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miércoles, 2 de octubre de 2013

WEDDING DREES: CAPITULO 7 FINAL




– ¡YUNHO¡ – gritó con todas sus fuerzas.

En la puerta, al final del largo pasillo, se encontraban dos muchachos fuertes y muy altos de aspecto varonil, que jadeaban ligeramente por el esfuerzo físico que hicieron para llegar a ese lugar y a la hora precisa. Frente a ellos, una multitud de personas desconocidas les miraban con curiosidad, pero ellos, con su vista clavada al frente, pues al otro lado de la estancia se encontraba el objeto de su amor.

Después de casi cuatro años lejos, Yunho y Changmin habían regresado. Llegaron con buenas noticias para aquellos que dejaron con la promesa de volver, sin embargo, cuando arribaron a la boutique, esta se encontraba cerrada, cosa extraña ya que no solía suceder. Las luces del local estaban apagadas, la puerta principal cerrada y atorada con una cadena, por si alguien intentase abrirla no le fuera tan fácil, los barrotes en las ventanas se les hicieron aún más extraños ¿Acaso se había trasformado en una prisión?

Se dirigieron a la puerta trasera del local, esa que llevaba a las bodegas donde descargaban las telas y demás materiales. Afortunadamente para ellos la cerradura, a pesar del paso de los años no había cambiado, y Yunho poseía una copia de la llave que llevaba consigo a todos lados, pues fue el ese oscuro lugar donde tratando de evitar la trifulca por los materiales su cuerpo choco con el de la más hermosa criatura, deberíamos decir que fue Jaejoong quien se estrelló literalmente contra él. Aquel lugar era especial, era la razón por la cual llevaba consigo esa llave.

Sin problemas se adentraron en el lugar, lo conocían bastante bien, tantas noches compartidas, el ir y venir con telas y cajas de adornos para ayudar a sus chicos, la ruta se quedó grabada en su memoria. Subían por las escaleras que los conducirían al pasillo principal, lo hacían con cuidado, pues no querían ser sorprendidos ni tampoco asustar a alguien. Al llegar al primer nivel, pudieron apreciar que el lugar estaba completamente destrozado, los jarrones rotos en el piso, los maniquíes portaban vestidos hechos jirones, plumas y pedrería regada por el suelo. ¿Qué había pasado allí?

Por el estado en el que se encontraban las cosas, de aquello no hace mucho, y ni así tenían una idea de lo que pudo haber ocurrido ¿Un asalto? Quizá era lo más probable, pero y si fue así ¿Dónde estaban todos?

Un suspiro, más parecido a un lamento se escuchó en la parte superior. Con mayor cuidado subieron sin hacer ruido. Puede que encontraran a alguien herido, rogaban porque no fuera uno de sus chicos, o podría ser aún el asaltante. Agudizaron sus sentidos cuando llegaron al rellano del piso superior, esta donde se encontraban los estudios de los diseñadores con mayor fama de la boutique. El aspecto que tenía el pasillo, era el mismo que el de la parte inferior, totalmente destrozado. Siguiendo el sonido, se fueron acercando, dándose cuenta de manera alarmante que sus pasos los guiaban hacia el estudio de Su y Jae. Un suspiro más. Se miraron un momento antes de proseguir. Habían llegado a la puerta, en la que se encontraban resquicios del fuego. El marco de fina madera, estaba carbonizado, cayéndose lentamente en pedazos. Aquello les preocupó más. Escucharon pasos dentro del estudio, al igual que uno que otro lamento ininteligible. Sin pensárselo más, se adentraron a la habitación.

Sí creyeron que la boutique estaba despedazada, el estudio era muchísimo peor, prácticamente no quedaba nada útil, había manchas negras ahí por donde el fuego había pasado consumiéndolo todo a su paso, las ventanas ennegrecidas por el humo, estaban selladas tanto por dentro como por fuera, y en un rincón cercano a ellas, a través de la poca luz que se colaba, vislumbraron una familiar figura.

– Yunho – susurró al momento en que sus ojos se toparon. – Changmin – les nombro como quien llama a un antaño recuerdo.

Los jóvenes se acercaron lentamente cuando los ojos de aquella persona se dirigieron de nuevo a la ventana. Por su cabello se notaba el paso de los años, en su rostro lleno de arrugas la tristeza se hacía presente. Su bonachón cuerpo se apoyaba en la pared. Aunque hubiesen pasado mil años seguirían reconociéndolo. Era aquel viejo velador que les miraba todas las noches, aquel que siempre dejaba entrar a Min y les despedía alegremente cuando se retiraban, aquel que se dormía cuando los cuatro chicos trabajaban, aquel que presenció toda la historia de amor y su destrozo final.

