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viernes, 8 de noviembre de 2013

LA NOCHE DE SAN JUAN: CAPITULO 2





Una vez más estoy atravesando los jardines de la casa para llegar hasta el muro, y de ahí escabullirme a aquella parte del bosque donde YunHo me espera. Sé que está mal, pero no puedo evitarlo. He caído en el pecado.

Durante todo el día no pude sacarme de la cabeza a YunHo, a sus brazos y sus besos. La parte coherente de mi cabeza me decía que iría al infierno si seguía por este camino, que debía apartar a YunHo de mi lado para seguir la recta del bien, que YunHo era un demonio seductor y que si iba una vez más con él no podría escapar nunca más.

«YunHo, YunHo, ¿qué me has hecho?»

Estaba condenado. Me estaba condenando a mí mismo por salir de nuevo, pero mi corazón gritaba que estuviera a su lado y mi cuerpo se movía solo para llegar a él. No había más pensamiento que YunHo y su calor.

—Has venido —me dice, como si de nuevo esperara que yo no apareciera. 

YunHo me dio la opción de seguir mi camino o tomar su mano. Tomé su mano.

Noté que traía una mantilla de color pardo. La luna, cada vez más llena, atestiguaba nuestros encuentros. Tres. Han pasado tres días desde que lo conozco y ya siento que no podría estar lejos de él. YunHo me ha hechizado.

—Hoy la noche es más fresca y no quiero que duermas en el pasto húmedo de nuevo. —Me sonrojé. —En realidad quisiera que fuésemos al campamento. Hoy hay una gran hoguera con motivo de los preparativos a la noche de San Juan. —Mire la mantita de nuevo. —Esto —dijo levantándola —es por si preferías quedarte aquí.

A mí no me importaba donde estuviésemos, mientras YunHo se mantuviera a mi lado, tomándome la mano, justo como ahora.

Caminamos por unos minutos, atravesando los linderos del bosque. Era como si ninguno de los dos quisiera exponerse a los ojos de las puertas del pueblo. La luna iluminaba lo suficiente para ir sin tropezarnos. Pronto, vislumbré la luz rojiza que las hogueras tienen.

Las personas iban de un lado al otro, algunas riendo, otras gritando, pero sin duda todas felices. Las muchachas jóvenes, estaban cerca de la hoguera, danzando en círculos alrededor de ellas. Los chicos, aplaudían y los señores vitoreaban a los más valientes cuando bailaban con ellas. La alegre música resonando por los árboles y mezclándose con los cantos y con el propio sonido del bosque.

—¡YunHo! —gritaron en coro al verlo las chicas. Pronto las miradas se colocaron en nosotros y me sentí intimidado. Por un solo instante la música cesó y el aire se sintió tenso alrededor. Solo un momento, pues JiHye se acercó a nosotros rápidamente.

—¡Oh! ¡Estás aquí! —le dijo a YunHo mientras envolvía sus brazos alrededor de su cuello. Un sentimiento agrio surgió desde mi estomago. —¡Oh! ¡Hermoso JaeJoong! —se dirigió a mí en cuanto soltó a YunHo, y al igual que a él, paso sus manos por mi cuello.

—JiHye. Basta. —El tono cortante que YunHo usó me dejó perplejo a mí y a ella le sacó una gran sonrisa. JiHye me tomó de la mano y me llevó junto a las demás chicas al lado de la hoguera ignorando las quejas que YunHo daba.

Me sentía observado. No, no solo me sentía observado, cada uno de mis movimientos era vigilado por los ojos presentes en aquel claro. —No te preocupes —la voz de la chica me sacó de mis cavilaciones. —Ellos solo están un poco impresionados de que realmente estés aquí.

Las chicas se tomaron muy en serio la tarea de enseñarme a bailar, decían que debía saber para la tan anunciada festividad. Intentaba arduamente seguirles el paso, pero en definitiva yo era una tabla comparado con el suave movimiento de ellas. Me sentía un muy torpe.

De vez en cuando, buscaba a YunHo con la mirada. Él me sonreía desde su sitio, ubicado junto a los demás chicos. A la naranja luz de la hoguera, las facciones de YunHo se notaban más cálidas y sensuales. Su piel adoptaba el color rojizo del fuego. Sin dudar, YunHo era lo más atractivo en ese lugar. Sus ojos marrones me veían como un felino a su presa. Y yo, yo me sentía en la gloria por tener su atención.

