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miércoles, 23 de octubre de 2013

EL PESO DEL ALMA: CAPITULO 2






«Hostigamiento.»


                                                                                                

― ¿Has oído? Dicen que es el amante de Yoochun.


― ¡No!


― También dicen que ha tenido que ver con el Sr. Kang.


― No olvidemos al Sr. Lee.


― ¡Que sucio!


― Desagradable. ¿Cómo puede una persona como él estar con nuestro buen Yunho?


― ¡Shh! Ahí viene.


Susurros a donde quiera que vaya. Jaejoong solo camina con la cabeza en alto. Él está seguro de que no ha hecho nada malo.


«Zorra» «Puta» «Fácil»


Eran las más comunes entre las mujeres de la empresa. Eso y las miradas de maldita perra que le lanzaban. A veces incluso iba más allá, dañándole los documentos, empujándolo para que el café se derramara sobre su nuevo traje. Cosas así. Jaejoong estaba casi acostumbrado a eso, pero los hombres eran otra cosa.


Lo aprisionaron por la cintura. ― Vamos perrita abre las piernas para nosotros.


Porque ¡oh sí! Serían muy machos para decirle esas cosas, pero siempre iban acompañados. Mantendrían su imagen heterosexual, porque sabían que por muy cara de niña que Jaejoong tuviera seguía siendo hombre, solo les daba curiosidad. Por supuesto, todo esto lo hacían cuando él estaba solo, no eran tan estúpidos como para acosarlo frente a un directivo aunque estos también lo miraran de la misma manera.


Solo Yoochun era lo suficientemente atrevido para acorralar a Jaejoong frente a un túmulo de personas o solo en su oficina.


Cuando Jaejoong no pudo más, presentó su renuncia.


Yunho estaba realmente extrañado. Si bien, al principio de su matrimonio, le había ofrecido a Jaejoong el ya no trabajar más, éste había insistido en querer ejercer su carrera, por lo que lo había dejado. Pero ahora que presentaba su renuncia no se lo explicaba.


Jaejoong mantenía los constantes acosos en secreto. Sabía que si le decía a Yunho, comenzaría despedir gente, lo que sería malo para la reputación de Yunho y de la empresa que siempre se ha caracterizado por su buen trato hacia el personal. Eso y que el acoso aumentaría al doble.


Yunho había notado el cambio en su esposo, sabía que todo esto era difícil. Lo supo desde que se lo propuso, pero esperaba que la flama de la vida de Jaejoong resistiera a todo.


«Y resistió. Menos a él...»


Trató de darle todo, autos, ropa, joyas, pero... lo único que Jaejoong quería era amor, amor que poco a poco se fue mermando...



« ¤ » « ¤ » « ¤ »



Con Jaejoong fuera de las horas laborales, Junsu decidió que debía avanzar. No dejaría que otra perra se le atravesara en el camino, y había muchas. Debía deshacerse del Sr. Kang de manera conveniente.


Junsu jugó su mejor carta, ya que la inocencia le había servido a Jaejoong, a él también...


Se acercó con una humeante taza de café, de ese que le gusta a Yunho, y su mejor sonrisa. ― ¡Hey! He venido a verte.


Yunho sonrió desde su escritorio. Conocía a Junsu desde niños, le había dado el cargo como asistente de uno de los directivos cuando los problemas económicos de su familia eran graves. Consideraba a Junsu una buena persona, amable, un tanto vanidosa pero inocente. Grave error.


Obviamente Junsu sabía en qué pedestal se encontraba. De todos los amantes que tuvo, siempre se cuido de que nadie lo supiera o que no hablaran. Aunque nunca imagino que la ingenuidad fuera el rasgo que más le atrajera a Yunho.


― ¿Necesitas algo? ―Yunho preguntó.


― Yo quisiera hablar contigo de...― bajo la mirada y jugó con sus dedos, indeciso de continuar o no. Yunho aguardaba. ― ¿Alguna vez has tenido problemas de acoso en la empresa?