– Sr. Jin – dijo Min – Sr. Jin – volvió a llamarlo cuando el nombrado no respondió. Lentamente giro sus casados ojos a ellos y suspiró de nuevo.

– Si estuvieran aquí… – el viejo velador aún los creía una ilusión. Durante estos últimos meses añoró casi tanto como los diseñadores su regreso, esperando que detuvieran todo este circo montado para atrapar a Jaejoong.

– Pero sí estamos aquí – la ronca voz de Yunho hizo eco en toda la habitación, trayendo de regreso la mente del Sr. Jin, dándose cuenta de que por primera vez no estaba alucinando, que ellos en verdad se encontraban ahí, frente a él. Lerdamente elevó sus manos, primero al rostro de uno y luego al del otro, como cerciorándose de su presencia.

Un suspiro aún más largo que los demás, cerró momentáneamente los ojos y al abrirlos, cual si fuera magia, se había desprendido de esa tristeza que le hacía verse más viejo de lo que realmente era.

– Quizá aún no es demasiado tarde – dijo. Comenzó a moverse de un lado al otro, ladeando ligeramente la cabeza, recordando lugares y nombres. Los chicos solo le  miraban confundidos.

– ¿Tiempo para qué? – querían respuestas – Díganos Sr. Jin ¿qué ha pasado aquí? ¿Acaso hubo un incendio? ¿o fue un asalto? ¿por qué las ventanas están selladas? ¿Dónde están todos?

– ¿Dónde está Su?

– ¿Y Jae?

Le acosaban con preguntas, pero el viejo no parecía prestarles atención hasta la mención de los diseñadores le hizo frenar de golpe, los miró detenidamente antes de hablar. Si había alguien que podría impedirlo estaba ahí, en esa misma habitación con él, debía saberlo lo más pronto posible, aún había tiempo.

– No importa – dijo restándole importancia a todo lo demás – Obligarán a Jaejoong a casarse.

– ¡¿Qué?! – exclamaron al unísono.

– Junsu irá con él. No se casará pero no le dejará ir tampoco.

– ¿Quién?

– Kyung Joon

– ¿El magnate?

– ¿Qué tiene él que ver con ellos?

– ¡¿Quieren callarse para que les explique?! – soltó exasperado por tanta palabrería sin sentido que los hacía perder el tiempo, muy valioso en este momento. – Ahora no me interrumpan. Jaejoong será obligado a contraer matrimonio para que este lugar no sea destruido. Junsu, está incluido de alguna manera en el paquete de boda, acompañara a Jaejoong en sus lamentos.

El viejo velador explicó lo más relevante y lo más rápido que pudo la situación. De cómo Kyung Joon, después de que se marcharan, pretendió a Jaejoong durante todo este tiempo, hasta que ideó un plan del cual no escaparía.

– ¡Rápido! ¡No hay tiempo! ¡Váyanse!

Sin más los chicos abandonaron el lugar, subieron a un taxi y le indicaron el lugar donde sería la ceremonia. Hoy, justamente que ellos regresaban, hoy a era la sentencia de sus chicos. Rogaban internamente que no fuera demasiado tarde. Apresuraban al taxista, que los veía desesperados, pues por más atajos que buscara, a esa hora les sería imposible avanzar, el tránsito era demasiado.

A unas cuadras de lugar indicado, el taxi no avanzó más. Bajaron dando las gracias y corrieron con todo lo que sus cuerpos daban, con el corazón latiéndoles en el pecho tan fuerte que sentían que lo escupirían por la boca, y ni así se detendrían. Mucho tiempo ya habían perdido. Mucho tiempo ya había pasado sin verlos. Mucho tiempo tuvieron y ahora no tenían.

El lugar, obviamente era la lujosa residencia de Kyung Joon, en una de las salas adornadas especialmente para la ocasión. Se hubiesen detenido a observar todo aquello si no se encontraran en aquella situación. Si no estuvieran más preocupados por detener aquella boda, seguro hubieran deseado una ceremonia para sus nupcias. Pero ahora corrían a través de los jardines, para llegar a aquella sala donde el evento se llevaba a cabo.
Con gran estruendo abrieron las puertas de roble, encontrándose con un aula vacía, la recepción. Caminaron rápidamente, tratando de que el aire llegara a sus pulmones, entonces lo vieron.

Un largo pasillo adornado con flores y luces blancas, chicos pétalos blancos esparcidos por el lugar donde “la novia” paso. A los costados hileras de bancas de gente finamente vestida, y, al fondo lo que con tanto ahínco buscaban.

Los ojos de Yunho se posaron sobre el hermoso vestido platinado, en sus suaves pliegues, en la pasamanería que adornaba el delgado dorso, en la piel color crema de sus brazos, el fino cuello que se dejaba ver por ese escote recto del vestido, la bella cara que estaba enmarcada por ese velo de tul blanco… labios rojos… grandes ojos negros… lágrimas rodando por sus mejillas. 

