¿Diseñar su propio vestido de novia? Era una idea ilógica, pues para empezar estaba más que claro que él, a pesar de su complexión y aunado a que se había probado demasiados, era un hombre, y por otro lado, muchas veces se había probado a sí mismo, estableciendo tiempos record en la creación de un hermoso vestido de novia, entonces ¿cómo esa idea podría salvarlo?
De
nueva cuenta se encontraba dando vueltas alrededor de su estudio, con un Junsu
mirándole desde una ventana, en ratos viendo a Jae y en otros a las personas
que se aglomeraban por entrar a la boutique.
–
Tendrás que decidirte rápido, de lo contrario todos ellos – señaló hacia la
ventana – causaran verdaderos estragos – Junsu, miró de nuevo a la ventana,
comprobando que se había iniciado una pequeña disputa por algo, seguramente
irrelevante, no sería la primera y quizá tampoco la última, pero en definitiva,
la espera y la tensión los hacía volverse un poco más agresivos. – No sé si lo
has notado, pero si las cosas siguen así, terminarán por destrozar el local.
–
¡Aagghh! No me presiones – se detuvo por un momento, su desesperación no le
dejaba pensar claro para hallar una salida – ¿Qué debo hacer? – miraba con una
súplica en sus ojos a su amigo.
–
Ya te lo dije. Diseña tu propio vestido.
–
¿Y eso en que me ayudará?
–
Primero que nada, se deshará de la mitad de tus pretendientes. Más
específicamente de las féminas belicosas de largas uñas – comentó Junsu al
tiempo que se sobaba un brazo, recordando que cuando se dirigía al estudio una
de ellas lo tomo por debajo del codo, trato de sobornarlo para que la dejara
entrar a ver a Jaejoong, pero al negarse le clavo las garras hasta dejarle una
buena marca. – Y con eso se reduce un gran número de pretendientes. Con un poco
más de tiempo tendremos más ideas para deshacernos del resto.
–
… – Jaejoong lo miraba de forma nada convencido con la idea, pero estaba de
acuerdo con el menor en que si debían deshacerse de alguien primero, sería de
las nada educadas damas que ahí se habían dado cita, y es que muchas de ellas
estaban lejos de ser hermosas o delicadas y sí lo eran, eran posesivas y agresivas.
– De acuerdo – se rindió al fin, no teniendo una mejor solución lo acepto.
–
Bien – se levantó de su lugar, colocó una mano sobre el hombro de su amigo –
Daré la noticia. De alguna manera con esto empiezan a descartarse los nombres
en la lista.
Ambos
suspiraron, deseando que Yunho regresara, pero, seguían sin noticias de ellos.
Y Yang, quien en estos casos sería de mucha ayuda, se encontraba lejos, en sus
propios asuntos.
–
Solamente algo – dijo repentinamente Junsu antes de llegar a la puerta. – No
debes dejar que nadie, absolutamente nadie te ayude a crearlo. Únicamente tu
puedes tocarlo, pieza por pieza, la tela, la pedrería, todo, solo tú debes
hacerlo ¿comprendes?
Jaejoong
asintió con la cabeza, hacer todo eso de alguna manera le llevaría mucho más
tiempo de lo que usualmente tarda en crear un vestido, pero esa era la idea,
demorar todo este asunto hasta que Yunho y Changmin volvieran.
Esa
tarde, por fin, después de varias semanas, el local se encontraba en perfecta
paz. Los pretendientes se habían marchado después de la declaración, que Junsu
hizo; sabedores de que la selección comenzaría, todos estaban dispuestos a
esperar una semana, tal como el vocero les había indicado y, a partir de ese
momento las pretendientes femeninas habían sido eliminadas y por lo tanto no se
volverían a presentar en el local.
Durante
el transcurso de esa semana ni siquiera Kyung Joon se había presentado, por lo
que los diseñadores se encontraban tranquilos. Jae sin la menor intención de
comenzar un boceto para su propio traje, se dedicaba a sus otros diseños, que
se habían retrasado con la interrupción de todas aquellas personas en el local,
que no le dejaban ni asomar la nariz de forma tranquila. Pero los días pasaron
volando y de nuevo los pretendientes, ahora en un menor número, se presentaron
una vez pasado el lapso de la semana.
