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jueves, 24 de octubre de 2013

CRISTAL: CAPITULO 8 FINAL



La actuación de Youngbae fue espectacular, sin duda de las mejores, personas ajenas a los tres muchachos comentaban lo buena que fue. Seungri quedo fascinado con él, de hecho pidió que lo presentaran, a lo que los otros accedieron con una sonrisa, pues ahora Bae tendría un nuevo fan, porque estaba claro que ellos eran los primeros.

Esperaban fuera del recinto, la noche se la había llevado Bae, que ahora hablaba con los patrocinadores y unos jueces, mientas que sus amigos aguardaban por él, aún sosteniendo el cartel y Seungri que también estaba allí. Se acercó.

– ¿Y? ¿Qué tal estuve? – preguntó soberbiamente, aún sabiendo que había sido el mejor.

– ¡Whaaaa! Yo quede absolutamente encantado ¡estuviste genial! – soltó primero Seungri. Ji y Seunghyun solo rieron ante la cara de “¿y tu quien eres?” de Bae – Soy Seungri y ¡tu mayor admirador! – ante tal exclamación los dos muchachos soltaron una carcajada.

– Ok. Te tendrás que unir al club de fans – decía un muy serio Seunghyun.

– ¡¿Tiene uno?! ¡¿Dónde me inscribo?!

Las risas saltaban ante cada comentario que hacía el nuevo pequeño amigo, era en definitiva un chico divertido, bromista, alegre y quizá demasiado entusiasta. Eso les gustaba. Se habían quedado charlando sin fijarse de la hora o de lo que a su alrededor pasaba, cuando una femenina voz los saco de su feliz conversación.

– Baee – dijo – tuviste una actuación excelente – les sonreía abiertamente. Seunghyun se quedo como piedra al ver quién era.

– ¡Oh! Me viste, me esforcé mucho… – caminaba en dirección de su amiga cuando el mayor sujetó su brazo.

– No vayas – dijo Seunghyun – Ella no es buena…

– ¿Qué rayos te… – Bae no llegó a terminar la frase. Unos tipos de traje negro los sujetaron. Top y Bae recorrieron con la mirada el perímetro, se habían quedado solos “¡Que descuido!” – Minah – dijo suplicante Bae.

– Bae, Bae. ¿Por qué no haces lo que se te indica? – El mencionado la miraba extrañado, pues no entendía de que iba todo eso. – Sí, Bae, hubieras hecho lo que te dije. Bueno como quiera ya tenía contemplado esto. ¡Ah! Solo que, soy tan clemente que espere hasta ahora, a ver si tú separabas a ese mocoso de él. Pero no hiciste nada, solo te quedaste mirando. Como sea, ahora a lo que venía – se acercó a Jiyong, lo tomo por el mentón y lo analizó  -  mmm si, definitivamente eres lo que busca… y tu – se dirigió hacía Seungri – tu solo estas en el momento inadecuado y en el lugar incorrecto, pero creo que también serás un buen regalo.

Ante tales palabras los pequeños comenzaron a temblar, por un lado Ji tenía pánico por lo que sucedería y por el otro se sentía culpable de involucrar a su nuevo amigo. Seungri tenía miedo, pero enfrentaría la situación, no sabía cómo ni porque esos tipos estaban ahí, pero estaba claro que no se iba a dejar de nadie. Seunghyun miraba con odio a la que un día fuera su novia, por su mente ahora se aclaraban muchas cosas, como los constantes asedios, burlas y últimamente las cartas de odio hacia Jiyong.

– ¿De qué estás hablando? ¿Qué es esto? – decía Bae, que no cabía en su asombro.

– Bla, bla. Cállate ¿quieres? Esto – dijo señalando a los pequeños – es un regalo. Y esto – ahora señalaba a Seunghyun – esto es mío.

