SunHi me ha dicho que alguien había penetrado los
muros de la mansión. Yo no quise aclarar que seguramente éramos YunHo y yo.
Mientras ellos revisaban la mansión de arriba abajo, yo estaba seguro que nada
encontrarían, pero pondrían guardias por toda la casa, lo que significaba que YunHo
no podría venir esta noche.
Con el corazón oprimido por esa idea, pero aún más
preocupado por él, decidí que era preciso ponerlo sobre alerta. La cuestión era
¿cómo salir de la casa sin que SunHi o cualquier otro me siga hasta el
campamento gitano?
La respuesta llegó a mí en forma de mi pequeña
prometida.
Yoona había venido con su madre a arreglar asuntos
relacionados con la ceremonia. Me miraba con ojitos de cachorrito herido.
Estaba claro que ella no entendía porque debía dejar de ser una niña para ser
ahora una señora.
—Oppa —me dijo. —Oppa ¿por qué debemos casarnos?
—La miré sin saber que responder. —Oppa yo no quiero casarme contigo, digo, tú
eres muy hermoso, pero yo…
—Tú eres muy pequeña para contraer matrimonio —
completé.
—¡No! Yo… yo tengo a alguien especial, le prometí...
—Me sorprendí un poco, sonreí y deje que continuara. —Yo, oppa ya tengo a
alguien con quien quiero casarme cuando crezca. ¿Tú no tienes a alguien
especial? —preguntó con suavidad.
La miré y le dediqué una sonrisa triste. —Tengo a
alguien, pero lo nuestro no es aprobado.
—¿Por qué? ¿Es porque ella no es de nuestra clase
social? Porque Seung tampoco lo es y yo voy a pelear para estar juntos y…
—No es solo eso pequeña Yoona.
—¿Entonces?
—YunHo, es gitano y es hombre.
—¿Eso que tiene que ver? El amor es como es. Amor
es amor en la forma que sea.
Sus palabras maduras me hicieron sonreír. Ella
entendió más rápido lo que yo estuve sintiendo durante días. El amor es eso,
simplemente amor.
—Vamos te ayudaré —me dijo. Y así, ayudado de la
pequeña Yoona, le envié un mensaje a YunHo.
Yoona, con la excusa de conocer su suerte, obligó a
SunHi a llevarla al campamento para así entregar mi mensaje, donde explicaba a YunHo
la situación.
—Es realmente muy atractivo — me dijo la pequeña.
—Si ya sé que soy demasiado pequeña para saber de esas cosas, pero lo que se ve
no se puede negar. —Reí fuertemente, en definitiva Yoona es una niña muy viva y
diferente de todas las estiradas de la sociedad. —Te contaré —eso era lo que
esperaba ansiosamente. —Resulta que cuando llegué al campamento no sabía quién
era YunHo, verás, todos los chicos son muy guapos, y el color del lugar, además
había mucha música y cosas que no conocía, como el pandero, ¡lo has visto oppa!
¡Es tan lindo! Y yo… hpjum, hpjum —carraspeó al darse cuenta que comenzaba a divagar.
—Bueno el caso es que cuando entre con la adivina, ella me dijo que lo que yo
buscaba estaba en el fondo de esa callejuela, junto a un árbol, con una
guitarra en sus manos, ¿guitarra? ¿Dijo guitarra?, bueno no importa, lo que fue
es que él estaba ahí, tal como ella dijo. ¿Pero cómo era que sabía lo que yo
buscaba si ni siquiera le había dicho? Ella realmente sabe. Tú entiendes, ¿no
oppa? Bueno la cosa es que yo llegué y le pregunté si él era YunHo. Yo lo supe
porque tú fuiste muy específico al decir que era muy ardiente y con un
lunarcito sobre sus labios —me sonrojé al escuchar mis palabras en la boca de
una niña. —Toma —estiró su mano y me entregó un papelito. —Dijo que era
importante. —Me sonrió. —Yo te voy a ayudar a escapar.
Me asombró ¿Qué tanto le dijo YunHo? —Gracias.
