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jueves, 16 de enero de 2014

CAUTIVO: PARTE UNO





Cansado de la oscuridad, vaga por las sombras, justo entre el límite de la luz y la oscuridad. Bien sabe que su lugar está en la espesa negrura, jamás lo había molestado antes, pero siempre ha sentido que algo le falta, algo que no puede identificar que es.

Su larga gabardina negra cubre prácticamente todo su cuerpo, la camisa púrpura, desabotonada hasta el estómago deja al descubierto su amplio y bien formado pecho, adornado con cadenas de plata que corren de un extremo al otro, contrastando con su piel morena. Su cabello oscuro como de donde él vine, revuelto, en un aire de rebeldía y peligrosidad; sus cejas espesas del mismo color que su cabello, le dan un aire hosco y salvaje.

Pero todo eso no hace más que hacerlo más atractivo de lo que es. Su nariz perfectamente recta y respingada, sus labios abultados en forma de corazón, con un lunarcillo adornándolos, aunque lo mejor, son sus rasgados ojos oscuros, no del todo negros, sino más bien marrones, que hacen perder a cualquiera.

Sabe quién y qué es, y sin embargo, jamás ha hecho nada que lo catalogue como un igual ante sus despiadados hermanos, pues hasta entre ellos existe la clase, y YunHo jamás se atrevería a las bajezas que sus congéneres estaban acostumbrados.

Él y unos cuantos más eran la excepción a la regla, la mayoría demonios de sangre pura, aquellos a los que hacer maldad por hacerla no les lleva ningún beneficio ni placer. Ellos simplemente se limitan a vivir su vida en el lado contrario a la luz, pero no por ello son menos terroríficos.

Los pendientes que cuelgan de sus orejas de color de la sangre, se balancean de un lado al otro, la gargantilla sobre su cuello son tres aros de plata finamente atados por el centro con una transversal de gemas púrpuras, con un cuarto aro sin cerrar a la altura de sus clavículas.

Sobre su cintura, ajustando sus caderas afiladas, una cinta de color granate contrasta con el negro de su traje y el púrpura de su camisa. Los guantes que portan sus manos son de igual color que la cinta, con una joya incrustada en el dorso, solo le llegan a medio dedo, dejándolos descubiertos cuan largos son, mostrando sus uñas color negro brillante.

Sus largas piernas enforradas por unos pantalones igual negros, se ajustan de manera perfecta, ni tan pegadas ni demasiado holgadas, por lo que sus fuertes muslos se dejan entrever a cada paso que da. Sus pies, posan sobre unas botas de piel negra, tipo militar con diversas hebillas de plata.

Camina sin hacer ruido, no quiere ser descubierto y ser echado de ese lugar. La luz lastima sus ojos, pero pronto sus pupilas se vuelven tan solo una rendija para acostumbrarse a ella. Es por eso por lo que está aquí, por la luz.

No es la primera vez que pasea por estos lugares, pero sí es la primera que regresa por iniciativa propia desde hace una semana. Y es que no ha podido evitarlo, no ha podido y no ha querido…

Todo sucedió cuando YunHo hacía su rutinal recorrido, caminado por ahí por donde le llevaran sus pies, sin mirar específicamente a donde se dirigía ni lo que allí había. Siempre había sido así, pero ese día, un par de hermosas voces lo sacaron de sus propios pensamientos, plantándolo justamente en el lugar donde estaba, obligándolo a centrar su atención a esas dulces voces que entonaban tiernas melodías.

YunHo sentía que cada nota retumbaba en su corazón, aferrándose a su propio ser. Había algo en ellas que le decía que eso era lo que él andaba buscando. Y, cuando solo una entonó una nana, descubrió que su ser respondía a solo esa voz, haciendo resonancia dentro de él.

Es la luz, tan deslumbrante que le hace cegar por un momento, pero ahí, se extiende un vasto campo de flores, cuyos olores se cuelan por las fosas nasales de YunHo, pero este ni siquiera las percibe. Lo único que nota son a los dos ángeles que juegan, canta y ríen.

Son tan iguales y a la vez tan diferentes. YunHo jamás había visto nada más hermoso que aquellos dos seres. Uno de ellos con el cabello castaño, ojos que se hacen pequeños por su gran sonrisa, delgado, pero de curvas bien formadas, con una piel suave ligeramente color trigo, con unas enormes alas blancas saliendo directamente de su espalda. Se le nota un poco torpe, incluso YunHo se atrevería a decir que es demasiado joven para ser un ángel, pero las alas en su espalda lo demuestran.