Con una indicación de Minah subieron todos a una camioneta, amarraron sus manos, amordazaron sus bocas y cubrieron sus cabezas con una manta negra. Al cabo de media hora, o eso les pareció, llegaron a su destino. Seungri y Jiyong fueron bajados cuidadosamente, puesto que al jefe no le gustaba que maltrataran sus cosas, a menos claro que fuera él. Pero no fue lo mismo para Seunghyun y Youngbae, les bajaron sin cuidado alguno, incluso golpearon sus piernas para que se apresuraran a caminar.

Fueron guiados un tramo más. Descubrieron sus ojos y notaron que se encontraban al final de un largo pasillo, por el que supusieron entraron. Bajaron unas escaleras y después otro pasillo más corto. Al final de este, se encontraba una puerta metálica, la puerta se abrió para dejarlos entrar. Se encontraban en una blanca estancia, donde se veían unos cómodos sillones, una mesa y al centro una cama cubierta con una gran sábana. Todo el mobiliario era puramente blanco como la habitación. Cerca de una de las paredes se encontraba un hombre con gabardina negra. Aquel contraste de un color tan puro al negro sobrio solo acrecentaba el terror que Jiyong sentía.

– Padre – dijo Minah. “¿Padre?” – Te he traído un presente – dijo mientras el tipo que sostenía a Jiyong lo hizo dar un paso al frente – Y, por si no te complace traje un acompañante – ahora Seungri era lanzado hacia adelante.


El hombre sonrió al verlos, paso la mirada de Jiyong a Seungri, y, después se detuvo en analizar primero Ji. Lo miraba con esa sensación de desnudarlo, poseerlo. La lujuria le brotaba en cada poro al ver al pequeño, desde donde estaba aspiro el ambiente. “¡Oh si!” eso le gustaba, podía oler el suave y dulce aroma del chico mezclado con el terror y el asco que le enfundaba. Se acerco a los pequeños, tomo a Seungri por la cara, examinándolo más de cerca, le gustaba lo que veía, si, Minah tenía buen gusto para escoger regalos, lo único malo con este era esa mirada retadora que tenía, aunque eso no le importaba sería mucho más divertido doblegar la voluntad de este chiquillo. Pero ahora toda su atención se dirigía hacia Jiyong, esa criatura de rostro angelical, delgada figura, nívea piel y castaños e inocentes ojos. Eso lo excitaba de sobremanera, gozaba de doblegar la voluntad de los chicos, pero sentía más aún un sádico placer en acabar con todo lo bueno y expresivo de esos hermosos ojos. Sentía la necesidad de saciar su lujuria hasta que los puros ojos quedaran vacíos.

– Largo – dijo, en ese momento uno de los tipos tomo a Minah y la empujo fuera del recinto. Las protestas no se hicieron esperar.

– Pero padre…

– ¡Largo! – y la puerta se cerro de golpe dejando a Minah fuera.

Dentro de la estancia solo se quedaron dos custodios, los cuatro chicos y aquel ser. Aquel ruin ser tomo bruscamente a Jiyong y lo lanzo a la blanca cama. Todo en la habitación era blanco, le gustaba el color de la sangre al contrastar, sangre que será derramada de diferentes maneras, todas para satisfacer su lujuria y sadismo. El pequeño temblaba incontrolablemente, el miedo y el asco se veían en sus ojos. Seunghyun se removía furioso en su lugar, ganándose un par de patadas en el estómago. Bae había tratado inútilmente de liberarse, pero ahora al igual que su amigo se gano varios puñetazos.