Así, con ayuda de la pequeña Yoona, planeamos un
escape.
« ¤ » « ¤ » « ¤ »
Faltaban dos días para la boda, y hoy, era el día
designado. No había visto a YunHo desde la noche de San Juan, me sonrojaba al
pensar en volver a verlo y en lo que hicimos.
Yoona había estado yendo y viniendo al campamento
gitano. Nadie cuestionaba su presencia aquí, ya que su madre y la mía hablaban
sin parar. Y ella, se mostraba cada vez más curiosa por saber cosas de su
futuro, por lo que iba al campamento. Esa era su excusa para llevar los
mensajes.
—¿Será hoy? —me preguntó. Le sonreí y asentí. —Te
voy a extrañar —dijo, conmoviéndome. Yo también la iba a extrañar. En poco
tiempo se convirtió en alguien especial, el ángel que cuidaba del amor que YunHo
y yo nos teníamos. —¡Suerte! —dijo y se escabulló por los salones de la mansión
en busca de galletas.
SunHi entró al salón y me miraba extraño. Sé que
ella sabe que algo estoy tramando, lo presiente, pero ni aún así me detendré.
«Lo siento SunHi, lo amo con todo mi alma». Me ofreció una taza de té, que
calmó mis ansias.
Al caer la noche solo esperaba una indicación por
parte de ellos. ChangMin y JiHye nos ayudarían a huir. La cuerda anudada, que
seguía guardada en mi armario sería mi escape a la libertad.
Una luz a lo lejos en el muro, seguido de cánticos,
eran la señal. Un pequeño grupo de jóvenes gitanos cantaba y danzaban cerca del
hueco en el muro. Con ellos me camuflajearía
hasta llegar donde YunHo me esperaba con caballos. Había preparado un
bolso con unas pocas mudas de ropa, algunas cosas valiosas y algo de comida. YunHo
dijo que viajara ligero. Iríamos hasta otro campamento gitano, ubicado detrás
de las montañas, donde su primo Yoochun nos esperaría. Ahora solo esperaba una
distracción.
ChangMin se había ofrecido para distraer a los
guardias. Entró por la puerta principal, haciendo armando un gran escándalo.
Fingía estar borracho, por lo que pude escuchar, y reclamaba algo acerca de un
amor por Conchita, a saber quien rayos era Conchita. Pero eso era lo que
justamente necesitaba.
Al ver que todos los guardias apostados en el
jardín corrieron hacia la puerta principal, abrí la ventana y solté la soga.
Previamente la había amarrado a una de las patas de la cama. YunHo no se
encontraría para ocultarla, así que sería descubierta al amanecer, pero eso
poco importaba, ya que para cuando eso sucediera, YunHo y yo estaríamos a más
de medio día de ventaja.
Tomé mi bolso y lo arrojé al suelo, después bajé por
la cuerda y eché a correr lo más rápido que pude por los jardines hasta llegar
al hueco en el muro, donde JiHye junto con los demás chicos me esperaban para cubrirme.
Todo esto lo hice sin voltear atrás, sin mirar lo
que dejaba y sin mirar quien me observaba.
Al llegar al hueco del muro lo traspasé, sintiendo
que por fin tendría la libertad para ser yo mismo, para tomar mis propias
decisiones y sobre todo, la libertad para amar a ese hombre, a YunHo, contra
todo y contra todos.
Como habían dicho JiHye me esperaba junto al coro
de muchachos. Colocó sobre mis hombros una capa igual a la que ellos traían, de
color rojizo oscuro, pero bastante abrigable, y subió la capucha para
ocultarme, los demás hicieron lo mismo con sus respectivas capas. Esta era una
de las capas que ellos utilizaban para viajar.
Caminamos entre cánticos y música. Las personas del
pueblo, algunas salían sorprendidas o otras visiblemente ofendidas por el
escándalo satánico que se estaba llevando a cabo en las mismas puertas de su
casa. Los muchachos o niños que se encontraban
despiertos en las casa, se asomaban por la ventana al vernos pasar, la
mayoría sonreía al notarnos, pero pronto sus agradables gestos eran acallados
por sus furiosos padres, diciéndoles que esto era una orgía para atraer al
demonio.
