YunHo estaba un poco frustrado,
caminado de un lado al otro sobre el límite, sabiendo, deseando y arrugando el
ceño cada tanto, porque los hermosos seres están ahí, a un palmo de distancia,
puede oírlos, incluso casi olerlos, pero no puede verlos. Ellos, para su desgracia,
han escogido un muro que los bloquea de la visión de las sombras, por lo que
YunHo no puede verlos.
Se muerde la piel cercana a la uña
de su dedo pulgar, da dos pasos a la izquierda, vira 180 grados y vuelve dos a
la derecha, todo en un constante ir y venir. YunHo siente que se le oprime el
corazón si no lo ve. Su única satisfacción es
verlo, solo eso, él solamente desea contemplarlo.
Y así, sabiéndose expuesto, YunHo
se adentra a la luz...
Sus pupilas ya eran dos rendijas
antes de poner tentativamente su mano a la luz, cerró los ojos creyendo que
algún dolor le causaría exponerse a ella. Jamás había salido a ella, siempre
había caminado en las sombras, pero había escuchado de aquellos que se
adentraban por primera vez les resultaba una dolorosa quemadura, sin embargo,
para YunHo fue algo diferente, no podía explicarlo, ya que no conocía sensación
parecida, era cálida, pero no quemante.
Primero fue la mano, maravillándose
de la luz pasando a través de sus dedos, moviéndolos, hipnotizado por la
extraña sensación que le brinda. Con un suspiro, cerró los ojos y aguantó el
aliento mientras daba un paso hacia a delante, quedando todo su cuerpo bañado
de dorada luz.
YunHo abrió los ojos poco a poco ya
que el resplandor era demasiado cegador, pero sus ojos poco a poco se fueron
acostumbrando, sus pupilas en forma de rendija vertical como las de un felino,
mostraban más de ese color marrón del iris, algo que irremediablemente lo hacía
más atractivo.
Sacudiéndose un poco, miró
rápidamente hacia todos lados antes de seguir avanzando, nunca se era demasiado
cuidadoso en un terreno desconocido, pues eso era territorio de luz, podría
haber vigilantes o algo así. Espero, pero nada ocurrió, solo la risa de delfín
del torpe ángel.
Camino cuidadosamente, con el
mullido pasto evitando que sus botas sonaran pesadas a cada paso que él daba.
Con la agilidad de un felino, se deslizó por entre los arbustos y un poco más
allá por las ruinas, hasta llegar al mismo muro donde los ángeles se encontraban.
Colocó su mano derecha sobre él y
pegó su oreja a él, tratando de escuchar. Nunca había estado tan cerca de ellos
como ahora, y sin embargo seguía sin verlo. Estuvo ahí un rato, escuchando a
los ángeles cantar.
Después de un tiempo, decidió que
no había llegado hasta ahí solo para estar detrás del muro, eso lo hacía en las
sombras. Convenientemente vio unos arbustos lo suficientemente frondosos y
grandes para ocultarle de la vista de los ángeles y donde él podría gozar de la
vista.
Con cuidado de no ser visto, ni
oído, YunHo se deslizó hasta el muro. Estuvo seguro que algo en su vestimenta
le delató, ya que los ojos oscuros de JaeJoong llegaron hasta su posición, sin
embargo, no hizo ningún movimiento que denotara lo contrario.
Pero lo que sí hizo fue algo
inesperado para YunHo, JaeJoong miró en su dirección, y sus labios color
granate se curvaron en la más hermosa de las sonrisas que hasta ahora había
visto, incluso más que aquella que le brindaba al otro ángel, porque YunHo
estaba seguro de que esa sonrisa era para él.
Y, retumbar en el pecho de YunHo se
hizo cada vez más fuerte hasta casi al punto de doler, pero sin serlo. El
muerto corazón que YunHo creía que tenía, volvía a la vida cada vez más fuerte,
galopando como caballo desbocado cada que JaeJoong estaba cerca.