El lugar se encontraba en completo silencio, como si aquello fuera más una sentencia que una celebración, como si los espectadores no fueran testigos de la felicidad, sino de una tortura, y, es que todos allí lo sabían, no había nadie que pudiera engañarse con que las lagrimas de la novia eran de felicidad, a leguas se notaba que eso era su condena.

– ¡NOOOO!  – grito Junsu. Los ojos de los diseñadores se encontraron un segundo, antes de que Jaejoong intentara retroceder, pues los bruscos agarres de su prometido lo zarandearon un poco logrando que soltara un chico gemido de dolor, inaudible para los demás, pero demasiado fuerte para Yunho.

– ¿A dónde crees que vas? – le espetó, para disgusto del moreno, demasiado cerca del rostro de su Jae. – ¡Continúe!

– Ah… mmm… coff-coff – carraspeó el juez, dispuesto a proseguir con la ceremonia, ya que la mirada del magnate era de temer. – Humm… Yo, por el poder que me concede la ley, los declaro…

– ¡ALTO AHÍ! – una voz gruesa gritó desde el fondo del salón. Por un segundo pensó que el juez no continuaría con esa locura, pero viendo que no era así y antes de que no hubiese remedio interrumpió la situación.

Los ojos de Jaejoong, de los cuales solo brotaban lágrimas, adquirieron un brillo cuando la figura de Yunho se hizo presente. Su llanto ahora era de felicidad por volver a verlo, porque los dioses habían escuchado sus ruegos, le habían regresado a su amor. Mientras los profundos ojos castaños del moreno recorrieron de manera rápida a Jae, su rostro lloroso le partía el alma, pero el moretón en su brazo, que antes oculto por la posición en la que se encontraba no lo notó, le causó ira. ¿Quién había osado lastimar a tal grado a su chico?
Su mirada pasó de ser amorosa a fría y cortante al mirar a Kyung Joon, el cual se veía ligeramente frustrado por la interrupción, más en cambio estaba seguro que con o sin Yunho ahí, lograría su cometido.

– ¡Continúe! ¡¿Acaso no me ha escuchado?! – gritaba al juez.

– ¡He dicho que paren! – Yunho se mantenía firme desde su lugar. El juez solo miraba a uno y a otro, intercaladamente, decidiendo quien de los dos poseía un aura menos atemorizante. Si bien sabía que no obedecer al magnate le repercutiría de alguna manera, concluyó que era mejor conservar su vida, y es que ese moreno alto, de ojos fríos que le helaban la sangre, le daba a entender que acabaría con su existencia si continuaba.

– ¿Y qué piensas hacer? – la ironía en la voz de Kyung Joon era visible. Tenía atado a Jaejoong, aunque Yunho se presentara finalmente, el diseñador no se iría, de eso se aseguraba. Aunque la bella criatura había intentado huir antes, ya tenía todo asegurado, de ese lugar no saldría si no fuera de su mano.

Yunho comenzó a caminar con paso firme en dirección de la pareja. Con los ojos fijos en el novio, desafiándolo, imponiendo su presencia en aquel lugar, con la intención de terminar con eso y llevarse a su Jae con él. Al llegar frente a ellos, se colocó muy cerca de Jae, sin mirarlo, pero cubriendo con su cuerpo el suyo en señal de protección.

– Si mal no sé, ya que tengo motivos para que esta boda no se lleve a cabo, usted – dijo dirigiéndose hacia el juez – debe escuchar mis mociones con respecto a este asunto. El aludido solo asintió con la cabeza. – Bien – su mirada se tornó más gélida y oscura al mirar a Kyung Joon. – Tú no te puedes casar con Jaejoong porque él es mío – declaró, logrando una sarcástica risa en el otro.

– Si no tienes nada más que decir, mi guardia te escoltará a la salida.

– No estoy jugando, deja ir a Jaejoong, o me veré en la penosa necesidad de hacer algo que no te dejaría muy bien parado.

– ¿Acaso me estás amenazando?

– No, solo te estoy advirtiendo.

– Si uno solo de tus músculos toca o tan siquiera roza algunos de mis cabellos, el que sufrirá las consecuencias serás tú, y quizá tú también – señaló a Jae.

– Maldito cobarde – susurró Yunho apretando los dientes, tratando de controlar toda esa ira que dentro de él fluía. – ¿Por qué piensas que la violencia es mi única arma? – dijo en un tono bastante audible.

– Es lo único que esperaría de un pobre tipo como tú – la manera despectiva en la que se refirió a él, le recordó tanto a todo aquello que le decía cuando aún trabajaba en la boutique y de cómo él se marcho dejándole el camino libre para llegar a Jaejoong.

