Top no miró atrás, sabía que si miraba no aguantaría las
ganas de tocarlo, tenerlo entre sus brazos, besarlo… algo que no sucedería más.
Su tímida personalidad lo hizo poner barreras a su alrededor, solo aquellos que
le conocían sinceramente sabían cuál era su verdadero rostro, todas y cada una
de ellas fueron traspasadas por Jiyong. Lo buscaría una y otra vez en cada una
de las capas que había puesto a su corazón, pero solo hallaría nostalgia y
soledad. Lloraría noche tras noche, versos convertidos en lágrimas queriendo
volver a dormir con su olor, intentando suprimir los recuerdos de sus besos de
su memoria para poder decir adiós y dejarle marchar.
“Era noche, estábamos cansados, pero
no podía resistir más mis ansias de ti… te abracé por la espalda, tu estrecha
cintura se sentía tan cálida… lentamente deslice una de mis manos por tu pecho,
disfrutando de cada roce, soplando en tu oído, sé que eso te excita… recostaste
tu cabeza sobre mi mientras me decías – contrólate un poco, estoy cansado –
sonreí ante tal exclamación, realmente me causaba gracia que tú me dijeras eso.
– mmm ¿en serio? Estabas reaccionando bien hasta hace un
momento – dije parando momentáneamente mis caricias – ¿estás seguro de que eres
honesto contigo mismo? – susurré en tu oído mientras soltabas un leve gemido –
pero eres más honesto aquí abajo – dije mientras introducía mi mano dentro de
tu pantalón, donde sentía a tu miembro despertar.
Comenzabas a jadear, tus piernas
temblaban de lo excitado que te encontrabas, habías cedido. Como pude me
deshice de tu pantalón y bóxers, por debajo de tu playera acariciaba tus
pezones y con mi otra mano jugaba con maestría sobre tu dura parte.
– ¡Nhhh! – notas musicales salen de
tu boca. Tus piernas no te sostuvieron más, de no ser porque te tenía bien
sujeto hubieras caído, terminamos sentados en el piso alfombrado de la sala. Me
fascina verte de esta forma, jadeando a mi ritmo, totalmente temblando bajo
cada punto donde toco… por la punta veo como comienza a salir un líquido
blancuzco… muerdo ligeramente tu ojera, es uno de tus puntos más sensibles…
– ¡Ahhhh… Seunghyun! – un chorro
caliente recorre mi mano. No lo vi venir, realmente estabas excitado. Giras tu
cabeza hasta poder besar mis labios, nos hundimos lentamente bajo esa
interminable pasión que nos une. Introduzco dos de mis dígitos humectados con
tu propio semen dentro de ti – ¡Nhhh! – nuestras lenguas están enzarzadas en
una lucha de poder, que al final se detiene por la falta de oxigeno.
Te recuesto, sé que no te gusta la
alfombra, pero ya no puedo más, necesito estar dentro de ti… ser uno solo…
De nuevo te habías puesto duro…
recogiste tus piernas y con tus propias manos las sostenías dándome una vista
total de tu entrada, la cual tenía tres de mis dedos. Me miras, como puedo
explicar tu mirada, puedo ver que me amas a través de ella… la mía dice lo
mismo.
– ¡Ahh! – coloque la punta de mi
miembro en tu entrada – Seunghyun – me llamas – házmelo suavemente – me pides
con un puchero que no podría decir no, pero de la forma en la que estas solo
hace que mi corazón palpite más y lascivos pensamientos recorren mi mente al
verte de esta forma tan inocente. Sin remordimientos te penetro dando directo
en tu punto dulce.
– ¡Aahhhhhh! ¡Seung-hy-uuun! – gimes
mi nombre, solo yo puedo escucharte decirlo de esa manera, solo yo conozco esta
faceta tuya, me encantas… más que eso yo te amo… tomo tu desatendido miembro y
lo llevo con caricias al mismo ritmo que mis embestidas… te aferras a mi
espalda… lo puedo sentir… esa vibración que recorre tu cuerpo antes de llegar
al climax…
– Nnn… ahhh… demonios Ji… eres tan
adorable…. – tensas todo tu cuerpo y con un gran gemido terminas viniéndote
sobre ambos, no tardare en terminar, tus paredes me aprietan como una cálida
envoltura… una, dos, tres veces más y te lleno con mi esencia mientras tu aun
tienes espasmos por tu orgasmo – Te amo Kwon Ji Yong…
Me besas con un sentimiento tal que
no hay duda de que tú también me amas… por ti soy el ser más feliz de la tierra”.