Arrancó con fuerza la camisa de Jiyong, dejando ver su suave y blanca piel y sus rosados pezones. El pequeño soltó un grito oprimido por la mordaza que traía. Se le acerco, comenzó a olisquearlo disfrutando del terror de su víctima. Primero recorrió todo cuerpo con las manos, saboreando cada parte del chico que pronto sería suyo. Con su lengua lo recorrió desde el cuello hasta el abdomen, pasando por los pezones e intentando llegar un poco más abajo del ombligo. Jiyong solo cerraba fuertemente los ojos, no quería ver a ese ser, sentía nauseas…

Seunghyun trataba aún con más fuerza y más ansiosamente liberarse del tipo que lo sujetaba, quería quitar las sucias manos de aquel ser de su novio, podía ver la expresión de pánico que el pequeño. Entre más intentaba levantarse, con más fuerza recibía el golpe. Creyó escuchar un leve crujido y le sobrevino un dolor agudísimo en uno de sus costados. Le habían roto una costilla. El dolor lo abrasaba por dentro pero no era el de su costilla, sino el dolor de ver al amor de su vida ser tocado por ese repulsivo personaje. ¿Cómo fue que había bajado la guardia? Era su culpa por no prestar atención. ¿No le dijo a su madre que él lo protegería? por sus descuidos su novio y los demás estaban sufriendo.

Youngbae miraba la escena repudiando a ese ser humano que se atrevía a mancillar el cuerpo de su hermoso ángel. Se sentía tonto y frustrado. Había sido un imbécil en confiar en Minah, había sido demasiado vanidoso escuchando halagos como para olvidar el peligro que corrían en la calle. Y, ahora estaban ahí, sin saber cómo salir de ésta.

Seungri comenzaba a ser invadido por el pánico, sabía que no tenía nada que ver el este asunto, pero de igual manera se encontraba envuelto en él. No quería ver el acto que frente a sus ojos se desarrollaba, pero sus ojos no se cerraban, continuaba ahí mirando al hermoso chico siendo tocado por un despreciable viejo. Sentía lástima por él y sentía lástima por si mismo pues sabía que le esperaba a él cuando acabara con el chico. Pero no se iba a rendir, él era el único que no tenía a un gorila a su espalda, tenía que intentar algo antes de rendirse. Había notado una navaja en la mesa contigua al tipo que sujetaba a Bae.
Jiyong fue desprendido de su pantalón en un segundo. Su cuerpo comenzaba a tener moretones ahí donde ese tipo le mordía o agarraba. Ahora solo lo cubría en parte su camisa hecha jirones y su ropa interior. Una mano se aproximo a sus partes intimas, en cuanto sintió el roce, el asco que su cuerpo sentía no se hizo esperar. Con una arcada vomito lo que pudo a través de la mordaza.

Todo pasó muy rápido entonces, él repulsivo ser se alejó un poco del pequeño con cara de asco, en ese momento Seunghyun en un acopio de todas sus fuerzas se levanto sorprendiendo al tipo que le sujetaba y lo golpeó lo más fuerte que pudo en su parte baja. Youngbae reaccionó  en el momento justo en el que el que le custodiaba aflojo el agarre para golpear a Top, se lanzó con una tacleada y el otro fue a dar con parte del mobiliario. Seungri  no perdió tiempo y se abalanzó por la navaja que había caído en la confusión. Con una gran habilidad logró romper las cuerdas que lo ataban. Rápidamente trato de liberar a sus compañeros, pero fue lanzado hasta el otro lado de la estancia golpeándose fuertemente la cabeza.

Quien había tratado de liberar fue a Top, quien sintiendo el afloje de las cuerdas gracias al chico, las forzó hasta romperlas haciéndose daño en las muñecas. Tomo una de las sillas y la estrelló contra el tipo que golpeaba a Bae. Seungri  reaccionando lentamente buscaba la navaja, hasta que la vio y con ella libero al otro chico. Ahora los tres estaban libres.

Dos de ellos con lo que encontraron golpearon fuertemente a sus guardias, hasta dejarlos inconscientes. El jefe veía la escena con desagrado pues este era un imprevisto no deseado. Tomo como rehén a Jiyong mientras un muchacho alto se le acercaba, evidentemente era más fuerte que él, por lo que optó por huir. Saco una navaja de su espalda y con ella apuntaba el fino cuello del pequeño, deseaba tanto llevárselo con él, pero no sería muy probable. Jiyong soltó un alarido al tiempo que era lanzado hacia Seunghyun. Este lo atrapó mientras veía como su victimario se marchaba por una puerta lateral casi oculta a la vista.

