Jaejoong era
un chico normal, nacido en una familia en la que a duras penas sobrevivían,
pero en la que el amor no les faltaba. Lo que no hacía común a este chico, era
la belleza casi femenina que poseía. Delgado, con una piel tan blanca como la
leche, cabello negro casi a los hombros, enmarcando un perfecto rostro, donde
sus negros y grandes ojos destellaban brillo y pureza, contrastando con sus
gruesos labios de color rosa encendido.
A sus 18 años
había decidido mudarse a Seúl, dejando su humilde hogar en el campo al perder a
su única familia y sus pocas posesiones. Su padre, sufriendo las consecuencias
propias de la edad y mal-pasos, habían deteriorado rápidamente su salud,
encontrándose lo bastante débil como para continuar siendo la cabeza de la
familia, acepto un mal negocio, el cual le fue cobrado muy caro, quitándoles la
vida a él y a su esposa. Con solo la escuela media y sus ganas de superación,
abordó el autobús que lo llevaría a un nuevo destino.
Llegar a la
gran ciudad fue fácil, lo difícil fue encontrar un lugar donde establecerse por
una módica cantidad, además de un trabajo que le otorgara buenas ganancias para
así poder estudiar y mantenerse él.
Pasaron varios
meses hasta que él pudo finalmente acoplarse a su nuevo ritmo de vida. Vivía en
una diminuta habitación, donde solo entraba una pequeña estufa y un
frigorífico. Pegado a la pared un armario que contenía sus muy usadas prendas y
en el que por el día se guardaba el futón que usaba para dormir, que no era
usado más que en algunas ocasiones, ya que la mayor parte llegaba tan cansado,
que caía rendido en el suelo sin más.
Su horario era
agotador, por las mañanas temprano repartía el periódico local, a las siete
entraba a trabajar a una cafetería hasta las dos de la tarde, para dirigirse
donde entraba a su segundo trabajo en una fábrica de costura. A las ocho
terminaba su turno, pero ahí no terminaba la agitada vida de Jaejoong, ya que a
partir de ahí, destinaba su tiempo en sus estudios en una academia nocturna.
Entre una y
otra cosa, al chico no le daba tiempo más que de respirar, no tenía amigos, se
llevaba bien con sus compañeros de trabajo, pero ni ellos lo consideraban su
amigo, ni él a ellos. Y sí no tenía amigos, muchísimo menos novio o novia, pues
Jaejoong jamás se había sentido atraído por alguien.
El poco dinero
que ganaba, utilizaba lo para pagar la renta y sus necesidades básicas. Jaejoong
quería terminar rápido sus estudios, conseguir un trabajo mejor.
A los 22 se
graduó en la Licenciatura en Administración. Dejando su currículum en cada una
de las empresas de Seúl, esperando a ser llamado para una entrevista. Debido a
su inexperiencia, las puertas del muchas puertas del mundo laboral le eran
cerradas, pero eso no desanimaba al joven, por el contrario creía firmemente
que la oportunidad se le brindaría.
Y así fue.
Jung's
Enterprises era una corporación dedicada a diversos ámbitos laborales, abarcaba
desde medicina hasta modas, siendo una de las mejores a nivel internacional. Se
encontraba abriendo una nueva área, por lo que solicitaba personal nuevo,
preferentemente sin experiencia para ser preparados debidamente a las normas
que la empresa requería. El presidente consideraba que contratar a jóvenes
recién egresados, le brindaba la seguridad de saber que estos no traían ninguna
“maña”, que bien entrenados y bajo una estricta supervisión, formarían un gran
grupo fiel a la corporación.
De esta manera
Jaejoong ingresó como nuevo personal, al igual que muchos más, a través de una
serie de exámenes y entrevistas. Al entrar por la gran puerta de cristal,
Jaejoong quedó totalmente impresionado con la magnificencia de aquel lugar, un
edificio hecho totalmente de cristal, rebosando de lujo por doquier. Un leve
silbido salió sus labios, antes de ser arrollado por una marea de gente vestida
con finísimos trajes, luciendo adecuadamente en aquel lugar. Jaejoong sintió
que no cuadraba en ese sitio, con su sencillo traje negro y sus algo
desgastados, pero bien cuidados, zapatos.