Despertó a media tarde, se había quedado dormido mientras
hacía maletas. En sus sueños Jiyong aparecía una y otra vez sin tregua. Dolía,
dolía estar sin él, dolía vivir sin él, necesitaba su olor como el aire para
respirar, necesitaba su calor como las plantas al sol, si pudiera aferraría su
alma al pequeño y su dolor lo pondría en un gran archivero. Pero,
desgraciadamente ya no podría ser partícipe en el futuro de Jiyong, ya no
podría abrazarle más, hacerlo reír como en los viejos tiempos o volver a dormir
con él a su lado, con su cabeza recostada sobre su hombro y las piernas
recogidas debajo de las suyas, tan pequeño y tibio, con su mano sobre su pecho,
vulnerable y precioso.
Sin duda se perdería en el laberinto de caminar sin él,
preguntándose “¿mi amor donde estas?” y, lloraría. Estando lejos soltaría
amargas lágrimas hasta que sus ojos se secaran y quizá le olvidara, no, eso no
pasaría, Seunghyun jamás lo olvidaría, para él solo existía un único amor y ese
era Jiyong. Se construiría una jaula hecha de sus últimos besos, así viviría
pensando en él. Pues aunque se fuera al último rincón de la tierra, o si
viajara hasta allí donde nace la lluvia, aún así pensaría en él. La única forma
de sacar a Jiyong de su corazón sería intercambiar su alma por un poco de esperanza,
pues su camino con él había terminado, ya no recorrerían la vereda juntos nunca
más. Buscaría respuestas en el aire y pediría ayuda a su estrella para poder
apaciguar el dolor que en su pecho sentía.
Ya era entrada la noche cuando sintió que su estomago le reclamaba por algo de comer, últimamente
había olvidado tomar sus respectivos alimentos. Solía cocinar para ambos, le
agradaba ver como Ji se sentaba en uno de los grandes bancos que tenía la barra
lateral de su cocina, con las piernas abiertas y en medio de ellas sus manos
aferradas al banco, con una sonrisa traviesa esperando por la comida. Después
de su separación no sentía deseos de cocinar, se conformaba con lo que
encontraba, pues no es que tuviera mucho apetito. Abrió su refrigerador
buscando algo para calmar su hambre, no recordaba cuando exactamente había
tenido una comida decente y tampoco le preocupaba.
Se sentó en la sala, encendió el televisor y comió una pasta
que encontró. “Increíble” estaban
pasando un especial de los mejores Idols de Corea, donde obviamente se
encontraba GDragon en la lista, que para su buena o mala suerte encendió el
televisor justo cuando hacían una reseña de Jiyong. No sabía qué hacer, su
conciencia le dictaba que cambiara de canal o apagara el televisor, que si lo
veía solo se haría daño, pero sus ojos no podían dejar de ver las imágenes de
Ji y recordar cada una de las entrevistas y lo que había sucedido antes o
después de ellas. Entonces una sacudió su corazón, él y Ji estaban juntos,
sonreían, se miraban cómplicemente sin que nadie sospechara lo que significaba
cada mirada o cada gesto. Lo necesitaba, lo amaba tanto o más que antes, no
podría vivir sin él… su corazón se antepuso a su razón, se sacudió el orgullo y
tomo el teléfono.
– RING-RING – sonaba del otro lado. Las manos le sudaban,
sujetaba fuertemente el auricular. Le había tomado mucho tiempo darse cuenta
que no soportaría la idea de vivir sin él, que simplemente moriría de asfixia
si no estaba a su lado. Respiro profundo para calmarse.
– Hola – contestó una voz fresca, jovial como una mañana de
primavera, la conocía… el aire se le fue en ese instante al dar con el dueño de
la voz “Seungri”.
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