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miércoles, 2 de octubre de 2013

EL TOQUE DE UN ASESINO: CAPITULO 15

CAPITULO QUINCE


Era curioso cómo uno podía acostumbrarse al miedo. Todo lo que tenía que hacer era vivir con ello todos los días.

Taemin curvó los dedos alrededor de los barrotes de la minúscula jaula mientras miraba a sus nuevos amos. Al igual que sus anteriores propietarios, eran cambiaformas Serpientes, y al igual que sus dueños anteriores, este nuevo lote de esclavos era exactamente lo mismo.

Sus esclavistas parecían formar parte de un mismo nido... aquelarre... lote, cualquiera que sea el nombre con que un grupo de Serpientes fuera llamado. A diferencia de la banda anterior, una mezcla de razas y sexos, este grupo estaba formado por hombres altos, musculosos y de horrible aspecto, porque sus cuerpos estaban atrapados a mitad de camino entre el cambio. No del todo humanos, no del todo serpiente, eran como una asquerosa especie de cruce. Parecería como si se hubieran reunido las peores características de ambas formas.

Uno de ellos miró en su dirección y Taemin sintió deslizarse un escalofrío por su espina dorsal cuando atrapó la roja mirada de los ojos de la criatura. El hombre curvó una sonrisa en sus labios delgados cuando su lengua bífida salió corriendo. Su piel marrón brilló bajo la escasa iluminación del garaje industrial. Taemin tomó una respiración profunda y de inmediato se arrepintió cuando recibió en su nariz el olor de los reptiles mezclado con el petróleo y el metal oxidado.

—El gatito se ve sabroso —observó la serpiente, sus ojos brillando con hambre.

Maldita sea si un gemido no burbujeó de la garganta de Taemin. No fue exactamente su mayor momento de orgullo, pero ni siquiera un Jaguar adulto o un cambiaformas Tigre, podría haber sido valiente cuando se le quedaban mirando una docena de Serpientes. ¿Qué oportunidad tenía un insignificante Lince como él?

—No puedes comértelo, Kirk —la serpiente más grande gruñó. Una montaña de un hombre. Taemin inmediatamente lo había catalogado como el líder a los diez minutos de que la pandilla lo comprara. Su hipótesis fue probada más tarde el mismo día en que el hombre había matado y luego se había comido, a uno de los miembros de su propio grupo. Taemin todavía tenía pesadillas en las que escuchaba los gritos finales del desgraciado pidiéndole misericordia a la serpiente.

—¿Por qué no? —Kirk se movió más cerca mientras la espeluznante lengua se movía en su boca.

Incluso en su forma humana, Taemin todavía se sentía pequeño e indefenso. Añadiéndole a ese hecho que estaba atrapado dentro de una jaula para perros demasiado grande, se dio cuenta de que si Kirk lo atacaba, Taemin no podría hacer nada más que gritar pidiendo una ayuda que nunca llegaría. Se encogió en la esquina trasera de la jaula y puso las rodillas contra su pecho.

Ya que sólo le habían dado un cambio de ropa desde que lo habían capturado hacía ocho meses, sus baratos pantalones vaqueros estaban mugrientos y olían tan mal como el garaje. Eso todavía no le impidió bajar su cara sobre sus rodillas y ocultar sus ojos.

A pesar de que era un simple Lince, el acto de sumisión le dio ganas de gruñir en señal de protesta. Le dijo a su depredador interior que debía superarlo. Cuando asesinaron a su familia y se lo llevaron a su nueva vida, Taemin aprendió rápidamente que el desafío sólo traía dolor y humillación.

—Lo compré para cría, no para comida —le recordó el líder a Kirk.

A pesar de que no era la primera vez que Taemin oía que su nuevo propósito en la vida iba a ser ese, una ola de rechazo y desesperación se estrelló contra él. Las lágrimas se acumularon en sus ojos. Nunca se había sentido tan solo... tan frío. Sólo quería acurrucarse con sus compañeros de camada donde estaría cálido y seguro.

