«YunHo:
No sé cómo hacer para que esto llegue hasta
dónde estás, espero, simplemente espero que puedas oírme…»
La luz de la
habitación se colaba a través de sus parpados, sabía que debía abrirlos, sin
embargo se sentían tan pesados que le costaba trabajo, poco a poco sus ojos
color azabache se dejaron ver, aunque sin vida, sin ese brillo tan
característico de él. Seguía recostado en la cama de aquella blanca habitación,
en su brazo izquierdo tenía incrustado un catéter del cual un líquido
transparente le era suministrado. Su respiración se agitaba de vez en cuando,
subiendo pesadamente y a veces demasiado espaciada, de sus ojos silenciosas
lágrimas bajaban por sus mejillas hasta perderse entre la almohada y su
cabello.
En cuanto JaeJoong
recobró la conciencia, su mente le jugaba malas pasadas, por momentos las
imágenes vividas se repetían una y otra y otra vez, hasta que eran
interrumpidas por los hipidos que el muchacho daba. No podía controlarse.
Estaba solo, completamente solo… pero, eso no era verdad total, él no se
encontraba solo, ahora alguien siempre le acompañaría.
—¡JaeJoong!
¡Muchacho! ¡Has despertado! —una bonachona figura entraba por la puerta, al que
reconoció como el médico que le atendió. —Me alegro —aquel hombre le hablaba
sinceramente mientras le revisaba. —Tuviste un colapso muy fuerte, un poco más
y pierdes al bebé —al momento de escuchar eso, los ojos negros de JaeJoong se
abrieron a más no poder, asustado de lo que pudo haber pasado. Había olvidado
que un pequeño ser crecía dentro de él, aquello que era el fruto de su relación
con YunHo. YunHo… el simple hecho de evocar su nombre le hacía sentir ese vacío
que no se iría, ese vacío que no sería llenado con nada… YunHo, su YunHo… ya no
estaría más para protegerle, cuidarle… amarle…
«¿Porqué te fuiste justo ahora que más te
necesito? Justo ahora… que más te necesitamos…»
—Bien, tus
signos ya son estables. Si te mantienes así podrás salir por la mañana —aseguraba
al tiempo que le palmeaba suavemente la cabeza. —¿Hay alguien a quien debamos
llamar? —pregunta inocente y de rigor, que para el chico agudizaba la inmensa
herida que en su pecho estaba.
—N-no —logró
tartamudear.
—¿Nadie? —negó
nuevamente con la cabeza. —¿Y el padre de tu hijo?
—Él… él… —la voz
se le quebró, un sonoro quejido salió de su dolorida garganta —él…
No termino la
frase, no quería siquiera que esas palabras salieran por su boca, porque una
vez que las pronunciara, entonces sí, entonces ya no habría regreso, habría admitido
que YunHo había muerto, dejándolos a su suerte, dejándolos desprotegidos.
Instintivamente JaeJoong llevó su mano a su vientre, acunándola como si de esa
forma resguardase lo que dentro de él se estaba formando.
El médico no
dijo más, lo dejo descansar, administrándole un ligero sedante que no le
hiciera daño al bebe, para que así el chico pudiera dormir sin soñar. Le
parecía increíble que apenas ayer se hubiese enterado de su estado, al
principio lo miraba confundido, y es normal, no a cualquier muchacho le pasaba,
él era especial. Creyó que estaría bien, después de todo al final se marcho con
una radiante mirada, sin notar que posaba una mano sobre su estómago. Por la
ventana le vio marcharse, notando como a cada paso que daba su sonrisa se hacía
más espléndida. Jamás imagino que horas después lo volvería a ver en aquel
estado.
»
¤ « » ¤ « » ¤ «
«YunHo:
¿Nos miras desde allá? Estos días sin ti han
sido difíciles… ¿Dime por qué te fuiste? ¡¿Por qué te fuiste y nos dejaste
aquí?! … sufriendo… Lo habías prometido… YunHo me siento solo… más solo que
nunca…»
JaeJoong había
sido dado de alta al día siguiente, de hecho pudo marcharse el mismo día que
despertó, pero el Dr. Yoo creyó que era mejor tenerlo en observación, pues él
sabía de su historial, sin padres, sin familia y ahora sin una pareja que le
cuidara, por lo que era mejor pasar ese día ahí.