Yo quería correr y apresurarme, pero no era
prudente hacer eso, había que fingir bien hasta el final. Y así lo hice.
Afortunadamente el trayecto no fue muy largo, por lo que pude ver a YunHo en la
salida del pueblo, un poco más alejado de su campamento, con dos caballos
esperando.
Al verme sonrió, me abrazó y me levanto por la
cintura. Los chicos alrededor reían y aplaudían por nosotros. JiHye lloraba por
la felicidad de su hermano y yo solo quería besarlo.
Un casto beso posó en mis labios, pero fue
suficiente para hacerme vibrar. Agradecía que fuera de noche y las luces de los
pequeños fuegos alumbraban casi nada el color de mi rostro.
Me sonrió y subió la capucha que cubría mi rostro.
Me montó a uno de los caballos, que resulto ser una mansa yegua color vainilla
y amarró mis cosas detrás de la silla. Subió al suyo y ambos nos encaminamos
hacia la calzada que nos llevaría a una nueva vida.
Su madre lloraba, abrazada de JiHye, pero ambas
sonreían por nosotros. Su padre se detuvo junto a nosotros: —Has cumplido tu
misión, lo has liberado —le dijo a YunHo con una profunda voz. Me miró y tomó
mi muñeca. —Ve y sé libre, dulce alma atormentada, ve y sé feliz.
Que el padre de YunHo llamara a mi estilo de vida
alma atormentada me causaba gracia, pero él estaba tan serio que creí en sus
palabras. Iría a donde YunHo fuera y sería feliz junto a él.
« ¤ » « ¤ » « ¤ »
Llevábamos andando toda la noche, la luna nos
iluminaba. YunHo y yo sabíamos que no era prudente llevar antorchas para alumbrar
nuestro camino, no queríamos atraer a personajes no deseados, pero tampoco
podíamos parar, nuestra esperanza era cruzar por los siguientes dos pueblos
esta noche y tomar la vereda de las montañas. Una vez allí, sería imposible
seguirnos el rastro.
Al despuntar el alba, el segundo pueblo estaba a la
vista. Estaba cansado, pero me obligaba a ir despierto hasta donde fuera
necesario. YunHo, quien iba a solo un paso delante de mí, había bajado el ritmo,
nos relajamos al ver el pueblo.
—¿Crees que podamos desayunar ahí? —le dije en medio
en broma, medio en serio. Él giró su rostro para verme con una sonrisa. Sonrisa
que desapareció por ver algo en el horizonte.
Asustado volteé en la misma dirección. Mis ojos se
abrieron como platos. «¡Dios! ¡No es esto posible!». Pero seguramente Dios ya
no me escucha.
—¡Vamos JaeJoong! —gritó YunHo.
Los hombres de mi padre estaban a menos de media
legua, los distinguía claramente, pero no venían solos. Los finos caballos y
ondeantes uniformes claros, señalaban a los otros hombres como la guardia
personal de la familia Han.
Asustado, aporré a mi dulce yegua, que sintiendo
nuestra desesperación, a pesar de estar tan cansada, corrió desesperadamente.
Sus patas se movían rápido, mientras su respiración se hacía pesada. Me dolía
verla así, pero esos hombres cada vez estaban más cerca.
El pueblo y mis deseos de desayunar en él se vieron
esfumados. Pasamos presurosos por la avenida principal, con dirección al camino
de la montaña. Con ellos pisando nuestros talones iba a ser realmente difícil
escapar, pero ponía todas mis esperanzas en que pudiéramos lograrlo.
—¡Corre preciosa! ¡Corre! —azuzaba a mi buena
yegua.
El camino se hacía más pequeño al salir del pueblo,
en el frío amanecer, podía escuchar el trote de sus caballos cada vez más
cerca.
—¡Corre! ¡Corre! —YunHo decía tanto a su animal
como al mío, y ellos corrían lo más que sus pobres patas podían dar.
