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martes, 25 de noviembre de 2014

LOVE IS BLUE: CAPITULO 4



Nubes de tormenta.

YunHo desayunaba con sus padres todos los domingos en el conocido club privado de la ciudad. JaeJoong usualmente lo acompañaba, pero a veces deseaba como hoy, que JaeJoong no asistiera. No cuando su madre lo miraba como a la cucaracha más horripilante que existiera, con la cara de asco totalmente enmarcada, y su padre fulminándolo con la mirada. Con JaeJoong incómodo y tenso a cada movimiento que daba. YunHo simplemente deseaba no tener que escoger entre sus padres y JaeJoong. No es que JaeJoong lo pusiera en esa encrucijada, no, pero era una cosa muy distinta cuando su tierno novio era agredido por sus padres. JaeJoong usualmente bajaba la cabeza sin decir nada. YunHo intentaba callar la sucia plática, pero en ocasiones como aquella, ni siquiera era una charla.

El día de hoy, su madre había sido especialmente minuciosa en no soltar alguna grosería, pero su comportamiento insolente hería a su pequeño novio. YunHo realmente sonrió con esperanza cuando su madre le sonrió a JaeJoong al verlo llegar junto a él. Obviamente no supo distinguir entre una sonrisa sincera a una cínica. La burla marcaba su rostro cuando se sentaron a la mesa. Entonces, YunHo vio la cantidad de cubiertos para cada uno.

—Madre, ¿no crees que es demasiado para un simple desayuno? —cuestionó. Ni siquiera ellos usaban tantos  a la hora de la comida o la cena. No a menos de que se tratara de una ocasión muy, muy especial en la que se quisiera impresionar a alguien.

—¿Es que acaso piensas utilizar el mismo tenedor para todo? —dijo incrédula.

—No, pero…

—Entonces no veo el caso a tus réplicas —cortó.

El desayuno transcurrió con una serie de bufidos y expresiones tales como “¡no puedo creerlo!”, “¡Qué horror!”, “¡Vaya manera de comer!”, “¡sin modales!”, y un largo etcétera. Todos dichos con ese tono ufano que su madre siempre tenía, a cada que JaeJoong hacía un simple movimiento, desde el cómo tomaba los cubiertos hasta su manera de masticar.

—Madre, por favor —decía YunHo en un tono de controlado enfado cada vez que su madre juzgaba las acciones de JaeJoong. Por respuesta su madre levantaba la barbilla y resoplaba altaneramente.

JaeJoong se mordía el labio fuertemente, quería agradar a los padres de YunHo, pero entre más hacía, más parecía que ellos lo odiaban. Sabía que la educación en ambos era diferente, mientras que JaeJoong creció en una familia de clase media, YunHo, cuyo padre poseía una cadena de centros comerciales, fue educado como todo chico de alta alcurnia.

Sin embargo, eso no significaba que no le doliera cada que la madre de YunHo lo encontrara más vil que cualquier gusano. Comió poco, realmente no podía pasar el bocado por el nudo que obstruía su garganta. Pero nadie, ni siquiera YunHo sabía que tan profundo calaban las palabras de su madre en él.

Antes de terminar el desayuno, JaeJoong estuvo a punto de irse por lo menos tres veces, tres veces que fue detenido por la mano de YunHo, implorando con sus ojos avellana que se quedara. En lucha por defender su amor, JaeJoong había dicho de todo, pero siendo los padres de YunHo, lo único que podía hacer era mantenerse firme y constante, hasta que se dieran cuenta que él era la persona correcta para su hijo. Eso era lo que lo llevaba cada domingo a tan prestigiado club, para “charlar” con ellos.

Con un suspiro cansado, tragando el nudo en su garganta, JaeJoong le sonrió a YunHo. Aún faltaba para poder irse, a pesar de estar deseándolo desde el inicio, JaeJoong no se rendiría, defendería su amor por YunHo.

—¿YunHo? —la agradable voz de una chica acalló cualquier otra injuria que la madre de YunHo pudiera haber dicho. —¡Oh! ¡YunHo! Qué agradable sorpresa —dijo con una sonrisa ChaeYoung. —¡JaeJoong! —exclamó al verlo, dándole un abrazo.

JaeJoong sonrió sinceramente, respondiendo al abrazo de la chica. ChaeYoung era en pocas palabras la chica perfecta. JaeJoong aún no la conocía de todo, pero hasta ahora solo más cualidades que defectos le encontraba.

Han ChaeYoung poseía una linda y tersa piel color claro, casi tan blanca como la de JaeJoong, su delicada figura se movía con elegancia a cada paso que daba, su perfilada nariz y ojos negros le granjeaban grandes pretendientes. Sin dudar, su sonrisa era lo más atrayente de la chica. Así se veía a primera vista ChaeYoung, pero, si mirabas más allá de su beldad exterior, podías apreciar la verdadera belleza que la chica era.

No solo era una fanática al hockey sobre hielo, con un título en primeros auxilios, de carácter amable y amigable. Con miles de ocupaciones, intercalaba su horario entre ser estudiante, asistente del equipo de hockey, excelente hija y actividades altruistas. Además de contar con una gran dote. ChaeYoung era como esas princesas de Disney, con mucho dinero y un enorme corazón, que hasta los animales se enamorarían de ella.

—Disculpa, creo que no nos conocemos —dijo con educación la madre de YunHo.

ChaeYoung sonrió. —Lo siento, me disculpo por mis incorrectos modales. Soy Han ChaeYoung —dijo haciendo una perfecta reverencia.

—¿Han? ¿Cómo los nuevos residentes de Gwangju? —preguntó interesado el señor Jung. A pesar de que el apellido Han era común, para todos en ese club privado, los apellidos venían adjuntos con una gran suma de dinero, para todos excepto JaeJoong.

—¡Oh! Sí, señor. Mi familia y yo recientemente nos acabamos de mudar —contestó la chica alegremente.

—¿Por qué no te sientas, querida? —ofreció la señora Jung.

—No, muchas gracias. Mi familia me espera —declinó amablemente ChaeYoung.

—Será solo un momento —insistió la mujer.

Al final ChaeYoung cedió, quedándose más tiempo de lo que ella pretendía. Paso alrededor de una hora charlando con una muy amable señora Jung, quien preguntó acerca de todo lo habido y por haber en la vida de la chica. Era evidente que a ojos de la mujer mayor, ChaeYoung era todo lo que quería en una esposa para YunHo.

Durante ese tiempo, los padres de YunHo ignoraron olímpicamente a JaeJoong, quien solo miraba de un lado a otro, sonriendo a medias cuando ChaeYoung hablaba sobre él o con él, desconociendo la situación en la que se encontraba antes de que ella llegara.

YunHo, por su parte, seguía aferrado a la mano de JaeJoong. Sentía que si lo liberaba de su agarre, JaeJoong se esfumaría, como un sueño que nunca existió. Quería transmitirle seguridad, decirle que no importaba lo que dijeran los demás, que él lo amaría, pero, muy dentro de su ser, se sabía un cobarde, por eso se aferraba a la fuerza de JaeJoong, porque él temía no ser lo suficientemente valiente para defender lo que amaba.

***

El final del año se estaba acercando. Con ello las festividades decembrinas. JaeJoong había propuesto a YunHo pasar Navidad con su familia, pero YunHo insistió en un baile en el club privado. Aparentemente era una tradición para las familias con estatus social, pues todas se reunían ahí, ataviadas con sus mejores galas, exhibiendo las joyas de la familia o cualquier cosa de esas.

JaeJoong ni siquiera tenía un traje. YunHo insistió en comprarle uno, más ambos sabían que el dinero en las tarjetas de YunHo prevenía de sus padres, padres que veían a JaeJoong como una babosa asesina. Así que consiguió un trabajo de medio tiempo en una de las muchas tiendas locales, donde el furor por las compras de fin de año le granjeaba una cantidad de dinero extra en propinas.

—Una vez más ¿por qué estás aquí? —SuHyeon sentado en el mostrador, jugaba con algunos broches navideños que allí se encontraban.

—Necesito dinero. ¡Dah! —respondió JaeJoong. SuHyeon ladeó la cabeza como un perro sin entender. La tienda, pertenecía a una cadena, de la cual su familia era dueña.

—No entiendo —dijo. JaeJoong rodó los ojos. —¿Por qué no le pides prestado dinero a YunHo? Es más, estoy seguro que te daría lo que fuera.

—Porque… —comenzó con voz segura —porque… porque… —su voz se atenuó hasta ser un simple murmullo. No podía decirle a SuHyeon que lo más probable era que cortaran los fondos de YunHo, si éste decidía prestarle dinero, o en su defecto, comprar su traje. Quizá exageraba al decir que cortarían los fondos de YunHo, pero estaba casi seguro que sus padres armarían un zafarrancho semejante si llegasen a enterarse. Así que lo más sano era no meterse en esos asuntos. No quería que dijeran que JaeJoong solo estaba con YunHo por su cartera. —Porque no soy un mantenido. Sé trabajar, además quiero tener mis propias cosas con el dinero que yo mismo he ganado.

—Hummm.

Lo que JaeJoong ignoraba, era que, ahora que la liga había entrado en receso por la temporada de fiestas, el tiempo que él ocupaba trabajando, era el mismo tiempo en que la amistad entre YunHo y ChaeYoung se cultivaba. Y eso, eso era algo que a SuHyeon no le correspondía decir. Además no aseguraba que fuera a pasar algo entre esos dos.

Los miembros del equipo entrenaban todos los días, pero JaeJoong tenía un permiso especial para poder laborar en esa temporada. Así que se saltaba todas las prácticas, por lo que ignoraba lo que pasaba. Solo veía a YunHo en clases y cuando él iba a recoger a JaeJoong a la salida de su trabajo.

***

ChaeYoung se encontraba en una disyuntiva. Nunca había deseado a la pareja de otra persona, menos si esa otra persona era amiga. Pero, se sentía irremediablemente atraída hacía YunHo. Cuando lo conoció su corazón latió, cuando supo que ese hombre pertenecía a alguien más, desistió. Sin embargo, a cada momento que pasaba, su tonto corazón no quería hacer caso.

No podía evitar anhelar esos pequeños roces, cuando sus manos se encontraban sin querer por alguna razón. Ni tampoco podía dejar de  aspirar por esas miradas que duraban más de lo común, donde podía verse en los ojos avellana de YunHo, que terminaban con ella sonrojándose. Sabía también que estaba mal, lo sabía, pero no podía hacérselo entender a su corazón, que palpitaba desbocado cada que YunHo estaba cerca.

