CAPITULO CUATRO
Había pasado casi un año desde que Heechul
había sido rescatado junto con sus amigos de las manos de un traficante de
esclavos. Había descubierto que tenía una familia jaguar muy numerosa, contaba
con cinco hermanos y una hermana. Eric, su hermano mayor era el líder de la
coalición, Junjin su segundo al mando, ellos dos pertenecían a la misma camada,
después estaban Leeteuk y Dara, al final Seungri, Jiyong y él. Mientras todos
sus hermanos eran parecidos, con el cabello color castaño, la diferencia más
marcada era justo con su camada. Seungri y Jiyong eran delgados y pequeños, sin
embargo, Seungri era toda una máquina de matar y Jiyong poseía una memoria
eclética, mientras que él, era alto, delgado y sin ninguna habilidad más que
bailar. Pero esto no le había impedido encontrar su propio lugar dentro de la
coalición, incluso había encontrado a su compañero: Siwon.
Siwon le dio a Heechul un beso, no quería que
su encuentro terminara pronto. Aunque la mesa de la oficina de Heechul no era
el mejor lugar para ponerse “contentos”, eso era lo que justamente había
pasado. Cuando se había ido a vivir con la coalición, Eric lo había puesto a
cargo de organizar y catalogar la gran cantidad de libros que contenían toda la
información e historia de los cambiaformas. En un primer momento asumió la
tarea con resignación, pero pronto descubrió que tenía un don para ese trabajo.
Había aprendido a amar la posibilidad de retirarse a la pequeña habitación y
perderse en los numerosos libros de investigación.
Un suave golpe en la puerta hizo que se
separaran. Heechul le dio una sonrisa más antes de decir: —Adelante, está
abierto.
—Lo sé, sólo quería asegurarme de no
pillarlos jodiendo —anunció Yunho en un tono aburrido mientras entraba.
Como siempre, tan pronto como el aroma del
Leopardo golpeó a Siwon, su piel se erizó. No es que Yunho pareciera peligroso,
sino todo lo contrario. Con su pelo arenoso castaño y sus ojos de gamo sobre
sus altos pómulos, la más suave de sus características, parecía casi angelical.
Era más solo poco más alto que Heechul, pero eso no inclinaba la balanza nada
más que en un cincuenta por cierto. Ya que Yunho era el muchacho del cartel del
viejo cliché de: ‘Las apariencias engañan’. Porque a pesar de lo guapo que era,
dentro de él escondía un psicópata que haría que hasta Hannibal Lecter se
estremeciera.
Por supuesto, Heechul tenía una sonrisa para
el pequeño loco. —Hey, Yunho. ¿Qué puedo hacer por ti?
La mirada de Yunho pasó de Heechul a Siwon,
casi como si evaluara sus tamaños y si eran una amenaza potencial o tal vez los
objetivos. Al final, sin embargo, Yunho le devolvió la sonrisa, si la expresión
de su rostro era eso. Mientras que sus labios se curvaban, el frío hielo nunca
dejó su mirada.
—Me dijeron que eras quien mejor me podía dar
información sobre otras especies de cambiaformas —dijo Yunho acercándose más.
Los instintos de protección de Siwon
salieron, por lo que se puso a sí mismo entre su compañero y el Leopardo.
Yunho inclinó la cabeza hacia un lado. —Nunca
le haría daño a Heechul.
—¿En serio? —respondió Siwon sin molestarse
en ocultar el tono de incredulidad en su voz.
—Por supuesto que no. A Seungri le gusta y se
entristecería mucho si Heechul fuese herido —dijo Yunho con simplicidad, como
si eso lo explicara todo.
Siwon se dio cuenta de que a Yunho ni una
sola vez se le habría ocurrido señalar que la verdadera razón por la que no
debería dañar a Heechul era porque era malo o inmoral.
Dios los salvara de los Leopardos. Siwon
quería creer que la condición mental de Yunho no era la normal, pero cuando se
trataba de los Leopardos, nada podría estar más lejos de la verdad. Esa raza en
particular de felinos, tenía la mala reputación de ser los mayores locos homicidas.
