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martes, 15 de octubre de 2013

SIEMPRE: CAPITULO 7


– ¿Hola? – insistía Seungri. Una respiración agitada se escuchaba al otro lado – ¿hola? – nadie respondía, después el claro sonido de la conversación cortada salía del auricular – vaya, a estas horas y jugando ¿Qué no tienen respeto por los demás?

“Me encuentro caminando sombre un risco junto al mar, puedo sentir la brisa acariciándome la cara… a lo lejos veo un barco con velas blancas, olas de color dorado balancean de un lado al otro al navío, el sol se terminará de poner antes de que toque tierra. Estoy esperando con ansias a que llegue, he esperado por mucho tiempo, he esperado por ti…

El naranja-dorado de la puesta de sol ha dado paso al espejo perlado que refleja la luna, por fin, por fin ha arribado, por fin te podré abrazar, aspirar tu aroma, te he extrañado tanto…

Espero que bajes, de entre tantas personas te puedo distinguir desde lo lejos. Te saludo con la mano, pero no me ves, no importa, ya falta poco para poder estrecharte y que tú me envuelvas en tus brazos…

Estas tan cerca, te sonrío, pero aún así no me ves… – ¿Seunghyun? – Tampoco me escuchas… veo como sigues tu camino, pero yo estoy justo frente a ti – Seunghyun – trato de tomarte del brazo pero no puedo algo me lo impide… veo como me das la espalda, alejándote cada vez más…

– ¡Seunghyun! ¡Seunghyun no te vayas!  – grito – ¡Seunghyun no me dejes! – suplico, lagrimas comienzan a salir de mis ojos, por favor no me abandones, no te vayas….”

– ¡Seunghyun no te vayas! – gritó Jiyong, haciendo que su propia voz lo despertara. Sostenía una mano en el aire mientras el llanto salía sin poder ser controlado. Su subconsciente le reveló en forma de sueños lo que su corazón quería.

La madrugada comenzaba a clarear, pronto amanecería, pero Jiyong no tenía tiempo que perder, no, ya había perdido demasiado por orgullo, si no se apresuraba lo perdería todo… perdería al amor de su vida…

Salió sigilosamente del apartamento, pues Seungri dormía apaciblemente en un sillón de la sala, al verlo ahí lo cubrió bien con una manta, le estaba muy agradecido que hubiera cuidado de él – gracias – le susurro mientras depositaba un beso en su frente. Le tenía mucho cariño, lo quería como si fuera su hermano menor. Tomo las llaves de su auto y salió cerrando cuidadosamente la puerta, aunque esta hizo un ligero chasquido al cerrarse.

– Suerte – susurraba el maknae que había estado atento a todo lo que Ji hizo, solo había cerrado los ojos fingiendo que estaba dormido para que el mayor pudiera salir tranquilamente del apartamento. No negaba que le dolía, pero era un sentimiento confuso ahora, sabía que lo mejor para Jiyong era estar al lado de Seunghyun y viceversa, siempre lo supo solo que no había querido aceptarlo. Ellos eran ese tipo de personas predestinadas, que se encontraran una y otra vez, cada vez que renazcan se buscaran hasta encontrarse porque son la misma alma.

“Vamos, vamos, deprisa… no quiero perderlo” Jiyong manejaba a toda velocidad en dirección de su antiguo apartamento, ese donde vivía con Seunghyung, de ese donde había huido abandonando al mayor… “Por favor no me abandones… no me dejes… no te vayas a donde no podre verte…” para cualquiera sería sencillo esperar uno tal vez dos años, pero no para Jiyong, sabía que si lo dejaba marchar nada volvería, todo se perdería, su relación, su amor, él mismo. Necesitaba del mayor como los peces el agua, no quizá más que eso, sentía como su alma se había ido fragmentando poco a poco sin él.

Mientras conducía a su mente volvían los bellos momentos que pasaron juntos… “En aquel entonces éramos así, entre nosotros todo era claro y puro…” si, como todas las parejas tuvieron sus altibajos, pero ellos no supieron cómo superarlos, no, demasiado orgullosos para admitir sus errores… “Al principio todo era amor, entonces ¿por qué hicimos eso a pesar de que lo sabíamos?...” ¿Por qué se separaron? Esa era la pregunta que rondaba en su cabeza todas las noches, sí, por problemas dirían, pero ¿eran sus problemas más grandes que su amor? No, no era así, se habían separado por tontos y, si dejaba pasar más tiempo el amor se iría extinguiendo… “como el anillo en una mano perdiendo su brillo…” no, no dejaría que eso sucediera. Por esa razón conducía rápidamente atravesando la ciudad… “los recuerdos que tengo contigo pensé que iban a ser siempre buenos, aunque lo odio, solo quedan las heridas y los malentendidos sin resolver…”  no, no permitiría que los malos recuerdos empañaran su relación, no, eso había sido así hasta ayer, pero no hoy, ahora tenían que resolver sus problemas… “El tiempo en el que peleábamos y discutíamos, era mejor que el ahora… te echo de menos…” Si, ahora lo entendía, ¿cómo pudo dejar pasar tantos meses sin decir nada solo por orgullo? Se lo tragaría ahora, y si por error no lo detenía se ahogaría en su propia vanidad…  “Seunghyun… Seunghyun… ¡Seunghyun!”

El sol había terminado de salir, según YG el avión de TOP saldría por la mañana, así que si se apresuraba estaría a tiempo de encontrarlo aún en su apartamento. Miro con furia su reloj, no contaba con los mañaneros trabajadores, ni con que el tránsito que se armaba a esa hora de la mañana. En su desesperación se arranco los vendajes, sin siquiera inmutarse. Tocaba el claxon exasperadamente en cada esquina que se detenía. Como un loco manejaba más allá del límite permitido, hasta que llegó a su destino. Estaciono su auto y bajo apresuradamente, pulso el botón del elevador pero  este tardaba lo que a él le parecía una eternidad. Al final opto por subir corriendo las escaleras.

A la mitad de recorrido se sentía un poco mareado, pero eso no detuvo, siguió subiendo. Corrió por el pasillo hasta llegar a la puerta de su antiguo departamento, rebusco en su cuerpo las llaves, pero luego recordó que las dejo el día que fue a recoger sus cosas “¡Maldición!”  Toco el timbre una, dos, tres veces… nada… toco de nuevo… nada… comenzó a aporrear la puerta…

– Seunghyun – decía fuertemente mientras golpeaba la puerta – ¡Seunghyun! – gritó – ¡Seunghyun! – gritaba mas fuerte intentando derribar la puerta con su frágil cuerpo. Ni siquiera noto cuando un hilillo de sangre le recorría la cabeza hasta bajar por sus mejillas, pues con el esfuerzo la herida se había abierto de nuevo – Seunghyun – como si las fuerzas se le hubiesen ido, dejo de intentar derribar la puerta, y ahora le daba golpes secos con el puño – Seunghyun – tanto su voz como sus golpes se hacían cada vez más débiles – Se-e-ung – la voz se le quebró y dejo salir todas sus frustraciones.

Había llegado tarde, Seunghyun se había marchado… se dejo caer ahí frente a la puerta mientras el llanto salía sin control...

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