Se dirigía al
séptimo piso, pero no podía ingresar al elevador debido a la cantidad de
personal. Temía llegar tarde, así que se apretujo como pudo en el ascensor.
Tomaría la nota mental de llegar una hora antes para evitar todo este ajetreo.
Había
transcurrido casi un mes desde que entro a trabajar, aún vivía en aquel pequeño
lugar, había utilizado su primer sueldo para comprar trajes con los que ir a
trabajar, de no tan buena marca como los que utilizaban sus compañeros, pero al
menos tendría unos más para variar que el sencillo traje negro y otros dos que
poseía.
Como lo había
hecho después del segundo día, llegó una hora antes. Presiono el botón de
subida del ascensor y espero pacientemente a que este llegara. No noto cuando
una persona se colocó detrás de él hasta que ambos ingresaron en la estrecha
cabina.
El pequeño
lugar se inundó de un agradable perfume masculino, que penetró por las fosas
nasales de Jaejoong, el cuál por primera vez en el día, levantó la mirada de
sus zapatos para dirigirla a su acompañante.
Un joven
hombre, demasiado atractivo, con un traje gris plomo enfundado los músculos de
su bien formado cuerpo. La poca piel que se dejaba ver a través de esa
vestimenta, mostraban un color trigueño agradable a la vista. Su cabello
castaño, ligeramente despeinado le daba un aspecto rebele a todo aquel serio
conjunto. Su rostro perfilaba una nariz levemente respingada, sus ojos
cubiertos por unas gafas oscuras le impedían ver el color de estos, y, sobre la
curvatura de sus labios, en la parte superior, un pequeño lunar se hallaba.
Jaejoong jamás había visto a nadie tan atrayente, ni tampoco jamás había
sentido la necesidad de besar esos labios y morder ese lunar.
El teléfono de
ese hombre sonó, respondiendo al instante, dejándole escuchar una agradable voz
seductoramente masculina, que envolvió al joven en una grata burbuja de sonido.
La mirada fija
de Jaejoong hizo que el otro hombre lo mirara, quedándose sorprendido por la
belleza que lo acompañaba. Perdió un poco el hilo de sus ideas al verlo, pero
rápidamente se recompuso, algo que Jaejoong ni siquiera noto al estar tan
embelesado por aquel sujeto.
Las puertas
del elevador se abrieron al llegar al séptimo piso, pero ninguno de los dos
hizo algún movimiento. La atracción entre ambos era tanta que si uno hubiese
dado un paso al frente, sus cuerpos reaccionarían con chispas.
― Aquí bajas ―
dijo el atractivo hombre. Jaejoong reaccionó, saliendo rápidamente de la
ensoñación cuando las puertas se estaban cerrando de nuevo.
― ¡Oh!
La actitud del
chico le provocó una gran sonrisa al otro. Sus grandes e inocentes ojos le
decían que no sabía de quien se trataba, su humilde vestimenta le indicó que
era personal nuevo, y su tímida actitud le dijo que era honrado.
Jung Yunho
acababa de suceder la dirección de la empresa, a pesar de ser joven, con sus 27
años era uno de los más reconocidos empresarios, capaz de hacer negocios
siempre florecientes. Desgraciadamente para el chico, su vida sentimental no
era tan exitosa como su vida laboral. Las personas solían acercarse a él solo
para poder obtener algún beneficio, había aprendido a desconfiar de todos y
cada uno de los que se acercaban con intensiones amorosas, pues la experiencia
le había enseñado que en asuntos de amor, debía ser demasiado cuidadoso.
Pero eso no
impidió que cayera perdidamente enamorado del chico de grandes ojos negros y
piel blanca. Se regañó a sí mismo por no haberse dado el tiempo para conocerlo,
por haberse enamorado a primera vista de él, sin saber siquiera quien era el
chico.
A partir de
ese día, ambos estaba puntuales, a la misma hora en el mismo elevador, esperando
para tomarlo juntos, aunque sea un recorrido muy pequeño para lo que en ambos
comenzaba a desarrollarse, con eso les bastaba para poder pasar el día.
Las sonrisas
escondidas, las miradas furtivas y los ligeros roces no se hacían esperar en
ese estrecho espacio, porque ese momento era solo para ellos. No mencionaban
nada, ni una palabra, solo sus pausadas respiraciones y alguno que otro suspiro
les acompañaba, sin contar las veces que el teléfono del mayor sonaba.