La vereda se hacía más angosta y sinuosa conforme
nos adentrábamos en la montaña. Lo más prudente sería ir despacio, pero
nosotros no teníamos el tiempo ni la sensatez, solo pensábamos en avanzar.
Mi pobre yegua bufaba de cansancio, pero ni así se
detenía. El fiel animal avanzaba siguiendo al de YunHo. De pronto, el ruido de
unas trompetas la asustó. Relincho y trató de sacudirse de su pesada carga, no
lográndolo afortunadamente. Se les notaba aterrados, y no era para menos, la guardia
personal había traído consigo sus perros de caza.
Se rumoraba que esos animales eran expertos en
encontrar y feroces al atacar. No solo los caballos le temían, nosotros
también. Los perros poseían patas más flexibles y su tamaño pequeño les hacía
adentrarse en la montaña con mayor facilidad.
—YunHo —dije preocupado. No me atreví a formular en
voz alta mi pregunta «¿Qué vamos a hacer?». Por su bello rostro la
desesperación por huir y protegerme se notaba, había varios arañazos en sus
mejillas, ya que él, encabezaba la avanzada, y, presurosos como íbamos,
destrozaba a su paso la naturaleza y esta a su vez le regresaba el dolor.
—No te detengas JaeJoong —dijo, mientras me miraba.
—JaeJoong —me llamó después de nos segundos. Con dificultad movía el ramaje que a nuestro paso había.
Avanzábamos lento, y el ladrido de los perros se escuchaba justo detrás de
nosotros. —JaeJoong, al final de esta vereda el camino de bifurca, ese es el
inicio del camino de las montañas —lo miré sin dar créditos, pero él seguía
prestando atención al camino. Y como leyéndome añadió: —Esta es solo la vereda
de inicio. Rara vez alguien la utiliza por eso la maleza se ha apoderado de
ella. —El gruñido acusoso de un perro rabioso se escucho aún más cerca. Mi
yegua relincho por zafarse de mí e irse de ahí lo más rápido posible. —JaeJoong
¡escúchame! ¡No hay tiempo! Al final de esta vereda encontrarás la bifurcación,
debes tomar el camino de la izquierda. ¡Corre!
Al primer gruñido se escucharon más, aullidos
delatores les indicaban que nos habían encontrado. Los caballos relinchaban
pero trataban de alejarse de esos furiosos colmillos.
¡Por fin! La maleza se abrió y dio paso a un
pequeño paraje donde yacían dos caminos, ambos rodeados por enormes muros
naturales de roca caliza.
Estábamos por tomar el camino de la izquierda
cuando dos furibundos y enormes perros negros nos cerraron el camino. Dimos la
vuelta para tomar el otro, no importando a donde nos llevara, solo queriendo
escapar de ahí, pero, más coléricos animales nos cerraban el paso.
Sus fauces ensalivadas, gruñendo y mostrando toda
esa dentadura amenazante, con esos ojos sin alma, nos asustaron a mí y a mi
yegua. Ladraban, lanzándose a las patas de los caballos, que como podían se
defendían con certeras coz, pero eran tantos los perros que nos rodeaban que el
caballo de YunHo relinchaba amenazadoramente, dando corcovos hacia adelante una
y otra vez, como si su intención también fueran defendernos a mí y a mi yegua.
Sobre sus dos patas traseras se alzaba amenazante, pero eso solo movía a los
perros de lugar, puesto que no cedían, al contrario cerraban más el círculo en
el que nos cercaban.
Un gruñido por detrás de mí, el relinchido de mi
yegua y ella perdiendo el control, tratando de sacudirse al animal que había
mordido su pata, brincaba adelante y hacia atrás, encorvándose. El perro soltó
un lastimero chillido cuando la coz de la yegua dio directo en su estómago y no
se levantó más. Pero mi pobre animal estaba descontrolado, no dejaba de
sacudirse, levantándose sobre sus patas delanteras, solté las riendas, después
brincó y se alzó sobre las traseras, deslizándome de ella.
