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lunes, 6 de enero de 2014

TOMA MI MANO: CAPITULO 1



«YunHo:

No sé cómo hacer para que esto llegue hasta dónde estás, espero, simplemente espero que puedas oírme…»

La luz de la habitación se colaba a través de sus parpados, sabía que debía abrirlos, sin embargo se sentían tan pesados que le costaba trabajo, poco a poco sus ojos color azabache se dejaron ver, aunque sin vida, sin ese brillo tan característico de él. Seguía recostado en la cama de aquella blanca habitación, en su brazo izquierdo tenía incrustado un catéter del cual un líquido transparente le era suministrado. Su respiración se agitaba de vez en cuando, subiendo pesadamente y a veces demasiado espaciada, de sus ojos silenciosas lágrimas bajaban por sus mejillas hasta perderse entre la almohada y su cabello.

En cuanto JaeJoong recobró la conciencia, su mente le jugaba malas pasadas, por momentos las imágenes vividas se repetían una y otra y otra vez, hasta que eran interrumpidas por los hipidos que el muchacho daba. No podía controlarse. Estaba solo, completamente solo… pero, eso no era verdad total, él no se encontraba solo, ahora alguien siempre le acompañaría.

—¡JaeJoong! ¡Muchacho! ¡Has despertado! —una bonachona figura entraba por la puerta, al que reconoció como el médico que le atendió. —Me alegro —aquel hombre le hablaba sinceramente mientras le revisaba. —Tuviste un colapso muy fuerte, un poco más y pierdes al bebé —al momento de escuchar eso, los ojos negros de JaeJoong se abrieron a más no poder, asustado de lo que pudo haber pasado. Había olvidado que un pequeño ser crecía dentro de él, aquello que era el fruto de su relación con YunHo. YunHo… el simple hecho de evocar su nombre le hacía sentir ese vacío que no se iría, ese vacío que no sería llenado con nada… YunHo, su YunHo… ya no estaría más para protegerle, cuidarle… amarle…

«¿Porqué te fuiste justo ahora que más te necesito? Justo ahora… que más te necesitamos…»

—Bien, tus signos ya son estables. Si te mantienes así podrás salir por la mañana —aseguraba al tiempo que le palmeaba suavemente la cabeza. —¿Hay alguien a quien debamos llamar? —pregunta inocente y de rigor, que para el chico agudizaba la inmensa herida que en su pecho estaba.

—N-no —logró tartamudear.

—¿Nadie? —negó nuevamente con la cabeza. —¿Y el padre de tu hijo?

—Él… él… —la voz se le quebró, un sonoro quejido salió de su dolorida garganta —él…

No termino la frase, no quería siquiera que esas palabras salieran por su boca, porque una vez que las pronunciara, entonces sí, entonces ya no habría regreso, habría admitido que YunHo había muerto, dejándolos a su suerte, dejándolos desprotegidos. Instintivamente JaeJoong llevó su mano a su vientre, acunándola como si de esa forma resguardase lo que dentro de él se estaba formando.

El médico no dijo más, lo dejo descansar, administrándole un ligero sedante que no le hiciera daño al bebe, para que así el chico pudiera dormir sin soñar. Le parecía increíble que apenas ayer se hubiese enterado de su estado, al principio lo miraba confundido, y es normal, no a cualquier muchacho le pasaba, él era especial. Creyó que estaría bien, después de todo al final se marcho con una radiante mirada, sin notar que posaba una mano sobre su estómago. Por la ventana le vio marcharse, notando como a cada paso que daba su sonrisa se hacía más espléndida. Jamás imagino que horas después lo volvería a ver en aquel estado.


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«YunHo:

¿Nos miras desde allá? Estos días sin ti han sido difíciles… ¿Dime por qué te fuiste? ¡¿Por qué te fuiste y nos dejaste aquí?! … sufriendo… Lo habías prometido… YunHo me siento solo… más solo que nunca…»

JaeJoong había sido dado de alta al día siguiente, de hecho pudo marcharse el mismo día que despertó, pero el Dr. Yoo creyó que era mejor tenerlo en observación, pues él sabía de su historial, sin padres, sin familia y ahora sin una pareja que le cuidara, por lo que era mejor pasar ese día ahí.

