CAPITULO CINCO
Yunho sacudió la nieve de su manto antes de
cerrar la puerta tras él. Como siempre cuando entraba en un edificio, barrió el
interior con la mirada. No es que hubiera mucho que ver en la sede. Dado que
era Navidad, el lugar estaba desierto en su mayor parte.
Eso se adaptaba muy bien a los deseos de
Yunho. Aun teniendo un buen día, no le gustaba tratar con los demás. Así que
después de haber tenido que estar con un grupo en una jodida misión, lo último
que quería era tener que fingir que era normal o interactuar con alguien.
Si se saliera con la suya, ni siquiera
estaría allí. Había planeado retirarse a su pequeño apartamento, pero Heechul
insistió en que se presentara en su estúpida cena familiar. Yunho frunció sus
labios. «¿En serio?» «¿Quién hacia
actualmente ese tipo de cosas en la vida real?» Le sorprendió que Minho y
Seungri se unieran a la farsa.
Si Yunho sabía algo sobre la familia, es que
no se podía confiar en ellos. Su propio padre había estado tratando de matarlo
desde el momento de su nacimiento, ya que veía a su hijo recién nacido como una
amenaza. Yunho dejó escapar un suave sonido de disgusto. Eso era jodidamente
enfermizo, tratar de matar a tu propio hijo. Si no fuera porque su madre
intervino, Yunho habría muerto el mismo día que nació.
En lugar de eso, había sido vendido a Lee
Sang. Vivir con el cabrón no había sido exactamente un camino de rosas y
tulipanes. Yunho se miró a sí mismo, observó aburrido las líneas de sangre que
cubrían la parte delantera de su pantalón negro y su camisa. Eso podría ser un
inconveniente. Aunque se había ensuciado en el cumplimiento del deber, de
alguna manera no creía que a Eric le agradara que se sentara a la mesa a cenar
en su condición actual.
Tal vez Yunho habría tenido un mejor estado
de ánimo si su misión hubiera sido un éxito. Pero había tenido un mal día, todo
el asunto había estado jodido desde el principio. No sólo se había escapado el
Cobra antes de que Yunho llegara, sino que el bastardo había dejado dos muertos
detrás. Algo con lo que Yunho realmente no había tenido ganas de tratar.
Más molesto aun, había sido el cambiaformas
Cobra que se había quedado atrás. A diferencia de las víctimas felinas, la
serpiente había estado muy viva. También había sido jodidamente astuta. Le
había costado a Yunho por lo menos cinco minutos eliminar esa amenaza.
—Jodidas serpientes. Las odio —murmuró en voz
baja Yunho mientras subía las escaleras que conducían a la morada de los
Jaguares.
Al entrar, no encontró a nadie en la casa,
pero no dejó que eso lo molestara. Sólo aprovechó la oportunidad para darse una
ducha y coger prestada algo de ropa de Minho. Encontró una camiseta blanca que
decía ‘reglas de las arañas’. Esas bobadas no eran exactamente su
estilo, por lo que recorrió todo el armario.
Estaba justo subiéndose la bragueta de los
pantalones vaqueros prestados, cuando un ruido suave lo alertó de que no estaba
solo. Sin molestarse con los zapatos o los calcetines, siguió el sonido hasta
la cocina.
Una sonrisa apareció en su rostro cuando vio
quién era. «¡Jaejoong!» «¡Perfecto!»
El pequeño y dulce Jaejoong que todo el mundo había estado tratando de mantener
alejado de él.
Yunho había visto por primera vez a Jaejoong
el día que Eric lo envió a vivir con el par de cambiaformas pantera. Al parecer
Jaejoong recogía algunas de las pocas pertenencias que tenía aún en la morada
de la pareja. Se había enterado de que justo antes de que él llegara, mudo y
asno, habían sido los mentores del pequeño Jaejoong por casi un año y lo
entrenaban como soldado para la coalición.
Yunho se apoyó contra la puerta, mirándolo
con deseo. Tuvo que admitir que Jaejoong era un jodido sueño viviente. Delgado
y alto, tenía un pelo oscuro que se dejaba caer sobre sus adorables ojos
negros, que contrastaban con su piel tan blanca. Movió algo en la cocina, sus
dientes mordiendo su regordete labio inferior. Yunho se lamió los labios
mientras se preguntaba cómo sería tomar a la Pantera, sujetarlo debajo y follar
al malcriado como si le fuera la vida en ello.