– Lamento tanto informarte que ya no soy el mismo chico.

– Como sea el caso, jamás estarás a mi altura.

– Eso es verdad. Pero no vine aquí a discutir sobre mi estatus social. Vine a llevarme a mi novio, al piensas forzar para casarse contigo – exclamo el moreno.

– De tuyo ya no tiene nada. Me pertenece. Es mío, yo lo gane – lo trataba como si fuera un objeto, algo que le molesto al más alto y a su amigo.

– El que tengas poder no te da el derecho de tratar a las personas como objetos.

– Su tía lo ofreció como tal. Prácticamente fue vendido al mejor postor.

– ¿Y tú eres el mejor postor?

– ¿Acaso lo dudas?

– Por supuesto. De hecho estoy seguro que ahora la tía ya no cree que tú seas el mejor postor.

– Eso nunca la sabremos – la suficiencia en su tono hizo dudar de sus buenas intenciones a todos.

– ¿D-donde esta ella? – irrumpió Jaejoong. Observando por primera vez a la audiencia, dándose cuenta de que su tía, quien sería la principal beneficiada de este matrimonio, no se encontraba presente en la ceremonia, algo extraño ya que era un evento de alta alcurnia, algo que alguien como ella jamás se perdería.

– ¡Oh! Es cierto no está aquí – Kyung Joon mintió de forma nada convincente, y es que sabía muy bien que la vieja tía no se aparecería por sus vidas nunca más.

– Se encuentra en un asilo para ancianos – la respuesta exacta de la ubicación de la señora, desconcertó un poco al Jaejoong.

– Yo lo llamaría más como manicomio, aunque sí, también cuidan de ancianos con problemas mentales – la ironía de nuevo. – Verás querido, tu tía era muy engorrosa, muy avara, todo quería y por supuesto yo no iba a cumplir todos sus  deseos, mucho menos la exorbitante dote que estaba pidiendo por ti. No, no, no, por eso preferí invertirlo en su futuro.

A pesar de que la Tía de Jaejoong no era muy buena persona, el chico no quería que sufriera, ya estaba demasiado grande como para pasar por todo eso, por mucho que se lo mereciera, el buen corazón de Jae jamás le permitiría  desearle o conformase con lo mal que ella lo estaba pasando.

– Como sea el caso – restó importancia al asunto – Ahora, sí nos permites – le dijo a Yunho – Esta belleza y yo estábamos a punto de contraer nupcias. – Jae dio un paso atrás, realmente no quería casarse con aquel sujeto – O ¿quieres que todos sufran por tu causa? – con una gesto, varios sujetos se colocaron alrededor de Junsu y Yoochun, este último aún en mal estado. – Sabes bien que lo haré – amenazaba. La obsesión por obtener a Jae se había vuelto apremiante, necesitaba poseerlo, tenerlo solo para sí. El chico miró a Yunho con temor. – ¿Piensas que este pobre diablo te salvará? – una mirada fría se dedicaron. – No belleza, tú no te irás a ningún lado. Eres mío, grábatelo en la cabeza.

– Él no te pertenece – la voz de Yunho se iba haciendo más grave conforme hablaba. – No tiene sentido seguir discutiendo. Vamos Jae – le tomo de la mano. Por primera vez en mucho tiempo volvió a sentir el suave contacto con esa cálida mano, Jae estaba más que seguro que su corazón no había cambiado en nada, su aspecto ya no era el mismo, aquel chiquillo escuálido y desarreglado del que Yunho se enamoro, se trasformó, como el patito feo en cisne, en un hermoso hombre, pero con la misma esencia, el mismo corazón enamorado que ahora latía fuertemente por volver a estar cerca de su ser más amado.

– Ya les dije que no irán a ningún lado – con una indicación de su cabeza, dos sujetos tomaron a Yunho por detrás y comenzaron a arrastrarlo fuera del recinto, mientras que Jae era sujetado y se removía en busca de soltarse.

Kyung Joon sujetaba a Jae por la espalda, con un brazo extendido por todo su pecho y parte de su cuello; el chico diseñador mordió el brazo que lo sujetaba con tal fuerza que el otro solo grito y lo soltó, pero Jae no logro huir, el voluminoso vestido le impedía correr en dirección de Yunho, y a menos de tres pasos Kyung Joon lo sujeto de nuevo por la muñeca y con la furia que sentía, su mano libre se estrello sobre la blanca y suave mejilla de Jaejoong. A causa del fuerte golpe el chico comenzó a tabalearse, sin llegar al suelo ya que el magnate aún le seguía sosteniendo. Esta acción solo sacó de sus cabales al moreno, quien sin dudarlo se lanzó sobre el otro, deshaciéndose de sus captores primero, golpeando y siendo golpeado hasta que fue el vencedor.


