FATED: CAPITULO 9

Despertó sintiéndose en movimiento. Lentamente abrió los ojos. El paisaje pasaba rápido para distinguir donde estaba. Las ramas de los árboles se veían como manchones verdes. No estaba seguro de si era por el movimiento o si porque no había despertado bien aún. Decidió que lo segundo, siempre le costaba demasiado despertar por las mañanas.

Cerró los ojos de nuevo adormilado. Pensando en las mañanas, recordó a su madre, de su madre a YunHo, de su compañero a su destino. Entonces abrió los ojos en demasía. El olor a oso golpeó sus sentidos con tal fuerza que casi lo marea.

—Tranquilo Lobito. No te haré nada —dijo una voz gruesa a su lado.

El enorme hombre oso le hablaba de manera tranquila, sus ojos y boca sonreían intentando calmar sus miedos. Pero JaeJoong temblaba incontrolablemente. La diferencia  en tamaño y peso era significativa. En sus buenos momentos JaeJoong habría respondido ante el apelativo de “Lobito”, pero ahora no creía prudente dejar salir su lengua. No quería enojar a su captor.

—Apestas a miedo. Te dije que no te haría nada —gruñó. Lo que envió otra ola de terror al chico. —Lo siento, lo siento vale. Solo estoy tan acostumbrado a los chicos grandes que a veces olvido que intimido a las personas pequeñas.

JaeJoong no dijo nada ante el comentario. La sinceridad del tipo calmó un poco su corazón, pero no por eso dejaría de vigilarlo con el rabillo del ojo por si intentaba estrangularlo o finiquitarlo con un solo golpe de sus enormes manos.

—¿A dónde te diriges cosita bonita? Parecías un poco perdido en el camino que decidí darte un aventón a la próxima villa.

—No soy cosita bonita —puntualizó JaeJoong. Realmente odiaba que le dijeran bonita. Si fuera una caricatura, humo saldría de sus oídos cada que alguien lo llamaba así.

Elevó los labios  un poco mostrando sus afilados colmillos, cuando una gran risotada fue lo que consiguió por su apelación. 

—¿Es que no te has visto? —complementó el gran oso con una sonrisa. —Además en lugar de parecer aterrador, luces totalmente lindo haciendo eso —indicó a sus colmillos.

JaeJoong rápidamente retajo los colmillos y trató de serenarse. No era nada prudente dejar que sus humos le llevaran a hacer cabrear al oso.

—Si no eres una cosita linda, entonces ¿quién eres?

—JaeJoong —dijo con un suspiro.

Mirando por la ventanilla de la camioneta, JaeJoong se dio cuenta que no iban tan aprisa como le había parecido al principio. Además no tenía caso iniciar una disputa cuando claramente el oso lo llevaba hacía el punto seguro que sus ancestros habían marcado.

—JaeJoong —repitió el oso. De alguna forma el lobo sintió que el oso quería grabarse su nombre muy en su interior. —Es un lindo nombre, para un lindo shifter.

JaeJoong no dijo nada. Se dedicaba a mirar el paisaje. Había calculado por la posición del sol que era más del medio día, y, si había salido del pueblo alrededor de las ocho o nueve, llevaba poco más de tres horas durmiendo. Además el paisaje había cambiado, JaeJoong reconocía parte del camino como el anunciado en sus sueños. Llegaría más rápido de lo previsto, lo cual era excelente. De repente recordó sus bolsos y las hierbas. Inconscientemente sujetó el relicario que colgaba de su cuello.

—Tus cosas están atrás —dijo el oso. El lobo giró la cabeza para corroborar que estuvieran, tranquilizándose visiblemente. —Dime JaeJoong ¿qué hace un shifter lobo adentrándose en territorio de osos? Por todos es conocido nuestro mal carácter. No creo que seas muy estúpido para ir solo a probar tu valía ¿o sí? —preguntó alzando mucho las cejas. JaeJoong negó rápidamente con la cabeza. —Bien, si no vienes a probar tu valía ¿qué buscas?

—Destino —susurró JaeJoong esquivando la mirada del otro.