Por su parte, YunHo miraba a ChaeYoung, preguntándose ¿cómo sería amar a una mujer como ella? Una chica que por el simple hecho de ser mujer sería aceptada más fácilmente por sus padres. Además, ChaeYoung no era una simple chica, era una grandiosa joven, con más virtudes que cualquier otro, y, el hecho de provenir de una buena familia, la hacían la mujer ideal para sus padres.

A YunHo no se le pasaba por alto, el hecho de que sus padres preguntaran por ella cada que podían. O en la cena hablaban acerca de la familia Han, o las cosas que se habían enterado que ChaeYoung hacía. Eso hartaba a YunHo, pero, cobarde como era, no alzaba su voz en contra. Además, ChaeYoung era así, simplemente ella. No podía culparla porque sus padres no aceptaran a JaeJoong. Su JaeJoong, a pesar de todo, su corazón bailaba de alegría con tan solo pensar en JaeJoong.

—¿Qué te tiene tan sonriente? —preguntó ChaeYoung al finalizar un entrenamiento.

YunHo no había notado que su sonrisa plasmaba su rostro. Sonrió aún más al poder decirlo en voz alta. —JaeJoong. Pensaba en la bufanda que ha estado haciendo para mí —contó. —Él ha insistido en hacer mi regalo personalmente. No era muy hábil al principio, pero debo decir que ha mejorado enormemente.

ChaeYoung sonrió. Sí, ella jamás podría interponerse entre un amor como el de ellos dos.

***

—¡Uff! —JaeJoong suspiró fuertemente. Se miró al espejo, estudiándose por todos los ángulos. Se veía bien, pero él no solo quería verse bien, deseaba verse hermoso, sofisticado, elegante, en una sola palabra, deslumbrante.

Hoy era el día de Navidad, el baile conmemorativo en el club se llevaría a cabo en tan solo una hora. Afortunadamente, JaeJoong había logrado hacerse de un traje lo suficientemente bueno para la ocasión. Esperaba poder dejar a YunHo con la boca abierta.

—Bien, ya es hora —anunció su madre cuando el timbre sonó. YunHo había llegado por él. Su madre le sonreía de manera cariñosa. Lo abrazó y luego su padre también hizo lo mismo. Sabían que no llegaría antes de la media noche, aunque esta sería su primer navidad separados, deseaban que JaeJoong lo pasara en grande, disfrutando de una espectacular cena junto a su amada pareja.

Decir que YunHo se quedó sorprendido era decir poco, lo que causó una gran sonrisa en JaeJoong al ver a YunHo, literalmente con la boca abierta al verlo.

—T-te ves… uff… te ves malditamente caliente —dijo YunHo antes de atraerlo para un apasionado beso. —Eres hermoso y eres todo mío.

JaeJoong sonrió complacido.

YunHo lo tomó de la mano, guiándolo hasta su auto, sin dejar de mirarlo embelesado. JaeJoong sentía que podía luchar contra cielo, mar y tierra por esa sola mirada.

Doux, doux, l'amour est doux
Douce est ma vie, ma vie dans tes bras

Al llegar al club, no solo YunHo quedó sorprendido. Las personas detuvieron su parloteo al verlos entrar. JaeJoong era realmente deslumbrante, su sonrisa parecía iluminar el mismo cielo, y YunHo, a su lado se sentía flotar entre las nubes.

A pesar de haber compartido la mesa con los señores Jung, en esta ocasión no encontraron ni siquiera una palabra denigrante hacía JaeJoong. Quizá estaba tan estupefactos que no reaccionaron, cosa que ambos chicos agradecieron enormemente, mientras disfrutaban la velada.

JaeJoong saludó con la mano a ChaeYoung unas mesas más allá. Y SuHyeon se acercó personalmente a ellos para saludar. —En realidad, solo quería decir que tienes un novio muy atractivo, Jung YunHo —le susurró con descaro. Mientras que para todos, aquello parecía una burla, algo de verdad se asomaba en ella. JaeJoong era verdaderamente hermoso.

Durante el baile, JaeJoong se desplazaba lentamente al compás que YunHo marcaba. Con su mano fuertemente apretada a su cintura, atrayéndolo muy cerca de su cuerpo, JaeJoong sentía la calidez que el cuerpo de YunHo desprendía.

Se miraban a los ojos y en ellos solo el amor se veía. JaeJoong se veía tan lindo que YunHo deseaba sacarlo del baile para llevarlo a un lugar donde solo él lo pudiera admirar. Desgraciadamente, aún no se llevaba a cabo el brindis por Navidad, por lo que estaba obligado a quedarse. Había insistido a JaeJoong venir, no solo por el baile, sino por el brindis, que era el momento en que los fuegos artificiales llenaban el cielo con luces de multicolores, además de la enorme estrella ubicada al centro del lugar, por encima de sus cabezas, que se encendía solamente una vez al año. YunHo deseaba mostrarle todo ese espectáculo a JaeJoong.

Doux, doux, l'amour est doux
Douce est ma vie, ma vie près de toi

Cuando las luces se atenuaron, YunHo aprovechó para robarle un beso a JaeJoong, quien tímidamente se sonrojó, pero se aferró más a su brazo. Así, juntos, a través de la cúpula de cristal contemplaron el cielo iluminarse con luces que estallaban en forma de flores, algunas más haciendo caminos ondulados en su ascenso, y otras estallando en miles de luces diminutas.

JaeJoong las había apreciado el primer año que se mudo a la ciudad, pero desde este lugar, se tenía una vista privilegiada.

Las campanas comenzaron a sonar, indicando la media noche. En un mismo movimiento, las personas levantaron sus copas, brindando sinceras sonrisas a los más cercanos y bebiendo el contenido con delicadeza.

Cuando la última campanada sonó, las luces se apagaron totalmente. Entonces, como si fuera magia, una pequeña luz destelló al centro del lugar, una primero, luego le siguieron muchas más, ordenadas en una interminable hilera que formaba una estrella. JaeJoong así lo pudo ver cuando las luces habían iluminado la mitad de la figura. No pudo evitar el “¡Whoo!” que de su boca salió al ver tan bonito espectáculo. Las luces de la estrella comenzaron a parpadear conforme a los villancicos que comenzaron a sonar en el lugar.

Comme l'eau, comme l'eau qui court
Moi, mon coeur court après ton amour

JaeJoong sonrió. Las luces se encendieron de nuevo, pero la estrella seguía brillando sobre ellos.

—Es un espectáculo que vale la pena —comentó YunHo. JaeJoong lo miró con una enorme sonrisa.

—Fue bellísimo —dijo antes de enredar sus brazos en el cuello de YunHo y besarlo con mucho amor. YunHo no tardó en enredar sus brazos a la fina cintura de su novio, correspondiendo al beso con el mismo amor con el que JaeJoong lo daba.

***
La velada transcurría sin problemas. O eso pensaban los chicos, pero había alguien que estaba dispuesto a separarlos.

La señora Jung, observó a los chicos durante toda la noche. Si bien era verdad que bien arregladito, JaeJoong pasaba por un chico bien. Pero por muy buen chico que fuera, no era lo que ella deseaba para su hijo, simplemente no deseaba a un hombre como la pareja de YunHo, y menos si ese hombre ni siquiera tenía en qué caerse muerto. Por otro lado, estaba ChaeYoung, una buena chica con mucho dinero, ella sí que era ideal para YunHo. Además, había notado que ellos eran compatibles, lo único que estorbaba en el camino, era el bonito JaeJoong. Porque sí, había que reconocerlo, JaeJoong era muy bonito, incluso más que la mayoría de las chicas, pero no tenía más que eso. Así que debía ser quitado de en medio.

Aprovechando que su hijo y su noviecillo estaban ocupados con ellos mismos, la mujer mayor se acercó a ChaeYoung. Debía hacerle plática, parecía que ese muchacho SuHyeon estaba interesado en ella. No podía permitirse perder a la futura esposa de su hijo con el hijo de uno de sus rivales. No, no señor. Esa muchacha sería para YunHo.

—ChaeYoung, querida —dijo con lisonjera. La chica sonrió. Sí ella era perfecta. —He notado que no has bailado más que dos piezas en toda la noche.

ChaeYoung se sonrojó. —La verdad es que no soy muy buena. Mi antiguo instructor decía que tenía dos pies izquierdos —respondió con gracia.

—Oh, querida. No debes preocuparte por eso. Los instructores no siempre saben. Lo ideal para poder bailar bien, es tener a una pareja que sepa guiarte. —Miró a SuHyeon de arriba a abajo, valorándolo. —Imagino que ninguno ha sabido llevarte. YunHo es un excelente bailarín, sin duda, él podrá llevarte sin tropezar por toda la pista.

ChaeYoung quería decir que no era necesario. No deseaba irrumpir en la burbuja de felicidad en la que YunHo y JaeJoong se encontraban. Sinceramente, deseaba que su amor perdurara, pero, siendo tan solo un ser humano, no podía evitar tener deseos egoístas. Por eso, trataba de evitar que la señora Jung la sentara a lado de YunHo. Si se encontraba a más de cinco metros de distancia y de preferencia de espaldas, no tendría la tentación de codiciar a YunHo, un hombre ajeno.

SuHyeon  miró hacia la pareja. YunHo veía a JaeJoong dirigirse hacia los sanitarios, mientras que la señora Jung, como un tiburón, se acercaba rápidamente a su hijo. SuHyeon maldijo. No creía que pasara algo malo, pero estaba seguro que tampoco sería bueno. Por el rabillo del ojo veía a una ChaeYoung nerviosa, mirando en la misma dirección donde se encontraba YunHo, quien sin duda ya había escuchado el nombre de ella, porque levantó la mirada y le ofreció una cálida sonrisa. Volvió a maldecir. Esa maldita sonrisa de YunHo lo único que hacía era enamorar a la chica.

ChaeYoung se sonrojó hasta adquirir un rojo escarlata en su rostro, cuando YunHo avanzaba hacia ella. YunHo tendió su mano con una reverencia, y ella se dejó llevar.

Las personas a su alrededor hicieron espacio para que pudieran bailar y para que ellos los pudieran apreciar, la música sonaba suavemente al compás de un vals. La señora Jung tenía razón, bailar dependía de quien te llevaba. ChaeYoung parecía deslizarse sobre la pista sin ninguna dificultad, la firme mano de YunHo sujetando su espalda.

Sucedieron dos cosas. Una, la que ChaeYoung deseaba con tanto anhelo y a la vez la hacía sentirse culpable. Esa mirada de entendimiento que compartía con YunHo de vez en cuando. Esa mirada que la hacía pensar en los abismos del amor, esa mirada que solo era eso, una mirada pero que a la vez expresaba tanto, porque ChaeYoung podía perderse en ese infinito de color avellana.