Al llegar a su
departamento, la señora Go, la casera, le esperaba en la puerta con una mueca
de disgusto. Pensaba que el chico se había marchado, al igual que los otros,
sin pagarle la renta.
—¡Vaya! Otro día
más y hubiera sacado tus cosas —le dijo con pedantería. —No es que me fueran a
dar mucho por las trastos que traes, pero algo es algo —le miraba fijamente.
Sin embargo JaeJoong no respondía, no era ese chico vivaracho al que le rento
el apartamento. —Dime chico ¿te encuentras bien? —Ella no era una mala persona,
por el contrario tenía un corazón bueno, por eso la gente siempre abusaba,
principal razón por la que fuera dura a la hora de cobrar la renta. El semblante
pálido del muchacho y la mirada perdida le animó a acercarse. —¿Qué ha pasado?
—su voz se había vuelto mucho más suave, casi maternal.
JaeJoong hace
mucho que no escuchaba que alguien le hablara así, hace mucho que una mujer
mayor le dirigiera una mirada de preocupación o cariño. Solo YunHo había
procurado de él, en ocasiones las personas le tenían lástima, como el director
del instituto al que iban, que lo dejaba quedarse y trabajar, pero jamás le
habían brindado palabras de cariño o confort, por lo que al escucharlas de esa
voz femenina, le hizo un nudo en la garganta, en sus ojos que estaban secos de
tanto llorar las lágrimas se acumularon de nuevo. Cayó de rodillas frente a
ella y se aferró a la cintura de esta, quien al verlo de esa manera lo único
que atino a hacer fue acariciar sus cabellos y dejar que el muchacho llorara.
Una vez más sin
saber cómo, se encontraba en un lugar desconocido. Su cabeza recostada sobre un
mullido sillón color rosa oscuro. Frente a él una ventana adornada con cortinas
florares de un semejante color rosa, por la que la luz se colaba suavemente
dándole un toque cálido al lugar, a su costado una pequeña mesa de centro con
una carpetita de iguales motivos florares. El lugar destilaba la esencia
femenina de una señora entrada en los cincuenta años, algo pasado de moda y
quizá demasiado floral para el gusto de las personas, pero aún así, JaeJoong se
sentía extrañamente cómodo en aquel lugar.
—¿Cómo te
sientes? —por una puerta lateral, una señora rolliza con un delantal de bolitas
se acercaba a él, portaba en las manos una charola con dos tazas y una tetera.
—He traído un poco de té para que te relajes —dijo al tiempo que se sentaba en
el sillón a juego de la sala, dejando la
charola en la pequeña mesa. El chico se dedicaba a mirarla sin articular
palabra, sus párpados se abrían y cerraban con parsimonia, le pesaban, estaban
hinchados de tanto llorar. —Toma, bébelo te hará sentir mejor —ofreciéndole una
taza de porcelana no tan fina, pero que desprendía un vapor con un rico aroma.
—Solo ten cuidado, tal vez esté un poco caliente —ahora captaba el porqué se
sentía cómodo en ese lugar. El cuidado y el toque de aquellas manos le recordaban
a algo que había perdido hace mucho tiempo.
—… —No hubo
respuesta vocal, solo asintió levemente con la cabeza. Llevó a sus labios la
porcelana, inhalando la fragancia que tenía, relajándose casi al instante.
—¿Te encuentras
mejor? —de nuevo solo asintió con la cabeza. Pero esa pregunta lo sacó de su
cómoda posición en aquel mullido sillón. Recordó al instante que estaba en casa
de la casera, la cual hacía una hora le pedía el pago de la renta, el que por
cierto no tenía. Y tampoco estaba seguro si aún tenía trabajo.
—Yo… yo…
—Tú no tienes el
dinero de la renta —afirmó. El chico intuyó que la señora estaba molesta.
—No —dijo al
final bajando los ojos hacia el piso. —Prometo que se lo tendré sin falta a
final del mes —rogaba por un poco más de tiempo, necesitaba un lugar donde
quedarse.
—Está bien, eso
no me preocupa —dijo tan tranquilamente que no sabía si era sarcasmo o no. —¿Qué
fue lo que te sucedió?
—Ah… yo estuve
hospitalizado algunos días. —JaeJoong caía en la cuenta que ahora no solo debía
la renta, sino también la cuenta del hospital, al que sin lugar a dudas debía
regresar a la siguiente consulta.
