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lunes, 9 de septiembre de 2013

EL TOQUE DE UN ASESINO: CAPITULO 6

CAPITULO SEIS

Alguien iba a morir antes de que terminara la noche, y Yunho estaba seguro un ochenta y cinco por ciento que no sería él.

Por lo general, la probabilidad sería más alta, mucho mayor, pero la herida sangrante en su costado y el hecho de que estaba con su tercer atacante hacía las cosas un poco más difíciles.

Difícil, pero no imposible.

Corrió a través del almacén abandonado, el edificio oscuro de alguna manera le pareció cavernoso y claustrofóbico al mismo tiempo. Sus pasos resonaron en el interior casi vacío, seguido por la bofetada húmeda de los sonidos gritando su ubicación siguiendo la pista de su culo. Sólo por si acaso derribó una unidad de estanterías metálicas cercanas. Cuando cayó al suelo el ruido le provocó dolor en su oído, Yunho dio una sonrisa que sabía que era salvaje.

«Sí, así es hijo de puta. Ven por mí».

Se puso la capucha de su manto negro sobre su rostro, luego agarró dos espadas cortas, girando las hojas de una manera experimental antes de agacharse en posición de lucha. Incluso en la penumbra, pudo distinguir las manchas de sangre escurriendo por el metal. Un recuerdo de las dos últimas batallas en las que había participado sólo unos momentos antes.

«¡Una!» Esa era la cantidad de cambiaformas Serpientes de cascabel que debía estar allí. Yunho dejó escapar un gruñido suave. Maldita sea, debería haber sabido mejor que no debía confiar en un maldito cambiaformas Hiena. Los idiotas siempre buscaban cualquier oportunidad para darte una puñalada por la espalda.

Ahora, gracias a la puñalada por la espalda que le propiciaron, lo que debería haber sido una misión fácil se había convertido en una colosal mierda de proporciones épicas. En vez de entrar y encontrar su objetivo solo y vulnerable, Yunho tropezó con un nido de Serpientes, un montón de drogas y una cantidad aún mayor de cuerpos humanos.

Ni siquiera alguien tan jodido como Yunho creía que esos fueran los ingredientes para una noche divertida. Dejó escapar un gruñido de frustración mientras esperaba el ataque final de la Serpiente. No pasó mucho tiempo hasta que la Serpiente se mostró. Un conjunto de ojos rojos y brillantes giraban por la esquina y poco a poco se abría paso hacia Yunho. Unos cuantos pasos más, y finalmente pudo distinguir el cuerpo perteneciente a la mirona Cascabel, un hombre demasiado musculoso y calvo que media más de un metro noventa. Para añadir aún más a su factor de parásito, su cuerpo estaba cubierto hasta la mitad por una especie de piel color marrón verdoso de aspecto escamoso. Cuando el hombre sacó su lengua bífida para probar el aire, Yunho frunció los labios con disgusto.

Ah, sí, este tipo debía morir, eso seguro, no se debía permitir vivir a nada que fuera tan feo.

—¿Creías que realmente podrías huir de mí? —preguntó la Serpiente, con una voz tan grave que puso los nervios de Yunho en el extremo.

—En realidad no. Sólo quería ver cuánto tiempo podías perseguirme —dijo Yunho en su mejor tono de aburrimiento.

Años de práctica le permitieron mantener su rostro tan impasible como siempre. Mientras que por dentro su corazón golpeaba como si le hubieran aplicado una tonelada de inyecciones de adrenalina a través de su cuerpo, en el exterior sabía que parecía tan fresco como un invierno de Seúl.

—Cometiste un gran error al venir aquí esta noche —se burló el otro hombre.

—Es gracioso, eso es exactamente lo que el último idiota dijo. Justo antes de que le rebanara la cabeza.

—Vi que lo dejaste en un estante.

Ahora Yunho se permitió un destello de emoción cuando lanzó una mirada no muy tonta.
—Sí, se suponía que debía servir como advertencia, pero parece que la ignoraste. Lástima, realmente estoy cansado de matar Serpientes esta noche.

La Serpiente echó una mirada desdeñosa sobre el cuerpo de Yunho. —¿En serio? ¿De verdad crees que puedes derribarme?

Yunho sabía exactamente lo que la Serpiente pensaba cuando su mirada lo evaluaba: un cambiaformas felino delgado que parecía recién salido de su adolescencia. Con su mata de cabello un poco alborotada, sucia y castaña asomando bajo su capucha y sus ojos marrones, inocentes, a menudo hacían ver a Yunho de una forma equivocada, como si fuera el tipo de chico del coro. Un error que les costó la vida a muchos de sus enemigos.