La segunda cosa que sucedió, paró un instante el corazón de JaeJoong. Cuando JaeJoong regresaba de los sanitarios, se encontró con que SuHyeon lo esperaba en lugar de YunHo. La mirada de SuHyeon era extraña, pero JaeJoong no podría deducir que clase de sentimientos se ocultaban detrás de esos ojos. Sin embargo, SuHyeon desvió su mirada hacia el centro de la pista. Justo debajo de la luminosa estrella, se hallaba una pareja bailando. Sus movimientos sincronizados y elegantes atraían la atención de todos. Él fuerte y gallardo, ella delicada y refinada, ambos siendo un perfecto complemento, que se deslizaban suavemente. En sus miradas se podía ver que había algo más, definitivamente ellos eran como la pareja ideal, de esa que relatan en los cuentos infantiles, ella una princesa y él un valiente príncipe. Así describiría la escena JaeJoong, de no ser porque su corazón dolió al verlos, porque ese príncipe fuerte, gallardo y valiente era su novio, Jung YunHo.

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N/A: Espero esta historia les esté agradando. Espero sus bonitos comentarios acerca de ella :)
La canción Love is Blue de Vicky Leandros.
Por cierto si quieren contactarme aquí les dejo mi twitter Misuzu_Black ó si quieren dejar sugerencias, ideas o cualquier cosa XD

Doux, doux, l'amour est doux                             (Dulce, dulce, el amor es dulce)
Douce est ma vie, ma vie dans tes bras      (Dulce es mi vida, mi vida en tus brazos)

Doux, doux, l'amour est doux                      (Dulce, dulce, el amor es dulce)
Douce est ma vie, ma vie près de toi        (Dulce es mi vida, mi vida a tu lado)

Comme l'eau, comme l'eau qui court     (Como el agua, como el agua que corre)
Moi, mon coeur court après ton amour    (Mi corazón corre detrás de tu amor)

martes, 18 de noviembre de 2014

LOVE IS BLUE: CAPITULO 3



La calma antes de la tormenta.

El regreso a clases no fue tan espectacular como el curso anterior, pero fue de lo mejor, porque ahora podía entrar a la preparatoria Godeung tomado de la mano de JaeJoong sin que nadie hiciera algún comentario malicioso.

JaeJoong sonreía a su lado, eso era todo lo que importaba. Al estar al lado de JaeJoong, olvidaba todo lo demás, olvidaba los constantes gritos de su padre o las injurias de su madre por mantenerse a lado de su novio, por decepcionar a la familia al comportarse de forma vergonzosa al ir asido de la mano con otro hombre, porque no importaba lo que ocurriera en casa o lo que pudiera surgir, siempre que JaeJoong estuviese a su lado.

Mientras se cambiaban en los vestidores, YunHo no podía dejar de ver el hermoso torso de su novio. Había algunas marcas que delataban la pasión con la que YunHo adoraba su cuerpo.

—Deja de babear —comentó divertido un miembro del equipo. YunHo fue consciente que todos lo miraban con ese gesto entre diversión y burla. Algunos negaban con la cabeza mientras sonreían. YunHo estaba la mar de agradecido que las cosas hubieran cambiado tanto.

—Bonitas marcas las que tienes ahí —SuHyeon le dijo a JaeJoong mirando su torso más de lo que a YunHo le hubiese gustado.

JaeJoong sonrió. —El amor, el amor —dijo entretenido, para cubrirse después y continuar poniéndose todas las protecciones.

El entrenamiento fue más una sesión de calentamiento, un par de pases por aquí, algunos tiros por allá. Enfocado estratégicamente a la elasticidad de sus cuerpos, el entrenador parecía decidido a ponerlos en línea tan solo en una tarde. Si bien, no dejaron de practicar al menos una vez por semana, el ritmo durante el verano decayó ampliamente.

—¡Vamos, vamos! —gritaba el entrenador, instándolos a continuar.

YunHo vio a través de la careta como JaeJoong rodaba los ojos. Llevaban más de una hora haciendo lo mismo. Al parecer ellos tres fueron los únicos que se tomaron la molestia de practicar.

SuHyeon alzó una ceja antes de detenerse frente al hombre mayor. —Cree que podamos tomar un descanso. Además ellos —señaló al resto del equipo —están tan fuera de forma que no me sorprendería que los confundieran con un puck.

El entrenador valoró a sus pupilos, suspiró y asintió con la cabeza. Le tomaría al menos dos semanas ponerlos en línea antes de poder comenzar a practicar jugadas.

—Como saben BonHwa se ha graduado, por lo que el puesto de capitán está libre. He estado pensando mucho en ello, y a pesar de que algunos considerarán injusta mi decisión, lo hago por el bien del equipo. —El hombre hablaba mientras recorría con la vista al equipo, que estaba aglomerado en los vestidores, sentados, escuchando atentamente. —BonHwa hizo su mejor esfuerzo durante un año, año que no fue correspondido al no lograr obtener la copa, sin embargo, tengo fe, en que su nuevo capitán los sabrá guiar hasta que logremos nuestro objetivo y volvamos a ser los campeones de la liga. —Un recorrido a los chicos y sabía que su discurso los había mantenido al borde. Todos deseaban ser ese alguien que era considerado como la luz que los llevaría a la gloria. —Hay jugadores entre ustedes que tienen un excelente potencial, eso, combinado con la madera de líder, será lo que nos lleve a vencer esta racha de quedarnos sin ganar el torneo. —Los chicos comenzaban a mirarse los unos a los otros, aunque en la mente de JaeJoong y quizá la de SuHyeon, sabían de quién estaba hablando el entrenador. —He decidido nombrar capitán a Jung YunHo, así que espero que todos lo sigan.

Hubo una serie de murmullos, algunos aplausos apagados y una que otra mirada herida. YunHo, por el contrario estaba en shock, a pesar de ser tan solo su segundo año en la preparatoria, había llegado a capitán. No era común ser capitán, cuando en el equipo había jugadores con un año más de experiencia. YunHo podía sentir su sueño tan palpable. Su primer instinto fue buscar la mirada oscura de JaeJoong, quien le sonreía ampliamente. YunHo sabía que contaba con su apoyo total.

—Reforzaremos nuestro entrenamiento. Estoy seguro que podemos trabajar en las debilidades de cada uno y así formar el que será el equipo que se llevará el campeonato este año —YunHo comenzó su discurso en su primer entrenamiento como capitán. —Hasta ahora hemos practicado arduamente, pero lo hemos hecho cada uno por nuestro lado, por eso no hemos sido capaces de coordinarnos.

—Para coordinar nuestros movimientos, ¿necesito tener una relación con JaeJoong? —preguntó un defensa. YunHo hirvió de coraje ante el comentario, pero el chico miró sonriente a su novio y continuó: —Porque no me molestaría en nada jugar a las manitas calientes con él. —Ahora YunHo hervía de celos. Él y solamente él tenía permitido tocar el bonito cuerpo de JaeJoong.

—No seas imbécil. Es por ese tipo de cosas que JaeJoong nunca te haría caso. Además apenas si eres capaz de mantenerte en pie sobre el hielo —SuHyeon interrumpió. El defensa lo miró con odio, levantó el puño con la intensión de lastimarlo, pero JaeJoong se metió en medio de la pelea.

—Vamos, no sean así. Deben guardar sus rencillas para cuando estemos en el hielo. Es mejor golpear a alguien del equipo contrario —sonrió, apaciguando el ambiente. —Aunque lamento mucho informarles que solo tengo ojos para el capitán —le dio un giño coqueto a YunHo.

Así fue como comenzaron un nuevo régimen de entrenamiento bajo la tutela de Jung YunHo.

YunHo miraba detenidamente a cada jugador, los obligaba a patinar varias vueltas alrededor de la pista, incluyendo algunos giros que había aprendido de JaeJoong. Eso les ayudaría a moverse con mayor facilidad envueltos en todas las protecciones.

Más pronto de lo que él esperaba, el resto del equipo respondió a sus acciones. No habían practicado aún ninguna jugada, pero los chicos se movían con fluidez en la pista. YunHo miró al entrenador, el hombre levantó el pulgar y le sonrió. YunHo iba por buen camino.

Así comenzaron a practicar sus movimientos en conjunto. Realmente no hay demasiadas jugadas prediseñadas, en el hockey sobre hielo los jugadores tienen que reaccionar por instinto, por eso era de suma importancia el acoplamiento en todos.

YunHo estaba conforme con la respuesta del equipo, a pesar de que algunos no lo querían como capitán, especialmente los mayores, hacían lo que YunHo decía. Inclusive ellos mismo veían sus mejoras como jugadores, por lo que aceptaron que la decisión del entrenador era la mejor.

El hockey, al ser un deporte de gran velocidad y contacto físico, conlleva la existencia de diversas lesiones. Los jugadores, además de sufrir aparatosas caídas debido a la rapidez con que se juega, también deben resistir golpes producidos por el puck y el stick. A pesar de que todo el equipamiento se utiliza para jugar sin sufrir heridas graves, no se pueden evitar algunas torceduras o moretones, para ello, el asistente debe estar capacitado para responder a una sencilla emergencia.

Desgraciadamente, el asistente del entrenador era un hombre entrado ya en años. El equipo creía que ocupaba el puesto debido a que nadie quería ese lugar. ¿Quién en su sano juicio disfrutaría de estar junto al enfurruñado entrenador dentro de una caja de hielo a menos de 4ºC? Además de aguantar el hedor que el equipamiento desprende. Pues, por más que los chicos limpiaran o lavaran su equipo, el aroma a sudor parecía haberse quedado impregnado en ellos. Y no solo en el equipamiento, los vestidores parecían tener la misma suerte.

El viejo hombre parecía no oler y ni nada, solo se sentaba a lado del entrenador, ni siquiera miraba el juego, al sentarse no tardaba ni cinco minutos en dormirse. El entrenador estaba acostumbrado, de hecho todo el equipo lo estaba, pero cuando las pequeñas lesiones aparecían, el hombre no despertaba, causando un poco de resentimiento al tratar ellos mismos sus heridas.

Por fortuna, el entrenador llegó un día anunciando una noticia. —Desafortunadamente el señor Kang, ha decidido retirarse. —Los chicos se miraron los unos a los otros. ¿Quién era el señor Kang? —El asistente, muchachos, el asistente. —Un “ahh” general fue la respuesta. El hombre dormido se llama Kang. El entrenador solo rodó los ojos. —Bien, eso nos deja en un dilema. Necesitamos un nuevo asistente. El torneo está a nada de comenzar y no podemos presentarnos sin un asistente, aunque sea solo de nombre, es un requisito.