–
Ellos… ellos esperan por la siguiente ronda de eliminación.
–
¿Ronda de eliminación?
–
Si, ellos le llamaron así. Lo del vestido fue la primera ronda – aclaro Junsu.
–
No habrá, esperaré a que todos se cansen de esto.
–
Sabes que no lo harán, y cuando comiencen a desesperarse las cosas no se
pondrán muy bien por aquí.
–
Lo sé – dijo Jae soltando al tiempo un suspiro. – Lo sé, pero no quiero a nadie
más – sus dedos se encontraban delineando el sencillo anillo que Yunho le dio
antes de marcharse, y que él en promesa y fidelidad a su amor jamás se había
retirado del dedo.
Los
chicos se miraron a los ojos, entendiendo que no había más palabras que decir,
pues cada uno sabía lo que el otro guardaba en su corazón.
« ҉ » « ҉ » « ҉ »
Tres
semanas habían pasado desde el anuncio del vestido, la primera en total
tranquilidad y la segunda un poco más tensa, pero al continuar los días, los
pretendientes exigían como mínimo que Jaejoong les diera la cara, y es que el chico,
ni siquiera osaba salir de su estudio para evitar toparse con cualquiera de
esos personajes.
La
puerta del estudio se abrió intempestivamente, dejando ver en su entrada a
varios de los pretendientes de Jae, todos encabezados por Kyung Joon, con el
ceño fruncido. De un solo golpe habían roto la perilla del la puerta, y por su
paso, también había notado algunos cuantos jarrones que también habían sufrido
las consecuencias.
–
Les dije que aquí estaba – aseguraba el hombre – que no había escapado.
Los
diseñadores se miraron primero confundidos por la repentina interrupción,
después sorprendidos por la declaración de Kyung Joon, y, al final al igual que
los otros comenzaron a fruncir el ceño, apretando los labios por el coraje que
tenían al ver los daños que estaban ocasionando.
–
¿A dónde crees que iríamos? – le espetó Junsu, fulminándolo con la mirada.
–
Pues verán, aquí mis compañeros comentaban el hecho de una huída por parte de
ustedes.
–
¿Por qué habríamos de huir? – esta vez
fue Jae quien cuestionó. Si bien motivos le sobraban, no estaba dispuesto a
dejar que todo por lo que Yang había luchado se desvaneciera por culpa suya.
–
Ya que no nos has dado la cara, es lo que la mayoría supuso.
–
¡Ah! Ya veo ¿y tú?
–
Yo confiaba en que estaban aquí. No son lo suficientemente cobardes como para
irse y dejar que destrocemos el lugar – decía tranquilamente, aunque los
diseñadores bien sabían que eso era una sutil amenaza.
–
Lo han comprobado, ahora si nos disculpan, tenemos asuntos que atender – dijo Jae
indicándoles con la mano que se retiraran.
–
No tan rápido. Hemos esperado por tres largas semanas, pero no hemos notado un
avance, ni siquiera hemos visto el boceto, así que, ya que estamos aquí ¿serías
tan amable de mostrárnoslo?
El
aire se fue de sus pulmones, no tenían eso ¿cómo les dirían a todos aquellos
hombres que no existía tal cosa? Y, entonces Jaejoong se sintió desfallecer,
pero nuevamente la rápida mente de su amigo Junsu les salvo.
–
Esas cosas solo son de la novia ¿acaso no saben que es de mala suerte mirar el
vestido de la novia antes de la boda?
–
Solo miraremos el boceto.
–
Aun así sabrán como es, lo que prácticamente es lo mismo – insistía.
–
Supersticiones.
–
Yo aquí tengo el boceto – Jae dijo señalando unas hojas sobre la gran mesa que
tenían al centro; ninguno de esos diseños era para él, eran solo la acumulación
de los diferentes vestidos que con el paso del tiempo no habían agradado a una
u otra novia o al mismo diseñador, pero al estar en tan precaria situación
decidió mentir – La verdad es que tratándose de mí, quisiera que fuese muy
especial. Pero si tanto insisten en verlo les mostraré… aunque yo sí creo en
esa superstición.
