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sábado, 12 de octubre de 2013

EL TOQUE DE UN ASESINO: CAPITULO 17


CAPITULO DIECISIETE

 
Yunho se paseó por la anchura de la pequeña sala de instrucción de la enfermería mientras luchaba para mantener su impaciencia bajo control. Eso resultó ser una de las mayores pruebas para su disciplina, debido a que cada ‘tic’ ‘tac’ del reloj, era un doloroso recordatorio de que Jaejoong todavía estaba allí, esperando que Yunho fuera a rescatarlo.

Ocho semanas, cinco días, trece horas y veinticinco minutos.

Ese era el tiempo que había pasado desde que el mundo de Yunho se había derrumbado.

Si viviera 300 años, todavía dudaba de que fuera capaz de olvidar el horror que lo reventó cuando fue al apartamento de Jaejoong y encontró el lugar en ruinas, y apestando al Cobra y a miedo. No podía olvidarlo, no más de lo que podía olvidar la vista del pequeño charco de sangre ya coagulado en el centro de la pequeña cocina. Le había costado a Yunho sólo una aspiración darse cuenta de que pertenecía a su compañero.

Su compañero. Jaejoong. El hombre al que Yunho amaba más que a la vida misma. Ahora que se había ido y estaba en peligro, se sentía como si una parte de él mismo hubiera muerto.

Mientras tanto, el pequeño malcriado cambiaformas Lince, no podía estar más relajado. Estaba sentado en el borde de una mesa de examen, bebiendo leche a través de una paja. ¡Una paja joder! ¿Quién hacía eso, además de los niños pequeños en la clase de la guardería? Lo único que le faltaba eran las galletas y tendría el cuadro completo. El vándalo movía sus pies adelante y atrás mientras inspeccionaba su entorno.

Yunho quería ir y exigirle algunas respuestas al Lince. No, mejor aún, quería agarrar a Taemin por sus adorables tobillos y agitar hasta que los ojos de gamo del lindo vómito se tambalearan un poco.

Como si sintiera su pensamiento, Junjin se adelantó ligeramente, poniendo su cuerpo parcialmente entre Taemin y él. Yunho dejó escapar un gruñido bajo que se hizo más fuerte cuando Taemin le sonrió. No era una sonrisa sarcástica o desagradable, sino más bien la que había visto que los cachorros le daban a un hermano mayor. Eso confundió a Yunho, más que por la sonrisa, porque nadie le había dado nunca una así. ¿Taemin no lo había visto desmenuzar a todo un nido de serpientes? La mayoría de los demás estaría temblando de miedo, en su lugar Taemin miraba a Yunho con esos ojos suyos, tan lindos como un botón.

Yunho frunció los labios hacia arriba. Genial, justo lo que necesitaba, un Lince acosador que tenía un caso grave de culto por los héroes.

—¿Cuándo fue la última vez que viste a Jaejoong? —preguntó Junjin a Taemin.

«Finalmente, se pone manos a la obra». Yunho había querido comenzar el interrogatorio de inmediato, pero los hermanos Jaguares insistieron en llevar a Taemin a la enfermería en primer lugar. Así que ahora, Yunho se encontraba a sí mismo teniendo que practicar buenos modales, algo que nunca había sido capaz de hacer ni incluso en su mejor día.

Taemin tomó un sorbo más antes de responder: —Hablé con él una hora antes de que me vendieran a mi nuevo amo.

Yunho mantuvo un sonido de irritación. Conseguir una respuesta concreta de Taemin estaba demostrando ser tan difícil como lavarle los dientes a un elefante con nada más que un cepillo de dientes. Junjin no parecía nervioso en absoluto, pero claro, el chico tenía quinientos millones de hermanos, además de una hermana. Tal vez era ahí donde había aprendido paciencia.

Dándole una sonrisa alentadora, Junjin presionó. —Bien, ¿cuándo fuiste vendido?

El Lince tomó otro sorbo, el gorgoteo fuerte que provino de la bebida casi vacía llenó la habitación. —Hace aproximadamente una semana. Fue entonces cuando perdí la esperanza.

