“—Cierra los ojos —me ordenaba con su ronca voz, pero yo no quería hacerlo, quería mirarlo
hasta que amaneciera. No quería dormir, pues temía que sí lo hacía el hermoso
sueño se desvanecería. —Vamos,
ciérralos.
—Te
marcharás en cuanto me duerma.
—Es
muy probable.
—No
quiero —dije testarudamente, solo con
él podía comportarme de esa manera.
—Tienes
que hacerlo, debes dormir un poco —sabía
que él tenía razón. Había pasado el último fin de semana escondiéndome,
cuidando que nadie me viera, ya que sí cometía el más mínimo error me
encontrarían.
—Tengo
miedo —el susurro de mi voz
acompañaba mi lamento. De verdad temía. Esos chicos me habían estado cazando,
sé que no estarían satisfechos hasta que lograran su objetivo. —Ellos no me dejarán en paz —temblé al recordarles. Sentí los músculos de
YunHo tensarse. Generalmente no me gusta el contacto con los hombres, quizá se deba a la forma en que los
chicos aquí me han tratado, pero con él es diferente, desde sus profundos ojos
chocolate, que me miran sinceramente, su varonil aroma y sus brazos que me
envuelven en una calidez reconfortante. Me siento seguro a su lado.
—¿Por
qué fue esta vez? —preguntó de manera
hosca. Quise mirarle, pero al levantar la vista lo único que aprecié fue su
cuello, su mandíbula, parte de su mejilla y su lunar. Sus ojos me evadían.
—Querían
terminar, lo que según ellos por tu culpa no pudieron —solté. No me agradaba la idea de ser la presa, pero en este lugar
siempre lo soy. —YunHo… a mí… yo…
humm… —comenzaba a ponerme nervioso.
Me miró, su nariz estaba muy cerca de mí, tanto que sentía su aliento sobre mi
frente, enviando miles de pequeñas descargas por todo mi cuerpo. Sin evitarlo
me sonroje y baje la mirada. —Yo…
jamás he hecho eso con nadie, no quiero ellos me roben la inocencia… —dije aún sonrojado, consciente de que estaba
confesándome virgen, y que, sí YunHo entendía bien mi indirecta, le pedía que
me tomara.
—Nadie
te hará nada —dijo de una manera
fríamente calmada. Su mano tomó mi mentón elevándolo. Sus ojos se encontraron
con los míos. —No permitiré que alguien
te haga daño. Lo juro —su rostro se
acercó y depositó un beso sobre mi frente, me arropó con la sábana y sus
brazos. —Duerme. No iré a ningún
lado, ahora duerme tranquilo —con
esas palabras susurradas desde algún mechón de mi cabello, me envolvían en un
dulce sueño. YunHo estaba ahí.”
—¡Aaahhh! —el grito de JaeJoong
detuvo la perorata de Junsu, quien se volvió asustado al verlo tan pálido y con
claras señas de dolor. JaeJoong se encontraba encorvado, sosteniendo con ambas
manos su vientre. Podía sentir claramente cómo por sus piernas resbalaba gran
cantidad de fluido.
—¡Oh! ¡Por Dios! ¿Qué sucede Jae?
—Ya… es… hora… —dijo difícilmente,
mientras su pequeño amigo trataba de sostenerlo, pero seguía con una cara de
confusión, sin saber qué hacer. —¡Ya va a nacer! —El menor abrió los ojos con
espanto. Su mirada se dirigió a los pantalones de JaeJoong donde pudo ver una
gran mancha de lo mojados que estaban.
Sin perder tiempo, arrastró a JaeJoong
un poco más para llegar a la avenida principal. Aunque Junsu era menor, era de
complexión ligeramente más robusta que JaeJoong, no tanto, pero sí lo
suficiente para marcar una leve diferencia entre ambos, eso y el estado en el
que JaeJoong se encontraba facilitaron el transporte. Abordaron un taxi, que
los llevaría hasta el hospital.
—¡Aaagghhhh! —gritó JaeJoong. Las
contracciones se hacían cada vez más seguidas y más fuertes. El conductor
volteó a verlo entre embelesado y asustado.
—¡Deje de mirarlo y conduzca más
rápido! —exigió Junsu. El menor se exasperaba en algunas ocasiones, sabía que JaeJoong
llamaba la atención por su apariencia, pero en este momento era lo que menos
necesitaban, que el conductor estuviese distraído observando a su amigo.