La señora quería
seguir interrogando a JaeJoong, pero la mente del chico ya se hallaba más allá
de donde su voz lo pudiera alcanzar. Supo que era una pérdida de tiempo seguir con
sus preguntas, tendría que dejar su curiosidad para otro día. Así que se dedicó
a mirarlo, hasta que este terminó por beber su té, el cual le causo
somnolencia, recostándose nuevamente sobre su sillón, cerró los ojos.
… … …
Lo había estado
espiando desde la ventana, con la clara intención de cobrarle la renta. Así que
en el momento en que lo vio entrar al edificio, salió a su encuentro. Pensaba
tratarlo duramente, pues creía que el chico quería timarla como otros lo habían
hecho. No es que el muchacho estuviera atrasado con la renta, de hecho habían
dado un buen depósito por aquel llano departamento, pero no por eso se iba a
dejar ablandar el corazón y dejar pasar
la mensualidad. Sabía que si no era estricta no le pagarían jamás. Eso hacían
todos esos muchachos que llegaban del campo con la ilusión de hacer grandes
cosas en la ciudad, ya sea ser famosos actores o cantantes o grandes
empresarios millonarios, la mayoría solo se quedaban en eso, ilusiones y
terminaban por trabajar en algún bar local. Pero JaeJoong simplemente era
diferente, lo notó desde la primera vez que lo vio. Él no venía para hacerse
famoso, o por lo menos en las pocas semanas que llevaba en el lugar no había
vociferado a los cuatro vientos su intención de ser una estrella hallyu; en
cambio se había dedicado a buscar un trabajo y continuar con su sencilla vida,
la cual lo único destellante que tenía, era aquel brillo en su mirada cada vez
que cierto muchacho se paseaba con él. Debía admitirlo, aquel tipo de porte
alto y gallardo, con esos ojos castaños y un lunar sobre sus labios, era
realmente atractivo, y, JaeJoong es como una joya en bruto, tan lindo y frágil,
inocente e ingenuo. Temía que esa fuera la verdadera razón por la cual el
pequeño JaeJoong había abandonado su hogar en el campo, solo para seguir a
alguien que seguramente se burlaría de sus sentimientos y le botaría en cuanto
se aburriese de él. Aunque no pensaba que eso fuera a pasar tan rápido. Sentía
lástima por el pobre chico, así que le dejó reposar tranquilamente en su lugar.
Al día
siguiente, el pelinegro, quien se había quedado en casa de la casera, le
agradeció y se retiró no sin antes asegurar que le pagaría la renta. Se dirigió
a su trabajo, esperando no haberlo perdido, pues hacía días que no se
presentaba y estaba seguro que el jefe estaría molesto. Para suerte del chico,
eso no paso, el jefe tenía un gran corazón, además de que en ese momento
necesitaba ayuda. Sin embargo, y a pesar de que JaeJoong se esforzaba, su
cuerpo no le respondía de la misma manera.
Al laborar en un
restaurante tan afluido como ese, le exigía cierto desgaste, además de que
muchas de las comidas allí servidas le causaban ascos, pero aún así seguía
trabajando. Descansaba más seguido de lo normal, y con cada día que pasaba se
le notaba más y más pálido. Aunque no lo dijera, la cadera le dolía
constantemente, y algunas otras partes de su cuerpo también, ya que este
comenzaba a adaptarse para el bebé.
—¡Ya! ¡JaeJoong!
¿Seguro que te encuentras bien? —le decía un compañero, lo había estado
observando, desde que regresó. A todos les pareció raro ver que el estado anímico
de su tan risueño compañero había dado un giro de 360º, siendo ahora un total
extraño, el cual se tambaleaba de vez en vez, e iba a vomitar lo que no había
comido más seguido de lo normal.
—Humm —asintió,
no dejando muy convencido a su compañero, ya que su faz se mostraba de un
pálido casi azulado. Las manos y piernas le temblaban con fuerza, aquella
charola para la mesa 5 requería más fuerza física de la que tenía, y en su
estado, le causaba nauseas todo.
—Déjame —el peso
de la bandeja fue retirado de sus manos, al igual que esa mezcla de aromas que
alguna vez le pareció tan exquisito. —Ve a descansar por ahí, yo me encargo de
esto.