El golpe en mi trasero fue duro, pero no tuve
tiempo de quejarme del dolor, debía reaccionar, las patas de mi yegua se
lanzaban directamente contra mí. Rodé sobre mi espalda, acurrucándome,
cubriendo con mis manos mi cabeza y nuca.
—¡JaeJoong! —gritó YunHo.
Quise responderle que estaría bien, pero las
feroces fauces de uno de los cuchos me tomo de la manga, cerca del puño, pero
apenas rasguñando mi piel.
—¡Largo! —vociferó, lanzando al animal lejos de mí.
Me levantó y me colocó detrás de él. No supe si bajo de su caballo o si al
igual que a mí lo había tirado, pero ahora ambos animales corrían sin su
jinete, lejos de ese conjunto de colmillos rabiosos.
YunHo llevaba en la mano una rama con la que
golpeaba a cualquiera de esos perros que se acercara a nosotros. Pero ellos
eran demasiados, nos rodeaban, sus ladridos ensordecedores me hacían querer
encogerme de miedo. Se lanzaban hacia delante en cualquier oportunidad.
—¡YunHo! —trataba de dar patadas mientras lo
llamaba. Aquellos animales habían tomado mi tobillo, mi carne perforada por ese
animal que no me soltaba. Pero YunHo tenía más problemas, trataba de lidiar con
varios furiosos perros, como pudo pateó al que me mordía, pero él mismo fue
sujeto por otros.
Estábamos a punto de caer y ser despedazados por
esos animales, cuando un chillante silbido se escuchó. Los perros se
detuvieron, aullaron y gruñeron de nuevo, pero ninguno se acercaba ya a
nosotros.
Con mi pierna sangrante, me acerqué a YunHo, quien
paso un brazo por mi cintura para sostenerme. Nos encontrábamos rodeados. La mitad
de la caballería había llegado hasta nosotros. Los perros cercaban los pocos
espacios que teníamos para huir.
De pronto me di cuenta de algo: No teníamos
escapatoria.
—¡Vaya! ¡Vaya! ¿Qué tenemos aquí? —el propio Sr.
Han encabezaba la búsqueda. —¿Tratabas de huir preciosura? —me decía. YunHo me
oculto con su cuerpo. —¿Pero qué es esto? ¿Te vas con él? ¿Con éste…? —miró a YunHo
de forma despectiva, para después inhalar. —Te lo dije, tú ya me perteneces.
Ahora ven conmigo. —No quería ir, mi cuerpo temblaba de miedo y dolor. Seguía
detrás de YunHo, aferrándome a su camisa, mientras negaba con la cabeza. —¡Te
dije que vinieras acá! —bramó.
—¡Basta! ¡Él no quiere ir contigo!
—¿Y quién demonios eres tú para decidirlo?
—¡Soy su pareja! —¡Oh, Dios! Cuando YunHo exclamó
aquello, se hizo un silencio sepulcral, uno que dio paso a la más fría ira.
—¿Te entregaste a él maldita zorra? —vociferó
imponente desde su caballo, acercándose a nosotros. YunHo lo seguía con la
mirada, con un brazo impidiendo que saliera de su protección. —¡Sujétenlo!
A continuación unos hombres trataron de apresar a YunHo,
pero se hicieron falta al menos cinco para poder tenerlo bajo control.
Desgraciadamente no pude decir lo mismo de mí, dos sujetos me tomaron por cada
brazo y por más que intentaba soltarme, ellos solo me apretaban más y más.
Han bajó de su caballo, me miró colérico antes de
soltarme un bofetón que me hizo girar la cabeza. La punzada en mi mejilla
izquierda y mi latiente labio como señal de su retenida ira.
—¡Déjalo! —escuché gritar a YunHo, seguido de un
lastimero gemido. Abrí mis ojos solo para ver como esos brutos golpeaban a mi
amado.
—¡YunHo! —traté con más fuerza de soltarme, solo
una de mis manos se extendía con ansias de llegar a él.
—¡Átenlos!