La Serpiente dio a Yunho una mirada de desprecio. —Estoy pensando en que algo tan pequeño como tú ni siquiera podría ser una comida decente.

Yunho recordó algunos de los cuerpos con los que se había tropezado y sobre los que pasó, parcialmente digeridos la primera vez que entró en el edificio y tuvo que reprimir un estremecimiento de indignación. Sin embargo, la gente lo acusaba de tener malos modales en la mesa. Por lo menos, no regurgitaba la comida de nuevo sobre la mesa.

La Serpiente continuó: —Creo que tal vez sólo voy a rasgarte en pedazos y servirte con galletas.

Dios, cómo odiaba cuando trataban de hacerse los listos con amenazas sobre su muerte. Yunho no hizo ningún intento de ocultar que estaba rodando los ojos. —¿Podemos terminar esto? Tengo otro trabajo planificado para esta noche y me gustaría llegar antes de que sea demasiado tarde. Realmente odio perder mi noche tratando con ‘Conan’. Me pone de mal humor.

Su costado eligió ese momento para comenzar a sangrar en serio, como si la herida se estuviera profundizado. «No debes estar de pie, por no hablar de luchar». Hizo caso omiso tanto de la rigidez como del dolor húmedo, mientras esperaba a que la Serpiente atacara. Yunho le dio a sus espadas una última vuelta cuando oró para que la batalla fuera rápida. Había comenzado a sentir un poco de vértigo y de alguna manera no creía que la Serpiente jugara limpio, si Yunho se desmayaba a sus pies.

Luego las cosas fueron de mal en peor cuando una gran explosión sonó desde el otro lado del edificio. Unos momentos más tarde, el clamor de muchas voces llenó el aire. Todas ellas les gritaban a los ocupantes que se tiraran al suelo y se rindieran.

¡Mierda! Las drogas, los cambiaformas Serpientes, los humanos muertos. Ahora todo tenía sentido.

De alguna manera, el culo de Yunho había tropezado en una guarida de cambiaformas traficantes de drogas, que estaba siendo vigilada por los soldados de la propia coalición felina.

Para decir las cosas como eran, estaba jodido más allá del reconocimiento y eso sería la subestimación de la década.

En la mitad de tiempo que le llevó tomar una respiración para aclarar todo esto, la Serpiente se puso en acción. Abordó a Yunho y lo llevó hasta el suelo. Yunho dejó escapar un gruñido que sonó más a humano que a Leopardo cuando el pánico corrió por él como una mala droga.

Bien, si este hijo de puta quería jugar sucio, Yunho lo complacería. Después de todo, ¿qué era lo que decían acerca de los cambiaformas Leopardo? Oh, sí. Que todos ellos eran unos locos chalados y que ninguno de ellos se enfrentaba en una lucha justa. Pateando los talones fuertemente contra el piso de concreto, dejó libre una hoja de la punta de su bota. Yunho soltó otro gruñido, esta vez más un grito de guerra, cuando llevó su pie hacia arriba hacia la cabeza de la Serpiente.

….
…..

Jaejoong se humedeció los labios por la ansiosa anticipación cuando se acercaron al almacén. A pesar de que esto marcaba su quinta misión de buena fe en el equipo, aún tenía las mismas emociones contradictorias chocando dentro de su pecho. Entusiasmado por último, de ser capaz de ver algo de verdadera acción después de todos los meses de entrenamiento. Además, el temor por… finalmente ser capaz de ver algo de acción real y caer en una situación en la que no volvería con vida.

No tenía ilusiones. Como soldado, no había garantías. Como un soldado de la coalición felina, las probabilidades bajaban muchísimo y no a su favor. No sólo tenía que lidiar con el barro humano, sino con otros cambiaformas también. La mayoría de los cuales, si Jaejoong era totalmente honesto consigo mismo, le daban un miedo escalofriante. En su corto tiempo desde que había descubierto que era un felino, había encontrado Escorpiones, Cuervos, Serpientes y una sola vez un cambiaformas Tarántula. Todavía tenía pesadillas sobre esto último.

Apretó su fusil, más feliz que nunca de que el uniforme constara de guantes negros, de lo contrario el arma se le habría escapado de sus sudorosas manos. No por primera vez, era muy consciente de que era mucho más pequeño que el resto de su equipo. Todos ellos eran grandes, musculosos y endurecidos. En otras palabras, perfectamente criados para la batalla. Aunque siempre había sido alto, con los soldados que estaban a unos cuantos centímetros de él, era el más pequeño y pesaba por lo menos veinte kilos menos que ellos. Una vez había hablado de esto con sus mentores, Minwoo y Dongwon, y ellos le habían asegurado que no importaba. «Eres más rápido que los otros y más flexible. También sabes cómo pensar en tus miedosos pies rápidamente. ¿Por qué crees que has destacado en tu entrenamiento?» Le dijo Minwoo.