Así fue como los chicos pusieron en el cartón de anuncios su solicitud. Una persona con entrenamiento médico, de buena disposición, alegre carácter, que gustara del frío, eran unas pocas de las características que requerían en su nuevo asistente. Pero, a ser sinceros, se conformarían con que supiera primeros auxilios.
Una semana pasó, y nadie se presentó.

Mientras el tiempo transcurría, los chicos se entrenaban arduamente. Pero para todos ellos era más que claro que su ofensiva principal era con YunHo, JaeJoong y SuHyeon en la pista, prácticamente no había quien pudiera competir contra ellos. JaeJoong, a pesar de ser más pequeño que cualquiera de ellos, era un jugador extremadamente rápido, pero sufría un poco si lograban estamparlo contra la pared.

A tan solo una semana del primer partido. Los chicos comenzaban a desesperarse. Nadie quería el puesto de asistente. Habían preguntado a los profesores, pero todos se negaban amablemente. Incluso habían tratado de intimidar a alguno que otro alumno para que tomara el puesto, pero JaeJoong, con las manos en las caderas les reñía. Le tenían mucho aprecio al chico, así que solo encogían de hombros.

—¡Good news! —gritó un día el portero en los vestidores. Se veía tan entusiasmado, pero ellos no compartían su entusiasmo debido a que el chico solo los miraba con ojos brillantes sin decir absolutamente nada.

—¿Qué sucede? —preguntó YunHo, cuando hubo pasado un rato en que el muchacho los miraba exaltado.

—¡Good news! —volvió a repetir, haciendo un gesto con sus manos. Llevó sus puños a su boca, moviéndose de un lado al otro, mirándolos con sus ojos brillantes, todo en un intento de ser “cute”, que en el jugador se veía un tanto extraño.

—Eso ya lo dijiste, pedazo de idiota. —SuHyeon siempre con sus buenas maneras, cortó el entusiasmo del chico.

El portero lo miró con resentimiento. —Alguien ha aceptado el puesto de asistente.

YunHo miró a JaeJoong. Ambos sonrieron sorprendidos y se abrazaron efusivos al saber que no tendrían que ser penalizados por no llevar a un asistente.

***

Han ChaeYoung acababa de mudarse a la cuidad. Sus padres querían para ella un ambiente más acogedor que el presuroso movimiento de Seúl. A ella le daba igual, mientras hubiera una liga de hockey a la que seguir.

Sus padres siempre habían respetado sus decisiones, por extravagantes que fueran, ya que la consideraban una buena chica. Siendo así, la preparatoria Godeung fue su primera opción. Sería fanática al equipo. Quizá sintiera que traicionaría a su equipo anterior, pero ahora estaba en una nueva ciudad, en una nueva escuela, además, no había terminado en buenos términos con el capitán, así que no habría problema.

ChaeYoung solía ser la asistente del equipo en su escuela anterior. Conocía los términos de hockey, equipamiento y además tenía un certificado en primeros auxilios.

El primer día en su nueva escuela no pudo haber sido mejor. Las clases habían transcurrido con normalidad, pensaba visitar la pista de hielo por la tarde, sin embargo, lo que de verdad hizo de su día uno de los mejores, fue el hecho de encontrarse en la pizarra una vacante para el puesto de asistente del equipo.

Sin dudarlo se presentó, esperaba que con sus referencias le dieran el puesto. No había nada que le gustara más que el olor del frío hielo, incluso se había hecho inmune al hedor del los equipamientos, pero sobretodo, admiraba la velocidad y la fuerza de cada jugador.

Aunque nada la preparó para el camión de carga que la arrolló al conocer al capitán del equipo de la preparatoria Godeung.

Ilusionada se había presentado en la oficina del entrenador, qué sin dudarlo, ella suponía por su trabajo como asistente en su escuela anterior, le dio el puesto.

Al primero que vio, fue al portero, un chico grande, pero de ojos tiernos, que zumbando feliz salió rumbo a los vestidores. Ella se dirigió a la pista.

El lugar era una buena superficie de hielo, conservada a la temperatura requerida. Sonrió al saberse cubierta con una buena chamarra que había llevado por puro presentimiento. La forma rectangular de la pista con sus bordes redondeados y su muro transparente para evitar que el puck saliera volando de la cancha, tranquilizaba de enorme manera a la chica.

Sentía que este era su ambiente. Jamás pensó en practicar el deporte, no, ella sabía que no estaba en su naturaleza, pero sentía una pasión encarnecida por él.

Miró la cancha, delimitada por líneas de diferentes colores. Una línea roja en el centro, que divide al campo a la mitad; dos líneas azules a ambos lados de la línea anterior delimitan el campo en tres zonas: zona defensiva, neutral y ataque. ChaeYoung esperaba que el equipo fuera bueno, porque no soportaría encontrarse con su equipo anterior y saber que estaban por debajo del nivel que ellos requerían.

Su escuela anterior, se había llevado el campeonato pasado. Recordaba vagamente a este equipo, habían quedado en tercera posición. ChaeYoung no se había tomado la molestia de analizarlos más que cuando jugaron juntos, por aquel tiempo parecían ser un poco descoordinados. Sin embargo, espera que este año fuera diferente.

Por un costado, los ruidos dentro del pasillo anunciaban que el equipo se acercaba. Las risas y algunos empujones le dieron a entrever a la chica que el equipo funcionaba mejor que el año pasado, al menos, se veían más cercanos, no como en el curso anterior donde cada uno trataba de hacer las cosas por sí solos. ChaeYoung sonrió.

Sonrió al ver a varios muchachos ataviados con el voluminoso equipamiento, cubierto solo por la playera del equipo, la mayoría con los cascos aún en la mano. «Malditamente caliente» pensó. Esta, era una de las muchas cosas que le gustaban del hockey, los chicos envueltos en todo ese abultado paquete, que te dejaba a la imaginación los esculpidos músculos que debían tener debajo de todo eso.

Los chicos se sentaron en el banquillo, acomodaron las navajas en sus patines y sus cascos sobre sus cabezas, sin siquiera notarla. Lo que ella agradecía, de esta manera podía evaluar a cada uno de ellos. Parecían buenos chicos, sin embargo, el sonido de una alegre plática por el pasillo le indicó que aún faltaban más jugadores.

Su corazón se detuvo un segundo al ver al más magnífico muchacho que sus ojos hubieran visto. Y eso era decir mucho, ya que el capitán de su equipo anterior era un verdadero monumento.

El chico caminaba con su casco en un costado, su cabello oscuro despeinado, sus ojos se hacían pequeños mientras sonreía. Una hermosa sonrisa enmarcada por unos labios en forma de corazón y un bellísimo lunar adornándolos. Su altura, sus largas piernas, su piel ligeramente bronceada llamaban a cada célula de su cuerpo. Y, a pesar de todo eso, lo que la enamoró al instante fue su mirada. Una mirada color avellana llena de amor, admiración, ternura y adoración.

Sus ojos siguieron la mirada de aquel chico que la había cautivado. Junto a él, un muchacho más bajo y delgado. Su piel casi tan blanca como el hielo en la pista, de unos regordetes labios rojos, con su cabello rubio oscuro brillando con las luces y unos ojos impresionantes, negros, puros y enormes, como los de los ciervos recién nacidos. Miraba a su interlocutor ligeramente inclinado hacia arriba, en sus mirada encontró solo amor, amor hacia la persona que tenía enfrente.

Una sombra cayó sobre ella. ¿Por qué nunca tenía buena suerte en el amor? Suspiró, se encogió de hombros y sonrió. ¿Quién era ella para meterse entre el amor de dos personas? Además se veían bien juntos, ahora que los observaba, parecían tener demasiada sincronía.

—Chicos, acérquense —ordenó el entrenador. Los nervios en ChaeYoung  brotaron en todo su cuerpo, incluso sintió que su lengua se acalambraba. El solo pensar en que los chicos no la aceptarían le revolvía el estómago. No sería la primera vez que enfrentaría a un equipo machista. —Ella es ChaeYoung, y es nuestra nueva asistente —dijo el hombre muy feliz, poniéndole una mano en el hombro a la chica.

ChaeYoung sonrió de manera nerviosa. Se puso totalmente rígida cuando el chico espectacular dirigió su mirada color avellana hacia ella, observándola de manera curiosa. Ella procuraba no dejarse intimidar, pero ser observada minuciosamente por un chico más que caliente, hacía que se sonrojara. Al final el chico le dio una hermosa sonrisa, tranquilizándola de inmediato.

—Soy Jung YunHo, capitán del equipo —le tendió la mano mientras seguía sonriendo. ChaeYoung se paralizó de nuevo, su cuerpo parecía incapaz de responder, mientras ella rogaba que estridente latido de su corazón no la delatara.

Hubiese parecido que YunHo esperó con la mano tendida una eternidad, pero ella ni siquiera reaccionó cuando el otro chico la abrazó de forma inesperada. El chico de piel color del hielo, olía a frutillas, a pesar de traer todas las protecciones, que usualmente apestaban a sudor, el olía dulce.

—No dejes que YunHo te intimide —le dijo con un guiñó. —Además hemos estado esperando por ti, como no tienes idea —continuó, fingiendo que lloraba recargado en su hombro. El resto del equipo reía divertido, diciendo que era verdad y se unían a los fingidos sollozos del hermoso chico.

—Ya, ya basta JaeJoong. No te cuelgues así de nuestra nueva asistente —dijo alguien con el ceño un poco fruncido. Si el radar no le fallaba, ChaeYoung creyó escuchar un atisbo de celos. Miró a YunHo, y él solo sonreía.

Con una calurosa bienvenida, ChaeYoung se incorporó al equipo rápidamente. Su preparación anterior como asistente le ganó muchos puntos con este nuevo equipo. En tan solo unos días, su opinión era tan valorada como cualquiera en el equipo, además de ser responsable de curar hasta el más mínimo raspón en los muchachos.

***

Después de una semana, el torneo comenzó. Los chicos, dirigidos por YunHo arrasaron en su primer partido. Con el apabullante resultado, los que aún dudaban de la capacidad de YunHo como capitán, desistieron de tal idea. La combinación JaeJoong-YunHo-SuHyeon era extraordinaria, de hecho, la defensa rival no tuvo posibilidad, demasiados lentos, los hacía verse torpes a lado de los ligeros y casi acrobáticos movimientos de JaeJoong. YunHo por su parte, fuerte, aguerrido y veloz, no dejaba escapar ningún tiro. SuHyeon asistiendo a ambos como su otra ala, se movía a la par con ellos, no tan espectacular como YunHo, ni tan rápido como JaeJoong, pero lo compensaba con fuerza y determinación.

Es así como comenzaron una ronda de partidos ganados, ni siquiera un empate. El entrenador sonreía cada que YunHo levantaba las manos buscando a JaeJoong, al ver el foco rojo que anunciaba un punto para el equipo.


