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jueves, 17 de octubre de 2013

SIEMPRE: CAPITULO 8 FINAL



La molesta luz de la mañana saco a Seunghyun de su bello sueño, lentamente se levanto. Se ducho y curó sus manos heridas. Necesitaba un analgésico para calmar el dolor y, quizá debería aprovechar la oportunidad para ir a desayunar aunque no tuviera apetito o simplemente para pasear por aquellos lugares de los que tenía preciosos recuerdos con Jiyong, y de los cuales se despediría para siempre.

Salió del apartamento muy temprano, quería y a la vez no quedarse ahí, ese lugar le hacía daño. Significaba mucho para él, pero ahora que Ji no estaba y él se marcharía más tarde, no lo necesitaría, así que decidió venderlo. Iría a entregarle los papeles a bienes raíces, y de la venta se encargaría su madre.

No quería que nadie lo fuera acompañar al aeropuerto, lo había decidido así, siempre fue malo con las despedidas. No le gustaban, y en su estado actual no quería que lo vieran. Comenzaría de nuevo, una vida lejos de todos, lejos de Ji…

 

– No lo nuestro no puede morirse, no-o – decía un lloroso Jiyong en la puerta del apartamento de Seunghyun. Sangraba de herida abierta, el hilillo de sangre se mezclaba con las abundantes lágrimas que brotaban de sus ojos. Tanto tiempo reteniéndolas, guardando sus sentimientos por orgullo, y ahora por ese mismo orgullo había perdido lo que más amaba – Seunghyun – decía entre sollozos – S-e-eu-ung-hyu-un vuelve… n-no me de-e-je-es… – se lamentaba aun mas no haber regresado a él antes. Algunas personas pasaron viéndolo de forma lastimosa, pues esa era la impresión que daba, mas sin embargo a él no le importaba…  “soy un hombre, pero a veces lloro y grito cuando estoy solo”… solo, pues Seunghyun se había marchado y ante eso ya no podía hacer nada, tuvo la idea de ir al aeropuerto, la cuestión era a cuál ¿a Gimpo? O ¿Icheon? Si se equivocaba lo perdería. Se levanto pero de nuevo sintió ese mareo, la cabeza le punzaba demasiado fuerte, se recargó un poco en la pared y se detestó por ser tan débil, por no seguir las indicaciones del médico; fue ahí donde se dio cuenta que sangraba, con la manga se trato de limpiar, logrando así el efecto contrario. El dolor era tan intenso que la vista se le nublo por un momento, parpadeó, las puertas del elevador se abrieron y ahí estaba él, parpadeó de nuevo, el dolor arremetía más fuerte… no sabía si lo estaba imaginando…

Seunghyun casi llegaba a su destino cuando noto lo que había olvidado: las escrituras del apartamento, con molestia emprendió el camino de regreso, eso le restaba tiempo, ya no podría visitar los lugares de los cuales quería despedirse, quizá sea mejor así, de esa manera no se atormentaría el mismo. Estaba tan absorto en sus propios pensamientos que no noto nada fuera de lo común cuando llego a su edificio, simplemente entro, subió al elevador y al abrirse la puerta lo vio. Frente a la puerta de su apartamento se encontraba aquel con el que tantas noches había soñado.

– Aunque pase el tiempo aquí te esperare, no me importa que me digan loco con tal de acariciar de nuevo tu rostro – dijo Jiyong en un susurro audible al que creía producto de su imaginación.

El mayor estaba tan sorprendido de verlo ahí, pero aún más por el aspecto que el pequeño presentaba, la cara sucia de tanto llorar y manchada de sangre ¿sangre? Podía notar como brotaba un poco de una herida que tenía en la cabeza. Sus ojos se encontraron y pudo ver en los ojos de Ji que aun sentía amor, amor que el suave susurro de sus palabras le confirmo. Ji levanto la mano como queriéndolo tocar, dio un paso con dificultad y tropezó, estuvo a punto de caer de no ser por unos brazos fuertes que lo sostuvieron.

– Ji… – dijo Seung. La ronca voz del mayor y sus cálidos y fuertes brazos le indicaron al otro que no se trataba de una alucinación, que era real, que él estaba ahí.