Sin embargo eso nunca volvería a suceder, porque todos sus compañeros de camada habían sido asesinados junto con sus padres. Por alguna razón, las serpientes solo lo habían dejado con vida a él y, francamente, se preguntó si los demás miembros de su familia no habrían sido los afortunados.

Miró hacia arriba desde debajo de su flequillo oscuro sólo para ver que Kirk todavía lo miraba. Bajó la cabeza y contuvo el aliento cuando vio una sombra moverse por el rabillo de uno de sus ojos. «¿Qué demonios es eso? Todos los miembros del grupo de serpientes ya están aquí. A menos que invitaran a alguien, pero de alguna manera no veo a las serpientes como del tipo social de encontrarse para jugar al Scrabble».

Con cuidado para evitar no alertar a Kirk de lo que estaba haciendo, ya que un instinto interior le gritaba que mantuviera su descubrimiento en secreto, inclinó la cabeza hacia un lado para ver mejor.

Lo único que veía era la misma fila de jaulas vacías, el habitual sofá estropeado y la mesa de juego. Eso no lo despistó ni por un momento, porque sabía a ciencia cierta que había alguien allí. Lo único que quedaba sin respuesta, era si ese alguien era amigo o enemigo.

Entonces, justo cuando estaba a punto de renunciar a toda esperanza de ver al recién llegado, una figura se deslizó entre las sombras. Sin llegar al metro noventa y pesando alrededor de 72 kg, era pequeño comparado con aquellos cambiaformas. No tenía temor del hombre, a pesar de que no hacía falta ser un genio para darse cuenta de que las probabilidades se apilaban en su contra. O este hombre era un suicida o era... No, simplemente suicida, porque no podía haber otra explicación para que alguien en su sano juicio entrara en este nido.

Taemin no podía distinguir las facciones del extraño hombre, porque la capucha de la capa negra del cambiaformas cubría su rostro, pero el par de espadas cortas en sus manos, le dijo que no había venido a tomar café. La forma en que las armas colgaban en sus manos gritaba que eran un accesorio que utilizaba a menudo.

Kirk se volvió y consiguió una visión del recién llegado. El reconocimiento se encendió en los ojos de la serpiente. Incluso dejó escapar un suave gemido de miedo. Las fosas nasales de Taemin se encendieron cuando las olas de terror salieron no sólo de Kirk, sino del resto de las serpientes. Quienquiera que fuera ese cambiaformas, debía ser bastante desagradable para generar ese tipo de reacción en una sala llena de monstruos asesinos sin corazón. Algunos de ellos incluso dieron varios pasos hacia atrás, y uno hasta se meó en los pantalones.

«¡Ja! No se siente tan bien tener miedo, ¿verdad, maldita lengua bífida?» Una risa suave, que sonó histérica, se escapó los labios secos de Taemin.

—Yunho, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Kirk, su cuerpo temblaba tan violentamente que Taemin podía verlo desde su jaula.

«¿Yunho?» El corazón de Taemin se tambaleó. Conocía el nombre, aunque él que lo dijo antes lo había hecho de una manera amorosa, y no con el temor que saturaba la voz de Kirk.

—Sabes por qué estoy aquí —dijo Yunho en un tono tranquilo y escalofriante.

—Nosotros no lo tenemos.

—Ya sé eso, jodido cerebro de vientre arrastrado. Si Jaejoong estuviera aquí, lo habría recuperado de manera segura y todos estarían muertos por tocar lo que es mío.

«¡Jaejoong!» «¡Lo sabía!» Con un sonido suave de desesperación, Taemin subió a la parte delantera de la jaula y una vez más curvó los dedos alrededor de las barras. La esperanza se mezcló con el miedo de que Yunho hubiera pasado por alto su presencia, ya que había estado escondido en un rincón lejano y oscuro y no había garantías de que Yunho no olvidara a un pobre Lince en una jaula.

