LOVE IS BLUE: CAPITULO 5

El inicio de la tormenta.

JaeJoong dejó de respirar cuando vio a YunHo bailando con ChaeYoung. No porque YunHo bailara con una chica, no, su corazón punzó al ver la mirada de entendimiento que YunHo y ChaeYoung compartían. Algo dentro de JaeJoong hizo “crack” como el ruido de un cristal al comenzar a resquebrajarse.

A pesar de que solo estaban bailando, con una prudente distancia de por medio, JaeJoong no pudo alejar ese aterrador pensamiento de que ellos era el uno para el otro. ¿Cuándo había pasado? ¿Siempre había sido así? JaeJoong respiró profundo, tratando de calmarse, de ordenar sus ideas, quizá solo estaba teniendo un ataque de celos enfermizos. Sí, eso era, solo tenía un ataque de celos.

Volvió a mirar a la pareja bailando y supo que eran más que celos. JaeJoong sintió que el corazón de YunHo se le estaba yendo de las manos.

—¿Deberíamos bailar nosotros también? —SuHyeon ofreció su mano, mirando alternativamente a JaeJoong y a la pareja en la pista.

JaeJoong sonrió. —No, pero creo que necesito un poco de agua —respondió. «Tal vez algo más fuerte» agregó en su mente.

SuHyeon le sonrió, indicándole que lo acompañaría. Su mano sobre su espalda ayudaba a JaeJoong a no correr hacia la salida más cercana. JaeJoong bebió de golpe el coctel sin alcohol que SuHyeon le había dado. Su cabeza no se apartaba de esa imagen de la pareja perfecta y comenzaba a jugarle mal.

—Ven, vamos —SuHyeon lo tomó por el codo, instándolo a seguirlo. JaeJoong cuestionó con la mirada. —Necesitamos aire fresco. Aquí el aire se ha vuelto muy vicioso.

JaeJoong siguió a SuHyeon, agradeciéndole mentalmente que no pusiera nombre al trastorno por el que ahora pasaba JaeJoong. SuHyeon lo sacó a uno de los balcones, donde se podía apreciar el enorme jardín con el que contaba el prestigiado club. JaeJoong había estado ahí varias veces, pero casi nunca se aventuraba más allá del restaurante.

El jardín, al igual que todo el lugar, estaba decorado con luces de colores. Había algunas luces que tenían forma de flor, porque, obviamente, por la temporada, el jardín debía haberse quedado sin ellas, así que se las arreglaron poniendo flores de cristal que con las luces brillaban fastuosamente con colores cambiantes.

—¿Bonito, no?

—Hermoso diría yo.

—Si, bueno, te acostumbras a toda la pomposidad si vienes seguido —le dijo, demeritando el adorno del lugar.

JaeJoong no respondió, siguió mirando las flores de cristal iluminadas por las luces de cambiantes colores. Vagamente se preguntó cómo sería asistir a esos eventos año con año. Él creía que nunca se cansaría de ver tan bellísimo espectáculo.

—¿Tan atrayentes son que has dejado de escucharme? —le preguntó con un tono de burla SuHyeon.

—Perdón —se disculpó. Volvió su vista a las flores, que ahora eran azules, resaltando sobre las blancas que cubrían el lugar. —Parece el universo —dijo, pensando cursimente en algo así.

—¿El universo? —SuHyeon también las miró. —Humm a mí se me figuran más a las luciérnagas en una noche de verano. —JaeJoong lo miró asombrado, esperaba que SuHyeon se burlara por su comentario, pero jamás imaginó que tendría una respuesta un tanto romántica de él.

JaeJoong le sonrió. —Sí, también parecen luciérnagas que salen después de llover.

SuHyeon comenzó a reír, le alborotó el cabello a JaeJoong y lo miró con algo parecido al cariño, o eso pensó JaeJoong antes de que SuHyeon volviera la mirada hacia el salón.

—Aquí están —dijo YunHo acercándose a ellos por la puerta del balcón. —Te estaba buscando —le habló a JaeJoong.

