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viernes, 20 de septiembre de 2013

WEDDING DREES: CAPITULO 4



¿Cuánto tiempo había pasado ya desde que Yunho y Changmin partieron?  Ni siquiera el mismo Jaejoong lo sabía, podían haber sido días, meses, incluso años, pero el corazón del ya no tan pequeño Jae seguía intacto, congelado en el momento en el que Yunho le dio la espalda a Jae para buscar un futuro para los dos.

Ni Jaejoong ni Junsu se habían movido de lugar, con la esperanza de verlos entrar por esa puerta de cristal, o de topárselos por las calles que conducían a sus respectivos hogares. En un principio fueron lo bastante fuertes para soportar la lejanía, las cortas llamadas eran esperadas con ansias, se conformaban con escuchar el susurro al otro lado de la línea, las entrecortadas respiraciones al tratar de aguantarse las ganas de llorar o lo momentos en los que estas les ganaban. Pero, con el paso del tiempo estas se empezaron a hacer más y más espaciadas… hasta que un día ya no sonó ese teléfono, por más que lo esperaban toda la noche, simplemente se negó a sonar con sus voces de nuevo.

– Jae – susurró con su ronca Yunho – Jae – repetía. Como si el solo hecho de mencionar su nombre lo transportara hasta su presencia. – Jaejoong – susurró una vez más su nombre completo, trayendo a su mente ese inmaculado ser del cual esta perdidamente enamorado, ese por el cual estaba a miles de kilómetros lejos de su hogar, lejos de él… siempre que llamaba esta punzante melancolía se metía dentro de su corazón enfriándolo al estar lejos de su Jae. Aspiraba fuertemente mientras sacudía la cabeza, tomando fuerzas de no sabe dónde y alejando de esta manera las ganas que tenía de mandar al demonio todo y regresar con él. Pero no podía, no debía regresar a casa con las manos vacías, no condenaría a Jae a una miserable vida. Cuando lo conoció se juró que jamás, jamás Jae sufriría de nuevo, y, en la vida de la bella criatura, uno de sus principales dilemas era el dinero. Solo su amor no bastaba para darle esa seguridad y confort que el chico necesitaba.

– Yunho… – la voz de Jae expresaba ese infinito amor que le tenía al mayor, ese que crecía más y más, no importando la distancia o tiempo, alimentándose de los hermosos momentos con Yunho, porque él, estaba lejos, tratando de forjarse un futuro para ambos, por eso, cada que llamaba, trataba de que su voz transmitiera todos esos sentimientos que tenía para él, para que su amor llegara hasta allá donde se encontrara y lo trajera lo más rápido posible.

– Jae. Con solo oír tu voz tengo la fuerza suficiente para seguir adelante.

– Yunho te amo – Jae repetía en cada conversación esto, para que al moreno no se le olvidara que lo amaba más que a nada y que regresara, esa era su manera de pedirlo, no lo hacía de viva voz, pues sabía que obtendría una negativa y quizá una molestia por parte de su novio, quien se esforzaba por ambos, aunque claro, eso nunca fue necesario, consideraba Jaejoong.

– Jae ¿Prometes que me esperarás?

– Te esperaré siempre.

– Es duro… – la voz intentaba quebrársele – Jaejoong te amo.

Esa había sido la última llamada, después de eso solo el silencio acompañaba a los diseñadores por las noches, se dedicaban a mirarse el uno al otro cuando el trabajo no les agobiaba. Pasaban días sin cenar pues solamente ellos no era lo mismo, aún así Junsu recordaba que si alguien no cenaba con Jae este simplemente no ingería alimento y siendo sinceros aunque Junsu tampoco quisiera probarlo se preocupaba por su amigo, ya que él por lo menos comía algo, pero Jae se descuidaba.

Los primeros meses sin ellos fueron duros, a pesar de tener todas las noches compañía no había ningún momento donde se relajaran disfrutando de la cena, de ver de reojo las facciones de los otros, de mimarse o pelearse un poco, de reír a carcajadas por algo durante la cena. No había más deliciosa compañía que la de aquellos que ahora no se encontraban. Su lugar en la cena había sido sustituido por HyoMin y Kyung Joon. La primera a veces, cuando los otros estaban también se quedaba a cenar con ellos, por lo que su presencia era normal, pero la de su primo les era ajena.