― Creo que
debo invitarte a salir un día ― dijo el moreno, quien impresiono a Jae pues por
primera vez se dirigía a él. Se encontró con una mirada color chocolate y una
afable sonrisa.
― S-soy
Jaejoong ― dijo entre tartamudeos. Se sentía realmente estúpido por
trastabillar las palabras, por ponerse tremendamente nervioso con la presencia
de aquel hombre y sus palabras.
Para Yunho
aquello no era nuevo, después de una semana de compartir el mismo elevador, la
curiosidad fue mayor, haciéndolo que
buscara en toda su base de datos a aquel dulce empleado. Lo halló en la nueva
área de Administración.
― Jaejoong,
soy Yunho ― sonrió, dando por sentado que si el chico no lo reconocía no
tendría porque decirle su apellido, evitando así que se interesara por su
dinero y no por su persona.
Un pequeño
café, ubicado a dos cuadras de la empresa, fue testigo de la primera cita de
esta pareja. El personal de la empresa no solía frecuentar ese local, pues en
primera era un lugar modesto, que a pesar de estar cerca no se encontraba sobre
la avenida principal, por lo que no rivalizaba con los grandes restaurantes que
allí se hallaban; y en segunda, el sito era mayormente visitado por parejas del
mismo género, lo cual representaba un cierta incomodidad en algunas personas,
especialmente a las personas mayores que no estaban acostumbrados a este tipo
de romance. Esto hacía de aquel lugar un sitio perfecto para ambos, pues además
contaba una variedad de pastelillos gourmet, tés y cafés de alta calidad a un
módico precio; algo que para Jaejoong era sencillamente espléndido, ya que le
permitiría pagar su parte sin sufrir penurias después.
― Dime Jae,
¿Te puedo llamar así cierto? ― preguntó Yunho antes de continuar, esperando por
la aprobación del chico, quien solo asintió con la cabeza. ― Quiero saber de
ti.
― ¿Que te
gustaría saber? Aunque te advierto que no soy muy interesante, de hecho soy muy
común ― diciendo esto último casi en un murmullo.
― Tal vez esa
sea la razón por la que me gustas ― el color en las mejillas del menor no se
hizo esperar, tímidamente bajo la mirada, mientras sus coloradas orejas le
delataban. ― Quiero saber todo ― le dijo con una sonrisa que el otro no
apreciaba por seguir mirando las uñas de sus manos, escondiendo de esa manera
el color de su rostro. ― Familia, amigos, novios, blanco o negro, música, todo
Jae, todo.
Aquella
declaración hizo que Jaejoong levantara la cabeza, después de sus padres las
personas no solían acercársele más que para darle ordenes y quizá uno que otro
con la intención de sobrepasarse sin lograrlo jamás.
― No tengo
familia, no tengo dinero, no tengo amigos ni tampoco novio ― comenzó a hablar,
dando respuestas cortas y sinceras, sorprendiendo aún más a Yunho. ― Como no
tengo dinero, no tengo radio ni televisión ni nada, escucho la música que ponen
cuando viajo en el subterráneo o el bus, supongo que esa es la que me gusta ―
dijo encogiéndose de hombros.
― ¿A nadie?
― No, mi padre
y madre fueron... humm... murieron ― considero que no era prudente decir que su
padre había estado en algunos negocios turbios. ― Lo poco que poseíamos se fue en los gastos fúnebres cuando yo tenía
17, después me mude aquí para comenzar de nuevo, estudiar y ahora trabajo para
el Sr. Jung.
― ¿Y amigos? ―
cuestiono Yunho, omitiendo el asunto de que él era el Sr. Jung.
― Humm... la
gente de mi pueblo solía decir que era raro, que seguramente estaba maldito
porque mi rostro y cuerpo se asemejan más al de una mujer y, sin embargo soy
hombre, por lo que nadie se me acercaba; después de la muerte de mis padres no
me quedaba nada por lo cual permanecer ahí, y cuando llegué aquí, para pagar la
renta y sobrevivir, ocupaba la mayor parte de mi tiempo trabajando y por las
noches asistía a clases nocturnas ― lo dijo como si fuera algo sencillo, pero
en realidad ambos sabían que obtener un título universitario le había costado
lágrimas al pelinegro. Ahora tenía la admiración de Jung Yunho sin saberlo, no
solo se había enamorado de una cara bonita, sino también de alguien real, con
muchos sentimientos y sobre todo la honestidad plantada en sus grandes ojos de
venado.