Llevó su mano a su pecho, pensando
que quizá el sonido alertara a los otros dos de su presencia, sin embargo, al
hacerlo, sus dedos salieron a la luz sin que él lo notara, y sus ojos se
encontraron con los profundos ojos negros de JaeJoong, y lo supo, estaba
perdido para siempre...
* * *
JaeJoong había sonreído hacia donde
creía se encontraba aquel que los observaba, y entonces un par de largos dedos
de uñas negras sobresalieron de los arbustos, justo ahí donde el ángel miraba,
ahora con mayor curiosidad.
No creía que el ser que les
observara tuviera forma humana, de hecho, no había considerado siquiera que
tuviera forma, simplemente se limitaba a saber que tenía ojos marrones, pero
ahora que sabía tenía un cuerpo, quería conocerlo.
Y, sus ojos se encontraron con unos
marrones a través de los arbustos, tan hipnotizantes, tan atrayentes, tan
misteriosos... que JaeJoong ni siquiera se enteró de lo envuelto por ellos que
estaba desde aquella vez que los vio en las sombras...
Sobre su regazo, la cabeza de Junsu
dormitaba, habían estado haciendo coronas de flores, por lo que la suya estaba
colocada sobre los cabellos castaños de Junsu, y la que el joven ángel hacía,
aún en sus manos y pecho. JaeJoong sonrió, comenzando a cantar una nana para
él.
Cuando Junsu hubo caído en un
sueño, difícilmente despertaba. JaeJoong usualmente usaba ese tiempo para
admirar el cielo, para cantar, para hablar con las aves, para jugar con el agua
de la fuente o simplemente dormitar como su amigo. Pero hoy no haría nada de
eso, hoy algo en él le decía que debía acercarse a la criatura de ojos
marrones.
Con mucho cuidado, trasladó la
cabeza de Junsu de su regazo a la mullida hierba, sin que éste siquiera se
inmutara por el hecho. Sonrió al verlo hacer muecas dormido.
Se levantó, dejando ver sus pies
níveos ataviados con sandalias de tiras. La suave túnica blanca que usaba era
la misma que usaban todos los ángeles, y sin embargo, YunHo pensaba que la de
él era diferente, ¿sería eso porque para YunHo, JaeJoong ya era diferente?
Ahora que lo tenía cerca, muy cerca, podía apreciarlo con mayor detenimiento.
La túnica le llegaba a las rodillas, haciendo visible las típicas sandalias de
ángel que se ataban por toda la pantorrilla a través de tiras. YunHo por un
momento se perdió en esa parte de la anatomía del ángel. Siguiendo su recorrido
por el cuerpo de JaeJoong, descubrió que sus piernas eran más largas de lo que
él originalmente pensaba, además de suaves. La túnica se ceñía a su cintura con
un cinto oscuro, mostrando lo pequeña que era. Su torso, totalmente cubierto,
lo imaginaba perfecto, YunHo había visto ángeles de aspecto más menudo, pero
ninguno con aquella fragilidad con la que JaeJoong se veía.
Pero, YunHo se equivocaba al pensar
que aquel ángel era frágil, pues ese solo era su aspecto, por dentro era una de
las almas más curiosas y fuertes que la luz tenía.
Tan encandilado con la presencia
cercana de JaeJoong, tan ensimismado observando la hermosa creación de la luz,
tan asombrado de sus ojos negros, piel blanca y labios granate. Tan centrado en
sostener el corazón que de su pecho amenazaba con salirse que no notó que su
ángel daba un paso hacia él.
Tratando de no asustar a la
criatura vigilante, JaeJoong avanzó. Primero fue solo un paso pequeño, casi
deslizándose sobre la hierba. Sus ojos se encontraron de nuevo, y JaeJoong,
avanzó con más seguridad, paso a paso, sin cortar el contacto visual, cada vez
más cerca de YunHo.
YunHo estaba totalmente atrapado en
la mirada del ángel, que, cuando lo notó, demasiado tarde, JaeJoong ya estaba
frente a él. Solo los arbustos lo ocultaban parcialmente de su vista.