Luego, las serpientes se pusieron en círculos alrededor de Yunho y Taemin comenzó a preocuparse de que el hombre no pudiera sobrevivir el tiempo suficiente para darse cuenta de nada. El nudo en su garganta se apretó dolorosamente al ver a las seis serpientes arrojarse hacia el pequeño hombre. Mierda, no había manera de que Yunho tuviera una oportunidad. No sólo eran mucho más grandes, sino que estaba solo. Aunque Jaejoong siempre había hablado de las habilidades de Yunho, nadie podía acabar con seis atacantes a la vez. Eso sólo funcionaba bien en las películas de acción y de ninjas.

Luego Taemin detectó otro olor felino que estaba mucho más cerca. Al volver la cabeza, vio un cambiaformas felino agazapado a pocos centímetros de la jaula. Vestido de pies a cabeza con uniforme negro, el hombre tenía el pelo castaño y los ojos pintados de color chocolate. Esbozó una sonrisa tranquilizadora antes de tocar con el dedo sus labios en un gesto clásico de guardar silencio.

«Tienes que ayudarlo».

El extraño del pelo castaño sonrió. «Yo no me preocuparía por Yunho. Puede manejar al doble de esa cantidad de serpientes sin sudar». «Si no me crees, ¿por qué no echas un vistazo y lo ves por ti mismo?» El felino asintió mirando hacia el centro de la habitación.

Taemin obedeció y dejó escapar un suave suspiro de shock al ver la batalla totalmente en marcha. Una serpiente ya estaba en el suelo, la sangre brotaba de su pecho, mientras que la segunda se había acurrucado en posición fetal, sin moverse. Un gruñido hizo a Taemin mover los ojos a tiempo para ver a otra serpiente atravesada por una de las espadas de Yunho en el estómago, ese tipo pronto se unió a sus compañeros en la pila de cadáveres.

Las serpientes comenzaron a gruñir, gritar y maldecir. Al mismo tiempo, Yunho quedó misteriosamente en silencio, utilizando su arma como toda comunicación. En cuanto a Taemin, se vio horrorizado ante la masacre, sin embargo, incapaz de apartar su mirada al mismo tiempo.

Yunho se movía como si su cuerpo estuviera hecho con un solo propósito y ese fuera el de destruir. Se abrió paso entre las serpientes como una estrella de películas de kárate que trabajaba su camino a través de un montón de extras aspirantes a tipos malos, pero esto era mucho más intenso, porque podía sentir realmente el terror de las serpientes.

Pronto el suelo y el aire se espesaron con la sangre a medida que más serpientes caían bajo las espadas de Yunho. Las espadas ya no brillaban con la tenue luz, porque ahora la sangre roja cubría el metal. La capucha se deslizó finalmente hacia abajo, y Taemin tuvo un buen vistazo de Yunho. Su primer pensamiento fue cómo el aspecto del felino encajaba con sus acciones.

Ofrecía un suave y sensual aspecto con su pelo castaño oscuro ligeramente alborotado y sus lindos ojos marrones. Si no fuera por el hecho de que sus mejillas estaban cubiertas de la sangre que lo había salpicado, Taemin casi estaría tentado a decir que el aspecto del felino era angelical.

Por supuesto, el hecho de que hubiera masacrado un nido de cambiaformas Serpientes aparcaba esa impresión. Al mismo tiempo de que ese pensamiento pasó por la cabeza de Taemin, una serpiente gritó, y corrió hacia Yunho. A pesar de que el felino tenía más de  ciento catorce kilos de muerte frente a él, Yunho sonrió.

—Es un maldito loco —dijo Taemin en voz alta.

El otro felino sonrió. —Sí, pero no podemos dejar de amar al pequeño vándalo.

Taemin se volvió para darle al hombre una mirada de asombro con la boca abierta. Varios golpes amortiguados vinieron de fuera, haciéndolo saltar como un estúpido en respuesta.

—Ah, ese debe ser el resto del equipo que custodiaba el edificio —observó el felino—. Por cierto, mi nombre es Junjin.

