La actuación
de Youngbae fue espectacular, sin duda de las mejores, personas ajenas a los
tres muchachos comentaban lo buena que fue. Seungri quedo fascinado con él, de
hecho pidió que lo presentaran, a lo que los otros accedieron con una sonrisa,
pues ahora Bae tendría un nuevo fan, porque estaba claro que ellos eran los
primeros.
Esperaban
fuera del recinto, la noche se la había llevado Bae, que ahora hablaba con los
patrocinadores y unos jueces, mientas que sus amigos aguardaban por él, aún
sosteniendo el cartel y Seungri que también estaba allí. Se acercó.
– ¿Y? ¿Qué
tal estuve? – preguntó soberbiamente, aún sabiendo que había sido el mejor.
– ¡Whaaaa! Yo
quede absolutamente encantado ¡estuviste genial! – soltó primero Seungri. Ji y
Seunghyun solo rieron ante la cara de “¿y
tu quien eres?” de Bae – Soy Seungri y ¡tu mayor admirador! – ante tal
exclamación los dos muchachos soltaron una carcajada.
– Ok. Te
tendrás que unir al club de fans – decía un muy serio Seunghyun.
– ¡¿Tiene
uno?! ¡¿Dónde me inscribo?!
Las risas
saltaban ante cada comentario que hacía el nuevo pequeño amigo, era en
definitiva un chico divertido, bromista, alegre y quizá demasiado entusiasta.
Eso les gustaba. Se habían quedado charlando sin fijarse de la hora o de lo que
a su alrededor pasaba, cuando una femenina voz los saco de su feliz
conversación.
– Baee – dijo
– tuviste una actuación excelente – les sonreía abiertamente. Seunghyun se
quedo como piedra al ver quién era.
– ¡Oh! Me
viste, me esforcé mucho… – caminaba en dirección de su amiga cuando el mayor
sujetó su brazo.
– No vayas –
dijo Seunghyun – Ella no es buena…
– ¿Qué rayos
te… – Bae no llegó a terminar la frase. Unos tipos de traje negro los
sujetaron. Top y Bae recorrieron con la mirada el perímetro, se habían quedado
solos “¡Que descuido!” – Minah – dijo
suplicante Bae.
– Bae, Bae.
¿Por qué no haces lo que se te indica? – El mencionado la miraba extrañado,
pues no entendía de que iba todo eso. – Sí, Bae, hubieras hecho lo que te dije.
Bueno como quiera ya tenía contemplado esto. ¡Ah! Solo que, soy tan clemente
que espere hasta ahora, a ver si tú separabas a ese mocoso de él. Pero no
hiciste nada, solo te quedaste mirando. Como sea, ahora a lo que venía – se
acercó a Jiyong, lo tomo por el mentón y lo analizó - mmm
si, definitivamente eres lo que busca… y tu – se dirigió hacía Seungri – tu
solo estas en el momento inadecuado y en el lugar incorrecto, pero creo que también
serás un buen regalo.
Ante tales
palabras los pequeños comenzaron a temblar, por un lado Ji tenía pánico por lo
que sucedería y por el otro se sentía culpable de involucrar a su nuevo amigo.
Seungri tenía miedo, pero enfrentaría la situación, no sabía cómo ni porque
esos tipos estaban ahí, pero estaba claro que no se iba a dejar de nadie.
Seunghyun miraba con odio a la que un día fuera su novia, por su mente ahora se
aclaraban muchas cosas, como los constantes asedios, burlas y últimamente las
cartas de odio hacia Jiyong.
– ¿De qué
estás hablando? ¿Qué es esto? – decía Bae, que no cabía en su asombro.
– Bla, bla.
Cállate ¿quieres? Esto – dijo señalando a los pequeños – es un regalo. Y esto –
ahora señalaba a Seunghyun – esto es mío.