Los
miraba de forma que resultara convincente, y es que en realidad sí creía en
esas cosas. Jaejoong creía firmemente en que había objetos que sí se les
utilizaba ese día especial, serían de mucha suerte. “Algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul” esas eran unas
para atraer la felicidad; “una pulsera de oro” para la riqueza y
estabilidad económica; “evitar las
perlas” ellas solo traen lágrimas al matrimonio.
– Humm – resopló Kyung Joon –
Muéstramelo. Sí es verdad que ese es el boceto, no tendrás
problemas con eso, además yo no creo en esas tontas supersticiones – y, es que
estaba seguro que Jaejoong no tenía ni siquiera la mínima idea de cómo sería su
vestido, pero al verle mentir de forma descarada según él, pidió ver los diseños,
y si de casualidad llegaba a hallar alguno que hubiera visto antes sería la
gota que derramó el vaso de su paciencia.
–
Vamos, vamos – Yoochun había aparecido en el marco de la puerta, a un lado de
Kyung Joon y se dedicaba a darle palmaditas tranquilizadoras al otro, ganándose
de esta manera una mirada llena de furia por parte del hombre.
–
Solo pido lo justo – susurró con los dientes apretados.
–
Y lo es, pero también es cierto que nosotros como diseñadores de vestidos de
novias creemos en muchas de esas “tontas supersticiones” – dijo mientras hacía
señas con los dedos indicando las comillas de sus palabras. – Debes
entendernos. Al estar en este mundo, debes ajustarte a nuestras propias
creencias.
Ni
Junsu, ni Jaejoong se esperaban esa ayuda por parte de Yoochun, pero en ese
momento estaban más que agradecidos por salvarles el pellejo, y es que,
efectivamente entre esa revoltura de hojas de diseño, se encontraban varios que
pertenecieron a HyoMin, la prima de Kyung Joon.
–
No me importa. Muéstramelo – no era una petición, era una orden.
–
¡Oh! No seas así, acaso ¿quieres que Jae tenga mala suerte si se llega a casar
con alguno de ustedes? – miro a los demás por detrás de su hombro, muchos con
fingida indiferencia y otros negando efusivamente con la cabeza. – Hagamos algo
– canturreó y es cuando los señales de peligro se encendieron en Jae y Junsu,
aquello que estaba a punto de salir de los labios del mayor no sería nada
bueno. Los pretendientes y más en especial el magnate, lo miraban fijamente,
esperando por su propuesta – De hoy en adelante Jaejoong tendrá una cita con
cada uno de ustedes, así podrá conocerlos a todos y bueno ustedes disfrutaran
de su compañía.
¡Oh-Oh!
Mala idea y más el tono que uso para expresarlo. ¿A qué se refería exactamente
cuando dijo disfrutar de la compañía? Esperaba que no fuera más que sus malas
conclusiones, porque él seguía siendo puro, y así se mantendría, pues si con
alguien debía estar ese era Yunho.
–
Bien – dijo Kyung Joon. No le agradaba la idea de que su lindura paseara con
todos esos hombres, pero no le quedaba de otra. Sin embargo, no dejaría que
cualquiera se aprovechase de ello, pues si bien conocía a la mayoría, sabía de
la mala reputación con la que algunos cargaban.
– Solo
una condición – una vez más el rápido pensamiento de Junsu salía a flote – Yo
iré siempre con ustedes como la dama de honor que seré, debo estar al pendiente
de la novia – aquello era para ayudar a su amigo, no porque realmente se
considerara una dama. Jaejoong en agradecimiento le devolvió una gran sonrisa,
esa por la que muchos suspiraron y aceptaron los términos.
« ҉ » « ҉ » « ҉ »
El
tiempo se les echaba encima a los diseñadores, pronto se encontraban alternando
sus actividades, de diseñar, coser, bordar y ahora atender a los prospectos de Jae,
que acatando los términos, uno a uno se fue presentando cada tarde. Como
procedimiento Junsu opto por hacerles preguntas básicas, que incluían sus
gustos, a que se dedicaban y cosas así, antes de la prometida cita con Jae,
para después pegárseles como muégano.
