Después de su mini-encuentro con
Seunghyun, Jiyong se dirigió a su estudio, donde plasmaba sobre el papel todos
y cada uno de sus sentimientos, ahora convertidos en canción. Aunque las
palabras de despedida seguían rondándole por la cabeza. No lo resistió, su
curiosidad fue más grande, así que se dirigió al último piso, donde se
encontraba el Director. Toco suavemente y entro a esa habitación llena de
juguetes coleccionables.
– Ahmm…
Buenos días Director – dijo, mientras el aludido ni siquiera levanto la mirada
– mm… yo… yo…
– ¿Sabes
que él se va mañana? – soltó sin separar su vista de lo que estaba haciendo.
– ¿Irse? –
preguntaba un confundido Jiyong, aunque no es que no tuviera idea de quien
estaba hablando YG, sino más bien se preguntaba el porqué, el cuándo y a donde.
– TOP se
marcha mañana. Estará fuera del país por alrededor de año y medio, quizá dos –
continuaba YG sin inmutarse – Dijo que requiere vacaciones y además tomará un
curso de actuación en Broadway – YG levantó la vista para encontrarse con la
cara de amargura de Jiyong – ¿Qué harás?
Jiyong
caminaba de regreso a su estudio, con la conversación en su mente. Seunghyun se
iría al día siguiente, ¿debería tragarse su orgullo y buscarlo de nuevo? O
¿debería dejarlo ir?
Un dolor
parecido al de una daga clavándosele en el pecho le oprimía de tal modo que le
costaba trabajo respirar, como si con cada inhalación la daga se clavara más
profundamente causando un mayor dolor. Se apoyó en la pared y continuo su
camino, había llegado a su estudio, trataría de recostarse en el gran sillón
que tiene, pero a la hora de levantar la mano hacia la perilla de la puerta la
punzada en su pecho fue tan intensa que grito. Todo se volvía tinieblas…
escuchaba una voz a lo lejos que le hablaba, pero no distinguía lo que decía…
Seungri
se dirigía al estudio de su hyung favorito, cuando lo vio a lo lejos por el
pasillo. Iba caminando despacio apoyando un hombro en la pared, estaba a punto
de abrir la puerta…
–
¡Aaaaahhhh! – gritó Jiyong, llevándose las mano al pecho mientras perdía el
equilibrio y caía, golpeándose fuertemente la cabeza.
–
¡Jiyong! – gritó Seungri. Se abalanzó sobre el cuerpo de su hyung tratando de
evitar su caída sin lograrlo, solo vio como su cabeza reboto sobre el suelo
firme y pronto de la herida comenzó a emanar gran cantidad de sangre.
Un
desesperado maknae vociferaba por ayuda, mientras el suelo alrededor de Jiyong
se tornaba de color carmín. No quería moverlo hasta que llegara la ayuda,
podría ser riesgoso, así que aguardo no tan pacientemente. Fue trasladado a un
hospital donde curaron sus heridas y le explicaron a Seungri, quien lo
acompaño, que el motivo por el desvanecimiento era causado por una falta de
sueño y desnutrición.
El maknae
sabía que a su hyung le costaba trabajo seguir una dieta, y que cuando se
encontraba trabajando dormía muy poco, pero no imaginaba que la situación fuera
tan grave. Recordaba que Seunghyun era el que se encargaba de regular el plan
alimenticio de Jiyong y, si el gran G-Dragon se encontraba trabajando, TOP
procuraba vigilarlo para que no desfalleciera. Su mente hizo click.
Ahí
estaba el problema, sin Seunghyun, Jiyong simplemente había perdido toda
estabilidad.
Seungri
había regresado de Japón al enterarse de la separación de sus hyungs. Llego con
toda la intención de conquistar el corazón de Jiyong. Desde que lo conoció lo
ha admirado, lo ha observado, lo ha amado… pero entre él y su hyung favorito se
interponía Seunghyun, siempre tan imponente y tan cercano al otro, que nunca se
atrevió a declararse por miedo a ser rechazado. Y cuando se entero de la
relación fingió amargamente estar feliz por ambos, pero en su pecho quedo la
espinita del “¿Qué hubiera pasado si me hubiese declarado primero?”. Así que
cuando el noviazgo finalizó, decidió sacarse esa espinita y volver realidad su
más grande sueño: tener el amor de Jiyong.