No queriendo ser descorteces con el gran empresario lo trataban de manera educada, pero el hecho de que se haya introducido en algo que para los diseñadores era como ritual, se trataba de un sacrilegio. Aún así sonreían y se obligaban a comer lo que el otro llevara, que siendo su costumbre, trataba de impresionar a Jaejoong con grandes manjares cocinados por chef profesionales y con los más exquisitos ingredientes para deleitar hasta al paladar más fino. Pero aún así no lograba sacar una expresión de satisfacción por parte de los chicos.

– Mmm ¡Está delicioso! – decía HyoMin, y era así, un excelente platillo.

– Si esta rico – decía sin expresión ninguna Junsu.

– Humm – contestaba Jae a modo de afirmación suponían, mientras volvía a llenar su boca con aquel sabor que tan rico pero a la vez tan agrio le sabía. – Es bueno – pronunció al fin, sabía que tenía clavada la mirada del otro esperando por una respuesta, y lo era, era muy bueno, pero en esa mesa era muy agrio sin Yunho y Changmin.

Los meses que siguieron a la partida de los morenos fueron para Kyung Joon como la gloria, envalentado como se sentía, después de haber logrado su objetivo al alejar a Yunho, pasaba muchas horas, casi las mismas que su prima atendiendo los detalles del vestido, asesorando de vez en cuando a esta cuando no le agradaba algo, pero más que nada pretendiendo a Jaejoong, buscando su mirada a través de la habitación, inhalando su dulce aroma frutal cuando pasaba por su lado, conteniendo sus deseos para no tomar esa estrecha cintura entre sus brazos y besar sus rojos labios, espiando cuando Jae se probaba algún vestido, intentando ver más allá de la nívea piel de su cuello y brazos, sin lograr nada. Y, el tiempo se le acababa.

El vestido de su prima estaba casi listo, faltaban algunos arreglos, solo debían ajustar los pailletes que llevaba una parte del velo de la novia y el abullonado del vestido, por lo demás estaba terminado. Ahora Hyomin se dedicaba a ver lo demás para la fiesta del siglo, dejando el vestido en manos de los chicos y yendo de vez  en cuando para confirmar que su blanco vestido de novia siguiera ahí. De esa manera a Kyung Joon se le faltaban las excusas para ir a la boutique.

– ¿Trato hecho? – dijo confiado en la respuesta.

– Trato hecho – confirmó.

– Enviaré a mis abogados mañana mismo. De esta manera serás capaz de ampliar tu negocio del mundo de las bodas a las pasarelas más importantes en el mundo de la moda.

Yang Soo apretaba la mano del joven empresario, no sabiendo si había tomado la decisión correcta. Para él su mundo solo eran las bodas y los vestidos que usaban las bellas novias, pero pensando en sus jóvenes diseñadores, porque incluso el mismo Yoochun no era mucho mayor que los otros, decidió ampliar su negocio y dedicarse no solo a los vestidos de novia, sino incursionar en el mundo de la moda. Todo esto ofrecido por Kyung Joon, quien con su respaldo como magnate en esa área le abría las puertas de ese sector.

Y así, fue como la famosa boutique de novias empezó a concentrar no solo a bellas novias o damas de honor, sino  a un sinfín de muchachitas e inclusive caballeros que buscaban diseños novedosos y, claro está, exclusivos para ellos; pues el lema del local no había cambiado “Diseñar vestidos que vayan acorde a la personalidad y características de la persona”. Y así se hacía.

Fueron pocos los que se rehusaron a diseñar prendas normales, pues al igual que Yang le tenían amor a las prendas de novia, no al diseñar la ropa, sino a lo que representaba cada vestido. Entre ellos Yoochun, Junsu y Jaejoong. Por lo que ahora eran los encargados de atender a todas aquellas clientas que esperaban ansiosamente un hermoso vestido de novia.