ChaeYoung sonreía junto con los demás, aunque muy dentro de ella, sentía su corazón vibrar por el alto capitán. Y una sonrisa apagada adornaba su bonito rostro cada que veía la complicidad en las miradas de YunHo y JaeJoong.


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N/A: Este capítulo es el inicio a la tragedia muajajaja!!!

Por cierto, alma delia salinas simón la canción de Love is Blue, en su versión instrumental, también es muy usada en mi rancho como vals de XV años. Sin embargo, es de las preferidas de mi mamá, que, justamente estaba sonando cuando veía un vídeo de patinaje sobre hielo, que fue cuando la idea para este fic nació.

yunho kim haré mi mayor esfuerzo por actualizar Toma Mi Mano, más debes de saber que ese fic esta en hiatus porque le perdí la inspiración, así que trataré de retomarlo cuando antes. 

domingo, 16 de noviembre de 2014

HOJAS DE OTOÑO: CAPITULO 14



JunSu se ha quedado lívido, lo puedo ver desde aquí, aprieta los puños tan fuertemente que sus nudillos ya son completamente blancos. Sus labios están apretados en una mueca de furia. Tengo la impresión de que si no fuera porque estoy fuera de su rango de alcance, no dudaría en lanzarse sobre mí. Pero, ¿y qué?, qué más da que lo haga. Yo solo le he dado algo de su propia medicina.

Las personas ríen escandalosamente, mientras piden que cantemos una canción más, antes de que el siguiente grupo de amigos suba al escenario.

Yoona está que se parte de la risa, pero se recompone al ver mi mirada de decisión.  Si es lo que el público pide, entonces vamos a dárselo. Sunny niega un poco, pero no me detiene, solo me rueda los ojos y sonríe. Está claro que ella también cree que JunSu necesita un poco de escarmiento.

Nuestro repertorio continúa con una canción en donde hacemos principal mención a plantas del tipo enredaderas.

La gente sigue sonriendo, divertidos por el espectáculo, pero al entornar mi vista hacia la mesa tres, noto que solo ChangMin sigue presente. Me mira un poco confundido, gira su vista hacia la salida y se despide con un asentimiento de cabeza.

JunSu se ha ido.

Es ahora cuando comienza a formarse dentro de mí un extraño sentimiento, uno parecido a la culpa, pero, ¿debería sentirla? Digo, él se portó muy mal conmigo, pero ahora que tengo la cabeza un poco más despejada, no creo que estas cosas le gusten a alguien.

Al sentarme en mi sitio, sigo analizando mis acciones, cada vez encontrándolas más incorrectas. Después de todo, de lo único que estoy seguro es del amor que le profesa a YunHo, y hacerle recordar su error no fue bueno para su estabilidad emocional.

Yoona dice que no me preocupe por esas cosas, que él bien merecido se lo tenía y que solo era una parte de lo mucho que nos ha hecho.

Sin embargo siento que sigue mal, ¿no estoy aplicando la misma ley de “ojo por ojo, diente por diente”? Siendo así, acabaré tuerto, no, ciego, pues ahora mismo yo acabo de tomar el ojo que JunSu había tomado de mí, entonces, está claro que debo esperar a que la bola me sea devuelta.

«Esto no está bien.»

Después de nuestro breve paso por la fama, decidimos retirarnos. Yoona nos lleva a casa, es una suerte que no haya bebido más que dos cocteles, de lo contrario no estoy muy seguro si la habrían dejado conducir.

—¡Oh-oh! —dicen las chicas al mismo tiempo. Mi casa era la que estaba más cerca, por lo que yo era el primero en bajar, pero el llamado de las chicas me hizo voltear a verlas, tratando de deducir si había olvidado algo. Rebuscando por los asientos, noto que ellas cuchichean ahora que el auto está completamente detenido.

—Ahí te buscan —me dice en un tono juguetón Sunny. Señalando con una indicación de su cabeza. Mi vista va hacia el portón de mi hogar.

Casi suelto un gritito, no sé si de alegría o de sorpresa. YunHo me está esperando, recargado sobre la capota de su auto rojo. Nos saluda con la mano y espera que yo baje.

—¡Anda! —me apura Yoona, para después mover los labios y decir “Fighting”.

Sonriendo bajo del auto y me encamino hacia él, giro la vista hacia mis compañeras, que sonríen abiertamente y levantan sus pulgares en señal de suerte, haciéndome sonrojar. Cuando ellas se marchan, aún estoy mirando las agujetas de mis zapatos, ya que mi cara arde de vergüenza.

Sus dedos cálidos me levantan el mentón. Su dulce sonrisa es lo que mis ojos miran ahora. —¿No vas a invitarme a pasar? —pregunta. Quiero responderle que sí, pero solo gorgoritos salen de mi boca, lo que hace que me sonroje aún más y él ría.

¡Dios! ¡Qué pena!

Aún así logro asentir y zafarme de esas manos y ojos que me hipnotizan. Torpemente rebusco entre mis cosas por la llave, como si fuera un robot mal programado abro la puerta, dejándole entrar.

Últimamente ha pasado demasiadas cosas, desde su relación con JunSu hasta la golpiza que le propinó a YooChun, pero lo que sigue igual son los latidos de mi corazón cada que lo veo y su extraña amabilidad hacia mí. Me hace pensar que de verdad me aprecia como amigo, pero sus actitudes llegan a confundirme. No he olvidado el beso que me dio en el cuello, ni hablar de aquel en la mejilla, es como si intentara clavarse directamente en mi corazón. Una verdadera lástima que ya esté anclado ahí.

—¿Estás bien? —pregunta. Su ceño ligeramente fruncido al verme, con total preocupación en sus ojos.

—S-si —respondo. No hay nada malo en mí, solo una serie de confusiones que van ligadas unas de las otras.

—¿Te molestas que venga a visitarte? —¿Qué si me molesta? No, él jamás me molestaría, solo es que no sé… —¿Te sientes culpable por algo? —¿Culpable? Sí, no debí ser tan cruel con JunSu. Eso me dice que me estoy volviendo igual a él, si no es que ya lo soy. —¿Es por YooChun? —YooChun… YooChun, sé que mi amigo no está contento con la amistad que sostengo con YunHo, y yo verdaderamente lo entiendo, pero él es como un imán y yo el metal, me atrae con tanta fuerza que no puedo resistirme. —Si es YooChun hablaré personalmente con él y…

¿Hablar con YooChun? —Tú no tienes nada que hablar con YooChun —corté secamente. No es que no quiera que hablen, por el contrario yo sería inmensamente feliz si ellos dos pudieran llevarse bien, es solo que… tengo miedo de que las cosas terminen de nuevo en golpes.

La mirada de YunHo se tornó más oscura de lo que es, casi podía sentir el frío glacial que destilaba. Temblé por inercia y el frió en sus ojos se extinguió. —Lo siento —dijo mientras me atraía a sus brazos, que eran totalmente opuestos a la mirada que me dedicaba anteriormente. Son cálidos. —Lo siento, no quiero asustarte, pero no me gusta que haya  intermediarios entre nosotros.

¿Intermediarios? —YooChun es mi mejor amigo —dije, sintiendo los brazos de YunHo tensarse. «Cada vez me confundes más YunHo».

—No me refería a eso, es solo que… —exasperado me suelta y se revuelve el cabello. No puedo evitar pensar que es sexy cuando hace ese tipo de cosas. —Es solo que…

—YooChun, es y siempre será mi amigo —digo convencido, la mirada de YunHo se torna algo indescriptible.

—Sé que él es muy importante —dijo desviando su mirada.

—Tú también eres importante —le digo. Los ojos de YunHo tienen un brillo que destaca. —Y también eres mi amigo —añado. Aunque yo jamás lo vi como tal, siempre anhelé más que amistad, pero es lo que YunHo me ofreció y yo tomé.

Me lleva de nuevo a estrecho espacio entre sus brazos, rodeando mi espalda, sobándola, mientras su mejilla descansa sobre mi cabeza. Mis palmas extendidas sobre su amplio pecho y mi rostro también reposa cerca de su corazón, donde puedo escuchar el tum-tum que hace.

El sonido es relajante por lo que cierro los ojos y me dejo llevar por la comodidad de estar junto a él. Con su aroma envolviéndome al igual que sus brazos. Ni siquiera soy consciente del tiempo que estamos así hasta que el sonido de su celular nos saca de esa atmósfera en la que nos envolvimos.

Discretamente, le doy espacio para contestar, pero él solo frunce el ceño al ver quién es. No me es muy difícil imaginarme de quién se trata, pero YunHo solo apaga el teléfono y vuelve toda su atención hacia mí.

Me propone quedarnos en casa y ver películas. Y digo me propone cuando más bien debería decir que se repantiga sobre mi sillón favorito. Ósea no es que tenga muchas cosas que hacer, pero ¿qué tal si estaba ocupado? No importa, la sonrisa que me da hace que lo demás se me olvide.

Mientras voy a la cocina a preparar palomitas, el envío un texto a YooChun, diciéndole donde y con quien estoy. YooChun no me ha dicho que me aleje de YunHo, pero tampoco se ha mostrado positivo con respecto a nuestra amistad. Sin embargo, recibo un mensaje burlón: 

«Buuu!! Me has cambiado por ese papanatas XD PD. Disfruta tu noche. Saldré por ahí.»

¿Papanatas? ¿Quién en el infierno utiliza esa palabra? YooChun, solo a él le salen esas cosas del año en que corrían los dinosaurios. Y, sin embargo, me hace sonreír. ¿Por qué no puede ser siempre así siempre? Tenerlos a ambos sin animadversión de por medio.

***

Otra semana más ha pasado. Nada complicado que comentar. Al principio temía que JunSu quisiera vengarse inmediatamente, pero al parecer se está tomando su tiempo, debe ser porque ahora no le es tan fácil utilizar a los demás, pero aún así me preocupa. Dicen que la venganza es un plato que se cocina en frío. No quisiera recibir la puñalada por detrás, y sin en cambio, debo aceptar las consecuencias de mis acciones.

Por otro lado el trato civilizado, por no decir hasta cordial que YooChun y YunHo se dan me tiene muerto de nervios, porque eso es lo que es. Se hablan y saludan, pero puedo ver en sus ojos el fuego bullir dentro de ellos.

Después de unos días en los que YooChun me ha dicho que ha estado saliendo, la curiosidad me entra. No es que sea celoso de mi amigo, pero por lo general no me dice que va a salir, solo se va, y si yo le busco me dice donde está. Esta vez es como si me dijera no voy a estar disponible para ti, así que no me busques.

Me intriga.