No, jamás. El acoso sexual estaba estrictamente castigado. Cualquiera que fuera sorprendido sería echado de la empresa.


― ¿Alguien está siendo acosado?


«Sí, tu maridito lo fue, por eso huyó.» Sonreía ladinamente la mente de Junsu. ― Ah... humm...


La puerta se abrió estrepitosamente. El señor Kang se encontraba exaltado. Miró a Junsu y luego a Yunho, una y otra vez. Una gota de sudor le recorría la frente. Yunho lo miró extrañado por su comportamiento.


― ¿Necesitas algo?


― ¿Qué? N-no, nada.


Los titubeos del Sr. Kang solo hicieron que la sonrisa interior de Junsu se ampliara. Yoochun había cumplido con su parte. Ahora Yunho creería más rápido.


Yoochun le había dicho a Kang que Junsu estaba teniendo un encuentro sexual con Yunho. El Sr. Kang realmente quería a Junsu, por lo que salió de su oficina presurosamente para apartar las garras de Yunho de su lindo delfín.


Junsu contaba con eso.


Yunho observó como el comportamiento de Junsu cambió, se le notaba tenso y nervioso cuando Kang estaba cerca. Entrecerraba los ojos, confiaba en Kang y no lo creía capaz de hacerle algún daño al pequeño Junsu.


― Me siento nervioso cada vez que Yunho nos observa. Sé que él sabe de lo nuestro ― le había dicho Junsu al Sr. Kang. Nadie debía enterarse, traería destrozas consecuencias si eso pasara.


Se negaba a intimar con él de nuevo. El Sr. Kang se desesperaba. Deseaba tanto el cuerpo ardiente de Junsu, que no podía creer que ahora tuviera pena de ser tocado en la oficina, cuando antes solo esperaba que las puertas se cerraran para restregarse contra él.


El libido del Sr. Kang llegó a su límite.


Era viernes por la tarde-noche. El personal se había retirado. Solo unos cuantos se encontraban, entre ellos Yoochun, Yunho, Junsu y Kang.


El Sr. Kang vio que Junsu entraba en una de las salas de juntas, no sabía si lo estaba provocando abiertamente o solo lo evadía, pero ese era el momento perfecto para poseer de nuevo el sensual cuerpo de Junsu.


Lo que pasó fue claro. Yunho y Yoochun se encontraban discutiendo sobre un nuevo proyecto. Yoochun sabía que debía estar atento para cuando Kang liberara a la bestia lujuriosa que llevaba dentro. Vio con el rabillo del ojo como ambos entraban a la sala de juntas, solo debía aguardar por el momento adecuado.


El sonido de bancas corriéndose a través del suelo, le indicó a Yoochun que ese era el momento.


― Creo que algo está mal.


Yunho lo miró extrañado, no sabiendo a que se refería exactamente, ya que estaba hablando de algo cuando su primo miraba hacia otro lado. ― ¿Qué?


― No sé. Creo que escuché algo en la sala de juntas.


Ambos se levantaron en dirección del aula. Sabían que no debía encontrarse nadie a esa hora. Avanzaba con cautela, los sonidos de los forcejeos se escuchaban cada vez más claros. Al abrir la puerta, Yunho sintió que la furia lo recorría totalmente.


La imagen frente a sus ojos lo dejó estupefacto. Kang tenía sobre la mesa a Junsu, su pecho descubierto sobre la esta, con las manos extendidas sobre la misma y las del Kang ejerciendo presión sobre sus muñecas, apresándolo, la camisa desajustada, los pantalones por debajo de sus rodillas, junto con su ropa interior dejando expuesto su bien formado trasero.

Sólo tardó un quejido de Junsu para lanzarse sobre Kang.

La bragueta desabrochada mostraba el miembro erecto del que alguna vez considero un honorable hombre, lo hizo perderse en la furia. Ver al pequeño Junsu lloriqueando sobre la mesa, indefenso le hizo golpear al malnacido que intentaba abusar de él.