A partir de
ese momento comenzaron a pasar su tiempo libre juntos, entre los almuerzos y
alguna que otra esporádica salida a dar una vuelta por la ciudad, algo que no
implicara mucho dinero, pues aunque el moreno insistía en pagar, la dignidad
del pelinegro no lo aceptaba, y es que, en su forma de verlo, ellos solamente
eran amigos por lo que compartir mas allá de sus límites, implicaba una relación,
una que si no había por lo menos un voto de por medio no significaba nada, y
Jaejoong no era esa clase de chico que se anda enredando con cualquiera que
tenga un estatus más alto que el suyo para brincar niveles en la sociedad.
Eso era lo que
amaba Yunho de él, no le daba la importancia a su dinero ni a su estatus como
sus otras parejas lo habían hecho, pero en el fondo de su corazón, la
desconfianza siempre estaba presente, porque ¿quien le aseguraba que esta era
su verdadera personalidad y no una máscara para engañarlo? Y aún así, no podía
evitar sonreír como tonto cada que lo veía, ni dejar de desear probar sus
abultados y rojos labios, ni impedir ese sentimiento de posesividad al querer
que sus grandes ojos negros lo miraran a él, solamente a él.
No había que
ser tan tonto como para darse cuenta que esta pareja estaba verdaderamente
enamorada. Aún si no supieran todos los secretos que el otro ocultaba, el
sentimiento que los unía era fuerte.
Con esa simple
idea fue que después de un tiempo Yunho comenzó una relación formal con
Jaejoong, aunque procuraba ocultarle quien era realmente. Para sorpresa y
agrado de Yunho, su joven novio parecía totalmente ajeno a cualquier tipo de
relación por dinero, Jaejoong creía firmemente en el amor verdadero, ese con
que sus padres lo criaron, y claro, confiaba ciegamente en su pareja.
Se trataba de
una relación tan bonita que no se podía evitar sentir celos de la pareja cada
que estos se sonreían como los tontos enamorados que eran, cada que sostenían
sus manos por las callejuelas hasta llegar a aquel diminuto café, los sonrojos
de cada uno, todo, simplemente a cualquier persona le hubiese gustado tener una
relación así.
« ¤
» « ¤ » « ¤ »
Junsu siempre
ha estado "enamorado" de Jung Yunho, más bien obsesionado sería la
palabra indicada. Yunho representaba todo lo que él deseaba, un hombre joven,
atractivo, de buena posición social y sobretodo mucho, mucho dinero. Dinero
para complacerse, dinero para comprar ropa, autos, mansiones, viajes, todo lo
con lo que él siempre soñó. No es que Junsu fuera ajeno a ese mundo, no, claro
que no, pero definitivamente la economía familiar se había ido a pique, por lo
que tuvo que moderar considerablemente sus gastos. Se tuvo que tragar su
orgullo y aparecer en las rebajas por fin de temporada de esas grandes tiendas,
en lugar de aparecer en los primeros lugares de los desfiles de modas.
Detestaba eso. Odiaba más que a nada, las risillas burlonas que sus amigos
solían darle cuando por error aparecía con el mismo conjunto en algún evento.
Apretaba los puños de ira y les sonreía de vuelta. Los odiaba, se juró a sí
mismo que algún día eso cambiaría y él sería el rey del lugar.
Y para eso,
necesitaba a Jung Yunho.
Junsu
trabajaba como asistente del Sr. Kang. Era un buen empleo, con una buena
remuneración económica, pero de nuevo,
aquello no era suficiente para él. No cuando él aspiraba a ser más que un
simple secretario. Por eso usaba todas las artimañas que estaban a su alcance.
Junsu se sabía
bello, su piel de un ligero color bronceado era claramente sexy, candente.
Usaba trajes que le hacían resaltar cada parte de su cuerpo, que lo hacían
verse como la sensualidad andante. Su trasero era el que gozaba de la mayor
atención, seguido muy de cerca por sus labios. Si tuviera el dinero suficiente,
seguro lo habría asegurado como JLo, pero dado que ese no era el caso, tuvo que
conformarse con ser el amante de su jefe, el apreciado y viejo Sr. Kang.
