CAPITULO OCHO
Leeteuk
había tenido razón en una cosa. Yunho comenzó a sentir los efectos de la droga
en cuestión de minutos. Algo pegajoso y caliente le dijo que todavía sangraba
por la herida en su costado, pero joder si a Yunho le importaba. No con la
sensación de calor letárgico arrastrándose a lo largo de su cuerpo. En ese
momento, todo su interior podría haber comenzado una hemorragia y Yunho no
habría sentido ni una pizca de preocupación.
Una
pequeña parte de él, gritó en preocupación por las ideas que empezaban a ser
tan inútiles y tontas. La mayor parte de él sólo se encogió. No sólo se sentía
demasiado bien para preocuparse por cosas tontas como su seguridad personal,
pero en el fondo sabía que podía confiar en Leeteuk.
La
confianza no es algo que entregaba con facilidad. Hasta hace poco, los únicos a
los que les dio ese honor fueron Seungri y Minho. Ahora se encontraba dispuesto
a confiar en los hermanos de Seungri y sorprendentemente bastante en Jaejoong.
—Hey,
¿cómo estás? —preguntó una voz suave.
Yunho
torpemente giró la cabeza para encontrarse a Jaejoong a los pies de la cama.
Yunho frunció el ceño, seguro de que su drogadicta mente debía haber conjurado
a la Pantera.
—¿Eres
una alucinación? —exigió Yunho con una voz gruesa.
Jaejoong
le dio una suave risa que nunca dejaba de girar sobre Yunho. —No, soy real.
—¿Qué
estás haciendo aquí?, ¿fuiste herido?
—Estoy
bien. Sólo quería venir y comprobarte. Una vez que me di cuenta de lo dolorido
que estabas, traté de que el equipo médico te echase un vistazo, pero ya habías
dejado la vecindad.
—¿Qué
esperabas? ¿Que después de una gran salida como esa, me gustaría pasar el rato
en el estacionamiento? —Eso le valió otra sonrisa.
—Supongo
que tienes un punto ahí. Pude haber tomado algunos de los destellos de tu
actuación.
—No fue
una actuación. Tenía muchas ganas de darte un beso —Yunho se sintió obligado a
señalar.
—Lo
único que lo habría rematado hubiera sido que cayeras de rodillas y me la
chuparas.
Yunho
parpadeó con confusión antes de responder con la mayor seriedad: —No creo que
ni siquiera Junjin hubiera aprobado eso.
Eso
pareció divertir más a Jaejoong. —Lo sé, estaba bromeando.
—Oh.
—Yunho suspiró. ¿Por qué siempre de alguna manera decía las cosas equivocadas
en las conversaciones?
Él
permitió que su mirada soñadora viajara más por la esbelta figura de Jaejoong.
Incluso con su uniforme negro, se las arreglaba para conseguir toda la
No-me-importa juvenil cosa. Por la forma en la que la parte delantera de su
pelo azabache colgaba sobre sus ojos de color negro brillante a la sonrisa
diabólica en sus llenos labios. Yunho estaba obsesionado con esa boca, se
acordó de todos los dulces sonidos que podía hacer. Al igual que podía recordar
el sabor dulce que se encontraba dentro.
Una
pequeña mancha de sangre todavía marcaba la mejilla de Jaejoong y Yunho se
enorgullecía de que fuera su sangre la que estuviera allí. Era casi como si
hubiera dejado una marca de propiedad. Una que dijera que Jaejoong finalmente
le pertenecía a él y solo a él.
—¿Por
qué me besaste allí? —exigió Jaejoong, su expresión no revelaba nada.
—Porque
me has estado ignorando así que pensé que sería una buena manera de llamar tu
atención. Y hubiera dejado la cabeza de una de mis víctimas en tu puerta, pero
Eric dijo que no me permitía llevarme recuerdos a casa —explicó Yunho
simplemente.
Una
breve expresión de espanto y horror parpadeó en el rostro de Jaejoong. —Oh,
Dios. Al principio pensé que estaban bromeando con eso, pero lo dices en serio,
¿no?
