CAPITULO
DIECINUEVE
Yunho se despertó sobresaltado, un gruñido escapaba de
sus labios. Debido a sus años de entrenamiento, Seungri y Minho se despertaron
con la misma rapidez. Le dispararon una mirada cuestionadora a Yunho, quien
señaló a la ventana y movió su boca: ‘Tenemos compañía’.
‘¿Quién?’ Seungri también movió la boca, y tomó un
arma de uno de los diversos escondites.
Yunho levantó la cara y olfateó el aire: ‘Huele a otro
Leopardo’.
A pesar de haber llegado a esa conclusión, su propio
Leopardo se agitaba con ira. Había una buena razón para que los Leopardos no
cohabitaran juntos. Eran ferozmente territoriales, y por lo general, no se
relacionaban bien unos con otros. Y Yunho era el único de la coalición, por lo
que era seguro que no debería haber el jodido olor de otro en su puerta.
Yunho agarró el arma que siempre mantenía escondida
debajo de su almohada, mientras Minho sacaba otra de la mesita de noche. Todos
ellos se pusieron tensos y esperaron a que el Leopardo intentara... «¿Dieron un suave golpe en la puerta?»
Todos ellos intercambiaron miradas de confusión antes
de que Minho se encogiera y saliera de la habitación.
—¿Dónde te crees que vas? —susurró Yunho.
—A responder —dijo Minho girando sus ojos con la
expresión de ‘duh’.
—No puedes responder. Eso no es un grupo de scouts
vendiendo galletas, ni un proxeneta ofreciendo a sus chicas para que las
degustemos —espetó Yunho.
—Realmente me gustaría que lo fueran. Ahora tengo
antojo de ellas —Seungri le dio una sonrisa cruel—. A diferencia de las
serpientes, yo no como seres humanos.
Los golpes volvieron a sonar, esta vez seguidos de un
sonido femenino —¿Holaaaaaaaaaaaa...? ¿Hay alguien en casa?
Minho se acercó más y Yunho replicó —¿Eres idiota? No
puedes simplemente abrirle la puerta a cualquier maldito Leopardo.
—Sí claro, porque los asesinos siempre llaman a la
puerta y anuncian su presencia —tiró Minho sobre su hombro graciosamente.
Yunho se calló, pero se aseguró de mantener su arma
lista, en el caso de que Minho fuera atacado. Aunque ser un poco mordisqueado,
le enseñaría una lección al listillo.
Minho entreabrió la puerta con precaución.
Una menuda mujer vestida con un vestido de playa largo
y suelto, se giró hacia él. —¿Quién eres tú? Sé que no eres mi Yunho.
—¿Su Yunho? —dijo Seungri levantando una de sus cejas
marrones.
Yunho le lanzó una mirada oscura antes de moverse
hasta donde estaba Minho. —Yo soy Yunho. ¿Quién rayos eres tú y qué demonios
quieres?
La sonrisa de la mujer nunca vaciló. —Vaya, tú no te
cortas ¿verdad?
Minho asintió. —Siempre le hemos dicho que tiene que
trabajar sus habilidades con la gente.
—El único problema es ella —Yunho inclinó su cabeza
hacia la tonta mujer—. No es humana. Es un Leopardo.
—Por supuesto que sí. ¿Qué otra cosa esperabas de tu
madre? ¿Qué fuera un panda? —Ella ladeó la cabeza hacia un lado—. Aunque los
pandas son un buen alimento.
—¿Te refieres a los Pandas animales o los Pandas
cambiaformas? —preguntó Minho con cuidado.
Ella se encogió. —Las dos cosas. Uno toma la comida de
donde pueda conseguirla.
—Sí, es la madre de Yunho. Después de ese comentario
no hay duda —bromeó Seungri.
—¿Qué estás haciendo aquí? —exigió Yunho.
—¿Va en contra la ley que una madre visite a su único
hijo? —preguntó ella al pasar junto a Minho y pasear por el piso como si fuera
algo así como su visita semanal de los domingos.
—Sólo si la última vez que madre e hijo se vieron fue
hace veinte años. ¿O tal vez no te acuerdas de aquel día? Permíteme refrescarte
la memoria. Fue cuando me vendiste a Lee Sang —gruñó Yunho.
No sabía si lo que le molestaba es que ella se
entrometiera en su vida en ese momento, o si estaba molesto porque le estaba
haciendo perder un tiempo muy valioso. El hecho de que parecía estar
sintiéndose cómoda en la casa y no pareciera querer irse en cualquier momento,
solo lo irritó más.
—¡Gah! Cuánta amargura. —Ella se dejó caer en el sofá
y enroscó sus piernas a un lado.
—¿Tienes alguna idea de lo bastardo que era Lee Sang?
—exigió Yunho.
Nadie se perdía que eso no era una de esas reuniones
familiares amorosas. En todo caso, su madre parecía irritada por estar en su
presencia tanto como Yunho en la de ella, lo que confirmaba que todo el mundo
tenía razón cuando afirmaban que los Leopardos tenían problemas emocionales.