Por eso cuando lo veo salir de la sala de audio y dirigirse en sentido contrario a la salida, le sigo. No quiero que piense que me estoy inmiscuyendo en sus asuntos, pero es mi amigo y me preocupa. ¿Qué tal que, sí para olvidar a JunSu se está metiendo en algo malo? No, no, no. Solo debo comprobarlo y desapareceré.

Lo sigo por un buen trecho, ha dejado muy atrás los jardines de la Escuela de Artes, y ahora se perfila para la salida oriental. Quizá solo estoy actuando paranoicamente.

En eso pensaba cuando de pronto YooChun parece llegar a su destino. Un café muy escondido, de hecho si él no se hubiera detenido allí jamás lo habría notado, es el lugar al que mi amigo se dirigía.

Decidido, más que nunca, a comprobar que YooChun no está en nada sospechoso, ni metiéndose alguna sustancia adictiva, entro convenientemente después de él solo unos minutos. Para mi buena fortuna, la entrada cuenta con una pared de madera que impide ver el arribo de los recién llegados.

Con los ojos busco rápidamente por el lugar, y lo encuentro al final de la sala, sentado en una mesita de madera, hablando con alguien a quien no puedo ver. Camino hacia él, tratando de ver a su interlocutor, pero el muro que está frente a mí no me permite eso.

Así que rodeo el lugar para quedar en una mesa cercana, con un gran florero que me oculta de la vista de mi amigo. Sonrío, esté lugar está más que bien equipado para servir de espía. Aún no he podido ver a la cita de YooChun, pues una rechoncha señora se acerca para atender mi pedido por lo que solo ordeno un café. La amena charla con la señora acerca de los pastelillos me hace pedir uno.

Cuando volteo, me doy cuenta que YooChun está solo, pero de alguna manera puedo ver ese semblante tranquilo y me atrevería decir hasta feliz, que había perdido ha vuelto. Disfruta de su pastelillo sin remordimientos, lo que me hace creer que la señora tenía razón al afirmar que eran deliciosos.

El lugar evoca a una cafetería rústica, todos los muebles son de madera tratada para que se vea antaña. Lo sé porque he visto como se hace para hacer parecer los muebles así, ya que de ser verdaderamente vieja seguro tendría polilla o algo así. Me siento como en una historia de la edad media, solo que a diferencia de eso, los candelabros que cuelgan del techo son eléctricos y no velas como se acostumbraba.

Sonriendo me parece lindo el lugar, lindo y cálido. Y sobre todo con una buena atención pues la señora no demoró con mi pedido. Es cuando veo el pastelillo que recuerdo a YooChun. A través de las hojas del florero, puedo ver que su acompañante ha regresado. La sonrisa de mi amigo me hace sonreír también.

Acaso ¿Habrá encontrado de nuevo el amor? Espero que así sea.

Pensando en ello, le doy una mordidita a mi pastel y descubro que es una delicia al paladar. Siento que casi puedo gemir de placer por el sabor, pero me contengo, no es bueno que vaya haciendo semejantes sonidos impúdicos.

De pronto, una risa conocida, la de YooChun, y otra que no quiero reconocer, hacen que mi bocado se amargue. Retiro un poco el follaje que me impide ver a su interlocutor, ahí está él, sonriéndole como si nada hubiese ocurrido, como si no hubiera roto su corazón, como si fuera una colegiala enamorada.

Aprieto la taza en mis manos. ¿Cómo puede reunirse con ese vil ser? Pensé, no di por hecho que YooChun no lo querría más en su vida, y sin embargo, aquí está. ¡JunSu está presente! Sentado frente a él, comiendo pastelillos y riendo. ¡Ambos están riendo!

Siento que la ira me recorre las venas, por lo que trato de calmarme. Inhalo, exhalo. Las aletas de mi nariz hacen mucho ruido, pero no tengo tiempo para sentir vergüenza por eso. Una vez más, inhalo, exhalo. Dicen que hacer esto diez veces como mínimo te ayudará a tener la mente más despejada, pero entre más inhalo más coraje tengo. Es ahí donde me doy cuenta que llevo rato aguantando la respiración.

No supe cuanto tiempo pasó, pero cuando vi salir a JunSu del local, supe que no podría aguantar más.

Me levanté y me dirigí donde YooChun.

Mi amigo me miró, primero con sorpresa, pero después con algo parecido al desafío.

—¿Qué hacías con ese? —suelto sin poder evitar el veneno en mi voz.

YooChun solo me arquea un poco la ceja, pero en sus ojos puedo captar ese brillo de la determinación. —Ese —me dice remarcando la palabra. —Ese es JunSu —responde. —Y solo estábamos tomando un café.

—¿Por qué sí querías un café viniste con “ese”? —No debía dejar que JunSu volviera a dañar el dulce corazón de YooChun. No, no lo permitiré.

—JaeJoong, ¿qué sucede contigo? Nunca te molestaste porque saliera con alguien, de hecho si mal no recuerdo, eras tú quien me animaba a salir con las personas.

—Sí, pero no “ese”.

—Por favor JaeJoong, deja de llamarle así, tiene su nombre.

¿Ahora lo defiende? ¿Después de todo lo que le hizo, nos hizo? Aprieto los puños, y respiro tratando de calmarme. No lograré nada si sigo así. —YooChun —susurro en un tono lastimero. —YooChun, él no es para ti.

Como si hubiera blasfemado acerca de su madre, YooChun me miró como nunca lo había hecho. Sus ojos negros se volvieron hiel, casi estuve seguro que de las aletas de su nariz salía humo.

—Tú no eres quién para decidir quién es bueno o no para mí.

—YooChun ¿Qué no entiendes que él solo quiere jugar? Él va ha hacerte daño y…

—¡Basta JaeJoong!

Asombrado cierro la boca, todos los pensamientos que tenía en ese momento se esfumaron. YooChun jamás me había levantado la voz. Bajo la mirada a algún punto sobre la mesa. Empiezo a sentir que la garganta se me obstruye por culpa del nudo que se está formando. Y si de mis ojos no hay una sola lágrima sería mentir.

Escucho la silla arrastrarse, se que YooChun se marcha dejándome atrás. Nunca había pasado algo así. Sé claramente que no soy nadie para decidir con quién debe estar, pero siempre pensé que mi opinión era escuchada. Evidentemente, si se trata de JunSu, no.

Me muerdo fuertemente el labio inferior. No quiero llorar. Con el dorso de la mano, limpio algunas de las lágrimas que no pude contener. Me acerco a la amable señora que me atendió, quien ahora me mira con compasión. Trato de sonreírle, pero sé que no ayuda a mejorar mi triste rostro. Lo único que quiero es llegar a casa.

***

Mientras miraba por la ventanilla del autobús, pensaba en todos los acontecimientos. ¿Por qué, de entre tantas personas JunSu tuvo que venir a nuestras vidas? No, más bien la pregunta sería ¿por qué tuvieron ellos que fijarse en él?

Llegué a casa sintiéndome que algo me faltaba. ¿Será que esta es la venganza de JunSu? No, no lo creo. Sé que JunSu puede portarse como una verdadera perra, pero simplemente no lo veo capaz de acercarse a YooChun solo para darme una lección. No cuando siempre supo de los sentimientos de YooChun. No cuando, poco o nada, hay una historia entre ellos.

Suspiro. Miro mi teléfono esperando que suene, esperando a que YooChun me diga algo, cualquier insignificante cosa, pero nada pasa. Así que opto por dormir. Quizá todo esto es un mal sueño y mañana al despertar, YooChun me dirá lo aburrido que fue su día. Quizá, simplemente estoy haciendo un drama en un vaso de agua, y que, cuando vuelva a ver a mi amigo, nos disculparemos, pero superaremos esto. Quizá… espero…

***

Al llegar al día siguiente a mis clases noto algo extraño. YooChun no está a mi lado. No es que simplemente no haya llegado aún, él está sentado a varias sillas lejos de mí.

Me siento un poco solo. —YooChun, yo…

—Aún sigo enojado JaeJoong, no quiero hablar contigo ahora, porque si lo hago diré cosas de las cuales me puedo arrepentir después —me dijo secamente.

Frunzo el ceño, solo un poco, no porque este molesto, es porque me duele. ¿Qué he dicho para que esté tan enojado conmigo? Tal vez me exalte un poco cuando lo vi con JunSu, bueno quizá solo más que un poco, pero YooChun es de las personas que toma con tranquilidad este tipo de situación. Aunque, si vamos a ser sinceros, sé que lo que le molestó fue que dijera que JunSu no es para él.

Parpadeando rápido para que los ojos no se me humedezcan bajo la cabeza. Doy media vuelta y me dirijo a mi lugar, cerca de la ventana. No pongo mucha atención a la clase, después de todo, aunque lo desee, mis pensamientos van hacia la situación.

YooChun me evadió el resto del día. Nunca había pensado en lo solitaria de mi existencia sin él. ¿En qué momento mi feliz y nada complicada vida se tornó difícil? A veces pienso que, ser adulto no es una condición del cuerpo, vaya ni siquiera de un estado mental, es, simplemente cambiar una vida sencilla y sin preocupaciones por algo mucho más costoso y espinoso. Sí, es un pensamiento infantil, lo sé, pero a veces no se puede evitar, no por nada dicen que todos llevamos un niño dentro. Excepto las embarazadas, ellas no cuentan.


Lo único rescatable de un día de mierda como el de hoy es ver a YunHo, recargado en el capote de su auto rojo, esperando. Esperando, ilusamente creo, por mí. 

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N/A: Este capítulo va dedicado a mi torturador personal SeoHyeon Jeong, que se dio a la tarea de enviarme fotos HoSu  T_T  para continuar con la historia.

martes, 11 de noviembre de 2014

LOVE IS BLUE: CAPITULO 2



Un camino difícil.

—¡Eres un imbécil! —JaeJoong gritaba. YunHo sentía un aplastante nudo en la boca del estómago, pero era incapaz de decir o hacer algo más que observar.

—¿Qué? ¿Vas a negármelo? —Kim SuHyeon cuestionaba con altanería.

—¡No estoy negándolo! Solo eres un maldito imbécil por hablar de esa forma —JaeJoong no dejaba de verlo con furia en sus ojos negros.

—¡Ja! Es lo que nos faltaba, dos maricas en el equipo —SuHyeon no quitaba el dedo de llaga. Había tomado muy mal el hecho de que JaeJoong y YunHo tuvieran una relación.

Por cosas como esta, YunHo siempre mantuvo su gusto por los chicos en bajo perfil, pero JaeJoong era algo que no se podía ocultar. Vagamente se preguntaba si valía todos los dolores de cabeza o los rechazos que pronto sufriría por ser bisexual.