Huyeron por la puerta metálica, corrieron a través del pasillo, subieron las escaleras y corrieron nuevamente hasta llegar a una puerta que supusieron sería la salida. Jiyong era ayudado en la fuga por su novio y su amigo, se obligaba a seguir respirando, mientras sentía un profundo dolor en el pecho y a su costado. Al salir vieron que se encontraban en una parte alejada de la ciudad, rodeados de fábricas, corrían, sabían que habían tenido suerte al no encontrarse a nadie en su escapatoria, pero que no tardaría mucho en que el jefe enviaría a buscarlos.

La suerte estaba de su lado, dieron con una calle transitada, pero a esas altas horas no había ni un alma, excepto por unas luces de color azul y rojo que alumbraba el final de la calle. Bae soltó a Ji y corrió lo más que le daban sus piernas hacia la patrulla.

Fueron transportados al hospital más cercano en la misma, no podían esperar a una ambulancia, Seungri sangraba profusamente de la cabeza, Youngbae estaba gravemente herido, Seunghyun tenía varios huesos rotos, aunque en ese momento todos estaban al pendiente de Jiyong, que apenas podía respirar… con los faros del auto notaron que el pequeño traía una gran herida en su costado izquierdo, durante todo el trayecto recorrido hasta ahí había dejado un ligero rastro de sangre.



Tum, tu-tum, tum… el corazón de Jiyong se esforzaba por latir, quería seguir viviendo… tum, tu-tum, tum… Se encontraban en un blanco pasillo, Seunghyun iba a su lado. Había muchas personas a su alrededor, pero él solo miraba los ojos negros de su Seunghyun… tum, tu-tum, tum… se quitó el respirador que le habían puesto.


– No llores mi vida… – decía en un casi inaudible susurro Jiyong. Tum, tu-tum, tum. Seunghyun tenía los ojos abnegados en lágrimas. Tum, tu-tum, tum – No llores cielo… hay tanto por lo que vivir… – cada vez le costaba más decir las palabras. Tum, tu-tum, tum. Sentía como si mil cuchillos se le clavaran en el pecho cada vez que tomaba aire – Yo siempre te amaré… no llores mi amor… nunca me olvides… me tengo que ir…


Tum, tu-tum, tum. Fueron separados al llegar a una puerta donde Seunghyun no podía pasar. Tum, tu-tum, tum… Jiyong había entrado al quirófano. Tum, tu-tum, tum… En los oídos de Seunghyun podía escuchar claramente como el pequeño corazón de Ji se esforzaba por latir… tum, tu-tum, tum… se había negado a que le atendieran hasta no saber que Jiyong estaba bien… tum, tu-tum, tum… resonaba en sus oídos… tu-tum, tu-tum, tum… el corazón daba pequeños trompicones… tum, tu-tum, tum… volvía a latir. Alguien le estaba curando las heridas… tu-tum, tu-tum, tu-tum… se escuchaba más débil, las lágrimas inundaban sus ojos… tu-tum, tu-tum, tu-tum… tum… tu-tum… tum… t-tum… t-tu… tum…


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Desde mi cielo


Habían pasado ya varios años desde que Jiyong se había ido. Seungri lloró junto con Bae la pérdida, a pesar de solo haberlo conocido unas horas, lo que les sucedió los unía con un lazo. Youngbae se encargó de contarle como era aquel hermoso ser, de su cálida sonrisa, de su dulce mirada, de sus traviesos gestos, de su amor por la vida y de su amor por Seunghyun.

Seunghyun había desaparecido justo después del funeral de Jiyong. Cuando se fue solo llevaba con él una carta que el pequeño había escrito mucho antes de que todo pasara, y la cual le fue entregada por la madre de Ji.