Cada uno tenía su propio estudio para poderse dedicar de lleno a ello, sin en cambio,  el estudio de Junsu y Jae estaban unidos como si de una inmensa habitación se tratase, lo único que diferenciaba uno del otro es el  marco que se cerraba al centro de la habitación, dándole un aspecto de un gran ventanal, que permitía ir de una habitación a la otra. De esa manera los chicos no se sentían solos y continuaban con su sagrada rutina de cenar juntos, esperando a que el teléfono del estudio sonara y los comunicara con aquellos a quienes sus corazones buscaban.

Con esto Kyung Joon tenía la excusa perfecta para estar cerca de Jaejoong, pero a pesar de todo, no conseguía sacar ni una mirada, ni una sonrisa que se asemejara a las que le brindaba a Yunho, exasperándolo. Porque el corazón de Jaejoong era y seguiría siendo de Yunho.

 

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Con el paso de la empresa de ser exclusiva de novias a ser de moda, obligaba a sus diseñadores a incursionarse en ese mundo si no para diseñar prendas, por lo menos si para vestir adecuadamente. Por lo que  el aspecto físico de Jaejoong cambio drásticamente.

Los pequeños arreglos que Ri hizo a la imagen de Jae cuando aun estaban los cuatro juntos eran buenos y discretos, pero Kyung Joon quería presumirlo ante el mundo entero, aunque no fuera suyo, cosa que él estaba seguro cambiaria.

– Vamos ponte esto – le insistía. Había llegado con nuevas prendas, la mayoría de ellas ajustadas  y quizá un tanto exuberantes, pero de muy buen gusto.

– Ya has traído demasiadas – no era un reproche, pero Jaejoong no sabía qué hacer con todo aquello ni como rechazar amablemente cada regalo que Kyung Joon le daba. Solo lo aceptaba atentamente después de protestar durante un tiempo pues para el otro no aceptaba un “No” por respuesta, y Jae le daba muchos.

Dentro de su propio estudio, Jaejoong tenía un gran armario de ropa, zapatos y accesorios, todos y cada uno de ellos regalo del socio de su jefe. Su cabello rebelde ahora estaba aplacado e incluso había cambiado de color varias veces, pasando por un castaño a un rubio, cada vez más claro, sus horribles gafas fueron sustituidas por lentes de contacto que dejaban ver sus enormes ojos de venado, o por gafas de moda que le dieran un aspecto sexy a su rostro.

– Veo que ha traído más – decía Junsu al mirar a Jae acomodar el saco que había sido el obsequio de esta ocasión. – Si me permites… – en ese momento Jae pensaba que le daría un sermón por aceptar todos esos regalos, así que mentalmente se preparaba para decirle que no hallaba la forma de decirle que dejara de hacerlo, pues por más que lo había intentado las cosas no cambiaban. – Tomaré este – dijo al fin Junsu, tomando una prenda del armario – y este… hummm y quizá también este.

Jae solo reía, siempre pasaba lo mismo, el pequeño Junsu se llevaba parte de las prendas entregadas, ya que Jae gustaba  vestir sólo colores claros, por lo que tomaba la mínima parte de todo aquello y de hecho la mayoría de lo que usaba era regalo de Yang, de Junsu o de alguna de sus clientas agradecidas, porque solo ellos podían entender la pureza que destilaba el corazón de Jaejoong.

Aunque de vez en cuando vestía lo que Kyung Joon le pedía, especialmente aquellas noches en que llevaba a los diseñadores a cenar o a alguna fiesta de modas. Sin lugar a dudas, Jae se veía magnífico, capaz de competir con la más bella o el más atractivo modelo; su delicada figura, ahora resaltada con las ajustadas prendas, lo hacía ver como el joven más hermoso de la ciudad. Sin vacilación la mayoría pensaba en atrapar a tan bella criatura; cada que alguno intentaba entablar alguna relación más allá de una amistad, recibía siempre la misma respuesta.

– Mi corazón ya tiene dueño.