Con una
indicación de Minah subieron todos a una camioneta, amarraron sus manos,
amordazaron sus bocas y cubrieron sus cabezas con una manta negra. Al cabo de
media hora, o eso les pareció, llegaron a su destino. Seungri y Jiyong fueron
bajados cuidadosamente, puesto que al jefe no le gustaba que maltrataran sus
cosas, a menos claro que fuera él. Pero no fue lo mismo para Seunghyun y
Youngbae, les bajaron sin cuidado alguno, incluso golpearon sus piernas para
que se apresuraran a caminar.
Fueron
guiados un tramo más. Descubrieron sus ojos y notaron que se encontraban al
final de un largo pasillo, por el que supusieron entraron. Bajaron unas escaleras
y después otro pasillo más corto. Al final de este, se encontraba una puerta
metálica, la puerta se abrió para dejarlos entrar. Se encontraban en una blanca
estancia, donde se veían unos cómodos sillones, una mesa y al centro una cama
cubierta con una gran sábana. Todo el mobiliario era puramente blanco como la
habitación. Cerca de una de las paredes se encontraba un hombre con gabardina
negra. Aquel contraste de un color tan puro al negro sobrio solo acrecentaba el
terror que Jiyong sentía.
– Padre –
dijo Minah. “¿Padre?” – Te he traído
un presente – dijo mientras el tipo que sostenía a Jiyong lo hizo dar un paso
al frente – Y, por si no te complace traje un acompañante – ahora Seungri era
lanzado hacia adelante.
El hombre
sonrió al verlos, paso la mirada de Jiyong a Seungri, y, después se detuvo en
analizar primero Ji. Lo miraba con esa sensación de desnudarlo, poseerlo. La
lujuria le brotaba en cada poro al ver al pequeño, desde donde estaba aspiro el
ambiente. “¡Oh si!” eso le gustaba,
podía oler el suave y dulce aroma del chico mezclado con el terror y el asco
que le enfundaba. Se acerco a los pequeños, tomo a Seungri por la cara,
examinándolo más de cerca, le gustaba lo que veía, si, Minah tenía buen gusto
para escoger regalos, lo único malo con este era esa mirada retadora que tenía,
aunque eso no le importaba sería mucho más divertido doblegar la voluntad de
este chiquillo. Pero ahora toda su atención se dirigía hacia Jiyong, esa
criatura de rostro angelical, delgada figura, nívea piel y castaños e inocentes
ojos. Eso lo excitaba de sobremanera, gozaba de doblegar la voluntad de los
chicos, pero sentía más aún un sádico placer en acabar con todo lo bueno y
expresivo de esos hermosos ojos. Sentía la necesidad de saciar su lujuria hasta
que los puros ojos quedaran vacíos.
– Largo –
dijo, en ese momento uno de los tipos tomo a Minah y la empujo fuera del
recinto. Las protestas no se hicieron esperar.
– Pero padre…
– ¡Largo! – y
la puerta se cerro de golpe dejando a Minah fuera.
Dentro de la
estancia solo se quedaron dos custodios, los cuatro chicos y aquel ser. Aquel
ruin ser tomo bruscamente a Jiyong y lo lanzo a la blanca cama. Todo en la
habitación era blanco, le gustaba el color de la sangre al contrastar, sangre
que será derramada de diferentes maneras, todas para satisfacer su lujuria y
sadismo. El pequeño temblaba incontrolablemente, el miedo y el asco se veían en
sus ojos. Seunghyun se removía furioso en su lugar, ganándose un par de patadas
en el estómago. Bae había tratado inútilmente de liberarse, pero ahora al igual
que su amigo se gano varios puñetazos.
