Jiyong se encontraba descansando sobre su cama,
dio media vuelta para mirar las estrellas que se colaban a través de su
ventana. Su día había transcurrido lleno de sucesos inesperados. Se había
levantado por la mañana lleno de la misma ilusión que le producía ver a
Seunghyun. Los esperaba nerviosamente fuera de su casa, como cualquier día
cuando todo ocurrió. Ese ser se le acercó… Ji se estremeció al solo recordarlo,
se sintió nuevamente asqueado. Las nauseas y temor que le producía aquella
persona lo hicieron levantarse e ir a vomitar al baño. Se enjuago la boca y
regreso a su cama, un escalofrío le recorrió, si pudiera desearía borrar ese
evento de su memoria, pero sabía que de ahora en adelante tendría que ser más
cuidadoso. Lo que le alegraba era el hecho que ahora había alguien para él.
Suspiró y sonrió, los buenos recuerdos inundaron su mente alejando las nauseas
y la repulsión que sentía antes.
“Oía
el palpitar de mi corazón, estaba seguro que él también lo escuchaba… en un
intento de salvaguardar mi sonrojo escondí mi rostro cerca de su cuello… sentí
como su mano cálida levantaba mi rostro… miré sus ojos… esos ojos profundos que
me hipnotizan, a través de los cuales puedo observar mi universo… por un
momento el mundo se detuvo junto con los latidos de mi corazón… el roce de sus
húmedos labios… creí estar en mundo de sueños… suavemente mordió mi labio, abrí un poco la
boca al soltar un gemido de dulce placer… pude sentir su aliento ardiente
dentro de mí, me quemaba… quiero ser devorado por eso fuego de su pasión…” Jiyong sonreía, ya que todo aquello no había
sido un sueño, había sido completamente real, sentía que su corazón estaba a
punto de salir de su pecho. Abrazó la almohada mientras daba vueltas sobre su
cama feliz.
“Por
primera vez está consciente mientras lo beso, quiero más y más de este pequeño
ser… le muerdo ligeramente, gime, aprovecho para profundizar este beso… lo
quiero… lo quiero como a nadie… −Te quiero− susurré en su
oído… un beso recibí en respuesta… me siento tan dichoso que lo abrazo con mas
fuerza, la bella criatura me corresponde me abraza fuertemente como diciéndome
que no lo deje ir, y esa, realmente no es mi intención… −Te protegeré− le digo
mientras beso su mano, me mira a los ojos, parpadea, siento que con cada
pestañeo lanza corrientes que me enamoran…entrelaza su dedos en los míos, me
besa de nuevo en señal de promesa”. El corazón de
Seunghyun vibraba al recodar las palabras dichas y las promesas hechas. “Te haré feliz, si tu sonríes yo sonreiré
contigo, iré allá donde vayas. Seré tu amigo, tu guardián, tu amante…”
entre más lo pensaba, más sabía que era cierto, estaba enamorado. No era igual
que las veces anteriores en donde solo aceptaba salir con la chica porque era
bonita, pero al poco tiempo terminaba aburrido pues ninguna de ellas logró
despertar todo lo que Ji despertaba en él; esta vez Cupido había tirado la
puerta de su corazón dejando entrar a una criatura de cristal.
Al
día siguiente Seunghyun se encontraba frente a la puerta de la casa de Jiyong,
habían quedado en salir. El mayor realmente no sabía dónde ir, siempre se
dejaba guiar por las chicas con las que salía, que si al cine, que si a comer,
que si iban de compras, cosas por el estilo. Pero su actual pareja era
diferente, romántico, dulce e inocente. Había revisado por internet como sería
una cita ideal, porque eso era lo que tendrían hoy una cita inolvidable. El día
pintaba para ser perfecto, eran cerca de las 10 de la mañana, así que pasarían
todo el día juntos, la idea lo emocionaba.
−…hola…−
dijo la dulce voz con la que había soñado toda la noche, mientras el pequeño le
dedicaba una mirada entre tímida y expectante.
−hola
– dijo arrastrando la voz de un modo sexy que hizo estremecer a Jiyong,
depositó un beso travieso en sus labios y lo tomo de la mano – vamos.