—¿Sobre qué tipo de cambiaformas necesitas
información? —preguntó Heechul.
—Serpientes. Más específicamente, Cobras.
—Yunho le dio una patada a uno de los botones que estaban dispersos por el
suelo, una pequeña mueca juguetona asomó en su rostro. Siwon en su pasión por
Heechul, había arrancado de un tirón la camisa de este, reventando los botones
de su camisa.
Siwon apenas se dio cuenta, su sangre se heló
cuando oyó la palabra Cobra. Si había algún cambiaformas más temido que los
Leopardos o los Cuervos, eran los Cobras. No sólo eran rápidos, sino que su
picadura venenosa era un centenar de veces más fuerte que la de su homónimo
animal.
—Has perdido todos los botones —observó Yunho
mientras miraba la camisa abierta de Heechul—. Si quieres, puedo coserlos de
nuevo.
—Ah, está bien. Siwon ya me dijo que me
compraría una nueva —se evadió Heechul, tirando de su camisa para cerrarla.
—¿Estás seguro? Solía hacer todos los
trabajos de costura para Minho, Seungri y para mí —Yunho presionó mientras continuaba
mirando fijamente el pecho de Heechul.
Siwon tuvo que reprimir un gruñido de celos.
Si Yunho fuera capaz de tener cualquier tipo de emoción, sería tentador decir
que estaba coqueteando con Heechul. Siwon se acercó a su compañero y miró al
Leopardo. —¿Por qué necesitas información sobre los Cobras?
—Oh —Yunho parpadeó un par de veces—. Porque
tengo que matar a uno.
Heechul soltó un grito de asombro. —¿Qué
acabas de decir?
—Tengo. Que. Matar. A. Un. Cobra —dijo Yunho,
enunciando cuidadosamente cada palabra.
—¿Por qué? —exigió Heechul, sus ojos muy
abiertos.
—Porque ha sido muy, muy travieso y Eric
necesita que cuide de eso.
—¿Desde cuándo trabajas para Eric en ese
campo? —exigió Siwon, más que un poco sorprendido de que su líder le diera
rienda suelta en la sociedad a algo tan peligroso como Yunho.
—Desde que Taeyang decidió retirarse de la
sección de asesinos y establecerse con Seungri. —Yunho se arrodilló y recogió uno
de los libros.
—Todavía no entiendo por qué Eric quiere que
mates a un Cobra. ¿Qué es exactamente lo que la serpiente ha hecho? —insistió
Heechul, justo como Siwon sabía que haría.
—Es probable que no quieras saberlo —aconsejó
Siwon. Los Cobras son asesinos enfermos y dementes.
Yunho ignoró la advertencia de Siwon y siguió
adelante —atacó a una familia de felinos y se comió a los padres.
Heechul se puso pálido en diferentes tonos.
—¿En serio?
—Sí, y lo hizo en su forma animal, por lo que
se los tragó enteros y los digirió lentamente.
—¿Pero dejó a los niños? —declaró Heechul.
Yunho se encogió de hombros. —Bueno, sí. Los
niños no tienen suficiente carne en sus huesos como para que se molestara.
Siwon cerró los ojos y se quejó por la forma
displicente y totalmente entregada en la que Yunho soltó la bomba. Dios, ese
chico estaba seriamente estropeado, aunque de acuerdo con Eric, también estaba
semi-reformado. Le llegó un pensamiento aterrador de cómo habría sido Yunho
antes de sus meses de terapia y de su intenso entrenamiento por el par de
Panteras que lo habían acogido. Siwon solamente se había enredado con Yunho una
vez antes de su reforma, y eso había terminado con Taeyang con un tiro y varios
Cuervos asesinados.
—Creo que me estoy poniendo enfermo —le
susurró Heechul, su mano en su intestino.
Yunho sacudió la cabeza. —No, hasta que no
respondas a mis preguntas. Una vez que lo hayas hecho, puedes ir a vomitar y
echar el corazón.
—Yo creía que conocerías la debilidad de
todas las especies de cambiaformas —dijo Siwon mientras le pasaba a Heechul la
palma de la mano por la espalda, reconfortándolo.
