“Nunca
he estado realmente consciente de mi propia existencia, hasta ahora… me había
limitado a vivir tranquilamente bajo los mimos de mi madre… conocía de las
personas solo lo que veía a través del cristal, ya sea la de mi ventana o del
televisor. Nunca me vi como parte de algo hasta que llegué aquí… de un tiempo
hacia acá, me di cuenta que existo para los demás… como explicar la felicidad
con la que me levanto todos los días, tener amigos, ir a la escuela, una vida
relativamente normal… tener a alguien especial, definitivamente es lo mejor, mi
corazón salta de gozo, siento que late con más fuerza que nunca, es como si con
cada roce, cada abrazo, cada beso me transmitiera parte de su energía, soy muy
feliz… pero mi felicidad se ve empañada. La presencia de ese ser me horroriza,
a veces siento repulsión de mi mismo por atraer semejantes pensamientos en una
persona… tengo miedo…”
Por las mañanas llegaban cartas de
“amor”, si les podías llamar así, su contenido libidinoso las hacía tan
vulgares que daban asco. Dentro de ellas se encontraba descrito el amor lascivo
de un hombre por Jiyong, y una detallada descripción de los múltiples sueños eróticos
que el señor tenía con el pequeño de protagonista. Y de vez en cuando llegaban
cartas escritas con recortes de periódicos expresando un profundo odio, pero
esas no le causaban el terror que las otras.
Jiyong se sentía aterrado cuando
Seunghyun no estaba a su lado, ya sea en la escuela o en la calle; en su casa
se sentía más tranquilo, puesto que su madre, enterada del asunto, había
reforzado la seguridad del hogar, cambiando todas las cerraduras y poniendo
diferentes tipos de alarmas, además de que constantemente había un policía
patrullando la zona. En la escuela Bae, también enterado del asunto había
dispuesto que varios chicos acompañasen a Ji por todo el campus, ya que él no
podía por los constantes ensayos, lo que causaba en el pequeño una profunda
vergüenza a la hora de ir a los sanitarios, porque ellos no le dejaban hasta
que llegaba a las canchas, donde su seguridad corría a cargo del equipo de
futbol y de Seunghyun.
Jiyong había dejado a un lado las
protestas acerca de sus guardianes, que se tomaban el papel muy en serio. La
mayoría de los chicos quería ayudarlo, todos sentían un gran afecto por ese
chiquillo de sonrisa angelical. Incluso las chicas del otro instituto habían
dejado de hostigarle y ahora le daban aliento, pues muchas de ellas conocían lo
que es ser acosado por alguien.
Es viernes por la tarde, Ji esta
alistando sus cosas para pasar un fin de semana fuera de casa, solo espera que
su madre tenga todo listo para su marcha. Ella tiene un viaje de negocios, por
lo que estará fuera todo el fin de semana, así que Jiyong pasará estos días en
casa de Seunghyun. Él y su familia propusieron cuidar del pequeño, los días que
su madre se ausentará, y así él estaría seguro si se encuentra con alguien más
y no solo en casa con un acosador siguiéndole los talones.
DING–DONG sonó el timbre. Por el
auricular su madre vio a un muchacho
alto de piel morena, pelo negro y profundos ojos, al que dejo pasar. Jiyong
bajó precipitadamente la escalera, en los últimos escalones sus torpes pies
tropezaron, estuvo a punto de rodar el último tramo, si no fuese por unos
fuertes brazos que lo sostuvieron. Se miraron unos segundos y el sonrojo no se
hizo esperar en las mejillas del pequeño.
– ¡Ji! Sabes que no debes de andar
corriendo por ahí – riño su madre. Pero al mismo instante sonrió al ver quien
tenía en brazos a su pequeño. – Vamos es hora de irse o se me hará tarde –
abrazó a su hijo, le dio un beso en la frente y le sostuvo los hombros –
¿Llevas todo? ¿Cepillo de dientes, ropa interior?
– ¡Mamá! – soltó Ji colorado. “¿Por qué será que las madres avergüenzan
así a sus hijos frente a sus novios?”.
