– ¿Hola? – decía Seungri al otro lado.
No supo cómo reaccionar, el auricular se resbaló de sus manos
sin que hiciera nada por agarrarlo, se había quedado como piedra. Al final de
todo su Ji había comenzado una vida sin él, alguien ya ocupaba su lugar, como
lo había visto anteriormente su sonrisa ya no era para él, ni su mirada, ni sus
besos, ni sus caricias… nada. “¿Por qué?”
Hoy que por fin había vencido a sus miedos, resulta que su mayor temor se hizo
realidad. “¿Acaso demoré tanto?” Pudo
ser, habían pasado muchos meses sin que ninguno se dirigiera la palabra, es más
ni eso, Ji ni siquiera le daba una mirada. “¿Ya
no me ama?” No lo sabría, una noche hace ya tiempo se juraron amor, pero
ahora cada uno había tomado su rumbo.
Lloro y lloro maldiciendo a su razón por
no escuchar a su corazón cuando estaba a tiempo, pero por más que injuriara a
su mente, nada cambiaría el hecho de que ya no existía ni un rayo de esperanza
en recuperar lo que alguna vez fue suyo. Irónicamente ahora sí no le quedaba de
otra más que poner distancia entre ellos, por un momento cuando marco el número
de Jiyong, se imaginó que todo volvería a ser como antes, que la dulce voz de
Ji le contestaría primero enojado, había pensado en las explicaciones que daría
y de cómo lo convencería para estar juntos, porque pensaba que así como él
Jiyong también lo seguía amando, y que no tardarían en estar juntos de nuevo.
Nada más alejado de la realidad, se ahogaba en su propia agonía, sentía como si
mil cuchillos se le clavaran en el pecho, le dolía ahora más que nunca. De la
tristeza paso a la ira, si hubiese tenido algo lo habría arrogado con furia,
pero la mayor parte de sus pertenencias estaba empacado, así que golpeó la
pared con tal fuerza que sus nudillos sangraron, golpeo una y otra vez con
ambos puños acallando así un poco del dolor que lo carcomía mientras sus
lágrimas no dejaban de salir. De la ira paso a la tristeza de nuevo, se dejo
caer ahí, en el suelo frío, le dolía todo el cuerpo, los puños sangrantes le
escocían, pero ni siquiera estaba consciente de eso, las punzadas en su pecho
eran mucho más fuertes y, las lágrimas no paraban. Poco a poco, entre sollozos
se fue quedando dormido.
“Hacía tiempo que lo había notado, yo
no tenía ese sentimiento de amistad, no, al principio pensaba que era eso, pero
cada vez que se le acerca siento tal rabia que no sé si seré capaz de
controlarme la próxima vez. Sé que es el más pequeño del grupo, que hay que
cuidarlo más, que es muy hiperactivo, que hablar con él le pone de buen humor,
pero lo detesto… detesto estos malditos celos que tengo, que me roen las
entrañas de saber que no soy yo quien lo hace reír, pero lo que más me molesta
es saber que jamás mis sentimientos serán correspondidos, siempre seré su
amigo… ¡cómo duele ser solo amigos!
No lo soporté más, salí del estudio y
me dirigía a la terraza a tomar un poco de aire, tenía que calmarme, estábamos
a mitad de grabación de un nuevo álbum, sabía que estaba metiendo la pata, pero
ya no había vuelta atrás, no toleraré más esto… ja, una y otra vez digo lo
mismo, pero al final siempre vuelvo
porque lo amo…
– Kwon Jiyong – dije en voz alta el nombre de
mi amado.
– Dime – su suave voz me contestó
detrás de mí. Abrí los ojos sorprendido, me había seguido sigilosamente desde
el estudio. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Observándome sin decir nada. No supe
que decir, nunca fui muy bueno con las palabras, tenía la fortuna de que Jiyong
interpretaba muchos de mis gestos, tanto que a veces las palabras sobraban. –
¿Te encuentras bien?
– Mn… si… – dije suspirando. No,
claro que no me encontraba bien, pero no le iba a decir él porque. Una suave
brisa paso jugando con su cabello… quiero tocarlo…
– No me mientas, en realidad me
preocupo por ti – si, sabía que se preocupaba por mi igual que por todos, no
por nada era un excelente líder. Volví a suspirar, su presencia me calma, me
llena de paz… lo veo ahí frente a mí, tan precioso, tan delicado, que lo único
que quiero es protegerlo… quiero abrazarlo…
– Seung… yo… yo… – se removía
nerviosamente, jugaba con sus pulgares mientras se mordía los labios. ¡Oh Dios!