Los bailes dieron paso a los cánticos a la luna y ellos a su vez a los cuentos. Escuchaba muy atento cada uno de las historias que los hombres de más edad relataban. Me había sentado al lado de YunHo cuando comenzaron, pero en este punto, estaba totalmente acurrucado junto a él, sin que nadie lo viera mal, por el contrario, algunas señoras nos sonreían con cariño, y la mantita que él había llevado, ahora nos cubría a ambos mientras escuchábamos.

La voz grave y familiar del orador, me hacían sentir una calidez en el pecho. Mis padres jamás me contaron un cuento cuando era niño, decían que aquello solo eran historias del demonio. ¡Vaya! ni siquiera un extracto de la biblia me leían. Sin en cambio, estas personas me hablaban y trataban como si fuera parte de su familia.

—La Noche de San Juan es una fecha en la que se abren de par en par las invisibles puertas del “otro lado”, donde se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados;  donde las reinas y princesas cautivas a merced de un embrujo, se liberan de sus prisiones y ataduras. Esa noche salen a dar un vespertino paseo a la luz de la Luna seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables moradas —detuvo su relato un poco para mirarme al terminar esa frase. Después volvió la vista a la hoguera y continuó: —Hay que tener cuidado en esta noche, pues afloran enjambres de raros espíritus amparados en la oscuridad y en los matorrales; las gallinas y los polluelos de oro, haciendo ostentación de su áureo plumaje, tientan a algún que otro incauto codicioso a que les echen el guante.  Las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose —les sonrió a un grupo de muchachillas frente a nosotros y siguió: —las plantas venenosas pierden su dañina propiedad y, en cambio, las salutíferas centuplican sus virtudes, por lo que es buen día para recolectar plantas medicinales en el campo. Los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra y las losas que los ocultan dejan al descubierto parte del mismo para que algún pobre mortal deje de ser, al menos, pobre. El rocío cura ciento y una enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo; los helechos florecen al dar las doce campanadas...

»En esa noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad. Es la noche en que los entierros arden, el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista.

—Abuelo, cuéntanos la leyenda de la Encantada —habló una chica.

Al momento el barullo se alzó. Unos se quejaban diciendo que ya era muy contada esa historia y otros a favor de escucharla. YunHo me arropaba con sus brazos, y recordé que él la había pronunciado cuando nos vimos por primera vez. —YunHo ¿Qué es ‘La Encantada’?

Los ojos de YunHo miraban amorosamente a mi rostro en su pecho. —Es una leyenda donde…

—¿No conoces la historia? —me cuestionó JiHye a un lado mío. Ella me había dicho mientras bailábamos, que era la hermana de menor de YunHo, por lo que estaba muy apegada a él.

Negué con la cabeza. —Solo la escuche porque YunHo me llamó así.

JiHye se rió con fuerza. —¡Y como no hacerlo! ¡Mírate! ¡Pareces realmente una aparición, de esas historias que nos narraban cuando niños!

Varios asintieron, concordando con ella. Suspiré decepcionado. ¿Realmente bajo la luz de la luna parezco un fantasma?

—No es porque te consideren un espectro —YunHo respondió, leyendo  mis pensamientos. —La verdad es que te confundí porque…

Interrumpió su relato para guardar silencio, ya que anciano, comenzaba la historia: —Hace ya bastante tiempo, existió una princesa gitana. Su belleza era de gran admiración, y muchos viajaban con tal de poder verla. Su piel bronceada y sus cabellos marrones, la hacían parecer un hada de los bosques. Sus ojos grandes color claro y sus espesas pestañas, hacían que con solo un parpadeo se derrumbara el mundo. Caminaba siempre descalza a las orillas del río, donde lavaba su larga cabellera. De otros reinos visitaban a la joven princesa, pero ella era como el bosque, un alma libre y ninguno de aquellos que la pretendían atrajeron su atención. Pero eso cambió el día en que ella había bajado al rio como de costumbre, y descansando bajo la sombra de un gran árbol, descubrió al hombre más bello que había visto. Sus cabellos dorados y su piel clara cautivaron rápidamente la atención de la muchacha, que se enamoró del joven. Esto provocó la ira de su padre, ya que el joven era cristiano. A ella poco le importaba la religión que profesara, se marcharía con su amado al amanecer. Pero antes de hacerlo fue descubierta. Su padre la maldijo a vivir por siempre encantada, presa del castillo, penosa cárcel de oro.

