CAPITULO NUEVE
Una vez
que Jaejoong salió de la enfermería, se apoyó contra la pared y tomó una
respiración profunda mientras trataba de calmar sus nervios. Se llevó una mano
a su pecho, casi como si fuera a sostener su corazón latiendo con fuerza antes
de cerrar los ojos brevemente. Mierda, podría haber ido mejor. Cuando había ido
a ver cómo estaba Yunho, tenía toda la intención de jugar la carta tranquila y
serena. En su lugar, casi había caído de rodillas y se había ofrecido a Yunho.
Jaejoong
gimió cuando se llevó el talón de su mano a su ojo. Maldita sea, ¿para qué
mentirse? No había mentido cuando dijo que nunca dormía con el mismo tipo dos
veces. Bueno, eso es, excepto sus viejos compañeros de habitación, pero eso no
contaba. Durante los últimos dos meses, rara vez Jaejoong veía a Yoochun y a
los otros, y mucho menos tenía tiempo para conectar. Una vez que fueron
rescatados por Eric y sus soldados, Jaejoong y sus amigos siguieron con sus
vidas cuando varias familias y parejas los aceptaron en ellas.
Jaejoong
se mordisqueó el labio inferior mientras contemplaba llamar a Yoochun. En el
pasado, siempre había admirado al lobo y había ido a pedirle consejo. Tal vez
podría ayudar a meter su cabeza en su lugar. Tan pronto como la idea se le
ocurrió, Jaejoong la desestimó. Yoochun tenía sus propios problemas a los que
hacer frente sin tener que agregar todos los problemas de Jaejoong.
Los
siguientes que Jaejoong consideró fueron Minwoo y Dongwon, los dos Panteras,
que lo habían acogido la primera vez que entró en la coalición. Jaejoong
decidió rehusar esa idea ya que se había mudado a su propio lugar, y después se
habían llevado a Yunho con ellos por un tiempo. Así que no se sabía dónde
tenían sus lealtades establecidas. Lo último que quería Jaejoong era que uno de
ellos fuera a parloteárselo todo a Yunho.
—¿Qué
estás haciendo aquí? —exigió Minwoo cuando se acercó.
«Y… ‘hablando del diablo’».
Minwoo
tenía el mismo pelo oscuro que Jaejoong, pero ahí es donde la similitud
terminaba. A pesar de que ambos eran cambiaformas Panteras, se veían
completamente diferentes. Mientras que Minwoo era unos cuantos centímetros más
bajo y tenía una construcción robusta, Jaejoong era más delgado y alto. No es
que Jaejoong tuviera la ridícula idea de que la diferencia de altura haría una
diferencia si tratara de ganarle alguna vez en una pelea. No tenía ninguna duda
de que Minwoo podría patearle el culo sin perder el aliento.
Jaejoong
se enderezó en la pared. —Me detuve a ver cómo estaba Yunho.
Minwoo
puso una mirada inquieta en su rostro antes de pellizcarse el puente de su
nariz. —Sí, he oído acerca del beso profundo que se dieron mientras estaban en
medio de una misión.
—Vaya
que fue rápido. Sabía que los chismes realmente se movían rápidamente aquí,
pero esto es un récord —dijo Jaejoong, su estómago revoloteando por el tono de
desaprobación que había recogido en la voz de Minwoo.
Mientras
que ya no vivía con la Pantera, Jaejoong todavía quería impresionarlo cada vez
que lo veía. Saber que de alguna manera le había fallado hizo que en realidad
se sintiera culpable por jugar. Esa fue la primera vez, también. Por lo
general, tocaba a quien quería, hacía lo que quería y no le importaba un comino
lo que otros pensaran.
—Fue
sólo un beso —se defendió Jaejoong, su mano tocando la mancha de sangre que
sabía que aún manchaba su cara. Cuando regresó a la sede, no se había molestado
en limpiarla con la intención de llegar a Yunho.
—Un beso
con un Leopardo que acababa de rebanar en cubitos a un trío de cambiaformas
Serpiente —señaló Minwoo.
—¿Y qué?
No es que Yunho sea el único asesino de Eric. Hay un montón de otros felinos
que tienen sangre en sus manos. —Jaejoong apretó los puños, la ira surgía a
través de él, llevándose toda su anterior ansiedad. Incluso si buscó a Minwoo,
eso no significaba que Jaejoong iba a estar allí y dejar que el tipo triturase
en pedazos verbalmente a Yunho.
—Es un
Leopardo —repitió Minwoo lentamente como si estuviera hablando con un idiota.
—¿Qué
punto estás tratando de hacer aquí? —replicó Jaejoong.