Al final llegaron más rápido de lo
que el conductor hubiese deseado. Una camilla y un par de enfermeras ayudaron a
trasladar a JaeJoong a la sala de partos, donde recibiría una rápida revisión
para evaluar su estado, ya que Bichito quería ver el mundo antes del tiempo
necesario. Afortunadamente el Dr. Yoo, su médico, estaba ahí por lo que se
haría cargo.
—Bien JaeJoong, te vamos a poner esta
mascarilla en la cara, quiero que por favor respires suavemente, no te pongas nervioso.
Sí, sé que lo estas —añadió el doctor al ver la expresión de terror del chico.
Joven, muy joven para ser omma, demasiado peso para ser madre soltera, y aún
así tener esas enormes ganas de vivir que le brillaban a través de esos ojos negros.
Eso era lo más atrayente de JaeJoong, sus enormes y sinceros ojos. —Tranquilo, chico.
Todo va a salir bien, tú y tu bebé estarán bien —le acariciaba los cabellos,
tranquilizando al muchacho. Eso era todo lo que JaeJoong necesitaba para
calmarse, dejo que las enfermeras le colocaran la mascarilla, respiro profundo
y miró hacía un costado, buscando a Junsu mientras era trasladado a otra sala.
Con sorpresa abrió los ojos. Juró que
lo vio ahí, de pie frente a la moldura de la puerta al final del pasillo. Alto,
con su porte galante, sus cabellos castaños se desparramaban por su cabeza
dándole un aspecto rebelde y a la vez elegante. Sus cejas enmarcando sus orbes
del color marrón, profundas, mirándolo…
—YunHo… —intentó decir a través de la
mascarilla, alargó el brazo intentado tocarlo, pero él estaba demasiado lejos. Su
visión fue ocultada por varias personas vestidas de blanco y azul. Pronto cayó
en un sueño profundo, pero feliz de saberlo junto a él en un momento tan
importante.
“No llevaba ya la cuenta de las veces que YunHo me había rescatado.
Estaba más que agradecido con él, pero esto, esto ya es demasiado.
—No
debiste hacerlo —sentencié. —No había necesidad.
—¡¿Qué
no la había?! —me miró incrédulo y
enojado. Claro que la había. Baje la mirada hacia su rostro mallugado, tenía un
hilillo de sangre brotando de sus labios. —Esto tenía que acabar. ¿Hasta cuándo pensabas seguir siendo la presa?
—No
es como si lo hubiese podido elegir —dije
con ironía. Con una frazada envolví algunos hielos, usándola a modo de
compresa, la coloqué por su mejilla.
—Ellos
son como perros de caza, olfateando en busca de su botín. —Sí, ellos eran perros de caza y yo el zorro
con el que se divierten, persiguiéndolo, causándole terror antes de darle el
golpe final. Los ojos me lagrimearon al pensar en lo que pudo haber pasado si YunHo
se hubiese retrasado. Llevábamos unos cuantos meses así. Ellos cazando y yo
huyendo, salvándome de las formas más imprevistas, y muchas otras socavando sus
intentos al tener a YunHo de mi lado. Se ha convertido en la persona más
importante en mi vida. Me ayuda, me cuida, me consuela, me hace feliz estar
solo a su lado. Por eso verlo de esta manera por mi causa me destroza.
—Sí
ellos son los perros, tú eres el lobo feroz que los mantiene a raya —dije. YunHo me miró por un momento antes de
soltar una sonora carcajada que me hizo sonreír también, para al instante
soltar un quejido de dolor.
—Es
verdad —admitió —con esto ya no te molestaran más.
—¡Oh!
Estoy seguro que se lo pensaran dos veces antes de acercarse —asumí, con lo que logré otra risa de él.
...
Me había descuidado, últimamente me sentía muy seguro al lado de mi amigo,
que baje todas mis defensas. Tuve la grandiosa idea de separarme más de lo
debido de él. Aunado a esto, el litro de agua que había ingerido anteriormente
por culpa de los nervios que siento cuando me mira de esa forma, hizo mella en
mi organismo. Por eso me dirigí a los sanitarios solo.
Grave error.
No supe que estaba siendo acechado, hasta el momento en que entre al
baño. Estaba descargando todo mi nerviosismo sobre uno de los mingitorios
blancos. Me encontraba tan en mis asuntos que no me percaté cuando entraron.
