Nubes de tormenta.
YunHo desayunaba con sus padres
todos los domingos en el conocido club privado de la ciudad. JaeJoong
usualmente lo acompañaba, pero a veces deseaba como hoy, que JaeJoong no
asistiera. No cuando su madre lo miraba como a la cucaracha más horripilante
que existiera, con la cara de asco totalmente enmarcada, y su padre
fulminándolo con la mirada. Con JaeJoong incómodo y tenso a cada movimiento que
daba. YunHo simplemente deseaba no tener que escoger entre sus padres y
JaeJoong. No es que JaeJoong lo pusiera en esa encrucijada, no, pero era una
cosa muy distinta cuando su tierno novio era agredido por sus padres. JaeJoong
usualmente bajaba la cabeza sin decir nada. YunHo intentaba callar la sucia
plática, pero en ocasiones como aquella, ni siquiera era una charla.
El día de hoy, su madre había
sido especialmente minuciosa en no soltar alguna grosería, pero su
comportamiento insolente hería a su pequeño novio. YunHo realmente sonrió con
esperanza cuando su madre le sonrió a JaeJoong al verlo llegar junto a él.
Obviamente no supo distinguir entre una sonrisa sincera a una cínica. La burla marcaba
su rostro cuando se sentaron a la mesa. Entonces, YunHo vio la cantidad de
cubiertos para cada uno.
—Madre, ¿no crees que es
demasiado para un simple desayuno? —cuestionó. Ni siquiera ellos usaban
tantos a la hora de la comida o la cena.
No a menos de que se tratara de una ocasión muy, muy especial en la que se
quisiera impresionar a alguien.
—¿Es que acaso piensas utilizar
el mismo tenedor para todo? —dijo incrédula.
—No, pero…
—Entonces no veo el caso a tus
réplicas —cortó.
El desayuno transcurrió con una
serie de bufidos y expresiones tales como “¡no puedo creerlo!”, “¡Qué horror!”,
“¡Vaya manera de comer!”, “¡sin modales!”, y un largo etcétera. Todos dichos
con ese tono ufano que su madre siempre tenía, a cada que JaeJoong hacía un
simple movimiento, desde el cómo tomaba los cubiertos hasta su manera de
masticar.
—Madre, por favor —decía YunHo en
un tono de controlado enfado cada vez que su madre juzgaba las acciones de
JaeJoong. Por respuesta su madre levantaba la barbilla y resoplaba
altaneramente.
JaeJoong se mordía el labio
fuertemente, quería agradar a los padres de YunHo, pero entre más hacía, más
parecía que ellos lo odiaban. Sabía que la educación en ambos era diferente,
mientras que JaeJoong creció en una familia de clase media, YunHo, cuyo padre
poseía una cadena de centros comerciales, fue educado como todo chico de alta
alcurnia.
Sin embargo, eso no significaba
que no le doliera cada que la madre de YunHo lo encontrara más vil que
cualquier gusano. Comió poco, realmente no podía pasar el bocado por el nudo
que obstruía su garganta. Pero nadie, ni siquiera YunHo sabía que tan profundo
calaban las palabras de su madre en él.
Antes de terminar el desayuno,
JaeJoong estuvo a punto de irse por lo menos tres veces, tres veces que fue
detenido por la mano de YunHo, implorando con sus ojos avellana que se quedara.
En lucha por defender su amor, JaeJoong había dicho de todo, pero siendo los
padres de YunHo, lo único que podía hacer era mantenerse firme y constante,
hasta que se dieran cuenta que él era la persona correcta para su hijo. Eso era
lo que lo llevaba cada domingo a tan prestigiado club, para “charlar” con
ellos.
Con un suspiro cansado, tragando
el nudo en su garganta, JaeJoong le sonrió a YunHo. Aún faltaba para poder
irse, a pesar de estar deseándolo desde el inicio, JaeJoong no se rendiría,
defendería su amor por YunHo.
—¿YunHo? —la agradable voz de una
chica acalló cualquier otra injuria que la madre de YunHo pudiera haber dicho.