—Sí, pero antes de venderte, traté de matarle en
varias ocasiones. —Cuando Yunho se limitó a mirarla y no respondió, dejó
escapar un resoplido de fastidio y lanzó las manos al aire—. Sin duda fue lo
mejor que te pudo haber pasado, antes que tu padre consiguiera matarte a ti.
Todos sabemos que te quería ver muerto.
—¿Por qué no lo abandonaste y te fuiste con Yunho?
—exigió Minho mientras la mujer giraba un mechón de su pelo alrededor de uno de
sus dedos.
—Bueno, la verdad sea dicha, nunca he sido maternal.
Era mejor que Lee Sang se lo llevara.
Yunho dejó escapar un siseo de desagrado. —¿Tienes
idea de algunas de las cosas que el hijo de puta nos hizo?
Todo regresó a ellos como un golpe, las horas de
encierro forzado en el armario, las sesiones de tortura en el potro de
rodillas, los incontables golpes. Había pasado por todo eso sólo porque ella no
quería ser una madre como es debido. Si toda la situación no fuera tan jodida,
a Yunho le habría dado un ataque de risa histérica.
—Entonces, ¿por qué has venido hoy? —exigió Yunho.
Cuanto antes llegaran a la razón de su visita, más
pronto podría volver a la búsqueda de Jaejoong. Aunque ella podía ser su madre
biológica, no tenía ningún deseo de llegar a conocerla mejor.
—Mi nuevo marido me obligó a hacerlo.
Yunho entrecerró los ojos. —¿Qué quiere decir nuevo?
¿El papá de la foto?
Ella hizo un movimiento de desprecio con la mano.
—¿Oh, él? Maté a ese imbécil hace años.
Por supuesto, había sido estúpido por parte de Yunho
pensar lo contrario. No es como si su gente alguna vez pudieran ser candidatos
a la familia americana perfecta. Yunho debería sentirlo por el viejo Leopardo,
pero no era así, ya que había intentado eliminarlo. En cuanto Yunho valoró la
situación, el karma le pareció perfecto, casi hermoso.
—Está bien, entonces, ¿qué tiene que ver tu marido
conmigo?
—Parece pensar que tengo que reparar algunos de mis
errores del pasado. —Ella rodó sus ojos—. Supongo que eso es lo que se consigue
cuando te enamoras de un cambiaformas Caballo. Tienen un alto y estúpido
concepto de la moralidad. En realidad es un poco aburrido a veces. Y tiraría
todas sus palabras al vertedero si no fuera por las toneladas de validez y
verdad que tiene el viejo dicho.
—¿Viejo dicho? —preguntó Minho.
—Ya sabes... la dotación de los caballos.
Seungri ahogó una carcajada.
Minho sólo arrugó la nariz y murmuró: —Soez.
—Muy bien, has venido y me has visto. Ahora puedes
volver con tu Caballo y le dices que has sido una perra psicótica muy buena. —Yunho
hizo un gesto hacia la puerta.
—No he acabado todavía —argumentó.
Yunho se pellizcó el puente de la nariz. No necesitaba
esto ahora. Se juró a sí mismo que si su madre lo obligaba a matarla, nunca la
perdonaría. —Está bien, di lo que tengas que decir. Sólo hazlo rápido, porque
tengo cosas que hacer.
—Sé dónde está tu pareja.
Todo el aire salió de la habitación cuando el
significado de esas palabras cayó sobre él. Yunho estudió su rostro en un
intento por determinar si lo estaba inventando, pero joder, parecía tan
aburrida como siempre.
Por último, le dio una expresión acusadora. —¿Te has
enamorado? De verdad, Yunho, esperaba algo mejor de ti.
—No espero que lo entiendas —dijo Yunho tieso.
Maldita sea, su madre era más fría y maligna que nada
de lo que Hollywood pudiera crear, ni siquiera podrían competir. Querido Dios,
¿cómo es que pudo entrar en la coalición? Si él también era así, era increíble
que Jaejoong pudiera mirarlo con otra cosa que no fuera repulsión.
—¿Dónde está Jaejoong? —preguntó Yunho con la
esperanza de que su voz no sonara tan desesperada como la sentía. Realmente se
pondría de rodillas a sus pies y suplicaría si fuera necesario.
—En Gwangju —respondió ella.
—Eso está a unas pocas horas de aquí —Minho
suministró.
—Y ahí es donde se esconden las serpientes. —La
recorrió un escalofrío—. Ellos pueden hacer cosas realmente repugnantes.
—¿Cómo es eso? —exigió Seungri disparándole una mirada
de odio a la mujer.
Aunque Seungri no había matado a tantos enemigos como Yunho,
estaba lejos de ser un gatito. En ese momento, Yunho se dio cuenta de que a Seungri
le hubiera gustado más que nada poder tener un pedazo de su madre. Si hubiera
habido más tiempo, Yunho podía haber sentido la tentación de permitírselo.