Yunho se
dio una maldición mental. Ese era él, diciendo las cosas mal otra vez. Apretó
los labios y no confirmó o negó nada. Sorprendentemente, incluso el pensamiento
de la cabeza desmembrada en la puerta de su casa no disuadió a Jaejoong. Se
movió a un lado de la cama para que Yunho no tuviera que esforzarse para verlo.
Yunho se dejó llevar en una respiración profunda para poder disfrutar de la
dulce fragancia que siempre acompañaba a Jaejoong. Le recordaba a Yunho los
dulces azucarados que Minho a veces le daba cuando todavía vivían con Lee Sang.
El
tiempo, demasiado breve, en el que Jaejoong y él habían jodido, había cubierto
con ese olor a Yunho por días. Por lo general, algo así lo habría molestado,
pero no cuando era el aroma de Jaejoong. A Yunho le gustaba tanto que cuando el
olor se disipó con el tiempo, había experimentado una profunda decepción.
—Entonces,
¿cómo te sientes? —Jaejoong presionó.
Yunho se
encogió de hombros tanto como su posición se lo permitía. —En este momento me
siento mareado. Antes me dolía como el infierno.
—Me di
cuenta que tenías un poco de sangre en tu uniforme. ¿Te lastimaste en algún
otro lugar aparte de la mano?
—Sí.
—Yunho levantó la sábana para mostrar su costado lesionado.
Jaejoong
dejó escapar un siseo de angustia. —Maldita sea, ¿cómo te las arreglaste para
caminar con esa herida, por no hablar de luchar?
—La
práctica hace al maestro. No es la primera vez que me han herido durante una
misión.
Eso no
debería haberle dado a Yunho una sensación de calor por ver un destello de
tristeza pasar por el rostro de Jaejoong. No es que quisiera que la Pantera
sintiera un momento de infelicidad. Por el contrario, Yunho rasgaría al que
hiciera que el hombre sufriera alguna dificultad. Sin embargo, lo hacía sentir
bien saber que alguien diera una jodida por él.
—¿Por
qué no cambiaste y te curaste a ti mismo? —preguntó Jaejoong, haciéndose eco de
lo que Leeteuk había dicho antes.
—Las
serpientes escupen su veneno sobre las armas y hace que no pueda solucionarse
de esa manera.
Jaejoong
arrugó la nariz. —¿Así que estás tratando de decirme que ese bruto ha escupido
en tus heridas?
—Me temo
que sí. —A pesar de que no era la definición exacta de veneno, Yunho no iba a
hilar fino. Especialmente desde que había tenido básicamente la misma idea
antes.
—Uf,
lamento escuchar eso. Si eso me pasara a mí, diez duchas no serían suficientes
para hacerme sentir de nuevo limpio.
Una risa
corta pasó como una ráfaga por los labios de Yunho, el sonido extraño incluso a
sus propios oídos. —¿Es tu manera de ofrecerte a saltar para fregar mi espalda?
—Ya
quisieras —replicó Jaejoong, la sonrisa coqueta se mantuvo en sus labios.
Sólo le
sirvió como recordatorio de la cantidad de veces que Yunho había visto a la
Pantera mirar en cualquier otra dirección menos hacia él. Desde Navidad,
Jaejoong actuaba como si Yunho fuera invisible o algo así.
—Sabes
que nunca te haría daño —dijo Yunho—. Quiero decir que si todavía estás
asustado y por eso es que te apartas de mí, lo entiendo. Sólo quería hacerte
saber que no hay nada que quisiera menos que causarte algún daño.
Jaejoong
asintió con la cabeza. —Nunca he tenido miedo de ti.
Eso
tenía un anillo de verdad en ello. Una de las primeras cosas que Yunho había
encontrado atractiva en Jaejoong es que la Pantera no actuaba con miedo estando
cerca de él. Mientras que muchos lo trataban como un paria, Jaejoong siempre
había actuado como si Yunho fuera cualquier otro miembro de la coalición. Eso
fue hasta que jodieron y aun así, realmente no había actuado como si lo
temiese, sólo cambió a una fría indiferencia que había cortado a Yunho más
profundo que el odio absoluto.