Taemin también había oído ese nombre antes. Aunque su padre nunca fue un soldado de la coalición felina local, su familia respondía ante Eric, su líder. Así, Taemin sabía que Junjin era el segundo al mando de Eric y que pertenecían a la misma camada.

Junjin levantó la cabeza y gritó: —Hey, Yunho. ¿Vas a terminar con eso pronto?

Yunho echó una mirada irritada a Junjin, pero por lo demás no respondió. Sólo siguió sacando ventaja a las serpientes, hasta que sólo quedó Kirk. A pesar de que sabía que estaba mal, una sonrisa salvaje curvó los labios de Taemin mientras miraba a la serpiente intentar arrastrarse lejos, moviendo el estómago al igual que su homónimo animal.

—¿Dónde diantres te crees que vas? —Yunho gruñó mientras agarraba a la serpiente por el tobillo y lo arrastraba hacia atrás.

Junjin deslizó una mirada de preocupación hacia Taemin. —Esta parte puede ser espeluznante, así que sería bueno que te taparas los ojos.

Taemin parpadeó con asombro. ¿Las cosas en realidad iban va a empeorar? Entonces recordó la forma en que Kirk había estado mirando hacia arriba y el depredador interno en él subió a la parte delantera. Después de todo lo que Kirk había hecho, se sentía condenadamente bueno ver que la serpiente experimentase un poco del dolor que era tan bueno repartiendo. El karma era una perra, y hoy estaba utilizando a Yunho como su arma.

—No, quiero verlo sufrir —dijo Taemin, encogiéndose mientras su voz temblaba ligeramente.

Junjin levantó una ceja. —¿Estás seguro? Yunho no es exactamente el compañero de la Convención de Ginebra.

Pensando una vez más en su familia y todos los demás cautivos felinos que había visto sufrir mientras estaba bajo el cuidado de las serpientes, Taemin tomó una resolución. —Sí.
Además habría mucho que ver, mirando la expresión salvaje en el rostro de Yunho.

—Te voy a dar tres segundos para decirme todo lo que sabes acerca del Cobra.

—Si te lo digo, me va a matar —se lamentó Kirk.

Yunho tiró hacia fuera una daga y la empujó hacia abajo.

Kirk dejó escapar un grito inhumano cuando la hoja le atravesó una mano y la inmovilizó en un zócalo de madera.

Agachándose para que sus labios estuvieran a pulgadas de la oreja de la serpiente, Yunho gruñó: —Si no me lo dices, entonces te mataré yo, y los dos sabemos cuál es la peor opción de las dos.

Sí, porque eso significaba que Yunho podría jugar durante mucho tiempo con su presa, como lo haría un felino en la selva en la vida real. Si Taemin tuviera que enfrentarse a esas dos opciones, sabía con total seguridad que sería un infierno de cooperativo. Infiernos, habría ofrecido lamer las botas de toda la coalición para limpiarlas en lugar de enfrentar a un furioso Yunho.

Al final, Kirk no tomó ninguna de las dos opciones. Moviendo rápidamente su mano para dejarla libre, sacó un arma de su abrigo y puso el cañón en su propia cabeza.

Taemin se estremeció, un gemido sacudió su pecho cuando la detonación llenó el aire. Yunho se estremeció también, pero eso fue probablemente para evitar la lluvia de sangre y del cerebro de la serpiente que explotó hacia él.

—¡Joder! —gritó Yunho cuando le dio a la serpiente ahora fallecida una buena patada en las costillas.

—Cálmate —instó Junjin.

Yunho volvió su furia sobre el felino. —Nuestra única pista se ha volado la puta cabeza. Por lo que sabemos, podría haber tenido alguna información sobre dónde está Jaejoong.

Junjin tendió la palma de la mano en un gesto de paz. —Tal vez, pero lo dudo. Viendo este lugar, yo diría que esta es una banda de bajo rango. Ciertamente no es el tipo con el que Orión compartiría información confidencial. Es probable que ni siquiera hayan tenido un encuentro cara a cara con el hombre, y en su lugar, hayan trabajado a través de subalternos de Orión.