― ¡¿Cuál es tu problema?! ― gritaba Kang. ― ¡A la maldita perra le gusta!


Hasta ahí. Fue todo lo que el buen Yunho pudo soportar. Lo golpeó de nuevo hasta dejarlo inconsciente. Después fue con Junsu, que temblaba y lloraba apretando sus ropas, y lo cubrió. Lo abrazó como solo había hecho con Jaejoong.


Yoochun prudentemente se había quedado al margen, sonriendo ante la malicia de Junsu, que lo había planeado todo. Nada se le escapaba. Y eso incluía a Yunho. Ahora él tendría su recompensa: el precioso Jaejoong.



« ¤ » « ¤ » « ¤ »



Jaejoong se había acostumbrado a su nuevo hogar, pensaba que el lugar era demasiado grande para solo ellos dos, pero volvía su mente a su marido y recordaba que él había vivido mucho tiempo ahí y que no se sentía para nada grande.


Pero de nuevo, Jaejoong no era Yunho, ni de cerca estaba de haber tenido una infancia similar. Y, el hecho de pasar la mayor parte del día en soledad, sólo acrecentaba la sensación de estar fuera de lugar.


La señora que hacía el aseo y el portero del edificio eran los únicos que le hablaban sinceramente. Los demás como todos solo máscaras de hipocresía.


Y, la soledad comenzaba a hacer mella en la flama de la vida de Jaejoong, que estaba más viva cuando Yunho estaba cerca.


«Los sentimientos cambian...»


Jaejoong no se dio cuenta, no supo en qué momento Yunho comenzó a evadirlo. Los ojos que antaño lo miraban con tanto amor y deseo, ahora lo miraban con una cierta culpabilidad que él no entendía.


Conforme los días pasaban, Yunho estaba más que seguro que amaba a Jaejoong, a su dulce y tierno esposo, pero eso no le impedía ver el menú de opciones, dícese Junsu. La cara de niño combinada con el estructural cuerpo que tenía lo hacía vibrar. ¿Cómo fue que no lo noto antes? No, no es que no lo haya notado, era solo simplemente que en su mente Junsu seguía siendo un niño, pero después del fatídico evento, ahora lo veía como el hombre que era. Junsu era en una palabra sensualidad.


Por eso a veces se sentía culpable cuando veía los enormes ojos de Jaejoong con ese brillo de amor y esperanza, con una linda sonrisa en sus labios rojos. Jaejoong representaba para él la dulzura, la sinceridad y el amor.  


«Pero... la carne es débil...»


Para Yunho hacerle el amor a su esposo era la cosa más delicada y dulce del mundo. No podría describir la sensación de la suave y blanca piel de Jaejoong contra suyo, ni tampoco el estar dentro de su cálido cuerpo o los suaves suspiros que soltaba cuando lo penetraba. Nada, nada se comparaba con la gloria de hacer el amor con Jaejoong.


«Aunque... siempre queda la espinita de la curiosidad.»


Junsu lo sabía. Yoochun lo sabía. Yunho se sentía tentado...


Aquello era lo que estaban esperando. Junsu sabía que esa era su oportunidad y condenado estuviera al infierno si la dejaba pasar. Desplegó la telaraña de su sensualidad, de la cuál Yunho no escapó.


Yoochun sabía que era el momento de actuar. Yunho había dejado vulnerable a su más preciado objeto por los buenos meneos de cadera de Junsu. A decir verdad él también habría caído de no ser porque su mente estaba en otra persona y, porque claro conocía los movimientos del chico.


Así comenzó el principio del fin.


Yoochun visitaba cada día Jaejoong por motivos desconocidos, al principio lo hacía cuando Yunho estaba presente, con la excusa de querer afianzar los lazos de familia entre uno y otro, después con la excusa de conocer más al bello esposo que la familia no aceptaba. Yoochun sin duda les hablaría lo buen marido que Jaejoong era, o eso era lo que esperaba.