Al llegar a su departamento, la señora Go, la casera, le esperaba en la puerta con una mueca de disgusto. Pensaba que el chico se había marchado, al igual que los otros, sin pagarle la renta.

—¡Vaya! Otro día más y hubiera sacado tus cosas —le dijo con pedantería. —No es que me fueran a dar mucho por las trastos que traes, pero algo es algo —le miraba fijamente. Sin embargo JaeJoong no respondía, no era ese chico vivaracho al que le rento el apartamento. —Dime chico ¿te encuentras bien? —Ella no era una mala persona, por el contrario tenía un corazón bueno, por eso la gente siempre abusaba, principal razón por la que fuera dura a la hora de cobrar la renta. El semblante pálido del muchacho y la mirada perdida le animó a acercarse. —¿Qué ha pasado? —su voz se había vuelto mucho más suave, casi maternal.

JaeJoong hace mucho que no escuchaba que alguien le hablara así, hace mucho que una mujer mayor le dirigiera una mirada de preocupación o cariño. Solo YunHo había procurado de él, en ocasiones las personas le tenían lástima, como el director del instituto al que iban, que lo dejaba quedarse y trabajar, pero jamás le habían brindado palabras de cariño o confort, por lo que al escucharlas de esa voz femenina, le hizo un nudo en la garganta, en sus ojos que estaban secos de tanto llorar las lágrimas se acumularon de nuevo. Cayó de rodillas frente a ella y se aferró a la cintura de esta, quien al verlo de esa manera lo único que atino a hacer fue acariciar sus cabellos y dejar que el muchacho llorara.

Una vez más sin saber cómo, se encontraba en un lugar desconocido. Su cabeza recostada sobre un mullido sillón color rosa oscuro. Frente a él una ventana adornada con cortinas florares de un semejante color rosa, por la que la luz se colaba suavemente dándole un toque cálido al lugar, a su costado una pequeña mesa de centro con una carpetita de iguales motivos florares. El lugar destilaba la esencia femenina de una señora entrada en los cincuenta años, algo pasado de moda y quizá demasiado floral para el gusto de las personas, pero aún así, JaeJoong se sentía extrañamente cómodo en aquel lugar.

—¿Cómo te sientes? —por una puerta lateral, una señora rolliza con un delantal de bolitas se acercaba a él, portaba en las manos una charola con dos tazas y una tetera. —He traído un poco de té para que te relajes —dijo al tiempo que se sentaba en el sillón  a juego de la sala, dejando la charola en la pequeña mesa. El chico se dedicaba a mirarla sin articular palabra, sus párpados se abrían y cerraban con parsimonia, le pesaban, estaban hinchados de tanto llorar. —Toma, bébelo te hará sentir mejor —ofreciéndole una taza de porcelana no tan fina, pero que desprendía un vapor con un rico aroma. —Solo ten cuidado, tal vez esté un poco caliente —ahora captaba el porqué se sentía cómodo en ese lugar. El cuidado y el toque de aquellas manos le recordaban a algo que había perdido hace mucho tiempo.

—… —No hubo respuesta vocal, solo asintió levemente con la cabeza. Llevó a sus labios la porcelana, inhalando la fragancia que tenía, relajándose casi al instante.

—¿Te encuentras mejor? —de nuevo solo asintió con la cabeza. Pero esa pregunta lo sacó de su cómoda posición en aquel mullido sillón. Recordó al instante que estaba en casa de la casera, la cual hacía una hora le pedía el pago de la renta, el que por cierto no tenía. Y tampoco estaba seguro si aún tenía trabajo.

—Yo… yo…

—Tú no tienes el dinero de la renta —afirmó. El chico intuyó que la señora estaba molesta.

—No —dijo al final bajando los ojos hacia el piso. —Prometo que se lo tendré sin falta a final del mes —rogaba por un poco más de tiempo, necesitaba un lugar donde quedarse.

—Está bien, eso no me preocupa —dijo tan tranquilamente que no sabía si era sarcasmo o no. —¿Qué fue lo que te sucedió?

—Ah… yo estuve hospitalizado algunos días. —JaeJoong caía en la cuenta que ahora no solo debía la renta, sino también la cuenta del hospital, al que sin lugar a dudas debía regresar a la siguiente consulta.