De
esta manera los pretendientes se vieron drásticamente reducidos, descartando
mayormente a los pervertidos, en especial aquel que les propuso un trío, o
aquellos que viendo que su lucha por Jaejoong era una pérdida de tiempo, se lanzaban
sobre Junsu, porque dicho sea de paso, era también muy bello y deseable.
Cuando
ya no pudieron posponer más las cosas, Jaejoong en un estado de total
devastación comenzó a diseñar el más hermoso vestido de novia. Cerraba los ojos
e imaginaba que se encontraba junto a Yunho, sus grandes y cálidas manos, su
ronca voz, sus penetrantes ojos marrones llenos de amor por él, sus labios, sus
besos, todo Yunho. Pensando en él los trazos salieron poco a poco, si hubiera
de vestir algo así, querría verse hermoso para su novio, así que el boceto
nació de los sentimientos de Jaejoong por Yunho, porque de eso se tratan las
bodas, de el amor y la unión.
Al
final del mes, Jaejoong tenía claramente el boceto, el tipo de tela, la
pedrería que usaría y todos los ajustes que el vestido llevara. No se apresuraba,
pero sabía que los pretendientes querían verlo trabajar en la tan ansiada
prenda. La tela, había sido especialmente seleccionada, de un blanco un tanto
platinado, con un tul muy suave para el velo y otras telas translúcidas y
vaporosas que usaría. La pedrería cuidadosamente seleccionada, por no decir
pieza por pieza para tomar más tiempo, el festón finamente bordado se
encontraban sobre la larga mesa del estudio. Así, sin ayuda de nadie, Jaejoong
comenzó a confeccionar la más bella prenda que se hubiese visto.
Después
de tener una cita con cada uno de los pretendientes y de reducir su número,
finalmente solo unos cuantos se habían quedado hasta el final. Ninguno de ellos
pensaba en renunciar a tan bella, frágil y tierna escultura que era Jaejoong.
Una vez pasada la segunda ronda de eliminación, el chico se negó a volver a
salir con ellos, pero, lamentablemente no pudo negarles el que estos fueran a
verlo a su propio estudio. El acoso que comenzaba a sentir era como si le
estuvieran asfixiando, robándole el aire y la libertad de un jalón.
Los
pretendientes por lo general llegaban muy temprano por la mañana, a veces con
regalos y otras con invitaciones para almorzar o cenar con él, para marcharse
ya entrada la noche, colándose a veces en su estudio para mirarlo o buscar
tener contacto con él, ocasionando rencillas en algunas de vez en cuando. Era
innegable el hecho de que ocupaban todo su tiempo en tratar de cortejar a Jae,
pues a pesar de haber salido con todos, en el corazón del diseñador solo el amor
por Yunho lo mantenía cuerdo.
Mientras
el tiempo seguía transcurriendo, Jaejoong se dedicaba únicamente a su vestido.
Él hubiese preferido encargarse de más diseños, ya que aunque la mayoría sabía
de la situación que atravesaba la boutique, no por eso dejaban de visitarlos
para que elaboraran sus vestidos para tan remémbrale celebración; pero sus
pretendientes, muy en especial Kyung Joon, se negaron rotundamente a la idea de
que Jaejoong llevara más labores que el suyo propio, aunque sin conocimiento de
ninguno Jae ayudaba a Junsu con todos ellos.
Poco
a poco la fabulosa creación de Jaejoong fue tomando forma, el vestido de corte
A, se ceñía a su cuerpo, dibujando su delgada silueta, y se abría por la
cintura para alcanzar un mayor volumen en la parte de la falda. Poseía un
escote en línea recta, tanto por delante como por detrás. Por el lado
izquierdo, a la altura de la cadera, comenzaba a plisarse de manera que la tela
quedaba sesgada hacia el costado, dando la impresión de que se mostraría un
poco de piel por ese lado, sin en cambio, lo que ahí dejaba al descubierto era
otra tela diferente, una vaporosa del mismo color con paillettes delicados que
le adornaban.