La realidad pronto se transformó en pesadilla.


Las vistas de Yoochun se hicieron más constantes cuando Yunho no estaba... cuando Yunho tenía las manos ocupadas... en otros asuntos...


Desgraciadamente para Yoochun, Jaejoong no era la ingenua criatura que caería fácilmente. No, después de varias insinuaciones, le prohibió el paso. Sólo le permitía entrar cuando Yunho estaba y eso, era porque él lo dejaba entrar. Pero Yoochun no se rendiría. El hecho de que Jaejoong le negara los placeres de su cuerpo solo alimentaba más el morbo y la lujuria que habitaban en él.


Yunho estaba ciego de libido por el voluptuoso cuerpo de Junsu, ese que se movía como si fuera una fiera en celo, ese que cuando le arañaba la espalda solo lo hacía más excitante, ese al que podía penetrar sin temor a lastimarlo. Ese no era su Jaejoong, pero despertaba los más bajos instintos en él.


Perdido como estaba, no noto las señales le aviso, las alertas que Jaejoong le mandaba a diario. Las extrañas miradas que Yoochun le daba a su esposo. Las cejas fruncidas de la señora de la limpieza cada que Yoochun pisaba su apartamento. Los continuos avisos del portero al decirle que le prohibiera la entrada a su primo. Nada, simplemente no noto nada, solo a Junsu y su marea de sexo.


― Creo que Yoochun tiene algo con tu maridito ― dijo suavemente Junsu.


Si bien, finalmente tenía a Yunho, no lo tenía solo para él. Había logrado tener la ropa, las joyas todo lo que él deseara Yunho se lo daba, lo único que no le daría era la posición social que él necesitaba para aplastar a los demás.


Jaejoong seguía siendo un estorbo. Se lo estaba poniendo difícil a Yoochun, pero definitivamente no se quedaría mucho más al lado de Yunho. No, ese lugar le pertenecía por derecho.


― ¿Cómo crees? Yoochun solo quiere conocer más a Jae. No le hará daño salir de vez en cuando. Se está amargando dentro de ese departamento.


Yunho no se dio cuenta, pero había comenzado a quejarse de Jaejoong.


Dándole un beso en la boca, se colocó a horcajadas sobre él. ― Si tú lo dices. Yo sugeriría que le tuvieras cuidado a tu esposito, no vaya a ser que te este poniendo el cuerno.


Si bien, Yunho no estaba en posición de reclamar, Junsu había logrado su objetivo: había sembrado la semilla de la duda.


«Esa fue la primera vez que ocurrió.»


Jaejoong había preparado un exquisito platillo. Se había esmerado tanto en agradar a Yunho que su cocina realmente era buena. Al principio Yunho se iba tarde y llegaba temprano solo para disfrutar de lo que preparaba su esposo. Ahora solo de vez en cuando probaba lo que le hacía con tanto amor.


― ¿No te gusta? ― preguntó con cautela.


Yunho había llegado tarde como últimamente lo venía haciendo. Había cenado en un lujoso restaurante al que jamás había llevado a Jaejoong, no es que no hubiese querido, pero Jaejoong tendía a sentirse cohibido en lugares como aquel, cuando él por supuesto, disfrutaba especialmente del ambiente y la comida que el lugar ofrecía. Llevó a Junsu ahí porque éste lo pidió. Después claro su buena dosis de acción, dejaron a Yunho exhausto, por lo que al llegar a casa y ver a Jaejoong con esa tímida sonrisa, esperándolo, le causó conflictos internos. Eso más las palabras de Junsu bastaron para que Yunho explotara.


― ¡Te dije que no tenía ganas! ― gritó. Era la primera vez que le levantaba la voz.


― Yunho yo...


El sonido de los platos rompiéndose lo cortó. ― ¡¿Tú qué?!