A JaeJoong solo
le quedo mirar hacia abajo, apenado por la situación, casi siempre terminaban
ayudándolo en sus tareas, pero no podía negar que se sentía muy fatigado. Su
jefe también había observado todo eso, JaeJoong no era apto para ser mesero, y
no tenía ningún otro puesto que ofrecerle, lamentaba mucho la situación pero
pronto tendría que decirle que dejaría de prescindir de sus servicios.
Y así lo hizo,
aunque el joven le agradara, no era un buen elemento y algunos de sus otros
chicos habían comenzado a quejarse. Así que al finalizar ese mes, le entrego su
dinero y un bono extra, ya que a pesar de que el muchacho no lo decía, sabía
que lo necesitaba. JaeJoong sonrió, no le quedaba más que agradecer y aceptar
el dinero que se le proporcionaba, pues si bien no quería recibir un “bono
extra” lo tomó sabiendo que le sería útil. Con eso pago la renta de ese mes, y
se aseguraba de tener un techo donde dormir. No comía demasiado, racionaba los
ahorros que tenía, hasta que pudiera encontrar un nuevo empleo, lo que sí nunca
dejaba, eran esas vitaminas prenatales que el médico le daba, ante todo, su
bebé debía estar bien.
«No te preocupes Bichito, tu y yo estaremos
bien. Omma encontrará un nuevo empleo y saldremos a delante».
»
¤ « » ¤ « » ¤ «
—Con esto tu
deuda esta saldada —le decía con una sonrisa la señora Go, sabía que ese
muchacho era bueno, pero le preocupaba su estado de salud. Después de aquel
incidente, el chico en lugar de mejorar se veía peor. —Dime, ¿te has sentido
mejor?
Si bien JaeJoong
ya había asimilado de la idea de que jamás volvería a ver a YunHo, eso no
significaba que no le doliera hasta el alma. Y más aún ahora que no tenía
trabajo y a alguien a quien proteger. Pensaba eso mientras de nuevo acariciaba
su imperceptible vientre. Acto que al igual que otros la señora Go veía con
suspicacia, pero no decía nada, después de todo solo eran su percepción.
—Pues… por el
momento tengo que buscar un nuevo empleo. Perdí el que tenía hasta hoy —el tono
de tristeza claramente se palpaba en el ambiente. La señora Go quería en ese
momento regresar el dinero y decirle, sinceramente, que le pagara cuando
hallase uno nuevo, pero un mareo en Jae, hizo que se sujetara de la pared. Al
intentar ayudar, la Sra. Go lo tomo por el pecho, haciendo que Jae soltara un
pequeño quejido de dolor. Sí, los pezones los tenía muy sensibles y con
cualquier roce dolían. —Ven —le dijo, para terminar de nuevo en ese mullido
sillón rosa con una taza de té caliente. —¿Cuántos meses tienes? —al final
soltó la pregunta que tanta curiosidad le causaba. JaeJoong abrió los ojos de
sorpresa, más no negó nada.
—Estoy por a
cumplir dos meses. —Según el médico, su pequeño Bichito, como él le llamaba,
tendría el tamaño de un grano de arroz, y su cuerpo necesitaba más reposo y
alimentos para cobijar a su bebe. Al decir aquello una leve sonrisa se
vislumbro en ese rostro tan demacrado, y el brillo en sus ojos que lo caracterizaba
volvió momentáneamente.
—Es prácticamente
menos de lo que llevas aquí —comentó, con eso la Sra. Go aseguraba una cosa, el
chico había venido desde muy lejos siguiendo a un hombre. —¿Y el padre del
niño? —¿Por qué le estaba apoyando, cierto?
—YunHo… —dijo en
un susurró. Aquello le dolió a la Sra. Go, porque a pesar de no ser nada, la
situación del chico le era muy similar a la que alguna vez ella vivió.
«Así que le dejo» quería decir eso, pero
no se atrevía. Se limitó a seguir observando a JaeJoong, hasta que este le
contara por voluntad propia que había sucedido.