Arrancó con
fuerza la camisa de Jiyong, dejando ver su suave y blanca piel y sus rosados
pezones. El pequeño soltó un grito oprimido por la mordaza que traía. Se le
acerco, comenzó a olisquearlo disfrutando del terror de su víctima. Primero
recorrió todo cuerpo con las manos, saboreando cada parte del chico que pronto
sería suyo. Con su lengua lo recorrió desde el cuello hasta el abdomen, pasando
por los pezones e intentando llegar un poco más abajo del ombligo. Jiyong solo
cerraba fuertemente los ojos, no quería ver a ese ser, sentía nauseas…
Seunghyun
trataba aún con más fuerza y más ansiosamente liberarse del tipo que lo
sujetaba, quería quitar las sucias manos de aquel ser de su novio, podía ver la
expresión de pánico que el pequeño. Entre más intentaba levantarse, con más
fuerza recibía el golpe. Creyó escuchar un leve crujido y le sobrevino un dolor
agudísimo en uno de sus costados. Le habían roto una costilla. El dolor lo
abrasaba por dentro pero no era el de su costilla, sino el dolor de ver al amor
de su vida ser tocado por ese repulsivo personaje. ¿Cómo fue que había bajado
la guardia? Era su culpa por no prestar atención. ¿No le dijo a su madre que él
lo protegería? por sus descuidos su novio y los demás estaban sufriendo.
Youngbae
miraba la escena repudiando a ese ser humano que se atrevía a mancillar el
cuerpo de su hermoso ángel. Se sentía tonto y frustrado. Había sido un imbécil
en confiar en Minah, había sido demasiado vanidoso escuchando halagos como para
olvidar el peligro que corrían en la calle. Y, ahora estaban ahí, sin saber
cómo salir de ésta.
Seungri
comenzaba a ser invadido por el pánico, sabía que no tenía nada que ver el este
asunto, pero de igual manera se encontraba envuelto en él. No quería ver el
acto que frente a sus ojos se desarrollaba, pero sus ojos no se cerraban,
continuaba ahí mirando al hermoso chico siendo tocado por un despreciable
viejo. Sentía lástima por él y sentía lástima por si mismo pues sabía que le
esperaba a él cuando acabara con el chico. Pero no se iba a rendir, él era el
único que no tenía a un gorila a su espalda, tenía que intentar algo antes de
rendirse. Había notado una navaja en la mesa contigua al tipo que sujetaba a
Bae.
Jiyong fue
desprendido de su pantalón en un segundo. Su cuerpo comenzaba a tener moretones
ahí donde ese tipo le mordía o agarraba. Ahora solo lo cubría en parte su
camisa hecha jirones y su ropa interior. Una mano se aproximo a sus partes
intimas, en cuanto sintió el roce, el asco que su cuerpo sentía no se hizo
esperar. Con una arcada vomito lo que pudo a través de la mordaza.
Todo pasó muy
rápido entonces, él repulsivo ser se alejó un poco del pequeño con cara de
asco, en ese momento Seunghyun en un acopio de todas sus fuerzas se levanto
sorprendiendo al tipo que le sujetaba y lo golpeó lo más fuerte que pudo en su
parte baja. Youngbae reaccionó en el
momento justo en el que el que le custodiaba aflojo el agarre para golpear a
Top, se lanzó con una tacleada y el otro fue a dar con parte del mobiliario.
Seungri no perdió tiempo y se abalanzó
por la navaja que había caído en la confusión. Con una gran habilidad logró
romper las cuerdas que lo ataban. Rápidamente trato de liberar a sus
compañeros, pero fue lanzado hasta el otro lado de la estancia golpeándose
fuertemente la cabeza.
Quien había
tratado de liberar fue a Top, quien sintiendo el afloje de las cuerdas gracias
al chico, las forzó hasta romperlas haciéndose daño en las muñecas. Tomo una de
las sillas y la estrelló contra el tipo que golpeaba a Bae. Seungri reaccionando lentamente buscaba la navaja,
hasta que la vio y con ella libero al otro chico. Ahora los tres estaban
libres.
Dos de ellos
con lo que encontraron golpearon fuertemente a sus guardias, hasta dejarlos
inconscientes. El jefe veía la escena con desagrado pues este era un imprevisto
no deseado. Tomo como rehén a Jiyong mientras un muchacho alto se le acercaba,
evidentemente era más fuerte que él, por lo que optó por huir. Saco una navaja
de su espalda y con ella apuntaba el fino cuello del pequeño, deseaba tanto llevárselo
con él, pero no sería muy probable. Jiyong soltó un alarido al tiempo que era
lanzado hacia Seunghyun. Este lo atrapó mientras veía como su victimario se
marchaba por una puerta lateral casi oculta a la vista.