Desvío la mirada, siempre que hace eso tengo ganas de besarlo, de probar el
sabor de su boca, sus labios…
– No te preocupes, estoy bien, solo necesitaba
un poco de aire fresco – sonrío y le acaricio la cabeza, es el máximo roce que
me puedo permitir – Volvamos – en realidad quería quedarme ahí con él. Si
pudiera me lo llevaría lejos a un lugar donde solo existiéramos los dos.
– No te apures, les dije que
necesitamos un descanso, estamos un poco cansados y no me agrada la forma en la
que está quedando, así que creí que era buena idea salir a despejarnos. Seungri
cree que estas molesto con él – guardo un poco de silencio tratando de
descifrar mi expresión – yo sé que es un poco inquieto pero no debes ser tan
arisco con él, recuerda que es más pequeño – ahí vamos de nuevo, él solo él, de
nuevo él – además de que debemos dar el ejemplo y ser buenos hyungs – aquí
están esas sensaciones que me mosquean – Él es un buen chico, que trata de dar
lo mejor de sí y…
– ¡Basta! ¡Ya no hables más de él! –
al final no me controlé, ya no hay vuelta atrás – No me molesta él, lo que me
enerva es… – ¡Rayos! No puedo decirlo. Respiro para calmarme – nada, no es
nada. No me hagas caso – me disponía a darme la vuelta e irme antes de perder
los estribos y decir cosas que no debo, cuando me tomo fuertemente del brazo.
– Seungri te respeta y te quiere, no
debes tratarlo así, es injusto.
– ¿Injusto? – repetí irónicamente –
¡¿Por qué demonios lo defiendes tanto?! ¡Ya te dije que no es eso! – mis
nervios estaban a flor de piel que ya no puedo manejarlos.
– ¡¿Entonces qué es?! – tú también
estás perdiendo los estribos.
– ¡Me gustas! ¡Me gustas tanto que no
soporto ver a Seungri cerca de ti! – tu pasmada expresión me hace entrar en
razón. ¡Oh diablos! ¿Qué acabo de decir?
Siento como tu agarre me suelta…
Sabía que esto pasaría… por eso nunca
dije nada antes, me rechazará ahora, lo sé… lo sé… ¿Por qué diantres no pude
mantener la boca cerrada? Ahora ya no podré acercarme más él… seguro siente
asco… no dice nada y su expresión es muda… debo irme…
Pasé por su lado sin mirarlo,
cuidando de no tocarlo ni por error, ya debe sentir bastantes nauseas con estar
cerca de mí. Siempre creyó que era su mejor amigo, y ahora voy y le digo que me
gusta, es anormal, sí, yo también lo pensé, pero mientras más pasaba tiempo con
él, más enamorado estaba…
Me encontraba ya muy cerca de la
puerta cuando sus brazos me voltearon bruscamente. Quien iba a imaginar que
tuvieras tanta fuerza con tu frágil apariencia. El movimiento me hizo quedar
frente a él, mientras que con su pequeño cuerpo me empujaba hacia la puerta,
cerrando así el paso a los demás y a mí mismo.
– Y-yo… yo… – dice sin mirarme. No quiero
escuchar, sé que viene su rechazo, no quiero escucharlo, ya lo sé…
Inesperadamente toma mi rostro entre
sus manos… se levanta sobre sus pies… siento como sus labios se posan
torpemente sobre los míos… estoy asombrado… no lo esperaba… estoy… ¡Estoy tan
feliz!
Con mis manos abrazo su cintura, ¡qué
delgado es!... siempre quise estrecharlo así entre mis brazos, mientras nos
fundíamos en un beso… ahora por fin es real… sus manos se alejan de mi cara y
se colocan detrás de mi cuello… lo pego más a mí, mientras profundizo el beso…
– Te quiero – me dice al separar
nuestras bocas.
– Yo también, te quiero con un amor
desmedido – le susurro muy cerca de sus labios.
– ¿Cuánto me quieres?
Atrapo sus labios nuevamente… los
saboreo como si no hubiera un mañana… ¿Cuánto lo quiero? Lo querré siempre…”
La molesta luz de la mañana lo saco de aquel bello sueño,
lentamente se levanto. Se ducho y curó sus manos heridas.
“Tú me preguntabas cuanto te quería
yo…Te quiero siempre amor… Te quiero
siempre mi amor…”
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