Junsu
detestaba el aroma a viejo que desprendía el Sr. Kang, aborrecía su piel
corrugada y flácida, pero sobre todo, odiaba sentir sus rasposas manos sobre la
fina y suave piel de su cuerpo. Lo odiaba. Odiaba ser tocado y penetrado por
él, pero... pero lo aguantaba, porque ser el amante de un directivo quizá no le
diera la posición, pero si le daba el dinero, aunque no lo suficiente.
No, nunca
sería suficiente hasta que tuviera a Jung Yunho.
« ¤
» « ¤ » « ¤ »
― Jaejoong ―
le hablaba con su sexy voz que haría derretirse a cualquiera. El mencionado
solo lo miró a través de sus pestañas. ― Jaejoong ― volvió a repetir. Jaejoong
sentía que se derretiría como hielo al sol cada vez que el trigueño le hablaba.
― No puedo creerlo. ― Los ojos de Jaejoong se abrieron con espanto pensando en
que había hecho algo mal para desconcertar al otro, sin embargo, su acompañante
le mostraba la más tierna de las sonrisas. ― Aún, después de tanto tiempo te
sonrojas.
Y no era para
menos, no cualquiera tenía a un hombre como Yunho frente a él diciéndole cosas
bonitas, palabras dulces al oído.
― Yo-o...
humm... ― ¿Qué debía decir? Jaejoong nunca antes había estado en una relación,
nunca antes de Yunho nadie se había interesado por él que no fuera de manera
carnal.
― Jaejoong
quiero que hablemos de algo muy serio.
El pelinegro
se mordía los labios, había escuchado el otro día en el bus a un par de mujeres
que comentaban las típicas palabras que usaban los hombres para cuando querían
terminar: "Tenemos que hablar", "esto no está funcionando",
"Necesitamos tener una charla..."
Estaba
asustado porque justamente Yunho había decidió utilizar una de esas. Aunque, sí
se lo pensaba mejor, él mismo sabía que su relación no era más que amistad, amor
disfrazado de amistad, pero a final de cuentas amistad, porque de manita sudada
no pasaban.
― Ya no
soporto más esto. ― Jaejoong sintió su corazón destrozarse, sin embargo se
obligo a escuchar, solo bajando la
mirada. ― Jae, yo... ― Yunho tomo su mentón y lo obligo a mirarle a los ojos.
Esos enormes ojos negros que se llenaban de agua por creer cosas que no eran. ―
Jaejoong yo deseo que te cases conmigo.
Aquello no lo
esperaba.
― No soporto
tener que esperar cada día a que den las 8 de la mañana para tomar el mismo
elevador, ya no soporto tener que solo rozar tus manos cuando lo que yo deseo de
verdad es besar tus labios, rozar con mis manos cada parte de tu piel que tan
apetecible se ve... ― Una mirada de lujuria lo recorrió entero y Jaejoong se
sonrojó hasta las orejas. ― Entonces, mi bello Jaejoong ¿Que dices? ¿Aceptas?
Sus ojos que
antes se llenaban de lágrimas de tristeza ahora eran reemplazadas por lágrimas
de felicidad. Por lo que solo asintió con una gran sonrisa, mientras el otro
cruzaba el pequeño espacio que los distanciaba para poder rodear con sus brazos
el delicado cuerpo de Jaejoong.
«Y ahí fue donde las cosas cambiaron...»
« ¤
» « ¤ » « ¤ »
Jaejoong jamás
se había sentido tan feliz como ese día. Con sus sencillos pantalones de vestir
y una camisa que lo hacía verse bien, estaba lejos de vestir como una
"persona de mundo" sabe. Pero Jaejoong ni siquiera sabía a qué clase
de mundo se estaba adentrando.
Todo lo que
Jaejoong sabía de Yunho era que trabajaba con uno de los directivos, que ganaba
mucho más dinero que él, que por familia tenía a su padre y madre, y una
hermana que estudiaba en el extranjero. De que era un gran empresario y de los
montones de dinero que tenía, nada sabía.