“Yunho…”

Cuando sus pensamientos volaban hacia el moreno su pecho se llenaba de calidez, pero sus ojos mostraban la tristeza que sentía al no tenerlo cerca. Era verdad que le estaba yendo bien, su carrera como diseñador estaba floreciendo gratamente, lo que rendía frutos económicamente y a su vez mejoraba el trato que la vieja tía que tenía en casa, porque sí, a pesar de todo, Jaejoong no había tenido el valor para abandonarla y por ello seguía soportando las penurias que esta le hacía pasar. Pero, nada de ello era comparable con el vacío de la ausencia de Yunho. El no tener contacto era devastador, simplemente no podían más que imaginarse las peores cosas que les pudieron haber pasado y un segundo después negándolo rotundamente, rogando a los cielos que ellos se encontraran bien.

 

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Habían pasado alrededor de 3 años, quizá más quizá menos, Jaejoong no lo podía contar exactamente, el solo miraba el cambio de las estaciones, pues fiel a su promesa seguía esperando por Yunho. El anillo en el dedo anular de su mano izquierda se lo recordaba todos los días.

Ese sencillo anillo era la promesa física de aquel amor que se tenían, aquel que Kyung Joon había tratado de sustituir con objetos más caros, más grandes, con hermosas piedras preciosas, con prendas de moda, con lujosas cenas y eventos; pero jamás consiguió sacar ese anillo de su mano, así como a Yunho de su corazón.

Después de esos tres años de espera, Kyung Joon se había cansado de cortejarlo, pero no por eso se había rendido. Hasta ese momento había intentado conquistar el corazón de Jae “por las buenas”, dejando de lado el hecho de que había sacado al alto moreno del camino, pero en la mente y corazón de Jae seguía presente, tanto como si nunca se hubiera ido. Todo esto llevaba a la desesperación de Kyung Joon, quien, a pesar de haber hecho una buena mancuerna de negocios con Yang, sabía que lo único que le atraía de ese lugar era esa hermosa criatura.

– Si no se puede de manera amable, te ataré a mí aunque me odies… A cualquier precio tú serás mío Kim Jaejoong.

Aquellas palabras fueron las que desataron el caos en el mundo de la moda, en la boutique y más en especial en la vida de Jaejoong.

Sucedió un día en que Yang se encontraba lejos, en un viaje de negocios que tardaría bastante. Había dejado a cargo a Yoochun quien muy ocupado como se encontraba no había molestado más a Jaejoong, podría decirse que hasta sintió un poco de pena cuando Yunho partió, pero no por ello su antipatía por el chico desapareció.

Yoochun había notado las intenciones de Kyung Joon, y bueno, a decir verdad ¿Quién no las había notado? Bien sabido era que el magnate pretendía a la más bella criatura, por lo que solo aquellos con el status o el autoestima suficiente se acercaban a Jaejoong con intenciones de cortejo, y estos eran mucho debemos decir.

Yoochun no era tonto, sabía que tener a Kyung Joon de enemigo no era para nada bueno, así que por ello dejo de intimidar a Jaejoong, aunque a veces dejaba ver su lado ácido cuando el otro no se encontraba presente. Pero su situación peligraba afanosamente. Junsu y Jae habían avanzado a pasos agigantados, sus diseños, su estilo e incluso su carisma los convertía en los favoritos, y ahora reduciendo el ambiente a solo ellos tres, su lugar como el segundo mejor, solo después de Yang, se veía amenazado por estos chicos. Sabía que debía jugar todas sus cartas, que tenía que proteger el lugar en el que estaba y al que con tanto esfuerzo, trabajo, sudor y lágrimas había conseguido. Sacaría las garras para defender lo que consideraba suyo.

– Parece que estas un poco… humm… como debería decirlo… amenazador – susurro en un tono cómplice. Había escuchado a Kyung Joon declarar que Jae sería de una u otra forma suyo, lo que para Yoochun era convenientemente bueno, pues si lograba su objetivo, seguramente lo primero que haría sería llevarse a Jaejoong lejos de ahí donde el recuerdo de Yunho no los alcance.