—¿Por qué? ¿Jaejoong te protegía o algo así? —preguntó Junjin.

—Sí, me mantuvo alejado de los esclavos más agresivos. Pero fue más que eso. No dejaba de hablar de que Yunho iba a venir por él. Así que pensé que si me quedaba a su lado, entonces tal vez a Yunho no le importaría salvarme a mí también. —Taemin sonrió a Yunho, al igual que un niño mira al bombero que lo rescató. Yunho parpadeó genuinamente un par de veces cuando la confusión lo golpeó. Una vez más, nadie lo había mirado de esa manera. Le habían dado miradas llenas de terror, de odio y mucho más que unas pocas llenas de lágrimas. Le recordaba un poco a la manera en la que Heechul y Seungri miraban a Eric o a Junjin de vez en cuando. Si no lo supiera, habría jurado...

—¡Oh Dios! De hecho, lo sientes como si fuera tu hermano mayor, lo de la adoración por el héroe es por Yunho —exclamó Junjin, sus ojos cada vez más abiertos.

—No estamos relacionados. No pertenecemos ni siquiera a la misma raza de felinos —señaló Yunho, aún perdido de por qué el chico quería aferrarse a él de entre todos los felinos.

—También me gusta Jaejoong —añadió Taemin con impaciencia.

Un gruñido bajo retumbó en la garganta de Yunho. —Debes saber que Jaejoong y yo estamos acoplados, y a ninguno de los dos nos gusta compartir.

Taemin negó, su cabello claro dejándose caer en los ojos. —Eso lo sé, tonto. Sólo quiero que me protejas y me enseñes a ser malo como tú. Eres gracioso cuando pones esa mirada de mal humor en tu cara.

Yunho se encontró a sí mismo sin palabras. La última vez que alguien que no fueran los Jaguares o Jaejoong le había hablado de esa manera, había sido un cambiaformas Cuervo sarcástico. Yunho lo había golpeado con tanta fuerza en el intestino, que el ave no había sido capaz de decir nada más por falta de aliento.

Junjin se levantó y sacudió la cabeza hacia la puerta. Yunho lo siguió fuera, aunque lo mataba que Taemin todavía le lanzara esa jodida mirada. Una vez que estuvieron en el pasillo, Junjin cerró la puerta.

—¿Por qué lo dejamos? —exigió Yunho—. No hemos descubierto ni una mierda más de lo que ya sabíamos antes de encontrar a Taemin. Nosotros ya la hemos jodido bastante trayéndolo de vuelta y asegurándonos de que tuviera su leche y galletas. No voy a pararme aquí y seguirle la corriente, mientras que pueda tener alguna información que me lleve a mi compañero.

—Entiendo. Si fuera mi propio compañero, me sentiría de la misma manera —aseguró Junjin.

Yunho ladeó la cabeza hacia un lado. —Luego, una vez más tengo que preguntar, ¿por qué coño estamos de este lado de la puerta?

—Porque creo que las cosas pueden ir mejor si retrocedes y eres agradable con Taemin.

Yunho sacudió la cabeza. Toda la coalición debía estar empezando a fumar hierba de gato mezclada con droga o algo así —¿Estás bromeando? Como ya le dije al chiquillo, tengo un compañero, y eso es todo lo que quiero.

—Tranquilo, no creo que Taemin piense en Jaejoong o en ti de esa manera —le aseguró Junjin.

—Todavía estoy confundido —Yunho finalmente admitió. Era eso o empezaría a golpear algo, a pesar de que le había prometido a Eric que dejaría de destruir las propiedades de la coalición. El Jaguar tendía a ponerse un poco irritable cuando tenía que reemplazar constantemente los equipos y el mobiliario.

—Hace varios meses, Orión eliminó a toda la familia de Linces civiles. Supongo que Taemin fue el único que sobrevivió a ese ataque —dijo Junjin.