Entonces
Jaejoong hizo la cosa más increíble. Estiró la mano para dar un toque
reconfortante a Yunho. No fue más que la más pequeña de las caricias en la
mejilla, pero él la bebió entera. Su aliento enganchado en el pecho. Nadie, ni
siquiera Minho o Seungri, se habían ofrecido a calmarlo cuando estaba herido.
Sin embargo, Jaejoong lo hizo sin vacilar y después de que sólo habían hablado
el uno al otro un par de veces. Por supuesto, uno de esos momentos fue en el
que Yunho tuvo al otro hombre inclinado sobre los estantes de la despensa, pero
eso fue sólo una follada.
¿O no lo
fue?
Cuando
Yunho se encontró a sí mismo reaccionando al contacto de Jaejoong, no podía
dejar de pensar que esto era diferente. Que después de ese encuentro, ellos eran
diferentes. Yunho seguro como el infierno sabía que no era el mismo. Hace un
año, habría eludido una suave caricia de este tipo. Incluso cuando se las había
arreglado para escapar de Lee Sang el tiempo suficiente para conectar con un
tipo al azar, la follada siempre había sido sólo eso: sucia, sexo duro y sin
emoción.
Leeteuk
se acercó y Yunho retuvo una mueca de dolor cuando vio el kit de sutura en las
manos del médico.
—Perdón
por interrumpir, pero tengo que conseguir que la herida se cierre antes de que
se desangre —anunció Leeteuk con una sonrisa de disculpa.
—¿No
podemos simplemente esperar hasta que Minho llegue? —Yunho esperaba—. No he
tenido un buen historial en cuanto a puntos de sutura tampoco.
—¿Por
qué? ¿Has tenido una mala reacción o algo así? —preguntó Jaejoong.
—No. En
una jodida misión terminé con un par de profundas marcas de garras de Cuervo en
el pecho. Eso fue antes de que fuera capaz de cambiar así que no tuve más
remedio que volver a casa herido. Cuando volví en tan mal estado, Lee Sang se
negó a adormecerme antes de coserme. —Todo el tiempo en el que Yunho hizo esa
admisión, se esforzó en asegurarse de que el sonido de su voz fuera inexpresivo
como siempre.
Leeteuk
y Jaejoong se lo quedaron mirando con la boca abierta y los ojos se les
abrieron de golpe. Jaejoong se recuperó en primer lugar. —No quiero ni imaginar
lo doloroso que debió haber sido.
—No
fueron exactamente cosquillas —coincidió Yunho con el mismo tono de
aburrimiento.
Jaejoong
se agachó y agarró la mano de Yunho, entrelazando los dedos. —Aquí, puedes
apretar mi mano si el dolor es muy intenso.
¿Cuándo
dejaría Jaejoong de sorprenderlo? Presa de la conmoción, Yunho se limitó a
asentir en respuesta. Los labios de Leeteuk se torcieron en una sonrisa antes
de añadir: —Además, tengo la intención de asegurarme de que estés muy
adormecido antes de empezar. Pondré más morfina de la que ya te di y no
sentirás nada.
Yunho se
apagó antes de que negara con la cabeza —. Vamos a empezar.
Fiel a
su palabra, una vez que Leeteuk adormeció el área, lo único que Yunho sintió
fue un ligero tirón en la piel de vez en cuando. Jaejoong sostuvo su mano
durante todo el proceso. Incluso se quedó al lado de él cuando Leeteuk se
incorporó y añadió unas cuantas suturas al corte en la mano. Antes de que
siquiera tuviera la oportunidad de conseguir estar demasiado nervioso, Leeteuk
realizó la última sutura, se incorporó y se quitó sus guantes.
—Listo,
eso ayudará hasta que llegue Minho con el antídoto. Después de eso, tal vez
puedas cambiar y sanar —dijo Leeteuk tirando los guantes y el equipo usado en
un contenedor de bio-riesgo cercano—. Esto es, si puedes controlar tu cambio.