El otro, por el contrario, con una hermosa elegancia y una inmensa ternura en sus ojos, mira al pequeño ángel dar volteretas. Sus cabellos negros, caen suavemente sobre su piel tan blanca como la nieve, y sus labios son de un rojo tan intenso como el color del granate que YunHo porta. Y todo eso se queda visiblemente opacado al ver sus enormes ojos negros como el ónix, y a la vez tan cálidos como la luz que los ilumina.

YunHo casi puede asegurar que algo dentro de su pecho se detiene, para después acelerar de forma intempestiva. Seguro está que podrían pasar siglos y él no se cansaría nunca de mirar tan bella figura.

Él, su figura, su cabello negro, sus enormes ojos, su piel blanca, sus alas, su voz… todo en ese ser lo llama. Es por él que ha vuelto continuamente desde el día en que lo vio. Admirándolo entre la sombras, pues solamente eso puede hacer. Jamás se atrevería a hacer algo que lo dañara y por el contrario, se veía muy tentado a cuidarlo.

Extendió la mano tratando de alcanzarlo, pero igual tendría el mismo éxito que alcanzado una estrella. Sí saliera para tocar tan solo un centímetro de su piel, aquellos hermosos seres extenderían sus alas y huirían para siempre, allá donde YunHo no pudiera verlo nunca más.

No lo soportaría. Cerró los ojos con fuerza al solo imaginarse el estar privado de esa maravillosa visión. No podría, moriría de agonía si se le fuese negado el placer de ver esos enormes ojos negros.

«JaeJoong». Así le llamó el otro ángel de cabellos castaños. Y supo que su ser le pertenecía por completo al ángel que respondía a ese nombre «JaeJoong».


* * *


Junsu tenía poco de haber obtenido sus alas, realmente hasta a él le había sorprendido que las hubiera conseguido. No era precisamente el más hábil en el asunto, y la mayoría lo catalogaba como poco útil, relegándolo a tareas menores.

A pesar de ser muy sonriente, su carácter hiperactivo le había acarreado muchos problemas, por lo que había pasado de mentor en mentor, sin que nadie realmente quisiera tenerlo consigo, ya que en sus problemas, también los arrastraba a ellos, y a muchos más en el camino.

Junsu se sentía extraño, vacío, en un lugar tan grande como aquel, se sentía demasiado triste. Solía sentarse a las afueras de uno de los antaño inmensos templos, ahora ruinas, donde el agua cristalina brotaba de la fuente, fría y refrescante. Solo allí sentía que su imprudencia no haría daño a nadie, solo allí... solo...

Sin embargo, sucedió que un día mientras paseaba por sus ruinas preferidas, escuchó una voz cantar, una dulce voz que invitaba a los más tiernos sentimientos, una voz que lo llamaba...

Lentamente se acercó, no quería asustar al dueño de tan hermosa voz, pero tampoco quería que sufriera algún incidente por asustarlo con su presencia tan repentina, por lo que aguardó pacientemente detrás de un muro lo suficientemente cercano, mientras escuchaba la dulce canción.

―¿Por qué no te muestras? ―preguntó la voz. Junsu se sorprendió cuando aquella persona le habló. ―Vamos, ven ―le animó de nuevo.

Aun con el temor de ser echado de lado por esta persona, Junsu camino despacio. Los demás hacía poco habían comenzado a evitarlo pues creían que el chico traía mala suerte.

Lo que Junsu vio al acercarse casi lo hace caer en el fondo de la fuente por el asombro. Los ángeles son usualmente seres bellos, aunque la mayoría, según Junsu, demasiado altaneros o estirados, demasiado fríos y estrictos. Pero el ser que yacía ante sus ojos no lo era, era la viva imagen de lo que de verdad debía ser un ángel.

No tenía los cabellos rubios como la mayoría, sino negros, de un negro tan vivo que la luz del sol daba reflejos de colores sobre su cabellera. Su piel era casi tan blanca como las flores que a su lado había, sus labios tan rojos como las cerezas que Junsu comía. Sus ojos completamente negros y grandes como la fosa donde nace el agua, de un negro casi azul, lo miran como si traspasara más allá de su simple imagen. Junsu sentía que esa mirada le tocaba directamente al alma.

