CAPITULO TRECE
Finalmente
vio al cambiaformas Águila dando vueltas fuera de la cafetería. Tan pronto como
miró en su dirección, una gran sonrisa se propagó por el rostro de Junsu.
Jaejoong giró, feliz de ver a su amigo de nuevo después de tan larga ausencia.
Junsu
llevaba su cabello un poco diferente, el rubio oscuro con ligeras mechas que
parecían toques de luz. Lo tenía todo engominado, lo que hacía que pareciese un
falso halcón. También tenía perforado el labio inferior. Eso lo hacía parecer
más joven y travieso que nunca. Tenía un par de pantalones que estaban tan
apretados, que Jaejoong se preocupó por el daño que podría producirle en las
pelotas y también vestía una igualmente ajustada camiseta que se le subía para
mostrar un toque de piel.
—¡Los
extrañé chicos! —declaró Junsu antes de correr en su dirección.
Se lanzó
sobre Yoochun y envolvió sus brazos y piernas alrededor del Lobo. Yoochun se
echó a reír mientras se apresuraba a agarrar a Junsu antes de que se cayera.
Algunos de los Felinos y los Halcones que pasaban se detuvieron a ver el
espectáculo.
—Te
echamos de menos, también —dijo Jaejoong.
Junsu se
desenredó de Yoochun y corrió a Jaejoong, sólo para detenerse a unos pocos
metros. Retrocedió, arrugando la nariz hacia arriba. —Sin ánimo de ofender,
Jae, pero hueles nauseabundo.
Jaejoong
levantó un brazo y se olió. Todo lo que detectaba era la combinación de su
aroma con el de Yunho. —¿Cómo qué?
—No sé,
pero está enloqueciendo a mi Águila llevándola al borde. —Junsu se encogió de
hombros.
—Es
probable que sea Yunho. Incluso un pájaro sabe qué ese tipo es peligroso
—declaró Yoochun, por primera vez mostrando algo de su
yo-soy-el-líder-de-esta-vieja-banda mandona actitud.
—Yunho
no es peligroso —defendió Jaejoong automáticamente.
—Tonterías,
me enteré de la forma en que cortó en rodajas a las Serpientes y dejó una de
sus cabezas como trofeo a la vista de todos —respondió Yoochun.
—¿Jugó
con las partes de su cuerpo? —preguntó Junsu, su cara pálida.
—Sólo la
cabeza y me dijo que sólo fue para advertirle a los demás que se fueran. Así
que si lo miras desde su punto de vista, le estaba dando al resto de las
Serpientes la oportunidad de salir corriendo —señaló Jaejoong. ¿Por qué todos,
incluso sus mejores amigos, insistían en ver sólo lo malo de Yunho?
—¡Qué
noble! —Dijo Yoochun arrastrando las palabras.
—
Simplemente no lo conoces como yo. —Cuando los dos, Yoochun y Junsu, levantaron
una ceja mirándolo, Jaejoong gruñó con frustración—. Ustedes son los últimos
que pensé que lo juzgarían. Todos nosotros hemos hecho cosas en el pasado de
las que no estamos orgullosos.
—Sí,
pero ninguno de nosotros tiene un récord de asesinatos que avergonzaría Jack el
destripador —devolvió Yoochun.
—Yunho
no es un asesino en serie sin piedad. Es cariñoso y se preocupa por mí cuando
estoy herido.
Junsu y
Yoochun, abrieron la boca por unos instantes antes de que Yoochun acusara: —Oh
Dios, te has enamorado del monstruo.
La rabia
se apoderó de Jaejoong por un momento, y lo golpeó, casi lo tira. Respiró hondo
varias veces, cuando recordó todo lo que Yoochun había hecho por él. No sólo el
Lobo le dio un hogar cuando había estado viviendo en las calles y bailando por
unos pocos dólares, sino también le había dicho a Jaejoong quién era realmente.
Antes de que se hubiera topado con Yoochun, Jaejoong nunca había oído hablar de
los cambiaformas, y menos aún soñó que podría convertirse en un felino.
—Significa
mucho para mí —reconoció Jaejoong.
—Sabes
que no puede devolverte esos sentimientos —presionó Yoochun—. Es un Leopardo y
son buenos para dos cosas, joder y matar.
Mientras
que Jaejoong sabía que su amigo sólo le decía todas esas cosas porque estaba
preocupado, pero aun así lo molestaba. Tal vez porque era otro insulto contra
Yunho. O tal vez se debió al hecho de que Jaejoong tenía miedo de que muy en el
fondo Yunho nunca fuera capaz de cuidar de él. Cualquiera que fuera la razón,
finalmente rompió su control. Con un gruñido, se abalanzó sobre Yoochun.