– ¿Qué pretendes? – siseó Kyung Joon, mirando fieramente a Yoochun, quien no se inmuto por lo hosco de su tono.

– Nada – dijo de forma ingenua. Yoochun sabía que el otro no tenía forma de saber sus objetivos, que tampoco sabía de las injurias causadas por él a Jae anteriormente. Oculto como estaba decidió mover un poco los hilos a su favor. – Nada no pretendo nada… pero si me pidieras un consejo, seguramente… – dejó al aire su idea, sabiéndose consiente de la curiosidad del magnate.

– ¿Qué aconsejarías? – preguntó al final, dejando de lado su rudeza. Atendiendo a todo aquel que pudiera darle ideas para conquistar a Jae. No sabía si sería buena idea, pero escucharía al diseñador y si el plan era descabellado o estúpido, simplemente lo desecharía.

– Matrimonio.

– ¡Es lo más estúpido que he escuchado! ¡Si no quiere ni siquiera tomar mi mano ¿crees acaso que querrá casarse conmigo?!

– Oblígalo, presiónalo hasta tal punto que no pueda negarse.

– ¡¿Por quién me tomas?!

– Fuiste tú quien dijo que de una u otra forma él sería tuyo.

La mirada directa de Yoochun se encontró con la furiosa de Kyung Joon, pero después de pensárselo un poco, analizando las posibilidades ¿qué podía perder? En realidad no había ganado nada, de alguna manera sabía que Jaejoong solo era amable con él como lo era con todos, que si admitía sus regalos era porque él no los aceptaba de regreso, que si lo complacía con algo, seguramente era porque era el socio de su jefe, pero no estaba ni cerca de tener una amistad con él, pues Kyung Joon jamás había pretendido su amistad.

– ¿Qué propones?

Una sonrisa de lado fue la respuesta que recibió. Yoochun sabía que llevaba las de ganar. Se acerco al pelinegro y lo llevó a su estudio, cuidando que nadie viera u escuchara algo de lo que ahí se hablaba.

– Y tú ¿qué ganarás con esto?

  ¿Ganar? – dijo Yoochun como si no entendiera la pregunta. – ¿Yo? Nada. Yo no gano nada, más que el simple hecho de ver a Jae con alguien. Ha estado tan solo desde que… – se detuvo no sabiendo si era bueno mencionar su nombre, como si no le fuera posible hablar del otro, fingiendo que se preocupaba por el chico – Bueno ya sabes.

Por consejo de Yoochun, Kyung Joon se presentó un día a la casa de Jaejoong. Nunca antes había pisado el lugar, jamás Jaejoong le permitió entrar siquiera acercarse, si acaso unas cuantas veces en las que se negaba a que tomara un taxi en aquellas noches de eventos lujosos o cenas. No sabía la clase de arpía que vivía bajo el mismo techo que la dulce criatura, pero esta misma sería el detonante para el enjaular a Jae. Siendo un gran heredero, el dinero le sobraba, por lo que la viejecilla no se negaría a vender la libertad de su sobrino.

De esta manera comenzó la cuenta regresiva. Ahora era a Yunho quien se le acababa el tiempo, porque el amor que Jae y Yunho se tenía duraría mil años, pero ahora los diversos factores comenzarían a jugar sus cartas.

 

« ҉ » « ҉  » « ҉ »

 

– ¡¿Qué?! – su expresión perpleja no dejaba a duda su gran asombro por la propuesta.

– Así como lo oyes – decía la anciana voz con calma.

– ¡Pero eso no puede ser!

– ¡Oh! Claro que se puede y ¡lo he hecho!

– ¿Por qué? ¿por qué me haces esto?

– Porque estas en la edad. Además ¡mírate! Seguro muchas darán una gran dote por ti.

– Solo el dinero te importa, pero que ¿pasara si es un hombre? ¿Si la dote la tengo que entregar yo? O mejor dicho tú.