A decir verdad, tardó un poco en darse cuenta que JaeJoong había desaparecido, su madre lo atosigaba con ChaeYoung, y no se le hacía educado dejar a la chica botada, por lo que, cuando comenzó a buscar a JaeJoong y no encontrarlo, un frío le recorrió el corazón. Pensó que su JaeJoong se había marchado. Afortunadamente no fue así. Vio a JaeJoong en el balcón, pero sintió una punzada de dolor en el corazón al ver a JaeJoong sonreírle a otro.

En la mente de YunHo, jamás pensó en cómo se sentiría JaeJoong al verlo con ChaeYoung, esperaba que el amor de JaeJoong fuera incondicional, pero, todo tiene un límite.

JaeJoong le sonrió, pero sus ojos no brillaban como hacía unas horas cuando lo había ido a recoger, ni tampoco como cuando habían mirado a la estrella encenderse o los fuegos artificiales. En cambio, JaeJoong volvió la mirada hacia el jardín de flores de luces, dejando que su mente fuera lejos de YunHo.

A YunHo no le gustaba aquel lugar, no porque no fuera bonito, más bien le parecía frío, no podría explicarlo, simplemente no era acogedor como la enorme estrella, pero al ver la expresión de JaeJoong, YunHo pensó que aquel lugar no le gustaba porque robaba el corazón de las personas.

—Yo me retiro. Hay una dama esperando por un baile mío —dijo SuHyeon, yéndose del lugar sin esperar respuesta, intuyendo que esas dos personas que dejaba atrás necesitaban un tiempo juntos.

YunHo se colocó en el lugar que SuHyeon había desocupado, mirando alternativamente al jardín y a JaeJoong. —Nunca me ha gustado este lugar, me parece que…

—A mí se me hace precioso —atajó JaeJoong.

Aunque solo habían estado separados unos minutos, parecía que la distancia entre ellos había crecido como si décadas se hubiesen interpuesto entre ellos.

—Hace frío. Vamos dentro —instó YunHo. Con un largo suspiro, JaeJoong dejó de mirar el jardín, lo vio a los ojos un momento antes de asentir.

***

El año pasó, sabiendo que JaeJoong no aceptaría otro evento como el de Navidad, y considerando justo celebrar el Año Nuevo con la familia de JaeJoong, YunHo disfrutó de una cálida velada, donde los eventos que enfriaron el corazón de ambos fueron borrados de su alma.

Cuando la temporada de Hockey regresó, todo el mundo estaba animado. Estaba seguros de que este año serían los campeones de la liga. Iban en primer lugar, con YunHo dirigiéndolos se sentían motivados, además JaeJoong y SuHyeon era excelentes en el ataque, si hablar de su defensa que había trabajado mucho bajo las ordenes de YunHo, siendo de las mejores y claro, el portero que perfilaba como el mejor de este año.

ChaeYoung iba y venía junto a ellos en cada partido y entrenamiento. Por mucho que quisiera pasar más tiempo a lado de YunHo, se mantenía a una prudente distancia cuando JaeJoong estaba cerca, era como el freno que le impedía actuar con descaro, pero, cuando JaeJoong no estaba, se tomaba la libertad para admirar a YunHo, y se sentía completamente feliz si él le regresaba la mirada. Su corazón latía por solo esos escasos segundos, su sonrisa se expandía con cada sonrisa que YunHo le daba, porque ella sabía que esas sonrisas eran diferentes a la que YunHo les daba a los demás, no eran como las que le daba a JaeJoong, pero definitivamente no eran igual a las otras. Y eso, eso la hacía feliz, eso, le impedía matar la esperanza, aunque con ello estuviera traicionando la confianza de un amigo.

***

JaeJoong olvidó su casco en las gradas, se lo había quitado cuando el entrenador explicaba cómo jugaba el siguiente equipo, para que no los agarraran descuidados. YunHo se había quedado atrás hablando con el entrenador, mientras que JaeJoong había seguido al equipo a los vestidores, pero, a medio camino, notó que había olvidado el casco, así que regresó por el.

Tarareaba una canción que estaba de moda, sonriendo tontamente ya que podría caminar de junto a YunHo en el trayecto hacia los vestidores y quizá robarle alguno que otro beso. No es que no lo hiciera, pero esas simples y sencillas cosas lo hacían feliz.