Ella le lanzó a Seungri una mirada gélida. —Porque
nunca se molestan en cocinar la carne antes de comérsela. —Se volvió de nuevo
hacia Yunho—. Ahora, ¿quieres saber dónde está ese compañero tuyo, o no?
….
……
……..
Jaejoong gimió suavemente enrollándose como un ovillo
apretado en un patético esfuerzo por entrar en calor. Sus pantalones vaqueros y
su fina camiseta no le protegían lo suficiente para evitar el frío de la sala
subterránea, y nadie se había tomado la molestia de darle una manta.
Otros temblores causaron estragos en su cuerpo, estos
tenían poco que ver con la temperatura. Al mismo tiempo, su estómago rodó
violentamente. Apretó los dientes. Como le daban poco de comer, estaría
condenado si vomitara los pocos residuos que lo mantenían.
A su alrededor habían más jaulas tan pequeñas como la
suya. Estaban apiladas de dos en dos en algunas áreas y llenaban el espacioso
círculo que rivalizaba en tamaño con el garaje de la coalición. Casi todas las
jaulas estaban llenas. En su mayoría por otros cambiaformas felinos, pero
también había algunos Lobos e incluso una pareja mixta de Halcones. Jaejoong
supuso que tal vez a las Serpientes les gustaba un poco de variedad en sus
comidas.
Su mirada se posó en una jaula vacía. Esa había
pertenecido a Taemin, un Lince excesivamente hablador y pegajoso con el que Jaejoong
se había encariñado. Su pecho se apretó dolorosamente al preguntarse qué podría
haberle sucedido al pobre chico. Aunque dudaba que hubieran matado a Taemin, ya
que los Linces eran difíciles de encontrar, eso no significaba que el felino no
estuviera sufriendo en las manos de sus nuevos dueños.
Otra ola de náuseas atravesó a Jaejoong, seguido de
otra ronda de temblores. Apretó los dientes para mantener un gemido de agonía.
¿Cómo era que su cuerpo podía sentirse como si estuviera ardiendo y helándose
al mismo tiempo? No podía recordar un momento en el que hubiera sufrido tanto.
La verdadera tortura de la enfermedad era que sabía
exactamente lo que necesitaba para sentirse mejor: A esa maldita Araña, Sun
Ryul. Una mordedura de ese hijo de puta y Jaejoong volaría. Por supuesto, eso
también significaba que tendría que arrastrarse a los pies de Orión al mismo
tiempo, pero valdría la pena sólo por tener un respiro.
—¡No! —gritó Jaejoong.
Dolor o no, no podía darle esa satisfacción a la
serpiente. Tal vez en un par de años, Jaejoong sería demasiado débil y caería,
pero ahora era un soldado entrenado. No sólo eso, no quería darle a Orión la
oportunidad de hacer otro de sus malditos vídeos. El Cobra se había regodeado
que había enviado el vídeo anterior a Yunho. Así que Jaejoong estaría condenado
si le permitía a Orión utilizarlo como un arma en contra de su propio compañero
una vez más.
Jaejoong se centró en la única cosa que podía hacer el
dolor un poco más tolerable, Yunho. Tomó una respiración profunda y limpió su
mente, cerró los ojos y trajo a su mente una imagen de su compañero. Se obligó
a recordar la suave forma en la que Yunho le sonreía solo a él. O cómo Yunho
tenía un maravilloso sentido del humor, incluso si Jaejoong era el único que
podía verlo. O la forma en la que se había sentido cuando Yunho lo tenía entre
sus brazos. Pero por encima de todo, Jaejoong recordaba lo maravilloso que se
sentía cuando Yunho le susurraba: ‘Te amo’.
—Te amo, también —susurró Jaejoong, aunque Yunho no
estuviera allí para escucharlo—. Solo necesito que vengas a buscarme pronto,
porque no sé cuánto tiempo podré resistir.
Tan pronto como las palabras salieron de su boca,
ondas de agonía arrasaron su cuerpo. Esta vez no pudo detener los gemidos más
de lo que pudo detener los gritos de dolor que pronto siguieron. Rezaba todo el
tiempo pidiendo la muerte, pero al mismo tiempo, esperaba vivir algo más, solo
para ver a Yunho una última vez.
3 comentarios:
ToT no mueras se fuerte por ti por Yunho por ese amor extraño que se tiene....
uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuiiiii pobre Jae esta sufriendo demasiado y Yunho desesperado y con la llegada de la hija de puta de su madre que lo saco de quicio aunque le dio datos valiosos deseaba que Seungri se la comiera.Gracias linda por compartir me gusta mucho
Buaaaa :'( pobre joongie :c me dio mucha pena la ultima parte ;__; al menos esa tipa cruel le dijo a Yunho donde esta Jaejoong, espero que pronto llegue y esten juntos :/
Me encanta la adaptación! recomendaron tus adaptaciones en face y heme aquí :) esta es la primera que leo de las que tienes y la amooo~ espero que actualizes prontooooo, muchas gracias por los capitulos! saludos~ :3
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