—¡Oh! ¡YunHo! Qué agradable sorpresa —dijo con una sonrisa ChaeYoung.
—¡JaeJoong! —exclamó al verlo, dándole un abrazo.
JaeJoong sonrió sinceramente,
respondiendo al abrazo de la chica. ChaeYoung era en pocas palabras la chica
perfecta. JaeJoong aún no la conocía de todo, pero hasta ahora solo más
cualidades que defectos le encontraba.
Han ChaeYoung poseía una linda y
tersa piel color claro, casi tan blanca como la de JaeJoong, su delicada figura
se movía con elegancia a cada paso que daba, su perfilada nariz y ojos negros
le granjeaban grandes pretendientes. Sin dudar, su sonrisa era lo más atrayente
de la chica. Así se veía a primera vista ChaeYoung, pero, si mirabas más allá
de su beldad exterior, podías apreciar la verdadera belleza que la chica era.
No solo era una fanática al
hockey sobre hielo, con un título en primeros auxilios, de carácter amable y
amigable. Con miles de ocupaciones, intercalaba su horario entre ser
estudiante, asistente del equipo de hockey, excelente hija y actividades
altruistas. Además de contar con una gran dote. ChaeYoung era como esas
princesas de Disney, con mucho dinero y un enorme corazón, que hasta los
animales se enamorarían de ella.
—Disculpa, creo que no nos
conocemos —dijo con educación la madre de YunHo.
ChaeYoung sonrió. —Lo siento, me
disculpo por mis incorrectos modales. Soy Han ChaeYoung —dijo haciendo una
perfecta reverencia.
—¿Han? ¿Cómo los nuevos
residentes de Gwangju? —preguntó interesado el señor Jung. A pesar de que el
apellido Han era común, para todos en ese club privado, los apellidos venían
adjuntos con una gran suma de dinero, para todos excepto JaeJoong.
—¡Oh! Sí, señor. Mi familia y yo
recientemente nos acabamos de mudar —contestó la chica alegremente.
—¿Por qué no te sientas, querida?
—ofreció la señora Jung.
—No, muchas gracias. Mi familia
me espera —declinó amablemente ChaeYoung.
—Será solo un momento —insistió
la mujer.
Al final ChaeYoung cedió,
quedándose más tiempo de lo que ella pretendía. Paso alrededor de una hora
charlando con una muy amable señora Jung, quien preguntó acerca de todo lo
habido y por haber en la vida de la chica. Era evidente que a ojos de la mujer
mayor, ChaeYoung era todo lo que quería en una esposa para YunHo.
Durante ese tiempo, los padres de
YunHo ignoraron olímpicamente a JaeJoong, quien solo miraba de un lado a otro,
sonriendo a medias cuando ChaeYoung hablaba sobre él o con él, desconociendo la
situación en la que se encontraba antes de que ella llegara.
YunHo, por su parte, seguía
aferrado a la mano de JaeJoong. Sentía que si lo liberaba de su agarre,
JaeJoong se esfumaría, como un sueño que nunca existió. Quería transmitirle
seguridad, decirle que no importaba lo que dijeran los demás, que él lo amaría,
pero, muy dentro de su ser, se sabía un cobarde, por eso se aferraba a la
fuerza de JaeJoong, porque él temía no ser lo suficientemente valiente para
defender lo que amaba.
***
El final del año se estaba
acercando. Con ello las festividades decembrinas. JaeJoong había propuesto a
YunHo pasar Navidad con su familia, pero YunHo insistió en un baile en el club
privado. Aparentemente era una tradición para las familias con estatus social,
pues todas se reunían ahí, ataviadas con sus mejores galas, exhibiendo las
joyas de la familia o cualquier cosa de esas.
JaeJoong ni siquiera tenía un
traje. YunHo insistió en comprarle uno, más ambos sabían que el dinero en las
tarjetas de YunHo prevenía de sus padres, padres que veían a JaeJoong como una
babosa asesina. Así que consiguió un trabajo de medio tiempo en una de las
muchas tiendas locales, donde el furor por las compras de fin de año le
granjeaba una cantidad de dinero extra en propinas.