Jaejoong bajo la mirada y vio todo su esfuerzo desparramado en el piso. La hermosa vajilla que había comprado con ayuda de la amable vendedora, la comida que tan cuidadosamente había escogido y cocinado, ahora embarraba el suelo.


Yunho se retiró más que molesto, pero al llegar a la puerta de su habitación no pudo evitar voltear hacia atrás y lo que distinguió le caló.


Jaejoong estaba llorando en silencio, soltaba amargas lágrimas sin ningún sonido, mordiéndose los labios, de rodillas en el suelo, levantando pieza por pieza de la vajilla, con el recogedor en una mano y un trapo en la otra, tratando de levantar la rica comida que le había hecho.


Y, Yunho se odio por sus acciones, se odio por ceder a los placeres carnales de Junsu, se odio por traicionar Jaejoong y odio a Jaejoong por hacerlo sentir miserable.



« ¤ » « ¤ » « ¤ »



Con el paso de los días ese tipo de acciones se hacían cada vez más frecuentes. Jaejoong se preguntaba si era su culpa, si debía cocinar mejor, atenderlo mejor, que quizá debía aprender a seducirlo. Así que un día decidió ver videos para poder seducir de nuevo a su marido, porque obviamente Yunho ya no lo tocaba.


― Te ves ridículo ― dijo. Jaejoong había comprado unos lindos y sexys boxer, de transparencias color negro, contrastaban perfectamente con su lechosa piel, haciendo juego con su cabello y ojos. Nadie que lo hubiera visto habría dicho que se veía mal, por el contrario era como una mezcla entre ángel y demonio, pero, ahí estaba su esposo, por el que hacía todo diciéndole lo mal gusto que tenía.


Olvidándose de aquel amargo asunto, Jaejoong no volvió a intentar ponerse lencería, pero aún trataba de seducir a su marido. ― Salgamos a cenar.


Milagrosamente Yunho acepto, un poco a regañadientes pero lo hizo. Jaejoong no podía estar más feliz. Yunho también había olvidado su promesa de llevar a Jaejoong a conocer todo el mundo. Por lo que Jae, tomó su nueva ropa, esa con que las vendedoras le habían dicho lo hermoso y sexy que era, creía que esta vez a Yunho le gustaría.


Yunho puso mala cara en cuanto lo vio. No dijo nada, solo se giro en dirección a la puerta. Jaejoong extrañaba tanto aquella sonrisa que su esposo antes le daba, los mimos, tomar su mano y besarla para después salir acurrucados entre abrazos y fugaces besos.


Ver a Jaejoong vestido de esa manera fue un shock. No porque se viera mal, no. El problema básicamente residía que vestido de esa manera le recordaba a Junsu, a su voluminoso trasero, su candente piel. Recordar a Junsu en el propio cuerpo de Jaejoong, era... era más que molesto.


― ¡Eres una vergüenza! ― dijo sin siquiera molestarse en bajar el tono de voz. Jaejoong bajo la mirada a sus manos, discretamente por el rabillo del ojo observó que todo el local los miraba con aprensión. Había derramado parte del vino sobre la mesa, mojando los pantalones de Yunho.


Al principio habían captado la atención de los demás comensales, Jaejoong creía que era su nueva ropa lo que le daba un aspecto más fino, eso y venir del brazo de Yunho, por su puesto. Lo que Jaejoong no sabía era que Yunho acostumbraba a visitar es lugar con Junsu, por lo que verlo ahora del brazo de esa bella criatura causo curiosidad. Lástima que la bella criatura tuviera un anillo en el dedo y peor aún tuviera a un infiel por marido.


Molesto como estaba, se retiraron del lugar. Yunho mantuvo un fúrico silencio todo el camino hasta su lujoso apartamento.


― ¡Jamás! ¡Entiéndelo! ¡Jamás volveré a salir contigo! Dios que vergüenza me hiciste pasar. Te vistes como una puta. Mi madre tenía razón...


La perorata de Yunho comenzó. Jaejoong no escucho más allá de las primeras palabras, no entendía lo que estaba haciendo mal, pero, sabía que era su culpa...


