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domingo, 20 de octubre de 2013

EL TOQUE DE UN ASESINO: CAPITULO 19



CAPITULO DIECINUEVE

Yunho se despertó sobresaltado, un gruñido escapaba de sus labios. Debido a sus años de entrenamiento, Seungri y Minho se despertaron con la misma rapidez. Le dispararon una mirada cuestionadora a Yunho, quien señaló a la ventana y movió su boca: ‘Tenemos compañía’.

‘¿Quién?’ Seungri también movió la boca, y tomó un arma de uno de los diversos escondites.

Yunho levantó la cara y olfateó el aire: ‘Huele a otro Leopardo’.

A pesar de haber llegado a esa conclusión, su propio Leopardo se agitaba con ira. Había una buena razón para que los Leopardos no cohabitaran juntos. Eran ferozmente territoriales, y por lo general, no se relacionaban bien unos con otros. Y Yunho era el único de la coalición, por lo que era seguro que no debería haber el jodido olor de otro en su puerta.

Yunho agarró el arma que siempre mantenía escondida debajo de su almohada, mientras Minho sacaba otra de la mesita de noche. Todos ellos se pusieron tensos y esperaron a que el Leopardo intentara... «¿Dieron un suave golpe en la puerta?»

Todos ellos intercambiaron miradas de confusión antes de que Minho se encogiera y saliera de la habitación.

—¿Dónde te crees que vas? —susurró Yunho.

—A responder —dijo Minho girando sus ojos con la expresión de ‘duh’.

—No puedes responder. Eso no es un grupo de scouts vendiendo galletas, ni un proxeneta ofreciendo a sus chicas para que las degustemos —espetó Yunho.

—Realmente me gustaría que lo fueran. Ahora tengo antojo de ellas —Seungri le dio una sonrisa cruel—. A diferencia de las serpientes, yo no como seres humanos.

Los golpes volvieron a sonar, esta vez seguidos de un sonido femenino —¿Holaaaaaaaaaaaa...? ¿Hay alguien en casa?

Minho se acercó más y Yunho replicó —¿Eres idiota? No puedes simplemente abrirle la puerta a cualquier maldito Leopardo.

—Sí claro, porque los asesinos siempre llaman a la puerta y anuncian su presencia —tiró Minho sobre su hombro graciosamente.

Yunho se calló, pero se aseguró de mantener su arma lista, en el caso de que Minho fuera atacado. Aunque ser un poco mordisqueado, le enseñaría una lección al listillo.

Minho entreabrió la puerta con precaución.

Una menuda mujer vestida con un vestido de playa largo y suelto, se giró hacia él. —¿Quién eres tú? Sé que no eres mi Yunho.

—¿Su Yunho? —dijo Seungri levantando una de sus cejas marrones.

Yunho le lanzó una mirada oscura antes de moverse hasta donde estaba Minho. —Yo soy Yunho. ¿Quién rayos eres tú y qué demonios quieres?

La sonrisa de la mujer nunca vaciló. —Vaya, tú no te cortas ¿verdad?

Minho asintió. —Siempre le hemos dicho que tiene que trabajar sus habilidades con la gente.

—El único problema es ella —Yunho inclinó su cabeza hacia la tonta mujer—. No es humana. Es un Leopardo.

—Por supuesto que sí. ¿Qué otra cosa esperabas de tu madre? ¿Qué fuera un panda? —Ella ladeó la cabeza hacia un lado—. Aunque los pandas son un buen alimento.

—¿Te refieres a los Pandas animales o los Pandas cambiaformas? —preguntó Minho con cuidado.

Ella se encogió. —Las dos cosas. Uno toma la comida de donde pueda conseguirla.

—Sí, es la madre de Yunho. Después de ese comentario no hay duda —bromeó Seungri.

—¿Qué estás haciendo aquí? —exigió Yunho.

—¿Va en contra la ley que una madre visite a su único hijo? —preguntó ella al pasar junto a Minho y pasear por el piso como si fuera algo así como su visita semanal de los domingos.

—Sólo si la última vez que madre e hijo se vieron fue hace veinte años. ¿O tal vez no te acuerdas de aquel día? Permíteme refrescarte la memoria. Fue cuando me vendiste a Lee Sang —gruñó Yunho.

No sabía si lo que le molestaba es que ella se entrometiera en su vida en ese momento, o si estaba molesto porque le estaba haciendo perder un tiempo muy valioso. El hecho de que parecía estar sintiéndose cómoda en la casa y no pareciera querer irse en cualquier momento, solo lo irritó más.

—¡Gah! Cuánta amargura. —Ella se dejó caer en el sofá y enroscó sus piernas a un lado.

—¿Tienes alguna idea de lo bastardo que era Lee Sang? —exigió Yunho.

Nadie se perdía que eso no era una de esas reuniones familiares amorosas. En todo caso, su madre parecía irritada por estar en su presencia tanto como Yunho en la de ella, lo que confirmaba que todo el mundo tenía razón cuando afirmaban que los Leopardos tenían problemas emocionales.