—Una vez más ¿por qué estás aquí?
—SuHyeon sentado en el mostrador, jugaba con algunos broches navideños que allí
se encontraban.
—Necesito dinero. ¡Dah!
—respondió JaeJoong. SuHyeon ladeó la cabeza como un perro sin entender. La
tienda, pertenecía a una cadena, de la cual su familia era dueña.
—No entiendo —dijo. JaeJoong rodó
los ojos. —¿Por qué no le pides prestado dinero a YunHo? Es más, estoy seguro
que te daría lo que fuera.
—Porque… —comenzó con voz segura
—porque… porque… —su voz se atenuó hasta ser un simple murmullo. No podía
decirle a SuHyeon que lo más probable era que cortaran los fondos de YunHo, si
éste decidía prestarle dinero, o en su defecto, comprar su traje. Quizá
exageraba al decir que cortarían los fondos de YunHo, pero estaba casi seguro
que sus padres armarían un zafarrancho semejante si llegasen a enterarse. Así
que lo más sano era no meterse en esos asuntos. No quería que dijeran que
JaeJoong solo estaba con YunHo por su cartera. —Porque no soy un mantenido. Sé
trabajar, además quiero tener mis propias cosas con el dinero que yo mismo he
ganado.
—Hummm.
Lo que JaeJoong ignoraba, era
que, ahora que la liga había entrado en receso por la temporada de fiestas, el
tiempo que él ocupaba trabajando, era el mismo tiempo en que la amistad entre
YunHo y ChaeYoung se cultivaba. Y eso, eso era algo que a SuHyeon no le
correspondía decir. Además no aseguraba que fuera a pasar algo entre esos dos.
Los miembros del equipo
entrenaban todos los días, pero JaeJoong tenía un permiso especial para poder
laborar en esa temporada. Así que se saltaba todas las prácticas, por lo que
ignoraba lo que pasaba. Solo veía a YunHo en clases y cuando él iba a recoger a
JaeJoong a la salida de su trabajo.
***
ChaeYoung se encontraba en una
disyuntiva. Nunca había deseado a la pareja de otra persona, menos si esa otra
persona era amiga. Pero, se sentía irremediablemente atraída hacía YunHo.
Cuando lo conoció su corazón latió, cuando supo que ese hombre pertenecía a
alguien más, desistió. Sin embargo, a cada momento que pasaba, su tonto corazón
no quería hacer caso.
No podía evitar anhelar esos
pequeños roces, cuando sus manos se encontraban sin querer por alguna razón. Ni
tampoco podía dejar de aspirar por esas
miradas que duraban más de lo común, donde podía verse en los ojos avellana de
YunHo, que terminaban con ella sonrojándose. Sabía también que estaba mal, lo
sabía, pero no podía hacérselo entender a su corazón, que palpitaba desbocado
cada que YunHo estaba cerca.
Por su parte, YunHo miraba a
ChaeYoung, preguntándose ¿cómo sería amar a una mujer como ella? Una chica que
por el simple hecho de ser mujer sería aceptada más fácilmente por sus padres.
Además, ChaeYoung no era una simple chica, era una grandiosa joven, con más
virtudes que cualquier otro, y, el hecho de provenir de una buena familia, la
hacían la mujer ideal para sus padres.
A YunHo no se le pasaba por alto,
el hecho de que sus padres preguntaran por ella cada que podían. O en la cena
hablaban acerca de la familia Han, o las cosas que se habían enterado que
ChaeYoung hacía. Eso hartaba a YunHo, pero, cobarde como era, no alzaba su voz
en contra. Además, ChaeYoung era así, simplemente ella. No podía culparla
porque sus padres no aceptaran a JaeJoong. Su JaeJoong, a pesar de todo, su
corazón bailaba de alegría con tan solo pensar en JaeJoong.
—¿Qué te tiene tan sonriente?
—preguntó ChaeYoung al finalizar un entrenamiento.