– Te amo… – soltó al fin, con una sonrisa mientras acariciaba su mejilla y, por primera vez las lágrimas en los ojos de ambos no expresaban tristeza o amargura, eran de felicidad… de amor.

Se besaron ahí, frente a la puerta del apartamento, ahí con ese aspecto tan deplorable que presentaba el menor, pero que a ninguno de los dos les importaba realmente, pues habían esperado largos meses para poder hacer lo que ahora hacían. Lentamente el dolor en Ji fue remitiendo, y solo se separó de Seung cuando la falta de aire se hizo presente. Se hubieran perdido uno en la mirada del otro de no ser porque el mayor recordó la herida del pequeño, lo levanto en brazos, Ji se sostuvo del cuello del otro y de esta manera atravesaron el umbral de su apartamento. Suavemente lo recostó en el sillón, mientras buscaba algunas gasas y agua oxigenada para limpiar la herida.

– ¿Cómo fue que te hiciste esto? – dijo el mayor mientras limpiaba la herida y la cara del menor.

– Ahmmm… yo… no sé exactamente – dijo Ji, pero la mirada inquisidora del mayor lo obligo a continuar – iba caminando hacia mi estudio cuando sentí un leve mareo y después desperté en el hospital – no lo miraba los ojos, pero aún así sentía la presión que seguía ejerciendo – el médico dijo que fue por una descompensación alimenticia y falta de descanso – admitió. El rostro de Seunghyun expresaba molestia a cada palabra que pronunciaba, pero no enfadado con el otro, sino más bien consigo mismo por no notar que su pequeño estaba tan mal. – ¿Y las tuyas? – preguntó sacándolo de sus pensamientos.

Jiyong no había pasado desapercibido los vendajes que traía en las manos. Con los ojos recorrió el lugar y encontró el motivo. Ahí en una blanca pared estaba la evidencia de que los puños de Seunghyung se estrellaron tantas veces hasta abrirse y manchar de carmín el lugar. No espero respuesta, ya que conocía perfectamente al otro como para saber que no le diría nada. Tomo su rostro de nuevo y lo beso. Tanto habían esperado por ese momento y ahora no tenían tiempo, el avión que lo llevaría a su nuevo destino salía por la tarde, y no por la mañana como le habían informando a Jiyong.

– Te amo – le repitió el pequeño – te amo, pero no puedo exigirte que te quedes a mi lado. Es una gran oportunidad para seguir creciendo… – el panorama de la pronta separación asusto al mayor. Si Jiyong le pedía que se quedara lo haría, de eso no tenía duda, pero el pequeño no estaba haciendo eso, sino que lo invitaba a volar.

– ¿Y si no quiero marcharme? – repuso. El brillo en la mirada de Ji surgió con más fuerza.

– Si no vas, no tendré excusa para visitar New York. Y no podre comprar ropa, accesorios y…

– Shhhh! Hablas demasiado – le dijo sonriendo Seung poniendo un dedo en los labios de Ji – Iremos a NY cuando tú estés listo para partir.

Lo decidió así, sus planes de irse seguían en marcha, comenzaría de nuevo, se marcharía lejos, pero no iría solo, lo más importante en su vida había regresado a él: Jiyong, y ahora ambos emprenderían una nueva aventura, no sabía lo que el destino les depararía, pero estaba seguro que lo enfrentarían juntos.

 

“Nos acabamos de mudar, el departamento es espacioso... quizá debí traer más cosas. Seunghyun sigue acomodando por eso yo le preparo una bebida, estos tres días han sido una fatiga total. Lo bueno es que ya está casi listo, y digo casi porque no he terminado de desempacar. Pero soy muy feliz de estar aquí con él… Siento como sus brazos me toman por detrás, mientras él recarga su barbilla en mi hombro.