– Ya, ya – volvió a abrazar a su hijo
– cuídate ¿quieres? – dijo colocando de un beso en su mejilla, miró a Seunghyun
– cuídalo, es un poco torpe – le sonrió.
El muchacho solo asintió, eso no se lo tenían que decir, pero
escucharlo de la madre de él le daba mayor acentuación a las cosas, lo hacía
sentir grande e importante.
La madre de Jiyong se preocupaba por
su pequeño, su de por sí frágil salud la hacía ser más cuidadosa de lo normal,
y ahora el tema del acoso estaba acabando con su paciencia. Se habían mudado
allí por una buena oferta de trabajo para ella, además de que consideraba que
un ambiente tranquilo le ayudaría a su hijo a mejorar. Desde que nació supo que
era diferente, un niño así no se le daba a cualquier mujer. Cuando lo vio supo
que era la criatura más hermosa sobre la tierra, y no por ser su hijo. En
cuanto comenzó a crecer más segura estaba que un ángel había descendido sobre
el pequeño, su piel blanca, su cálida sonrisa, sus inocentes ojos, sobre todo
su pureza y amor hacía el mundo, pero no todo era perfecto su corazón de
cristal lo alejaba de los demás al ser tan quebradizo. Se sintió muy feliz
cuando su hijo le contó sobre sus amigos y más feliz aún cuando lo vio tener su
primera cita con aquel muchacho tan guapo. Sabía que cualquiera que lo
conociera podría quererlo, pero nunca pensó en el amor lascivo de un hombre. Lo
que le confortaba era el amor que ese chico le profesaba a su pequeño, lo podía
ver en sus ojos, desde la forma tan tierna en como lo miraba, hasta la manera
más delicada en la que lo trataba. Se sabía segura si su hijo estaba con
Seunghyun, él le cuidaría incluso mejor que ella, estaba claro que él podría
dar la vida por el pequeño.
Se disponían a salir cuando esa carta
llego, Ji que imaginaba su contenido no quería ni acercarse, pero sintió
curiosidad cuando noto que el sobre era completamente diferente, la tomo entre
sus manos y a la hora de abrirla con una punzada la tiro.
– ¡Auch! – dijo mientras se llevaba
su dedo sangrante a la boca.
– ¿Qué pasa? – preguntó Seunghyun
acercándose a Ji, tomó el sobre cuidadosamente y lo miró su contenido. Dentro
había varías afiladas navajas, puestas de tal manera que al abrirla cualquiera
se cortaría, venían junto con una nota “Kwon
Jiyong muere” que no le mostro al pequeño – Ven, curemos esa herida.
Tomo del botiquín de la casa una gasa
y agua oxigenada, limpio la herida y después le colocó una vendita, mientras
hacía todo esto bajo la atenta mirada de Jiyong. No podía evitar sonrojarse
ligeramente, le trataba muy bien, se sentía querido y protegido por él.
– Listo, es hora de irnos. No quiero
esperar más, es mejor estar ahí antes del anochecer – dijo viendo que el sol
comenzaba a ponerse.
Caminaron rápidamente hasta la casa
de Seunghyun, pues no podían evitar sentirse vigilados. Una vez ahí el padre
del mayor los recibió observando por la calle antes de cerrar la puerta.
La familia le acogió con gran cariño,
cariño que correspondió el pequeño. La madre de Seunghyun aún no podía creer
que su tonto hijo hubiese conseguido algo tan lindo como Ji de novio. Lo habían
criado de tal manera que cuando él les anunció que tenía novio en lugar de
novia, no les sorprendió, su hijo había salido con varias chicas antes, pero
con ninguna se veía el destello de sus ojos como lo hacía ahora al hablar de Ji.
Más sorprendente fue el hecho de saberlo enamorado de una criatura maravillosa,
que por fin conocía. Después de la agradable cena, cada uno se retiró a sus
habitaciones.