−humm
– asintió un muy sonrojado Jiyong, sabía que su madre lo veía por la ventana.
Le había contado sobre Top y lo enamorado que estaba ahora. Mientras se
alejaban volteo su rostro y pudo ver a su madre sonreírle desde una de las
ventanas de su casa. Estaba muy feliz, por fin tenía alguien con quien
compartir su tiempo, alguien a quien amar y que lo amaba de la misma manera. –
Y ¿A dónde iremos? – preguntó curioso, pues nunca había tenido una cita, solo
había visto la de los doramas por TV, así que se preguntaba qué tan diferente
serían de la vida real.
−
Al acuario.
−
¿Al acuario? – dijo sorprendido, no lo esperaba, por su mente pasaron cosas
sencillas, como ir a caminar al parque tomados de la mano, viendo a la gente
pasar, charlando de cosas sin importancia y comer un hot dog de los carritos
que andan por ahí.
−
O si prefieres a algún otro lado – dijo el mayor rápidamente al ver la cara
sorprendida del pequeño. “¿será que es
muy común el cliché?”. Sintió como una suave mano tocaba la suya y
entrelazaba sus dedos.
−
mmm... no, quiero ir al acuario – “en
realidad yo iría contigo a donde tu quisieras”.
Seunghyun
suspiro aliviado, la verdad era que al final de todo lo que vio acerca de las
citas decidió recrear la de un dorama. Su madre estaba mirando un dorama por
televisión cuando él salió a tomar un vaso de agua, así fue como se le quedo la
idea en la cabeza. Del acuario irían al parque de diversiones y después
subirían a la noria, donde declararía oficialmente su amor.
Se
encontraban en una de las múltiples salas que contenía el acuario, poseía un
enorme ventanal a través del cual se observaba la vida marina. Miles de peces
de colores se agrupaban en cardúmenes según su especie, otros más nadaban
despreocupadamente revolviéndose con todos; los había desde rojos brillantes,
azules eléctricos y amarillos deslumbrantes hasta los más simples en colores
grises y negros, todos ellos contrastando en un azul acuoso. Había mucha gente
ese día, pero eso no les importaba, iban tomados de la mano como las muchas
otras parejas del lugar.
− ¡Mira!
¡Mira éste! – decía emocionado Ji. No sabía que le causaba más emoción, si ver
aquella variopinta imagen o el hecho de venir de la mano de Top. Decidió que
era la combinación de ambas lo que hacía vibrar su corazón. − ¡Miraaaa este de
rayitas!
La
sonrisa del pequeño era, según Seunghyun lo más hermoso del lugar. Al verlo así
de feliz, sonrió contagiado de la alegría que desprendía, sabiendo que a pesar
de ser algo muy común había hecho a Ji feliz.
−
¡Whooooooo! – dijeron todos los presentes al unísono. Un gran tiburón ballena
hacía su aparición por ese lado del estanque ocupando la mayor parte del
ventanal, dejándoles ver su blanco estomago. Junto con él venían mantarayas de
diferentes tamaños, que antes no habían mirado pues se encontraban escondidas,
pero que ahora realizaban una danza junto con el gran pez para deleite de los
espectadores.
−
¡Ahh! – Dijo en un lamento Ji – debí traer mi cámara – Seunghyun sonrió.
−
Ven – jaló con una mano a su acompañante hasta abrazarlo, mientras con la otra
sacaba su celular – nos tomaremos una foto.
Jiyon
se pegó más a su hyung para salir en la foto y que en esta saliera el enorme
estanque que tenían detrás. Click… se escucho… click… sonaba de nuevo, una y otra vez tomaban fotos, aquí y allá,
ahí donde al pequeño le gustase y algunas con poses un tanto chuscas, Seunghyun
lo complacía. A media tarde ambos morían de hambre, se sentaron en uno de los
pequeños restaurantes de lugar.
−
Muchas gracias – le dijo Ji. – Gracias por hacerme este día muy feliz.
−…
− “Y lo que falta…” quiso decir el
mayor pero decidió mejor guardarse sus prosaicos pensamientos para él mismo. Se
limito a sonreírle y despeinar su cabeza de manera cariñosa.