Después de eso ninguno dijo nada. El oso parecía haber entrado en su propio mundo y JaeJoong estaba feliz con que así fuera.

Pronto llegaron a la bifurcación del camino. A pesar de que el camino era angosto había estado pavimentado, sin embargo, frente a ellos había dos vías, una que sin duda era la continuación del camino pavimentado que rodeaba la montaña y la otra que era solamente terracería.

El gran oso tomó la terracería, que los llevaría a la villa del bosque, donde seguramente su clan vivía.

—Hee… oye… —intentó llamar la atención del hombre. Pero él seguía muy metido en sus asuntos como para recordar que había recogido a un lobo en el camino. Con mucho cuidado, JaeJoong jaló un poco su camisa, solo lo suficiente para que volteara a verlo sin que le gruñera o saltara encima.

El oso primero dirigió su mirada al pedazo de camisa que estaba siendo jalada, luego a JaeJoong. —Debo bajar aquí. Mi camino sigue por la otra vía —informó.

Una sonrisa, que a JaeJoong se le hizo un poco malvada, recorrió el rostro del gran oso. —Debes ser agradecido, Lobito. Mínimo me debes una cena —dijo aún con esa sonrisa.

Al parecer al gran oso le divertía desviar a JaeJoong de su camino, y eso que el chico ya estaba comenzando a pensar que el gran hombre era una buena persona.

—No te pedí que me llevaras —refutó con una voz un tanto chillona. Si bien le había ahorrado al menos un día de camino, eso no significaría que iría a casa con ese sujeto. Al no recibir respuesta continuó: —¡Detente! ¡He dicho que te detengas!

—No voy a detenerme solo porque tú lo digas —gruñó. —Si quieres bajar adelante no te detendré. Pero si intentas huir te perseguiré y te aseguro que no seré tan indulgente contigo cuando te atrape.

JaeJoong abrió la boca sin pronunciar palabra. Lo que dijo el oso no tenía sentido, pero le había quedado bastante clara la amenaza. Olvidaría sus bolsas. Mirando el camino notó que estaba pedregoso, se lastimaría un poco si saltaba desde la camioneta en movimiento, y usualmente le importaría una mierda, pero ahora tenía una pequeña luz creciendo en su interior.

Con todo su valor, JaeJoong sacó sus colmillos y los hundió en el brazo de aquel sujeto, haciendo que se detuviera al instante por el dolor. Aún con un poco de sangre del sujeto en la boca, el lobo salió lo más rápido que pudo de la destartalada camioneta. Corrió en dirección al bosque. Si era capaz de llegar a la hilera de árboles y traspasar la hierba alta que crecía a sus pies, tendría una oportunidad de escapar.

Lo veía tan cerca, sus piernas se movían rápido, una vez oculto en la maleza invocaría a su forma animal huyendo en sus rápidas cuatro patas. Casi podía sentirse libre cuando un gran brazo lo tomó por la cintura.

JaeJoong trató de pelear y patalear, pero lo sujetaban por la espalda, por lo que el daño que infringía era mínimo. El oso había colocado su mano bastante lejos de los afilados colmillos de JaeJoong, y ahora sujetaba sus brazos con una sola de sus grandes manos evitando que sus garras rasgaran más piel de la que ya estaba herida.

Arrastrado hacia el vehículo de nuevo, JaeJoong no dejaba de pelear. El oso no aplicaba demasiada fuerza, de lo contrario el mismo lobo sabía que sus huesos hubieran sido rotos en el instante en que lo tomó.

—¡Demonios! ¡Mantente quieto! —rugió congelando momentáneamente a JaeJoong. Lo azotó bruscamente contra el vehículo y lo tomó por los hombros zarandeándolo un poco. —¿Acaso me he portado mal contigo? ¡No! Así que te mantendrás tranquilo y me acompañarás a casa.

Por un momento JaeJoong pensó que le propinaría un gran golpe, pero no lo hizo. La mano alzada se cerró en un puño y bajo lentamente hasta su costado. Lo siguiente que supo JaeJoong era que estaba siendo amordazado.