»Desde ese momento, todos los años, sólo en la Noche de San Juan, la Encantada baja al río en busca de quien la libere. Todos los hombres temen este encuentro porque los que lo han intentado, y nadie ha conseguido liberarla, han muerto de la forma más horrible que se pueda imaginar, ahogados en el suelo con la lengua fuera.

»Si algún hombre valiente se encuentra con ella, la Encantada le pedirá esa noche mágica que la lleve en brazos hasta el río para bañar sus cansados pies. Pero para el hombre que la lleva, la Encantada se hace cada vez más y más pesada,  con miles de monstruos y pesadillas saliendo a su encuentro, y entonces el pobre incauto cae desfallecido en el suelo soltando de sus brazos a la princesa, y ésta vuelve a su castillo.

»Dicen que la paz solo podrá venir cuando haya alguien lleno de verdadera valentía que pueda liberar a la Encantada de la maldición del rey. Así que —recorrió con la vista a todos los hombres del lugar —esa noche, eviten el camino que acompaña a los ríos en brumas.

»Algunos de los afortunados que la vieron sin que ella les pidiera llevarla, dicen que su belleza es irreal, cayeron rendidos a sus pies, pero su cobardía les impidió ir a su encuentro. Dicen que su belleza no tiene comparación, pero sus hermosos ojos no brillan, por el contrario, supuran tristeza, pues les falta la vida y la libertad…

El anciano concluyó su relato, dejándome impresionado. ¿Mis ojos reflejan tristeza? ¿Tan vacío estoy para no reflejar vida?

—No son tus ojos —me dijo YunHo, levantando mi barbilla para que sus ojos se encontraran con los míos.

—YunHo me dijo que cuando te vio pensó que eras ella. —Un chico moreno alto me sonreía. YunHo bufó y el chico le dio una sonrisa burlona. —Soy ChangMin, belleza.

Me sonrojé. No era la primera vez que escuchaba que me llamaran así, pero la seguridad en la voz y su mirada fija me ponían un tanto nervioso. ¡Dios! ¿Qué tienen todos los chicos gitanos que soy tan atrayentes? Si bien ChangMin era muy guapo, no podía compararlo con aquel que había hechizado mi corazón en tan solo un instante.

—Si yo te hubiera encontrado caminando bajo la luz de la luna, también te hubiera confundido con ella. Realmente eres una hermosa criatura.

Por el rabillo del ojo noté que varios chicos, que estaban cerca de nosotros, nos miraban, unos asintiendo a las palabras de ChangMin. Eso solo hizo que el color que ya estaba en mis mejillas, inundara totalmente mi cara hasta las orejas.

—En definitivo, eres un pastelito. —Y me llevó a su pecho en un apretado abrazo. Uno que no duró más de unos segundos antes de que YunHo lo alejara de mí gruñendo.

Con YunHo a mi lado me sentía protegido, seguro y sobretodo querido.

—¿De verdad no eres un hada? —preguntó otro chico de aspecto infantil. Su cara y su pregunta hicieron que riera, y, contagiándose, los demás siguieron.

Estaba feliz. Jamás había pasado tiempo con tanta gente sin detenerme a considerar lo que escondían detrás de sus sonrisas.

—Vamos —me arrastró YunHo tomando mi mano. —Te llevaré de vuelta.

Eso me agradó. A pesar de que me sentía a gusto con los demás, quería disfrutar con YunHo hasta que el alba se anunciara de nuevo y me llevara de regreso a mi solitaria vida.

Entre abucheos y quejas hacia YunHo por apárteme de ellos, nos adentramos en el bosque. Tomando el mismo camino que seguimos, siempre tomados de la mano, guiados por solo por la luna, regresamos a nuestro claro.

Durante el trayecto no hablamos, nos dedicamos a disfrutar de la compañía del otro y darnos miradas fugaces y sonrisas tontas cuando nos sentíamos descubiertos.

Me encontraba en el mismo dilema de las noches pasadas. Debía irme, pero no quería. Cómo si YunHo lo supiera, o sí él tuviera el mismo sentimiento, me jaló al espacio entre sus brazos.