Debajo
de unos castaños cabellos revueltos, los ojos divertidos de Jiyong le miraban, sus
mejillas infladas le daban un aspecto tierno y divertido. El mayor rió unos
segundos para después darle un beso fugaz, provocando que el menor se pusiera
de todos los colores. Juntos, tomados de la mano siguieron recorriendo todo el
sitio, asistieron al evento de los delfines y de los leones marinos. Al
acercarse el final del día Ji se encontraba agotado, por lo general no
realizaba muchas actividades, así que estaba llegando a su límite. Seunghyun lo
cargo de regreso en su espalda, “lo de la
noria tendrá que esperar”, si bien era cierto que éste día había sido uno
de los más felices de su vida.
−
Tum, tutum, tum… puedo escuchar el sonido de tu corazón – le decía Jiyong,
recostado sobre su espalda – es agradable, puedo sentirlo lleno de vida, late
con fuerza. Me gusta – respiró hondo aspirando el aroma de su hyung. Seunghyun
se detuvo, bajo a Ji de su espalda y lo coloco frente a él.
−
Si mi corazón dijera algo eso sería te amo.
−
¿Puedes sentir el mío? – dijo el menor colocando la mano del mayor sobre su
pecho – no late tan fuerte como el tuyo, pero late por ti.
El
cielo pintado de estrellas fue testigo de la declaración de amor que se
pronunciaron, con un beso sellaron su promesa de amor.
------
“Ahhh… suspiro, perece que es
lo único que sale de mí últimamente. No veo a Seunghyun desde hace unos días,
realmente trato de evitarlo, me voy antes a la escuela y uso otra ruta para
llegar esquivando la casa de Ji, pero a él no lo quiero evitar, intento
tratarlo como siempre, pero estoy consciente de que ya no es igual… creo que lo
ha notado… siento como me interroga con la mirada, pero no me dice nada… ¿será
que ya sabe lo que siento por él? No, no lo creo… ¿quizá Top le dijo algo? No,
tampoco, lo conozco bien, no es de esas personas que andan contándole a los
demás… pero entonces ¿Qué es? Una parte de mi quiere creer que algo dentro de
él está cambiando, que sus sentimientos se inclinan hacia mí, pero sé que eso
también es poco probable”.
−
Youngbae – la voz melódica de Jiyong saca de sus pensamientos al moreno, quien
solo se limita a voltear. Un suave agarre tomó por sorpresa las emociones de
Youngbae al sentir su mano sujetada por
Ji, sintió como una descarga se generaba de ahí de donde el pequeño lo tomaba y
le recorría todo el cuerpo. − Youngbae –
pronunció de nuevo.
“No digas mi nombre… no me
llames… no me sujetes… por favor no me mires con esos ojos tuyos tan
expresivos, esos ojos castaños que amo… o si no yo… yo no seré capaz de
controlarme…” Ahora fue él quien tomó fuertemente la
mano de Ji y lo sacó corriendo de donde se encontraban. Corrieron a través de
los pasillos y escaleras arriba, hasta que Ji se deshizo de agarre, estaba
demasiado cansado, el pecho le dolía mucho, le faltaba el aire, se concentraba
en respirar profundo.
−
Vamos, solo un poco más – dijo Bae tomando nuevamente a Ji de la mano.
Lentamente subieron un tramo más de escaleras y salieron por una puerta lateral.
Ahí
ante la vista de Jiyong se encontraba un hermoso panorama. Desde la terraza en
la que se encontraban podían verse los jardines del colegio y canchas de
entrenamiento donde Seunghyun se encontraba. Vislumbró a lo lejos aquel árbol
donde soñó por primera vez con él. En los jardines las flores habían comenzado
a florecer dándole un encantador aspecto al paisaje.
−
¿Por qué nunca habíamos venido a este lugar? – pregunto un maravillado Jiyong.
−
Porque estaba esperando a que florecieran esas de allá, pero no lo han hecho –
dijo señalando hacía una esquina por debajo de ellos, ubicada en el jardín, donde
se encontraba un arbusto de pequeñas hojas. –Casi nadie viene aquí, a menos que
sepas que esta. – Tomo asiento en el suelo, recargando su espalda en la pared.