Yoochun
lo vio venir, pero ya era demasiado tarde. En el momento en el que pudo
reaccionar, Jaejoong ya lo había abordado. Su impulso los llevó por el aire,
sus cuerpos estrellándose dolorosamente contra una mesa. Papeles dispersos por
todo el lugar, aterrizando a los pies de la audiencia que se acumulaba.
Cada vez
que habían discutido en el pasado, Yoochun había estado siempre a la cabeza. No
sólo tenía más formación, sino que era más fuerte y tenía más masa muscular.
Esta vez fue diferente porque Jaejoong tenía la ira de su lado y la hizo su
gran aliada.
Fijando
a Yoochun en el suelo, se sentó a horcajadas sobre las caderas del Lobo.
Yoochun se encogió cuando Jaejoong llevó su puño hacia atrás, pero vaya si le
importaba. Todo lo que le importaba en ese momento era que el Lobo se había
atrevido a hablar mal de Yunho. Justo cuando Jaejoong estaba a punto de dar el
golpe, un conjunto de fuertes brazos se envolvieron alrededor de su pecho y lo
arrastraron, alejándolo.
Jaejoong
dejó escapar un gruñido que sonó felino mientras trataba de escapar. Quien lo
tenía en su dominio no parecía afectado por sus luchas. Jaejoong se vio
arrastrado lejos de la escena que ahora parecía un maldito desastre.
No fue
hasta que fueron a la pequeña oficina que albergaba los equipos principales de
la coalición, que Jaejoong se dio cuenta de quién lo había zamarreado fuera de
la pelea. —Déjame ir, Seunghyun.
—No
hasta que retraigas tus colmillos y garras —dijo Seunghyun tan terco como
siempre.
¡Maldito!
Y pensar que había habido un momento en que Jaejoong realmente pensó que le
gustaba el imbécil. Empezó a luchar de nuevo, ganando un golpe de advertencia
en la parte posterior de su cabeza. —Cálmate, gatito, o de lo contrario voy a
tener que meterte en una jaula.
Seunghyun
lo metió en la habitación y cerró la puerta. Recuperándose, Jaejoong se dio la
vuelta para hacer frente al guepardo. Como era habitual, el cabello negro de
Seunghyun alborotado sus ojos. Vestido con el uniforme oscuro de la coalición
al igual que el resto de ellos, Seunghyun añadió sus propios adornos como el
uso de cadenas y clavos, también. En lugar de encontrar la admiración que de
costumbre tenía por Seunghyun por tener las agallas de ser su propio felino,
Jaejoong se le enfrentó sacudido por el desprecio.
Jaejoong
estaría dispuesto a apostar que si hubiera sido al compañero del guepardo al
que le hubieran faltado el respeto, habría hecho la misma maldita cosa que él
había estado a punto de hacer antes de que hubiera sido tan groseramente interrumpido.
Seunghyun
señaló una silla y le ordenó: —Siéntate.
—Vete a
la mierda —espetó Jaejoong.
—Oh, el
gatito tiene cierto efecto en ti. Creo que al salir con Yunho se te está
pegando algo de él. —Señaló la silla—. Ahora sienta tu culo allí y cállate de
una puta vez.
El niño
petulante en Jaejoong quería desobedecer, pero sabía que Seunghyun sólo
forzaría más la situación. Le disparó una mirada sucia, sólo para que su
descontento se conociera con claridad. —¿Por qué me trajiste aquí?
—Porque
no estaba dispuesto a esperar y verte tirar una buena amistad por la ventana
porque Yoochun dijo algunas cosas sobre tu novio —dijo Seunghyun mientras se
apoyaba en la mesa, sus brazos cruzados sobre el pecho.
—¿Cómo
es que esto es asunto tuyo?
—Tal vez
no lo sea, pero me gustaría pensar que somos amigos y no quiero verte cometer
otro error.
—¿Por
qué todos de repente tienen tanto interés en mi vida? —explotó Jaejoong.
—Desde
que empezaste a jugar muy en serio un jodido juego mortal.
—Deja a
Yunho fuera de esto —gruñó Jaejoong, las garras salieron de la punta de sus
dedos y rasguñaron la silla.
—Ese es
el asunto, no puedo.
—No
entiendo por qué toda la jodida coalición tiene que involucrarse en esto.
Primero tengo que escuchar que Minwoo me diga que deje solo a Yunho para que no
termine perjudicándolo y luego tengo que escuchar a Yoochun decirme que Yunho
es un monstruo malvado. ¿Por qué todo el mundo no nos deja en paz?
—Porque
si no lo ves, puedes hacer que te maten —gruñó Seunghyun, con los ojos
brillantes peligrosamente.