Se detuvo cuando escuchó a YunHo hablar. ¿Qué tanto tenía que decir el entrenador? Conociendo al hombre, seguro demasiado. Tendía a darle vueltas al asunto, hablando de muchas cosas y a la vez nada. JaeJoong sonrió. Decidió que esperaría a que el entrenador terminara su conversación con YunHo, si estaba calculando bien su tiempo, para cuando regresaran tendrían las duchas para ellos solos.

—¿Por qué estás aquí? —YunHo dijo. JaeJoong frunció el ceño, ¿qué no hablaba con el entrenador? Un extraño presentimiento apachurró su corazón, diciéndole que era mejor marcharse, pero su cuerpo se negó a cooperar.

—Noté que vacilas un poco con tu brazo izquierdo al impulsar el stick —la conocida y dulce voz de ChaeYoung respondió.

El cuerpo de JaeJoong se movió, pero en lugar de huir, camino sin hacer ruido hacia adelante, queriendo y no deseando ver. YunHo estaba sentado en las gradas con el casco de JaeJoong a un lado, ChaeYoung estaba junto a él. Para nadie hubiera sido raro ver a la asistente examinando la muñeca izquierda de algún jugador, pero, cuando comenzó a vendarla, la forma tan sutil en que pasaba los dedos no era normal. Incluso si se fijaban un poco más, el hecho de estar solos en un enorme estadio hacían sospechar del asunto a cualquiera.

Ni siquiera eso hubiera hecho dudar a JaeJoong si se lo hubieran contado y no visto como lo hacía. No era el que estuvieran solos, no era que ChaeYoung cuidara de él, era la forma en la que YunHo miraba con cariño a la chica mientras ella trabajaba sobre su muñeca.

—Tu madre me ha invitado a cenar —dijo ChaeYoung, haciendo evidentemente un espacio en la conversación —otra vez.

—¿En serio? —respondió YunHo sin mucho ánimo. —Pareces gustarle demasiado.

—Te lo digo, porque a veces me da la impresión de que no te gusta que vaya a tu casa.

JaeJoong cayó en la cuenta que la chica visitaba constantemente a YunHo por obra de su madre. Ilusamente cuando la madre de YunHo dejó de insultarlo, JaeJoong creyó que llevaba un punto a su favor, aunque la señora Jung siguiera viéndolo como un asqueroso bicho, al menos ya no lo agredía como antes. Ahora entendía el porqué.

—No es que no me guste —el corazón de JaeJoong se apretó —es divertido estar contigo. Solo que no me gusta lo que mi madre pretende —dijo YunHo. ChaeYoung lo miró a los ojos con una expresión de amor. YunHo acarició la mejilla de la chica.

—¿Y qué es lo que pretende? —dijo cerrando los ojos mientras se recargaba en el toque de YunHo.

—Lo sabes bien.

—¿Es tan malo, YunHo?

—ChaeYoung, tú eres un maravillosa mujer, puedes tener al hombre que quieras. No tienes por qué seguirle el juego a mi madre.

ChaeYoung susurró algo que YunHo no entendió y JaeJoong no escuchó. Sin embargo, ChaeYoung aprovechó el momento para depositar un beso en la mejilla de YunHo, para luego sonrojarse.

—No importa lo que digas. Te veré esta noche —dijo antes de salir corriendo.

JaeJoong solo tuvo un segundo para quitarse del camino antes de que ChaeYoung lo encontrara en el pasillo. Sabía que no tenía que esconderse, sabía que él no estaba haciendo nada malo, que en todo caso, la que estaba faltando a su amistad era ChaeYoung, lo sabía, y aún así, sintió la necesidad de no estar ahí, no quería que lo viera, porque no sabía cómo se comportaría. Así que se escondió en un resquicio entre la pared y las gradas superiores. Nadie con el equipamiento de hockey puesto cabría allí, pero JaeJoong era delgado, de esa manera se apretujó en el pequeño espacio, acurrucándose, sopesando lo que había ocurrido.

Ni siquiera cinco segundos transcurrieron cuando YunHo corrió detrás de la chica. El corazón de JaeJoong se sentía exactamente igual al lugar donde se encontraba, pequeño, obstruido y frío. JaeJoong ahora tenía la sensación de estar en medio de una gran historia de amor, solo que esa historia tristemente no era la suya.