YunHo no había notado que su
sonrisa plasmaba su rostro. Sonrió aún más al poder decirlo en voz alta.
—JaeJoong. Pensaba en la bufanda que ha estado haciendo para mí —contó. —Él ha
insistido en hacer mi regalo personalmente. No era muy hábil al principio, pero
debo decir que ha mejorado enormemente.
ChaeYoung sonrió. Sí, ella jamás
podría interponerse entre un amor como el de ellos dos.
***
—¡Uff! —JaeJoong suspiró
fuertemente. Se miró al espejo, estudiándose por todos los ángulos. Se veía
bien, pero él no solo quería verse bien, deseaba verse hermoso, sofisticado,
elegante, en una sola palabra, deslumbrante.
Hoy era el día de Navidad, el
baile conmemorativo en el club se llevaría a cabo en tan solo una hora.
Afortunadamente, JaeJoong había logrado hacerse de un traje lo suficientemente
bueno para la ocasión. Esperaba poder dejar a YunHo con la boca abierta.
—Bien, ya es hora —anunció su
madre cuando el timbre sonó. YunHo había llegado por él. Su madre le sonreía de
manera cariñosa. Lo abrazó y luego su padre también hizo lo mismo. Sabían que
no llegaría antes de la media noche, aunque esta sería su primer navidad
separados, deseaban que JaeJoong lo pasara en grande, disfrutando de una
espectacular cena junto a su amada pareja.
Decir que YunHo se quedó
sorprendido era decir poco, lo que causó una gran sonrisa en JaeJoong al ver a
YunHo, literalmente con la boca abierta al verlo.
—T-te ves… uff… te ves malditamente
caliente —dijo YunHo antes de atraerlo para un apasionado beso. —Eres hermoso y
eres todo mío.
JaeJoong sonrió complacido.
YunHo lo tomó de la mano,
guiándolo hasta su auto, sin dejar de mirarlo embelesado. JaeJoong sentía que
podía luchar contra cielo, mar y tierra por esa sola mirada.
Doux, doux, l'amour est doux
Douce est ma vie, ma vie dans tes
bras
Al llegar al club, no solo YunHo
quedó sorprendido. Las personas detuvieron su parloteo al verlos entrar.
JaeJoong era realmente deslumbrante, su sonrisa parecía iluminar el mismo
cielo, y YunHo, a su lado se sentía flotar entre las nubes.
A pesar de haber compartido la
mesa con los señores Jung, en esta ocasión no encontraron ni siquiera una
palabra denigrante hacía JaeJoong. Quizá estaba tan estupefactos que no
reaccionaron, cosa que ambos chicos agradecieron enormemente, mientras
disfrutaban la velada.
JaeJoong saludó con la mano a
ChaeYoung unas mesas más allá. Y SuHyeon se acercó personalmente a ellos para
saludar. —En realidad, solo quería decir que tienes un novio muy atractivo,
Jung YunHo —le susurró con descaro. Mientras que para todos, aquello parecía
una burla, algo de verdad se asomaba en ella. JaeJoong era verdaderamente
hermoso.
Durante el baile, JaeJoong se
desplazaba lentamente al compás que YunHo marcaba. Con su mano fuertemente
apretada a su cintura, atrayéndolo muy cerca de su cuerpo, JaeJoong sentía la
calidez que el cuerpo de YunHo desprendía.
Se miraban a los ojos y en ellos
solo el amor se veía. JaeJoong se veía tan lindo que YunHo deseaba sacarlo del
baile para llevarlo a un lugar donde solo él lo pudiera admirar.
Desgraciadamente, aún no se llevaba a cabo el brindis por Navidad, por lo que estaba
obligado a quedarse. Había insistido a JaeJoong venir, no solo por el baile,
sino por el brindis, que era el momento en que los fuegos artificiales llenaban
el cielo con luces de multicolores, además de la enorme estrella ubicada al
centro del lugar, por encima de sus cabezas, que se encendía solamente una vez
al año. YunHo deseaba mostrarle todo ese espectáculo a JaeJoong.