Al
llegar a este punto, Jaejoong sintió pánico. ¿Cuánto tiempo había pasado? Quizá
meses que se habían ido de forma rápida. Ahora veía su mundo cernirse sobre la
irrefutable decisión de escapar, dejando todo y con ello destruir no solo el
mundo de Yang, sino el de Junsu también por verse involucrado con él; o
condenarse a ser eternamente infeliz al lado de alguien que no es Yunho.
Los
manos le temblaron al darse cuenta que lo único que faltaba para terminarlo
eran los detalles del vestido y el velo ¿cómo rayos no demoró más tiempo? Fue
una misión casi imposible, se encontraba siempre vigilado por un par de ojos
negros que no le dejaban hacer otra cosa que concentrarse en el vestido. Kyung
Joon le vigilaba durante el día. Resulta ser que un día, Yoochun necesitaba
ciertos materiales que solo los encontraba en el estudio de los jóvenes
diseñadores, sabía que Jaejoong solo debía enfocarse en su vestido, y que Junsu
no los necesitaba en el momento, así que no viéndole problema en tomarlos, se
inmiscuyó en el estudio sin hacer ruido. Ambos jóvenes se encontraban muy
concentrados sobre la mesa, discutiendo quien sabe que cosas acerca del vestido
de una de las clientas. Con temor de verse descubierto, Yoochun se oculto detrás
del gran armario que Jaejoong tenía y se dedicó a espiar, encontrándose con la
grata sorpresa de que, cuando nadie le miraba, Jaejoong se olvida por completo
de su principal ocupación y corría al lado de Junsu para ayudarle en sus cosas,
posponiendo de esa manera la finalización del traje, y por lo tanto, aumentando
la presencia de Jae en el local. De esa manera, viendo que su plan de
deshacerse del chico estaba llevando demasiado tiempo, sutilmente le hizo saber
a Kyung Joon que su bella criatura ocupaba sus manos en otros vestidos que no
eran el suyo, provocando que no se le despegara y si lo hacía alguno de los
otros le vigilaba.
–
Su… – dijo con voz ahogada. El menor fue inmediatamente al lado de su amigo, y
contempló con los mismos ojos de horror a aquel maniquí que portaba el vestido
de Jaejoong.
–
No te asustes – habló de la manera más calmada que pudo, aunque él también
estuviera con el corazón saliéndosele por garganta. Se acercó un poco al
vestido, de verdad era hermoso, y eso que aún le faltaban los detalles que le
adornarían; dio media vuelta, recorrió con la mirada todo el estudio,
verificando que no hubiese nadie, y, como queriendo comprobar que así fuera
recorrió el estudio. Siendo ya de noche, los pretendientes se habían retirado,
por lo que la boutique se encontraba prácticamente sola, pero para mayor
seguridad, colocó el pestillo en la puerta, asegurándose de esa manera que
estuvieran solos. Tomó las tijeras y comenzó a rasgar la parte baja del
vestido, enfocándose en la tela vaporosa que tenía en el lado izquierdo. Sabía
que esa era la parte que más tiempo había requerido, ya que, al llevar
paillettes, Jaejoong se había dedicado a colocar piedra por piedra adornando de
esa manera el vestido. – Listo – dijo una vez que termino de rasgar esa parte –
Ahora tienes un poco más de tiempo – le sonrió.
–
Se dará cuenta – comentó Jae, refiriéndose a Kyung Joon – ¿Qué le diremos?