Jaejoong se
sentía un poco acomplejado. Cuando Yunho le dijo que irían a visitar a sus
padres para presentarles a su futuro esposo y anunciarles la próxima boda, se sintió
tan feliz como el día que se lo propuso.
Había subido a
su auto en varias ocasiones, pero siempre con el mismo sentimiento de
encontrarse fuera de lugar. El ostentoso deportivo de Yunho sin duda iba con su
personalidad, pero no con Jaejoong.
Al llegar a la
enorme mansión el sentimiento creció dentro de Jaejoong, jamás había estado en
un lugar así. Lo más cercano era el lujoso edificio en donde trabajaban, pero
no era nada comparado con eso. Mientras tanto, un peso frío se instalaba en su
estomago, uno que iba creciendo a cada paso que daba.
― Madre,
Padre, él es Jaejoong, la persona con la que voy a compartir mi vida.
Esas fueron
las palabras que Yunho utilizó, pero que a la larga se convertirían en su
condena. Sucedió lo obvio, los padres de Yunho solo lo vieron de arriba a
abajo, evaluándolo. Le recorrían con la mirada tantas veces que a Jaejoong le
temblaban las piernas visiblemente.
Conclusión: el
padre de Yunho lo considero un bonito accesorio, algo que con una buena pulida
luciría bien, como un bonito diamante en el dedo de una más hermosa señorita.
La madre, ella fue otra cosa, decidió
que Jaejoong era un chicle en el zapato, pegajoso y molesto, un trepador
social, una zorra que andaba tras el dinero, un gusano al que se debía borrar
del mapa.
A partir de
ahí, la vida de Jaejoong cambió drásticamente.
Dejo el
apartamentucho en el que vivía y se mudo con Yunho a su pent-house. Su sencilla
y mecánica vida se transformo. Ya no trabajaba para poder pagar la renta y la
comida, ahora lo hacía por gusto; su trabajo y salario seguía siendo el mismo,
no así el personal que le rodeaba.
Obviamente se
enteró de la verdadera identidad de Yunho, y aunque se sintió un poco
decepcionado porque Yunho no confió en él, lo entendía. Imaginaba lo que debía ser vivir la vida de
su novio, sin saber quiénes eran sus verdaderos amigos o si solo eran atraídos
por el dinero. Pero Jaejoong no lo juzgaba, amaba a la persona que Yunho era,
así hubiese sido el chico del valet-parking y él se hubiera enamorado igual.
― Yunho es
Yunho sin importar lo que posee. ― Las personas usualmente lo encaraban para
decirle lo buena suerte que tenía al haber
atrapado al soltero más codiciado. Claro que al darse la vuelta los
susurros comenzaban.
«Zorra
trepadora» «Solo porque tiene una cara bonita se cree demasiado, pero no deja
de ser un gato» «Seguro le hizo vudú o algo así»
En fin, las
palabras iban y venían. Jaejoong no dudaba que hubiera alguien que de verdad le
deseara la felicidad con buenas intenciones, pero era difícil distinguir entre
todo este mundo de máscaras.
« ¤
» « ¤ » « ¤ »
Junsu se
enteró. Demasiado tarde, según él. Había estado espiando Jung Yunho por mucho
tiempo, sabía que la pequeña zorrita de cabello negro, era solo eso, una
zorrita, por lo que lo dejó pasar. Siempre consideró que nadie entraba en la
categoría para ser la pareja de Yunho. Sí, él era muy zorra, pero era una zorra
fina, no como ese que andaba con él. Sus sencillos trajes le decían a Junsu que
probablemente los habría comprado en el mercado.
― Seguro Yunho
solo le tiene compasión por ser un pobre diablo ― se había dicho a sí mismo,
convenciéndose de esa manera que Jaejoong no representaba ningún peligro para
sus intereses.
Junsu maldecía
una y otra vez su estupidez. De haber sabido que este era el más peligroso no
lo habría dejado pasar, pero de nuevo, tuvo que recordarse que la zorrita había
tenido suerte ya que Junsu había estado siendo acosado por su amante el Sr.
Kang. Justamente había elegido el mismo momento para atosigarlo y descuidar a
su objetivo principal. Porque Junsu no daría un paso en falso, no señor, no
dejaría a su vieja y acartonada mina de oro sin que el sexy moreno estuviera en
sus manos.
― ¡Maldita
sea!