—Sí, pero antes de venderte, traté de matarle en varias ocasiones. —Cuando Yunho se limitó a mirarla y no respondió, dejó escapar un resoplido de fastidio y lanzó las manos al aire—. Sin duda fue lo mejor que te pudo haber pasado, antes que tu padre consiguiera matarte a ti. Todos sabemos que te quería ver muerto.

—¿Por qué no lo abandonaste y te fuiste con Yunho? —exigió Minho mientras la mujer giraba un mechón de su pelo alrededor de uno de sus dedos.

—Bueno, la verdad sea dicha, nunca he sido maternal. Era mejor que Lee Sang se lo llevara.

Yunho dejó escapar un siseo de desagrado. —¿Tienes idea de algunas de las cosas que el hijo de puta nos hizo?

Todo regresó a ellos como un golpe, las horas de encierro forzado en el armario, las sesiones de tortura en el potro de rodillas, los incontables golpes. Había pasado por todo eso sólo porque ella no quería ser una madre como es debido. Si toda la situación no fuera tan jodida, a Yunho le habría dado un ataque de risa histérica.

—Entonces, ¿por qué has venido hoy? —exigió Yunho.

Cuanto antes llegaran a la razón de su visita, más pronto podría volver a la búsqueda de Jaejoong. Aunque ella podía ser su madre biológica, no tenía ningún deseo de llegar a conocerla mejor.

—Mi nuevo marido me obligó a hacerlo.

Yunho entrecerró los ojos. —¿Qué quiere decir nuevo? ¿El papá de la foto?

Ella hizo un movimiento de desprecio con la mano. —¿Oh, él? Maté a ese imbécil hace años.

Por supuesto, había sido estúpido por parte de Yunho pensar lo contrario. No es como si su gente alguna vez pudieran ser candidatos a la familia americana perfecta. Yunho debería sentirlo por el viejo Leopardo, pero no era así, ya que había intentado eliminarlo. En cuanto Yunho valoró la situación, el karma le pareció perfecto, casi hermoso.

—Está bien, entonces, ¿qué tiene que ver tu marido conmigo?

—Parece pensar que tengo que reparar algunos de mis errores del pasado. —Ella rodó sus ojos—. Supongo que eso es lo que se consigue cuando te enamoras de un cambiaformas Caballo. Tienen un alto y estúpido concepto de la moralidad. En realidad es un poco aburrido a veces. Y tiraría todas sus palabras al vertedero si no fuera por las toneladas de validez y verdad que tiene el viejo dicho.

—¿Viejo dicho? —preguntó Minho.

—Ya sabes... la dotación de los caballos.

Seungri ahogó una carcajada.

Minho sólo arrugó la nariz y murmuró: —Soez.

—Muy bien, has venido y me has visto. Ahora puedes volver con tu Caballo y le dices que has sido una perra psicótica muy buena. —Yunho hizo un gesto hacia la puerta.

—No he acabado todavía —argumentó.

Yunho se pellizcó el puente de la nariz. No necesitaba esto ahora. Se juró a sí mismo que si su madre lo obligaba a matarla, nunca la perdonaría. —Está bien, di lo que tengas que decir. Sólo hazlo rápido, porque tengo cosas que hacer.

—Sé dónde está tu pareja.

Todo el aire salió de la habitación cuando el significado de esas palabras cayó sobre él. Yunho estudió su rostro en un intento por determinar si lo estaba inventando, pero joder, parecía tan aburrida como siempre.

Por último, le dio una expresión acusadora. —¿Te has enamorado? De verdad, Yunho, esperaba algo mejor de ti.

—No espero que lo entiendas —dijo Yunho tieso.

Maldita sea, su madre era más fría y maligna que nada de lo que Hollywood pudiera crear, ni siquiera podrían competir. Querido Dios, ¿cómo es que pudo entrar en la coalición? Si él también era así, era increíble que Jaejoong pudiera mirarlo con otra cosa que no fuera repulsión.

—¿Dónde está Jaejoong? —preguntó Yunho con la esperanza de que su voz no sonara tan desesperada como la sentía. Realmente se pondría de rodillas a sus pies y suplicaría si fuera necesario.

—En Gwangju —respondió ella.

—Eso está a unas pocas horas de aquí —Minho suministró.

—Y ahí es donde se esconden las serpientes. —La recorrió un escalofrío—. Ellos pueden hacer cosas realmente repugnantes.

—¿Cómo es eso? —exigió Seungri disparándole una mirada de odio a la mujer.

Aunque Seungri no había matado a tantos enemigos como Yunho, estaba lejos de ser un gatito. En ese momento, Yunho se dio cuenta de que a Seungri le hubiera gustado más que nada poder tener un pedazo de su madre. Si hubiera habido más tiempo, Yunho podía haber sentido la tentación de permitírselo.

