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jueves, 24 de octubre de 2013

CRISTAL: CAPITULO 7



“Nunca he estado realmente consciente de mi propia existencia, hasta ahora… me había limitado a vivir tranquilamente bajo los mimos de mi madre… conocía de las personas solo lo que veía a través del cristal, ya sea la de mi ventana o del televisor. Nunca me vi como parte de algo hasta que llegué aquí… de un tiempo hacia acá, me di cuenta que existo para los demás… como explicar la felicidad con la que me levanto todos los días, tener amigos, ir a la escuela, una vida relativamente normal… tener a alguien especial, definitivamente es lo mejor, mi corazón salta de gozo, siento que late con más fuerza que nunca, es como si con cada roce, cada abrazo, cada beso me transmitiera parte de su energía, soy muy feliz… pero mi felicidad se ve empañada. La presencia de ese ser me horroriza, a veces siento repulsión de mi mismo por atraer semejantes pensamientos en una persona… tengo miedo…”

Por las mañanas llegaban cartas de “amor”, si les podías llamar así, su contenido libidinoso las hacía tan vulgares que daban asco. Dentro de ellas se encontraba descrito el amor lascivo de un hombre por Jiyong, y una detallada descripción de los múltiples sueños eróticos que el señor tenía con el pequeño de protagonista. Y de vez en cuando llegaban cartas escritas con recortes de periódicos expresando un profundo odio, pero esas no le causaban el terror que las otras.

Jiyong se sentía aterrado cuando Seunghyun no estaba a su lado, ya sea en la escuela o en la calle; en su casa se sentía más tranquilo, puesto que su madre, enterada del asunto, había reforzado la seguridad del hogar, cambiando todas las cerraduras y poniendo diferentes tipos de alarmas, además de que constantemente había un policía patrullando la zona. En la escuela Bae, también enterado del asunto había dispuesto que varios chicos acompañasen a Ji por todo el campus, ya que él no podía por los constantes ensayos, lo que causaba en el pequeño una profunda vergüenza a la hora de ir a los sanitarios, porque ellos no le dejaban hasta que llegaba a las canchas, donde su seguridad corría a cargo del equipo de futbol y de Seunghyun.

Jiyong había dejado a un lado las protestas acerca de sus guardianes, que se tomaban el papel muy en serio. La mayoría de los chicos quería ayudarlo, todos sentían un gran afecto por ese chiquillo de sonrisa angelical. Incluso las chicas del otro instituto habían dejado de hostigarle y ahora le daban aliento, pues muchas de ellas conocían lo que es ser acosado por alguien.

Es viernes por la tarde, Ji esta alistando sus cosas para pasar un fin de semana fuera de casa, solo espera que su madre tenga todo listo para su marcha. Ella tiene un viaje de negocios, por lo que estará fuera todo el fin de semana, así que Jiyong pasará estos días en casa de Seunghyun. Él y su familia propusieron cuidar del pequeño, los días que su madre se ausentará, y así él estaría seguro si se encuentra con alguien más y no solo en casa con un acosador siguiéndole los talones.

DING–DONG sonó el timbre. Por el auricular su madre vio a  un muchacho alto de piel morena, pelo negro y profundos ojos, al que dejo pasar. Jiyong bajó precipitadamente la escalera, en los últimos escalones sus torpes pies tropezaron, estuvo a punto de rodar el último tramo, si no fuese por unos fuertes brazos que lo sostuvieron. Se miraron unos segundos y el sonrojo no se hizo esperar en las mejillas del pequeño.

– ¡Ji! Sabes que no debes de andar corriendo por ahí – riño su madre. Pero al mismo instante sonrió al ver quien tenía en brazos a su pequeño. – Vamos es hora de irse o se me hará tarde – abrazó a su hijo, le dio un beso en la frente y le sostuvo los hombros – ¿Llevas todo? ¿Cepillo de dientes, ropa interior?

– ¡Mamá! – soltó Ji colorado. “¿Por qué será que las madres avergüenzan así a sus hijos frente a sus novios?”.