JaeJoong estrechó los ojos. —Eso viene del tipo que no es capaz de dar un pase sin perder el puck —JaeJoong se burló. YunHo sabía que eso calaba en lo sentimientos de SuHyeon. —El mismo tipo que fue abandonado por su novia por considerarlo “poco hombre” —soltó JaeJoong con un veneno en la voz. YunHo pudo ver como las facciones de SuHyeon se contraían en una mezcla de ira y dolor.

JaeJoong sabía golpear, y bajo.

La disputa terminó con SuHyeon saliendo precipitadamente de los vestidores. Había encontrado a YunHo y JaeJoong enfrascados en un interminable beso. YunHo sabía que las cosas iban a ser difíciles si quería mantener a JaeJoong a su lado, y, sinceramente no estaba preparado para ello. Por eso se había acobardado ante las acusaciones de SuHyeon, pero no así su pequeño compañero, JaeJoong, quien usualmente tenía un dulce y tímido carácter, se enfrentó a un tipo de por lo menos diez centímetros más alto y quince kilos más.

—No te preocupes, YunHo. Él es un imbécil y tú el mejor jugador. Solo está celoso de que le hayas quitado ese título. Después de todo juegan en la misma posición —dijo JaeJoong en un tono conciliador. YunHo apretaba su stick como si de eso dependiera su vida, había observado cómo JaeJoong defendía su relación y él, no había hecho absolutamente nada más que mirar.

Situaciones parecidas trascurrieron a lo largo de las semanas en que su relación se daba a conocer. Los jugadores tenían la mente muy cerrada o un miedo arrollador a enfrentar que ellos mismo también eran gay, por eso atacaban de forma hiriente. El entrenador, por su parte, solo esperaba que sus jugadores estrella no resultaran dañados en el camino. Había visto por fin, un buen dúo para ganar la copa interescolar. Si bien, siempre habían sido un excelente equipo, se quedaban en segundo lugar desde hacía tres años. Así que el hecho de que YunHo y JaeJoong mantuvieran una relación, ponía al equipo en tensión.

—Miren a quién tenemos aquí —SuHyeon no había minimizado la hostilidad hacia ellos, es más, después de lo que JaeJoong le dijo, pareció ir en aumento. Iba con dos defensas que parecían montañas, y eso que no iban con las protecciones. JaeJoong arrugó el ceño. Miró rápidamente sus opciones ¡Mierda! Lo tenían acorralado.

Los hombres montaña parecían abarcar todo el espacio. SuHyeon, al centro le daba una malévola sonrisa. El hecho de que estuvieran en los solitarios vestidores de la pista, y que JaeJoong estuviese medio desnudo no ayudaba en nada a las probabilidades de salir con éxito de esta situación.

—Nuestra linda y propia hada de hielo —dijo de modo sarcástico SuHyeon.

Entonces, como si tuviera un control remoto sobre los defensas, ambos se abalanzaron sobre JaeJoong. Era cierto que JaeJoong era un jugador extremadamente rápido en la pista, pero no se podía decir lo mismo sobre sus dos pies, no obstante, logró salir airado de varios golpes, pero no pudo evitar que lo tomaran y que SuHyeon lo usara como saco de box.

JaeJoong estaba seguro que le iban a hacer realmente mucho daño, pero en el último momento se retiraron, no sin antes dejar la bonita piel de porcelana marcada con algunos feos cardenales, aunque nada más grave que eso.

Se levantó antes de que YunHo llegara, supuestamente JaeJoong se había detenido en la pista para practicar sus giros triples. No contaba que SuHyeon lo encontraría allí, solo y vulnerable.

YunHo entró cuando JaeJoong se acababa de vestir. Tenían una cita, así que fue por él cuando notó que JaeJoong estaba retrasado. Al ver su bonito rostro marcado con unos golpes, apretó los puños. No necesitaba preguntar quién, pero le dolía ver que no los aceptaran por ello. Consideró la idea de dejar el equipo, pero entonces eso significaría dejar a JaeJoong a merced de esos lobos, ya que JaeJoong no podía dejar el hockey debido a la beca.

Por las lesiones, JaeJoong se perdió el siguiente partido. A pesar de los esfuerzos de YunHo, apenas y lograron sacar un empate. El entrenador estaba cabreado. El equipo contrario ni siquiera era de los más fuertes de la liga, de hecho, era el último en la tabla y aún así, habían sacado un triste empate.

—¡¿Cómo es posible que hayamos perdido ante los Halcones?! —gritó el entrenador en los vestidores.

—Técnicamente, no perdimos —apuntó un defensa. El entrenador lo perforó con la mirada y el defensa, junto con el resto del equipo, parecía muy interesado en el los patrones que los mosaicos del piso garabateaban.

—¡¿Qué pasó hoy?! ¡¿Por qué no soltaron el puck a YunHo cuando estuvo tantas veces en buena posición?!

Un murmullo se hizo al escuchar diferentes respuestas o balbuceos en voz baja. Sin embargo, para todos era claro que se debía al hecho de creer que YunHo no era un compañero digno por ser gay. ¡Maldita discriminación!

—¡No quiero volver a ver semejante estupidez en la pista! ¡No me importa si su compañero es un alien, deberán hacer equipo y no tratar de lucirse solo como idiotas con sus jugadas individuales! —vociferó. —El próximo que anteponga su mentalidad o su ineficiencia será expulsado del equipo.

Con ello llegó un periodo de resentimiento contra los dos chicos, sin embargo, en la pista, nadie podía negar que eran un perfecto complemento. YunHo anotaba la mayoría de los tantos mientras JaeJoong lo asistía. Para tener un ataque pulcro, el equipo necesitaba a otro Winger que jugara en el extremo contrario a JaeJoong, porque los que tenían no daban el ancho.

Durante un par de meses, las agresiones verbales eran comunes en los vestidores. Pero también, YunHo pudo conocer a la fierecilla que tenia por novio. Respondiendo a cada agresión con sarcasmo y medias verdades, JaeJoong luchaba duro por defender su derecho a estar con quien amaba. JaeJoong nunca había escondido lo que era y con quien estaba, esa valentía le había ocasionado más de un dolor físico, pero admiraba tanto a su pequeño novio por no tener miedo a aceptar lo que era. Y, YunHo se enamoraba más a cada día que pasaban juntos.

Estaba feliz con tomar la suave mano de JaeJoong, aunque últimamente le salían ampollas por la dura práctica para ser un excelente jugador. JaeJoong estaba decidido a mostrar su valía en la pista, frente a los oponentes, y YunHo igual.

—La Reina del stick —susurró venenosamente SuHyeon al verlos en los vestidores.

JaeJoong estaba cerca, sonrió, le mostró su dedo medio. —Idiota.

Eso, era lo que se necesitaba para hacer estallar una reyerta en el lugar, sin embargo, SuHyeon torció la boca y sin decir una palabra más, comenzó a cambiarse de ropa para entrenar. JaeJoong alzó la ceja incrédulo. Parecía que por fin, después de un largo tiempo, el equipo comenzaba a dejar pasar el asunto, asumiendo lo que realmente eran, unos excelentes jugadores.

***

Las cosas iban mejor, no ganaban todos los partidos, pero tampoco habían perdido ni uno, mantenían ese marcador intacto. El portero hacía un buen trabajo, o quizá simplemente era su enorme tamaño, que en conjunto con las almohadillas hacían que prácticamente no quedara un espacio visible tras él, ocultando la red por completo. Su defensa tenía fisuras y su ataque aún no estaba completo, pero sus jugadores eran, la mayoría novatos y podían superarse para el siguiente torneo.

YunHo disfrutaba de salir a pasear con JaeJoong. La sonrisa del chico lo hacía ver como un ángel, su carisma atraía a la gente como abejas a la miel. Si tan solo pudiera tener el mismo efecto en sus padres. YunHo suspiró.

Los padres de JaeJoong sonrieron la primera vez que YunHo se presentó en su hogar. Le dieron una cálida bienvenida y comentaron cosas triviales, haciendo sentir cómodo a YunHo, aunque, de vez en cuando se sintió examinado bajo la mirada de ambos, todo por ser presentado como novio de su precioso hijo. Si otros hubieran sido, YunHo habría huido del lugar, pero los Kim fueron amables y esa fue la única ocasión en que YunHo se sintió bajo la lupa.

YunHo suspiró de nuevo.

Otra cosa, totalmente contraria fue lo que sucedió cuando llevó a JaeJoong por primera vez a su hogar. Los ojos negros de JaeJoong brillaban con curiosidad por todo el lugar, su casa era al menos cinco veces más grande que la de JaeJoong, eso sin incluir los jardines y garaje. A pesar de todo, YunHo no tuvo el valor de presentar a JaeJoong como su novio, y aunque JaeJoong lo entendió, pudo ver el destello de la decepción en sus ojos. Poco tiempo después enfrentó a sus padres. Pero JaeJoong no volvió a ir a su casa, sin embargo, todos los domingos desayunaban juntos en un prestigiado club de la ciudad.

La madre de YunHo siempre con esa fría indiferencia y su padre, viéndolo como a un gusano indeseable. No decían nada mientras JaeJoong estuviera en la mesa, pero sus miradas bastaban para saber que el chico no era bienvenido. A pesar de todo, eso no hizo que se separaran, antípoda, JaeJoong se plantaba cada vez más firme de la mano de YunHo.

YunHo solo deseaba no escuchar cada domingo la letanía que sus padres reservaban para cuando JaeJoong se hubiera marchado. La relación con sus padres era un tanto tensa. YunHo estaba seguro que ellos estaban orgullosos de él, porque en cada partido su padre y madre asistían, además de que sus notas eran excelentes. El único dilema en su relación era JaeJoong. Pero YunHo no pensaba dejarlo, por primera vez, YunHo se sentía completo, tanto en la pista como fuera de ella, JaeJoong era su compañero.

—YunHo —le habló la suave voz de su novio. YunHo sentía un escalofrío de placer cada que JaeJoong bajaba su voz una octava para susurrar su nombre. —Deberíamos hacer un viaje —sugirió. YunHo estuvo a punto de replicar que viajarían a la ciudad vecina por unos partidos el fin de semana cuando JaeJoong añadió: —Tú y yo solos.

Hasta ese momento, su relación no había llegado al sexo. Y si YunHo lo entendía bien, JaeJoong estaba sugiriendo precisamente eso, un viaje para perder su virginidad. YunHo sonrió.

Desgraciadamente, el tiempo trascurría demasiado rápido, y los chicos estaban enfrascados en entrenamientos tan abrasadores que apenas si tenían tiempo de ir al cine o por un helado los fines de semana. El entrenador estaba más decidido que nunca a encontrar a ese tercero que hiciera mancuerna con ellos dos en la delantera. De esa manera, su viaje había sido pospuesto.