—Sé de
tu jodida en Navidad. Junjin dijo que cuando regresó ese día, tú y Yunho
apestaban el uno en el otro. ¿O te has olvidado que cada vez que te refriegas
cerca de otro felino, dejan su olor por
todas partes entre sí?
—No, no
me he olvidado de ese hecho. —Jaejoong no agregó que también recordaba todas
las veces que había andado con olor a otros chicos. Ahora que pensaba de ello,
ninguno de esos olores tenían el mismo borde erótico oscuro que Yunho tenía.
Jaejoong
se preparó para el discurso que sabía se avecinaba. Ya conocía algunas de las
cosas que le habían arrojado en su camino: «No te acerques demasiado. No confíes en él. No cometas
el error de pensar que realmente puedas importarle».
Minwoo
tragó saliva y dijo: —Quiero que lo dejes solo. Lo último que necesita Yunho es
que le hagas daño.
‘¡Eh!’ Jaejoong
negó con la cabeza, como si su cerebro seguramente sólo hubiera oído mal la
última parte. —¿Qué dijiste?
—Mira,
Jaejoong, ya sabes que me agradas y todo, pero tienes algo de fama.
—¿Cómo
cuál? —Jaejoong exigió, indignado de que Minwoo lo juzgara y lo encontrara
carente de alguna manera.
—Yo no
voy a endulzar esto, somos buenos amigos para ese tipo de tonterías. Así que
voy a decirte que eres una puta.
—Sólo a
veces —protestó Jaejoong.
—La
mayoría de las veces —respondió Minwoo graciosamente.
—¿Y qué?
¿Y por qué eso afecta a Yunho?
—Porque
no quiero verlo salir herido cuando pierdas el interés en él y pases al
siguiente sabor del momento.
—Es
curioso, justo hace un segundo me señalabas que era un Leopardo. Yo pensaba que
a esa raza de felinos no podían herirle los sentimientos porque no tenían
emociones en absoluto. —Esto no debería haber herido a Jaejoong mucho cuando lo
dijo, pero lo hizo. Más aún, sentía como si estuviera traicionando a Yunho de
alguna manera.
Minwoo
levantó una ceja. —Los dos sabemos que es mejor que eso. Mientras que eso puede
ser cierto para otros Leopardos, he visto a Yunho cuando baja la guardia y
también tú. No voy a ir tan lejos como para decir que es normal o un candidato
para los ciudadanos del año, pero en el fondo tiene un lado suave.
‘Muy en el fondo’,
Jaejoong reflexionó al recordar a los otros dos cuerpos de serpientes que
habían encontrado después de que Yunho se fuera. Todavía se estremecía al
pensar en cómo una de las cabezas había sido colocada en un estante. Se sentía
casi como si hubiera sido un trofeo puesto con orgullo para ser exhibido.
Recordó
el breve destello de miedo que había pasado por la cara de Yunho mientras
hablaba acerca de su tratamiento bajo la mano de Lee Sang. O la forma en que
había apretado los dedos de Jaejoong en busca de apoyo. La forma en que se
había mostrado reticente a dejar de lado esa comodidad, incluso después de que
Leeteuk terminó de suturarlo.
—Yo
nunca le haría daño a propósito —dijo Jaejoong, sus mejillas encendidas por la
vergüenza.
Dios,
¿era realmente tan malo? La
respuesta a eso tenía que ser sí, de lo contrario, Minwoo nunca habría sentido
la necesidad de advertirlo.
Minwoo
le dio una simpática palmada en el brazo. —No te estoy juzgando ni nada.
—Es
curioso, eso es exactamente lo que parece que estás haciendo —dijo Jaejoong,
desviando la mirada.
—Puedes
joder con cuantos chicos quieras y no podría importarme menos.
—Sí,
siempre y cuando ninguno de ellos sea Yunho.
—Sí, nos
tomó a Dongwon y a mí demasiado tiempo para que Yunho estuviera lo
suficientemente estable mentalmente como para que funcionara en la coalición.
Si decide que tú eres de su propiedad personal y algún otro tipo te jode, ¿cuál
te parece que sería su reacción?
Las
palabras de despedida de Yunho se hicieron eco en los oídos de Jaejoong: «que lo sepas, tú
me perteneces y sólo a mí. Si huelo el olor a otro hombre en ti, lo voy a
destrozar».
—Oh,
maldita sea —sopló Jaejoong, finalmente, entendiendo el punto de vista de Minwoo.
Minwoo
asintió con la cabeza. —Eric ya ha tomado un gran riesgo, incluso por aceptar a
un Leopardo en la coalición. Si Yunho enloqueciera y matara a uno de nuestros
miembros, ni siquiera Eric sería capaz de protegerlo. El resto de la coalición
demandaría la sangre de Yunho como forma de pago.