Antes de que Yunho pudiera responder, el caos se desató a medida que más felinos atacaban el interior. Lo que tenían que ser por lo menos dos docenas de hombres fuertemente armados y una mujer, pronto llenaron el garaje, algunos de ellos encresparon sus labios a la vista de tantos cadáveres. Un par de ellos soltaron maldiciones bajas, mirando a Yunho como si fuera una especie de monstruo o algo así.

A pesar de que eran todos felinos y técnicamente estaban de su lado, las olas de miedo todavía cortaban a Taemin. Todos con uniformes de color negro y armas, le traían insalubres recuerdos de dolor y muerte.

Dio un leve grito de consternación cuando se arrinconó en la parte de atrás de su jaula tan rápido como su cuerpo se estrelló contra las barras de metal. Taemin se castigó, pero no pudo impedir su reacción de llevarse sus rodillas contra el pecho de nuevo. Metió la cabeza entre sus piernas, en silencio, como esperando a ver lo que iba a pasar.

—Hey, Junjin, ¿qué tienes ahí? —una voz suave y femenina preguntó.

—No me ha dicho su nombre, pero huele como un Lince —dijo Junjin.

—El pobre se ve aterrorizado.

Taemin levantó la cabeza lo suficiente para echar un vistazo. Una mujer pequeña con los mismos colores que Junjin, se arrodilló junto a Taemin. Llevando sus dedos a través de las barras, le dio una suave caricia en el brazo. —Hola, mi nombre es Dara. ¿Cómo te llamas?

—Taemin —le susurró a su vez, antes de inclinar su rostro ligeramente en su dirección.

Su mirada escaneó a través de los felinos, la mayoría lo miraban. Dirigió su cara hacia abajo. Sabía que lo hacía parecer débil y cobarde, pero, de nuevo, estaba en la jaula, por lo que ya se ajustaba a ese modelo, no importaba cómo actuara.

—¿Por qué no sales de ahí? —instó Dara.

—Esto está bien, me gusta estar aquí —mintió Taemin.

Ella llevó sus dedos más adentro y le acarició el cabello. —Está bien, no voy a dejar que nadie te haga daño.

Taemin quería creerle, pero después de tantas semanas de dolor, hambre y degradación, su mente estaba condicionada a esperar lo contrario. —Yunho —finalmente susurró.

Dara parpadeó un par de veces antes de dar un guiño de comprensión. —¿Quieres que salga de la habitación antes de salir?

—No, le prometí a Jaejoong que me quedaría. Dijo que me protegería. Lo prometió.

Ante la palabra ‘Jaejoong’, todas las otras conversaciones y actividades se detuvieron. Dara levantó una mano a los demás antes de volver a Taemin. —¿Acabas de decir Jaejoong?

Taemin asintió con la cabeza. —Me dijo que Yunho vendría a rescatarnos. Que una vez que nos encontrara, las serpientes no serían capaces de hacernos más daño a ninguno de nosotros.

Yunho se acercó y se acuclilló junto a Dara. Aunque los ojos de Yunho eran muy fríos y carentes de emoción, Taemin no tenía miedo. Incluso con el hedor persistente de la muerte y la sangre todavía aferrándose al felino.

—¿Cuándo viste a Jaejoong? —exigió Yunho.

—Sólo hace unos días.

—¿Entonces todavía está vivo? —Yunho preguntó, con el filo de la desesperación en su voz.

—Por supuesto que sí. Hasta que fui vendido, teníamos el mismo maestro. Además, no nos iban a matar, al menos no todavía.

—¿Por qué no?

Taemin negó, desconcertado de que la coalición no lo supiera ya. —Así podían utilizarnos para la cría, por supuesto. No puedes embarazar a nadie si estás muerto.

Dara movió la cabeza. —¿Por qué quieren hacer eso las serpientes?

—Porque siempre es más fácil comer de tu propia cosecha en vez de ir a cazar tu alimento —dijo Taemin con simplicidad.




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