Huyeron por
la puerta metálica, corrieron a través del pasillo, subieron las escaleras y
corrieron nuevamente hasta llegar a una puerta que supusieron sería la salida.
Jiyong era ayudado en la fuga por su novio y su amigo, se obligaba a seguir
respirando, mientras sentía un profundo dolor en el pecho y a su costado. Al
salir vieron que se encontraban en una parte alejada de la ciudad, rodeados de fábricas,
corrían, sabían que habían tenido suerte al no encontrarse a nadie en su
escapatoria, pero que no tardaría mucho en que el jefe enviaría a buscarlos.
La suerte
estaba de su lado, dieron con una calle transitada, pero a esas altas horas no
había ni un alma, excepto por unas luces de color azul y rojo que alumbraba el
final de la calle. Bae soltó a Ji y corrió lo más que le daban sus piernas
hacia la patrulla.
Fueron
transportados al hospital más cercano en la misma, no podían esperar a una
ambulancia, Seungri sangraba profusamente de la cabeza, Youngbae estaba gravemente
herido, Seunghyun tenía varios huesos rotos, aunque en ese momento todos
estaban al pendiente de Jiyong, que apenas podía respirar… con los faros del
auto notaron que el pequeño traía una gran herida en su costado izquierdo,
durante todo el trayecto recorrido hasta ahí había dejado un ligero rastro de
sangre.
Tum,
tu-tum, tum… el corazón de Jiyong se esforzaba por latir, quería seguir
viviendo… tum, tu-tum, tum… Se
encontraban en un blanco pasillo, Seunghyun iba a su lado. Había muchas
personas a su alrededor, pero él solo miraba los ojos negros de su Seunghyun… tum, tu-tum, tum… se quitó el respirador
que le habían puesto.
– No llores
mi vida… – decía en un casi inaudible susurro Jiyong. Tum, tu-tum, tum. Seunghyun tenía los ojos abnegados en lágrimas. Tum, tu-tum, tum – No llores cielo… hay
tanto por lo que vivir… – cada vez le costaba más decir las palabras. Tum, tu-tum, tum. Sentía como si mil
cuchillos se le clavaran en el pecho cada vez que tomaba aire – Yo siempre te
amaré… no llores mi amor… nunca me olvides… me tengo que ir…
Tum, tu-tum, tum. Fueron
separados al llegar a una puerta donde Seunghyun no podía pasar. Tum, tu-tum, tum… Jiyong había entrado
al quirófano. Tum, tu-tum, tum… En
los oídos de Seunghyun podía escuchar claramente como el pequeño corazón de Ji
se esforzaba por latir… tum, tu-tum, tum…
se había negado a que le atendieran hasta no saber que Jiyong estaba bien… tum, tu-tum, tum… resonaba en sus oídos…
tu-tum, tu-tum, tum… el corazón daba
pequeños trompicones… tum, tu-tum, tum…
volvía a latir. Alguien le estaba curando las heridas… tu-tum, tu-tum, tu-tum… se escuchaba más débil, las lágrimas
inundaban sus ojos… tu-tum, tu-tum,
tu-tum… tum… tu-tum… tum… t-tum… t-tu… tum…
« ¤
» « ¤ » « ¤ »
Desde mi
cielo
Habían pasado
ya varios años desde que Jiyong se había ido. Seungri lloró junto con Bae la pérdida,
a pesar de solo haberlo conocido unas horas, lo que les sucedió los unía con un
lazo. Youngbae se encargó de contarle como era aquel hermoso ser, de su cálida
sonrisa, de su dulce mirada, de sus traviesos gestos, de su amor por la vida y
de su amor por Seunghyun.
Seunghyun
había desaparecido justo después del funeral de Jiyong. Cuando se fue solo
llevaba con él una carta que el pequeño había escrito mucho antes de que todo
pasara, y la cual le fue entregada por la madre de Ji.