Oía el apresurado palpitar de su corazón y, podía sentir a través de la ropa la tibia calidez de su cuerpo. Mi nariz se inundaba con su inconfundible aroma a madera y hombre. Y, una parte desconocida de mí se sentía despertar en mi interior.

—Yu-YunHo —susurré. Mi corazón palpitaba igual o más rápido que el de él.

YunHo levantó mi barbilla, me miró a los ojos y pude apreciar a su rostro poco a poco acercándose al mío. Sus labios se conectaron con los míos. Se reconocieron, respondiendo al deseo que habían sentido desde que se separaron antes del alba.

La lengua de YunHo se introdujo dentro de mi boca, y yo la sentía moverse, acariciar la mía y retirarse, una y otra, y otra vez, mientras chupaba por momentos. Yo, como podía, le correspondía de la misma manera, con movimientos torpes, pero llenos de deseo por él.

La piel de todo mi cuerpo se erizaba como si tuviera frío, pero no era así, esto era un escalofrío agradable, resultado de los besos de YunHo. Y con cada nueva oleada de sensaciones, esa bestia hambrienta por deseos carnales, despertaba más y más.

Las manos de YunHo se habían trasladado a mi cintura. Me apretaba fuertemente, uniendo nuestros cuerpos en esa parte íntima, esa donde mi bestia interior nacía y crecía. Mis manos se mantenían sujetas a su camisa, sobre su pecho, pero ellas querían cobrar vida y adentrarse por esa tela para acariciar la tersa piel que se encontraba debajo de ella. Querían recorrer palmo a palmo cada uno de esos bien formados músculos.

YunHo restregaba cada vez más nuestros cuerpos ahí abajo, mi cuerpo se sentía cada vez más caliente, como si tuviera fiebre, y yo sentía que el pecado de estar con él se hacía más fuerte, más duro…

—Ahh —un pecaminoso sonido salió de mi boca, cuando YunHo me pegó más a él. Mis piernas se sentían temblar, y todo mi cuerpo reaccionaba al simple aliento de YunHo.

Me sentí tan apenado por lo que hice que cuando nos separamos, y no solo para tomar aire, no pude mirarlo a los ojos. Sentía que la bestia en mí quería comerse a YunHo, y tenía miedo.

—Ve a casa precioso. Ve antes de que me niegue a dejarte ir.

Su voz era tan sensual y envolvente que te hacía desear quedarte en lugar de obedecer. Me mordí el labio, esperando a que el calor que mi cuerpo emanaba bajara, o que comenzara de nuevo.

Nos miramos a los ojos durante un buen rato, cavilando sobre lo que debíamos hacer y lo que realmente queríamos.

El ladrido de un perro en la lejanía cortó el hechizo que nos mantenía unidos. La luz fría del alba se anunciaba. Hoy era más tarde. Tendría problemas si no regresaba antes de que todo el mundo en casa despertara.

—Ve.

Y con esa simple palabra, me alejé, doliéndome cada parte de mi cuerpo por estar lejos de su calor. El pecho se me oprimía, pero debía darme prisa.

Corrí a través de las callejuelas, afortunadamente aún era temprano y casi no había personas, solo unos cuantos que me cuide de evadir. Cuando llegué al hueco en el muro, no pude evitar girar mi mirada hacía la dirección en donde YunHo estaría.

Mi sorpresa fue grande cuando me encontré con una sombra conocida, escondida detrás de la sombra de la esquina. YunHo salió dio un paso más, donde podía apreciar su rostro bajo otra luz que no fuera la de la luna. Me sonrió y mi corazón se paralizó.

Ruidos al otro lado del muro me distrajeron por un momento, volví mi mirada nerviosa y después hacia YunHo, quien me indicó con un gesto de la cabeza que entrara. Y así lo hice.

Cuando traspasé el hueco, las actividades ya habían comenzado. Sería difícil evadir a todos para hacerme camino seguro hasta mi habitación. Estaba perdido. Solo rezaba para que nadie le contara a mi madre.

Corrí cuando me aseguré que no había nadie. Atravesé los jardines y cuando me sentía seguro de entrar a la puerta principal, fui interceptado. —Se puede saber ¿Qué rayos haces a esta hora de la mañana fuera? ¡¿Y en qué fachas?! 

No pude ocultar mi suspiro de alegría al reconocer a mi vieja amiga SunHi. Ella solo me arqueó una ceja en espera de una explicación. Mire mis ropas, y si, efectivamente, estaban desajustadas, y llenas de hojas y pasto.