Por un
momento, Jaejoong se olvidó de respirar cuando las ramificaciones de esa
implicación lo golpearon tan duro como un golpe en el estómago. A pesar de que
había visto a Yunho enfrentarse a un enorme hombre como el infierno horas
antes, él se sentía extrañamente protector con el Leopardo.
—¿Por
qué la gente no puede ver que no es tan malo? —preguntó Jaejoong, su voz un
poco ahogada.
—El otro
día, Yunho llegó de una misión, entró en la cafetería y se sentó ante una de
las mesas del centro.
Jaejoong
se encogió de hombros. —¿Y? ¿Se olvidó de pagar? ¿No limpió sus botas llenas de
barro en la alfombra del frente? ¿Comió demasiados carbohidratos a la vez?
—Él
todavía estaba cubierto con la sangre de su última presa. No lo molestaba en lo
más mínimo. Se quedó sentado allí, comiendo, como si llevara su mejor ropa de
domingo o algo así.
—Oh
—dijo Jaejoong, aclarándose un poco. Tan horrible como sonaba, podía imaginar a
Yunho haciendo precisamente eso, también. Sacudiendo la cabeza, se sacudió el
disgusto—. Así que es sólo un poco excéntrico. Hemos soportado un montón de
otros comportamientos extraños de los demás. Justo el otro día, atrapé a
Seunghyun viendo porno.
—Seunghyun
probablemente sabía que estabas en la habitación y hacía el imbécil contigo
—respondió Minwoo.
Jaejoong
asintió con la cabeza, esa era una posibilidad muy distinta. Aún llevaba las
cicatrices emocionales desde el momento en el que el Chita lo sobornó para que
tragara con la boca llena de canela. Había sido la cosa más dura que Jaejoong
había hecho por cinco wons.
—Además,
hay una diferencia entre un excéntrico y una conducta que da
miedo-como-la-mierda y sabemos en qué categoría cae Yunho.
—¿Qué
pasó con que eras capaz de ver el lado suave de Yunho y toda esa mierda que
escupiste a chorros?
—Sólo
estoy tratando de señalar cómo lo ven los demás. Por alguna razón, parece que
tienen un punto ciego cuando se trata de eso. Tengo la sensación de que nada
que haga Yunho te podrá desanimar.
Jaejoong
revivió la crueldad que el Leopardo había mostrado durante la pelea. La forma
en que se movía como si hubiera nacido para matar. El camino de la sensualidad
de su cuerpo cuando atacaba y se alejaba. Todo lo cual no hizo nada para
aclarar el estado de semi-excitación de Jaejoong. Había sido así desde la maldita
pelea. Se movió con nerviosismo mientras rezaba para que sus pantalones
bombachos fueran suficientes para ocultar su condición actual. Por desgracia,
no había escondido el olor de la oh-yeah-bebé
que su cuerpo estaba disparando.
La boca
de Minwoo cayó en estado de shock antes de rodar los ojos. —Mierda, estás más
excitado que nunca.
Un calor
cubría el rostro de Jaejoong. —No puedo evitarlo. Hace eso en mí.
—Ve a
buscar algún otro tipo y borra algunos de esos impulsos. Sólo asegúrate de que
no sea Yunho de nuevo.
—De eso
se trata. Desde que he estado con Yunho, no quiero estar con nadie más
—Jaejoong finalmente confesó con voz tensa.
—¿Qué? —Minwoo
lo miró como si acabara de anunciar que se unía a los fans de del club
Belibers.
—He
tratado... Dios sabe que lo hice, pero cada vez que he tratado de conectar con
alguien, no he sido capaz de llevarlo a cabo. —Jaejoong bajó la mirada, con
vergüenza de ver la mirada de shock que Minwoo sin duda tenía.
—¿Así
que no has follado con nadie desde Navidad?
Jaejoong
asintió con la cabeza.
Minwoo
añadió: —¿Has sido realmente célibe durante más de veinticuatro horas?
—¡Sí! No
importa de cuántas maneras me lo preguntes, la respuesta todavía será la misma,
a la puta de la coalición no se le empalma con cualquier persona, ¡sólo con el
Leopardo! —Jaejoong se dio cuenta de que la admisión probablemente salió
demasiado alta cuando varios felinos miraron en su dirección.
Murmurando
una maldición en voz baja, Jaejoong dijo en un tono mucho más bajo: —Lo
entiendo bien. No sería bueno para Yunho que se involucrara conmigo. Voy a
tener que idear una manera de evitarlo. Así que no te preocupes, la puta no
estropeará tu último proyecto.