Ella le lanzó a Seungri una mirada gélida. —Porque nunca se molestan en cocinar la carne antes de comérsela. —Se volvió de nuevo hacia Yunho—. Ahora, ¿quieres saber dónde está ese compañero tuyo, o no?

….

……

……..

 

Jaejoong gimió suavemente enrollándose como un ovillo apretado en un patético esfuerzo por entrar en calor. Sus pantalones vaqueros y su fina camiseta no le protegían lo suficiente para evitar el frío de la sala subterránea, y nadie se había tomado la molestia de darle una manta.

Otros temblores causaron estragos en su cuerpo, estos tenían poco que ver con la temperatura. Al mismo tiempo, su estómago rodó violentamente. Apretó los dientes. Como le daban poco de comer, estaría condenado si vomitara los pocos residuos que lo mantenían.

A su alrededor habían más jaulas tan pequeñas como la suya. Estaban apiladas de dos en dos en algunas áreas y llenaban el espacioso círculo que rivalizaba en tamaño con el garaje de la coalición. Casi todas las jaulas estaban llenas. En su mayoría por otros cambiaformas felinos, pero también había algunos Lobos e incluso una pareja mixta de Halcones. Jaejoong supuso que tal vez a las Serpientes les gustaba un poco de variedad en sus comidas.

Su mirada se posó en una jaula vacía. Esa había pertenecido a Taemin, un Lince excesivamente hablador y pegajoso con el que Jaejoong se había encariñado. Su pecho se apretó dolorosamente al preguntarse qué podría haberle sucedido al pobre chico. Aunque dudaba que hubieran matado a Taemin, ya que los Linces eran difíciles de encontrar, eso no significaba que el felino no estuviera sufriendo en las manos de sus nuevos dueños.

Otra ola de náuseas atravesó a Jaejoong, seguido de otra ronda de temblores. Apretó los dientes para mantener un gemido de agonía. ¿Cómo era que su cuerpo podía sentirse como si estuviera ardiendo y helándose al mismo tiempo? No podía recordar un momento en el que hubiera sufrido tanto.

La verdadera tortura de la enfermedad era que sabía exactamente lo que necesitaba para sentirse mejor: A esa maldita Araña, Sun Ryul. Una mordedura de ese hijo de puta y Jaejoong volaría. Por supuesto, eso también significaba que tendría que arrastrarse a los pies de Orión al mismo tiempo, pero valdría la pena sólo por tener un respiro.

—¡No! —gritó Jaejoong.

Dolor o no, no podía darle esa satisfacción a la serpiente. Tal vez en un par de años, Jaejoong sería demasiado débil y caería, pero ahora era un soldado entrenado. No sólo eso, no quería darle a Orión la oportunidad de hacer otro de sus malditos vídeos. El Cobra se había regodeado que había enviado el vídeo anterior a Yunho. Así que Jaejoong estaría condenado si le permitía a Orión utilizarlo como un arma en contra de su propio compañero una vez más.

Jaejoong se centró en la única cosa que podía hacer el dolor un poco más tolerable, Yunho. Tomó una respiración profunda y limpió su mente, cerró los ojos y trajo a su mente una imagen de su compañero. Se obligó a recordar la suave forma en la que Yunho le sonreía solo a él. O cómo Yunho tenía un maravilloso sentido del humor, incluso si Jaejoong era el único que podía verlo. O la forma en la que se había sentido cuando Yunho lo tenía entre sus brazos. Pero por encima de todo, Jaejoong recordaba lo maravilloso que se sentía cuando Yunho le susurraba: ‘Te amo’.

—Te amo, también —susurró Jaejoong, aunque Yunho no estuviera allí para escucharlo—. Solo necesito que vengas a buscarme pronto, porque no sé cuánto tiempo podré resistir.

Tan pronto como las palabras salieron de su boca, ondas de agonía arrasaron su cuerpo. Esta vez no pudo detener los gemidos más de lo que pudo detener los gritos de dolor que pronto siguieron. Rezaba todo el tiempo pidiendo la muerte, pero al mismo tiempo, esperaba vivir algo más, solo para ver a Yunho una última vez.
 
 

3 comentarios:

Yuko13 dijo...

ToT no mueras se fuerte por ti por Yunho por ese amor extraño que se tiene....

Unknown dijo...

uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuiiiii pobre Jae esta sufriendo demasiado y Yunho desesperado y con la llegada de la hija de puta de su madre que lo saco de quicio aunque le dio datos valiosos deseaba que Seungri se la comiera.Gracias linda por compartir me gusta mucho

K-ro :3 dijo...

Buaaaa :'( pobre joongie :c me dio mucha pena la ultima parte ;__; al menos esa tipa cruel le dijo a Yunho donde esta Jaejoong, espero que pronto llegue y esten juntos :/

Me encanta la adaptación! recomendaron tus adaptaciones en face y heme aquí :) esta es la primera que leo de las que tienes y la amooo~ espero que actualizes prontooooo, muchas gracias por los capitulos! saludos~ :3