YunHo se resistía, peleaba, pero eran demasiados
para él solo. Yo trataba de llegar a él, arañaba y mordía todo lo que estuviera
a mi alcance.
—¡Basta! —Han me tomó de los cabellos, para luego
soltarme con brusquedad. Después un golpe más fuerte que el primero y todo se
volvió negro.
« ¤ » « ¤ » « ¤ »
Cuando reaccioné iba en la parte delantera del
caballo, mis brazos y piernas colgaban, mientras mi torax era el único soporte.
Mis muñecas atadas fuertemente y un hilillo de algo que parecía ser sangre
escurría de mi boca.
Me moví en busca de YunHo, pero el constante trote
del animal no me permitía enfocar bien la vista. Tenía la boca muy seca y todo
mi cuerpo dolía.
La tarde parecía caer, pero no podría estar seguro
de si era tarde o solo mis ojos que comenzaban a cerrarse de nuevo. A lo lejos
pude escuchar la dulce voz de mi YunHo que me llamaba, me pedía que soportara,
que no lo abandonara…
Cuando volví a abrir los ojos, la oscuridad me
recibió.
—¡YunHo! — grité. —¡YunHo!
—Shhh amor, aquí —me llamó. —Aquí estoy.
Al acostumbrarse mis ojos a la oscuridad, lo vi.
Unos barrotes nos separaban. Me levanté y, cojeando fui hacia él, no notando el
sonido metálico que hacía al caminar, hasta que el dolor en mi lastimado
tobillo me detuvo.
Un grillete atado en mi tobillo sano me anclaba a
través de una cadena a la pared. La cadena era larga, pero no lo suficiente
para llegar hacia el extremo de la celda donde YunHo se encontraba.
—Tranquilo, amor, tranquilo. Así solo te harás más
daño —me decía, pues yo trataba en base de jalones de sacarme de esa cadena.
—YunHo — gimoteé.
YunHo estaba en condiciones deplorables, la poca
luz que se colaba por algunas rejas en la parte superior, me mostraban a un
hombre bastante golpeado.
—Después de que perdiste el conocimiento nos
trasladaron aquí. —Lo miré, sus ropas desajustadas y sus rodillas sangrantes me
asustaron. —No pasa nada —me calmó al notar que yo entraría en un ataque de
pánico por verlo demasiado herido. —Camine por un tramo, me arrastraron otro y
cuando vieron que demoraban mucho me subieron a un caballo —explicó.
—Lo siento. —Las lágrimas salían a borbotones de
mis ojos. Por mi culpa habían herido a YunHo. Sí me hubiera quedado y cumplido
con mi deber, nada de esto le hubiera pasado, esto es…
—Detente —dijo irrumpiendo mis pensamientos. —Nada
de esto es tu culpa. Si no hubieses aceptado venir conmigo, hubiera encontrado
la forma de secuestrarte y llevarte conmigo. JaeJoong, te amo más que a nada.
—También te amo —le respondí aún llorando. Estiré
la mano y él hizo lo mismo, nuestros dedos apenas lograban rozarse, pero ese
simple toque lograba calmarme.
Sonreímos antes de hacerle frente a nuestro trágico
destino.
La puerta se abrió y en la sala entró el Sr. Han.
—Tú padre te ha abandonado. Le has fallado a la familia y has deshonrado el
apellido Kim. Pero, no te preocupes, no estás solo. Me tienes a mí, yo te
acogeré bajo mi manto. ¿Acaso no soy un
alma caritativa?
Temblé y me refugié en lo más hondo de la celda.
Aquello molestó al hombre, que se acercó con paso firme hacia mí. —¡Déjalo! ¡No
lo toques! —gritaba YunHo desde su celda.
Eso no intimidaba a Han, que, cuando me tuvo al
alcance, me tomó por el cuello, ahogándome. —¿Disfrutaste revolcándote con ese
gitano? Ahora verás lo que es bueno. Y tú —le gritó a YunHo. —Tú serás testigo
de su castigo por haberme desobedecido.