Yunho corrió la palma de su mano sobre su
endurecida polla y un suave gemido escapó de su boca. Había pasado mucho tiempo
desde que había estado con alguien, y la necesidad de dominar a otra persona
gritaba que la satisficiera. Jaejoong y su dulce culo encajarían muy bien en
esa necesidad.
—¿Te vas a quedar ahí mirándome todo el día,
o vas a entrar? —preguntó Jaejoong sin quitar la vista de la cocina.
Yunho se sorprendió de que Jaejoong se
hubiera dado cuenta de su presencia. Esa era la primera vez que le sucedía
desde que había convertido el sigilo en una forma de arte. Más de una vez, su
vida había dependido de esa habilidad, y antes de ese momento, nunca le había
fallado.
—¿Dónde están todos? —preguntó Yunho
ignorando la anterior pregunta de Jaejoong.
—Seungri se ha marchado, por lo que todos han
ido a buscarlo. —Jaejoong se llevó la cuchara a los labios para probar lo que
había estado cocinando. Se debió de quedar satisfecho, porque puso una pequeña
sonrisa antes de apagar la estufa.
—¿Cuánto tiempo hace que salieron? —preguntó
Yunho mientras se movía más cerca para tener una mejor visión del cuerpo de
Jaejoong.
La Pantera debía acabar de salir de servicio,
ya que llevaba el uniforme negro. Yunho no podía dejar de notar lo bien que
Jaejoong lo llenaba. Podía ser delgado, pero estaba lejos de ser escuálido.
—Todos ellos despegaron hace aproximadamente
una hora. Me ofrecí voluntario para quedarme y empezar a preparar la cena.
—Qué agradable eres. —Yunho sonrió antes de
saltar sobre el mostrador.
Jaejoong levantó una ceja. —No pareces muy
preocupado por Seungri.
Yunho se encogió de hombros. —No va a ir muy
lejos.
—¿Debido a la tormenta de nieve?
—No, porque no puede soportar estar lejos de
Taeyang. Imagino que Seungri sólo se habrá enojado por algo y necesitaría un
lugar para refrescarse.
—Bueno, si tú lo dices. —Jaejoong le entregó
un cuchillo—. Si te vas a quedar, haz algo útil y corta las verduras para la
ensalada.
Yunho se quedó mirando el cuchillo. Nadie
jamás le había entregado voluntariamente un arma, tenían demasiado miedo de que
el ‘loco psicópata’ lo utilizara contra ellos. Sin embargo, Jaejoong se lo
había ofrecido sin ni siquiera un segundo pensamiento.
Maldita sea si eso no hizo que se pusiera más
duro aun. Miró hacia arriba desde debajo de sus pestañas, disfrutando de la
manera suave y sensual en la que Jaejoong se movía por la cocina. Mierda, el
tipo era sexy, y ni siquiera lo estaba intentando.
Yunho picó todas las verduras, siguiendo con
la mirada todo el tiempo cada movimiento de Jaejoong. Jooooooder, no era de
extrañar el que siempre dijeran que los Panteras eran los mejores para follar.
Todo lo que tenía que hacer era ver la forma en la que los labios de Jaejoong
se movían cuando probaba alguna cosa, el grado de tensión en su culo cuando se
inclinaba y lo habilidosos que parecían sus dedos cuando trabajaba, y a Yunho
le creció el hambre, pero no precisamente de alimentos.
Cuando Jaejoong se precipitó en la despensa,
Yunho no vaciló ni un segundo. Dejó el cuchillo y lo siguió.
Jaejoong se puso de puntillas para buscar
algo en uno de los estantes más altos. Volvió la cabeza y dio a Yunho una
sonrisa socarrona. —Hey.
Yunho hizo una pausa, una vez más sorprendido
por la reacción del mocoso. La mayoría de la gente se protegía cada vez que se
encontraban en un espacio cerrado con él, pero Jaejoong actuaba como si nada.
—¿No estás preocupado por estar en una pequeña habitación con el ‘loco
Leopardo’?
—No, de hecho, esperaba que me siguieras
hasta aquí. —Jaejoong se giró lejos de la estantería y ellos quedaron cara a
cara.
No había duda de la gran protuberancia que
presionaba contra el pantalón del uniforme de Jaejoong. La Pantera no parecía
en absoluto avergonzado por ello, en su lugar dejó salir un gemido mientras
pasaba una mano por su polla.
Yunho parpadeó, dándose cuenta de que había
perdido por completo el control de la situación. También por primera vez para
él. Nunca había habido nadie que se le insinuara tan descaradamente de esa
manera. Había oído que a Jaejoong le gustaba jugar, pero no muchos estaban
dispuestos a jugar con alguien como él. Por primera vez en mucho tiempo, Yunho
sintió que una sonrisa genuina llegaba a sus labios.