Junsu
no había pensado en eso, solo se enfocó en no terminar ese vestido, pero ahora
que Jae lo planteaba no tenían ni idea de que le dirían al otro, de qué manera
enfrentarían su dura mirada. Si se llegaba a enterar de lo que hicieron,
seguramente presionaría con más fuerza y quizá ya no serían capaces de
escabullirse como hasta ahora lo habían hecho. Suspiraron, Jae se dirigía hacia
la ventana, costumbre que había adoptado solo por las noches, para ver si a lo
lejos la silueta de Yunho aparecía con su amigo Min trayendo la cena para
compartirla
–
¡Auch! – exclamó ligeramente Jae. En su camino hacia la ventana, una de las patas
de la silla se atravesó, golpeándose
levemente la espinilla. Eso encendió el foco de ideas de su amigo, quien
se dirigió a él con prisa y sin pensárselo dos veces pateó con saña su pierna –
¡Aaaaaaahhhh! – grito Jaejoong de dolor, recogiendo su pierna herida hasta su
pecho y gimoteando por el daño recibido. Con lágrimas en los ojos miró al menor
con rencor – ¡¿Por qué rayos hiciste eso?! – raramente se expresaba así, pero
el dolor y la frustración fueron más fuertes en él, sacando todo lo malo de sí.
– Ahora
ya tenemos excusa – le sonrió el otro.
Siguiendo
las expectativas de los diseñadores, cuando Kyung Joon ingresó al día siguiente
al estudio para saludar a Jae, se encontró con aquellos trozos de suave tela,
hecha jirones sobre lo que un día antes era el vestido de novia. Por unos
momentos su furia parecía intimidar a los jóvenes, quienes sobreponiéndose al
susto le dieron como excusa un accidente, donde Jaejoong tropezó con la silla y
como llevaba las tijeras en la mano rasgo el vestido, pero al darse fuerte y
tratar de agarrarse de algo, rasgo un poco más de lo debido la vaporosa tela.
Y, para hacer más creíble el asunto, Junsu levanto el jean que usaba Jae,
dejando al descubierto una gran mancha morado oscuro sobre su blanca
pantorrilla.
A
partir de ahí, cosas extrañas pasaban con el vestido, o con el velo, que si les
habían traído la pedrería equivocada, que si al hacer la pasamanería el hilo se
había enredado de tal forma en la maquina que resulto un desastre, que si el velo estaba demasiado corto, o
demasiado largo, que si el fino festón que llevaba el velo no era del agrado
del diseñador porque ahora se veía muy tosco, que Jae se había machucado los
dedos, que si se había enterrado la aguja por los nervios. En fin, infinidad de
excusas ponían aquellos chiquillos con tal de tener un poco más de tiempo, pero
al final, las excusas se estaban acabando.
El
vestido por fin veía forma, ya no podían usar los pretextos anteriores, el velo
estaba casi listo. La pasamanería que el vestido llevaba era lo bastante fina
estaba casi completa, los delicados paillettes que tenía el vestido sobre la
tela vaporosa, los cuales se habían llevado más tiempo de lo normal, ahora
formaban delicadas figuras haciendo juego con los bordados de la pasamanería.
Solo el tocado faltaba.
De
todos los pretendientes que Jaejoong tenía ahora solo quedaban unos pocos, los
cuales se habían acostumbrado a estar ahí, no porque realmente siguieran
interesados en el joven que tantos desaires y excusas les había puesto; sino
que el lugar concurrido por bellas novias y sus damas, a quienes no se les
escapaba la oportunidad de conquistar a alguna. El único que seguía interesado
era Kyung Joon, no se podría decir que estaba enamorado, no, más bien
obsesionado, eso era lo que tenía.
Los
diseñadores, en un último intento por no terminar aquello, un día pidieron café
al estudio. Ellos sabían que cualquier tipo de bebida estaba prohibida durante
las horas de trabajo, ya que esto podía ocasionar graves desastres, por eso
cuando solían cenar, retiraban todo antes de poner la mesa, para no ensuciar
absolutamente nada. Jaejoong, quien siempre se había caracterizado por su
torpeza, descubrió la tapa de su café. Caminaba distraídamente cerca de su
creación, cuando Junsu le puso una zancadilla.
Los
presentes solo pudieron apreciar como el vaso lleno de aquel oscuro líquido, se
derramaba por completo en el blanco vestido, para al final terminar en el
suelo, donde su dueño también se encontraba.
Los
jóvenes habían planeado que un poco de café cayera sobre el vestido, usando la
torpeza de Jaejoong como excusa nadie se habría opuesto a lo contrario, así que
cuando el ahora castaño, se paseara cerca de la prenda, el menor le haría
trastabillar solo un poco. Dando como resultado un verdadero caos.