“¡Whaaa!…
es… es… es tan como él… giro a un lado y al otro, giro completamente para
admirar toda la habitación… huele a él… me tiro sobre su cama y aspiro las
sabanas, que bueno que no está, de contrario pensaría que soy un pervertido… me
levanto observo los trofeos que tiene en una pared. ¡Whaa! ¡Tan lindo! He
descubierto una foto de él de hace varios años… me sorprende que ese niño
rellenito sea ahora este hombre tan guapo… sonrió… ¡oh! Está en la puerta con
una taza en las manos… me mira entre divertido y tierno… me estoy sonrojando…
dejo la fotografía donde la encontré… juego con mis pulgares esperando que él
entre… coloca la taza en su mesita de
noche y me abraza… escucho su corazón, ese sonido tan relajante para mi… su
embriagador aroma penetra por mi nariz… lo miro… cierro mis ojos esperando un
beso…”
Seughyun observaba a su pequeño
novio, dar vueltas en su habitación, mirando aquí y allá, se sentía feliz de
compartir aquel espacio tan privado con él. Le divirtió ver la manera en que el
castaño se lanzó sobre su cama, “es como
un niño chiquito brincando de un lado a otro”. De la cama paso al muro de
los trofeos, ese del cual se sentía bastante orgulloso. Aunque no le gustaba
nada el hecho de que hubiera dado con aquella foto, esa donde se veía regordete
según él. Se acercó y le estrechó entre sus brazos.
“Es
tan frágil entre mis brazos… tan lindo… me mira… me mira esperando algo… mi
corazón se acelera… cierra los ojos… puedo ver su pequeña nariz, sus parpados,
sus rosados labios… siento como sujeta mi camisa por atrás… tan cerca… está muy
cerca...”
– maghhh – carraspeó la mamá de
Seunghyun en la puerta – creo que deberías dormir en la sala – le dijo a su
hijo. Le entregó un par de sábanas y una almohada.
– ¡mamá! – soltó mientras la miraba
significativamente y recibía las cosas.
“Si,
definitivamente a las mamás les encanta hacer eso ¿acaso vendrá en el manual de
cómo ser mamá?” pensaba Ji, mientras la señora Choi le dedicaba una
sonrisa al retirarse. Seunghyun cerró la puerta pero no volteaba a ver a su
invitado ya que no quería que viera el color que tenía su cara en ese momento.
– Toma – le extendió la taza de té,
cuando volvió su color natural, al tiempo que sacaba de sus pensamientos a Ji.
– Mamá dice que te ayudara a dormir tranquilo y relajado.
– Estoy tranquilo y relajado – dijo
antes de beber un sorbo de su té.
El mayor no dejaba de observar al
pequeño, que a veces se removía en su lugar nerviosamente, imaginaba que se
trataba de todo este asunto del acosador. Lo que no sabía era que realmente Ji
estaba nervioso ante la perspectiva de pasar un fin de semana juntos, eso ponía
a vibrar su corazón. Eso y que el mayor no le había quitado la vista de encima,
lentamente sintió como el calor se iba acumulando en sus mejillas.
– No te veo muy tranquilo – le dijo
mientras lo miraba con cara de preocupación. Eso trajo de golpe a la mente del
pequeño recuerdos que quería olvidar.
– A veces me siento observado todo el
tiempo, ya no sé si estoy siendo paranoico o realmente estoy siendo vigilado… –
miro hacia la ventana – siento como si me quitaran el aire poco a poco. En el
colegio, en la calle, incluso en ocasiones en casa tengo esa sensación – bebió
otro sorbo de té – nunca me había puesto a pensar sobre cómo me veían las demás
personas, más bien nunca había tenido mucho contacto con ellas, solo me
limitaba a observar.
– ¿Te arrepientes de entablar
contacto con las personas? – eso en la mente del mayor daba vueltas, pues si no
anduviera con él vagando por ahí, quizá ese ser no lo habría visto y quizá aún
estaría seguro en casa. Aunque eso significase que no estuviera en su vida.