Minutos después salió. Tenía un nudo en la garganta, pero no había derramado ninguna lágrima. Caminó hacia la pista, su casco estaba aún en las gradas, prueba de que YunHo lo olvido por completo cuando estaba con ChaeYoung. Sonrió tristemente. La ducha bañaría su tristeza.

Al salir, encontró a YunHo esperándolo en los vestidores. Como estaba cambiado, JaeJoong supuso que pasó mucho tiempo escondido en las gradas. Tomó su ropa, vistiéndose rápidamente sin decir una sola palabra. No era como si tuviera miles de cosas por decir, de hecho, en realidad, dudaba que algún sonido saliera por ella.

—¿Dónde habías estado? —cuestionó. JaeJoong se encogió de hombros. —Pensé que te habías ido sin mí, y cuando pregunté por ti dijeron que no habías salido. Me preocupé.

JaeJoong pensó que no estaba tan preocupado cuando corría tras ChaeYoung. Son un suspiro alejó esos amargos pensamientos. Hasta ahora ellos no tenían nada más que miradas cómplices, y aunque doliera, eso sería lo único que ChaeYoung obtendría.

—Regresé por mi casco. Lo deje olvidado en las gradas —le dijo, omitiendo todo lo que había visto y escuchado. —¿Te gustaría ir a cenar conmigo? —preguntó decidido.

YunHo le sonrió. Sí, su corazón latió de felicidad. Esa sonrisa seguía siendo solo suya. Porque no importaba lo duro que la madre de YunHo tratara, o las pocas cómplices miradas entre YunHo y ChaeYoung, sí YunHo seguía sonriéndole de esa manera a JaeJoong, ya que le aseguraba que su corazón aún le pertenecía.

***

—No, pero… sí, lo entiendo… esa no fue mi intención… no, pero… no… quizá si… —YunHo se veía frustado. JaeJoong sorbía su malteada mientras YunHo estaba al teléfono. Claramente se podía imaginar quién era y qué era lo que estaban hablando. YunHo había ido con él en lugar de ir a casa, donde ChaeYoung estaría de invitada. —¡No lo haré! —dijo firmemente y colgó. JaeJoong sonrió con satisfacción al imaginar la cara de la señora Jung.

Pasaron un momento agradable, paseando de la mano por el centro comercial, sin hacer nada en realidad, hablando de cualquier cosa, riendo. Incluso JaeJoong olvido lo que había pasado y para YunHo solo existía JaeJoong en esos momentos. Detestaba que su madre lo presionara con el mismo asunto. YunHo amaba a JaeJoong y por mucho que ChaeYoung fuera linda, ella no era JaeJoong. No había comparación.

Después de eso, las cosas parecieron ir por buen camino. ChaeYoung se mantenía a prudente distancia de YunHo, aunque SuHyeon la había cachado observándolo, pero sin hacer nada. Pero JaeJoong no se imaginaba lo que por la cabeza de YunHo pasaba.

A base de insistencia, ChaeYoung había logrado ganarse un mísero lugar en el corazón de YunHo. No por ser una amiga, sino porque había atraído una parte de la mente de YunHo hacia ella. ChaeYoung era bella e increíble, y YunHo sabía que de no ser por JaeJoong, ella sin duda era su ideal. Y, ahora que ella había dejado de insistir, el gusanito de la curiosidad le picaba. ¿Se habría rendido? No es que quisiera algo más con ella, tampoco es que quisiera seguir alentándola cuando no le correspondería, era simple y sencillamente que su ego estaba un poco herido cuando ChaeYoung se distanció de él. Así que sin pensar en las consecuencias, YunHo comenzó a acercarse a ella de nuevo.

Entonces, volvieron las miradas de mutuo entendimiento, los roces suaves, las sonrisas cómplices. Solo que ahora, ahora las cosas eran diferentes, YunHo olvidaba por completo que su corazón le pertencecía a una sola persona.

—¿Qué haces? —SuHyeon preguntó.

JaeJoong sonrió. Estaba solo en la pista de hielo, no llevaba el equipo de hockey, solo sus patines. Vestía un conjunto negro en su totalidad, contrastando con lo blanco de sus patines. Hacía mucho que no estaba allí sin la necesidad de usar un equipo de protección o los patines que usaba para el hockey.