Yunho asintió, feliz de tener finalmente algo a lo que aferrarse. Recordó el día en que había estado con Minwoo y Dongwon cuando habían contestado la llamada de socorro que el padre Lince envió. A pesar de que habían llegado solo algunos minutos después de recibir la llamada, todo lo que encontraron fue muerte, y no había señales de quién podía haber sido el responsable. En ese momento, no tenían forma de saber que esa sería la primera de las muchas veces que las Serpientes matarían felinos, más de lo que podrían haber sabido que el cambiaformas Cobra dirigía los asaltos.

—Así que piensas que se unió a Jaejoong como un cachorro callejero para formar un grupo o coalición improvisada para protegerse —Yunho conjeturó.

Eso tenía más sentido, ya que tanto Jaejoong como él, habían pertenecido a dos grupos formados por diferentes razas antes de que llegaran a servir a las órdenes de Eric. Yunho había crecido pensando en Seungri y Minho como hermanos, a pesar de que ninguno de ellos era de la misma raza de felinos. El grupo de Jaejoong había sido más ecléctico. Había habido un par de cambiaformas felinos, pero su grupo estaba formado también por un Lobo, un Halcón y un Águila.

—Sí, lo que significa que confiará en ti lo suficiente como para compartir todos los detalles de su secuestro, incluso las partes embarazosas —subrayó Junjin.

Yunho dejó escapar un silbido bajo. —¿Qué demonios? ¿No ha habido nadie que le diera a ese chico una pista de que soy el residente psicótico? No estoy en condiciones de ser el mentor de nadie.

Junjin le dio una triste sonrisa. —No, el único que le ha hablado acerca de ti es Jaejoong, y en lo que a la Pantera concierne, tú no le harías daño. Por lo que es lógico que Taemin pensara lo mismo después de escuchar a Jaejoong hablar y hablar sobre ti.

—Mierda —Yunho cerró sus manos en puños.

—¿Que alguien te busque y respete es algo malo? —Junjin exigió suavemente.

Su Leopardo se dio cuenta de su malestar y se puso inquieto. Para desahogarse un poco de su tensión Yunho empezó a caminar. —Demonios, sí que es una mala cosa. ¿Quieres saber lo que hice anoche?

—Probablemente no.

Yunho continuó de todos modos. —Rastreé a una serpiente Coral a un bar de mala muerte. Cuando llegué allí, golpeé jodidamente al tipo hasta dejarlo solo con un aliento de su vida. Cuando todavía se negó a decirme dónde estaba la guarida de Orión, le disparé al hombre en las rótulas y luego lo dejé sufrir. Luego, al salir, lancé una granada en el coche del chico, sólo para joderlo y reírme. Ahora bien, ¿eso suena como el tipo de persona a la que admirar?

El estúpido Jaguar tuvo la audacia de encogerse de hombros. —Incluso si tiene sentido o no, Taemin piensa que eres la mejor cosa desde los pantalones de cuero y los condones con sabor a cereza.

Yunho detuvo su paseo, golpeado por la elección de las palabras de Junjin, entrecerró los ojos. —¿Alguien te ha dicho que tienes una jodida forma de procesar tu pensamiento?

—Todos los días de mi vida.

Yunho se pasó una mano por el pelo. —Sabes que hay una razón por la que los Leopardos sólo tienen un hijo, en lugar de camadas como el resto de las razas de cambiaformas. No estamos hechos para ese tipo de unidad familiar y todo ese conjunto de cosas.

—Sin embargo, todavía vas a entrar ahí y hacer las paces con Taemin, ¿y quieres saber por qué?

—Porque es la única manera de conseguir a Jaejoong de vuelta —dijo Yunho, lanzando hacia la puerta cerrada una mirada sucia. ¿Por qué diablos ese tonto Lince tenía que complicar las cosas mezclando lo emocional y conectándose con él?

—Por eso, y porque en el fondo sabes que necesita a alguien a quien aferrarse. Puedes actuar como si no te importara y ser todo lo frío que quieras, pero te conozco lo suficiente como para darme cuenta de que tienes corazón. Simplemente lo entierras bajo toneladas de frialdad y locura.