–No – dijo seguro – antes no era más
que un muñeco, solo mi madre estaba conmigo – tomo la mano del mayor y la puso
en su mejilla – ahora tú estás aquí… tengo amigos, me gusta salir y conversar
con la gente. Ya no veo a través del cristal, ahora soy parte de la historia
que se desarrolla. Te mentiría diciendo que no tengo miedo, nunca pensé en
desarrollar esa clase de sentimientos en las demás personas… odio y deseo… me
siento aterrado a cada paso que doy.
– Siéntete seguro aquí – abrazó al
pequeño – Aquí entre el espacio que hay entre mis brazos.
Jiyong se abrazó más a ese cuerpo
cálido que le brinda seguridad y amor. Y, así en ese abrazo se quedaron
dormidos.
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“Hay
algo diferente el día de hoy… algo cálido entre mis brazos… puedo oler un delicioso aroma frutal… como
manzanas… abro lentamente los ojos dejando que se acostumbren a la luz, y ahí
lo veo… pequeño removiéndose en mi abrazo… se pega mas a mí… con mi mano
recorro suavemente su angelical rostro… su castaño cabello reluce como oro con
esta luz matutina… es tan bello… deposito un beso en su frente despertándolo…
quiero más amaneceres como los de hoy…”
– Despierta pequeño – susurró
Seunghyun después de darle un beso de buenos días.
Jiyong con un puchero abrió los ojos,
se encontraba aún en brazos del mayor. Talló sus ojos para ver mejor y le
dedicó una gran sonrisa a su hyung, una de esas que harían salir el corazón del
otro a través de un suspiro. El llamado de la señora Choi hizo que Seunghyun
saliera de su encanto. Bajo con Ji, y se detuvo en el marco del recibidor. Ahí
estaba Youngbae.
Era la primera vez que lo veía de cerca
después de que hablaron acerca de los sentimientos de ambos por Jiyong. Varias
veces había querido hablar con él, pero sabía que lo mejor era esperar a que su
amigo tomara una decisión. En ese momento hubiera preferido que Ji no se
encontrara detrás de él, pues la reacción de su amigo no se hizo esperar
haciendo una mueca de dolor.
– ¡Baeeee! – grito felizmente Ji y
corrió a abrazar a su amigo. Desde que le había confesado su amor por Seunghyun
lo notaba un poco distante, pero lo relaciono todo a la competencia de
hoy. Restregaba felizmente su cara
contra el pecho del moreno, que, endulzó sus facciones con este gesto.
– ¡Hey! No me puedes abrazar tan
fuerte me puedes romper una costilla y luego que haría el día de hoy – le dijo
sonriente a Ji, mientras le devolvía el abrazo. Seunghyun los miraba, estaba
realmente complacido con el hecho de que Bae no rehuyera a Ji, pero eso no le
evitaba que sintiera celos – He traído algo para ti – le dijo al pequeño
mostrándole un par de boletos.
– ¡Wahhh! – los tomó en sus manos
mirando maravillado – espera – dijo recordando algo - ¿qué no se supone que era
muy exclusiva la entrada?
– Sí, bueno me las apañe para
conseguir un par, pero si no las quieres…
– ¡Nooo! Son mías – decía Ji mientras
ocultaba los boletos de la vista de Bae.
– Bueno hecho esto me retiro, todavía
hay muchas cosas que hacer – dijo dando media vuelta y digiriéndose a la puerta
– ¡No se te ocurra llegar tarde!
Estaba en el umbral de la casa cuando
sintió que alguien lo tomaba del brazo, un agarre no muy fuerte pero seguro.
Sabía de quien se trataba incluso si no volteaba su rostro. No quería hablar
con él, pero acaso ¿no había ido hasta ahí para hacerlo? Después de meditarlo
mucho tiempo se había armado de valor para hablar con su amigo de la infancia,
pero el ver allí al motivo de sus insomnios, desarmo la idea.
– Espera –
dijo Seunghyun. Bae se detuvo, se encontraban totalmente fuera de la casa, por
lo que el pequeño Ji no podía escuchar su conversación.
– Yo… yo-o…
me alegra que Ji no este solo en estos días – dijo sacando fuerzas de su
interior – Espero que vayan al espectáculo, me esforzare mucho – en su garganta
comenzaba a formarse un nudo. Estaba ahí con la intención de decir “todo está bien” pero esas palabras se
negaban a salir de su boca.