Solo el chirriar de la puerta me indicó que alguien estaba conmigo.
Tuve miedo, ellos tres ahí, mirándome como lobos hambrientos. La lujuria
brotaba por sus ojos. No creía que existiera alguien tan capaz de hacer daño a
tan corta edad, pero en este lugar aprendí que es en esta edad donde se
desarrollan todo ese tipo de actitudes.
Y ahí estaba yo, solo, como un conejo temblando de miedo ante la
serpiente que pretende devorarlo, con la cremallera debajo y la camisa un poco
arriba, dejando al descubierto la piel de mi estomago.
Una sonrisa de medio lado cruzo por el rostro de aquel chico, el matón
principal. Un escalofrío me recorrió desde la médula hasta la punta de los
dedos.
—¡Vaya!
¡Qué casualidad! —dijo como quien no
quiere la cosa. —Te has escabullido
mucho últimamente, pero veo que hoy no traes a acompañante —había notado que YunHo los intimidaba un
poco, pero no más, estando los tres, se sentían envalentonados.
El pánico me inundó de nuevo al ver como uno de ellos se colocaba en la
puerta y otro se acercaba a mí. Por instinto me aparte lo más que pude, hasta
dar con la pared del fondo. Me habían acorralado.
—¡Vaya,
vaya! —expresó al notar mi cremallera
abajo. —Sabía que eras una maldita
zorra. —Solo me basto con eso para
comenzar a temblar. Sus ojos se habían oscurecido más. Traté de escapar, pero
me tomo por el brazo tan fuerte que comencé a chillar. —¡Cállate maldita zorra! —destiló entre dientes. Me soltó un golpe tan
fuerte en el estómago que me sacó todo el aire hasta casi perder la conciencia
y tambalearme, pero ese sujeto me apretó entre la pared y su cuerpo. Con una
mano sujetaba mis brazos por encima de mi cabeza y la otra se paseaba
libremente por debajo de mi ropa ya descubierta. Terror es lo que sentía en cada poro de mi
piel. Esto era un dejavú. Con todo mi ser rogué que YunHo apareciera para
salvarme. Gritaba, pero nadie venía en mi ayuda. Todos les temían a esos
sujetos. De un tirón mi camisa de botones fue abierta, dándole más libertad a
ese tipo, mientras los otros miraban atentos, relamiéndose los labios, aguardando
por su turno.
Un golpe en la puerta hizo trastabillar al que estaba ahí parado. YunHo
apareció tras ella. Mis ruegos habían sido escuchados. Vi el odio brillar en su
mirada al descubrirme con los pantalones debajo de mis rodillas y mi camisa
abierta. Sin darle tiempo, tomo al primer sujeto que tenía cerca, que era al
que había hecho trastabillar, y le propino sendos golpes en la cara, que lo
dejaron aturdido.
Como había dicho antes, a esos tres YunHo los intimidaba un poco, pero
verlo de esa manera era atemorizante, aunque ellos eran tres y él estaba solo.
El segundo se fue hacia él, pero la ira de YunHo fue más grande, que con solo
una patada al estomago lo tiro. Su principal objetivo estaba frente a él. Ese
sujeto que aún me sostenía y que paseaba sus manos por mi cuerpo.
—Suéltalo
—exigió.
—Humm
no me apetece —se colocó detrás de
mí, manteniendo mis manos sujetas y su cuerpo pegado al mío. Podía sentir su
excitación en mi espalda. Su mano descendió a mi vientre. Yo solo sentía asco
de que aquel sujeto me tocara.
Después de eso todo pasó muy rápido. YunHo se abalanzó contra ese sujeto,
el cual me aventó contra uno de los urinarios. Cuando logré incorporarme uno de
sus compinches sujetaba por la espalda a YunHo mientras el otro lo usaba como
saco de boxeo. Por fortuna nuestra el primer tipo al que mi amigo golpeó seguía
en el piso, pero con todo y la golpiza que le estaban poniendo a YunHo, este
aún lograba pegar acertados golpes a su oponente. Debía hacer algo para
ayudarle. Así que me levanté, acomodé lo más rápido que pude mi ropa, e hice lo
único que se me ocurrió. Colgarme por detrás del cuello del gorila que lo
sujetaba. Con fuerza jale sus cabellos, lo arañe y mordí. En algún momento
chilló, supuse que le había pinchado un ojo, pero eso fue suficiente para
aflojar su agarre y lograr que YunHo se soltara, quien no lo pensó dos veces y
se lanzó sobre el otro, dejándome segundos a merced del otro, que me sostuvo
por el cuello y me elevó unos centímetros fuera del suelo. Cuando el aire
comenzaba a faltarme, el tipo chilló nuevamente, dejándome caer al piso. YunHo
le estaba golpeando.