—Principalmente lo hago, pero no hay muchos
que hayan luchado contra los Cobras y logrado salir con vida. Por lo tanto, la
información sobre la forma de acabar con ellos es bastante escasa. Tenía la
esperanza de que hubiera algo en uno de esos viejos libros que me ayudara.
—¿Por qué Eric no solo envía un equipo y los
vuela por los aires? —preguntó Siwon.
Sorprendentemente, fue Heechul quien
respondió. —Debido a que los Cobras tienen aún más desarrollados los sentidos
del oído y el olfato que los demás cambiaformas. Serían capaces de detectar que
llegaba un grupo de felinos y escaparían.
Yunho le dio una sonrisa lobuna. —Mira, sabía
que el señor sabelotodo me podría ayudar.
—Heechul negó con la cabeza.
—Yo no soy el inteligente, lo son Minho y
Jiyong.
—Fui primero a ellos y ninguno pudo decirme
absolutamente nada sobre los Cobras. Ambos dijeron que tú serías el único capaz
de ayudarme.
Una pequeña sonrisa juguetona se formó en los
labios de Heechul. —¿En serio?
—¿Realmente crees que soy el típico tío que
te daría falsos halagos solo para elevarte el ego? —bromeó Yunho, haciendo su
típica inclinación de cabeza.
—Realmente no —reconoció Heechul.
—Entonces, dime lo que sabes sobre Cobras —le
pidió Yunho una vez más.
—Son jodidamente difíciles a matar y les
gusta jugar con su comida antes de comérsela —dijo Heechul.
—Ah, eso suena como yo.
Siwon no tenía miedo de muchas cosas, pero
incluso él consiguió un escalofrío cuando Yunho dijo esas palabras. El brillo
en los ojos del duro Leopardo gritaba que no hacía afirmaciones falsas. En ese
momento, Siwon casi se compadeció del Cobra.
—Sí, he oído eso de ti. —Heechul agarró un
libro de uno de los muchos estantes y lo abrió.
Yunho se movió alrededor de Heechul hasta
quedar de pie detrás de él. Mientras que la parte defensiva de Siwon se
levantó, él la apartó, consciente de que Yunho sólo quería leer sobre el hombro
de su compañero. No sólo eso, sino que por alguna razón, Siwon tenía la
sensación de que Yunho hablaba realmente en serio cuando dijo que nunca le
haría daño a Heechul.
Estaban todos en silencio mientras Heechul
hojeaba el libro hasta que encontró lo que estaba buscando. —Aquí, sabía que
recordaba haber leído este pasaje acerca de los Cobras.
Siwon se acercó más, entrecerrando los ojos a
medida que estudiaba la página. —¿Qué dice?
—No mucho. Sólo que los Cobras utilizan su
veneno para acabar con su presa antes de matarla, y que lo pueden hacer incluso
en su forma humana.
—Ew, eso es bastante horrible —declaró Siwon,
su estómago revuelto ante la idea de que una criatura como esa existiese. Dijo
una oración silenciosa de agradecimiento de que los cambiaformas Cobra fueran
raros. No podía imaginar un mundo poblado por cientos de esos monstruos.
Heechul leyó un par de párrafos más antes de
continuar. —Hay una parte donde el autor teoriza sobre que los Cobras pueden
tener un punto vulnerable en la parte posterior de su cuello.
—¿Por qué es sólo una teoría? —preguntó Yunho
mientras se movía tan cerca que casi se montó a caballito sobre la espalda de
Heechul.
—Probablemente porque cada imbécil que se
atrevió a probarlo murió en el proceso —arrastraba las palabras cuando Siwon
estiró la mano y tiró de Heechul más cerca de él. Porque aunque no pensara que
Yunho tuviera la intención de hacerle daño, eso no significaba que a Siwon le
gustara que el chico estuviera casi frotándose contra Heechul.
—Sí, bueno, eso ahora va a cambiar, porque
nunca he fallado eliminando un objetivo. —Yunho sonrió, mostrando lo orgulloso
que estaba de su récord de homicidios.