Dio un
taconazo en el piso y se retiró dando la media vuelta. Encontraría la manera de
hacer caer de los ojos de Yunho a la zorrita negra. Solo necesitaba un poco de
tiempo.
« ¤
» « ¤ » « ¤ »
Jaejoong era
feliz con Yunho. Se habían casado, aunque para Jaejoong aquello solo era un
mero trámite, solo papeles que jamás describirían todo el amor que sentía por
su marido.
Su vida era
casi perfecta, casi... de no ser por el acoso que sufría en la oficina y la no
aceptación de los señores Jung.
Yoochun, el
primo de Yunho, era un hombre atractivo, seductor, sensual, pero superficial.
Jaejoong siempre supo quien era él porque se la pasaba gritando a todo mundo
que él era accionista de Jung´s Enterprise.
Yoochun
conocía a Jaejoong, lo había visto desde el primer momento en que entró a la
empresa. ¿Por qué? Simple. Yoochun era el encargado de supervisar esa nueva
área a donde Jaejoong había llegado para laborar.
Yoochun
pensaba que eso era un trabajo denigrante para él, pero estaba dispuesto a
probarle a la familia que era tan buen empresario como su primo Yunho, al que
secretamente le tenía envidia y rencor. Yoochun había crecido con la constante
comparación con su primo, por lo que era normal desear todo lo que Yunho tenía.
Cuando vio a
Jaejoong por primera vez, se le hizo bonito, del bonito típico como muñequita
de porcelana, pero sus fachas dejaban mucho a desear. Y sin embargo, Yoochun no
podía evitar seguirle con el rabillo del ojo cada que lo veía pasar. Pensaba
que debía oler a sudor o algo así, pero le sorprendió que no fuera así, por el
contrario, el aroma natural de Jaejoong era atrayente. No tocaba, no lo molestaba,
le gustaba admirarlo simplemente, porque se preocupaba por el qué dirían si
tomara a alguien tan simple como Jaejoong para su pareja, ya que el chico se
veía demasiado inocente para aceptar ser solamente un amante.
Cuando se
enteró del compromiso, ardió en ira. Yoochun consideraba a Jaejoong como algo
suyo, le pertenecía. ¿Cómo osaba Yunho tomar lo que era suyo, cuando ni
siquiera él lo había tocado?
Había dejado a
Jaejoong en paz por considerarlo algo más que alguien para solo jugar, pero se
mordía con fuerza el labio para gritar que se había equivocado y que Jaejoong
era una zorra arrastrada más.
«El comienzo de los problemas.»
Junsu odiaba
ver la sonrisa tonta de Jaejoong al lado de Yunho, pero odiaba más ver cómo
Yunho le correspondía de la misma manera. ¿Por qué alguien como Jaejoong tenía
a Yunho a su lado? Ni siquiera él que era tan atractivo lo tenía, entonces ¿qué
tenía Jaejoong que no tuviera él?
Desde su
privilegiado lugar en su oficina de cristal, veía pasar a Jaejoong hacia la
oficina de Yunho. Lo observaba como la basura que era. Era lindo, si, tenía un
aire de inocencia, si también, pero eso no le quitaba lo zorra barata, el
aspecto a granja y su vulgar sonrisa. No estaba a la altura de Yunho. Tampoco
se podía comparar con el estructural cuerpo de Junsu, su elegancia y
glamurosidad. Junsu no comprendía que había visto Yunho en él, pero de que
estorbaba en su camino, estorbaba. Y a los estorbos hay que quitarlos.
Jaejoong con
sus grandes ojos de venado y su tímida sonrisa podría parecer inocente, pero no
era él único. Junsu tenía también un punto muy fuerte a su favor en ese
aspecto. Su cara tenía cierto aspecto infantil y su risa era tintineante como
la de un delfín, que nada tenían que ver con su verdadera personalidad. Era
hora de sacarle provecho a eso.
Junsu
observaba, guardaba silencio, meditaba y seguía su camino. Fue así como llegó a
Yoochun.
Yoochun no era
de esas personas muy discretas, por todos era sabido que le guardaba cierto
rencor a su primo, pero nadie lo creía capaz de hacerle daño. Lo consideraban
rencillas de familia. Sin embargo, Yoochun había sido muy discreto en cuanto a
su gusto por Jaejoong, nadie parecía sospecharlo, hasta que claro, estalló la
bomba.