—Ni siquiera pienses en cambiar a tu forma animal. Si lo haces me pondré violento y no quieres eso ¿verdad? —JaeJoong negó rápidamente con  la cabeza. Sus enormes ojos negros mostraban el miedo que tenía, pronto lágrimas salieron de ellos, deseando más que nunca que su pareja no lo hubiera rechazado.

Furia era lo único que se veía a través de los ojos castaños del oso. Eso y sus labios tan firmemente apretados que formaban una delgada línea.

—No quiero hacerte daño, pero tampoco te dejaré ir —anunció. Con un suspiro derrotado, el gran hombre volteó a verlo y una de sus grandes manos se dirigió a la mejilla de JaeJoong, limpiando el agua salada que corría por ella. —Escucha —dijo suavizando la voz, coincidiendo con su gesto. —Mi temperamento es un poco explosivo. Tú eres demasiado asustadizo, lo que irrita notablemente a mi oso. Así que trata de calmarte y todos estaremos bien. Por cierto, soy YongSook.

Poco después, a la media tarde, pequeñas casas se fueron vislumbrando en el camino. La mayoría de ellas hechas de madera, que seguramente habían obtenido de los grandes árboles que allí crecían. El pueblo, le recordaba a JaeJoong un poco el suyo, con mujeres paseándose con sus oseznos, adolescentes holgazaneando fuera de una casa o sentados en las bancas aledañas a la pequeña plaza que se localizada al centro del pueblo.

Para desgracia de JaeJoong, YongSook se estacionó en la casa más grande que había visto hasta ahora, la que estaba estratégicamente ubicada a la vista de todos. Cuando el oso bajo de un salto, mientras algunos curiosos se acercaban, JaeJoong se supo perdido. Sería el bocadillo en la merienda de los osos.

YongSook abrió la puerta de JaeJoong y éste, se alejó lo más posible de él, chocando con el volante. El oso gruñó, lo suficientemente audible para los finos oídos de los shifter. Con una gran mano, tomó a JaeJoong de las piernas, obligándolo a salir de la camioneta.

—Escuchen todos —dijo con elevada voz. —Este es JaeJoong y será mi invitado por algunos días.

Cualquiera pensaría normal de aquella frase, no considerando el hecho de que JaeJoong estaba amordazado, temblaba como hoja al viento y apestaba a miedo.

—Es un lobo —dijo una mujer. Algunos gruñeron al instante, los más osados cambiaron a su forma animal. Tres grandes osos se situaron frente a la multitud, en lo que se veía un tinte protector. Aunque JaeJoong pensaba que eso era algo un tanto ridículo, ya que él ni siquiera era uno de los guerreros de su raza, de hecho ni siquiera era un lobo grande, estaba por debajo del promedio, siendo solo ligeramente más grande que las hembras.

—Sí. JaeJoong es un lobo. Y si alguno de ustedes toca uno solo de sus cabellos responderá ante mí.

Acto seguido JaeJoong fue alzado y llevado sobre el hombro derecho de YongSook cual saco de patatas. Sin poder hacer nada más que gimotear, JaeJoong fue introducido a la cueva del oso.

***

La luz del día se colaba por la ventana de la habitación, dando directo sobre su rostro. Podía sentir la brisa ligera que entraba a través de las ventanas abiertas y el susurro de las cortinas al moverse.

Algo húmedo se asentaba sobre su frente. Pero estaba demasiado cansado como para abrir los ojos.

—Mamá —susurró. Unas manos cálidas se colocaron sobre su frente, cambiando la cosa húmeda por algo aún más húmedo. El aroma se le hacía ligeramente familiar, pero tenía demasiado embutidos los sentidos como para distinguir quién era. —Mamá —volvió a repetir.

De inmediato escuchó unos apresurados pasos. El ruido que hacían los tacones sobre la madera le causaba un espeluznante dolor de cabeza. Sentía que hacía eco como si fuera una campana.

—Está reaccionando —dijo una voz femenina a la que no reconoció.

—YunHo, hijo —llamó su madre. Los ojos del chico se fueron abriendo poco a poco ante la angustiada voz de su progenitora.