Aquella pelea estaba perdida. Estaba claro quién era el mejor. Con
suavidad toque el hombro de YunHo para que se detuviera. Le miré la cara viendo
los daños, voltee a mi alrededor y observé que los otros dos sujetos se
encontraban en una condición deplorable. Le tomé la mano y lo saque de ese
lugar. No quería que tuviera problemas por mi culpa. Sí teníamos suerte,
llegaríamos a mi habitación sin toparnos con nadie. Aquellos sujetos no me
preocupaban, si alguien los encontraba dirían que pelearon hasta dejarse
inconscientes ellos mismos, pues seguro estaba que no delatarían a YunHo, no lo
harían porque su orgullo se los impediría. Tres contra uno y aún así les dieron
una paliza.
...
—No
tenías porque meterte en una pelea —dije
nuevamente. Colocaba la compresa una vez más sobre su rostro. Habíamos llegado
seguros hasta mi habitación, la más alejada de todo, pero que a la vez
funcionaba como refugio.
—Tenía
que hacerlo —dijo sin mirarme. —Me dio mucha rabia verte ahí. Nunca me ha
gustado que te traten mal ¿por qué lo soportas?
—No
es que quiera hacerlo. Sabes que no tengo a donde ir. No tengo a nadie.
—Me
tienes a mí.
Mi rostro estaba muy cerca del suyo, tanto que con esas últimas palabras
pude sentir su cálido aliento. Sus escrutiñadores ojos miraban mi cara en busca
de algún daño. Y de nuevo ahí estaba esa sensación en mi estomago, como un
montón de aleteos cada vez que mi amigo me miraba y el latido escandaloso que
emitía mi corazón. Un sonrojo. De sus ojos pase a sus labios. Esos delgados
labios adornados con ese lunar que me atraían tanto. Deseaba con ansias poder
probarlos.
Sin poder contenerme le robo un beso. Uní sus labios con los míos, fue
solo un roce de unos segundos, no como he visto a los chicos comerse los unos a
los otros. Este fue mágico. No solo por ser mi primer beso, sino por besar a
quien beso. Reacciono. Miro sus ojos marrones con un poco de miedo, pues si
bien el siempre me ha defendido, jamás se ha sobrepasado conmigo, ni ha dado
intenciones de algo más.
—E-eso
fue en agradecimiento —digo
nerviosamente. Quiero alejarme de él. Así que me levante con la excusa de
cambiar la compresa. Pero no llegue siquiera a ponerme de todo en pie cuando el
brazo de YunHo tira de mi mano para llevarme nuevamente a su altura, cayendo
directamente entre sus brazos.
Me miraba a los ojos como pidiéndome permiso y después a mis labios. Si
pudiera decir algo, sería: bésame. Aunque mi boca se niega hablar, creo mis
ojos lo hacen pues YunHo se acerca a mí, cierro los ojos y siento sus labios
húmedos sobre los míos, ya que se los ha lamido justo un segundo antes de
besarme. Con suavidad chupa mi labio inferior. ¡Dios! ¡Esto es la gloria!
Espero que no note mi inexperiencia.
—Ahumm
—un gemido se escapa de mi boca
cuando YunHo me da una placentera mordida. Con eso aprovecha para adentrarse en
mi cavidad bucal. Siento como una de sus manos presiona mi nuca, atrayéndome
más a él, mientras la otra aferra mi cintura a sus caderas. —Ahhh —otro suspiro se escapa. Esto no está bien. Mi cuerpo adolescente está
respondiendo a los besos de YunHo. Algo dentro de mis pantalones comienza a
crecer. Me da vergüenza.
Trato de separarme, pero YunHo no me lo permite, por el contrario, deja
mi boca y desplaza sus labios por mi mandíbula hacia mi cuello, esparciendo
pequeños besos y lamidas que solo me hacen querer más. Todo ese deseo se va
acumulando en un punto debajo de mi vientre. No quiero que lo note, por eso una
vez más trato de alejarme, fallando en el intento, cuando YunHo al sentir mi
retirada me aferra aún más a su cuerpo con la mano que tiene en mi cintura.