—Recuérdame una vez más por qué no te he matado —Yunho nunca le haría ningún daño a Junjin. Respetaba demasiado a Eric y a todos sus hermanos. Simplemente era un intercambio de bromas que Junjin y él compartían a menudo.

En el momento justo, Junjin torció los labios en una mueca. —Porque, ¿quién más te permitiría sacar el lanzagranadas y las ametralladoras de la armería?

Yunho le dio una sonrisa con los labios apretados a cambio antes de abrir la puerta. Taemin se dio la vuelta, su mirada tan esperanzada al ver a su héroe, que Yunho se encontró a sí mismo perdido sobre la forma de proceder. Matar. Mutilar. Causar que se mearan de miedo. Esas eran sus especialidades. Las emociones de ese otro lado siempre las había eludido. Yunho siempre había pensado que eso era una parte de él que no existía. Eso fue hasta que Jaejoong cayó en su vida.

«Jaejoong».

El nombre rodó por la mente de Yunho y se armó de resolución. Podía hacer esto por su compañero.

Tenía que hacerlo, porque si perdía a Jaejoong, Yunho nunca sería capaz de perdonarse a sí mismo. Más aún, si Jaejoong muriera, Yunho sabía que pronto lo seguiría. Para él no valdría vivir la vida sin su Pantera. Respiró hondo y puso lo que esperaba fuera una expresión de consuelo.

—Entonces, ¿tienes hambre? ¿Sed? —preguntó, a pesar de que Dara ya le había arrojado la mitad de la cafetería al chico.

Taemin negó con la cabeza, un mechón de su oscuro claro de punta cayó sobre sus ojos. —No, no creo que pueda meter ninguna cosa más en mi barriga.

Yunho asintió mientras se acercaba un par de pasos más. A pesar de que todavía podía sentir los segundos pasando, Yunho se obligó a sonar ocasional cuando siguió adelante. —Me preguntaba si podrías decirme alguna cosa sobre la serpiente que los tenía prisioneros a Jaejoong y a ti.

—Oh, ¿te refieres a Orión? —Taemin levantó su cara—. Odiaba a ese imbécil más que a todos los demás juntos.

Una punzada de dolor golpeó el corazón de Yunho ante el sonido de ese nombre. —¿Por qué lo odiabas más?

Un escalofrío pasó a través de Taemin cuando su mirada cambió a horrorizada. —Es tan mezquino. No hay... más que eso, es malo. Tanto es así que apestaba a eso. Me refiero a que todas las serpientes apestaban, pero Orión tenía ese aroma especial. No sé cómo describirlo, es esa cosa que desprendía y me aterrorizaba como el infierno.

—¿Dijiste que Jaejoong y tú no eran los únicos cautivos felinos?

—Tenía a muchos de nosotros. En realidad, todas las serpientes los tienen. Coleccionar felinos parece ser la nueva moda para ellos. Desde que Orión controla esa parte del mercado de esclavos, todas las demás serpientes se han vuelto muy protectoras y reservadas en lo que concierne a él. Es un poco extraño, lo adoran a pesar de que tienen que arrastrarse a sus pies.

La mente de Yunho calculó fríamente en cuántas de las casas de los felinos atacados, no habían encontrado los restos de todos los miembros de la familia. Siempre habían asumido que los cuerpos habían sido consumidos por las serpientes. Ahora estaba claro que los felinos desaparecidos estaban siendo secuestrados por un conjunto de razones diferentes, pero igualmente repugnantes.

—¿Ellos querían que tú criaras para ellos? —preguntó Yunho.

Otro escalofrío recorrió el cuerpo de Taemin. —Sí.

Después de un momento de silencio, Yunho se dio cuenta de que Taemin no iba a dar muchas explicaciones sobre el tema, por lo que decidió ir por un camino diferente. —¿Tienes alguna idea de en qué lugar estaban Jaejoong y tú encerrados?