Kyung
Joon quien se encontraba presente al momento del accidente, perdió los
estribos. Había sido lo suficientemente paciente para acatar cada estúpida
condición que ponían, y tuvo aún más para las miles de excusas que pusieron
para no terminar el vestido. Sabía que le engañaban, pero esto, esto había
rebasado los límites de todo.
–
¡Oh! ¡Rayos! ¡Lo arruiné! – se lamentaba Jae.
–
N-no te preocupes – decía fingidamente Junsu, como si de verdad le importara que el vestido estuviese
manchado de inicio a fin. – Seguro podremos arreglarlo.
– Humm.
–
Esa tela es lino muy fino – dijo Junsu
tocando por primera vez la textura platinada del vestido. – El café no saldrá
de ella fácilmente. Quizá debamos rehacerlo – propuso.
Ese
fue el detonante que expulsó la furia de Kyung Joon, quien sintiéndose
claramente ofendido, aspiró fuertemente antes de sujetar a Jaejoong por un
brazo y levantarlo, fulminando a Junsu en el acto.
–
¡POR QUIEN ME ESTÁN TOMANDO! – su expresión daba miedo, sus ojos refulgían en
furia. Con sus dos manos tomo los delgados brazos de Jae y lo zangoloteaba –
¡¿Eh?! ¡¿CREEN QUE SOY IDIOTA?¡ ¡¿CREEN QUE NO HABÍA NOTADO SUS PATÉTICAS
EXCUSAS?¡ ¡PERO HASTA AQUÍ! – pareciera que por la nariz echaría fuego de lo
molesto que estaba. Jae y Junsu se encontraban completamente asustados, jamás
pensaron que aquel sujeto se volvería una fiera. – ¡Han rebasado el límite de
mi paciencia! Y ¡por Dios que les tuve mucha!
Arrastró
a Jaejoong con él, escaleras abajo, a la planta baja donde se encontraban los
demás pretendientes con alguna de sus conquistas.
–
¡Nos han estado engañando! – exclamó sin más. A la pequeña criatura le dolía el
brazo por el fuerte agarre y temblaba de miedo ante lo que sucedería. Kyung
Joon recorrió con su mirada a los pocos enamorados y viéndolos entretenidos con
algunas damas continuó. – Veo que no les interesa. Siendo así no pondrán
excusas para que yo sea el ganador de esta estúpida competencia – su mirada
daba poco a refutar, por lo que los demás asintieron sin oponerse a este hecho.
Una
sonrisa de victoria recorrió el rostro de Kyung Joon, pues por muy molesto que
estuviera, al final había logrado su objetivo, la hermosa criatura con piel
blanca, ojos negros y rojizos labios, sería suya de una vez por todas.
–
Ya has escuchado precioso – le susurró al oído a Jaejoong, a quien aún sostenía
sin medir su fuerza – Prepárate, porque en una semana serás completamente mío.
Los
ojos de Jaejoong se abrieron con fuerza, las lágrimas comenzaron a agruparse en
estos y su cuerpo se sentía desfallecer, temblaba, pero el pelinegro no le
soltaba. Quería huir… necesitaba escapar… más que nada, necesitaba a Yunho…
“Yunho ¿Dónde estás?”
“Yunho, regresa… por favor,
regresa…”
6 comentarios:
No entiendo como el fic cambio drasticamente a esta manera...
Como llegaron a eso -.-
para q la anciana oblige a jaejoong y deje q el tipo este le grite y se presenten pretendientes para salir con el -;-
pues solo espero y yunho regrese a tiempo para que no permita que jae se case con otro y este maldito cerdo se quede en el aire sin jae mínimo es lo que se merece por necio y deshonesto por pretender casarse con jae a la fuerza
Yunho por dios en donde estas!!!
Jae huye de ese maldito loco!!!
Yunho regresa que si no se van a llevar a tu Jae!
Da señales de vida!
Que alguien mande la foto de yunho a la tele y le ponga se busca urgentemente porque estan a punto de robarse a su novio.
Auchhhhhh...me cae mal este tipejoooooo
Yunhooooooo vuelveeee
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