Heechul se acomodó más profundamente en el
pecho de Siwon. —¿Le has dicho algo a Seungri acerca de tu nuevo trabajo?
—¿Quieres decir sobre lo de que voy a matar a
los Cobras?
—Sobre lo de ser un asesino y punto —Heechul
cortó.
—¿Qué tiene que ver en este negocio?
—Te considera un hermano y se preocupa por
ti.
—Le he dicho un montón de veces en el pasado
que no pierda el tiempo preocupándose por mí. Si no quiere seguir mi consejo,
entonces no puedo evitarlo. —Yunho se acercó al libro y empezó a leerlo,
rechazando claramente el tema.
Pero Heechul era Heechul y no podía dejarlo
ir. —Va a enojarse con Eric por darte ese trabajo.
Yunho lo miró, su rostro crispado, molesto,
la primera señal verdadera de emoción que Siwon le había visto al Leopardo.
—¿Por qué? No es que Eric pueda permitir una amenaza en contra de su coalición
sin responderla. Si el Cobra no es eliminado, sólo será cuestión de tiempo
antes de que otra familia sea atacada.
—¿Pero por qué tienes que ser tú el que lo
cace?
—Porque soy bueno en lo que hago y no tengo
familia que dejar atrás si no regreso.
Heechul negó con la cabeza, la voz quebrada
por el desconcierto. —¿Pero no tienes miedo?
Yunho parpadeó un par de veces como si la
pregunta lo hubiera confundido antes de responder con un lacónico: —No. ¿No lo
entiendes?
—¿Entender qué?
—Yo no siento nada, nunca. El miedo, el amor,
el odio, la ira, son sólo palabras para mí.
—Pero pensé que habías dicho que Seungri es
como un hermano para ti.
—Sí, pero eso no quiere decir que lo ame.
Sólo me importa lo que le suceda. ¿Entiendes la diferencia? —Yunho preguntó,
sin cólera en su voz.
—Supongo, pero suena solo a como una forma de
vivir —observó Heechul suavemente.
—Por suerte para mí, no sufro con ninguna
emoción. —Yunho se dio la vuelta y salió de la habitación.
Heechul se quedó pensativo por un tiempo en
la puerta antes de inclinar la cabeza hacia atrás para mirar a Siwon. —Me
siento muy mal por él.
—¿Quién, Yunho o el Cobra? —preguntó Siwon,
haciéndose eco de su pensamiento anterior.
—Yunho, por supuesto. Él tiene que estar muy
solo.
—Ya lo has oído, no se siente solo —dijo
Siwon, apretando su agarre sobre Heechul. Se inclinó y hundió la nariz en la
parte interior del cuello de Heechul. Respiró profundamente, saboreó la forma
en que los olores combinados se quedaban en la piel de su compañero. Como
siempre, surgió una emoción primaria de propiedad a través de Siwon, ya que
servía para hacerle saber a otros que se pertenecían.
—Sin embargo, todos deberían tener un lugar
al que ir en Navidad. Apuesto a que Yunho no tiene ni siquiera eso. ¿Conoces a
los Panteras con los que ha estado viviendo?
—¿Quieres decir mudo y asno? —Siwon le
preguntó, diciendo los apodos de Dongwon y Minwoo, un par acoplado que había
acogido a Yunho.
—Jaejoong me dijo que se iban fuera del
estado durante el próximo par de semanas. Así que Yunho ni siquiera los tiene a
ellos.
—¿Jaejoong todavía vive también allí?
—No, Dongwon pensó que sería una buena idea
para Jaejoong vivir en otro lugar hasta que Yunho se estabilizara. —Heechul
frotó su mejilla contra Siwon.
—Buena suerte con eso, no creo que Yunho
llegue nunca a ser normal.
—Yo tampoco, y eso va a romper el corazón de
Seungri, cuando se entere de ello.
—Déjame adivinar, esos libros te lo han dicho
todo acerca de los Leopardos —conjeturó Siwon tristemente.
Heechul suspiró. —Sí, y todos dicen lo mismo.
No hay manera de cambiar a un Leopardo. Al menos no completamente. ¿Crees que
es por eso que Eric lo ha convertido en un asesino?