—Todo lo que puedo imaginar es que se trataba de algún enorme sistema de túneles subterráneos. Casi como una vieja alcantarilla o sistema de metro.

—¿Puedes recordar algo más sobre eso?

—No sé. A ellos les gustaba mantenernos muy aislados y nunca nos sacaban de nuestras jaulas. La única razón por la que pude acercarme a Jaejoong, era que su jaula estaba al lado de la mía.

La furia arrasó a Yunho ante el pensamiento de que su atrevido y dulce compañero, estuviera básicamente, confinado en una jaula para perros. —¿Mantenían a Jaejoong encerrado todo el tiempo?

—No, a Orión le gustaba tomar a Jaejoong y mostrarlo.

Su corazón se apoderó de miedo al pensar en todas las retorcidas cosas que la jodida serpiente podría estar haciéndole a Jaejoong. —¿Qué...? —Por una vez en su vida, Yunho se encontró a sí mismo teniendo problemas para articular palabras—. ¿Qué le hizo a Jaejoong? ¿Le hizo...?

La comprensión pasó por el rostro de Taemin, junto con un suave rubor. —No, Orión no es gay y nadie tiene las pelotas de tocar a Jaejoong, ya que lo consideran propiedad de Orión.

El alivio inundó a Yunho hasta que Taemin agregó: —Ellos lo están llenando de drogas.

—¿Jaejoong u Orión? —preguntó Yunho estúpidamente.

—Jaejoong. La primera vez que lo trajeron, luchó contra ellos demasiado, por lo que necesitaron una manera de calmarlo. —Los dedos de Taemin tocaron su propio cuello en un gesto inconsciente, sus ojos se quedaron distantes de nuevo.

—¿Qué tipo de drogas? Tienen que ser muy potentes para que funcionen en un cambiaformas.

—No estoy seguro, algún tipo raro de cambiaformas serpiente lo llena con su veneno. Todo lo que sé con certeza, es que duele como la mierda cuando te muerde y después, lo que haces... —Taemin se miró las manos, cuando un rubor se apoderó de sus mejillas.

—Cuéntamelo todo —ordenó Yunho, luchando duro para mantener su tono de voz suave.

—Te pone caliente como el infierno. Es tan malo que te sientes agonizar.

—¿Supongo que también has sido drogado con ella?

El rubor se hizo más profundo. —¿Cómo infiernos crees que me acostaría con una mujer? Sé que la mayoría de los felinos son bisexuales, pero yo no. Las mujeres nunca me han atraído.

A pesar de sí mismo, Yunho se encontró extendiendo su mano hacia el rebelde pelo de Taemin, alborotándoselo. —No te sientas tan mal, siempre he sentido lo mismo.

Entonces un pensamiento inquietante le llegó a Yunho. —Si no están abusando sexualmente de Jaejoong, ¿por qué están utilizando el veneno con él?

Había muchos otros tranquilizantes que las serpientes sin duda tendrían a su disposición. Claro, no eran los de acción rápida y avanzados que el hermano de crianza de Yunho, Minho, había desarrollado, pero a largo plazo, trabajarían igual de bien para mantener a Jaejoong cooperativo.

Taemin lanzó una mirada comprensiva desde debajo de su flequillo. —Orión lo está haciendo para torturar a Jaejoong. Sabe que la única manera de hundirte es rompiendo a tu pareja. La otra cosa es que la droga se supone que es altamente adictiva. Sólo la utilizaron en mí una vez, así que no me enganché, pero con tantas veces como se la han dado a Jaejoong, ya necesita el veneno, de lo contrario, se pone muy enfermo. Y eso por sí mismo es toda una jodida tortura diferente.

Yunho se apoderó de la punta de la mesa cuando su mundo se vino abajo a su alrededor. Aunque la noticia no era exactamente inesperada, oírla en voz alta hacía que fuera real, y devastadora. Dejó escapar un rugido de furia, se volvió y golpeó la ventana, rompiéndola en mil pedazos.

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