YunHo no sabía que sentir
exactamente en ese momento. Su corazón tamborileaba de tal manera que no creía
que fuera normal, primero por tener a JaeJoong mucho más cerca de lo que
hubiera imaginado. Segundo, había sido descubierto; no sabía si JaeJoong
gritaría por auxilio o peor aún, se alejara de ese lugar, ocultándose para
siempre de su vista. Y, temía que esa fuera la reacción del ángel.
Sin embargo, eso no sucedió.
JaeJoong pudo observar el pánico
que corrieron por esos ojos marrones, y eso no era lo que él quería. Con
suavidad le habló como si le hablara a un animal herido. ―No temas. No te haré
daño.
YunHo abrió desmesuradamente los
ojos, pues de la boca rojo granate de su ángel, la voz más hermosa salió para
pronunciar unas simples palabras, simples, pero a la vez tan llenas de
esperanza pues eran dirigidas a él. Y, aún así, YunHo no estaba seguro de
querer mostrarse ante JaeJoong, pues si bien lo veía, tal vez cuando se
mostrara completamente huiría despavorido.
JaeJoong sonrió. No sería
suficiente para sacarlo de los arbustos, y él realmente quería conocerlo. Le
tendió la mano, esperando que éste la tomara. ―Anda, ven.
Sin poderse resistir, YunHo tomo la
suave mano que ante él tenía. Su tacto era cálido, como todo en la luz, pero un
escalofrío le recorrió toda la columna vertebral, y, salió de su escondite,
mostrándose ante el ser de su adoración, esperando, rogando dentro de sí mismo
que no huyera.
Lo primero que vio JaeJoong fueron
unos largos dedos con las uñas negras, el dorso estaba cubierto por un guante
púrpura con una gema roja al centro. Lo siguiente que vio, fueron una gran masa
color morado y negro.
Sí, le había instado a mostrarse,
pero JaeJoong no esperaba para nada aquello.
La vista de JaeJoong se deleito con
el más misterioso, intrigante y atractivo ser que jamás hubiese visto.
Acostumbrado como estaba a los seres de luz, para él era normal la belleza, los
finos rasgos y el aura angelical, pero este ser era todo lo contrario.
Comenzando por la oscura ropa que llevaba, lo alto que era, el amplio pecho
descubierto mostraba su sensual piel tostada. Su cabello oscuro, un poco largo
y revuelto, los pendientes de sus orejas, las miles de cadenillas que adornaban
su vestuario y la enorme gargantilla de plata que llevaba, gritaban en conjunto
opulencia. Sus rasgos eran finos, tan atractivos o más que los de cualquier
ángel, y sin embargo, lo que realmente envolvió a JaeJoong fueron esos ojos
marrones que, a la luz, reflejaban peligro. Eso y el pequeño lunar que
adornaban sus labios.
JaeJoong abrió la boca, para
después cerrarla sin saber que decir.
YunHo lo miraba expectante, pero
cuando los minutos pasaron y JaeJoong solo abría la boca una y otra vez, desvió
la mirada, dándose cuenta que aún sostenía la mano del ángel, y también, dando
por perdida la poca esperanza que tenía de que JaeJoong no le temiera.
―No me temas. No te haría daño
nunca ―dijo.
Una varonil voz, grave que te invita a la sensualidad y, un
escalofrío le recorrió, uno que nada tenía que ver con el temor o el clima
recorrió a JaeJoong. Miró sus manos aún entrelazadas y sintió que algo se le
perdía cuando él quitó la suya.
Cuando YunHo vio que su ángel no diría nada más, soltó su
mano y dió la vuelta, dispuesto a regresar a las sombras, a meditar sobre sus
acciones y vagar de nuevo sin esperanza, pues seguro estaba, que los ángeles no
volverían por allí.
En el momento en que la ancha
espalda de la criatura fue lo que tuvo frente a él, JaeJoong sintió que algo en
su pecho se abría. Debía detenerlo, quería conocer más, tener más...
YunHo apretaba los labios en cuanto
estuvo a punto de dar el primer paso, algo lo detuvo. Por unos segundos pensó
que se había atorado con alguna rama, pero aquella confusión se transformó en
una inmensa felicidad al darse cuenta que había sido JaeJoong quien le había
sostenido de la manga de su túnica.