La señora quería seguir interrogando a JaeJoong, pero la mente del chico ya se hallaba más allá de donde su voz lo pudiera alcanzar.  Supo que era una pérdida de tiempo seguir con sus preguntas, tendría que dejar su curiosidad para otro día. Así que se dedicó a mirarlo, hasta que este terminó por beber su té, el cual le causo somnolencia, recostándose nuevamente sobre su sillón, cerró los ojos.

… … …

Lo había estado espiando desde la ventana, con la clara intención de cobrarle la renta. Así que en el momento en que lo vio entrar al edificio, salió a su encuentro. Pensaba tratarlo duramente, pues creía que el chico quería timarla como otros lo habían hecho. No es que el muchacho estuviera atrasado con la renta, de hecho habían dado un buen depósito por aquel llano departamento, pero no por eso se iba a dejar ablandar el corazón  y dejar pasar la mensualidad. Sabía que si no era estricta no le pagarían jamás. Eso hacían todos esos muchachos que llegaban del campo con la ilusión de hacer grandes cosas en la ciudad, ya sea ser famosos actores o cantantes o grandes empresarios millonarios, la mayoría solo se quedaban en eso, ilusiones y terminaban por trabajar en algún bar local. Pero JaeJoong simplemente era diferente, lo notó desde la primera vez que lo vio. Él no venía para hacerse famoso, o por lo menos en las pocas semanas que llevaba en el lugar no había vociferado a los cuatro vientos su intención de ser una estrella hallyu; en cambio se había dedicado a buscar un trabajo y continuar con su sencilla vida, la cual lo único destellante que tenía, era aquel brillo en su mirada cada vez que cierto muchacho se paseaba con él. Debía admitirlo, aquel tipo de porte alto y gallardo, con esos ojos castaños y un lunar sobre sus labios, era realmente atractivo, y, JaeJoong es como una joya en bruto, tan lindo y frágil, inocente e ingenuo. Temía que esa fuera la verdadera razón por la cual el pequeño JaeJoong había abandonado su hogar en el campo, solo para seguir a alguien que seguramente se burlaría de sus sentimientos y le botaría en cuanto se aburriese de él. Aunque no pensaba que eso fuera a pasar tan rápido. Sentía lástima por el pobre chico, así que le dejó reposar tranquilamente en su lugar.

Al día siguiente, el pelinegro, quien se había quedado en casa de la casera, le agradeció y se retiró no sin antes asegurar que le pagaría la renta. Se dirigió a su trabajo, esperando no haberlo perdido, pues hacía días que no se presentaba y estaba seguro que el jefe estaría molesto. Para suerte del chico, eso no paso, el jefe tenía un gran corazón, además de que en ese momento necesitaba ayuda. Sin embargo, y a pesar de que JaeJoong se esforzaba, su cuerpo no le respondía de la misma manera.

Al laborar en un restaurante tan afluido como ese, le exigía cierto desgaste, además de que muchas de las comidas allí servidas le causaban ascos, pero aún así seguía trabajando. Descansaba más seguido de lo normal, y con cada día que pasaba se le notaba más y más pálido. Aunque no lo dijera, la cadera le dolía constantemente, y algunas otras partes de su cuerpo también, ya que este comenzaba a adaptarse para el bebé.

—¡Ya! ¡JaeJoong! ¿Seguro que te encuentras bien? —le decía un compañero, lo había estado observando, desde que regresó. A todos les pareció raro ver que el estado anímico de su tan risueño compañero había dado un giro de 360º, siendo ahora un total extraño, el cual se tambaleaba de vez en vez, e iba a vomitar lo que no había comido más seguido de lo normal.

—Humm —asintió, no dejando muy convencido a su compañero, ya que su faz se mostraba de un pálido casi azulado. Las manos y piernas le temblaban con fuerza, aquella charola para la mesa 5 requería más fuerza física de la que tenía, y en su estado, le causaba nauseas todo.

—Déjame —el peso de la bandeja fue retirado de sus manos, al igual que esa mezcla de aromas que alguna vez le pareció tan exquisito. —Ve a descansar por ahí, yo me encargo de esto.

A JaeJoong solo le quedo mirar hacia abajo, apenado por la situación, casi siempre terminaban ayudándolo en sus tareas, pero no podía negar que se sentía muy fatigado. Su jefe también había observado todo eso, JaeJoong no era apto para ser mesero, y no tenía ningún otro puesto que ofrecerle, lamentaba mucho la situación pero pronto tendría que decirle que dejaría de prescindir de sus servicios.