– Todo está
bien… – susurró por él Seunghyun. Al escuchar esta frase, las lágrimas que por
tanto tiempo había ocultado se desparramaban copiosamente por sus mejillas.
– Yo… yo… yo…
yo l-lo a… lo… a-a… ¡lo amo! – las palabras que no salían antes, fueron pronunciadas
con un grito, como si de esta manera soltarán todos los sentimientos que con
ellas estaban.
– … –
Seunghyun guardaba silencio, respetando los sentimientos de su amigo y,
aguardando a que terminara de hablar.
– Yo lo amo –
dijo claramente, aunque las lágrimas no dejaban de brotar – lo amo, lo amo…
pero él no me ama de la misma manera… yo podré ser su sol, pero… pero mi amor
jamás será correspondido… sólo ve en mi el sentimiento de una amistad… no me
mira de la misma manera que a ti… a veces quiero alejarme de él…
– n… – una
protesta por parte del mayor iba a ser pronunciada, pero el otro continuo.
– A veces
quiero alejarme de él, pero no puedo… me hace daño… pero… pero él me necesita y
yo a él – por primera vez se giro y miro a Seunghyun directamente a los ojos – no
te preocupes no intervendré en su relación, realmente me gusta mucho este Ji
feliz, lleno de energía, soñador, cálido… se que tu lo amas de la misma manera,
pero si alguna vez le llegaras a fallar, no dudes que me lo llevaré de tu lado.
Yo podré ser su sol, su Taeyang, pero tu mi amigo, tu eres su universo. No le
falles – dijo mientras se encaminaba calle abajo – Siempre seré su Taeyang –
susurró para sí mismo.
– ¡Eehh!
¿Cómo conseguiste los boletos? – grito el mayor cuando Bae se encontraba un
poco más lejos.
– ¡De una
amiga! – gritó en respuesta el otro – ¡No faltes! ¡Necesitaré apoyo moral! –
dijo mientras se despedía con la mano.
En la mente
de Youngbae se acumulaban los recuerdos y sentimientos que tenía hacía el
pequeño castaño, mientras sus lágrimas caían limpiando las penas de su corazón.
Estaba decidido, ese día iba a brillar como el sol que era, y Jiyong estaría
ahí para verlo. Había dudado un poco, pero decidió aceptar la buena voluntad de
su amiga.
“Me encontraba muy cansado, últimamente no podía
dormir bien y, durante el día utilizaba toda mi energía en los ensayos, para no
pensar en él… era tarde, más de lo usual. Caminaba distraídamente por la calle
cuando una voz familiar me llamó – Bae – me dijo Minah con su usual sonrisa.
Fuimos al café de siempre, charlábamos de todo y nada en particular, hasta que
tocó el tema que quería evitar – Y dime ¿Cómo te fue? ¿Te confesaste cierto? –
la mire sin decirle nada, después de todo ella siempre me animaba, así que
terminé contándole la verdad, sobre cómo había terminado mi intento de
confesión en la confesión del objeto de mi amor por alguien más que no era yo.
Quizá me lo imagine, pero por un momento vi un destello de rencor u odio en los ojos de mi amiga, la
cual solo suspiro y me entregó dos boletos – Pensé que los podrías necesitar
para tu confesión, me imaginaba que después de dar un gran espectáculo tú te
confesarías al fin y ya sabes, aún creo que lo puedes hacer –dijo, yo solo
sonreí, pues ya había tomado mi decisión, pero no me molestaría nada que fuera
a darme ánimos. La competencia es un certamen bastante exclusivo, por lo que es
difícil conseguir un boleto si no eres patrocinador o si no cuentas con mucho
dinero. Le cuestione eso a mi amiga -¡ah! Estos, mmm verás mi padre es
patrocinador así que me dio varios, pero yo no tengo demasiados amigos a los
que invitar, además pensé que esos te serían de mucha ayuda – le sonreí, le
estaba muy agradecido por todo, es como un hada madrina. En definitiva no me
iba a confesar, pero no estaría mal llevar a mis amigos a apoyarme, lo cual se
lo hice saber…”
Después de disfrutar de la agradable mañana
con la compañía que se brindaban uno a otro, alrededor del medio día se
arreglaron y se dispusieron a asistir al evento donde Bae tendrá presencia.