—Bien —dijo la extraña. —Ha empezado a abrir los ojos, así que ya no se me necesita más aquí —informó con una voz extrañamente dura. —Necesitará alimentos y mucho reposo. Además debe aplicar las compresas de agua fría con esa mezcla de hierbas que le di. No olvide también darle la infusión con cada alimento. Eso le hará recuperar fuerzas más rápido —explicó.

Al momento en que la mujer comenzó a hablar de hierbas, YunHo abrió los ojos completamente. Kim MinAh se encontraba en el borde de la cama hablando con su madre. Se veía muy cansada, como si no hubiera dormido en días. Sus cabellos negros usualmente bien peinados se encontraban esparcidos sobre su cabeza y amarrados desordenadamente. A YunHo le recordaba el nido de los pájaros. Su piel blanca se veía ceniza. Y, si hubiera estado en mejor estado, YunHo habría notado lo deteriorada que la mujer se veía.

—Me retiro —pronunció cuando finalmente dejó de dar instrucciones. Haciendo una media reverencia por respeto a la Loba Alfa.

—No puedes irte. Mi hijo no está recuperado al cien por ciento.

YunHo casi gimió de dolor, uno no relacionado con el físico, cuando los ojos negros de Kim MinAh se fijaron en él. Una furia fugaz destelló en ellos dándole la impresión a YunHo de que habían cambiado de color. Ni siquiera quería preguntar el porqué de su odio, para el hijo del alfa era más que claro que la mujer sabía que había roto el corazón de su hijo.

—El joven Alfa se recuperará, Loba Alfa —el hecho de que usara los términos formales no redujo la frialdad en su voz. —Como le he explicado solo debe guardar reposo. Lo que le ha pasado es sin duda por una razón, de la cual solo él sabe —diciendo eso dio media vuelta y salió por la puerta con un caminar altivo, a pesar de verse totalmente desolada.

YunHo trató de incorporarse pero el cuerpo le dolió horrores, como si mil puñales se estuvieran clavando en su carne, enterrándose más profundo a cada movimiento.

—No te muevas —ordenó su madre cuando escuchó el gemido de dolor que su cachorro emitió.

—¿Qué… qué ha pasado? —preguntó cuando por fin pudo pronunciar palabra, a pesar de sentir la boca acartonada.

—Te desmayaste a medido día de camino de aquí. Te encontraron los guardias que hacían su ronda nocturna y te trajeron a casa hecho trizas —respondió su hermano desde la puerta.

El comúnmente irónico tono de voz de su hermano pequeño no se encontraba para nada en la frase utilizaba. YunHo sonrió al comprender la preocupación de su hermanito.

—Luego llamaron al doctor pero no podía decirnos nada acerca de tu estado. Solo dijo que habías desmayado por sobre esfuerzo, pero que no entendía porque no cambiabas a tu forma humana. Al final madre fue por la bruja Kim y ella con sus conjuros —ChangMin levantó las manos y agitó sus largos dedos —te curaron. Bueno al menos dejaste de ser peludo pero seguías jodido. Te veías como una mierda.

—ChangMin —reprendió su madre.

—Lo siento mamá, pero así se veía.

Un intento de risa que pronto se convirtió en tos salió del pecho de YunHo llenó la habitación. ChangMin se apresuró a colocarlo de manera recta para que el aire entrara más fácilmente por sus pulmones.

—Estábamos muy preocupados —dijo su madre con los ojos llenos de lágrimas. —Cuando los centinelas te trajeron aquí parecías muerto. Y el doctor no tenía respuestas, solo lo llamaba cansancio, pero tú no te veías solo cansado, te veías… —en ese punto soltó a llorar. YunHo estiró su mano para conectarse a su madre y decirle que ahora todo estaba bien. —Había escuchado de las habilidades de Kim MinAh y no dudé ir a ella sí podía salvarte.

—Te trató con hierbas —agregó ChangMin con tono de misticismo.

Por boca de su madre, YunHo se enteró que había pasado dos días en estado letárgico, más aparte el día que había despertado del otro lado del bosque e iniciado la desesperada carrera de regreso. Eso le recordó a JaeJoong, él fue la razón por la que su lobo y él mismo, se desesperaban por regresar con la manada y colapsó a medio camino. Kim MinAh con solo verlo y tocar su frente había llegado a una conclusión. Se puso a trabajar con varias hierbas que colectó de su jardín y otras mandó a los centinelas a buscarlas al bosque.