Con una sonrisa, giró para ver a su
preciado ángel, enalbándose su corazón con la imagen más bella: su JaeJoong con
las mejillas sonrojadas, su cabeza ligeramente gacha y su flequillo tratando de
cubrir de estas.
No pudo, ni podría evitarlo. Su
otra mano acarició con suavidad la mejilla de JaeJoong, sintiendo que un
calorcillo brotaba desde su interior al mirar a los ojos negros de aquel ángel.
JaeJoong también estaba
acostumbrado al tacto, a los abrazos y palmaditas amistosas, pero, nunca nadie
le había tocado de tal manera, delicada a pesar de verse un tanto rudo, lo
acariciaba con tanta suavidad que se vio inclinado hacia ese toque. Aunque lo
que realmente lo hacía diferente de todos los demás era la forma en que esos
ojos marrones le miraban. Todo el mundo para ellos y de repente para JaeJoong
el mundo solo eran esos ojos.
―JaeJoong ―lo llamó por primera vez
en voz alta. Lo que para YunHo significó un sueño hecho realidad, JaeJoong lo
creyó un hechizo, porque supo que no podría estar de nuevo sin él.
* * *
Y así, iniciaron algo parecido a la
amistad, pero con sentimientos más profundos y
deseos prohibidos. Ninguno de los dos sabía exactamente como llamarlo,
uno porque jamás creyó en algo así, siempre eran pasiones primarias con
exuberante sensualidad llegando casi a la malicia. Mientras que el otro había
escuchado de el solo en historias, cuentos acerca del sentimiento que une a dos
personas, pero jamás lo habría experimentado.
Y, aunque ninguno de los dos lo
admitiera, ambos lo sabían, era amor lo que ellos tenían.
Sin muchas obligaciones, JaeJoong
siempre estaba desde temprano en las ruinas, incluso si Junsu no iba o llegaba
más tarde, JaeJoong disfrutaba de su tiempo con aquel ser, que lo miraba con
infinito cariño, y con el cual se sentía protegido.
―Tú sabes todo de mí ―dijo un día.
Sentados cerca de la profunda poza de agua, YunHo admiraba a JaeJoong mientras
el ángel hablaba de las mil y un cosas que en la luz había. Como de costumbre,
YunHo solo lo miró, animándole a seguir, no consideraba que tuviera algo
especial que contarle a tan maravillosa criatura, pues su mundo era demasiado
cruel para alguien como él. ―Si ―hizo un puchero que a YunHo le pareció
adorable. ―Yo he hablado de mí, pero de ti, ni siquiera estoy seguro de quien
eres en realidad.
―Soy una sombra ―respondió YunHo con sinceridad, al igual que la
primera vez que se hablaron, YunHo se había nombrado así mismo sombra, pues eso
se consideraba, eso y un demonio también.
―Sombra no es tu nombre ―replicó un insistente JaeJoong.
Sombra lo llamaba, pero sabía que ese no era el nombre de ese hombre por el
cual tenia sentimientos. ¿Tenía sentimientos por él? Hasta ahora JaeJoong no lo
había pensado, pero le gustaba estar a su lado, quería saberlo todo de él y
estar siempre con él, de eso estaba seguro.
―YunHo ―dijo. Él jamás daba su nombre ni por equivocación,
pues el saber el nombre de un demonio le infiere poder sobre este a la persona
que lo sabe, pero con JaeJoong, no es igual, con él quiere compartir su larga
vida.
―YunHo ―murmuró JaeJoong. YunHo pensó que no había canción
más hermosa que su nombre siendo pronuncado por la suave voz de su amado, porque
sí, a este punto, lo que tenían no podía ser otra cosa más que eso llamado
amor.
Llevo su mano hacia la cara de JaeJoong, acomodándole un
mecho de cabello negro que caía sobre su bello rostro, llevándolo detrás de su
oreja. JaeJoong siguió el movimiento de la sonrisa de Yunho, cuando este le
acomodaba el cabello, sus ojos no podían apartarse de ese lunar que adornaba
sus labios.