Una
oleada de emociones se construyó en el interior de Jaejoong. Qué eran, no podía
entenderlo. Todo lo que sabía era que se sentía mal del estómago y sólo quería
encontrar un cuarto oscuro para poder olvidarse del mundo por un tiempo. Se
llevó una mano a su intestino cuando se dio cuenta de que nada, ni siquiera el
entrenamiento, el uniforme, o el pertenecer a una coalición, había cambiado
nada. Su padre de crianza había estado en lo cierto. Jaejoong era sólo un
pedazo sin valor de basura que arrastraba a otros abajo.
—Voy a
dejarlo solo. Tienes lo que querías, así que ¿podemos simplemente dejar esto?
—Jaejoong le preguntó, con la garganta apretada por la emoción reprimida.
—Maldita
sea, Jaejoong, no quise hacerte daño o cualquier otra cosa. Es sólo que...
Jaejoong
lo interrumpió. —Estabas más preocupado porque mi comportamiento de mierda
arruinara el trabajo duro que hicieron tú y Dongwon. No te preocupes, lo
entiendo. Después de todo el tiempo que invertiste en conseguir reformar a
Yunho y que sea capaz de trabajar dentro de la coalición, lo último que quieres
es que alguien como yo lo eche a perder.
Lo que
parecía ser un lamento cruzó el rostro de Minwoo. —Eso no es lo que estoy
diciendo en absoluto.
Ah, pero
lo era. Jaejoong debía saberlo ya que lo había oído tantas veces antes. Alguien
en la habitación gritó el nombre de Minwoo.
Minwoo
lo saludó antes de volver su atención a Jaejoong. —Maldita sea. Tengo que salir
en una misión y están esperando por mí.
—Entonces
es mejor que empieces a moverte —dijo Jaejoong, su garganta todavía se sentía
como si alguien la hubiera rellenado con acero.
—No me
gusta salir con este trastorno.
—No te
preocupes. Tú no eres mi amante o mi padre. Diablos, ni siquiera somos amigos.
Yo sólo soy el idiota del que tú y Dongwon se compadecieron por un tiempo. —Y
ahora Jaejoong se dio cuenta de que había sido un tonto al pensar de otra
manera. El hecho de que Dongwon, Minwoo y él fueran Panteras, no quería decir
que todos eran una jodida gran familia feliz.
—Así no
es como nos sentimos acerca de ti en absoluto. —Minwoo se giró hacia el armado
grupo, y volvió a mirar a Jaejoong. —¡Maldita sea! Sabía que debía haber traído
a Dongwon para hablar contigo en mi lugar. Siempre jodo este tipo de cosas. Lo
siento si te hice sentir como que no me importabas o algo así, nada podría
estar más lejos de la verdad.
—Claro
—respondió Jaejoong, nada convencido.
—Dongwon
y yo estaremos de vuelta en un par de días y podemos cenar o algo así. —Alguien
volvió a gritar el nombre de Minwoo, esta vez el tono de la llamada sonaba más
agudo e impaciente.
—Sólo
tienes que ir, estoy bien, en realidad —aseguró Jaejoong. No tenía ningún
sentido que Minwoo se metiera en problemas a causa de sus sentimientos de
dolor.
Sobre
todo, no desde que casi todos en la coalición probablemente estarían de acuerdo
con la evaluación de Minwoo de Jaejoong. Minwoo lo estudió por un momento más
antes de alejarse lentamente. Se volvió una vez para darle un saludo con la
mano, Jaejoong se la devolvió, pegando una sonrisa tan falsa en su cara que le
dolieron los pómulos.
Tan
pronto como Minwoo salió de su vista, Jaejoong dio vuelta sobre sus talones y
prácticamente corrió hacia el lado opuesto del edificio. Irrumpiendo a través
de una puerta trasera, tomó varias respiraciones profundas del aire del
mediodía. Puede que no haya sido exactamente fresco desde que estaban en la
ciudad de Seúl y había un aeropuerto y un par de fábricas cercanas, pero
Jaejoong saboreó cada molécula porque estaba libre de todas las miradas
críticas.
Gruñendo
bajo en su garganta, se volvió y golpeó la pared, haciendo una mueca cuando el
ladrillo cortó sus nudillos. Dio la bienvenida al dolor con la esperanza de que
eso distrajera la atención del dolor en su pecho.
Nada
había cambiado. A pesar de que ahora supuestamente tenía una nueva vida, bajo
todos los chalecos antibalas, armas e insignias de ser un soldado felino,
seguía siendo el mismo perdedor inútil que había sido siempre. Y no importa
cómo lo intentara, nunca sería capaz de arreglar eso.
1 comentario:
ToT eso duele....mucho
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