― ¡NI SIQUIERA PUEDES PONER ATENCIÓN!


Fue el grito que sacudió a Jaejoong antes de que una fuerte bofetada conectara contra su mejilla derecha.


Yunho lo había golpeado.


A Jaejoong el golpe le ardía, le dolía como si se hubiera quemado con agua hirviendo, y, sin embargo, le dolía más el corazón. Pero Yunho no se detuvo ahí, destrozó cada una de las nuevas prendas que Jaejoong había comprado para verse lindo.


«¿Por qué lo permití?»


Lo que alguna vez fue una hermosa relación se volvió una tortura. La espontaneidad del amor se difuminó dejando a su paso una estructurada dependencia, donde cualquier error cotidiano podría tener una nefasta consecuencia.


Los insultos pasaron a los golpes, primero bofetones, después Yunho simplemente descargaba su ira en él. Jaejoong no sabía que estaba mal en él. Las palabras de Yunho lo hacían sentir culpable e inútil; Jaejoong se la vivía constantemente pidiendo disculpas, pero estando en el "sueño del amor" pensaba que su razonamiento e ideas estaban mal y que Yunho, era quien tenía toda la razón en las discusiones.


Así entraron en un círculo de violencia.


Yunho ya ni siquiera sabía porque se molestaba tan rápido con solo una palabra de Jaejoong, y, sí no le hablaba, entonces se molestaba más. Su conducta egoísta y ególatra hacía depositario a Jae de la culpa, la estupidez o el desatino. En Jaejoong veía lo bueno y lo malo de su propia personalidad. El chico entró en depresión y eso solo molestó más  a Yunho, porque ahora el bello Jaejoong dejó de brillar como una estrella, su pálido rostro lucía demacrado y ojeroso, se le notaba frágil y, los moretones constantes manchaban su alguna vez hermosa piel.


Junsu y Yoochun no perdían oportunidad, el primero azuzando la desconfianza y el maltrato hacia Jae, y el segundo asediando a Jaejoong hasta el punto de volverlo temeroso y débil.



« ¤ » « ¤ » « ¤ »



― Yunho ― hablo temerosamente Jaejoong. El moreno solo lo miró con insignificancia y continuó con lo suyo.


Curiosamente el día de hoy había llegado temprano, Junsu había tenido que salir por asuntos familiares, por lo que se encontraba molesto por no disfrutar de sus escapadas sexuales. La cantidad de trabajo y la voz soplona de Jaejoong solo lo estresaban. Se maldijo por haber venido a casa en lugar de quedarse en la oficina.


Jaejoong no se amedrentó, se había acostumbrado a que Yunho lo ignorara. ― Yunho, Yoochun vino hoy... ― Jaejoong quería decirle que le pusiera un alto a su primo, que ya no soportaba sus constantes acosos y que...


No lo vio venir, no con la cabeza gacha como la tenía. No lo esperaba tampoco.


Golpe tras golpe, entre lágrimas, quejidos, sollozos y ruegos, Jaejoong perdió la conciencia. A Yunho, se le había pasado la mano...


Cuando Yunho escucho el nombre de su primo y saberse conocedor de que estuvo ahí, se descontroló. Junsu se había encargado de envenenar el corazón de Yunho, señalándole una y otra vez la mala elección que había hecho con Jaejoong. Que si Jaejoong se había revolcado con tal o con cual, o simplemente le engañaba con Yoochun.


El ver el inconsciente cuerpo de Jaejoong detuvo a Yunho. Con horror una vez más, miró su obra: su bello esposo tirado y molido a golpes por su propio puño.


Lo llevó al hospital. Mintió diciendo que se había caído de las escaleras. El doctor a cargo no le creyó, pero tampoco dijo nada. La enfermera ni siquiera lo miró. Las marcas verdosas en la piel de Jaejoong era símbolo de maltrato físico.