− ¿Te encuentras bien? – dijo Ji, colocándose
en cuclillas para estar a la altura de la cara de su amigo – Había querido
esperar a que tú me contaras sobre tus problemas, pero tu cara cada día se ve
más pálida y tus ojeras son cada vez más notorias, me preocupo por ti.
Los
ojos de Bae se abrieron sorprendidos y un tanto ilusionados, pero no dijo nada.
Jiyong se sentó a un lado de él, pero al no recibir respuesta continuó
hablando.
−
Seunghyun me ha dicho que la competencia está cerca y que vienes antes a la
escuela y te vas después para poder practicar.
“No
deberías darte por vencido tan fácilmente, después de todo tú no has confesado
tus sentimientos, todavía es buen tiempo para pelear” en la mente de Youngbae aparecieron las
palabras de su amiga. “Es ahora o nunca”
se dijo, estaba a punto de abrir la boca cuando fue interrumpido por las
palabras del pequeño.
– Me gustan las personas, más específicamente
me gustan las personas y los sueños de esas personas. Me gusta ver como ríen,
charlan, ahora sé que no me gusta cuando discuten, pero hubo un tiempo en que
hasta eso me gustaba. Me gusta tu yo sonriente, él que se dedica a hacer bromas
para hacerme reír, tu yo siempre activo, siempre lleno de energía. Este nuevo
tú, deprimido y ofuscado por dudas que no conozco, me inquieta.
– Y de Seunghyun ¿qué te gusta? – la pregunta
escapo de su boca. Se dio cuenta que había pronunciado sus pensamientos en voz
alta y maldijo para sí mismo. No esperaba y realmente no quería que Jiyong, quien
se había puesto de mil colores, le contestara.
– Al principio pensé que me atraía su energía.
– comenzó diciendo lentamente – De hecho los había observado desde mi ventana
antes de presentarme con ustedes, ¿recuerdas? – la confesión de haber sido
espiado durante un tiempo conmocionó a Bae, pero Ji continuo – Creía que era
muy divertido tener tanta energía todo el día, y correr de un lado para otro.
Realmente creo que desde que los vi pasar me sentí atraído por él, por su
cabello, sus profundos y expresivos ojos, su cálida sonrisa, sus grandes manos,
cuando habla con esa voz ronca que tiene... – “tan sexy” llegado a este punto Jiyong se sonrojo.
–… – “por
favor no… ya no continúes… te lo ruego, ya no más… no quiero escuchar”
– Me
gustan sus tontas bromas – continuó Ji – me gusta su sentido del humor y las
extrañas caras que hace, me gusta que haga todo eso por hacerme reír. Me gusta
su aroma y la calidez de sus brazos. Cuando estoy con él siento que todo va a
estar bien, me siento seguro y feliz. –“No
lo digas” rogaba Bae – Yo estoy enamorado de él.
–… – “¿Por
qué? ¿Por qué has dicho lo que nunca quise escuchar de tu boca?”. Hubo unos
segundos de silencio – ¡Vaya, vaya! Parece tenias muy guardados tus
sentimientos – mintió Bae, mientras sentía su corazón desmoronarse por dentro,
quería marcharse pero su cuerpo no le respondía. “Por favor no salgan” las lagrimas en sus ojos amenazaban con
salir, cerró los ojos.
– Dime ¿qué es lo que te preocupa? – preguntaba
Ji preocupado.
– Yo… n-nada… es… es… – “Te amo… no puedo decirlo” – yo lo siento, estoy muy presionado por
la competencia – mintió de nuevo, la voz comenzaba a quebrársele – es muy
importante para mí… y… y aún no… no tengo un nombre artístico… no tengo
imaginación para eso… – la voz se le quebró, pero no abrió los ojos,
conteniendo así sus lágrimas. Esa última parte no era del todo mentira, estaba
preocupado por la competencia y por su nombre artístico, pero sus noches de
desvelo tenían otro nombre, otra cara, la que estaba sentada al lado suyo.