– ¡vamos, vamos! – le dijo y me separo de él – aún no hemos terminado y estas todo sudado – le doy la bebida, él me mira con una expresión de cachorrito regañado, realmente no puedo resistirme a eso. Le sonrió y lo abrazo por el cuello atrapando sus labios en un beso… me toma por la cintura fuertemente atrayéndome más a su cuerpo… con un impulso me levanta y yo enredo inmediatamente mis piernas en sus caderas…

De alguna manera hemos llegado a la habitación, a veces me sorprende lo hábil que es para algunas cosas este hombre, por eso lo amo… comienza a quitarme la ropa y yo no tardo en quitarle la suya… nos necesitamos… me pega a su cuerpo de nuevo… puedo sentir lo ardiente de su piel, quiero fundirme con él… me toma en brazos y me lleva a la ducha… sonrió, toma en serio el comentario de estar muy sudado… siento el agua tibia correr por nuestros cuerpos, pero su cuerpo sigue ardiendo, es fuego…

Comienza a besar mi cuello, detrás de mi oreja… – ahhh – sabe que ese es un punto muy sensible para mí… sus manos que seguían aferradas a mi cintura ahora circulan por mi piel, erizándola por completo, sin importar el agua tibia ni la temperatura de su cuerpo… siempre es así, ahí donde él toca, una descarga de energía recorre mi piel… una parte de mi está despertando, mientras puedo sentir que la suya ya está completamente despierta…

– ¡Ahhhh! – se escapa de mi boca al sentir sus labios muy cerca de mi entrepierna, besando aquí y allá por mis muslos… las piernas me tiemblan… no puedo controlarlas… le deseo… lentamente toma mi miembro y lo introduce a su boca… – ¡Nhhhhhhhh! – caliente, muy caliente… siento que no resistiré mucho más… Efectivamente, terminé soltando mi escancia en su boca… tragó… me besa y degusto mi propio sabor en sus labios…

– Ven –dice – no me puedo concentrar aquí – susurra en mi oído. Me vi envuelto en una gran toalla y arrastrado hacia la gran cama que tenemos. Su cuerpo sobre mí, me incita de nuevo… lo siento tan duro que pronto yo estoy igual…

Está tan desesperado como yo por ser uno solo, que se introduce dentro de mí sin previo aviso, lentamente… puedo sentir cómo va abriéndose camino dentro de mí… – ¡Nhhh! – le escucho gemir… el dolor se mezcla con el placer de estar así, ser uno…

Es tierno conmigo, se detuvo, esperando a que me acostumbrara, me besa el cuello, el pecho, acaricia mis pezones, besa de vuelta mis labios, me mira, le sonrío de manera que entienda que puede continuar… suave, despacio…

– Nhhhhh – soltamos con cada movimiento que hace… dentro… fuera…

– M-mas ra-api-i-do tu ritmo me está matando – le digo… más fuerte… me sostengo de su espalda… me gusta – ¡Aahhhhhhhh! – tocá un punto vital que manda una descarga a todo mi cuerpo que me hace vibrar – ¡Nhhhhhhhh! ¡Ahí! – grito de placer pidiendo más y más…

– ¡Ahhhh! ¡Ji! – sí, gime mi nombre, hazlo de nuevo, una y otra vez, dilo… – ¡Nhhhh! ¡Ji, me encantas! – empiezas a embestirme con más fuerza, dando siempre en el punto… con su mano toma mi miembro y lo masajea al compás que lleva… mis músculos comienzan a tensarse, me correré pronto… le clavo las uñas en la espalda por puro placer, veo como se arquea disfrutando también de aquello…

– ¡Ahh! ¡Seunghyuuuuun! – digo antes de expulsar mi semen por segunda vez… arremete contra mí una, dos veces más…

– ¡Nhhhhhhh! – siento un flujo de calor ahí donde deja tu semilla… me siento muy dichoso de tenerlo… – Te amo – me dice mientras se tumbas sobre mi… lo beso en respuesta…

– Yo también te amo – le digo cuando nos separamos – ¿Cuánto me quieres? – digo atrapando sus labios nuevamente…

– ¿Cuánto te quiero? – en realidad no espero contestación, ya la sé, pero me gusta ver su mirada cada que pregunto, en ella está la respuesta… – Te quiero siempre amor… Te querré siempre mi amor…”


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