—Ah… yo… —intentaba buscar una excusa, pero tenía la mente totalmente en blanco. No, miento, mi mente estaba llena de YunHo.

—No importa. Ve. Me contarás después, porque he descubierto rastros de vegetación en tu ropa, y tú no has salido de caza, ni siquiera a los jardines. Pero ahora ve, duerme unas horas, yo te excusare para el desayuno.

Estaba tan agradecido que le besé la mejilla. Ella solo me sonrió. —Ve pequeño JaeJoong.


« ¤ » « ¤ » « ¤ »


En la seguridad de  mi habitación, abrigado entre las suaves mantas, mis pensamientos iban hacia YunHo. Desde el momento en que lo conocí hasta que se despidió de mi fuera del muro.

¡Espera! ¿YunHo me había seguido a casa? Eso era evidente. Fue una grata sorpresa verlo antes de entrar, saber que se preocupa por mí, hace que mi estomago cosquilleé y que mi sonrisa aflore. ¿Esta será la primera vez que YunHo me sigue a casa o lo ha hecho desde hace tres días?

Y con esos pensamientos me quede dormido, en mis sueños, el relato del viejo señor quedo grabado. Tantas leyendas que escuche el día de hoy y tantos los rostros que vi, que, todos se mezclaban en mi mente generando miles y miles de imágenes, pero al final, solo una se quedo… YunHo.

—Pequeño JaeJoong, es hora de que despiertes. —Me sacudían suavemente. —Anda dormilón.

—Solo un poco más.

—No hay un poco más. Arriba. Es más de medio día. No puedo fingir más. —El tono de SunHi me indicaba que algo no estaba bien.

Me estiré con un gran bostezo. —¿Qué sucede SunHi?

Me miro con cara de preocupación, torció los labios antes de hablar. —¿Qué hacías fuera tan temprano? —Sé que eso no es lo que quería decir, pero continuó cambiando su peso de un pie a otro. —No, más bien, quiero que me digas ¿Por qué has estado escabulléndote todas las noches?

La miré sorprendido. Yo creía que nadie notaba mi ausencia. —¿Creíste que no lo había notado? ¡Ah! Pequeño JaeJoong, te conozco desde que estabas en pañales. Hemos estado juntos siempre. Te considero como mi hermanito, no, es más como un hijo. Así que no trates de engañarme. Dime la verdad ¿Qué haces por las noches?

—Pensaba decirte. Es solo que no hallaba el momento —dije, porque no quiero que se haga ideas de que no le tengo confianza. Ella es lo único que tengo en esta casa. —¿Recuerdas lo que la adivina dijo? —Ella chilló emocionada. —Yo conocí a alguien hace unos días.

—Y de ahí te volviste a aventurar cada noche —concluyó. Yo asentí. Estaba nervioso, no sé como tomaría ella el hecho de que quien había robado mi atención era un hombre.

—Creo que estoy hechizado.

Ella rió, se sentó en la cama junto a mí. Sus ojos brillantes de curiosidad. —¿Cómo es ella? ¿Es linda? Debe de serlo.

Aquí viene la verdad. —Yo… —tomo aire —Él es hermoso.

—¿Él?

Sus ojos llenos de confusión, pero sí, él. YunHo es: —Él es alto, de piel bronceada, tiene el cabello de un color marrón oscuro y su sonrisa te puede paralizar, sus ojos son tan expresivos, y además él parece leerme el pensamiento, y sus brazos son tan cálidos, sus labios son tan suaves y tiene ese lunarcito sobre ellos que lo hace tan coqueto y…

—Y  estás enamorado. —La miré asustado. No puedo enamorarme de un hombre, es pecado. «Tampoco deberías besarlo, ni sentir lo que sientes cuando lo ves» me dijo una voz interior. — Sabes que está mal ¿verdad? —Temblando y con los ojos llorosos asentí. «Está mal». —¡Ah! Pequeño JaeJoong. No debes salir más. Debes alejarte de él.

Mis sollozos se hicieron un poco más fuertes, pero no lo suficiente para salir por las puertas. «No quiero». Eso gritaba todo mi cuerpo y corazón. «No quiero».

—Ven, vamos. Acompáñame al mercado, bueno más bien iremos a ver a la adivina, creo que ChungHo me está poniendo el cuerno.