De sus labios a sus ojos...
Ojos marrones...
Ojos profundos...
YunHo no se había movido, su mano aún acunando la mejilla de
JaeJoong, pendiendose en el infinito de sus ojos negros casi azules.
Cerca...
Aún más cerca...
JaeJoong tenía la necesidad de probar de la fruta prohibida
que los labios de YunHo representaban. Desgustar su sabor, y quizá hasta morder
el lunarcillo que tanto lo tentaba.
Tentación...
Podían sentir el suave aliento del otro en sus rostros.
Anhelo...
Como el roce de un pétalo, como una descarga eléctrica, así
fue como sintieron el primer contacto que sus labios se daban.
Deseo...
Y solo eso precisaron para saber que necesitarían más, que
esa hambre que pronto desarrollaron no se iría con nada que no fueran los
labios del otro.
En algún punto de su cabeza, a JaeJoong le sonaba el nombre
de YunHo, pero tan perdido en la nueva marea de sensaciones no lo recordaba.
«YunHo».
15 comentarios:
ohhh beso beso, tan lindos la historia esta cada vez mejor porfa conti y gracias por el cap besos
Owwwwww~~!! su primer beso!!!!!! *^* ay que bonito~~~
ajsvshsjsgz ya me quedé con la duda... Jaejoong sabía de Yunho? Yunho había sido un ángel y despues lo mandaron a las sombras? O... es alguíen de quien se debe cuidar Jae? Gosh! A estas alturas dudo mucho que Yunho lastime a Jaejoong~~
yo revisando para ver si habia actu de toma mi mano, y :o soirpresa me encuentro con esta belleza de cap, que caigan en la tentacion (?) yo quiero que caigan en la tentacion xD y yunho por qué terminó en la sombras D: D: D: por fa continualo apíadate misuzu!!! *O*
muy muy muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy hermoso por favor continua si y que peque jae con yunho total si ya probo sus labios que lo termine de probar tooooooooooooooooooooooooodo :) ya que mas da mmmmmmm
T-T No fui la primera en comentar -sigue con su drama- xD
Ya hubo acercamiento, es evidente que la diferencia entre ambos es lo que más curiosidad y atracción les causó a los dos, y así, poco a poco se desarrollaron sentimientos.
Ah! me encantó, aunque siento que esto quedó un poco al aire, es decir su historia juntos apenas comenzó con ese primer beso *-*
¿Habrá una tercera parte?
Gracias por compartir!
Señor, están enamorados!!!!!!
y quieren más y más como todos los que se enamoran locamente.
me fascina esta historia, es tan pura y sencilla, sin complicaciones ni rebusques, solo el sentir de dos seres de mundos diferentes.
veremos cómo sigue
gracias por tu trabajo
lindo este amor de jae y yunho , es pro que no cambien es tan hermosa esta historia. gracias .
Owww un beso *-* esta lindo
wiii se dieron un besitoo *-*
junsu mejor q ni aparezcas XD
PERFECTO OWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW ME ENCANTA ESTA HISTORIAAAAAAAA
Hermoso un ser de luz con uno de la oscuridad, complemento perfecto cuando es amor lo hay entre los dos. Ahora que se besaron que pasará con ambos, a seguir leyendo, gracias.
se besaron...!! que emoción ^w^ manos mal que jaejoong no se asusto de yunho mas bien se enamoro de el aawww ♥ , que sigan con sus encuentros amorosos y secretos :)
afsdffadgdfg****Kiss!!! Awwww! hermoso! El primero espero que de muchos~~~
Como que recuerda el nombre? Se conocen? Tal vez en una vida humana, quiza?
Oh me he enamorado....pero.....esta prohibida su relacion? Espero y no!
Es tan tierno todo es tan tranquilo me gusta que tenga esto tipos de sentimientos que sin que uno diga nada el otro ya lo comprende uno echo para el otro hahaha
Que bellos, hasta que se conocieron. Aunque me da cositas como puede terminar la historia
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