—YunHo… ya no
está más con nosotros… —finalmente las palabras se escaparon de su boca al
igual que unas lagrimas. —Él… él… —aunque le doliera en el alma, debía decirlo,
debía aceptar que jamás lo volvería a ver —él falleció…
»
¤ « » ¤ « » ¤ «
YunHo jamás lo
había abandonado, pero la vida se negó a darles una bonita relación,
apartándolo de sus dos seres más queridos, uno de los cuales quizá ni siquiera
sepa que existía. El chico le había contado su historia de manera entrecortada,
entre llanto y memorias de cómo fue que llegó a la ciudad siguiendo al único
que lo amaba, y de cómo este perdió la vida.
La Sra. Go imaginaba todo el dolor por el cual
el pobre JaeJoong pasaba, no podía hacer nada por él, y sin en cambio, sentía
esa rara necesidad de cuidarlo, a él y a su Bichito.
….
Por fortuna, con
ayuda de la casera, JaeJoong encontró un buen empleo, una florería, la Sra. Kim,
la dueña, muy amiga de la Sra. Go, estaba al tanto del estado del chico, por lo
que solo lo mandaba a hacer tareas
menores. Además la presencia de JaeJoong atraía a los clientes masculinos, si
bien, era un hombre, era tan bonito como cualquier bella chica, la fragilidad
de su estado, su fino rostro y su piel clara, le hacían una hermosa flor en ese
lugar.
A ambas señoras les
gustaba consentir al chico y este, al estar en un ambiente floral, las nauseas
se había reducido considerablemente, aumentando su apetito y quizá su peso,
pero se mantenía bello.
—¡Aigo! Estos
muchachos me van a matar de diabetes —decía sonriendo la Sra. Kim, al tiempo
que comía una de las galletas que habían llegado al local.
El tiempo había
transcurrido tranquilamente, JaeJoong se consideraba afortunado pues ahora
había personas que se preocupaban por él y por su Bichito. Su pancita de 5
meses se notaba, no era muy grande, pero si visible. A las señoras les gustaba
tocar el vientre del chico, y este se sentía halagado por toda la atención que
le propiciaban.
«Esto lo has hecho tu ¿verdad? YunHo»
—JaeJoong, hijo,
¿cuántas veces te he dicho que no cargues esas cosas? Son pesadas, deja que Junsu
lo haga —lo reñía la dueña. No es que Junsu hiciese la diferencia, pero era su
joven hijo quien le ayudaba en el lugar a parte de Jae.
—Lo siento, pero
es que necesitaba mover eso para que me diera espacio en este lugar y poner el
arreglo que entregaremos esta tarde. Quise que se luciera un poco para que así
la gente lo vea y desee uno también —sonreía mientras sobaba suavemente su
espalda baja, si bien le dolía por el peso del bebe, no se quejaba pues saber
que crecía dentro de él le hacía feliz.
—Mmm —fruncía el
ceño no muy convencida. No le gustaba que hiciera esfuerzos, pero el chico se
negaba a obedecerla. —Bien. Los chicos te trajeron esto —señalaba las galletas
que hace un rato había comenzado a comer. Los clientes del lugar al sentirse
atraídos por el pelinegro a veces también lo consentían. Nadie preguntaba por
el padre del “Bichito” como ahora todos cariñosamente le llamaban, pero
gustaban de complacer el más mínimo antojo de JaeJoong.
—¡Bichito! —Alguien
por detrás de Jae llegó a abrazarse a su cintura, hablando con la pequeña
pancita. —¿Bichito me extrañaste? —cada palabra era cariñosamente pronunciada.
—¡Yah! No hagas
eso. Mi Bichito se alborota cada que andas cerca —le contestaba con una
sonrisa. Y, es que era verdad, el bebé dentro de su vientre se movía al
escuchar a Junsu canturrearle cualquier cosa. Siendo la madre, sabía que su
bebé era feliz de escuchar al joven hijo de la dueña.
—Bichito me
quiere. Así que no te quejes —le decía con un puchero, mientras seguía
canturreándole al pequeñuelo.
Si,
definitivamente JaeJoong estaba agradecido con aquel que fuera su ángel de la
guarda, imaginaba que YunHo no lo había abandonado y que cumplía su promesa de
estar siempre con él, por eso la vida le había sonreído al traerle a esas dos
señoras que se preocupaban por él y a ese muchachillo cuyos amigos le llenaban
de dulces.