– Ya, ya – volvió a abrazar a su hijo – cuídate ¿quieres? – dijo colocando de un beso en su mejilla, miró a Seunghyun – cuídalo, es un poco torpe – le sonrió.

El muchacho solo asintió,  eso no se lo tenían que decir, pero escucharlo de la madre de él le daba mayor acentuación a las cosas, lo hacía sentir grande e importante.

La madre de Jiyong se preocupaba por su pequeño, su de por sí frágil salud la hacía ser más cuidadosa de lo normal, y ahora el tema del acoso estaba acabando con su paciencia. Se habían mudado allí por una buena oferta de trabajo para ella, además de que consideraba que un ambiente tranquilo le ayudaría a su hijo a mejorar. Desde que nació supo que era diferente, un niño así no se le daba a cualquier mujer. Cuando lo vio supo que era la criatura más hermosa sobre la tierra, y no por ser su hijo. En cuanto comenzó a crecer más segura estaba que un ángel había descendido sobre el pequeño, su piel blanca, su cálida sonrisa, sus inocentes ojos, sobre todo su pureza y amor hacía el mundo, pero no todo era perfecto su corazón de cristal lo alejaba de los demás al ser tan quebradizo. Se sintió muy feliz cuando su hijo le contó sobre sus amigos y más feliz aún cuando lo vio tener su primera cita con aquel muchacho tan guapo. Sabía que cualquiera que lo conociera podría quererlo, pero nunca pensó en el amor lascivo de un hombre. Lo que le confortaba era el amor que ese chico le profesaba a su pequeño, lo podía ver en sus ojos, desde la forma tan tierna en como lo miraba, hasta la manera más delicada en la que lo trataba. Se sabía segura si su hijo estaba con Seunghyun, él le cuidaría incluso mejor que ella, estaba claro que él podría dar la vida por el pequeño.

Se disponían a salir cuando esa carta llego, Ji que imaginaba su contenido no quería ni acercarse, pero sintió curiosidad cuando noto que el sobre era completamente diferente, la tomo entre sus manos y a la hora de abrirla con una punzada la tiro.

– ¡Auch! – dijo mientras se llevaba su dedo sangrante a la boca.

– ¿Qué pasa? – preguntó Seunghyun acercándose a Ji, tomó el sobre cuidadosamente y lo miró su contenido. Dentro había varías afiladas navajas, puestas de tal manera que al abrirla cualquiera se cortaría, venían junto con una nota “Kwon Jiyong muere” que no le mostro al pequeño – Ven, curemos esa herida.

Tomo del botiquín de la casa una gasa y agua oxigenada, limpio la herida y después le colocó una vendita, mientras hacía todo esto bajo la atenta mirada de Jiyong. No podía evitar sonrojarse ligeramente, le trataba muy bien, se sentía querido y protegido por él.

– Listo, es hora de irnos. No quiero esperar más, es mejor estar ahí antes del anochecer – dijo viendo que el sol comenzaba a ponerse.

Caminaron rápidamente hasta la casa de Seunghyun, pues no podían evitar sentirse vigilados. Una vez ahí el padre del mayor los recibió observando por la calle antes de cerrar la puerta.

La familia le acogió con gran cariño, cariño que correspondió el pequeño. La madre de Seunghyun aún no podía creer que su tonto hijo hubiese conseguido algo tan lindo como Ji de novio. Lo habían criado de tal manera que cuando él les anunció que tenía novio en lugar de novia, no les sorprendió, su hijo había salido con varias chicas antes, pero con ninguna se veía el destello de sus ojos como lo hacía ahora al hablar de Ji. Más sorprendente fue el hecho de saberlo enamorado de una criatura maravillosa, que por fin conocía. Después de la agradable cena, cada uno se retiró a sus habitaciones.


