La
molesta luz de la mañana saco a Seunghyun de su bello sueño, lentamente se
levanto. Se ducho y curó sus manos heridas. Necesitaba un analgésico para
calmar el dolor y, quizá debería aprovechar la oportunidad para ir a desayunar
aunque no tuviera apetito o simplemente para pasear por aquellos lugares de los
que tenía preciosos recuerdos con Jiyong, y de los cuales se despediría para
siempre.
Salió del
apartamento muy temprano, quería y a la vez no quedarse ahí, ese lugar le hacía
daño. Significaba mucho para él, pero ahora que Ji no estaba y él se marcharía
más tarde, no lo necesitaría, así que decidió venderlo. Iría a entregarle los
papeles a bienes raíces, y de la venta se encargaría su madre.
No quería
que nadie lo fuera acompañar al aeropuerto, lo había decidido así, siempre fue
malo con las despedidas. No le gustaban, y en su estado actual no quería que lo
vieran. Comenzaría de nuevo, una vida lejos de todos, lejos de Ji…
– No lo
nuestro no puede morirse, no-o – decía un lloroso Jiyong en la puerta del
apartamento de Seunghyun. Sangraba de herida abierta, el hilillo de sangre se
mezclaba con las abundantes lágrimas que brotaban de sus ojos. Tanto tiempo
reteniéndolas, guardando sus sentimientos por orgullo, y ahora por ese mismo
orgullo había perdido lo que más amaba – Seunghyun – decía entre sollozos –
S-e-eu-ung-hyu-un vuelve… n-no me de-e-je-es… – se lamentaba aun mas no haber
regresado a él antes. Algunas personas pasaron viéndolo de forma lastimosa, pues
esa era la impresión que daba, mas sin embargo a él no le importaba… “soy un
hombre, pero a veces lloro y grito cuando estoy solo”… solo, pues Seunghyun
se había marchado y ante eso ya no
podía hacer nada, tuvo la idea de ir al aeropuerto, la cuestión era a cuál ¿a
Gimpo? O ¿Icheon? Si se equivocaba lo perdería. Se levanto pero de nuevo sintió
ese mareo, la cabeza le punzaba demasiado fuerte, se recargó un poco en la
pared y se detestó por ser tan débil, por no seguir las indicaciones del médico;
fue ahí donde se dio cuenta que sangraba, con la manga se trato de limpiar,
logrando así el efecto contrario. El dolor era tan intenso que la vista se le
nublo por un momento, parpadeó, las puertas del elevador se abrieron y ahí
estaba él, parpadeó de nuevo, el dolor arremetía más fuerte… no sabía si lo
estaba imaginando…
Seunghyun
casi llegaba a su destino cuando noto lo que había olvidado: las escrituras del
apartamento, con molestia emprendió el camino de regreso, eso le restaba
tiempo, ya no podría visitar los lugares de los cuales quería despedirse, quizá
sea mejor así, de esa manera no se atormentaría el mismo. Estaba tan absorto en
sus propios pensamientos que no noto nada fuera de lo común cuando llego a su
edificio, simplemente entro, subió al elevador y al abrirse la puerta lo vio.
Frente a la puerta de su apartamento se encontraba aquel con el que tantas
noches había soñado.
– Aunque
pase el tiempo aquí te esperare, no me importa que me digan loco con tal de
acariciar de nuevo tu rostro – dijo Jiyong en un susurro audible al que creía
producto de su imaginación.
El mayor
estaba tan sorprendido de verlo ahí, pero aún más por el aspecto que el pequeño
presentaba, la cara sucia de tanto llorar y manchada de sangre ¿sangre? Podía
notar como brotaba un poco de una herida que tenía en la cabeza. Sus ojos se
encontraron y pudo ver en los ojos de Ji que aun sentía amor, amor que el suave
susurro de sus palabras le confirmo. Ji levanto la mano como queriéndolo tocar,
dio un paso con dificultad y tropezó, estuvo a punto de caer de no ser por unos
brazos fuertes que lo sostuvieron.
– Ji… –
dijo Seung. La ronca voz del mayor y sus cálidos y fuertes brazos le indicaron
al otro que no se trataba de una alucinación, que era real, que él estaba ahí.