—Sí, en todo caso Eric, es práctico. Utiliza
las mejores cualidades de Yunho para el bien de la coalición.
—¿Al hacer de él un asesino múltiple?
—Heechul hizo un suave sonido de disgusto—. Eso me parece muy duro.
—Es mejor que la otra opción. —Siwon no se
atrevía a decir en voz alta la palabra exterminio. No cuando Heechul parecía
tener un lado sentimental en lo que Yunho se refería.
—Eso es verdad. Sólo deseo que hubiera algo
más que pudiera hacer para ayudarlo.
Siwon sonrió, tocó de forma tierna el corazón
de Heechul. Con la vida de mierda que había sufrido, Heechul podía fácilmente
haber terminado cansado y amargo. Sin embargo, a pesar de todo, Heechul era
dulce y cariñoso.
—Sé de una cosa que puedo hacer —declaró Heechul,
tan emocionado que empezó a rebotar ligeramente en sus pies—. Voy a invitar a
Yunho con nuestra familia a la cena de Navidad. De esa manera, al menos no
estará solo un día.
—Oh, muchacho —se quejó Siwon—. Me aseguraré
de decirle a Dara que oculte todos los cuchillos afilados y enviaré una nota a
todo el mundo diciendo que puede ser una buena idea llevar un chaleco
antibalas. Con Yunho alrededor, todos lo vamos a necesitar.
—¿No crees que estás siendo un poco
melodramático?
—Bebé, no puedes olvidar que la primera vez
que me encontré con Yunho me disparó no una sino dos veces —Siwon arqueó una
ceja.
Heechul se ruborizó. —Oops, lo hizo. Sin
embargo eso no cambia las cosas. Vendrá a cenar, aunque tenga que arrastrarlo
hasta allí yo mismo.
….
…..
La puerta principal de la morada de los
hermanos jaguares se abrió con un estallido cuando Seungri irrumpió a través de
ella literalmente arrastrando a Jiyong a remolque. Seungri tenía un firme
control sobre la oreja de Jiyong y lo llevaba como si fuera un niño travieso.
—¡Genial! ¿Dónde te disparó en esta ocasión?
—Junjin exigió, aunque Heechul detectó el indicio de una sonrisa en los labios
de su hermano. Era por todos conocido el
mal manejo de Jiyong con las armas, de hecho el chico era un total desastre que
por lo general terminaba dañando a uno que otro inocente felino.
—No le disparé en esta ocasión, lo juro
—protestó Jiyong, aún en una posición medio agachada—. Además, casi di en el
objetivo esta vez. Solo fallé por unos pocos centímetros. —A pesar del dolor
que debía tener, todavía disparó una radiante sonrisa de ‘estoy orgulloso de mí
mismo’.
Seungri dio una risa indignada. Lo único que
podía haber enojado a Seungri tanto, es que debía haber descubierto el nuevo
trabajo de Yunho.
—¿En qué te he mentido que tenga que ver con
Jiyong? —Eric asintió hacia la mano de Seungri que todavía tenía un firme
control sobre la oreja de Jiyong.
—Voy a cambiar y te morderé el culo —amenazó
Jiyong, una mueca de dolor cuando Seungri le dio un firme tirón.
—No, no lo harás. Odias ver sangre —respondió
Seungri.
Eric miró a Seungri. —Bien, si no puedo
obtener una respuesta directa de ti, entonces se la pediré a Jiyong.
—Está bien —respondió Jiyong mientras
arrastraba sus pies, sin duda tratando de encontrar una posición más cómoda.
—¿Por qué está Seungri furioso? —preguntó
Eric a Jiyong, con un tono tan tranquilo que a producía escalofríos en la
espina dorsal.
—Puede que se me haya escapado que Yunho
tiene una nueva misión dentro de la coalición —admitió Jiyong.
—¿Cómo te enteraste? —preguntó Heechul,
debatiendo consigo mismo si debía intervenir y tratar de separar a sus dos
compañeros de camada.
Luego Jiyong dejó escapar otro silbido de
dolor y Heechul se adelantó, poniendo suavemente una mano sobre los dedos de
Seungri. Eso es todo lo que necesitó. Seungri lo miró a su manera y de
inmediato dejó ir a Jiyong.