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Cuando Jaejoong recobró el conocimiento, se encontraba en la gran habitación con muchos almohadones, y sin embargo, su cabeza reposaba sobre las blandas piernas de Junsu, quien le acariciaba el cabello. Poco a poco abrió los ojos, acostumbrándose a la luz, observando el rostro de su joven amigo y a Yoochun, quien se encontraba muy cerca de él.
De golpe recordó todo lo ocurrido, se incorporó tan rápido que asustó a los otros dos. Busco en toda la habitación con la mirada a aquel con quien tanto tiempo había soñado, pero ni rastro de él o de su amigo ¿Habría sido solo eso, un sueño? No, no podría ser, el vestido que llevaba era señal de que la ceremonia se había llevado a cabo, el dolor el su mejilla era punzante, todo había sido real, y sin en cambio ¿Dónde estaban?

– ¿Q-Q-qué ha ocurrido? – Jaejoong miraba a sus amigos, pero en realidad lo que quería saber era donde estaba Yunho y Min.

– Ah… humm… – comenzó Junsu, quien no estaba seguro de desde donde comenzar a relatar, ya que los gorilas que lo sujetaban le impedían ver todo lo que pasaba, por lo que no supo que Jae se había desmayado a causa del porrazo que Kyung Joon le propinó hasta que la pelea se puso más intensa y fue entonces donde lo vio recostado en el suelo.

Yoochun fue el que comenzó a relatar lo ocurrido: – Después de que te desmayaste…

– ¿Y cómo no hacerlo si ese bruto te golpeó sin reservas?

– Junsu y yo te alejamos de ahí, porque estabas justamente en medio de todo. Las personas abandonaron el lugar, y la seguridad de la mansión se hizo presente en menos de 5 min.

– ¿Y Yunho?

– Ahora está en la comisaría, rindiendo su declaración. – Aquello no sonaba nada bien, Yunho terminaría su vida tras las rejas por tratar de ayudarlo. Jae sabía que sí se quedaba con Kyun Joon y rogaba clemencia por Yunho, este retiraría todos los cargos. Con esa idea en su cabeza se dirigió a la puerta con paso firme, rogaría por la vida de todos los demás, así la suya fuera condenada.

– ¿A dónde vas?

– Iré donde Kyung Joon. Le pediré que retire los cargos contra Yunho.

– No es necesario, no hay cargos – decía tranquilamente Junsu. Jae se giro apresuradamente para mirarlo a los ojos y preguntarle mudamente por la verdad. – En verdad, no hay cargos.

– Resulta que Yunho y Min trabajaron por mucho tiempo con un inversionista, el cual alguna vez fue socio de Kyung Joon, pero este le jugó sucio y terminó quedándose con todas las acciones, mientras que su socio se fue a la banca rota. Eso mismo quería hacer con Yang. – Afirmó Yoochun.

– ¡Ja! Pero la jugarreta no le salió como quería.

– Como Yang había dejado todo a mi cargo, básicamente todas sus acciones podían ser removidas con una simple firma de mi mano. Eso lo descubrí hasta hace poco. Esa era la razón principal por la que Yang no regresaba, al parecer Kyung Joon le tendió una trampa cuando estaba en el extranjero, la cual le impidió regresar pues tenía una orden en su contra y varios delitos que por supuesto no había cometido. Pero el magnate no se podía apropiar de la boutique porque esta había quedado bajo mi jurisdicción, y no se le hacía problema mientras yo no interfiriera en sus asuntos, claro, hasta que te ayude.

– Min y Yunho, con ayuda de su jefe, dieron con Yang, quien les explico la situación en la que la empresa se encontraba. Y entre todos reunieron las pruebas necesarias para sostener una demanda en la que Kyung Joon es acusado por extorsión y negocios ilícitos.

– Además de que ellos no son los únicos empresarios que han sido perjudicados – una voz femenina desde la puerta atrajo sus miradas, Hyomin estaba de pie en ella. – Mi primo al parecer trato de quitarnos la empresa, mi padre no lo hubiera notado jamás hasta que ya no fuera suya. Les agradecemos tanto a sus amigos – dijo adentrándose a la morada. – Lo siento tanto Jae, en verdad lo siento mucho – dijo suavemente. – Nunca creí que él fuera así. No merecías esto – su mano recorría su moreteada mejilla que aún punzaba. – Jamás pensé que llevarlo conmigo a ver mi vestido fuera malo. – Hyomin se sentía culpable pues ella lo había llevado a conocer a sus chicos diseñadores, y de ahí la obsesión de Kyung Joon por poseer lo que no es suyo.