—Bichito, mi
pequeño Bichito —comenzó a platicar con su bebé. A esta edad, el pequeño feto
es capaz de reconocer los sonidos en el interior del cuerpo de su omma, así
como su voz y sonidos del exterior. A Jae le gustaba hablar con su pequeño
porque así sentía que le transmitía todo el amor que ahora tenía. Quizá fuese
muy apresurado decir que era feliz, pues en su corazón la llaga ardiente de no
tener a YunHo con él estaba presente, pero no dejaba que eso afectara a su
bebé, por lo menos eso le había dicho la Sra. Go y el médico, que la criatura
era capaz de sentir todo lo que su omma sentía, por lo que si esta estaba
triste, por ende el bebé también, por eso decidió que era mejor dejar ir todos
esos malos momentos y dejarle ir, después de todo tenía el más hermoso recuerdo
de YunHo. —Bichito ¿Quieres saber de tu papá? —dos golpecitos en su vientre le
indicaron la respuesta, sonriendo JaeJoong se acomodó en ese mullido sillón
rosa, que ahora era su preferido, pues la Sra. Go insistió en que viviera con
ella, así, como ella dijo, se acompañaban. —¡Ah! Bichito, te contaré. —Se
recostó mejor en el sillón y con su mano acariciaba su vientre, mientras dejaba
fluir sus recuerdos. —Humm… Te digo Bichito porque tu appa solía decir que
tenía bichos en la panza, eso era porque no sabíamos que ya estabas aquí —un
golpecito le animó a continuar, pero Jae en realidad no quería recordar
exactamente esa parte, pues fue al mismo tiempo que sucedió la catástrofe. —Su
nombre era YunHo, y era el hombre más guapo de todo el mundo. ¡De verdad! No
miento Bichito, las mujeres se le lanzaban como moscas a la miel, bueno quizá
no tan así, pero sí había algunas muy, muy descaradas —frunció el ceño al
recordar a algunas tipejas que se oponían a la relación que tenía con YunHo. —Bueno,
el caso es que él era extremadamente atractivo, con unos ojos castaños tan
expresivos, me gustaría que tuvieras sus ojos, además de ese lunarcito sobre
sus labios que se me hacía muy coqueto. Siempre que me miraba, se veía el amor
que me tenía reflejado en ellos, no era necesario que me lo dijera, con solo
verlo yo lo sabía. Su piel bronceada, su nariz recta, ¡ah! Y esa sonrisa, ¿te
he hablado de su lunar? Casi nunca sonreía, de hecho solía pensar que era muy
atemorizante, pero cuando lo conocí descubrí que solo era su fachada, porque en
realidad era un pan de dios. Me encantaba cuando sonreía de lado, subiendo su
lunarcito y ahhh… —comenzó a reír suavemente, mientras su Bichito se removía
feliz en su pancita al saber estas cosas. —Si, él solía protegerme de todos, me
cuidaba…
Su respiración
acompasada acompañaba al mar de recuerdos en los que se estaba fundiendo, el
calor agradable de la tarde le hacía sentirse extrañamente feliz, como si su YunHo
estuviera presente en ese momento.
«Duerme, duerme y sueña con ser, de tu mejor
tesoro el guardián… Duerme, duerme aquí estaré…»
18 comentarios:
T-T qué capítulo tan más triste, pobre Jae, luego de perder a su gran a amor, tener que ser fuerte seguir adelante por el bien de su bebé, ay Jae se fuerte por tu bichito!
Awn, por cierto, yo también quiero que el nene se parezca a Yunho <3
Me alegra que hasta cierto punto Jae se encuentre tranquilo y estable, que bueno que tenga a su lado a personas que lo han comenzado estimar y a cuidar, se lo merece, este capítulo me dejó un poco emo, pero al menos las cosas no pintan mal para Jae, espero que poco a poco vaya recuperando la felicidad... dentro de lo que cabe.
y me pregunto que pasó en realidad con Yunho...
Mil gracias por este capítulo hermoso, como siempre... espero actu pronto, sin presión!
ToT Sí sé que es un poco triste, pero no quería que Jae pasara por todo solo, además solo le queda ser fuerte por su bebé.