– Taeyang
Youngbae abrió los ojos de golpe, haciendo que
la luz del sol lo deslumbrara. Su corazón se quedo estático, como si con esa
simple palabra su mundo se reajustara. Miro a Jiyong aún a su lado, le sonreía
con esa sonrisa de ángel que siempre tuvo. Su corazón desmoronado comenzaba a
latir de nuevo.
– Taeyang – volvió a repetir Ji – Tu existencia
para mi es eso. Eres como el sol, deslumbrante y cálido. Con tu llegada a mi
vida, al fin tuve a un amigo, no sabes lo feliz que fui y soy. Alumbraste el
camino de mi soledad con esa cálida mano llamada amistad. Mira – le dijo
mientras trataba de cubrir el sol con su mano – así eres tú, en este momento te
encuentras un poco oculto, pero nadie podrá opacar tu destello – Jiyong le
sonreía, se levanto mirando al cielo y se dirigió a la puerta – Así que ¡No
dejes de brillar! – dándole ánimos salió del lugar.
Youngbae se quedó sentado un rato, meditando
las palabras dichas por Ji, se encontraba muy confundido, sabía que Ji no lo
quería de la misma forma que él lo quería, y eso lo lastimaba de sobremanera,
pero aún así el hecho de tener una importancia así de grande en el corazón de
Ji, lo hacía sumamente feliz. “Taeyang…
tu existencia para mi es eso”. Sabía que no significaba más allá de una
amistad, pero su corazón no podía evitar exaltarse cada vez que lo recordaba.
Jiyong se encontraba atravesando el gran patio
que divide las aulas de las canchas. Se dirigía a hablar con Seunghyun, a pesar
de que lo había visto por la mañana, el hablar de él hacía que quisiera verlo,
abrazarlo.
– Estoy tan emocionado, estoy encantado, no lo
negare, ni lo discutiré… tienes lo que necesito, me tienes… esto no es un
juego, siempre me haces sentir sano… cada día estoy sonriente, desenfrenado…
cuando pienso en ti, me haces volar tan alto y no puedo detenerme… – cantaba
alegremente Jiyong mientras caminaba, no recordaba con exactitud la letra de la
canción, así que solo cantaba lo que recordaba. Comenzó a silbar, pensando en
haber ayudado a su amigo le hizo bien también a él, pero más por expresar
abiertamente que estaba enamorado. – Na, na, na… – tarareaba, cuando lo
percibió.
Un crujir de una hoja lo hizo detenerse en
seco, sintió esa miraba incesante clavada en él. Un escalofrío le recorrió el
cuerpo, el miedo lo invadió junto con esa sensación nauseabunda de ser
hostigado por un depravado con la mirada. No quería voltear el rostro y verlo,
sabía que estaba cerca. Apresuró el paso, pero seguía sintiéndose perseguido.
Respiró fuertemente y se arriesgo. Corrió, esa era su única opción, correr
hasta las chanchas aún sabiéndose más frágil y no muy rápido. A través de sus
pasos, pudo escuchar las fuertes pisadas de alguien más, como pudo giro la cabeza
para ver a su perseguidor, y ahí está él, mirándole con lujuria. “Solo un poco más, solo un poco más”
rogaba Ji a sus piernas y su corazón.
Un golpe contra las rejas de la cancha sacaron
al capitán del equipo de futbol de su ya muy repetido alentador discurso, su mirada
se dirigió hacia el sonido. Vio ahí a su pequeño novio muy pálido.
– ¿Qué rayos crees que haces? – preguntó al
acercarse y ver que el pequeño le costaba respirar. Noto que Ji estaba
temblando.
– Él – dijo – e-e-él es-s-sta aquí – se aparto
y vomitó. Seunghyun supo inmediatamente de quien hablaba el castaño.
Inmediatamente Seunghyun desplegó a todo el
equipo para buscar al acosador, se coordino con los demás equipos, y así juntos
rastrearon por toda la escuela. Muchos lo habían visto, pero no creyeron que
fuera peligroso y lo dejaron ir, fue así como le perdieron el rastro fuera de
la escuela.
Este era solo un saludo a la pequeña criatura,
el asedio apenas comenzaba…
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