Jaejoong se aferró a esas palabras cuando la segunda granada cayó con una fuerte explosión. Siguió al resto del equipo al interior. Donde los otros ya estaban gritándoles órdenes a sus objetivos, Jaejoong mantuvo cerrada la boca, no quería cometer el típico error de novato de gritar la orden equivocada o algo así.

Tan pronto como todos ellos estaban en el interior, incluso un soldado novato como Jaejoong se dio cuenta de que algo andaba mal. No sólo no había traficantes de drogas o Serpientes o humanos como se esperaba, sino que el lugar parecía estar desierto. Eso fue hasta que se aventuraron un poco más adentro. Entonces se encontraron con un sitio que era tan terrible que hizo que su aliento quedara atrapado en su pecho, y al mismo tiempo, lo despertó de una forma que una película pornográfica no podría hacerlo.
Yunho, la tentación que siempre ha estado tan cerca, pero sólo una vez había probado, estaba a sólo unos metros de distancia. El Leopardo luchaba con lo que parecía ser un cambiaformas semi-transformado en Serpiente. El aspecto horrendo del atacante pasó a tomar el segundo lugar de su miedo, en comparación con la espada del hombre. Que brilló rápidamente alrededor, lo que hacía difícil seguir la trayectoria de la hoja, que pasó en dirección a Yunho.

Yunho llevaba la misma capa con capucha que siempre se ponía cuando salía de misión. Que lo hacía parecer más pequeño de lo habitual. O tal vez eso parecía por la enormidad de la Serpiente. La diferencia de tamaño no parecía afectar a Yunho en lo más mínimo. Su rostro seguía siendo una máscara de frío mientras esquivaba la espada. La usual suave cara de bebé de Yunho estaba cubierta con una insipiente barba y un puñado de sangre estropeaba uno de los lados de su mandíbula. Blandía un conjunto de dos espadas cortas que utilizaba para desviar el arma del atacante.

Jaejoong contuvo un gemido de aprecio cuando su cuerpo vibró de excitación. Joder, la forma en la que Yunho se movía era una cosa hermosa. Sensual, elegante y mortal que hipnotizaba a Jaejoong.

Los soldados felinos observaban en un silencio absorto. Su general, Junjin, levantó una mano para indicar a todos que se quedaran quietos y siguieran manteniendo sus bocas cerradas. Jaejoong estaba más que contento de obedecer. Podría haber visto este espectáculo durante toda la noche.

Eso fue hasta que la Serpiente comenzó a tomar la delantera. Giró su espada a un lado, la hoja cortó en el borde de la mano derecha de Yunho. Yunho dejó escapar un siseo de dolor, cuando un chorro de sangre golpeó una pared cercana. Sus dedos perdieron el agarre y una de las espadas cortas golpeó el suelo con un ruido fuerte.

—Estúpido jodido Leopardo. Son siempre los más difíciles de matar. Pero al final, todo el mundo siempre muere bajo mi espada —escupió la Serpiente.

Yunho miró y arqueó una ceja antes de que una sonrisa frunciera sus labios. Un escalofrío bailó a lo largo de la columna vertebral de Jaejoong cuando captó el brillo en la mirada depredadora de Yunho. Para alguien que estaba acorralado y sangrado, Yunho no actuaba con miedo en absoluto. En todo caso, Jaejoong diría que el hombre actuaba como si acabara de ganar la pelea.

—Estúpida jodida Serpiente. Nunca saben cuándo cerrar la maldita boca —devolvió Yunho, su suave voz cerca de un ronroneo.

La Serpiente parpadeó un par de veces, una expresión atónita cruzando su rostro, de alguien que hubiera sido abofeteado como una perra. —¿Qué acabas de decir?

—Aquí, te voy a cortar, ¿ahora puede entenderlo tu diminuto cerebro? Cierra la jodida boca, tus comentarios de dos centavos me aburren.

El gran hombre gruñó ante los cargos. Yunho le dio un silbido de desaprobación. El corazón de Jaejoong quedó atrapado en su pecho. No fue hasta que sintió la mano de Junjin en su brazo que Jaejoong se dio cuenta de que incluso había empezado a correr hacia adelante para ayudarlo.

—No te preocupes, Yunho puede manejar esto por sí mismo —aconsejó Junjin en voz baja.