—Patinar —respondió con una sonrisa.

Últimamente venía a la pista y hacia varias rutinas de patinaje artístico. Durante mucho tiempo había olvidado el sueño que tenía, a JaeJoong realmente le gustaba el hockey, pero no era su sueño ser un jugador. Lo era ahora por YunHo, vivía el sueño no YunHo, no el suyo.

—Eso veo, pero ¿por qué?

JaeJoong no respondió de inmediato, dio una vuelta completa a la pista, ejecutando algunos giros simples. Escuchó a SuHyeon aplaudir a lo lejos.

—Porque esto es lo que en realidad me gusta.

—¿Entonces por qué juegas Hockey?

JaeJoong sonrió. —Una de mis múltiples habilidades.

Dio otra vuelta, impulsándose hacer un gran salto, dando su mejor giro a su espectador. Entre más complicado fuera el giro, mejor. Así mantenía su mente ocupada, alejada de esos pensamientos donde él se veía cada vez más como el tercero en la relación.

Durante un tiempo, después de aquella cena en la que plantó a su madre y Chaeyoung, YunHo se había comportado como antes, como si solo existiera JaeJoong, pero, eso pronto acabó. JaeJoong sabía que podía luchar todo lo que quisiera, pero si el corazón de YunHo miraba hacia otro lado, por mucho que lo intentara, no volvería a mirarlo a él. Y eso dolía.

Por eso, cuando YunHo y ChaeYoung volvieron a tener esa amistad que era más que simplemente eso, JaeJoong venía a la pista de hielo, patinaba hasta que su cuerpo se quejaba de agotamiento, practicaba giros complicados para mantener su cabeza ocupada. Y cuando caía, lloraba por todo, por el dolor físico que le producía el golpe contra el duro hielo, por la frustración de no haber hecho el giro correctamente, pero sobre todo, por el dolor en el pecho que le producía saber que estaba perdiendo el corazón de YunHo.

Giró una vez más, intentando hacer un giro Axel, y una vez más cayó. Su tobillo crujió de dolor, y JaeJoong no pudo acallar el grito que surgió desde lo más profundo de su ser.

—¡JaeJoong! —SuHyeon saltó a la pista, avanzando lo más rápido que podía hacia JaeJoong. —¿Estás bien? —JaeJoong se tomó la pierna, SuHyeon retiró el patín, examinando suavemente, tratando de no dañar más a su lastimado tobillo. —Será mejor que la vea alguien que sepa. Vamos. —Retiró el otro patín, no quería que la afilada cuchilla le cortara. Subió a JaeJoong a su espalda, y caminó por la pista. —Vi a ChaeYoung en la fuente. —JaeJoong emitió quejido. —Lo siento. Iremos rápido, lo prometo.

SuHyeon sintió que JaeJoong se abrazaba con más fuerza a él, imaginando que era por el dolor de su tobillo. Se apresuró hasta llegar a la fuente donde había visto el largo cabello de ChaeYoung, ahí los vislumbró de nuevo. Sonriendo porque estaban cerca, avanzó un poco más y se detuvo, sin saber muy bien cómo proceder. Sabía que JaeJoong lo había visto.

YunHo era la persona que acompañaba a ChaeYoung, le estaba acariciando la mejilla de forma cariñosa, mientras se veían con esa mirada a la que le salían corazones. Totalmente ridículo. Entonces, el sollozo en su espalda, lo hizo hervir de rabia.

JaeJoong, quien había peleado contra cielo, mar y tierra, lloraba a su espalda. JaeJoong, a quien había golpeado por ser diferente, por defender el amor que le tenía a otro hombre, mojaba su camisa con sus lágrimas. JaeJoong, quien amaba locamente a YunHo había dejado su sueño por vivir el de su pareja, se resquebrajaba ante él.

A pesar de ser una simple acción no comprometedora, SuHyeon entendió muy bien la situación. No, más bien era evidente a ojos de todos, que entre YunHo y ChaeYoung la chispa del amor se había encendido.

—Es mejor que te vea un experto. El hospital no está lejos, te llevaré cargando sobre mi espalda hasta que estés bien —dijo, haciendo una promesa que no se refería a su herida física.