Jiyong se agachó detrás de Heechul antes de
responder: —Podría haber visto la orden mientras estaba en la oficina de
Seunghyun.
—Mierda —sopló Heechul.
Seungri saludó con la mano. —¡Hola! Estoy de
pie aquí. Ahora qué alguien me diga qué jodidos está pasando. Me merezco saber
lo que estás haciendo con Yunho.
Eric dijo: —Está trabajando como asesino.
—¿Quieres decir que... por ti? —Seungri le
preguntó en voz baja.
—¿Cómo pudiste hacerme esto? —murmuró
Seungri, su mirada herida centrada en Eric.
—No tiene nada que ver contigo, te lo juro
—protestó Eric.
—¡Tonterías! —Argumentó Seungri—. Ambos,
Minho y Yunho, tienen todo que ver conmigo.
—No tenía otra opción —intervino Junjin, su
tono de voz suave, como el que se podría usar con un paciente histérico o algo
así.
—Eso es un pretexto —se burló Seungri.
—En este caso, no lo es. Dongwon y Minwoo son
buenos, pero ni siquiera ellos son totalmente capaces de reformar a un Leopardo
—continuó Junjin consolándolo.
Seungri, sin embargo no lo compró. —Si me
aceptan por ser un ladrón de primera, entonces ¿por qué no pueden aceptar a Yunho
por ser un poco excéntrico?
—Esto va más allá de ser excéntrico y lo
sabes —cortó Eric suavemente.
—Además, ha habido un montón de buenos
felinos que han trabajado como asesinos antes. Taeyang fue uno antes de que te
conociera —agregó Junjin.
Seungri frotó las manos sobre su cara. —Eso
es diferente. Taeyang lo hizo porque era un trabajo y nada más. Yunho... —Se
calló, un sollozo suave salió de su pecho.
—Yunho va a disfrutar —Heechul terminó para
él.
Seungri asintió y permitió que Heechul lo
acunara en un abrazo incómodo.
Abruptamente, Seungri lo empujó y lo olió, su
rostro claramente emocionado. —Me voy a mi habitación a dormir. Os veré más
tarde. —Sin hacer contacto visual con nadie, Seungri salió de la habitación, un
silencio incómodo se instaló tras su estela.
—Oh, Eric. ¿No había otra cosa que pudieras
haber hecho? —Dara le preguntó, las lágrimas se acumulaban en sus ojos.
—Créeme, nadie lo quería más que yo, ojala
hubiera habido otra cosa —respondió Eric.
….
…..
A la mañana siguiente, Heechul estaba tendido
en la cama pasando su mano sobre la almohada vacía a su lado. A lo lejos, se
oían voces amortiguadas y otros ruidos que lo hicieron saber que el resto de la
familia ya estaban levantados, pero se resistía a unirse a ellos. No quería
hacer frente a un árbol, a los regalos y todos los otros tipos de basura de
Navidad sin Siwon a su lado.
Un suave golpe lo sacó de sus depresivos
pensamientos. Se sentó y se aseguró de cubrirse con los cobertores antes de
decir: —Adelante.
Dara asomó su cabeza por la puerta. —¿Has
visto a Seungri?
—No desde ayer por la noche. ¿No está en su
cuarto?
—No. Taeyang dijo que cuando despertó esta
mañana, descubrió que Seungri se había ido.
Mierda, eso no era bueno. La última vez que
Seungri se ocultó, les había llevado meses seguirle la pista. Si había una cosa
en la que Seungri era bueno, era desapareciendo. Peor aún, Sunwoo, el Cuervo
que lo había secuestrado y abusado de él, todavía estaba por ahí, y estaría
ávido de su sangre.
—Está bien, dame un segundo para vestirme y
te ayudaré a buscarlo —dijo Heechul, sus propios problemas desdibujándose en el
fondo. —Taeyang será capaz de seguirle la pista
—respondió Heechul con una certeza que no sentía realmente. No puede haber
llegado muy lejos. No con la tormenta de nieve.
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