—¿Te das cuenta de que te voy a follar?
—dijo, preguntándose si esa contundente declaración sorprendería a Jaejoong y
actuaría como los otros hacían.
Jaejoong rebotó un poco en las puntas de los
pies antes de meter una mano en la parte delantera de los pantalones de Yunho.
Sus dedos encontraron inmediatamente la polla del Leopardo. La cerró en su
puño, y la apretó antes de decir: —Siempre me he preguntado cómo sería
amartillar tu polla.
—Es curioso, no recuerdo que nosotros hayamos
hablado antes de ahora —Yunho gruñó, los dedos de Jaejoong eran malditamente
talentosos. Como él sospechaba.
—Digamos que he estado observándote de lejos.
—Bueno, si estás tan interesado en mi polla,
entonces ¿por qué no le echas un vistazo más de cerca?
Yunho puso su mano en la parte superior de la
cabeza de Jaejoong y lo empujó hasta que estuvo de rodillas. Aguantó, casi
esperando que Jaejoong se resistiera a esa orden cercana a la pornografía.
Jaejoong sólo lo miró con una sonrisa antes de empezar a bajar la bragueta de
Yunho. Fue sólo cuestión de segundos antes de que Jaejoong tuviera el pantalón
abierto y la polla de Yunho felizmente libre.
—Agradable —elogió Jaejoong antes de
entreabrir los labios y tragarse a Yunho.
Yunho ahogó un gemido, decidido a mantener un
poco de control en el encuentro. Si Jaejoong quería escuchar ruidos felices,
Yunho lo iba a hacer trabajar por ellos.
Aunque fue malditamente difícil. Jaejoong
demostró que era igual de talentoso con su boca como con sus dedos. Caliente,
húmedo y decadente, Yunho podría haber disfrutado durante todo el día. Entonces
Jaejoong lo miró con esos ojos negros, sexys como los siete pecados capitales,
y Yunho se dio cuenta que había sido un tonto por pensar que podría tener algún
control.
Agarró con su puño un suave y oscuro mechón
del cabello de Jaejoong, y gruñó: —¡Maldita sea, eres bueno en esto!
Un destello cruzó la mirada de Jaejoong, como
si dijera: ‘Por supuesto que lo soy. ¿Esperabas algo menos?’
Yunho le dio a Jaejoong un saludable tirón en
su pelo. —Tú eres extremadamente vanidoso.
Cuando Jaejoong zumbó alrededor de su pene,
mostrando lo mucho que le gustaba el dolor añadido, un gemido escapó finalmente
de los labios de Yunho. Maldita sea, justo cuando pensaba que las cosas no
podrían ponerse más calientes.
Le dio otro tirón, esta vez en una orden
silenciosa para que se pusiera de pie. Jaejoong le dio al miembro de Yunho un
lametazo de despedida antes de levantarse. Cuando se movió para un beso, Yunho
puso una mano en el centro de su pecho y le ordenó: —Baja tus pantalones y date
la vuelta.
Jaejoong dejó escapar un suave gemido antes
de apresurarse a obedecer. Sólo se detuvo lo suficiente para sacar algo de su
bolsillo delantero. Cuando se lo pasó por encima, Yunho miró hacia abajo y vio
que era un pequeño tubo de lubricante.
—Lo siento, aunque eres caliente, todavía no
estoy dispuesto a dejarte follarme sin lubricante y sin un montón de
preparación —anunció Jaejoong con una sonrisa sexy. Se bajó los pantalones y se
dio la vuelta, las manos aferradas a uno de los estantes.
Yunho miró estúpidamente el tubo por unos
momentos, antes de que la vista del dulce culo de Jaejoong lo sacara.
Si Jaejoong quería estar preparado, Yunho
sería feliz de complacerlo. Apretó una cantidad muy generosa del lubricante en
los dedos, arrugando la nariz con la consistencia viscosa.
Un cierto lunar en el cuello de Jaejoong
llamó la atención de Yunho y no pudo resistirse a dejar un beso en él antes de
bajar sus dedos y empezar a estirar el agujero de Jaejoong. Al principio se
sentía casi clínico, pero a continuación, Jaejoong empezó a dejar salir más
dulces gemidos mientras se mecía contra la mano de Yunho.
—¿Te gusta esto? —preguntó Yunho,
encogiéndose un poco por la sorpresa en su voz.
—Sí, me gustaría aún más si curvaras los
dedos un poco —jadeó Jaejoong.