―Soy JaeJoong ―le dijo de un modo tan tierno, casi maternal, pero sin llegar a serlo, algo más parecido al tono que utilizan entre hermanos. Le sonreía al tiempo que le daba la mano.

Y Junsu la tomó, sintiendo que nunca más volvería a estar solo.

Como los jóvenes ángeles que eran, paseaban de un lado al otro sin realmente tener muchas responsabilidades, ni tampoco quererlas, se dedicaban a ser felices y dar felicidad a los demás, pues Junsu, al lado de JaeJoong había encontrado una forma de hacer feliz a los demás: el canto.

Cuando no cantaban frente a los arcanos, cantaban frente a los querubines, y , si no estaban cantando jugaban con las flores de los campos o se escondían de los demás en las ruinas de los templos.

Fue así como llegaron hasta casi los límites de la luz. Un lugar donde las sombras se encontraban muy cercanas, pero también un lugar que les prometía muchas horas de tranquilidad y juegos a los jóvenes ángeles.


* * *

La primera vez que llegaron ahí, fue por error. La segunda fue por la estupenda memoria de Junsu para perderse y la tercera fue por propia voluntad. Habían decidido hacer de aquel lugar su escondite.

Era, sencillamente perfecto. Se parecía tanto a las ruinas donde se conocieron, pero sin serlo, alejado de los demás, donde tenían el vasto campo de flores para ellos solos, sin mayores que les exigieran o cosas así.

Sabían que el lugar no era especialmente visitado por nadie, ya que se decía que en aquel lugar se hallaba una fosa de aguas tan profundas que una vez que caías en ellas no regresabas jamás. Además de encontrarse muy cerca de las sombras, pero para ellos eso no importaba. Realmente los demonios no acostumbraban a vagar por la luz, así que ni JaeJoong ni Junsu temían.

Sin embargo, JaeJoong lo notó desde la primera vez que llegaron al lugar. Ensayaban uno de los tantos cánticos que querían perfeccionar para mostrárselo después a los querubines, con quienes habían entablado una ligera competencia.

Después de un rato de haber estado cantando, JaeJoong sintió que desde las sombras los observaban. Entrecerró los ojos tratando de ver más allá de lo que la luz brindaba, pero sus enormes ojos negros no veían nada. Por un momento pensó en decirle a Junsu, pero este se alteraría y correría despavorido, y eso no era lo que JaeJoong quería.

No podría asegurarlo, pero la presencia al otro lado de la luz se notaba misteriosa, más no agresiva, ni siquiera pareciera que tuviese otro objetivo que escucharlos. Además, JaeJoong había notado un par de ojos marrones que le habían mirado por un segundo. Si esa presencia hubiese querido hacerles daño, no lo habría dudado ni un momento, sin en cambio, estaba ahí, presente cada día como ellos.

La curiosidad de saber a quién pertenecían aquellos ojos marrones crecía en el pecho de JaeJoong. Quería caminar hacia las sombras y estirar la mano para poder tocar la piel de aquel que era su dueño.

La segunda vez que JaeJoong divisó de nuevo esos ojos, no fue por casualidad. Tenía una semana que se dedicaba a escudriñar entre las sombras, hasta que fue capaz de ver un destello de ellos, un solo reflejo de luz en esos ojos marrones, y JaeJoong sintió que el mundo a su alrededor cambiaba completamente.

Sabía que los demonios eran seres crueles, pero también sabía que las cosas no son como parecer ser, así como que todo lo que brilla no es oro. De eso JaeJoong estaba seguro, había aprendido de su maestro a equilibrar lo que se creía bien de lo que se creía mal. Incluso había notado que algunos ángeles no eran exactamente bueno, y aún así seguían siendo ángeles, por lo que creía que ese demonio que vivía en la sombra, no podía ser completamente malo.

¿Qué de malo tendría alguien que solo le complace escucharte por unas horas? A JaeJoong no le parecía mal, de hecho lo consideraba halagador. Ser escuchado incluso por los demonios no era algo común, ¡para nada común!

Y sonreía. Sonreía con más ganas, entonando más fuerte su hermosa voz, deleitando tanto a su espectador como a su amigo. Junsu le imitaba, a veces hasta con una entonación aún más hermosa que la de él, y eso le complacía.

Después de cantar, jugueteaban un rato. Ahora corriendo entre las ruinas, ahora arrojándose fresca agua de alguna de las tantas fuentes, para después terminar recostados bajo la sombra de algún árbol, haciendo coronas de flores para cada uno, y, al final de eso, JaeJoong cantaba una nana para que Junsu durmiera.

