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jueves, 26 de septiembre de 2013

SIEMPRE: CAPITULO 3


Top no miró atrás, sabía que si miraba no aguantaría las ganas de tocarlo, tenerlo entre sus brazos, besarlo… algo que no sucedería más. Su tímida personalidad lo hizo poner barreras a su alrededor, solo aquellos que le conocían sinceramente sabían cuál era su verdadero rostro, todas y cada una de ellas fueron traspasadas por Jiyong. Lo buscaría una y otra vez en cada una de las capas que había puesto a su corazón, pero solo hallaría nostalgia y soledad. Lloraría noche tras noche, versos convertidos en lágrimas queriendo volver a dormir con su olor, intentando suprimir los recuerdos de sus besos de su memoria para poder decir adiós y dejarle marchar.

“Era noche, estábamos cansados, pero no podía resistir más mis ansias de ti… te abracé por la espalda, tu estrecha cintura se sentía tan cálida… lentamente deslice una de mis manos por tu pecho, disfrutando de cada roce, soplando en tu oído, sé que eso te excita… recostaste tu cabeza sobre mi mientras me decías – contrólate un poco, estoy cansado – sonreí ante tal exclamación, realmente me causaba gracia que tú me dijeras eso.

– mmm ¿en serio?  Estabas reaccionando bien hasta hace un momento – dije parando momentáneamente mis caricias – ¿estás seguro de que eres honesto contigo mismo? – susurré en tu oído mientras soltabas un leve gemido – pero eres más honesto aquí abajo – dije mientras introducía mi mano dentro de tu pantalón, donde sentía a tu miembro despertar.

Comenzabas a jadear, tus piernas temblaban de lo excitado que te encontrabas, habías cedido. Como pude me deshice de tu pantalón y bóxers, por debajo de tu playera acariciaba tus pezones y con mi otra mano jugaba con maestría sobre tu dura parte.

– ¡Nhhh! – notas musicales salen de tu boca. Tus piernas no te sostuvieron más, de no ser porque te tenía bien sujeto hubieras caído, terminamos sentados en el piso alfombrado de la sala. Me fascina verte de esta forma, jadeando a mi ritmo, totalmente temblando bajo cada punto donde toco… por la punta veo como comienza a salir un líquido blancuzco… muerdo ligeramente tu ojera, es uno de tus puntos más sensibles…

– ¡Ahhhh… Seunghyun! – un chorro caliente recorre mi mano. No lo vi venir, realmente estabas excitado. Giras tu cabeza hasta poder besar mis labios, nos hundimos lentamente bajo esa interminable pasión que nos une. Introduzco dos de mis dígitos humectados con tu propio semen dentro de ti – ¡Nhhh! – nuestras lenguas están enzarzadas en una lucha de poder, que al final se detiene por la falta de oxigeno.

Te recuesto, sé que no te gusta la alfombra, pero ya no puedo más, necesito estar dentro de ti… ser uno solo…

De nuevo te habías puesto duro… recogiste tus piernas y con tus propias manos las sostenías dándome una vista total de tu entrada, la cual tenía tres de mis dedos. Me miras, como puedo explicar tu mirada, puedo ver que me amas a través de ella… la mía dice lo mismo.

– ¡Ahh! – coloque la punta de mi miembro en tu entrada – Seunghyun – me llamas – házmelo suavemente – me pides con un puchero que no podría decir no, pero de la forma en la que estas solo hace que mi corazón palpite más y lascivos pensamientos recorren mi mente al verte de esta forma tan inocente. Sin remordimientos te penetro dando directo en tu punto dulce.

– ¡Aahhhhhh! ¡Seung-hy-uuun! – gimes mi nombre, solo yo puedo escucharte decirlo de esa manera, solo yo conozco esta faceta tuya, me encantas… más que eso yo te amo… tomo tu desatendido miembro y lo llevo con caricias al mismo ritmo que mis embestidas… te aferras a mi espalda… lo puedo sentir… esa vibración que recorre tu cuerpo antes de llegar al climax…

– Nnn… ahhh… demonios Ji… eres tan adorable…. – tensas todo tu cuerpo y con un gran gemido terminas viniéndote sobre ambos, no tardare en terminar, tus paredes me aprietan como una cálida envoltura… una, dos, tres veces más y te lleno con mi esencia mientras tu aun tienes espasmos por tu orgasmo – Te amo Kwon Ji Yong…

Me besas con un sentimiento tal que no hay duda de que tú también me amas… por ti soy el ser más feliz de la tierra”.