Y así lo hizo, aunque el joven le agradara, no era un buen elemento y algunos de sus otros chicos habían comenzado a quejarse. Así que al finalizar ese mes, le entrego su dinero y un bono extra, ya que a pesar de que el muchacho no lo decía, sabía que lo necesitaba. JaeJoong sonrió, no le quedaba más que agradecer y aceptar el dinero que se le proporcionaba, pues si bien no quería recibir un “bono extra” lo tomó sabiendo que le sería útil. Con eso pago la renta de ese mes, y se aseguraba de tener un techo donde dormir. No comía demasiado, racionaba los ahorros que tenía, hasta que pudiera encontrar un nuevo empleo, lo que sí nunca dejaba, eran esas vitaminas prenatales que el médico le daba, ante todo, su bebé debía estar bien.

«No te preocupes Bichito, tu y yo estaremos bien. Omma encontrará un nuevo empleo y saldremos a delante».

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—Con esto tu deuda esta saldada —le decía con una sonrisa la señora Go, sabía que ese muchacho era bueno, pero le preocupaba su estado de salud. Después de aquel incidente, el chico en lugar de mejorar se veía peor. —Dime, ¿te has sentido mejor?

Si bien JaeJoong ya había asimilado de la idea de que jamás volvería a ver a YunHo, eso no significaba que no le doliera hasta el alma. Y más aún ahora que no tenía trabajo y a alguien a quien proteger. Pensaba eso mientras de nuevo acariciaba su imperceptible vientre. Acto que al igual que otros la señora Go veía con suspicacia, pero no decía nada, después de todo solo eran su percepción.

—Pues… por el momento tengo que buscar un nuevo empleo. Perdí el que tenía hasta hoy —el tono de tristeza claramente se palpaba en el ambiente. La señora Go quería en ese momento regresar el dinero y decirle, sinceramente, que le pagara cuando hallase uno nuevo, pero un mareo en Jae, hizo que se sujetara de la pared. Al intentar ayudar, la Sra. Go lo tomo por el pecho, haciendo que Jae soltara un pequeño quejido de dolor. Sí, los pezones los tenía muy sensibles y con cualquier roce dolían. —Ven —le dijo, para terminar de nuevo en ese mullido sillón rosa con una taza de té caliente. —¿Cuántos meses tienes? —al final soltó la pregunta que tanta curiosidad le causaba. JaeJoong abrió los ojos de sorpresa, más no negó nada.

—Estoy por a cumplir dos meses. —Según el médico, su pequeño Bichito, como él le llamaba, tendría el tamaño de un grano de arroz, y su cuerpo necesitaba más reposo y alimentos para cobijar a su bebe. Al decir aquello una leve sonrisa se vislumbro en ese rostro tan demacrado, y el brillo en sus ojos que lo caracterizaba volvió momentáneamente.

—Es prácticamente menos de lo que llevas aquí —comentó, con eso la Sra. Go aseguraba una cosa, el chico había venido desde muy lejos siguiendo a un hombre. —¿Y el padre del niño? —¿Por qué le estaba apoyando, cierto?

—YunHo… —dijo en un susurró. Aquello le dolió a la Sra. Go, porque a pesar de no ser nada, la situación del chico le era muy similar a la que alguna vez ella vivió.

«Así que le dejo» quería decir eso, pero no se atrevía. Se limitó a seguir observando a JaeJoong, hasta que este le contara por voluntad propia que había sucedido.

—YunHo… ya no está más con nosotros… —finalmente las palabras se escaparon de su boca al igual que unas lagrimas. —Él… él… —aunque le doliera en el alma, debía decirlo, debía aceptar que jamás lo volvería a ver —él falleció…

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YunHo jamás lo había abandonado, pero la vida se negó a darles una bonita relación, apartándolo de sus dos seres más queridos, uno de los cuales quizá ni siquiera sepa que existía. El chico le había contado su historia de manera entrecortada, entre llanto y memorias de cómo fue que llegó a la ciudad siguiendo al único que lo amaba, y de cómo este perdió la vida.