Lo noto... No solo yo siento deseo.
Me desvanezco de placer entre sus brazos y besos. Con dulces mordidas va
desprendiéndome de lo que queda de mi camisa. Sus manos me recorren la espalda.
No siento asco como antes, solo una delicia cada vez que se deslizan por mi
piel.
Solos los dos, en mi oscura habitación, con sus manos recorriéndome el
cuerpo, no pienso, solo me dejo llevar por la burbujeante emoción que produce YunHo
en mí. Yo sobre su regazo, con una pierna a cada lado de sus caderas. Sé a
dónde nos va a llevar esto. Yo lo deseo.
—JaeJoong
—susurró con voz ronca —déjame hacerte el amor.
No tenía que pedirlo ¿acaso no se da cuenta que lo que siento por él hace
mucho que dejó de ser amistad? Solamente asiento con la cabeza, aún embargado
por el placer de estar con el hombre que amo, de entregarle a él mi corazón y
mi cuerpo…”
Aquella fue la primera vez que
hicieron el amor. Con ese recuerdo se despierto después de una larga siesta o
eso cree. Se sentía un poco adolorido y aturdido. Abrió los ojos con presteza,
encontrándose nuevamente en una blanca habitación. «Oh-Oh». Otro dejavú. No le gustaba despertar entre aquellas
blancas paredes, con el olor a medicamentos por todos lados. Trató de
incorporarse para al segundo dejarse tumbar por el terrible pinchazo de dolor
que sintió en su bajo vientre. Por instinto llevo las manos ahí, tocándolo
plano. Estuvo a un segundo de entrar en pánico al no notar su pequeña pancita,
pero las imágenes de Junsu y él discutiendo por el nombre y la gran cantidad de
líquido desperdigándose por sus piernas le hizo entrar en sintonía. Bichito.
Anteriormente había hablado con él
médico acera de la forma de anestesia, sería local, pues según él era mejor que
la madre estuviera consiente mientras la operación se llevaba a cabo, pero,
también le había explicado que a muchas madres primerizas la anestesia local no
les surtía efecto, pues se encontraban demasiado nerviosas para que su
organismo asimilara el medicamento, por lo que algunas terminaban traumadas o
gritando de dolor y por la cantidad de sangre que veían. Se supone que les
ponen una manta sobre el pecho para evitar que vean eso, pero desgraciadamente
la mayoría mira hacia el techo, donde se encuentra una plancha metálica que
funciona solo en casos de emergencia, que al estar al centro de la sala de
operaciones, solo hace que se refleje como si fuera un macabro espejo, el
cuerpo y los doctores trabajando sobre él. Esa era la razón por la que le pedía
al futuro padre entrar con la madre, no solo para vivir el momento, sino
también para distraerla de la siniestra escena. JaeJoong sabedor de este
asunto, acepto la anestesia local, pues si bien nadie entraría con él, estaba
seguro de ser lo suficientemente valiente para mirar cómo le abrían la panza,
después de todo se trataba del nacimiento de su Bichito, y no pensaba
perdérselo por nada. Desgraciadamente para él, los nervios de una madre
primeriza le ganaron, por lo que la anestesia local no surtió efecto, llevando
así al médico a aplicar anestesia total.
—¡Ah! —quiso levantarse pero tenía la
sensación de que sí se movía se le saldrían los intestinos. Iba a gritar que no
encontraba el botón para llamar a las enfermeras, cuando por la puerta entraron
dos señoras que rondaban los cincuentas haciendo mucha bulla. Un bulto envuelto
entre sabanas se encontraba en brazos de una de ellas. Los ojos de JaeJoong
brillaron en ese momento. Detrás de ellas un chico pelinegro entraba
refunfuñando mirando a las señoras y al pequeño bulto que transportaban.
—¡Oh! ¡Jae, hijo! ¡Qué bueno que has
despertado! —decía animadamente la Sra. Go. —¡Mira a quien he traído conmigo! —señalando
las mantas entre sus brazos.
—¡Deberías verlo! ¡Es divino! —comentaba
la Sra. Kim mientras levantaba la sabana y hacía muecas extrañas, propias de
las tías de edad hacia los sobrinitos.