***

El final del ciclo escolar se acercaba y con ello, la final del torneo. No tenían muchas aspiraciones para ganar la copa, pero darían su mejor esfuerzo, así significara entrenamiento doble.

—He pensado que SuHyeon podría ser un buen Winger —comenzó JaeJoong en un descanso. YunHo lo miró como si le dijera que veía elefantes rosas voladores. —Sé que es un estúpido, pero cuando se concentra, puede mantener su stick en movimiento sin perder el puck. Además es ágil.

—Te arrancará la lengua en cuanto sugieras que cambie de posición —le dijo YunHo.

JaeJoong sonrió. Sonrió de esa manera en la que YunHo sabía que no iba a desistir.

A pesar de estar siempre exhaustos por la cantidad de ejercicio, las caricias entre YunHo y JaeJoong subían de tono. En los vestidores, en las duchas, en el asiento del copiloto, en el sofá de la casa de JaeJoong. Prácticamente, sus cuerpos rogaban por entregarse al calor de la pasión, pero se detenían al saberse en un lugar no apto.

—¡Demonios! —gritó SuHyeon un día, cuando los encontró en las duchas con tremendas erecciones rozándose entre ellos. YunHo cubrió con su cuerpo el más pequeño de JaeJoong, dándole la espalda a su invitado no deseado. —Si deseara ver sexo gay, buscaría una buena porno, con actores sumamente irresistibles, no de cuerpos flacos y pálidos. —A pesar de lo dicho, era más que obvio que SuHyeon había tenido una buena mirada del cuerpo de JaeJoong, quien por primera vez no dijo nada, solo se sonrojó hasta las orejas. Estando en el equipo, era inevitable ver a algunos de vez en cuando, sin embargo, JaeJoong era de los pocos que nadie veía y ahora SuHyeon tenía una buena vista de su bonito cuerpo. Eso hizo que YunHo sintiera una punzada de celos. —S-solo ¿podrían taparse? Necesito una ducha —diciendo eso salió dándoles un poco de espacio. Ellos solo atinaron a reírse por lo ocurrido. Al diablo con el viaje, necesitaban un hotel.

—Sabes SuHyeon, he pensado que podrías ser mi compañero —le dijo JaeJoong cuando volvieron a los vestidores con tan solo una toalla amarrada a su cintura. SuHyeon lo miró con ganas de asesinarlo, pero al verlo giró su cara rápidamente. YunHo creyó ver un atisbo de color en sus mejillas. —Es decir, podrías ser un excelente Winger. Ser el extremo derecho del ataque —continuó JaeJoong, sin siquiera notar que el color el SuHyeon iba subiendo de tono.

—JaeJoong —le advirtió YunHo. Más bien era porque no sabía si el color en SuHyeon era por pena o porque estaba demasiado enfadado para incluso contestar. JaeJoong lo miró con sus ojos de ciervo, encandilándolo de inmediato. SuHyeon hizo mucho ruido al retirarse, sacando a YunHo de su fascinación. JaeJoong se encogió de hombros cuando el chico se fue enfurruñado hacia los vestidores. No le había dicho ni sí, ni no, pero ahora había sembrado la posibilidad de una nueva posición para desarrollarse. Ya que, con YunHo acaparando el estelar como central, SuHyeon había tomado participación en pocos partidos.

El finalizar de la temporada trajo dos cosas: uno, la relación de YunHo y JaeJoong ahora era aceptada, incluso los defendían si algún miembro del equipo contrario los ofendía. Dos, a pesar de no haber ganado el torneo, habían encontrado por fin a su jugador de extrema derecha, SuHyeon.

YunHo estaba feliz, con seguridad ganarían el siguiente año. Aunque no le gustaba que JaeJoong entrenara personalmente a SuHyeon, todo era por el bien de un sueño, su sueño.

***

El final del curso escolar había transcurrido sin anormalidades. Otro año se había ido volando. JaeJoong se sentía en el cielo cada que caminaba de la mano de YunHo por el parque, o cuando iban a la pista de hielo de la ciudad a hacer lo que las demás parejas hacían, patinar sobre el hielo sin stick, puck o equipo de protección. Solos, tomados de la mano dándole vuelta a la pista con el ritmo de la música pop que sonaba a través de los altavoces. JaeJoong ni siquiera se sentía triste de haber dejado de lado su sueño de ser patinador artístico, y es que, estar al lado de YunHo lo hacía sentirse pleno.

Tres veces por semana ayudaba a SuHyeon con su entrenamiento. YunHo se ponía las almohadillas de portero, y entre los dos atacaban. Sería mucho mejor cuando los tres pudieran hacerlo juntos, sin embargo, SuHyeon se acoplaba perfecto a ellos. JaeJoong había tenido razón.

—¿Dónde crees que vas? —su madre lo interceptó antes de que YunHo pudiera salir de casa. Con un suspiro frustrado YunHo aguardó por la letanía que su madre le daría. —¿Vas con ese? ¿Cuántas veces te he dicho que dejes de verlo? Tú no eres gay. Deja de llevarnos la contraria. ¿De qué modo piensas conocer a una hermosa jovencita si te la pasas pegado al chamaco ese?

—Mamá, te lo he dicho mil veces, JaeJoong es mi novio, no me interesa conocer a ninguna “jovencita”.

YunHo casi quería comerse sus palabras al escuchar la respuesta de su madre. Trataba de hacer oídos sordos, pero era bastante difícil tomando en cuenta que era tu madre quien hablaba.

Media hora después, con un YunHo totalmente enfadado, se dirigía a su cita con JaeJoong. A veces, simplemente no podía dejar de echarle la culpa de sus problemas, pero todo eso se desvanecía al ver el hermoso rostro de JaeJoong, su enorme sonrisa y sus ojos de cervatillo.

—¿Estás listo? —preguntó emocionado JaeJoong. Era la primera vez que irían al parque de diversiones juntos. Llevaban mucho tiempo, pero entre la escuela y los entrenamientos sobraba poco espacio para su relación.

YunHo sonrió. JaeJoong era tan transparente, podía ver lo maravillado que estaba por ir al parque. —Sí.

Tomó su mano y comenzaron a caminar. —Es la primera vez que voy tomado de la mano con alguien al parque de diversiones —confesó su tímido JaeJoong. A YunHo no dejaba de sorprenderle lo dulce y tierno que JaeJoong era, mientras que en la pistad de hielo era toda una fiera.

—Me alegro de ser yo —le dijo. Hubiese querido decirle que también era su primera vez, pero no, había venido en diversas ocasiones con chicas que lo tomaban de la mano, pero ninguna de ellas sostenidas por voluntad, no como tomaba la cálida mano de JaeJoong ahora.

Subieron a la montaña rusa, a las tacitas rodantes, al túnel del amor, inclusive al carrusel, comieron algodones de azúcar, rieron en el espectáculo de mimos y payasos, compartieron sus palomitas acarameladas, todo mientras sonreían y se tomaban de las manos. Una cita perfecta. Y como tal, lo último fue la noria.

Estaba anocheciendo para ese momento, el cielo se pintaba con colores morados y fucsias combinados con el penetrante azul oscuro de la noche. Algunas estrellas habían comenzado a brillar fuertemente, mientras que las luces de la ciudad le hacían segunda.

JaeJoong se había sentado frente a él. Miraba sonriente por la ventana, señalando cosas a lo lejos. Su hermosa sonrisa iluminado todo el espacio y, cuando estaban en la cima, YunHo no pudo resistirse al cliché y besó sus labios.

Las mejillas de JaeJoong se colorearon. Era tan tierno, tan dulce y tan suyo. —YunHo yo… —JaeJoong mordió su labio inferior. YunHo sonrió, esta escena le era familiar, fue el momento en que JaeJoong le declaró su amor. —YunHo yo… —YunHo esperaba por un beso, pero las palabras que recibió hicieron acelerar su corazón. —YunHo yo… yo estoy listo.

Aquello era una prueba más del amor que JaeJoong le profesaba, si bien antes habían planeado un viaje, que nunca se dio, ahora era algo palpable. YunHo tragó duró y besó a JaeJoong con pasión.

Al bajar de la noria, salieron del parque de diversiones con rumbo a un hotel. YunHo pagó por una buena cantidad por una habitación decente. Una con una excelente vista nocturna de la ciudad por estar a considerable altura, además las sabanas de seda blanca y azul cielo combinaban con la perfecta habitación.

El suave ulular de las cortinas al moverse con el viento, traía al ambiente la suave música de algún bar cercano, entonando en un perfecto francés:

Bleu, bleu, l’amour est bleu.
Berce mon coeur, mon coeur amoureux.
Bleu, bleu, l’amour est bleu.

Mientras dentro de la habitación, la ropa había caído de sus cuerpos. Besos inundaban la piel de JaeJoong que soltaba ligeros jadeos cada que YunHo lo tocaba con inmenso amor. Sus ojos marrones adorando la piel de porcelana de su novio. Los delicados muslos de JaeJoong fueron abiertos para dar paso a la caliente piel de YunHo.

Sólo un gemido ahogado en un beso, fue el delator de lo que ahí se estaba perdiendo. Ambos chicos se entregaron en cuerpo y alma al amor.

***

A la mañana siguiente, JaeJoong se excusó de la práctica con SuHyeon, pero fue a darle ánimos, entre YunHo y SuHyeon llevaron a cabo la práctica. Después SuHyeon los vio salir tomados de la mano, sonriendo como nunca antes. Entonces, solo entonces, SuHyeon tuvo que admitir que JaeJoong era hermoso, brillaba como un cristal  de hielo a la luz, deslumbrando a todos con sus colores.

El verano pasó muy rápido, no tanto así para los chicos, quienes acumularon muchos recuerdos y sonrisas juntos. Pronto volverían al acelerado ritmo escolar, donde los entrenamientos acapararían la mayor parte de su tiempo.

—YunHo —llamó JaeJoong. Estaba recostado en el desnudo pecho del moreno, envueltos tan solo con una delgada sabana que cubría su intimidad, después de haber hecho el amor.

—Mmm —YunHo abrazó a JaeJoong más, estaba entrando en un estado de sopor post-sexo. Lo único que deseaba era envolver a JaeJoong entre sus brazos y dormir felizmente.

—YunHo, ¿me amarás siempre? —preguntó un tanto juguetón. Su tono, más su dedo índice haciendo figuras en su pecho, alrededor de su pezón no hacían más que incitar a YunHo.


—Te amaré siempre —le dijo, besando su frente en promesa, para después colocarlo debajo de él e iniciar una segunda ronda de juegos.


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N/A: La canción "L'amour est Bleu" de Vicky Leandros. También conocida como "Love is blue" en su versión instrumental con Paul Muriat. Esta fue la canción que inspiró el fanfic. :)