– No es culpa tuya. En realidad no es culpa de nadie más que de tu primo.

– Lo sé, pero ya no tendrás que preocuparte por él. Padre me ha dicho que tienen las pruebas suficientes para refundirlo en la prisión por lo que hizo con todos. Como está la situación ahora, han salido muchos de sus oscuros secretos a la luz, padre no se lo perdonará nunca…

Aquella incógnita acerca de los secretos familiares jamás la sabrían, pues Hyomin no se los diría y ellos no le preguntarían, inmiscuirse en ese tipo de familias era peligroso.

Mientras estaba ahí charlando acerca de cómo se dieron las cosas, dos chicos les miraban desde el umbral, sonriendo porque esa escena se les hacía conocida, quizá con algunas variantes, como Yoochun, pero aún así era agradable a la vista, verlos sonreír, quizá un poco maltratados por todo lo que paso, pero felices de estar libres de esa pesadilla.

Los enormes ojos negros de venado de Jae se enfocaron en la puerta. Dos orbes marrones y profundas lo miraban de manera penetrante, era de esas miradas en las que deseas perderte por siempre, de esas donde puedes ver el tiempo a través de ellas correr, el universo expandiéndose o contrayéndose, de esas miradas donde puedes encontrar lo que las personas siempre han buscado… amor.

– Yunho – sin despegar sus ojos de él, sin cerrar los párpados por temor a que fuese una ilusión, se dirigió hacia él, caminando torpemente por el estorboso vestido, pero feliz porque él estaba ahí por fin.

Sus ojos jamás desviaron el contacto, cuando Jaejoong estuvo lo suficientemente cerca, Yunho extendió sus brazos y lo atrapó en un abrazo al tiempo que el chico enredaba los suyos alrededor de la cintura del más alto. Era uno de esos abrazos que expresan miles de sentimientos, uno de esos que ambos, durante estos últimos años, tanto añoraron. Sentir el calor del otro les otorgaba la paz que necesitaban, apreciar su aroma los hacía sentirse en el mejor lugar del mundo, porque sí, no existía mejor lugar que ese estrecho espacio entre sus brazos.

– Jaejoong… Jaejoong… – susurraba, mientras comenzaban a caer lágrimas de felicidad por el rostro de ambos – Jae… mi Jae… – pronto comenzó a besar delicadamente cada parte del rostro del otro.

– Yunho…

– Mi Jaejoong… lamento la demora.

– No importa, estas aquí ahora.

Sus rostros demasiado cerca, demasiado ansiosos por probar de nuevo la miel que solo en los labios del otro encuentran, ese exquisito néctar del que son adictos. Un beso, un roce suave que estremeció de nuevo sus cuerpos, un beso casto que poco a poco se convirtió en algo más apasionado, en algo más necesitado, y es que ambos necesitaban tanto del otro que ese momento les parecía únicamente para ellos.

– ¡Hey! Les recuerdo que hay niños presentes – a lo lejos Junsu interrumpió.

– ¿Ah sí? ¿Dónde? – Yoochun hacía que buscaba en todos lados.

– ¡Yo! ¡Mis castos ojitos no pueden ver eso!

– No seas envidioso y déjalos disfrutar – objetó Changmin, sonriendo al ver la escena y sonriendo aún más por estar cerca del chico pato-delfín.

– ¡Ya! ¿Quién dice que soy envidioso? Si yo… – no termino de hablar sus labios fueron capturados por otros suaves y dulces. – ¡Yaaaaa! ¡¿Quién te crees que eres para robarme un beso?!

– Dos, corazón. Este es el segundo que te robo –  Min sonrió complacidamente por su acción. Junsu lo miraba con ojos estupefactos, sin poder creer en lo que había sucedido y el cinismo del otro para decirlo. – Ven acá – lo tomó por el cuello y llevó sus labios de nuevo contra los suyos. Junsu se sorprendió, en un primer momento no pudo corresponder, pero después poco a poco torpemente respondió.


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El tiempo ha pasado, los diseñadores trabajan en lo que les gusta, los vestidos de novia. La boutique después de lo acontecido, sufrió una gran remodelación, y es que ahora, HyoMin era la socia de Yang y Yoochun, porque sí, la primera después de que Kyung Joon perdiera todo, su prima se había quedado con las acciones de la empresa de diseño, mientras que Yang hizo de Yoochun no solo su mano derecha, sino también su socio por la confianza que le profesaba.

Jaejoong y Junsu ahora eran reconocidos diseñadores, sus vestidos sin duda era lo mejor que había, las pocas que lograban lucirlos eran la envidia de todas, y es que, al ser tan solicitados, no podían atenderlas a todas, por lo que ellos entrenaban a jóvenes diseñadores para que les ayudaran con todas las bellas novias para que en su día lucieran hermosas, aún más de lo que ya eran.