Jaejoong miró a su jefe de filas. Con el pelo corto castaño y ojos color chocolate, además de un carácter tolerante, Jaejoong había estado enamorado del hombre por un tiempo, a pesar de que Junjin estaba acoplado. Ahora, sin embargo, Jaejoong casi odiaba al hombre.

¿Cómo se atrevía simplemente a asumir que Yunho podría acabar con alguien tan grande y de aspecto tan malvado? El hecho de que Yunho fuera duro y un luchador implacable no quería decir que fuera jodidamente infalible. Leopardo o no, Yunho merecía tener el mismo apoyo y la atención que el resto de la coalición.

Su furia se había mostrado en su cara porque Junjin levantó una ceja hacia él. —Si pensara por un momento que Yunho estaba en peligro, no dudaría en entrar y ayudarle yo mismo. Sigue siendo uno de nosotros, sin importar quiénes fueron sus padres.

Una parte de Jaejoong todavía no compraba la explicación, pero no se atrevió a decirlo en voz alta. Simplemente no era parte de su naturaleza desafiar a una figura de autoridad como lo era Junjin. Jaejoong apretó los labios en una apretada línea observando la batalla.

El sangrado de Yunho se veía peor, un pequeño círculo de gotas de sangre formaban un círculo en el suelo polvoriento cuando los combatientes continuaron atacándose y defendiéndose. Justo cuando Jaejoong se sentía a punto de gritar de la ansiedad, Yunho dio un fuerte grito de batalla. Ejecutó un perfecto salto. Jaejoong atrapó un destello de luz que se reflejaba en la hoja pequeña que sobresalía del zapato del Leopardo. La Serpiente también lo vio, pero demasiado tarde para hacer nada al respecto. El pie de Yunho se arqueó en el frente del cuello de la Serpiente, rebanando perfectamente la carne suave.

Un suspiro colectivo salió de los soldados felinos cuando más sangre fue derramada en el suelo, esta vez fue de la Serpiente en lugar de la del Felino. La Serpiente hizo un vano intento de mantener la herida cerrada, sus manos arañaban su cuello. Yunho le dio una mirada más impasible antes de que terminara de rebanar el resto con su corta espada. Con un suave movimiento, la hundió en el pecho de la serpiente.

El hombre dio un gran murmullo que sonaba patético cuando Yunho sacó su espada.

—Ahora eres tú quien va a morir —Yunho le dijo con una voz extrañamente tranquila.

La Serpiente cayó al suelo con un golpe fuerte, su cuerpo se estremeció una vez y luego se quedó inmóvil. Fue entonces que Yunho finalmente los miró. Movió un poco la cabeza, como si su mirada estuviera un poco confundida, viajando por todo el grupo antes de que se encontrara con Jaejoong.

Un ligero temblor atormentó a Jaejoong cuando se vio incapaz de mirar hacia otro lado o incluso respirar. La intensidad pura estampada en el color marrón de los ojos de Yunho mirando a Jaejoong le dio a este todo tipo de sentimientos. Finalmente Yunho le dio una sonrisa conocedora leve antes de que dirigiera su atención a Junjin.

Caminando lentamente hacia el líder del equipo, Yunho dijo: —Hay tres personas muertas en la oficina. Ninguno muerto bajo mis manos.

La forma displicente de Yunho de entregar la información sorprendió a Jaejoong. Por todo el cuidado que el hombre mostró, podría haber estado hablando de algo tan aburrido como a quién le tocaba recoger la ropa de la lavandería o algo así.

Junjin no actuó muy sorprendido. Él se limitó a asentir. —Muy bien, entonces ¿qué pasó con ellos?

—Las Serpientes tenían hambre, así que salieron y cazaron la cena. —Yunho le dio una sonrisa positivamente malvada—. Ahora, las dos Serpientes muertas en la oficina... esos si murieron por mis manos.

Uno de los soldados, un cambiaformas León, soltó una maldición por lo bajo: —Maldita sea, es frío.

Yunho lo miró fijamente con una mirada letal. —Eran muy, muy malos, así que tuve que mostrarles el error de sus caminos. Es por lo que Eric me paga.

Eric era el líder de la coalición y uno de los pocos que tenía una apariencia de control sobre Yunho. Por lo que Jaejoong podría decir, Yunho casi idolatraba al hombre.

Yunho y Junjin intercambiaron unas pocas palabras más, pero a decir verdad, Jaejoong no escuchó más de él. Estaba demasiado concentrado en el estudio del perfil de Yunho. A pesar de saber que sería una mala idea, Jaejoong permitió que su mente divagase de nuevo al breve encuentro que los dos habían compartido sólo un par de meses atrás. No fue nada largo y premeditado, tan sólo unos minutos robados en una despensa. Pero esos momentos habían atormentado a Jaejoong desde entonces.