 La Sra. Go imaginaba todo el dolor por el cual el pobre JaeJoong pasaba, no podía hacer nada por él, y sin en cambio, sentía esa rara necesidad de cuidarlo, a él y a su Bichito.

….

Por fortuna, con ayuda de la casera, JaeJoong encontró un buen empleo, una florería, la Sra. Kim, la dueña, muy amiga de la Sra. Go, estaba al tanto del estado del chico, por lo que solo lo mandaba  a hacer tareas menores. Además la presencia de JaeJoong atraía a los clientes masculinos, si bien, era un hombre, era tan bonito como cualquier bella chica, la fragilidad de su estado, su fino rostro y su piel clara, le hacían una hermosa flor en ese lugar.

A ambas señoras les gustaba consentir al chico y este, al estar en un ambiente floral, las nauseas se había reducido considerablemente, aumentando su apetito y quizá su peso, pero se mantenía bello.

—¡Aigo! Estos muchachos me van a matar de diabetes —decía sonriendo la Sra. Kim, al tiempo que comía una de las galletas que habían llegado al local.

El tiempo había transcurrido tranquilamente, JaeJoong se consideraba afortunado pues ahora había personas que se preocupaban por él y por su Bichito. Su pancita de 5 meses se notaba, no era muy grande, pero si visible. A las señoras les gustaba tocar el vientre del chico, y este se sentía halagado por toda la atención que le propiciaban.

«Esto lo has hecho tu ¿verdad? YunHo»

—JaeJoong, hijo, ¿cuántas veces te he dicho que no cargues esas cosas? Son pesadas, deja que Junsu lo haga —lo reñía la dueña. No es que Junsu hiciese la diferencia, pero era su joven hijo quien le ayudaba en el lugar a parte de Jae.

—Lo siento, pero es que necesitaba mover eso para que me diera espacio en este lugar y poner el arreglo que entregaremos esta tarde. Quise que se luciera un poco para que así la gente lo vea y desee uno también —sonreía mientras sobaba suavemente su espalda baja, si bien le dolía por el peso del bebe, no se quejaba pues saber que crecía dentro de él le hacía feliz.

—Mmm —fruncía el ceño no muy convencida. No le gustaba que hiciera esfuerzos, pero el chico se negaba a obedecerla. —Bien. Los chicos te trajeron esto —señalaba las galletas que hace un rato había comenzado a comer. Los clientes del lugar al sentirse atraídos por el pelinegro a veces también lo consentían. Nadie preguntaba por el padre del “Bichito” como ahora todos cariñosamente le llamaban, pero gustaban de complacer el más mínimo antojo de JaeJoong.

—¡Bichito! —Alguien por detrás de Jae llegó a abrazarse a su cintura, hablando con la pequeña pancita. —¿Bichito me extrañaste? —cada palabra era cariñosamente pronunciada.

—¡Yah! No hagas eso. Mi Bichito se alborota cada que andas cerca —le contestaba con una sonrisa. Y, es que era verdad, el bebé dentro de su vientre se movía al escuchar a Junsu canturrearle cualquier cosa. Siendo la madre, sabía que su bebé era feliz de escuchar al joven hijo de la dueña.

—Bichito me quiere. Así que no te quejes —le decía con un puchero, mientras seguía canturreándole al pequeñuelo.

Si, definitivamente JaeJoong estaba agradecido con aquel que fuera su ángel de la guarda, imaginaba que YunHo no lo había abandonado y que cumplía su promesa de estar siempre con él, por eso la vida le había sonreído al traerle a esas dos señoras que se preocupaban por él y a ese muchachillo cuyos amigos le llenaban de dulces.