“Hoy es el aniversario luctuoso de Jiyong… no he
visto a Seunghyun desde aquel día en que salió corriendo bajo la lluvia con la
carta de Ji. Aún me siento triste por la pérdida de mis mejores amigos. Seungri
camina de mi mano, me ha ayudado tanto… me ayudó a superar mi dolor… me dado
una nueva esperanza. Llevamos un gran ramo de flores blancas, justo como la
presencia pura de Ji, el sol brilla y calienta nuestros corazones, tal como lo
hacía Ji… estamos cerca de su sepulcro… distingo a un hombre de pie frente a
él… Seunghyun… lo miro, está tan cambiado ¿Dónde está aquel muchacho que soñaba
con ser una famosa estrella? Sigue siendo tan atractivo como antes, pero sus
facciones se notan más rígidas, sus ojos… ¡Dios! ¡¿Qué le ha pasado a sus
ojos?! Son como dos pedazos de carbón,
sin luz, fríos y calculadores…”
– Ha pasado
tiempo – les dijo lánguidamente Seunghyun.
– Bastante –
respondió Youngbae. Seungri colocó el ramo de flores en el sepulcro. – ¿Dónde
has estado?
– Mmm… he
andado por ahí... – dijo sin ocultar la tristeza de su mirada. Sintió una
punzada en el pecho tan fuerte que el aire se le fue por unos instantes, se
sentó a un lado de la tumba, se empezaba a marear, se sentía muy cansado.
– ¡Estas
herido! – soltó Seungri al ver una
mancha de sangre en la camisa del mayor, que antes no habían notado pues éste
la ocultaba bajo su saco.
– Por fin
puedes estar tranquilo Ji… ya nadie inquietará tus sueños… – dijo mientras se
recostaba ignorando a los demás.
No, ya nadie
molestaría a su pequeño Jiyong, él se había encargado personalmente de eliminar
a todos aquellos que estuvieron involucrados en el fatídico evento, se volvió
un asesino a sueldo con tal de vengar al amor de su vida. Le había tomado un
tiempo terminar con el Jefe de todos, aquel despreciable ser que puso sus manos
sobre Ji. Al final Seunghyun logró su cometido, pero no había salido muy bien
librado. Ahora se encontraba recostado en la tumba de Jiyong, con una bala
incrustada en el pecho. En la mano traía un papel arrugado. Cerró los ojos para
dormir un rato… En sus sueños lo vio llegar, como una luz descendiendo sobre
los nubarrones de su corazón; dulce y cálido con una ligera sonrisa en sus
rosados labios. Su castaño cabello reluciendo, sus ojos… sus hermosos ojos
inocentes, llenos de ternura y amor. Lo tomó de la mano, inundándolo de
felicidad. Lo abrazo, cuanto había deseado poder tenerlo entre sus brazos de
nuevo… un beso, siempre en promesa de su amor.
“Seunghyun:
Debo confesar que te mentí diciendo que mi madre
se había ido de viaje de negocios, la verdad es que fue a ver a mi médico.
Parece que han encontrado a un donador compatible y aunque la cirugía es
riesgosa, quiero intentarlo. Quiero vivir una vida a tu lado.
Pensaba ocultártelo, para que no te preocuparas
por mí, así que escribí esto el día que ella se marcho y claro, por supuesto
antes de que llegaras.
Si esta carta llega a tus manos es porque
seguramente no han salido bien las cosas. Indudablemente aquí estará todo en
silencio, y una calma ha cubierto mi corazón.
En este momento que todo está en paz, tengo que
decirte Adiós… porque ya no podré andar el camino contigo… No llores mi amor,
hay tantas cosas por las que debes vivir, debes cumplir tus sueños y ser una
famosa estrella, además ahora debes vivir por tí y por mí.
No llores cielo y vuélvete a enamorar… tu fuiste
y serás siempre mi amor, pero me gustaría tanto volver a verte sonreír,
quisiera que siempre sonrieras, esa sonrisa tuya que tanto amo, que me llenaba
de dicha. Adoro las tontas bromas y muecas que haces para hacer mi risa saltar,
si pudiera haría lo mismo por ti ahora, pero ya que no es posible, por favor
amor vive, enamórate de nuevo y vuelve a sonreír.