“¡Whaaa!… es… es… es tan como él… giro a un lado y al otro, giro completamente para admirar toda la habitación… huele a él… me tiro sobre su cama y aspiro las sabanas, que bueno que no está, de contrario pensaría que soy un pervertido… me levanto observo los trofeos que tiene en una pared. ¡Whaa! ¡Tan lindo! He descubierto una foto de él de hace varios años… me sorprende que ese niño rellenito sea ahora este hombre tan guapo… sonrió… ¡oh! Está en la puerta con una taza en las manos… me mira entre divertido y tierno… me estoy sonrojando… dejo la fotografía donde la encontré… juego con mis pulgares esperando que él entre… coloca la taza  en su mesita de noche y me abraza… escucho su corazón, ese sonido tan relajante para mi… su embriagador aroma penetra por mi nariz… lo miro… cierro mis ojos esperando un beso…”


Seughyun observaba a su pequeño novio, dar vueltas en su habitación, mirando aquí y allá, se sentía feliz de compartir aquel espacio tan privado con él. Le divirtió ver la manera en que el castaño se lanzó sobre su cama, “es como un niño chiquito brincando de un lado a otro”. De la cama paso al muro de los trofeos, ese del cual se sentía bastante orgulloso. Aunque no le gustaba nada el hecho de que hubiera dado con aquella foto, esa donde se veía regordete según él. Se acercó y le estrechó entre sus brazos.


“Es tan frágil entre mis brazos… tan lindo… me mira… me mira esperando algo… mi corazón se acelera… cierra los ojos… puedo ver su pequeña nariz, sus parpados, sus rosados labios… siento como sujeta mi camisa por atrás… tan cerca… está muy cerca...”


– maghhh – carraspeó la mamá de Seunghyun en la puerta – creo que deberías dormir en la sala – le dijo a su hijo. Le entregó un par de sábanas y una almohada.

– ¡mamá! – soltó mientras la miraba significativamente y recibía las cosas.

“Si, definitivamente a las mamás les encanta hacer eso ¿acaso vendrá en el manual de cómo ser mamá?” pensaba Ji, mientras la señora Choi le dedicaba una sonrisa al retirarse. Seunghyun cerró la puerta pero no volteaba a ver a su invitado ya que no quería que viera el color que tenía su cara en ese momento.

– Toma – le extendió la taza de té, cuando volvió su color natural, al tiempo que sacaba de sus pensamientos a Ji. – Mamá dice que te ayudara a dormir tranquilo y relajado.

– Estoy tranquilo y relajado – dijo antes de beber un sorbo de su té.

El mayor no dejaba de observar al pequeño, que a veces se removía en su lugar nerviosamente, imaginaba que se trataba de todo este asunto del acosador. Lo que no sabía era que realmente Ji estaba nervioso ante la perspectiva de pasar un fin de semana juntos, eso ponía a vibrar su corazón. Eso y que el mayor no le había quitado la vista de encima, lentamente sintió como el calor se iba acumulando en sus mejillas.

– No te veo muy tranquilo – le dijo mientras lo miraba con cara de preocupación. Eso trajo de golpe a la mente del pequeño recuerdos que quería olvidar.

– A veces me siento observado todo el tiempo, ya no sé si estoy siendo paranoico o realmente estoy siendo vigilado… – miro hacia la ventana – siento como si me quitaran el aire poco a poco. En el colegio, en la calle, incluso en ocasiones en casa tengo esa sensación – bebió otro sorbo de té – nunca me había puesto a pensar sobre cómo me veían las demás personas, más bien nunca había tenido mucho contacto con ellas, solo me limitaba a observar.

– ¿Te arrepientes de entablar contacto con las personas? – eso en la mente del mayor daba vueltas, pues si no anduviera con él vagando por ahí, quizá ese ser no lo habría visto y quizá aún estaría seguro en casa. Aunque eso significase que no estuviera en su vida.