—Bichito, mi pequeño Bichito —comenzó a platicar con su bebé. A esta edad, el pequeño feto es capaz de reconocer los sonidos en el interior del cuerpo de su omma, así como su voz y sonidos del exterior. A Jae le gustaba hablar con su pequeño porque así sentía que le transmitía todo el amor que ahora tenía. Quizá fuese muy apresurado decir que era feliz, pues en su corazón la llaga ardiente de no tener a YunHo con él estaba presente, pero no dejaba que eso afectara a su bebé, por lo menos eso le había dicho la Sra. Go y el médico, que la criatura era capaz de sentir todo lo que su omma sentía, por lo que si esta estaba triste, por ende el bebé también, por eso decidió que era mejor dejar ir todos esos malos momentos y dejarle ir, después de todo tenía el más hermoso recuerdo de YunHo. —Bichito ¿Quieres saber de tu papá? —dos golpecitos en su vientre le indicaron la respuesta, sonriendo JaeJoong se acomodó en ese mullido sillón rosa, que ahora era su preferido, pues la Sra. Go insistió en que viviera con ella, así, como ella dijo, se acompañaban. —¡Ah! Bichito, te contaré. —Se recostó mejor en el sillón y con su mano acariciaba su vientre, mientras dejaba fluir sus recuerdos. —Humm… Te digo Bichito porque tu appa solía decir que tenía bichos en la panza, eso era porque no sabíamos que ya estabas aquí —un golpecito le animó a continuar, pero Jae en realidad no quería recordar exactamente esa parte, pues fue al mismo tiempo que sucedió la catástrofe. —Su nombre era YunHo, y era el hombre más guapo de todo el mundo. ¡De verdad! No miento Bichito, las mujeres se le lanzaban como moscas a la miel, bueno quizá no tan así, pero sí había algunas muy, muy descaradas —frunció el ceño al recordar a algunas tipejas que se oponían a la relación que tenía con YunHo. —Bueno, el caso es que él era extremadamente atractivo, con unos ojos castaños tan expresivos, me gustaría que tuvieras sus ojos, además de ese lunarcito sobre sus labios que se me hacía muy coqueto. Siempre que me miraba, se veía el amor que me tenía reflejado en ellos, no era necesario que me lo dijera, con solo verlo yo lo sabía. Su piel bronceada, su nariz recta, ¡ah! Y esa sonrisa, ¿te he hablado de su lunar? Casi nunca sonreía, de hecho solía pensar que era muy atemorizante, pero cuando lo conocí descubrí que solo era su fachada, porque en realidad era un pan de dios. Me encantaba cuando sonreía de lado, subiendo su lunarcito y ahhh… —comenzó a reír suavemente, mientras su Bichito se removía feliz en su pancita al saber estas cosas. —Si, él solía protegerme de todos, me cuidaba…

Su respiración acompasada acompañaba al mar de recuerdos en los que se estaba fundiendo, el calor agradable de la tarde le hacía sentirse extrañamente feliz, como si su YunHo estuviera presente en ese momento.


«Duerme, duerme y sueña con ser, de tu mejor tesoro el guardián… Duerme, duerme aquí estaré…»



18 comentarios:

Anónimo dijo...

T-T qué capítulo tan más triste, pobre Jae, luego de perder a su gran a amor, tener que ser fuerte seguir adelante por el bien de su bebé, ay Jae se fuerte por tu bichito!
Awn, por cierto, yo también quiero que el nene se parezca a Yunho <3
Me alegra que hasta cierto punto Jae se encuentre tranquilo y estable, que bueno que tenga a su lado a personas que lo han comenzado estimar y a cuidar, se lo merece, este capítulo me dejó un poco emo, pero al menos las cosas no pintan mal para Jae, espero que poco a poco vaya recuperando la felicidad... dentro de lo que cabe.
y me pregunto que pasó en realidad con Yunho...
Mil gracias por este capítulo hermoso, como siempre... espero actu pronto, sin presión!

Misuzu Black dijo...

ToT Sí sé que es un poco triste, pero no quería que Jae pasara por todo solo, además solo le queda ser fuerte por su bebé.

Y Yunho... bueno lo de él es Top Secret! jajaja

Gracias por siempre dejarme un comentario :)

yunhokim dijo...

muy triste el capitulo pero me resisto a que yunho este muerto para mi que su madre lo tiene escondido no se con el accidente pudo perder la memoria y su madre se a aprovechado de esto eso quiero creer yo pero no quiero que yunho muera y deje a jae y su bebe solos tiene que volver tiene que estar a su lado si por fa pon el que sigue pronto me matan las ansías de seguir la historia espero leerte muy muy pero muy pronto bye bye

YunJae Vincit Omnia dijo...

muy triste que paso con YUnho, por suerte Jae tiene peersonas que se preocupan por el , ya me estaba dando mucha penita, esta muy lindo conti por fa

Ángela dijo...