Te diré mi vida que yo nunca podré olvidarte, aún
si estoy lejos, siempre estarás grabado en mi alma. Tú, tu cara, tus gestos, tu
voz grave, tu piel, tus profundos ojos donde podía ver mi universo, tus manos que
tantas veces me acariciaron, tu calor, tu aroma, tus labios, tus dulces labios.
Sé que últimamente has estado sufriendo por mi
culpa, no trates de negarlo, se que la situación por la que estamos pasando no
es muy común. Un chico con problemas del corazón, que es asediado por chicas
malas y a eso le aumentas un acosador, no es para nada normal. Sé que has
sufrido por amarme. Siento haberte metido en todos estos líos, se que ocultas
tu enojo, tu tristeza e impotencia ante mí, y agradezco que lo hayas hecho, tú
me das tanta fuerza, tanta luz.
Hay tantas cosas que nunca te dije cuando estaba
a tu lado, cuando estaba con vida, pero si he perdido la oportunidad de decirlo,
lo haré ahora TE AMO. Tú te has convertido en mi todo, eres mi amigo, mi
amante, mi mundo. Tú lo eres todo para mí, desde la primera vez que pasaste por
mi ventana atrapaste mi alma. Tú eres todo lo que necesito, tú, mi amor, tú
eres mi propia vida.
Sé que tal vez en este momento la culpa se cierne
sobre ti, sembrando la duda del “que tal sí” y susurrándote al oído el “pude hacer más”. No hay nada que reprochar,
nada que perdonar, solo hay tantas cosas por las que agradecer. No imaginas la
luz que le diste a mi vida, por ti mi corazón latía.
No te preocupes por mí, seguro este es un buen
lugar, donde los demonios que me acosan se han quedado lejos y no torturarán
mas mis sueños. Solo… solo una parte de mí tiene remordimientos, me arrepiento
tanto de no haber besado tus labios una vez más. En este lugar me alimentaré
con tus recuerdos, las sonrisas, las caricias, los besos y todo el amor que me
diste.
¿Sabes mi amor? Yo no moriré del todo, mientras
tú me lleves en tu corazón siempre estaré vivo. Viviré cada vez que hables de
mí, cada vez que me recuerdes, cada vez que sonrías. Pero si lloras, mi amor,
si lloras moriré otra vez, así que no llores más.
Sin temor a equivocarme, te diré que en este
nuevo sitio, seré feliz y podré disfrutar de nuestros recuerdos, de nuestro
amor. Por eso no llores cielo y vuélvete a enamorar, sonríe y vive por mí.
Desde este lugar, que es mi propio cielo porque
será llenado con mi amor y tus recuerdos, desde aquí te arroparé en las noches,
por si el frio amenaza con entrar a tu corazón, yo mantendré su calidez; te
acunaré en los sueños, velando siempre por ti; y, espantaré todos tus miedos,
para que tú espíritu no sea oprimido bajo el yugo del temor.
Desde mi cielo, esperaré por ti, y, hasta que tu
día llegue, aguardaré mi amor. No te acongojes por mí, aquí no estoy solo, pues
conmigo se encuentra cubriéndome tu amor, aquí la libertad me cuida y me pone
alas, mientras la esperanza arrulla mis sueños de verte mi amor otra vez.
Así que mi amor, vive, sonríe, enamórate y, no me
olvides…. Te amo.
Jiyong”
En el rostro
de Seunghyun denotaba felicidad, se podía apreciar el anhelado encuentro con
Jiyong, allá en el cielo en el que el pequeño esperó por él, ese cielo
construido de un puro amor y hermosos recuerdos. Ahora allá en ese lugar por
fin tendrán una vida juntos, donde su amor será el cielo que los cubra.
FIN
1 comentario:
:'( no he leido el resto de los caps pero lloré de felicidad porque ji yong y seung pudieron conseguir la paz que buscaban gracias por compartir esta historia :)
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