–No – dijo seguro – antes no era más que un muñeco, solo mi madre estaba conmigo – tomo la mano del mayor y la puso en su mejilla – ahora tú estás aquí… tengo amigos, me gusta salir y conversar con la gente. Ya no veo a través del cristal, ahora soy parte de la historia que se desarrolla. Te mentiría diciendo que no tengo miedo, nunca pensé en desarrollar esa clase de sentimientos en las demás personas… odio y deseo… me siento aterrado a cada paso que doy.

– Siéntete seguro aquí – abrazó al pequeño – Aquí entre el espacio que hay entre mis brazos.

Jiyong se abrazó más a ese cuerpo cálido que le brinda seguridad y amor. Y, así en ese abrazo se quedaron dormidos.


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“Hay algo diferente el día de hoy… algo cálido entre mis brazos…  puedo oler un delicioso aroma frutal… como manzanas… abro lentamente los ojos dejando que se acostumbren a la luz, y ahí lo veo… pequeño removiéndose en mi abrazo… se pega mas a mí… con mi mano recorro suavemente su angelical rostro… su castaño cabello reluce como oro con esta luz matutina… es tan bello… deposito un beso en su frente despertándolo… quiero más amaneceres como los de hoy…”

– Despierta pequeño – susurró Seunghyun después de darle un beso de buenos días.
Jiyong con un puchero abrió los ojos, se encontraba aún en brazos del mayor. Talló sus ojos para ver mejor y le dedicó una gran sonrisa a su hyung, una de esas que harían salir el corazón del otro a través de un suspiro. El llamado de la señora Choi hizo que Seunghyun saliera de su encanto. Bajo con Ji, y se detuvo en el marco del recibidor. Ahí estaba Youngbae.

Era la primera vez que lo veía de cerca después de que hablaron acerca de los sentimientos de ambos por Jiyong. Varias veces había querido hablar con él, pero sabía que lo mejor era esperar a que su amigo tomara una decisión. En ese momento hubiera preferido que Ji no se encontrara detrás de él, pues la reacción de su amigo no se hizo esperar haciendo una mueca de dolor.

– ¡Baeeee! – grito felizmente Ji y corrió a abrazar a su amigo. Desde que le había confesado su amor por Seunghyun lo notaba un poco distante, pero lo relaciono todo a la competencia de hoy.  Restregaba felizmente su cara contra el pecho del moreno, que, endulzó sus facciones con este gesto.

– ¡Hey! No me puedes abrazar tan fuerte me puedes romper una costilla y luego que haría el día de hoy – le dijo sonriente a Ji, mientras le devolvía el abrazo. Seunghyun los miraba, estaba realmente complacido con el hecho de que Bae no rehuyera a Ji, pero eso no le evitaba que sintiera celos – He traído algo para ti – le dijo al pequeño mostrándole un par de boletos.

– ¡Wahhh! – los tomó en sus manos mirando maravillado – espera – dijo recordando algo - ¿qué no se supone que era muy exclusiva la entrada?

– Sí, bueno me las apañe para conseguir un par, pero si no las quieres…

– ¡Nooo! Son mías – decía Ji mientras ocultaba los boletos de la vista de Bae.

– Bueno hecho esto me retiro, todavía hay muchas cosas que hacer – dijo dando media vuelta y digiriéndose a la puerta – ¡No se te ocurra llegar tarde!

Estaba en el umbral de la casa cuando sintió que alguien lo tomaba del brazo, un agarre no muy fuerte pero seguro. Sabía de quien se trataba incluso si no volteaba su rostro. No quería hablar con él, pero acaso ¿no había ido hasta ahí para hacerlo? Después de meditarlo mucho tiempo se había armado de valor para hablar con su amigo de la infancia, pero el ver allí al motivo de sus insomnios, desarmo la idea.

– Espera – dijo Seunghyun. Bae se detuvo, se encontraban totalmente fuera de la casa, por lo que el pequeño Ji no podía escuchar su conversación.

– Yo… yo-o… me alegra que Ji no este solo en estos días – dijo sacando fuerzas de su interior – Espero que vayan al espectáculo, me esforzare mucho – en su garganta comenzaba a formarse un nudo. Estaba ahí con la intención de decir “todo está bien” pero esas palabras se negaban a salir de su boca.