Pero hoy, justamente hoy es un día diferente. Hoy la boutique ha cerrado sus puertas, con un gran letrero al frente que reza “Nos marchamos a una boda”. Nadie en el lugar se hallaba, porque hoy se celebraba un evento muy importante.

Porque para ese chico que alguna vez fue rechazado por la sociedad, escuálido y desarreglado, que esperaba con ansias el día que el amor tocara a su puerta, el día que alguien  mirara por debajo de toda aquella desgastada ropa y cabello revuelto, viera sus ojos, encontrarse en ellos y perderse en ese universo infinito llamado amor. A él que después de transformarse como la cenicienta por arte de magia en la criatura más hermosa, a él por el que muchos se disputaron su mano y casi estuvo a punto de contraer nupcias de manera forzada, a él, al final de todo, le había llegado su tan anhelado día.

El amor llegó a su vida en el momento en que se estrello con el torso de Yunho, su mano pedida en matrimonio cuando el moreno le entrego un sencillo anillo cuando se marcho en busca de fortuna, y vaya que la había obtenido, Yunho y Changmin eran ahora directores de una gran empresa, obviamente dedicada a la moda. Pero, por más hermosas modelos que mirasen, sus corazones siempre los llevaban al mismo lugar, donde los esperaban dos sonrientes chicos.

–  ¿Y si no llega? – Jaejoong se encontraba en un salón aledaño a la estancia donde se llevaría a cabo la ceremonia.

– Llegará – respondía Yoochun tranquilamente.

– ¿Pero no creen que debo ir a asegurarme que este ahí dentro?

– No. Ahora deja de moverte que me pones nervioso. – Junsu miraba como su amigo caminaba de un lado al otro.

– Pero ¿y si se arrepiente?

– No lo hará. – Yoochun se mantenía tranquilo en una esquina del lugar.

– Iré a asegurarme – anunció.

– Si te ve será de mala suerte – le recordó. Pues sí, al final de cuentas seguían creyendo en esas cosas a la que la gente llamaba superstición. – ¿Traes todo?

“Algo azul”… porque el color azul simboliza la felicidad. “Algo prestado”… de preferencia de una persona casada y que sea muy feliz pues de esta manera la buenaventura se transmitirá a la nueva novia. “Algo viejo”… para representar el vínculo con el pasado. “Algo nuevo”… porque es el comienzo de una nueva vida feliz.

Jaejoong levanto la mano, en la que se apreciaba un brazalete de esferas azul cielo, debajo de este, un brazalete de oro, un objeto prestado por parte de Yang, un objeto que traía doble significado, pues al ser de oro también atraería la riqueza. En su oreja izquierda se hallaba un arete con forma de cruz, heredado de su tía, a quien había sacado de aquel manicomio y ahora se encontraba viviendo felizmente en un asilo de ancianos, donde era visitada seguido por Jae, su carácter había cambiado demasiado, había logrado hacer buenas migas con las viejecillas del lugar y eran tratados todos de manera amable y cariñosa.

Y, claro, como objeto nuevo estaba su traje, ese hermoso atavío blanco que luciría por primera vez hoy. Porque no era un vestido, no, era un ceñido traje blanco, diseñado por Yoochun con algunos arreglos de Junsu; ya que desde aquel fatídico día jamás se volvió a probar ningún vestido de novia, solo se dedicaba a diseñarlos. Y hoy, en su más importante día, portaba un traje, como el varón que era, un raso traje blanco, bueno, quizá no tan sencillo, y es que se encontraba finamente bordado y adornado, realmente se habían lucido con el diseño. Sobre su pecho, a la altura de su corazón una sencillo ramillete de pequeñas flores blancas.

– Vamos, ya es hora – anunció Yoochun consultando su reloj.

– No deberíamos esperar un poco más, digo, las novias siempre deben llegar un poco tarde – discutía Junsu.

Yoochun miro una vez más su reloj. – No, ya es hora.

– ¿Y si salimos y aún no está?

– ¡Ya! Solo lo pones más nervioso – y es que Jaejoong se había puesto pálido con la última pregunta de su amigo ¿Qué pasaría si Yunho lo dejara plantado? No, no eso no podría ocurrir ¿o sí?

– En 5 min salen. Escucharan la marcha nupcial, así que estén atentos – una voz que Jae no pudo identificar lo saco de sus cavilaciones, respiro profundo… inhalo y exhalo de nuevo… hasta que sonó.

Aquella música tan recurrente en las bodas, aquella con las que se anunciaba la llegada de la novia, se dejó escuchar en la habitación en la que estaban. Respiro profundo una vez más y sonrió, porque sí, este sería el día más feliz de su vida.