– Te amo…
– soltó al fin, con una sonrisa mientras acariciaba su mejilla y, por primera
vez las lágrimas en los ojos de ambos no expresaban tristeza o amargura, eran
de felicidad… de amor.
Se
besaron ahí, frente a la puerta del apartamento, ahí con ese aspecto tan
deplorable que presentaba el menor, pero que a ninguno de los dos les importaba
realmente, pues habían esperado largos meses para poder hacer lo que ahora
hacían. Lentamente el dolor en Ji fue remitiendo, y solo se separó de Seung
cuando la falta de aire se hizo presente. Se hubieran perdido uno en la mirada
del otro de no ser porque el mayor recordó la herida del pequeño, lo levanto en
brazos, Ji se sostuvo del cuello del otro y de esta manera atravesaron el
umbral de su apartamento. Suavemente lo recostó en el sillón, mientras buscaba
algunas gasas y agua oxigenada para limpiar la herida.
– ¿Cómo
fue que te hiciste esto? – dijo el mayor mientras limpiaba la herida y la cara
del menor.
– Ahmmm…
yo… no sé exactamente – dijo Ji, pero la mirada inquisidora del mayor lo obligo
a continuar – iba caminando hacia mi estudio cuando sentí un leve mareo y
después desperté en el hospital – no lo miraba los ojos, pero aún así sentía la
presión que seguía ejerciendo – el médico dijo que fue por una descompensación
alimenticia y falta de descanso – admitió. El rostro de Seunghyun expresaba
molestia a cada palabra que pronunciaba, pero no enfadado con el otro, sino más
bien consigo mismo por no notar que su pequeño estaba tan mal. – ¿Y las tuyas?
– preguntó sacándolo de sus pensamientos.
Jiyong no
había pasado desapercibido los vendajes que traía en las manos. Con los ojos
recorrió el lugar y encontró el motivo. Ahí en una blanca pared estaba la
evidencia de que los puños de Seunghyung se estrellaron tantas veces hasta
abrirse y manchar de carmín el lugar. No espero respuesta, ya que conocía
perfectamente al otro como para saber que no le diría nada. Tomo su rostro de
nuevo y lo beso. Tanto habían esperado por ese momento y ahora no tenían
tiempo, el avión que lo llevaría a su nuevo destino salía por la tarde, y no
por la mañana como le habían informando a Jiyong.
– Te amo
– le repitió el pequeño – te amo, pero no puedo exigirte que te quedes a mi
lado. Es una gran oportunidad para seguir creciendo… – el panorama de la pronta
separación asusto al mayor. Si Jiyong le pedía que se quedara lo haría, de eso
no tenía duda, pero el pequeño no estaba haciendo eso, sino que lo invitaba a
volar.
– ¿Y si
no quiero marcharme? – repuso. El brillo en la mirada de Ji surgió con más
fuerza.
– Si no
vas, no tendré excusa para visitar New York. Y no podre comprar ropa,
accesorios y…
– Shhhh!
Hablas demasiado – le dijo sonriendo Seung poniendo un dedo en los labios de Ji
– Iremos a NY cuando tú estés listo para partir.
Lo
decidió así, sus planes de irse seguían en marcha, comenzaría de nuevo, se
marcharía lejos, pero no iría solo, lo más importante en su vida había
regresado a él: Jiyong, y ahora ambos emprenderían una nueva aventura, no sabía
lo que el destino les depararía, pero estaba seguro que lo enfrentarían juntos.
“Nos acabamos de mudar, el departamento es
espacioso... quizá debí traer más cosas. Seunghyun sigue acomodando por eso yo le
preparo una bebida, estos tres días han sido una fatiga total. Lo bueno es que
ya está casi listo, y digo casi porque no he terminado de desempacar. Pero soy
muy feliz de estar aquí con él… Siento como sus brazos me toman por detrás,
mientras él recarga su barbilla en mi hombro.