Doux, doux, l'amour est doux
Douce est ma vie, ma vie près de
toi
Cuando las luces se atenuaron,
YunHo aprovechó para robarle un beso a JaeJoong, quien tímidamente se sonrojó,
pero se aferró más a su brazo. Así, juntos, a través de la cúpula de cristal
contemplaron el cielo iluminarse con luces que estallaban en forma de flores,
algunas más haciendo caminos ondulados en su ascenso, y otras estallando en
miles de luces diminutas.
JaeJoong las había apreciado el
primer año que se mudo a la ciudad, pero desde este lugar, se tenía una vista
privilegiada.
Las campanas comenzaron a sonar,
indicando la media noche. En un mismo movimiento, las personas levantaron sus
copas, brindando sinceras sonrisas a los más cercanos y bebiendo el contenido
con delicadeza.
Cuando la última campanada sonó,
las luces se apagaron totalmente. Entonces, como si fuera magia, una pequeña
luz destelló al centro del lugar, una primero, luego le siguieron muchas más,
ordenadas en una interminable hilera que formaba una estrella. JaeJoong así lo
pudo ver cuando las luces habían iluminado la mitad de la figura. No pudo
evitar el “¡Whoo!” que de su boca salió al ver tan bonito espectáculo. Las
luces de la estrella comenzaron a parpadear conforme a los villancicos que
comenzaron a sonar en el lugar.
Comme l'eau, comme l'eau qui
court
Moi, mon coeur court après ton
amour
JaeJoong sonrió. Las luces se
encendieron de nuevo, pero la estrella seguía brillando sobre ellos.
—Es un espectáculo que vale la
pena —comentó YunHo. JaeJoong lo miró con una enorme sonrisa.
—Fue bellísimo —dijo antes de
enredar sus brazos en el cuello de YunHo y besarlo con mucho amor. YunHo no
tardó en enredar sus brazos a la fina cintura de su novio, correspondiendo al
beso con el mismo amor con el que JaeJoong lo daba.
***
La velada transcurría sin
problemas. O eso pensaban los chicos, pero había alguien que estaba dispuesto a
separarlos.
La señora Jung, observó a los
chicos durante toda la noche. Si bien era verdad que bien arregladito, JaeJoong
pasaba por un chico bien. Pero por muy buen chico que fuera, no era lo que ella
deseaba para su hijo, simplemente no deseaba a un hombre como la pareja de YunHo,
y menos si ese hombre ni siquiera tenía en qué caerse muerto. Por otro lado,
estaba ChaeYoung, una buena chica con mucho dinero, ella sí que era ideal para
YunHo. Además, había notado que ellos eran compatibles, lo único que estorbaba
en el camino, era el bonito JaeJoong. Porque sí, había que reconocerlo,
JaeJoong era muy bonito, incluso más que la mayoría de las chicas, pero no
tenía más que eso. Así que debía ser quitado de en medio.
Aprovechando que su hijo y su
noviecillo estaban ocupados con ellos mismos, la mujer mayor se acercó a
ChaeYoung. Debía hacerle plática, parecía que ese muchacho SuHyeon estaba
interesado en ella. No podía permitirse perder a la futura esposa de su hijo
con el hijo de uno de sus rivales. No, no señor. Esa muchacha sería para YunHo.
—ChaeYoung, querida —dijo con
lisonjera. La chica sonrió. Sí ella era perfecta. —He notado que no has bailado
más que dos piezas en toda la noche.
ChaeYoung se sonrojó. —La verdad
es que no soy muy buena. Mi antiguo instructor decía que tenía dos pies
izquierdos —respondió con gracia.
—Oh, querida. No debes
preocuparte por eso. Los instructores no siempre saben. Lo ideal para poder
bailar bien, es tener a una pareja que sepa guiarte. —Miró a SuHyeon de arriba
a abajo, valorándolo. —Imagino que ninguno ha sabido llevarte. YunHo es un
excelente bailarín, sin duda, él podrá llevarte sin tropezar por toda la pista.