—Yunho
nunca me haría daño —gritó Jaejoong de regreso.
—Es un
Leopardo, y está en su naturaleza. Si te mantienes jugando con él, con el
tiempo te vas a quemar.
—No es
así.
—Entiende
esto, puedes utilizar a un Leopardo en una misión, puedes enviarlo a matar por
ti. Infiernos, incluso puedes follarte a uno. Lo único que no puedes, nunca,
nunca hacer es confiar en uno. Los Leopardos son por naturaleza fríos, sin
emociones y psicóticos. Ellos se hicieron con un propósito y es para destruir a
los demás. Así que hagas lo que hagas, no le des la espalda a uno y menos te
enamores de uno de esos mierdas y locos chalados. —En el momento en Seunghyun
llegó al final de ese discurso, todo el veneno había dejado su voz. Extendió la
mano y agarró suavemente el hombro de Jaejoong—. Fui el que hizo toda la
investigación sobre los cambiaformas perdidos por lo que lo sé todo acerca de
tu infancia y de que te han tratado como una mierda.
—¿Y?
—gruñó Jaejoong, su estómago revuelto con tantas emociones que ni siquiera
podía comenzar a ordenarlas.
—Después
de todo esto, nadie podría culparte por buscar restos de afecto. ¿Por qué crees
que has jodido a tantos? Era porque estabas desesperado porque alguien se
preocupase por ti y ahora has transferido a Yunho esa necesidad.
Jaejoong
se apartó del agarre de Seunghyun. —Si yo quisiera a un psiquiatra, me gustaría
ir a uno. Desde luego no habría venido a la única persona en la coalición que
está más jodida que yo.
Sin
esperar a Seunghyun para que le respondiera, Jaejoong se puso de pie y salió de
la habitación. Su intención era encontrar a Yoochun para que pudiera terminar
de patearle el culo. En su lugar, se encontró con Yunho justo cuando entraba en
el edificio.
Yunho
llevaba su capa oscura y se movía a través de la construcción con una gracia
fluida que se veía hermosa y mortal al mismo tiempo. A pesar de que tenía la
capucha puesta, Jaejoong todavía podía ver cada curva deliciosa del perfil del
hombre, desde la forma de sus espesas pestañas a la forma de sus suaves labios
y ese lunar sobre su deliciosa boca que invitaba a ser besado. Sus espadas
cortas estaban atadas a los costados y Jaejoong se estremeció al recordar el
daño que las armas eran capaces de hacer cuando eran manejadas por las manos de
Yunho.
Entonces
Jaejoong permitió que su mirada fuera a la deriva sobre los cambiaformas en las
cercanías y sus entrañas hirvieron con una nueva dosis de rabia. Todas las
miradas de asco, odio y miedo estaban niveladas en Yunho y Jaejoong las sintió
como una hoja en el pecho.
¿Cómo se
atreven a tratarlo de esa manera? ¿No se dan cuenta del peligro en que Yunho se
ponía día a día, sólo para cumplir las órdenes de Eric y así proteger al resto
de la coalición? En todo caso, deberían hacer una reverencia a los pies de
Yunho, dándole las gracias, no actuando como si fuera el mismo diablo.
A
Jaejoong se le rompió el corazón al pensar en cómo Yunho se había enfrentado a
todo esto solo. Nadie estaba a su lado cuando todas esas miradas terribles eran
arrojadas en su camino. Al igual que en todas sus misiones, Yunho se vio
obligado a enfrentar todas las hostilidades sin que nadie lo respaldara.
«Ya no es así, porque ahora me tiene a mí».
Decidido,
Jaejoong enderezó su columna vertebral y se dirigió a Yunho. Si tenía que
empujarse bruscamente a través de algunos de los mal educados felinos para
llegar hasta él, Jaejoong iba a ser condenado si eso le importaba. No se detuvo
hasta que estuvo de pie frente a Yunho.
Esta vez
fue Yunho quien tenía una mancha de sangre en su mejilla. Jaejoong se acercó y
trató de limpiarla con el pulgar. Eso sólo terminó manchándolo más, pero la
intención había estado allí.
Yunho
calmado, inclinó su cabeza hacia el lado en el camino de Jaejoong, este se
había dado cuenta que eso significaba que el Leopardo estaba confundido por
algo. Jaejoong se limitó a sonreír a cambio mientras apretaba una de sus manos
sobre el pecho de Yunho.
—Oye, te
he extrañado —dijo Jaejoong, saboreando la sensación de los latidos del corazón
de Yunho.
—Estuvimos
juntos hace sólo unas pocas horas —dijo Yunho con voz inexpresiva.