JaeJoong estiro los brazos, no podía
esperar ni un segundo más el estar lejos de su pequeño. Había soñado muchas
veces con poder sostenerlo entre sus brazos. Ahora más que nunca le contaría
cuentos de hadas, le cantaría nanas para dormir, podría escuchar sus risas,
sentir su calor y ver sus ojos. ¿De qué color serían? ¿Negros como los de él o
castaños como los de YunHo? ¿Se parecería a YunHo? Esperaba que sí.
El tiempo se le hizo eterno, sentía
que la Sra. Go caminaba cada vez más despacio, que daba un paso y se detenía
por años. Él solo quería poder sentir a su pequeño, verlo a los ojos y decirle
una vez más que lo amaba.
Cuando por fin llegó junto a él, le
entregó con una gran sonrisa al pequeño. ¿Cómo explicar el sentimiento que le
embargaba en ese momento? Su felicidad era tanta que las lágrimas se le
desbordaban, mientras la sonrisa no desaparecía de su rostro al ver y sentir
ese diminuto cuerpo. Frágil y cálido, sonrosado y blando, destilando un suave aroma
dulzón. Sus brazos se amoldaban perfectamente a él, aunque tenía miedo de
sostenerlo demasiado fuerte y hacerle daño. Temblaba, su felicidad mezclada con
los nervios de tenerlo en sus brazos por primera vez le hacía temblar como la
hoja al viento. Era él, su Bichito. Después de una larga espera por fin podía
verlo. Como había dicho la Sra. Kim, era definitivamente el bebé más hermoso. Y
no porque fuera suyo, sino que realmente era la cosa más linda que sus ojos
habían observado. El cabello azabache que le brotaba sobre la cabeza era suave
y sedoso, esparciéndose sin forma alguna, con mechones de pelo parado por ahí y
otros planchados por allá.
Pero todo esto, todo el mundo paso a
segundo plano, cuando él bebé abrió los ojos. Se mostraban castaños, profundos,
tan llenos de pureza. «Iguales a los de YunHo».
Cuando sus ojos se encontraron fue un reconocimiento total, como si el pequeño
supiera que él era su madre. Lo miró fijamente, y el primer gesto apareció
sobre su hermoso rostro. Una sonrisa.
A lo lejos pudo escuchar los “Aww” que emitían ambas señoras y los
halagos que le brindaban al pequeñín. Pero para él su mundo giro únicamente
sobre su bebé, como una fuerza gravitacional atrayéndolo. Lo sostuvo con un
solo de sus delgados brazos, con el otro le acarició su tersa mejilla. Algo inesperado
paso. Bichito con sus minúsculas manos apresó uno de los dedos de JaeJoong.
Jamás se había sentido tan fuerte y
lleno de voluntad para continuar, para vivir, para querer, para amar y proteger
a lo más importante que ahora tenía, su bebé. Bichito le seguía sonriendo,
emitiendo algunos agradables soniditos. JaeJoong lloró, depositó un beso en su
frente, como YunHo solía hacerlo, en señal de amor y protección.
—Hee Jin —le habló. Ese sería su
nombre, porque para JaeJoong eso era lo que su bebé significaba, porque eso era
lo que le deseaba, alegría verdadera. —Hee Jin, mi pequeño bebé… mi Bichito.
18 comentarios:
Apartando primer comentario, como siempre. XD
En verdad vio a Yunho o solo fue una ilusión. Bichito ya esta con el y eso lo hace más fuerte y con ganas de seguir.... Gracias tengo un nudo en mi garganta...
Después de mucho batallar con mi inter, por fín puedo dejar con mi comentario.
Los momentos de Jae con Yunho, dentro de todos los acosos que sufrió Jae, son muy gratos.
Me intrigó mucho la imagen de Yunho que Jae pudo ver antes de entrar al quirófano, él tiene que estar vivo! Aunque me sentiría ma por Jae si Yunho no está con él por algún chantaje de au madre!
Los momentos de Jae y su bebé son tan emotivos, casi me sacan lagrimitas, fue tan lindo T-T
Yunho tiene que estar con su hermosa familia pronto!