—Luego sacó a todos de la habitación y después de lo que nos pareció una eternidad, salió diciendo que había forzado el cambio trayendo tu alma de regreso, que solo esperaba que reaccionaras. Entonces nos dejó pasar.

Otro fuerte sollozo se escuchó. La madre de YunHo se sorbía los mocos y decía palabras ininteligibles que YunHo asoció con mucha preocupación.

—Para eso ya era más de media noche —continuó ChangMin, que se había sentado a los pies de su hermano. —Habías pasado, desde que llegaste a la casa, más de un día moribundo, sin contar con todo el tiempo que estuviste tirado hasta que te encontraron. Y después la señora Bruja se la pasó bañándote de hierbas olorosas que picaban mi nariz, además de darte tés raros. Toda la habitación parecía humear de tanta cosa que estabas inhalando, pero que al final funcionó porque estás aquí.

YunHo solo tenía una pregunta en la cabeza, o más bien un chico, pero parecía que ahora era mejor preguntar por sus propios acontecimientos. —¿Qué fue lo que me ocurrió?

—La Bruja dijo que…

—ChangMin, no debes llamar así a la pobre mujer, seguro también lo está pasando mal  —reprendió su padre que entraba a la habitación. Colocó su mano sobre el hombro de su hijo mayor, sin aplicar mucha fuerza y sonrió. —Me alegro que estés de regreso hijo.

YunHo sonrió, después miró a su hermano para instarlo a continuar.

—La Curandera —la llamó mirando significativamente a su padre —dijo que te habías perdido en ti mismo. —YunHo le dirigió una mirada confusa. —Sí, sí. Yo tampoco entendí que quería decir con eso.

—No es común, pero hay ocasiones en que los lobos tienen ciertos conflictos internos —comentó el Alfa. —Cuando el lobo y el humano no están en sincronía. Existen eventos o decisiones que llevan al lobo y al humano a librar una batalla interna.  Sucede especialmente si el humano se niega a los instintos.

YunHo esquivó la penetrante mirada que su padre le daba. No podía decirle porqué él y su lobo estaban peleando. No le defraudaría ni a él ni a la manada. Su lobo solo estaba encaprichado con JaeJoong y con el tiempo se le pasaría.

—Solo es la transición. Estaré mejor con las siguientes lunas —afirmó. Su padre arqueó una ceja, dándole a saber que no lo dejaría pasar, por lo que decidió contar solo un poco. —No podía dormir así que salí a correr. Sabes cuánto me apasiona hacerlo, así que no noté que me había alejado demasiado hasta que el alba me alcanzó. Me tumbé en la hierba y desperté sintiéndome perseguido. Pensé que algo le sucedía a la manada y traté de regresar lo más rápido posible, pero entre más corría más miedo sentía. —No se molestó en decir que esas no eran sus propias sensaciones y que en realidad creía que su lobo se alteraba con JaeJoong. —Estaba muy cansando, pero pensé que la manada estaba siendo atacada o algo así, que me necesitaban urgentemente. Entonces supongo que me desmayé porque no recuerdo nada hasta que desperté. ¿Sucedió algo?

—No, en realidad toda la manada ha estado en calma. Los centinelas dan sus rondas constantemente por el territorio y no han encontrado nada fuera de lo común.

—Ahh —respondió. Pero lo que YunHo realmente quería saber era si le había sucedió algo a JaeJoong. —Hace un rato dijiste que la señora Kim también estaba sufriendo. ¿Está enferma? —inquirió, indagando de manera diferente para saber de JaeJoong.

—No —afirmó su padre. —JaeJoong estuvo hace unos aquí. Me solicitó el permiso para abandonar la manada.

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N/A: YunJae 7th Aniversario!!! A decir verdad, pensaba subir un shot, pero no lo terminé, así que mejor les comparto un capítulo más. Gracias por sus bellos comentarios!!