JaeJoong no creía lo que los demás ángeles le habían hecho al pobre Junsu, si bien era cierta su torpeza, habían sido demasiado fríos con él, y el chico verdaderamente era un alma pura. Eso pensaba mientras le acariciaba los cabellos, cuando el susurro de unas ropas lo sacó de su ensimismamiento.

Esta ocasión habían descansado por detrás de unas destartalado y musgado muro, por lo que había dejado de ver el límite de las sombras desde hacía un buen rato. Y, a pesar de eso, JaeJoong no sentía miedo, pues tenía la seguridad de saber de quién se trataba.


Discretamente miró hacia donde el susurro de las ropas se habían escuchado, sin embargo, no halló nada, tampoco lo esperaba, pero la sensación de ser vigilado por ese par de ojos marrones no se iba, así que hizo lo que siempre hace: sonrió hacia el lugar donde creía que aquel ser podía estar. 


14 comentarios:

Anónimo dijo...

OMG, OMG! Yunho y JaeJoong son seres completamente opuestos, por eso serán atraídos como imanes *-* me encanta como va la historia.
Pobre de mi Junsu, tan solitario ;_; afortunadamente encontró un buen amigo!
Y Yunho, tan sexy, el lado oscuro de la historia, estoy curiosa por leer como se desarrollaran las cosas entre ellos dos, pero supongo que es una relación prohibida por sus diferencias, y por los mundos tan distintos en los que ambos viven, como siempre una gran historia, y muchas incognitas, espero por la segunda parte con muchas ansias, gracias por compartir.
Te leo pronto!!!

YunJae Vincit Omnia dijo...

ohhh Jae de angel simpre pense que ese papel le queda bien, que linda historia gracias y esperare la conti bye

yunhokim dijo...

emocionante espero y pronto se muestre yunho ante los bellos ojos de jae y este quedara flechado como yunho ha quedado ante la belleza de el hermoso ángel de jae solo espero que cuando se muestre junsu no salga corriendo de el susto mmmmmmmmmmm no lo creo yunho es muy muy bello también los impactara con su hermosura XD ya quiero el siguiente por fa siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii BYE

Ángela dijo...

qué bello , me fascina realmente cómo escribes.
la descripción de los personajes, sus vestimentas, sus sentimientos, todo lo describes tan a la perfección que los veo realmente.
me encanta el enamoramiento de Yunho- su mirada fija en su ángel.
no veo la hora que vuelvas a actualizar.
muchas gracias

Yuko13 dijo...

todo tan bonito, pero no siempre es así. Gracias

Unknown dijo...

Oh Jaesus!! bueno, aqui es ángel lol

Tu siempre logras sorprenderme con tus fics sopesando el blanco y el negro, la maldad y la bondad, y demostrando que aparte del blanco y el negro, hay matices!
De verdad que me encanta como manejas esa dualidad!

Ahora esperaré por la siguiente actualización :)

Unknown dijo...

ME ENCANTO ~~~~~~~~~~~~~~`
owwwwwwwwwwwww JJ angel y YH diablito
continualo PLEASEEEEEEEEE

Paradise YunJae fanfics dijo...

Aw *-* canta para yunho.

Unknown dijo...

amo la tematica angel x diablo *O*
les queda perfecto
quiero leer mas >.<

Laura Campos García dijo...

Yunho del lado oscuro una persona bella y sexi, no precisamente mala. Jae un ser hermoso, bello siendo un ángel junto con Junsu. Yunho lograra evitar presentarse ante Jae? A leer... Gracias

Unknown dijo...

jaejoong un hermoso angel y yunho un demonio muy apuesto waaa..!! que buena combinación ... una relación prohibida que interesante <3
ese junsu tan tierno e inocente :3

moran dijo...

Pero que hermoso!! ´w´ Amo los de tematica "Angel" "Demonio"....son estupendos! Este es estupendo!
Un demonio enamorado de un Angel y correspondido Awww!
Pobre de el lindo e inocente Junsu TT_TT Lo bueno que la "omma" esta para el...pero me gustaria que lo dejara un dia solo....tal vez Yunho se anime y salga ¬¬

Jaenekho dijo...

Oooh se lee tan interesante me encanta como les describes son tan lindos tan cool tan guay hahahah

Poleht ^o^ dijo...

Ángeles y demonios!!!! Esta historia se ve buenisima!!