Por mucho que quisiese, no podía olvidar la forma en que se sintió cuando Yunho lo inmovilizó, o la forma en que se había sentido Jaejoong cuando le había dado al Leopardo más de lo que podía borrar y lo correcto que se sintió cuando la polla de Yunho lo había llenado con tanta perfección, casi como si Jaejoong hubiera sido hecho para ser follado por el otro hombre.

Maldita sea, ¿qué daría Jaejoong para conseguir una repetición de ese encuentro? Sin embargo, nunca se había atrevido a acercarse a Yunho desde ese momento. Desde que había entrado en la coalición, Jaejoong escuchó cómo todos decían que los Leopardos eran fríos y sin emociones. Desde luego, no podía enamorarse o tener cualquier tipo de relación. A pesar de todo el juego que había hecho en el pasado, Jaejoong estaba seguro de que con sólo una vez más caería duro por Yunho. La única manera en la que la situación acabaría era con él en la enfermería con el corazón quebrado y Yunho molesto con la Pantera porque no lo dejaba en paz. Por lo tanto, con una furiosa erección o no, Jaejoong juró que lograría mantener la calma hasta que todos estuvieran de vuelta en la sede. Una vez allí, Jaejoong podría encontrar un cuarto de baño donde podría liberar un poco la tensión y tal vez conseguir sacar a Yunho fuera de su mente durante más de cinco minutos.

Estaba tan absorto en sus lujuriosos pensamientos que Jaejoong no se dio cuenta que la conversación había terminado hasta que Yunho se movió a un pie delante de él. Por alguna extraña razón, Jaejoong experimentó un ataque de timidez que era el primero para él. El corazón le latía ferozmente sintiendo una sensación de hormigueo hacia fuera por encima de su cuerpo. Las mejillas encendidas, miró por debajo de sus pestañas a Yunho.

—Te ves tan malditamente caliente armado de esa manera —declaró Yunho cuando su mirada recorrió todas las armas de fuego diferentes, cuchillos y municiones atadas al pecho y las caderas de Jaejoong.

Antes de que Jaejoong pudiera elaborar una respuesta elocuente a ese comentario curioso, Yunho se acercó y agarró suavemente la barbilla de Jaejoong. Jaejoong podía sentir una rigidez caliente, cuando la sangre de la herida de Yunho se untó en su cara.

De alguna manera, incluso se sentía bien, casi como si Yunho le dejara alguna marca de propiedad. Después de lamer sus propios labios, Yunho atrapó sus bocas juntas en un beso duro. Jaejoong se quedó rígido por la sorpresa. Aunque nunca había boicoteado una demostración pública de afecto, ni siquiera consideró apropiado jugar así durante una misión, y mucho menos frente a todo un equipo de soldados felinos.

A continuación, la lengua de Yunho salió corriendo a acariciar la comisura de los labios de Jaejoong y él mandó su moral al carajo. Con un gemido, Jaejoong abrió la boca, permitiendo acceder a Yunho. Para su decepción, Yunho sólo hizo un par de pases de su lengua por sus labios antes de que repentinamente rompiera el beso.

Volviendo la cara para que sus labios quedaran sobre el oído de Jaejoong, Yunho le susurró: —No puedes seguir evitándome para siempre, Pantera. Sobre todo porque sé dónde vives.

El deseo pasó a través de Jaejoong como una bala. Abrió la boca para disparar una de sus respuestas por lo general coquetas, pero todo lo que pudo sacar de su boca fue un: —¿Huh?

—No voy a descansar hasta tener tu cuerpo duro debajo de mí otra vez.

—¿Tú no qué? —Jaejoong sentía una sensación de victoria por finalmente haber podido formar más de dos palabras.

—Nop, todo lo que puedo pensar es en cómo me hace sentir tu apretado culo... el dulce sonido que haces cuando te corres.

Después de oír esa declaración su pene se endureció, Yunho dio un paso atrás tan bruscamente, que Jaejoong se tambaleó y casi cae de bruces. En el momento en que recuperó el equilibrio, Yunho ya estaba a medio camino de la puerta principal. Jaejoong se hizo dolorosamente consciente de todas las miradas dirigidas hacia él. Algunos se divertían, pero muchos parecían disgustados y enojados. Dando al grupo una sonrisa nerviosa. Una mirada hacia las expresiones sorprendidas lo hizo saber que su intento de aligerar la situación no funcionó en absoluto. Jaejoong dio un suspiro auto-consciente, incluso cuando su cuerpo siguió sintiendo el hormigueo de ese maldito beso.




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