Justo un
día antes, Jaejoong se habría molestado por el tono. Ahora se dio cuenta de que
esa era la manera de Yunho de poner una barrera entre él y el resto del mundo.
—Todavía
es demasiado tiempo. Ahora estoy dolorido porque me jodas otra vez —dijo
Jaejoong con una voz demasiado alta.
No
dándole tiempo a Yunho para responder, Jaejoong ahuecó la parte de atrás de su
cabeza y lo llevó a un beso que se aseguró de que no fuera uno de los castos.
Utilizó mucho la lengua y gimió para obtener su punto a través de todos los
curiosos.
«Es mío y no me importa lo que es».
Yunho
estuvo calmado al principio, luego de un par de pases de la lengua, el Leopardo
se metió en ello. Dejando escapar un gruñido fuerte, agarró a Jaejoong por las
caderas y lo levantó. Como reacción puramente instintiva, éste envolvió sus
piernas alrededor de su cintura.
Otro
rugido retumbó en el pecho de Yunho antes de que estrellara a Jaejoong contra
una pared, quien dejó escapar un gruñido de dolor que fue amortiguado por la
interposición lingual de Yunho. Eso sólo parecía alentar a Yunho porque se
quejó antes de romper el beso y empezar a lamer el cuello de Jaejoong hacia
abajo.
Jaejoong
había oído hablar de individuos que eran todo Alfa, pero hasta ese momento,
nunca lo había experimentado antes. La forma en que Yunho enroscaba con los
dedos de una mano su cabello y lo jalaba. Cómo mordía su garganta expuesta. Con
cada golpe que enviaba a sus cuerpos cuando se rozaban entre sí. Todo gritaba
dominio y propiedad y Jaejoong se lo bebió todo entero.
En ese
momento, Yunho podría haberle ordenado cualquier cosa y Jaejoong habría
obedecido con alegría. El Leopardo podría haberle ordenado bajar y chuparlo y
habría cumplido sin vacilar. De hecho, esta idea surgió en él cuando Yunho
finalmente se apartó y Jaejoong cayó de rodillas frente al hombre.
Mirando
hacia arriba desde debajo de sus pestañas, Jaejoong dejó escapar un suave
gemido, mientras esperaba la reacción de Yunho. ¿Estaría contento? ¿Enojado?
¿Disgustado por el comportamiento de zorra de Jaejoong? Durante mucho tiempo,
Yunho sólo miró hacia abajo, con el rostro inexpresivo haciendo imposible que
Jaejoong adivinara lo que podía estar pensando.
A pesar
de que había una habitación llena de testigos, Jaejoong soltó otro quejido
mientras se inclinaba hacia delante y frotó la mejilla contra el muslo de
Yunho. Escuchó a alguien entre la multitud pronunciar un ‘joder’, pero
la voz estaba llena de lujuria en vez de cargada de disgusto. Mientras que
Jaejoong veía a su audiencia para evaluar sus reacciones, no se atrevió a
encontrarse con la mirada de Yunho. No por temor al cambiaformas, sino porque
Jaejoong sentía que no podía moverse hasta que supiera que sus acciones habían
satisfecho al otro hombre.
—Bien,
Pantera —elogió Yunho cuando se agachó a acariciar la mejilla de Jaejoong.
Jaejoong
dejó escapar un ruido que sonaba como un ronroneo cuando apretó la cara ante el
contacto de Yunho. La lucha con Yoochun, el argumento de Seunghyun, nada de eso
importaba. No cuando tenía el conocimiento de que había satisfecho a Yunho.
—Mío
—declaró Jaejoong mientras seguía rozando la mano de Yunho.
Mientras
que la declaración se hizo con una voz mucho más suave, aun así no había forma
en que los otros felinos no lo hubieran escuchado. Esperó a que alguien alzara
su voz con alguna objeción, pero por una vez, todo el mundo mantuvo sus
malditas bocas cerradas.
—Sí, soy
tuyo. Al igual que tú eres mío —acordó Yunho mientras miraba hacia abajo a
Jaejoong.
Jaejoong
cerró los ojos, finalmente, esperanzado de que tal vez... sólo tal vez Yunho no
lo descartara, después de todo.
4 comentarios:
que importa lo que digan los demás, mientras ellos dos se están empezando a amar, eso es lo que importa no?....Me encanta esta adaptación, GRACIAS
Exacto! Eso es lo que esta pareja muestra.
que rajones los demas dejenlos psssss nadie debe meterse entre JJ y YH owwww ellos se pertenecen n,n
Owww que lindo. Jaejoong mando al carajo el veneno que sueltan y lanzan los demas sobre yunho. Esta solo en ellos dos. Al diablo el resto.
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