pobrecito Jae y su bichito. tan solos y tan necesitados del amor de Yunho. agradezco que esas dos mujeres lo protejan, porque el destino de Jae y su bebé lo veía muy mal.
Jae es un dulce y sufre mucho por su Yunho.
donde quiera que esté Yunho, los protege porque él también los ama.

gracias por el capítulo. hasta el próximo

JoJo Lim~♥ dijo...

buuuuuuuuuuuuuuuuu te odio(?) en realidad te amo, pero creeme, no me gusta jurar pero te juro que estoy llorando me conmovió mucho que la seño Go y Kim y Junsin cuidane de jaejae y su bichito, pero Yunho murió buuuuuuu me duele por Jae :'( pero sé que saldrá adelante y me alegra que hayan personas buena sa su lado uqe lo libren de todo mal y sean como sus angeles :D por fis continualal pronto me encanta :D tus historias realmente me encantan ojalñá tenga un final muy muy feliz :3 muchas gracias por comprartirlo

Unknown dijo...

Oh Dios esto fue intenso pobre esta con el corazon en mil pedazos pero se encontra con personas que lo quieren mucho y le estan haciendo la vida llevadera y que a su bichito lo quieren sin condicion alguna y sin haber nacido aun y con ese tio que lo trae loco con solo hablarle jajajaj se fuerte Jae xfa que habra pasado con Yunho a donde se lo habra llevado esa vieja gracias linda x compartir

Anónimo dijo...

Bububu; -; nose si podre leer aun jaejoong q se encarga solo de su bebesito.

Unknown dijo...

Ay~~ me tienes llorando a moco tendido en mi trabajo ㅠAㅠ pobre de mi Jaejoong, el aceptar que Yunho ya no esta con él me puso mal ;; lo bueno es que su casera y la señora Kim lo estan ayudando~~ me agrada que Junsu ame al pequeño "Bichito" de Jae y Yunho...

So, de verdad espero que Yunho esté vivo y regrese a buscar a sus 2 amores~~ he dicho xD

Gracias por actualizar!!! Estaré al pendiente de tus fics :3

Laura Campos García dijo...

Que triste capitulo. Lo bueno es que Jae no está sólo ya que tuvo la fortuna de contar con dos señoras que lo adoran y le ayudan además de Junsu que también lo quiere. Gracias.

Poleht ^o^ dijo...

Pobre Jae en verdad que la paso mal. Que bueno que la casera se apiado de él y no lo dejo solo

lizYJ dijo...

Ohh~~ donde estas Yunho u.u Jae te necesita T0T
Pero que bueno que la señora Go se lo llevó para su casa y le encontro un trabajo n.n Jae ya no esta solo ...me encantó que llame bichito a su bebe es tan cute *-*

Anónimo dijo...

Oooouuu!!! Queria y no leerlo, savia que iva a estar triste el fic, pero lo continue, yo se que yunho no esta.muerto o tal.vez en estado vegetal y su alma es la que se mantiene a lado de jae y su bichito!! (T0T)....

Vamos jae!!! Yo se que seras feliz y que tu yunho volvera contigo estoy segura!!!

Yuyii dijo...

JJ tiene que cuidar solito a su bebe pero menos mal que existen tres personas q lo apoyan u....u
Me dio tanta ternura las palabras que le dijo sobre su papi tnt
Yunho donde estas ???

Unknown dijo...

Pobre Jae, todo lo que tuvo que sufrir por la perdida de Yunho. Lo bueno es que conocio a esas personas y al final ya tiene un poco de tranquilidad. Al menos ya tiene un poco de felicidad y siguio adelante con su bichito ♡ Me gusta como lo llama.
Gracias por compartir.

jaqueline yunjae dijo...

Que tristeza: ( jae le habla a su hijito de yunho

~Diana Jung~ dijo...

que penita me da la situacion de Jaejoong TTOTT
es tan joven y se quedo solito con un bebe en camino
pero hay que agradecer que se topo con buenas personas en su camino que lo estan apoyando.

Virginia Maturana dijo...

QUE TRISTE POBRE JAE MENOS MAL QUE NO ESTA SOLO .....PERO TENGO EL PRESENTIMIENTO QUE YUNHO NO ESTA MUERTO CREO QUE SU MAMA LO ENGAÑO BUENO VEREMOS....GRACIAS