“Hoy es el aniversario luctuoso de Jiyong… no he visto a Seunghyun desde aquel día en que salió corriendo bajo la lluvia con la carta de Ji. Aún me siento triste por la pérdida de mis mejores amigos. Seungri camina de mi mano, me ha ayudado tanto… me ayudó a superar mi dolor… me dado una nueva esperanza. Llevamos un gran ramo de flores blancas, justo como la presencia pura de Ji, el sol brilla y calienta nuestros corazones, tal como lo hacía Ji… estamos cerca de su sepulcro… distingo a un hombre de pie frente a él… Seunghyun… lo miro, está tan cambiado ¿Dónde está aquel muchacho que soñaba con ser una famosa estrella? Sigue siendo tan atractivo como antes, pero sus facciones se notan más rígidas, sus ojos… ¡Dios! ¡¿Qué le ha pasado a sus ojos?!  Son como dos pedazos de carbón, sin luz, fríos y calculadores…”

– Ha pasado tiempo – les dijo lánguidamente Seunghyun.

– Bastante – respondió Youngbae. Seungri colocó el ramo de flores en el sepulcro. – ¿Dónde has estado?

– Mmm… he andado por ahí... – dijo sin ocultar la tristeza de su mirada. Sintió una punzada en el pecho tan fuerte que el aire se le fue por unos instantes, se sentó a un lado de la tumba, se empezaba a marear, se sentía muy cansado.

– ¡Estas herido! –  soltó Seungri al ver una mancha de sangre en la camisa del mayor, que antes no habían notado pues éste la ocultaba bajo su saco.

– Por fin puedes estar tranquilo Ji… ya nadie inquietará tus sueños… – dijo mientras se recostaba ignorando a los demás.

No, ya nadie molestaría a su pequeño Jiyong, él se había encargado personalmente de eliminar a todos aquellos que estuvieron involucrados en el fatídico evento, se volvió un asesino a sueldo con tal de vengar al amor de su vida. Le había tomado un tiempo terminar con el Jefe de todos, aquel despreciable ser que puso sus manos sobre Ji. Al final Seunghyun logró su cometido, pero no había salido muy bien librado. Ahora se encontraba recostado en la tumba de Jiyong, con una bala incrustada en el pecho. En la mano traía un papel arrugado. Cerró los ojos para dormir un rato… En sus sueños lo vio llegar, como una luz descendiendo sobre los nubarrones de su corazón; dulce y cálido con una ligera sonrisa en sus rosados labios. Su castaño cabello reluciendo, sus ojos… sus hermosos ojos inocentes, llenos de ternura y amor. Lo tomó de la mano, inundándolo de felicidad. Lo abrazo, cuanto había deseado poder tenerlo entre sus brazos de nuevo… un beso, siempre en promesa de su amor.



“Seunghyun:

Debo confesar que te mentí diciendo que mi madre se había ido de viaje de negocios, la verdad es que fue a ver a mi médico. Parece que han encontrado a un donador compatible y aunque la cirugía es riesgosa, quiero intentarlo. Quiero vivir una vida a tu lado.

Pensaba ocultártelo, para que no te preocuparas por mí, así que escribí esto el día que ella se marcho y claro, por supuesto antes de que llegaras.

Si esta carta llega a tus manos es porque seguramente no han salido bien las cosas. Indudablemente aquí estará todo en silencio, y una calma ha cubierto mi corazón.

En este momento que todo está en paz, tengo que decirte Adiós… porque ya no podré andar el camino contigo… No llores mi amor, hay tantas cosas por las que debes vivir, debes cumplir tus sueños y ser una famosa estrella, además ahora debes vivir por tí y por mí.

No llores cielo y vuélvete a enamorar… tu fuiste y serás siempre mi amor, pero me gustaría tanto volver a verte sonreír, quisiera que siempre sonrieras, esa sonrisa tuya que tanto amo, que me llenaba de dicha. Adoro las tontas bromas y muecas que haces para hacer mi risa saltar, si pudiera haría lo mismo por ti ahora, pero ya que no es posible, por favor amor vive, enamórate de nuevo y vuelve a sonreír.