Y Yunho... bueno lo de él es Top Secret! jajaja
Gracias por siempre dejarme un comentario :)
muy triste el capitulo pero me resisto a que yunho este muerto para mi que su madre lo tiene escondido no se con el accidente pudo perder la memoria y su madre se a aprovechado de esto eso quiero creer yo pero no quiero que yunho muera y deje a jae y su bebe solos tiene que volver tiene que estar a su lado si por fa pon el que sigue pronto me matan las ansías de seguir la historia espero leerte muy muy pero muy pronto bye bye
muy triste que paso con YUnho, por suerte Jae tiene peersonas que se preocupan por el , ya me estaba dando mucha penita, esta muy lindo conti por fa
pobrecito Jae y su bichito. tan solos y tan necesitados del amor de Yunho. agradezco que esas dos mujeres lo protejan, porque el destino de Jae y su bebé lo veía muy mal.
Jae es un dulce y sufre mucho por su Yunho.
donde quiera que esté Yunho, los protege porque él también los ama.
gracias por el capítulo. hasta el próximo
buuuuuuuuuuuuuuuuu te odio(?) en realidad te amo, pero creeme, no me gusta jurar pero te juro que estoy llorando me conmovió mucho que la seño Go y Kim y Junsin cuidane de jaejae y su bichito, pero Yunho murió buuuuuuu me duele por Jae :'( pero sé que saldrá adelante y me alegra que hayan personas buena sa su lado uqe lo libren de todo mal y sean como sus angeles :D por fis continualal pronto me encanta :D tus historias realmente me encantan ojalñá tenga un final muy muy feliz :3 muchas gracias por comprartirlo
Oh Dios esto fue intenso pobre esta con el corazon en mil pedazos pero se encontra con personas que lo quieren mucho y le estan haciendo la vida llevadera y que a su bichito lo quieren sin condicion alguna y sin haber nacido aun y con ese tio que lo trae loco con solo hablarle jajajaj se fuerte Jae xfa que habra pasado con Yunho a donde se lo habra llevado esa vieja gracias linda x compartir
Bububu; -; nose si podre leer aun jaejoong q se encarga solo de su bebesito.
Ay~~ me tienes llorando a moco tendido en mi trabajo ㅠAㅠ pobre de mi Jaejoong, el aceptar que Yunho ya no esta con él me puso mal ;; lo bueno es que su casera y la señora Kim lo estan ayudando~~ me agrada que Junsu ame al pequeño "Bichito" de Jae y Yunho...
So, de verdad espero que Yunho esté vivo y regrese a buscar a sus 2 amores~~ he dicho xD
Gracias por actualizar!!! Estaré al pendiente de tus fics :3
Que triste capitulo. Lo bueno es que Jae no está sólo ya que tuvo la fortuna de contar con dos señoras que lo adoran y le ayudan además de Junsu que también lo quiere. Gracias.
Pobre Jae en verdad que la paso mal. Que bueno que la casera se apiado de él y no lo dejo solo
Ohh~~ donde estas Yunho u.u Jae te necesita T0T
Pero que bueno que la señora Go se lo llevó para su casa y le encontro un trabajo n.n Jae ya no esta solo ...me encantó que llame bichito a su bebe es tan cute *-*
Oooouuu!!! Queria y no leerlo, savia que iva a estar triste el fic, pero lo continue, yo se que yunho no esta.muerto o tal.vez en estado vegetal y su alma es la que se mantiene a lado de jae y su bichito!! (T0T)....
Vamos jae!!! Yo se que seras feliz y que tu yunho volvera contigo estoy segura!!!
JJ tiene que cuidar solito a su bebe pero menos mal que existen tres personas q lo apoyan u....u
Me dio tanta ternura las palabras que le dijo sobre su papi tnt
Yunho donde estas ???
Pobre Jae, todo lo que tuvo que sufrir por la perdida de Yunho. Lo bueno es que conocio a esas personas y al final ya tiene un poco de tranquilidad. Al menos ya tiene un poco de felicidad y siguio adelante con su bichito ♡ Me gusta como lo llama.
Gracias por compartir.
Que tristeza: ( jae le habla a su hijito de yunho
que penita me da la situacion de Jaejoong TTOTT
es tan joven y se quedo solito con un bebe en camino
pero hay que agradecer que se topo con buenas personas en su camino que lo estan apoyando.
QUE TRISTE POBRE JAE MENOS MAL QUE NO ESTA SOLO .....PERO TENGO EL PRESENTIMIENTO QUE YUNHO NO ESTA MUERTO CREO QUE SU MAMA LO ENGAÑO BUENO VEREMOS....GRACIAS
Publicar un comentario