Yoochun miraba
con ira a Jaejoong algunas veces, mientras este temblaba con los papeles en las
manos. Algunas otras lo miraba con resentimiento, otras con nostalgia u
añoranza, pero de todas, la que más llamó su atención fue la de deseo. Yoochun
miraba con deseo, con lujuria, con posesión a Jaejoong, de eso estaba seguro
Junsu.
Un día,
después de ver las miradas que le lanzaba Yoochun a Jaejoong, Junsu decidió que
era momento de actuar.
― Pareces muy
interesado en lo que no es tuyo. ― Recalcó la frase "no es tuyo".
Sabía de antemano que Yoochun era alguien impulsivo, eso más la mirada de
"me perteneces" que le daba a Jaejoong, le decía a Junsu que lo dicho
había calado en su orgullo y que estaba listo para ser utilizado o su aliado.
Cualquiera de las dos serviría.
Yoochun lo
evaluó. ― ¿Eres tú quien me lo dice?
Estuvo claro
que Yoochun no era de los que se dejan manipular. Sin negar o afirmar, decidió
tentar a su suerte. ― Podríamos hacer una alianza.
― ¿Qué
propones?
¡Oh, Si! La
perra suerte estaba de su lado.
Pero para
destruir al enemigo, primero hay que conocerlo. Junsu ya llevaba rato
observando a Jaejoong, pero ninguno de los dos había evaluado a Yunho. Yunho
era un tipo fuerte, no creía todo lo que le decían, no confiaba, era alguien
precavido, no por nada era había llegado hasta ahí solo.
El objetivo:
romper esa relación. La solución: destrozar la confianza.
Yunho estaba
enamorado, pero muy en el fondo creía que eso era demasiado bueno para ser
real. De esa idea de agarraron.
11 comentarios:
esos dos van hacer sufrir mucho al YUNJAE.....
Hay Dios porque con todo lo que ha sufrido Jae ahora viene el Yoosu hacerle la vida imposible y Yunho ya conoce a Jae y sabe como es y como es su corazon de puro espero que no desconfie de el pero co lo q lei en el prologo bueno ya leeremos gracias linda por compartir esta genial
nooooooo, le harán daño el YunJae, pobrecito mi Jae, ya tan sufrido que es y ahora le tocará más.
gracias por el fic es precioso.
Waaaa! está mega interesante! *0* me gusta este tipo de fics~
gracias por publicar~ seguiré leyendo :3
Hay no maldito yoosu egoista envidioso dejenlos vivir en paz, el jaejoong todo lindo e inocente, pero hasta ahora ha sido sensurado e.e
serán capases de lastimar ha jae si claro es pura envidia si no que son malos y crueles pues que se queden ellos juntos y dejen ha jae y yunho en paz total esos dos están igual de podridos por la envidia y los celos que les tienen ha yunho y jae que aun separándolos no se sentirán satisfechos
noooooo algo malo se traen Yoochun y Junsu, que envidiosos y venenosos son tnt!! Spero q el Yunjae ermosho se qede junto y no les afecte lo q hagan los otros 2 u.....u
diosss¡¡ el YooSu es la maldad en este fic?? otokeeeee~~~~~me muero me muro¡¡¡ pero fue hermoso el como se conocieron el YunJae :3 pondre más atención cuando tome el elevador (??) xD este fic es hermosoo en verdad¡¡ gracias por compartirlo con nosotras :)
Waaa nunca habia leido un fic donde Junsu fuera tan malo. Yoochun si, pero Junsu no.
U.U pobre de mi Jae, no se imagina lo que se le viene encima, espero que Yunho tenga un poco de fe y confianza en el amor que Jae le ha demostrado
Que hermosisimo pareja siempre es el YunJae, el YooSu por lo que planean los hará sufrir, ojalá Yunho confié en Jae lo suficiente y no se deje llevar por los demás.
Tan bonito que iba todo ... ahh es la primera vez que leo al Yoosu de malos, lo más seguro es que ellos sean el causante de la mala relación que se dará en el YunJae... ahh Yun no sea tan tonto y no crea en todo lo que le dices, pobre Jae no quiero verlo sufrir
Gracias por compartir.
Publicar un comentario