Con el
poco lapso que ha pasado desde su regreso ha notado como el pequeño y alegre
líder había cambiado. Lo sabía puesto que lo ha observado durante mucho, mucho
tiempo. Podría encontrarse con todos sus compañeros de la empresa y charlar
alegremente como de costumbre, pero él lo notaba: cuando Jiyong reía, solo sus
labios lo hacían, pero su mirada seguía igual triste y distante, había perdido
su brillo.
Se dio a
la tarea de hacer volver la risa estruendosa de Ji, le contaba chistes,
anécdotas y hacía mil y un cosas con tal de escucharla de nuevo. Por momentos
lograba que sus labios y sus ojos rieran al mismo tiempo, pero al minuto
siguiente el brillo se esfumaba. Lo llamaba todas las noches para comprobar su
estado de ánimo, sabía que estaba muy decaído, pero no sabía hasta que punto.
–
Seunghyun – susurró entre sueños Jiyong. Estaba recostado sobre una cama en el
hospital. – Seunghyun no te vayas – al decir estas palabras de sus cerrados
ojos brotaron lágrimas. Aún dormido sollozaba por aquel que fue su gran amor.
Seungri
ahora entendía que jamás podría ocupar el lugar de Seunghyun, no porque no
pudiera hacer todas las cosas que él hacía para Ji, sino porque el mismo Ji no
volvería a abrir su corazón para nadie más. Suavemente con su pulgar retiro las
lagrimas que recorrían las mejillas de Jiyong. Éste al sentir un roce fue
recobrando poco a poco la conciencia. Al despertarse se topo con los
preocupados ojos de su maknae.
– mm…
¿Dónde estamos? – pregunto en un murmullo Ji.
– En el
hospital. Te golpeaste fuertemente la cabeza, por lo que tuvieron que poner
varias puntadas a la herida.
Jiyong lo
miró confundido, por inercia se llevo una mano a la cabeza donde pudo sentir el
vendaje y un ligero dolor al tocarse. De pronto todos los recuerdos se le
vinieron de golpe. Recordaba porque le dolía tanto el pecho y luego todo en
tinieblas.
“Seunghyun
se marcha… lejos de mí… a un lugar donde ya no podre verlo…”
– ¿Ji? –
Ri lo toma por el hombro al ver que su líder se perdía en sus pensamientos –
¿Ji? – las lágrimas en los castaños ojos de Ji amenazan con salir de nuevo,
pero no, ni una solo se escapa ahora que esta consiente, solo se pierden al
igual que el brillo en su mirada.
– Veo que
ha despertado señor Kwon – dijo el médico a cargo, que había entrado
repentinamente a la habitación – le tengo que pedir que se cuide, el golpe fue
bastante fuerte. Tiene unas cuantas puntadas, por lo que deberá procurar no
hacer movimientos bruscos con la cabeza para que estas no se le abran – le dio
una inquisidora mirada a Ji – por otro lado me preocupa más su alimentación y
descanso. Parece ser que usted no toma alimentos con regularidad y tampoco
descansa lo suficiente, por lo que su cuerpo no resistió y termino
estrellándose con el suelo. Bueno esto de aquí son algunas vitaminas – le dijo
entregándole varios frascos de pastillas – y estas son para que pueda conciliar
el sueño. Así que si quiere pasar la noche aquí…
– No,
preferiría irme a casa – interrumpió Ji.
– De
acuerdo, solo le voy a pedir que sigua mis instrucciones – consintió el médico.
Jiyong se
marcho junto con Seungri, el cual no se le quería despegar para nada. Fueron
juntos al apartamento del líder, donde el maknae se aseguro de que este tomara
un poco de alimento y sus medicamentos. Ji estaba muy agradecido con él
pequeño, pues había llegado como una brisa disipando la gran tormenta que tenía
sobre si, pues cuando estaba con él por momentos olvidaba su inmenso dolor.
Pero, en este su lugar, preferiría que se marchara, no le mostraría a nadie su
tristeza, nadie lo vería caer, después de todo él es el gran G-Dragon.
“Me
siento triste, pero no hay nadie con quien hablar… me siento solo y herido, después de que él se
fue, él quien solía estar siempre conmigo… Estoy demasiado desgastado,
puede que lo haya querido demasiado…”
Poco a poco los sedantes comenzaron a
hacer efecto, por fin, después de mucho tiempo dormía, dormía sin sueños… su
mente se convirtió en un limbo… un lugar frío… gris… un lugar sin él…
–
RING-RING – A lo lejos escucho el sonido del teléfono… quien podría llamar tan
noche…
– Hola –
contestó Seungri, quien no se había marchado y cuidaba de él.
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