«Una blanca habitación se convirtió en mi purgatorio...»



Flores. Lo primero que Jaejoong percibió al abrir los ojos fueron flores, muchas flores. Un enorme arreglo floral se encontraba a un lado de su cama, justamente en el lado hacia el que Jaejoong tenía inclinada la cabeza.


Después de las flores, el dolor. Dolor físico y emocional. Su cuerpo entero le dolía, sentía como si lo hubiera arrollado un tractor, y, de alguna manera así fue. Afortunadamente solo tenía grandes moretones, pero ningún hueso u órgano roto. Sus ojos querían llenarse de lágrimas, pero la enfermera a su alrededor no le permitía llorar a gusto, por lo que las reprimió.


― Hey cariño, has despertado. ― La voz suave de Yunho atrajo su atención. ¿Cuánto no habría dado Jaejoong porque Yunho le hablara así de nuevo? Y, sin embargo, ahora se sentía incorrecto. Apretó los labios y siguió contemplando las flores. ― Jaejoong, perdóname ― Yunho susurró, mirándolo con ojos llenos de dolor y culpa. ― Perdóname por favor ― suplicó tomándole una mano, besándola y llenándola de líquidos. Lloraba. ― Amor, de verdad no quería hacerlo ― sollozaba. ― No quería. Soy una bestia.


Entre el llanto, las disculpas y la promesa de que no lo volvería a hacer, Jaejoong lo perdonó.


«Debí huir.»


Las cosas cambiaron por un tiempo, Yunho se mostraba amable, ya no tan taciturno, pero tampoco era el hombre con él que una vez se caso. Jaejoong se mostraba un poco reticente, aún tenía miedo de que lo golpeara hasta la inconsciencia. Eso, poco tiempo duró.


Yunho se hartó de un siempre evasivo y triste Jaejoong, disfrutó de su cuerpo una vez más, aunque sin las mismas ganas que antes. Su lindo esposo solo lo dejaba ser, pero ya no gemía, solo gotas saladas le recorrían las mejillas y de nuevo, volvió a dejar de tocarlo.


Jaejoong ya no era su Jaejoong.


Yunho temblaba de ira al ver que Jaejoong lloraba cada que lo tocaba. Recordó que hubo un tiempo, cuando la fiebre por Junsu era más fuerte, que Jaejoong trataba de seducirlo, ahora, solo quería estar del otro lado de la habitación donde él se encontraba.


Y eso, eso lo llevó a la exasperación.           



« ¤ » « ¤ » « ¤ »



Despertó de nuevo en una blanca habitación. Esta vez no había flores, solo bruma, que hacían que su alrededor se viera irreal. Estaba solo. Se incorporó y noto las marcas moradas, casi negras, que tenía en las muñecas. Y, lloró. Lloró desconsoladamente, porque no había nadie para darle consuelo. Jaejoong no tenía a nadie, ni siquiera un amigo al que le importase.


― ¿Lloras? ― le preguntó una voz desde las sombras.


Un hombre tan alto como Yunho se le acercó. Vestía ropas negras que adornaba con algunas cadenas, sobre sus hombros, una gabardina de igual negro cubría la mayor parte de su cuerpo.


― ¿Por qué lloras?


Jaejoong no lo había visto antes, ni siquiera se preocupo de dónde había salido aquel sujeto, pero el tono de preocupación y curiosidad en su voz solo lo incitó a llorar aún más fuerte.


¿Qué debía responderle a ese joven? ¿Por qué lloraba? Lloraba por sus heridas. Lloraba por su tierno amor roto. Lloraba por su marido. Lloraba por su miserable ser...

11 comentarios:

Yuko13 dijo...