– Todo está bien… – susurró por él Seunghyun. Al escuchar esta frase, las lágrimas que por tanto tiempo había ocultado se desparramaban copiosamente por sus mejillas.

– Yo… yo… yo… yo l-lo a… lo… a-a… ¡lo amo! – las palabras que no salían antes, fueron pronunciadas con un grito, como si de esta manera soltarán todos los sentimientos que con ellas estaban.

– … – Seunghyun guardaba silencio, respetando los sentimientos de su amigo y, aguardando a que terminara de hablar.

– Yo lo amo – dijo claramente, aunque las lágrimas no dejaban de brotar – lo amo, lo amo… pero él no me ama de la misma manera… yo podré ser su sol, pero… pero mi amor jamás será correspondido… sólo ve en mi el sentimiento de una amistad… no me mira de la misma manera que a ti… a veces quiero alejarme de él…

– n… – una protesta por parte del mayor iba a ser pronunciada, pero el otro continuo.

– A veces quiero alejarme de él, pero no puedo… me hace daño… pero… pero él me necesita y yo a él – por primera vez se giro y miro a Seunghyun directamente a los ojos – no te preocupes no intervendré en su relación, realmente me gusta mucho este Ji feliz, lleno de energía, soñador, cálido… se que tu lo amas de la misma manera, pero si alguna vez le llegaras a fallar, no dudes que me lo llevaré de tu lado. Yo podré ser su sol, su Taeyang, pero tu mi amigo, tu eres su universo. No le falles – dijo mientras se encaminaba calle abajo – Siempre seré su Taeyang – susurró para sí mismo.

– ¡Eehh! ¿Cómo conseguiste los boletos? – grito el mayor cuando Bae se encontraba un poco más lejos.

– ¡De una amiga! – gritó en respuesta el otro – ¡No faltes! ¡Necesitaré apoyo moral! – dijo mientras se despedía con la mano.

En la mente de Youngbae se acumulaban los recuerdos y sentimientos que tenía hacía el pequeño castaño, mientras sus lágrimas caían limpiando las penas de su corazón. Estaba decidido, ese día iba a brillar como el sol que era, y Jiyong estaría ahí para verlo. Había dudado un poco, pero decidió aceptar la buena voluntad de su amiga.


“Me encontraba muy cansado, últimamente no podía dormir bien y, durante el día utilizaba toda mi energía en los ensayos, para no pensar en él… era tarde, más de lo usual. Caminaba distraídamente por la calle cuando una voz familiar me llamó – Bae – me dijo Minah con su usual sonrisa. Fuimos al café de siempre, charlábamos de todo y nada en particular, hasta que tocó el tema que quería evitar – Y dime ¿Cómo te fue? ¿Te confesaste cierto? – la mire sin decirle nada, después de todo ella siempre me animaba, así que terminé contándole la verdad, sobre cómo había terminado mi intento de confesión en la confesión del objeto de mi amor por alguien más que no era yo. Quizá me lo imagine, pero por un momento vi un destello de  rencor u odio en los ojos de mi amiga, la cual solo suspiro y me entregó dos boletos – Pensé que los podrías necesitar para tu confesión, me imaginaba que después de dar un gran espectáculo tú te confesarías al fin y ya sabes, aún creo que lo puedes hacer –dijo, yo solo sonreí, pues ya había tomado mi decisión, pero no me molestaría nada que fuera a darme ánimos. La competencia es un certamen bastante exclusivo, por lo que es difícil conseguir un boleto si no eres patrocinador o si no cuentas con mucho dinero. Le cuestione eso a mi amiga -¡ah! Estos, mmm verás mi padre es patrocinador así que me dio varios, pero yo no tengo demasiados amigos a los que invitar, además pensé que esos te serían de mucha ayuda – le sonreí, le estaba muy agradecido por todo, es como un hada madrina. En definitiva no me iba a confesar, pero no estaría mal llevar a mis amigos a apoyarme, lo cual se lo hice saber…”


Después de disfrutar de la agradable mañana con la compañía que se brindaban uno a otro, alrededor del medio día se arreglaron y se dispusieron a asistir al evento donde Bae tendrá presencia. Esta no era una competencia cualquiera, era un evento exclusivo de baile y canto de diferentes géneros, donde salía lo mejor de lo mejor, de aquí dependía el inicio de muchas futuras estrellas.