Te diré mi vida que yo nunca podré olvidarte, aún si estoy lejos, siempre estarás grabado en mi alma. Tú, tu cara, tus gestos, tu voz grave, tu piel, tus profundos ojos donde podía ver mi universo, tus manos que tantas veces me acariciaron, tu calor, tu aroma, tus labios, tus dulces labios.

Sé que últimamente has estado sufriendo por mi culpa, no trates de negarlo, se que la situación por la que estamos pasando no es muy común. Un chico con problemas del corazón, que es asediado por chicas malas y a eso le aumentas un acosador, no es para nada normal. Sé que has sufrido por amarme. Siento haberte metido en todos estos líos, se que ocultas tu enojo, tu tristeza e impotencia ante mí, y agradezco que lo hayas hecho, tú me das tanta fuerza, tanta luz.

Hay tantas cosas que nunca te dije cuando estaba a tu lado, cuando estaba con vida, pero si he perdido la oportunidad de decirlo, lo haré ahora TE AMO. Tú te has convertido en mi todo, eres mi amigo, mi amante, mi mundo. Tú lo eres todo para mí, desde la primera vez que pasaste por mi ventana atrapaste mi alma. Tú eres todo lo que necesito, tú, mi amor, tú eres mi propia vida.

Sé que tal vez en este momento la culpa se cierne sobre ti, sembrando la duda del “que tal sí” y susurrándote al oído el  “pude hacer más”. No hay nada que reprochar, nada que perdonar, solo hay tantas cosas por las que agradecer. No imaginas la luz que le diste a mi vida, por ti mi corazón latía.

No te preocupes por mí, seguro este es un buen lugar, donde los demonios que me acosan se han quedado lejos y no torturarán mas mis sueños. Solo… solo una parte de mí tiene remordimientos, me arrepiento tanto de no haber besado tus labios una vez más. En este lugar me alimentaré con tus recuerdos, las sonrisas, las caricias, los besos y todo el amor que me diste.

¿Sabes mi amor? Yo no moriré del todo, mientras tú me lleves en tu corazón siempre estaré vivo. Viviré cada vez que hables de mí, cada vez que me recuerdes, cada vez que sonrías. Pero si lloras, mi amor, si lloras moriré otra vez, así que no llores más.

Sin temor a equivocarme, te diré que en este nuevo sitio, seré feliz y podré disfrutar de nuestros recuerdos, de nuestro amor. Por eso no llores cielo y vuélvete a enamorar, sonríe y vive por mí.

Desde este lugar, que es mi propio cielo porque será llenado con mi amor y tus recuerdos, desde aquí te arroparé en las noches, por si el frio amenaza con entrar a tu corazón, yo mantendré su calidez; te acunaré en los sueños, velando siempre por ti; y, espantaré todos tus miedos, para que tú espíritu no sea oprimido bajo el yugo del temor.

Desde mi cielo, esperaré por ti, y, hasta que tu día llegue, aguardaré mi amor. No te acongojes por mí, aquí no estoy solo, pues conmigo se encuentra cubriéndome tu amor, aquí la libertad me cuida y me pone alas, mientras la esperanza arrulla mis sueños de verte mi amor otra vez.

Así que mi amor, vive, sonríe, enamórate y, no me olvides…. Te amo.
                                                                                                                                  Jiyong”




En el rostro de Seunghyun denotaba felicidad, se podía apreciar el anhelado encuentro con Jiyong, allá en el cielo en el que el pequeño esperó por él, ese cielo construido de un puro amor y hermosos recuerdos. Ahora allá en ese lugar por fin tendrán una vida juntos, donde su amor será el cielo que los cubra.


FIN

1 comentario:

JoJo Lim~♥ dijo...

:'( no he leido el resto de los caps pero lloré de felicidad porque ji yong y seung pudieron conseguir la paz que buscaban gracias por compartir esta historia :)