La
mayoría de los cambiaformas no tenían su primera transformación hasta los
veinticinco años e incluso después de ese momento, les llevaba a la mayor parte
de ellos un par de años conseguir controlar sus nuevas habilidades. Por suerte,
Yunho no había tenido ningún problema en absoluto.
—Puedo
manejar al Leopardo, no te preocupes.
Ahora
que el procedimiento médico había terminado, Jaejoong parecía consciente de sí
mismo. Un leve rubor apareció en sus mejillas y soltó la mano de Yunho, y luego
dio un paso atrás. Frotando la parte de atrás de su cuello en un gesto
nervioso, Jaejoong dijo: —Bueno, yo probablemente debería ponerme en marcha. Se
supone que debo ir a una reunión informativa.
Yunho
quería pedirle que se quedara, pero decidió aferrarse a su orgullo en su lugar.
Dando un gruñido evasivo, Yunho asintió con la cabeza. Jaejoong había tomado
exactamente dos pasos hacia la puerta antes de que Yunho decidiera abandonar su
postura fría. —Sabes que la persecución es la parte más divertida para mí.
Jaejoong
hizo una pausa, una expresión confundida muy adorable jugaba sobre su rostro.
—No entiendo lo que estás tratando de decirme.
Yunho se
sentó para poder nivelar una mirada lujuriosa realmente buena en él. —Puedes
correr todo lo que quieras, pero voy a perseguirte. Y voy a disfrutar de cada
maldito minuto de ello, también.
—¿Quién
dice que estoy corriendo? Tal vez no estoy interesado —desafió Jaejoong
mientras levantaba la barbilla desafiante.
—Tienes
un punto, tal vez sólo tengo que comprobarlo por mí mismo si estás interesado
en mí o no.
Después
de hacer esa amenaza, Yunho saltó de la cama y lentamente se acercó hasta
Jaejoong, quedando uno frente al otro. Eran aproximadamente de la misma altura,
Yunho sólo unos 6 o 7 cm más alto, por lo que sus labios se cernían tan
tentadoramente cerca que el estómago de Yunho se revolvió con la emoción.
No
rompiendo el contacto visual, Yunho deslizó la mano por el pecho de Jaejoong,
entonces hasta su estómago, hasta que finalmente llegó a descansar en el bulto
que presionaba en contra del pantalón de su uniforme. Dando un apretón a la
saludable erección, Yunho se burló: —Sí, me parece que estás muy, muy
interesado.
Los ojos
de Jaejoong se estrecharon. —¿La morfina te hizo perder todo el sentido común o
algo así? En caso de que no lo hayas notado, estamos en un lugar público.
—Sin
embargo, no te has alejado de mi mano —aguijoneó Yunho cuando le dio otro
apretón.
—Lo
siento —dijo Jaejoong dejando brillar una sonrisa arrogante—. Nunca me acuesto
con la misma persona dos veces y ya tuve un pedazo de la torta.
Yunho le
dio una risa antes de inclinarse y susurrarle al oído: —Oh, voy a darte muchas
más mordidas, lamidas, mordiscos y chupetones y vas a disfrutar de cada segundo
de ello.
Jaejoong
dejó escapar un sonido estrangulado antes de apartarse de su contacto. Se
dirigió hacia la puerta, sólo para detenerse por segunda vez cuando Yunho
anunció: —Para que lo sepas, tú me perteneces y sólo a mí ahora. Si huelo el
olor de otro hombre en ti, lo destrozaré.
Un
gemido suave flotó de Jaejoong y su cuerpo dio un ligero temblor. Yunho sabía
que no era miedo, porque podía oler el balanceo de la excitación. La Pantera
disparó una última mirada confusa antes de huir de la habitación.
2 comentarios:
JJ se hace el dificil owwwww y YH ya no se resiste e,,,,,,e
Jaejoong deja de hacerte de rogar que bien que quieres ser solo y para yunho.
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