Esta no era una competencia cualquiera, era un evento exclusivo de baile y
canto de diferentes géneros, donde salía lo mejor de lo mejor, de aquí dependía
el inicio de muchas futuras estrellas.
Al llegar ahí
vieron gran variedad de engalanadas personas, había también famosos artistas y
conductores de TV que asistían como jueces o simplemente por el gusto de ver a
las nuevas estrellas. Se colocaron en la inmensa fila para entrar, delante de
ellos vieron a un bullicioso chico, que se veía menor que ellos, el entusiasmo
del chico los contagiaba y solo sonreían al igual que él tontamente por todas y
cada una de las diferentes atracciones que ornamentaban el lugar. El pasillo
para llegar al gran auditorio fue, lo más impresionante, estaba finamente
decorado con pequeñas flores blancas y pequeñas luces de colores dando un
aspecto multicolor al pasaje.
– ¡Wow! –
dijo el bullicioso chico.
– Si, es
bastante espectacular – le dijo Jiyong contemplando el pasillo con la misma
emoción que el otro chico.
– ¡Verdad!
¡Verdad! – dijo aún más emocionado,
primero mirando a uno y luego al otro – ¡El próximo año competiré también! Ya
he decidido mi nombre, será ¡SeungRi! – comentaba sonriente.
– Soy
Seunghyun y él Jiyong – dijo el mayor poniendo un brazo sobre los hombros de su
novio, para atraerlo hacia él, pues las personas amenazaban con empujarlos –
Muy bien SuengRi, será mejor que entremos o si no…
– Si vamos
Dentro del
auditorio todo era muy normal, o eso pensaban, hileras de butacas de roja y
suave tela estaban acomodadas minuciosamente para que todos pudieran apreciar
el gran escenario situado al frente, el cual estaba cubierto por una gruesa
telón de color vino, que combinaba perfectamente con las butacas. Los tres
chicos tomaron asiento en espera que el evento iniciase. Pronto todo quedo
envuelto en una oscuridad impenetrable, al lado de Jiyong el pequeño Seungri se
removía ansiosamente. ¡BAM! Se escucho el sonido que hacen los platillos de una
batería, al tiempo que las luces del escenario iluminaban el recinto. ¡BAM! Se
volvió a escuchar, el telón era corrido suavemente dejando ver a los competidores que saludaban nerviosamente a la concurrencia.
La música
comenzó, dejando ver la presentación general de los competidores, para después
dar paso al acto individual. Jiyong estaba maravillado con cada una de las
actuaciones, sentía casi el mismo entusiasmo que el pequeño Seungri cada vez
que un espectáculo concluía, entre los tres divertidos comentaban lo mejor, que
si le había fallado la voz, que si se notaba muy nervioso, que si el paso no le
había salido correctamente, que si la canción no había sido la adecuada, que si
llevaba un atuendo o muy sencillo o muy extravagante. De pronto los tres
guardaron silencio, ahí en el gran escenario se encontraba Bae, por fin había
llegado su turno.
Seunghyun y
Jiyong se levantaron de su asiento, extendieron una gran manta, que ambos
habían preparado con la leyenda “Brilla Taeyang” acompañada de dibujos de soles
y estrellas. Al ver a sus amigos Youngbae sonrió y comenzó con su actuación.
“Estoy muy nervioso… escucho – Taeyang – el
presentador me ha anunciado… el telón se abre para dejarme ver a toda la
concurrencia… las luces me deslumbran… el pánico me empieza a dominar… lo veo…
entre toda la multitud y destellos de los reflectores, lo veo… un gran cartel…
“Brilla Taeyang”... sostenido de un extremo por mi amigo de la infancia y la
otra punta por la persona por la que decidí ser un sol… Jiyong… ¡Mírame brillar!”
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