ChaeYoung quería decir que no era
necesario. No deseaba irrumpir en la burbuja de felicidad en la que YunHo y
JaeJoong se encontraban. Sinceramente, deseaba que su amor perdurara, pero,
siendo tan solo un ser humano, no podía evitar tener deseos egoístas. Por eso,
trataba de evitar que la señora Jung la sentara a lado de YunHo. Si se
encontraba a más de cinco metros de distancia y de preferencia de espaldas, no
tendría la tentación de codiciar a YunHo, un hombre ajeno.
SuHyeon miró hacia la pareja. YunHo veía a JaeJoong
dirigirse hacia los sanitarios, mientras que la señora Jung, como un tiburón,
se acercaba rápidamente a su hijo. SuHyeon maldijo. No creía que pasara algo
malo, pero estaba seguro que tampoco sería bueno. Por el rabillo del ojo veía a
una ChaeYoung nerviosa, mirando en la misma dirección donde se encontraba
YunHo, quien sin duda ya había escuchado el nombre de ella, porque levantó la
mirada y le ofreció una cálida sonrisa. Volvió a maldecir. Esa maldita sonrisa
de YunHo lo único que hacía era enamorar a la chica.
ChaeYoung se sonrojó hasta
adquirir un rojo escarlata en su rostro, cuando YunHo avanzaba hacia ella.
YunHo tendió su mano con una reverencia, y ella se dejó llevar.
Las personas a su alrededor
hicieron espacio para que pudieran bailar y para que ellos los pudieran
apreciar, la música sonaba suavemente al compás de un vals. La señora Jung
tenía razón, bailar dependía de quien te llevaba. ChaeYoung parecía deslizarse
sobre la pista sin ninguna dificultad, la firme mano de YunHo sujetando su
espalda.
Sucedieron dos cosas. Una, la que
ChaeYoung deseaba con tanto anhelo y a la vez la hacía sentirse culpable. Esa
mirada de entendimiento que compartía con YunHo de vez en cuando. Esa mirada
que la hacía pensar en los abismos del amor, esa mirada que solo era eso, una
mirada pero que a la vez expresaba tanto, porque ChaeYoung podía perderse en
ese infinito de color avellana.
La segunda cosa que sucedió, paró
un instante el corazón de JaeJoong. Cuando JaeJoong regresaba de los
sanitarios, se encontró con que SuHyeon lo esperaba en lugar de YunHo. La
mirada de SuHyeon era extraña, pero JaeJoong no podría deducir que clase de
sentimientos se ocultaban detrás de esos ojos. Sin embargo, SuHyeon desvió su
mirada hacia el centro de la pista. Justo debajo de la luminosa estrella, se
hallaba una pareja bailando. Sus movimientos sincronizados y elegantes atraían
la atención de todos. Él fuerte y gallardo, ella delicada y refinada, ambos
siendo un perfecto complemento, que se deslizaban suavemente. En sus miradas se
podía ver que había algo más, definitivamente ellos eran como la pareja ideal,
de esa que relatan en los cuentos infantiles, ella una princesa y él un
valiente príncipe. Así describiría la escena JaeJoong, de no ser porque su
corazón dolió al verlos, porque ese príncipe fuerte, gallardo y valiente era su
novio, Jung YunHo.
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N/A: Espero esta historia les esté agradando. Espero sus bonitos comentarios acerca de ella :)
La canción Love is Blue de Vicky Leandros.
Por cierto si quieren contactarme aquí les dejo mi twitter Misuzu_Black ó si quieren dejar sugerencias, ideas o cualquier cosa XD
Doux, doux, l'amour est doux (Dulce, dulce, el amor es dulce)
Douce est ma vie, ma vie dans tes bras (Dulce es mi vida, mi vida en tus brazos)
Doux, doux, l'amour est doux (Dulce, dulce, el amor es dulce)
Douce est ma vie, ma vie près de toi (Dulce es mi vida, mi vida a tu lado)
Comme l'eau, comme l'eau qui court (Como
el agua, como el agua que corre)
Moi, mon coeur court après ton amour (Mi
corazón corre detrás de tu amor)