Jae vete aléjate de el, la violencia yo odio la violencia......ToT

Unknown dijo...

verga ahora si voy a matar yo misma al Yoosu como va a ser posible que Yunho haga eso de llevar a Jae hasta un hospital por las golpizas que le daba ojala sufra hasta reventar y que Jae no lo perdone tan facilmente que lo haga sufrir y que le de una buena leccion al Yoosu estoy bastante brava con esos tres que de tiempo que no me ponia brava por leer un fic bueno gracias linda x compartirsiguelo que esta buenisimo

Ángela dijo...

pero qué bestia Yunho,no hay justificativo para su violencia, ni que lo haya envenenado Junsu en contra de Jae ni el buen sexo que le da el delfín. Yunho no estuvo realmente enamorado de Jae si llegó a lastimar de tal manera a Jae, se merece sufrir muchísimo y ver como Jae lo deja.

Odio a Junsu pero más odia a Yunho por dejar tan desamparado a su marido.
gracias y actualiza pronto poris.

★ MolLy ★ dijo...

Me has hecho llorar con este capítulo T____T y amo llorar con un fic :'c

Pobre mi JJ~ mladeto YH! >< ojala que el que se quede solo sea él! que Junsu le quite todo su dinero y se quede en la más onda miseria! T__T

Paradise YunJae fanfics dijo...

Yunho es un maldito hdp y junsu es una zorratrepadora ofrecida
Los odio a todos
Jaejoong q a sufrido mucho y tan inocente y puro le toca esa vida tan cruel q injusto

yunhokim dijo...

pobre de jae cuanto ha sufrido por ese trío de arpías que nomas le han causado dolor y desilusión y lo tienen en ese estado de depresión no se por que jae no se aleja de ellos antes de que terminen por destruirlo y quien es ese hombre que esta con el acaso algún ser que se encargara de alegrarle un poco la vida tan obscura que le han echo pasar

Yuyii dijo...

Yunho me dan ganas de darte un par de golpes "cariñosos" en serio si q eres un $%&##@ !! pobre JJ se merece algo mejor , lloro por el. Jaejoong debes dejarlo ir asi talvez el reaccione de verdad !
Aishhh detesto al yoosu par de envidiosos tnt !!

Anónimo dijo...

por dios he llorado tantooo ;;;_;;; esta historia carcome mis sentimientos, la siento tan real y tan vivida, siento que el impacto de esta historia hacia mi se debe a que es algo que se vive aun en la actualidad cada dia, cada hora, cada segundo, en cualquier lugar del mundo y el hecho de verlo reflejado en esta historia hace que me corazón se entristesca pero aun asi me siento tan complacida por poder leer esta historia tan cruda y real pero a la vez magnifica... aunque es un poco dificil ya que me imagino a los personajes como son Yunho y Jaejoong lo que lo hace más llegador y trumante...
gracias unnie por compartir la historia con nosotras y por tu dedicació¡¡¡ me encanta este fic''' *O*

Poleht ^o^ dijo...

Ohh por Dios he sentido un nudo en la garganta mientras leia el capitulo. En verdad que sobre todo odio a Yunho por permitir que las cosas llegaran hasta este punto, ahora cada vez que se desquita con el pobre de Jae lo envia al hospital.

Jae cariño mio, alejate de su lado, desafortunadamentu su amor ya se rompio, la violencia solo genera violencia, ya Yunho paso el limite de su maltrato, si ya no quiere a Jae solo debe dejarlo ir, no apagar a una bella estrella como lo esta haciendo.

Laura Campos García dijo...

El YooSu son muy malos al hacer lo que hacen. Y Yunho es un verdadero imbéciles por maltratar a Jae, al hecho de mandarlo al hospital, ojalá reaccione Yunho y se de cuenta de lo que lo influencian los demás perjudicando a Jae.

Unknown dijo...

Siento que odio a Junsu más que a Yoochun,aunque los dos tienen la culpa y dan unas ganas de golpear a Yunho por idiota y dejarse llevar por las atracciones y mentiras de Junsu. Por primera vez quiero que Jae se aleje de Yun, que aparesca otra persona y lo salve. Jae no merece todo eso, el no tuvo la culpa de enamorar de alguien como Yunho.
Gracias por compartir.