– ¡Ah! Por eso no hay problema – dijo animadamente – Aclaré extensamente que si ese era el caso no habría dote, que todo estaría a cargo de tu futuro prospecto – claro, lo había pensado minuciosamente. No daría dote a la familia de alguien y por supuesto con la dote de la supuesta novia no sería suficiente, así que esperaba que el ganador fuera un gran empresario, para ser más exactos Kyung Joon.

 

La Boutique se encontraba repleta de hombre y mujeres, vestidos de lo más atrayente posible. Se habían presentado a la primera hora de la mañana después de aquella discusión con su tía. Durante el día muchos hicieron fila, esperando por ser recibidos por Jaejoong, esperando poder contemplar su bello rostro, su nívea piel y sus rojizos labios. Aguardando por el momento en que sus ojos azabache los miraran o por el suspiro de su voz.

Todas esas personas no eran simples personajes, ni siquiera comunes. Todos ellos eran grandes empresarios, exitosos herederos, artistas o modelos famosos. Todos y cada uno de ellos cumplía con un simple requisito: ser jodidamente ricos. Esa era la única condición que se había puesto.

Jaejoong se atormentaba dentro de su estudio. No quería ver a nadie. ¿Por qué no entendían que su corazón era única y exclusivamente para Yunho? ¿Cómo había llegado a tal situación? Simple. La vieja tía, arpía, de Jae había anunciado públicamente que su sobrino estaba en la edad de casarse, que era necesario que Jae tuviese una pareja acorde con él, por lo que el dinero debía sobrarle. Y, siendo Jae, como lo ahora era, el soltero más codiciado, la lista de personajes dispuestos a dar mucho por su mano en matrimonio se encontraba en ese momento fuera de la Boutique esperando para entablar una conversación con la más bella criatura.

– ¿Qué debo hacer? – preguntaba con desesperación. Había recibido miles de invitaciones y aún le esperaban más, por más que se negara, su tía había puesto ante la sociedad su mano en matrimonio.

– Niégate – decía Junsu.

Sabían que no podría negarse mucho tiempo, pasadas unas semanas, los prospectos comenzaron a exigir que eligiera, si no podía elegir uno solo, que hiciera una selección de los mejores, lo cual era aún peor, ya que si no elegía se encargarían de destrozar a la empresa que Yang con tanto esfuerzo y amor había creado para los sueños de las novias.

– Tengo una idea – la cabeza de Junsu por fin había hallado una solución discreta para todo ese embrollo. – Un vestido de novia.

La mente de Jae era un mar de confusión ¿cómo un vestido podría salvarle de aquella situación? ¿Cómo podría mantener su promesa a Yunho sin tener que perjudicar a una de las personas que más lo había apoyado en su vida?

– Diseña tu propio vestido de novia.

7 comentarios:

Paradise YunJae fanfics dijo...

Hay no -.-
esa pinche anciana debe morir
D un infart o arrollad, jaejoong es un pendejo la verdad -8- se deja manipular ya tan grande x su anciana tia q la mande aldemonio

yunhokim dijo...

ahora si que esta en problemas yunho si no da señales de vida le van ha quitar ha jae y se lo darán ha otro en matrimonio y todo por demorar en regresar

YunJae Vincit Omnia dijo...

maldita vieja chiflada, en que época nació , tendrá 500 años

Poleht ^o^ dijo...

Maldita beuja que lo unico que le interesa es el dinero!!! Si fuera Jae la dejaba abandonada para que dejara de ser tan arpia.

Yunho por dios donde estas!!!! Regresa pronto a reglamar lo que es tuyo!!!

Laura Campos García dijo...

Regresa Yunho ante que se lleven a tu adorado Jaejoong, la arpía de tu tía junto a ese otro cab.... (Esposo de la cabra), quieren quitártelo, regresa ya!

RositaFresitaChan dijo...

Yunhoooooooo¡donde carajos estassssss!

Esa vieja loca saco a remate a tu novio....que alguien lo auxilie.

Virginia Maturana dijo...

Por favor Yunho vuelve...Jae no va a poder solito menos mal que esta Junsu.....vieja malvada😢