Despertó a media tarde, se había quedado dormido mientras hacía maletas. En sus sueños Jiyong aparecía una y otra vez sin tregua. Dolía, dolía estar sin él, dolía vivir sin él, necesitaba su olor como el aire para respirar, necesitaba su calor como las plantas al sol, si pudiera aferraría su alma al pequeño y su dolor lo pondría en un gran archivero. Pero, desgraciadamente ya no podría ser partícipe en el futuro de Jiyong, ya no podría abrazarle más, hacerlo reír como en los viejos tiempos o volver a dormir con él a su lado, con su cabeza recostada sobre su hombro y las piernas recogidas debajo de las suyas, tan pequeño y tibio, con su mano sobre su pecho, vulnerable y precioso.

Sin duda se perdería en el laberinto de caminar sin él, preguntándose “¿mi amor donde estas?” y, lloraría. Estando lejos soltaría amargas lágrimas hasta que sus ojos se secaran y quizá le olvidara, no, eso no pasaría, Seunghyun jamás lo olvidaría, para él solo existía un único amor y ese era Jiyong. Se construiría una jaula hecha de sus últimos besos, así viviría pensando en él. Pues aunque se fuera al último rincón de la tierra, o si viajara hasta allí donde nace la lluvia, aún así pensaría en él. La única forma de sacar a Jiyong de su corazón sería intercambiar su alma por un poco de esperanza, pues su camino con él había terminado, ya no recorrerían la vereda juntos nunca más. Buscaría respuestas en el aire y pediría ayuda a su estrella para poder apaciguar el dolor que en su pecho sentía.

Ya era entrada la noche cuando sintió que su estomago  le reclamaba por algo de comer, últimamente había olvidado tomar sus respectivos alimentos. Solía cocinar para ambos, le agradaba ver como Ji se sentaba en uno de los grandes bancos que tenía la barra lateral de su cocina, con las piernas abiertas y en medio de ellas sus manos aferradas al banco, con una sonrisa traviesa esperando por la comida. Después de su separación no sentía deseos de cocinar, se conformaba con lo que encontraba, pues no es que tuviera mucho apetito. Abrió su refrigerador buscando algo para calmar su hambre, no recordaba cuando exactamente había tenido una comida decente y tampoco le preocupaba.

Se sentó en la sala, encendió el televisor y comió una pasta que encontró. “Increíble” estaban pasando un especial de los mejores Idols de Corea, donde obviamente se encontraba GDragon en la lista, que para su buena o mala suerte encendió el televisor justo cuando hacían una reseña de Jiyong. No sabía qué hacer, su conciencia le dictaba que cambiara de canal o apagara el televisor, que si lo veía solo se haría daño, pero sus ojos no podían dejar de ver las imágenes de Ji y recordar cada una de las entrevistas y lo que había sucedido antes o después de ellas. Entonces una sacudió su corazón, él y Ji estaban juntos, sonreían, se miraban cómplicemente sin que nadie sospechara lo que significaba cada mirada o cada gesto. Lo necesitaba, lo amaba tanto o más que antes, no podría vivir sin él… su corazón se antepuso a su razón, se sacudió el orgullo y tomo el teléfono.

– RING-RING – sonaba del otro lado. Las manos le sudaban, sujetaba fuertemente el auricular. Le había tomado mucho tiempo darse cuenta que no soportaría la idea de vivir sin él, que simplemente moriría de asfixia si no estaba a su lado. Respiro profundo para calmarse.


– Hola – contestó una voz fresca, jovial como una mañana de primavera, la conocía… el aire se le fue en ese instante al dar con el dueño de la voz “Seungri”.

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