Al llegar ahí vieron gran variedad de engalanadas personas, había también famosos artistas y conductores de TV que asistían como jueces o simplemente por el gusto de ver a las nuevas estrellas. Se colocaron en la inmensa fila para entrar, delante de ellos vieron a un bullicioso chico, que se veía menor que ellos, el entusiasmo del chico los contagiaba y solo sonreían al igual que él tontamente por todas y cada una de las diferentes atracciones que ornamentaban el lugar. El pasillo para llegar al gran auditorio fue, lo más impresionante, estaba finamente decorado con pequeñas flores blancas y pequeñas luces de colores dando un aspecto multicolor al pasaje.

– ¡Wow! – dijo el bullicioso chico.

– Si, es bastante espectacular – le dijo Jiyong contemplando el pasillo con la misma emoción que el otro chico.

– ¡Verdad! ¡Verdad! – dijo  aún más emocionado, primero mirando a uno y luego al otro – ¡El próximo año competiré también! Ya he decidido mi nombre, será ¡SeungRi! – comentaba sonriente.

– Soy Seunghyun y él Jiyong – dijo el mayor poniendo un brazo sobre los hombros de su novio, para atraerlo hacia él, pues las personas amenazaban con empujarlos – Muy bien SuengRi, será mejor que entremos o si no…

– Si vamos

Dentro del auditorio todo era muy normal, o eso pensaban, hileras de butacas de roja y suave tela estaban acomodadas minuciosamente para que todos pudieran apreciar el gran escenario situado al frente, el cual estaba cubierto por una gruesa telón de color vino, que combinaba perfectamente con las butacas. Los tres chicos tomaron asiento en espera que el evento iniciase. Pronto todo quedo envuelto en una oscuridad impenetrable, al lado de Jiyong el pequeño Seungri se removía ansiosamente. ¡BAM! Se escucho el sonido que hacen los platillos de una batería, al tiempo que las luces del escenario iluminaban el recinto. ¡BAM! Se volvió a escuchar, el telón era corrido suavemente dejando ver a los competidores que saludaban nerviosamente a la concurrencia.

La música comenzó, dejando ver la presentación general de los competidores, para después dar paso al acto individual. Jiyong estaba maravillado con cada una de las actuaciones, sentía casi el mismo entusiasmo que el pequeño Seungri cada vez que un espectáculo concluía, entre los tres divertidos comentaban lo mejor, que si le había fallado la voz, que si se notaba muy nervioso, que si el paso no le había salido correctamente, que si la canción no había sido la adecuada, que si llevaba un atuendo o muy sencillo o muy extravagante. De pronto los tres guardaron silencio, ahí en el gran escenario se encontraba Bae, por fin había llegado su turno.

Seunghyun y Jiyong se levantaron de su asiento, extendieron una gran manta, que ambos habían preparado con la leyenda “Brilla Taeyang” acompañada de dibujos de soles y estrellas. Al ver a sus amigos Youngbae sonrió y comenzó con su actuación.



“Estoy muy nervioso… escucho – Taeyang – el presentador me ha anunciado… el telón se abre para dejarme ver a toda la concurrencia… las luces me deslumbran… el pánico me empieza a dominar… lo veo… entre toda la multitud y destellos de los reflectores, lo veo… un gran cartel… “Brilla Taeyang”... sostenido de un extremo por mi amigo de la infancia y la otra punta por la persona por la que decidí ser un sol… Jiyong… ¡Mírame brillar!”


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