Yunho lo hizo y Jaejoong dejó escapar un
grito corto, su cabeza contra el pecho de Yunho. Su boca se abrió ligeramente,
como invitándolo y Yunho respondió presionando sus labios. Eso hizo que
Jaejoong tuviera que estirar ligeramente el cuello, pero no pareció importarle,
especialmente cuando Yunho sacó sus dedos y apretó su polla en su lugar.
—Házmelo duro, como realmente deseas —murmuró
Jaejoong contra los labios de Yunho.
Ese comentario sonó como un aviso, pero a
Yunho no le importó. En su lugar, comenzó a golpear a Jaejoong, tal y como
había pedido. Jaejoong dejó escapar un largo gemido cuando su cabeza cayó hacia
atrás contra el hombro de Yunho de nuevo.
No pasó mucho tiempo antes de que Yunho
pudiera sentir la presión construyéndose en él. Decidido a que se corrieran
juntos, llegó a su alrededor y comenzó a bombear el miembro de Jaejoong rápidamente.
Solo le llevó unos cuantos empujes antes de que Jaejoong gritara y disparara su
esperma caliente sobre la mano de Yunho.
Una emoción primaria pasó por Yunho mientras
observaba la mirada de auténtica dicha en el rostro de Jaejoong. Se estrelló
contra él por última vez, y permitió que su propio orgasmo lo alcanzara. Gimió
cuando su polla palpitó dentro de los muros apretados del culo de Jaejoong.
Debía de haber pasado demasiado tiempo desde
su última follada, porque se sentía como si fuera a correrse para siempre. En
el momento en que hubo terminado, todo lo que pudo hacer fue dejar que su
cabeza cayera sobre el hombro de Jaejoong mientras ambos aspiraban tragando
aire.
—¿Fue como pensabas que sería? Ya sabes,
follar con un Leopardo —preguntó Yunho una vez que pudo hablar de nuevo.
Jaejoong se encogió de hombros: —Más o menos.
Por lo general, en ese punto de conexión,
Yunho empujaría a su pareja a un lado y se alejaría. Sin embargo, se encontró
con que quería abrazar a Jaejoong un poco más. El impulso era tan fuerte, que
cuando Jaejoong se apartó y comenzó a vestirse otra vez, Yunho se vio en apuros
para ocultar un sonido de decepción.
Jaejoong empezó a salir de la despensa, pero
se detuvo en la puerta lo suficiente para decir: —Será mejor que regrese a la
cocina. Los demás estarán pronto en casa.
Yunho sólo pudo asentir a cambio. Por primera
vez en su vida, se encontró que no quería estar solo. Quería agarrar a
Jaejoong, llevarlo a casa y no dejarlo ir nunca.
Al instante empujó lejos esos pensamientos.
Los Leopardos no tenían pareja. Además, ¿quién en su sano juicio querría estar
pegado a un jodido loco como él?
….
……
Encontraron a Seungri en un restaurante de 24
hrs, no muy lejos de la sede.
Seungri finalmente levantó la mirada, y la
centró en la de Eric. —Lo siento.
—No tienes nada por lo que disculparte
—contestó Eric.
—Es sólo que después de la forma en que nos
salvaste a Jiyong, Heechul y a mí, esperaba que pudieras hacer lo mismo con
Yunho. Sé que puede parecer aterrador y un poco loco, pero también sé que nos
cuida a su manera. Esperaba que tal vez pudiera tener una vida normal como el
resto de nosotros —dijo Seungri seriamente.
—Esta es la mejor manera que pude encontrar
para tenerlo controlado. Podrá continuar siendo quien es, pero todavía vivirá
dentro de la coalición —explicó Eric.
Seungri asintió con la cabeza. —Es mejor que
lo que tenía antes, cuando estaba bajo el control de Lee Sang.
—Pero todavía quieres encontrarle su propio
final feliz —conjeturó Eric.
—Sí, y ahora sé que nunca sucederá.
Heechul no podía soportarlo más. Al menos
tenía que hacer las cosas un poco mejor para Seungri. —Nunca se sabe. Las cosas
podrían cambiar. Si Yunho pudo cuidar de ti y de Minho, entonces tal vez algún
día sea capaz de cuidar a un compañero.
—Tal vez —susurró Seungri, pero la expresión
de su rostro permaneció dudosa.
2 comentarios:
lo que Yunho necesita es amor, mucho amor, y eso lo encontrara en Jae....
esos dos owwwwwww los dos necesitan de mucho amor .......... YH y JJ se necesitan n,n
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