—¡No! —gritó. Quise arañar y patalear, pero ya no
tenía fuerza, ni aire.
Han se deshizo rápidamente de mis pantalones, con
la misma cadena que ataba mi tobillo, me ató el cuello, dejándome en una
posición muy incómoda y expuesta. Mi pierna se elevaba y apretaba contra mi
pecho.
Quería patearlo, pero el muy desgraciado ajustaba
más la cadena cada vez que me movía. Todo iba y venía en mi cabeza, junto con
el poco aire a mis pulmones. YunHo gritando, lanzándose contra las rejas,
suplicando que no me hiciera nada.
—¡¿Pero qué creé que hace?! —Una voz clamó por
detrás de Han.
—¡Lárgate maldita!
—¡Señor! ¡Es pecado! ¡Es por lo mismo por lo que
los va a condenar a la horca!
—¡Te dije que te largarás!
—¡No permitiré que tal acto se lleve a cabo en
suelo sagrado!
—¡Aggh! —escupió frustrado. Solo pude decir
«Gracias, Dios» cuando ese hombre se levantó y se fue.
Aún temblaba cuando unas manos más suaves me
tocaron, por instinto me encogí y traté de alejarme. —Shh, tranquilo pequeño JaeJoong.
—Reconocí la voz de SunHi, y dejé que me quitara la cadena del cuello, aunque
nada pudo hacer por el grillete en mi pierna. —Lo siento, lo siento tanto
pequeño —sollozó. —Si yo hubiera sabido que… no… te juro… no era… mi intención…
yo…
Por pedazos capte lo que quería decirme. ¡Ella me
había delatado! ¡Ella me había
traicionado! —Tú los enviaste a mí, nos enviaste al matadero. —Quería gritarle,
quería arañarla, quería hacerle un poco del daño que nos causo su acción, pero
todo lo que salió de mí fue esa triste y monótona voz.
—Pequeño JaeJoong —dijo tratando de acercarse, pero
yo me escurría de nuevo. ME sentía herido, no solo físicamente. YunHo y yo
pudimos ser libres, y sin embargo estábamos condenados por culpa de la que
alguna vez llamé amiga.
Al ver que no quería dirigirle la palabra, me tomó
del tobillo lastimado tan fuerte que grité y YunHo gruñó. Sorbiendo por la
nariz y dejando escapar silenciosas lágrimas, tomó las vendas y agua que traía
para curarme. Lavo mi herida y la vendó, pero nada pudo hacer por mi ropa
estropeada o mi alma magullada. Después fue con YunHo, e hizo lo mismo.
Antes de que se fuera pregunté: —¿Es verdad que
fuimos condenados a la horca?
Me miró de manera triste y culpable, miro a YunHo y
lloriqueó aún más fuerte. —Él fue condenado a la horca, tú pequeño, a la
hoguera, serás quemado bajo el fuego de la purificación.
—!¿Qué?!
—El Sr. Han se ha ofrecido a ayudarte a rectificar
tu camino, aún lo están decidiendo, pero es casi seguro que aceptarán porque
eres un bautizado de la Iglesia y, ellos querrán que…
—Querrán que retome mi camino por el bien. Ja, ja,
ja ¡Por favor! ¡No me hagan reír! ¡Tú lo has visto! Ese hombre me… ese hombre
no me llevará por donde quieren. Ese hombre es el mal personificado.
—Pero…
—No ha peros —interrumpió YunHo. —Sí tú no hubieras
llegado, quien sabe cuánto daño le pudo haber causado a JaeJoong.
—Tú, ¿de verdad lo amas?
—Más que a mi vida.
SunHi asintió y se marchó.
Mientras la noche avanzaba, la única forma de
conectarnos era con la vista. YunHo se había recostado sobre las barras y yo lo
más cercano a él. —YunHo, tengo frío.
No sabía si era una frialdad en el corazón por
saber mi destino y el de YunHo, o si por haber condenado a un buen hombre como
él, o si simplemente mi cansado cuerpo me pasaba la factura.