Dentro del recinto, la música sonaba más fuerte, Yunho se encontraba nervioso, Changmin palmeaba su espalda para tranquilizarlo. El moreno quería que ese momento fuera perfecto, porque sin duda esta sería la segunda ocasión en la que Jaejoong caminaría por un pasillo con flores hacía un hombre, la primera no es un grato recuerdo, por lo que esperaba que este sí lo fuera, que distara mucho de lo que vivió unos meses atrás.

Se mordía el labio inferior cuando Yoochun apareció primero, sostenía una pequeña canasta de la cual soltaba pétalos de rosas blancas por donde pasaba. Detrás de él Junsu venía, portando un pequeño ramo de flores lilas, sonriendo a todos los presentes, a su vez, detrás de Yunho, Changmin se quedaba literalmente sin aire al ver a chico, y sonrió por ellos. Pero su sonrisa se amplió al verlo ahí.

Jaejoong simplemente se encontraba hermoso, su cabello nuevamente negro ligeramente despeinado, le recordaba a la imagen inocente de cuando lo conoció, su traje blanco ceñido dejaba a la imaginación ese bello cuerpo que seguramente poseía, la piel cremosa de su cuello resaltaba con el blanco de la solapa del traje, sus labios rojos lucían apetecibles, sus mejillas ligeramente sonrojadas le daban un encantador aspecto, y aún así, a pesar de todo lo hermosísimo que se veía, no había nada comparado con el brillo que destellaban sus negros ojos, esos de los que no pudo apartar la mirada en todo momento.

– Sr. Jung Yunho ¿acepta por esposo al Sr. Kim Jaejoong, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe y aún más allá de ella?

– Sí, acepto – sin ninguna duda, sin parpadear, mirando siempre los ojos de su amado.

– Y usted Sr. Kim Jaejoong ¿acepta por esposo al Sr. Jung Yunho, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe y aún más allá de ella? – el diálogo se le hizo conocido a Jaejoong, y sin en cambio, la situación era muy diferente, porque ahora sí estaba dispuesto a compartir toda su vida con el hombre frente a él, estaba dispuesto a darle todo su amor, su cuerpo, su alma, pues siempre le han pertenecido únicamente a él.

– Sí, acepto – dijo mirándolo a los ojos, porque esos son los que vieron a través de toda la ropa desgastada, de la maraña que era su cabello, de sus horribles gafas, y a pesar de eso, esos ojos lo atraparon, porque ahí fue donde conoció el amor, su Yunho.

– Yo los declaro, marido y esposo… – al escuchar esas palabras, sabían que ahora sí, se pertenecían totalmente el uno al otro, y se lanzaron a los labios del contrario – mmm puede besar al novio.

Y así, lo que inició con una simple mirada, se transformo en lo que todos siempre buscamos, el amor de una pareja, aquella que nos acompañara en el camino que se llama vida y quizá aún más allá de ella. Así Jaejoong caminará feliz, tomado de la mano de Yunho.


FIN


PD. Junsu gano el ramo cuando Jae lo aventó, sin embargo, Su y Min no se casarán, aún, ya que el moreno piensa que es más divertido robarse al novio.


Yoochun espera ahora pacientemente a que el amor también toque a su puerta y mientras lo hace se dedica a diseñar mientras escucha las hermosas historias de amor de sus clientas, porque sí, se ha vuelto fanático a ellas. 


7 comentarios:

Laura Campos García dijo...

Que bonita historia, al principio romántica, pero después nos hicieron sufrir al no llegar Yunho , pero que bueno que todo término bien, gracias por esta historia tan bonita.

JadeJung dijo...

Omo ♥.♥
Con una historia asi, a cualqiera le dan ganas de casarse ♥
Ea Yoochun! Piensate un trio!
Que tal un YooMinSu? XD
Muchisimas gracias la historia
Disfrute cada cpitulo en su totalidad ♥

Paradise YunJae fanfics dijo...

Hahahaha changmin cinico descarado xD
Bueno el yunjae vivio feliz para siempre

yunho kim dijo...

uf por fin se han casado y todo le a salido bien y min prefiere robarse al novio por no gastar en la boda

Unknown dijo...

LOL!!! Changmin es mas realista xD
Ajshshakdvgdsjdhskshd después de tanto sufrir, por fin se casaron ;0; Yunhi tan hermoso y valiente, y Changmin tan cinico xD
Y al final, Yoochun entendió que ni es bueno provocar el mal u.u

Muy buen fic!!! :3

Poleht ^o^ dijo...

Que bonito final ^_^
Muchas gracias por compartir con nosotras esta bella historia

Virginia Maturana dijo...

Gracias bella historia❤