Quise decirle que si iba ahí me encontraría con YunHo, y eso es justamente lo que ella no quiere. Pero no dije nada, debía hablar con YunHo aunque sea una última vez.

Los golpes en la puerta nos interrumpieron. SunHi se levantó rápidamente, acomodó sus ropas y las mías, aunque nada podía hacer por mis ojos y nariz rojos por el llanto. Mi madre entró con su engreído caminar por delante. Me miró un momento, me evaluó y después arrugó la nariz, como si yo fuera algo desagradable. No es que sea la primera vez que lo hace, pero siempre duele.

—Tienes un aspecto horrible. Levántalo y arréglalo —eso último se lo dijo a SunHi. —Deberás estar presentable —me dijo. —Hoy, por primera vez harás algo útil por la familia. Contraerás matrimonio con la hija de los señores Han.


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N/A: Alteré un poco la leyenda para cuadrar con mi historia :)

12 comentarios:

Ángela dijo...

quéeee ,ya quieren casar a Jae por obligación???
noooo, separarán tan pronto al YunJae??

ay Dios se avisan problemas y de los gordos

gracias por la pronta actualización

Unknown dijo...

>,< JJ casado noooo >< ojala que no
el quiere a YH n,n >>>

♥Inexys♥ dijo...

Quieren casar a mi bebé!!!!Nooooo!!!, me niego (?)

Jae solo es de Yunho! Su amor es tan bonito que merecen estar juntos, espero que no logren casarlo, esos papás son un caso, por Dios!!! Solo viven para las apariencias, arggg. Que rabia con ellos! e.e

Los gitanoa fueron amor con Jae, si por mi fuera él se fugaba con Yunho para que fueran eternamente felices *-*

Siii, sueno súper cursi, pero la verdad es que no puedo evitarlo con ellos. Siempre he dicho que el amor que ambos se tienen es de esos que no se pueden igualar. Creo que se aman por sobre todo y todos y que solo tienen ojos para el otro ♥, awwww, YJ es amor

Bueno, me retiro. Gracias por la historia, estaré esperando actu. Te sigo leyendo! ;D

Anónimo dijo...

Awn, su amor es taaaan bello, aunque tengo la sensación de que se avecina una tormenta, ojalá JJ no acepte ese matrimonio y sea todo para Yunho xD, no soporto verlos separados!

Seguiré fielmente esta historia, te leo en el siguiente capítulo!!

Gracias por compartir!

Paradise YunJae fanfics dijo...

Noo!
porque justo ahora q el pobre jaejoong conoce a su macho de el cual se ha enamorado
Lo qieren casar y con una mujer?!
nooo

JadeJung dijo...

Que?!?!!!!
Que cosa?!!!!!!
Osea, aun no te actualizas de qe Jae anda con Yunho?
En qe siglo vives? Medieval?
Ash... e,,e
Hahahahahahhah
No m agrada su madre >.O

YunJae Vincit Omnia dijo...

nooooooooo odio a la bruja de su madre, pobre Jae
es una ternura,

yunhokim dijo...

ay dios, ay dios, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaay dios no lo puedo creer no lo puedo creeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer no puye jae ve con yunho y vallan se lejos que si no te hace caso tu madre que no te case con nadie y como así que aras algo por tu familia mejor huye y has algo por ti y se feliz con yunho lejos de tu familia que no se merece tu sacrificio se feliz, se feliz , con yunho lejos de ahí

Laura Campos García dijo...

Porque lo tratara así su madre, algo no anda bien ahí. Yunho y Jae se gustan pero ahora a Jae lo comprometieron con una chica, interesantes... A seguir leyendo.... Gracias

Flippy chan dijo...

OMG OMG OMG QUE AMOR TAN HERMOSO! tks de verdad? esa hija de su 1o94iur048uroer de madre de Jae es la PEOR!! como le dice que haga algo util!!! es mala!

Unknown dijo...

por que la vida es tan injusta..?! T___T pobre jaejoong lo van a casar a la fuerza y se va alejar de Yunho </3 :'( , que jaejoong se escape con yunho para que no se case :3
me pareció gracioso que Yunho haya confundió a Jae con la "encantada" XDDD su belleza no tiene limites (^w^)

~Diana Jung~ dijo...

>_> sus padres solo son unos viejos interesados!!!
ahora que haras Jaejoong?????????