —le digo de forma dulce e hipócritamente le sonrió. La gente nos observa.
He notado sus cuchicheos acerca de nosotros, no quiero armar un escándalo y sé
que Junsu lo ha hecho de esta forma para yo le haga un desaire y la gente
piense mal de mí, o bien para simplemente hacerme pasar un mal rato. No contaba
con mi respuesta, lo vi en sus ojos, esperaba que le hiciera un desplante y no
que le respondiera de forma tan tranquila.
—Dime
—le sonrió de nuevo, aunque yo sé que mi sonrisa es forzada, él no lo sabe. Nos
hemos alejado una prudente distancia de los demás, para tener un poco de
privacidad al hablar.
—Yo,
yo lo siento mucho —dice mientras baja la cabeza y se agarra la cara con las
manos. Hay un algo en tono neutro que me hace creer que no está del todo
arrepentido. —Yo no sabía que tú pensabas en U-know como alguien especial. — «Mientes» le quiero gritar. «Me restriegas en la cara el sobrenombre que
le has puesto y te atreves a decirme que no sabías de mis sentimientos por él
¡A otro perro con ese cuento!»
—Si,
no te preocupes, no importa —le digo con el mismo tono neutro que él está
usando, no quiero darle el gusto de verme mal ni hacerle una escena.
—Pero
yo de verdad no sabía —continuó. ¿Por qué no entiende que no me interesa? Ni
siquiera le creo. —Créeme, te has portado muy bien conmigo y no quisiera que
mal entendieras este asunto. Me importa mucho tu amistad, tanto que si tú me lo
pides lo dejare. Dejaré a Yunho si me lo pides.
«¿Lo dejarás? ¿Dejarías a Yunho
si yo te lo pidiera?». La tentación era muy grande,
por un momento le quise decir “Déjalo, no
eres para él” pero eso solo sería muy egoísta de mi parte, pues si Yunho lo
escogió fue por algo, y si Junsu me estaba ofreciendo esto, seguramente algo se
traía en manos. No confío en él… tal vez sea por prejuicio. Muy dentro de mi sé
que no es mala persona, de lo contrario Yoochun no se hubiera enamorado de él,
a menos claro que lo haya hechizado.
—No,
no te preocupes por mí —le digo al fin, esta vez sinceramente trato de sonreír,
pensando en la felicidad de Yunho. —No tienes que hacer nada, si él está
contigo es por algo.
—Pero
tú… me ha dicho que estás muy distante con él y eso le duele. Y, y… yo no quiero
perder tu amistad tampoco.
—Solo
necesito tiempo para asimilar las cosas —le digo tranquilamente. —Lo que si no
se me hace justo, es la forma en la que trataste a Yoochun. —Ahí sí, el
resentimiento en mi voz es latente. Junsu da un paso hacia atrás al hablar de
esto. —Yoochun te ha apoyado mucho y sé que sabes de sus sentimientos por ti,
no se merece el trato que le diste.
Sin
dejarlo hablar me doy la vuelta y me voy. Me topo de frente con Yunho quien ha
manteniendo su distancia, esperando por su novio. Nuestras miradas se topan y
yo solo asiento ligeramente en forma de saludo y me retiro buscando a mi mejor
amigo, porque ambos nos necesitamos ahora.