Como siempre me encantó el capítulo, y me conmovió demasiado. Gracias por compartir, espero que actualices pronto. (Sin presionar)
T_T tan hermoso y triste a la vez, el momento cuando jae mira a su hijo y este le reconoce, hermoso, y los recuerdos que tiene con yunho, me parte el alma, será cierto que vio a yunho o fue solo una ilusión? no puedo aceptar que yunho murió, ahora jae tiene la fortaleza de tener a su hijo y si tan solo tuviera a yunho igual... ;; gracias por actualizar y compartirnos esta bella historia.
que belleza, un bebé de Yunho y Jae sin duda seria hermoso, je je gracias por el cap y porfa conti
bye
awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwch nació vichito el ser mas hermoso de el mundo que bello y como fue eso que vio a yunho yo pienso que si el esta vivo no pierdo la fe que el estará cuidando de jae y de su bebe no se por que no termina de aparecer no se si perdió la razón o que fue lo que paso por que no regreso a el lado de su familia pero estoy segura que si yunho continua con vida y no a regresado con jae es por culpa de su madre ya quiero continuación por fa no tardes están muy muy buenas todas las historias
primero que todo muchas gracias, entré para revisar y me lleve esta hermosa sospresa saca lagrimas... porque SI estoy llorando de tanta ternura que me dió este cap y además wow mantengo la fe yunho debe estar vivo u_u, menos mal yunho lo defendió siempre de esos hijos de p*** yo llegué a ese pedazo del baño y estaba sustada pensé que lo habian hecho pero Yunho llegó y salvo a su ser especial yl uego jae jae le entregó su cuerpo y su alma cosa que no habia hecho antes me lleno de tanta ternura *O* así ocmo el YJ hace me llena de ternura bichito es hermoso porque es fruto del gran amor y admás su umma es hermosa yy su appa es sedsi :D por fis haz actu cuando puedas iedad! por favor
hay Dios me transporte a cuando tuve a mi primer hijo eso es una experiencia unica en la vida eso no tiene comparacion con la emosion que se siente solo una madre puede experimentar ese sentimiento de dicha cuando nace su hijo y lo tiene en brazo yo tengo tres y son mi adoracion pero la primera experiencia como dije es unica y esa imagen que vio Jae de Yunho que fue una vision o en realidad estaba ahi que ha pasado con Yunho no sabemos nada de el gracias x compartir actualiza rapido para saber que sucede gracias
qué bello momento, lo has transmitido con tanto detalle que juro me ví en esa habitación junto a Jae y su bebé. tantos sentimientos me trae esta historia, por lo bella y conmovedora que es, por esos momentos de recuerdos del pasado que tuvieron en común, tan valientes los dos ,agradezco que actualices seguido porque realmente adoro esta historia.
gracias... bichito ya está entre nosotros
Saco los ojos de uunho
TT0TT hay deos!!! Que hermoso!! Estoy llorando como Magdalena ;0; Bichito por fin nació y sacó los ojos de su padre :'3
Aishhh podría jurar que Jaejoong si vio a Yunho ;3; Yunho esta vivo ;0; quiero que esté vivo!!!! :'')
Esos deja vú me matan! Como Yunho protege y defiendr a Jaejoong~~
Y su primera vez!! Dios!! Fué taaan hermosa ;3;
Gracias por actualizar!! Y por tan hermoso capítulo ;8;
Que bello y hermoso estuvo este capitulo con el nacimiento del bebé YunJae, la emoción de ver por primera vez a su bebé es sublime, precioso. Gracias por compartirlo
uuu¡¡¡ nacio bichito y tan hermoso como jae y con los ojos de yunho de nuevo que capitulo tan bello muchas por compartilo
Kyaaaa!!!! ^_^
Que hermoso capitulo!! ^_^ es bueno leer que bichito llego sano y salvo al mundo, para felicidad de Jae y sus seres queridos
Ahsdgdgssgd** La mayoría de veces lloro de tristeza pero ahora se me salieron las lágrimas de felicidad.. ...fue un hermoso capítulo.. ...el nacimiento de Bichito y su primera vez con Yunho. ...
Lo vio.. ..entonces de verdad murió. ...yo juraba que seguia vivo, talvez en coma, grave, y la madre de Yunho le mintio.. ..pero si lo ve y lo siente, eso quiere decir que simurio.. ....T_T
Que hermoso*-* el bichito al fin nació. Me gusta los recuerdos de Jae, aunque contengan cosas algo feas. Me gusta saber como conocio a Yun. Ahora Jae será mas feliz con su bichito... ahh ya quieri saber que paso con Yunho.
Gracias por compartir.
Nacio la criaturita <3 me da pena q yunho no este en este momento tan hermoso para ambos :'(
Awwww bichito ya nacio!!!
llego para darle fuerzas y alegrias a su omma <3
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