– ¡vamos, vamos! – le dijo y me separo de él –
aún no hemos terminado y estas todo sudado – le doy la bebida, él me mira con
una expresión de cachorrito regañado, realmente no puedo resistirme a eso. Le
sonrió y lo abrazo por el cuello atrapando sus labios en un beso… me toma por
la cintura fuertemente atrayéndome más a su cuerpo… con un impulso me levanta y
yo enredo inmediatamente mis piernas en sus caderas…
De alguna manera hemos llegado a la habitación, a
veces me sorprende lo hábil que es para algunas cosas este hombre, por eso lo
amo… comienza a quitarme la ropa y yo no tardo en quitarle la suya… nos
necesitamos… me pega a su cuerpo de nuevo… puedo sentir lo ardiente de su piel,
quiero fundirme con él… me toma en brazos y me lleva a la ducha… sonrió, toma
en serio el comentario de estar muy sudado… siento el agua tibia correr por
nuestros cuerpos, pero su cuerpo sigue ardiendo, es fuego…
Comienza a besar mi cuello, detrás de mi oreja… –
ahhh – sabe que ese es un punto muy sensible para mí… sus manos que seguían
aferradas a mi cintura ahora circulan por mi piel, erizándola por completo, sin
importar el agua tibia ni la temperatura de su cuerpo… siempre es así, ahí
donde él toca, una descarga de energía recorre mi piel… una parte de mi está
despertando, mientras puedo sentir que la suya ya está completamente despierta…
– ¡Ahhhh! – se escapa de mi boca al sentir sus
labios muy cerca de mi entrepierna, besando aquí y allá por mis muslos… las
piernas me tiemblan… no puedo controlarlas… le deseo… lentamente toma mi
miembro y lo introduce a su boca… – ¡Nhhhhhhhh! – caliente, muy caliente…
siento que no resistiré mucho más… Efectivamente, terminé soltando mi escancia
en su boca… tragó… me besa y degusto mi propio sabor en sus labios…
– Ven –dice – no me puedo concentrar aquí –
susurra en mi oído. Me vi envuelto en una gran toalla y arrastrado hacia la
gran cama que tenemos. Su cuerpo sobre mí, me incita de nuevo… lo siento tan
duro que pronto yo estoy igual…
Está tan desesperado como yo por ser uno solo,
que se introduce dentro de mí sin previo aviso, lentamente… puedo sentir cómo
va abriéndose camino dentro de mí… – ¡Nhhh! – le escucho gemir… el dolor se
mezcla con el placer de estar así, ser uno…
Es tierno conmigo, se detuvo, esperando a que me
acostumbrara, me besa el cuello, el pecho, acaricia mis pezones, besa de vuelta
mis labios, me mira, le sonrío de manera que entienda que puede continuar…
suave, despacio…
– Nhhhhh – soltamos con cada movimiento que hace…
dentro… fuera…
– M-mas ra-api-i-do tu ritmo me está matando – le
digo… más fuerte… me sostengo de su espalda… me gusta – ¡Aahhhhhhhh! – tocá un
punto vital que manda una descarga a todo mi cuerpo que me hace vibrar –
¡Nhhhhhhhh! ¡Ahí! – grito de placer pidiendo más y más…
– ¡Ahhhh! ¡Ji! – sí, gime mi nombre, hazlo de
nuevo, una y otra vez, dilo… – ¡Nhhhh! ¡Ji, me encantas! – empiezas a
embestirme con más fuerza, dando siempre en el punto… con su mano toma mi
miembro y lo masajea al compás que lleva… mis músculos comienzan a tensarse, me
correré pronto… le clavo las uñas en la espalda por puro placer, veo como se arquea
disfrutando también de aquello…
– ¡Ahh! ¡Seunghyuuuuun! – digo antes de expulsar
mi semen por segunda vez… arremete contra mí una, dos veces más…
– ¡Nhhhhhhh! – siento un flujo de calor ahí donde
deja tu semilla… me siento muy dichoso de tenerlo… – Te amo – me dice mientras
se tumbas sobre mi… lo beso en respuesta…
– Yo también te amo – le digo cuando nos
separamos – ¿Cuánto me quieres? – digo atrapando sus labios nuevamente…
– ¿Cuánto te quiero? – en realidad no espero
contestación, ya la sé, pero me gusta ver su mirada cada que pregunto, en ella
está la respuesta… – Te quiero siempre amor… Te querré siempre mi amor…”
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