—JaeJoong, JaeBoo no te duermas. —Era la primera
vez que me llamaba de esa manera, que se sentía cálido en mi pecho, pero mi
cuerpo no paraba de tiritar. Tenía demasiado frío.
Al final caí en un profundo sueño…
Al despertar, estaba solo, completamente solo. YunHo no estaba en su celda. Habían apartado a mi amado de mí.
La luz nívea de la mañana se colaba por las rejas superiores. Lloré, grité lo más fuerte que dio mi garganta. —¡YunHo! ¡YunHoooo!
¿Dónde estás? Mi amor, ¿dónde estás?
Sin ti no puedo morir.
Sin ti vagaré.
Se lo habían llevado y yo ni siquiera pude despedirme de él. —¡YunHo! ¡Déjenme salir! ¡YunHoo!
En ese momento entendí, que jamás volvería a verlo. Que si tenía, según ellos suerte, sería perdonado de morir bajo el fuego purificador, pero yo, yo… yo deseaba morir para verlo.
Es mejor dejarte marchar.
Señor, ¿dónde está mi amor?, devuélvemelo.
Señor, ¿dónde está?
«Dios, por favor, devuélvemelo. Por favor Señor, te lo ruego».
«Sé que he fallado, pero por favor, regrésalo a mis brazos».
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N/A: Un placer que me hayan acompañado hasta este punto. El siguiente será el final de esta historia, espero que haya sido de su agrado.
10 comentarios:
aaaaaaaaaahhhh!! pero si será estúpida esa tal SunHi! Yo la desgreño! ¿Por qué? por qué les hizo eso? maldeeeta traidora!!!! ¿acaso no podía quedarse callada?
Mi pobre Yunho condenado a la horca y JaeJoong probablemente se quedará con ese asqueroso de Han!
Ay! ;^; creo que se acerca otro triste final, yo lo único que quiero es que si no puede estar juntos en esta vida que al menos si lo estén en la muerte!
Como siempre nos dejas en suspenso mujer, te leo pronto, gracias por compartir --huye llorando--.
:'( qué mal! se llevaorn a Yunho y Jae no sabe dónde podrá estar!! maldito señor Han que quiere a Jaejoong, no entiende que el es de Yunho y viceversa! :'( el podrá liberar a JJ al fin? espero que si!! -se pone a llorar amargamente-
muchas gracias por seguir esa historia tan hermosa, amé el cap anterior y los que le aconteciron antes!! de verdad espero que contunues èwé me debes 5 cajas de pañuelos, por lo de la noche de sanjuan y el peso del alma!! éwé
Ay sigo llorando porq ahhhhh
muero lentamente de rabia y frustación, pero qué animales todos, golpeando y torturando a esas dos almas que solo se enamoraron y no hicieron mal a nadie.
juro que si la seudoamiga de Jae no hace algo para enmendar el lío que formó, voy y la ahorco con mis manos por traicionera y vil.
y Yunho dónde está??? que no mueran porque me agarra un ataque cardíaco.
quiero que triunfe el amor
gracias
Es enserio?
tendra un final tragico y dramatico?
oh no
Maldita anciana q delato a jaejoong q se muera
Por ella el y yunho estan ahi y qien sabe q le haran o ya hicieron al sexy gitano
No no no no no TT
Esto no esta pasandpo por favor TT
Esto no es verdad TT
nooooooooooooooo es mentira diganme que a YUnho no le paso nada T.T
no no noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo por dios que no este muerto yunho di que es solo una pesadilla y que todo esta bien yunho y jae felices y bien juntitos
Que maldita es también SeulHi, si ya había visto y oído al Sr. Han decirle a Jae que el hiba a ser el primero ahora se hace la inocente que no sabía. Que le paso a Yunho ojalá no lo hayan ahorcado y que sean libres con su amor.
T______T por que.... ???
seulHi maldita.. ella en vez de ayudar y apoyar a jaejoong ... lo traiciono y condeno peor..
yunho y jaejoong ya hubieran estado libres y felices </3.
Ahora que paso con yunho? lo mataron? noooo...! TT___TT
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